Las últimas huellas de las tropas de Aysén

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LATERCERA Sábado 13 de diciembre de 2014
Nacional
El avance de los caminos en la Patagonia
trajo consigo la paulatina desaparición
de las cuadrillas de arreo de ganado, las
que tardaban hasta meses en sus
travesías. Por Claudio Cerda, Coyhaique
Las últimas
huellas de
las tropas de
Aysén
L
AS habituales tropas
-o cuadrillas de arreo
de ganado- de
Aysén, podían tardar meses en llegar a
su lugar de destino,
en medio de duras y
frías jornadas. Pero con el paso del
tiempo esta actividad se ha ido apagando ante el avance progresivo de
las rutas y caminos en la región.
Vestidos a la usanza gauchesca, y
acompañados de sus infaltables perros guías, los troperos y las manadas solían avanzar a paso lento por
las “huellas” o sendas de penetración que se internaban por acantilados, vadeando ríos y sorteando
una enmarañada naturaleza que a
muchos les costó la vida.
“El tema de las tropas tenía que
ver con las lejanías y el traslado de
los animales desde los centros de
producción de los campos a los lugares de venta”, explica Manuel
Guzmán, presidente de Faga, entidad que representa unas 12 organizaciones de agricultura familiar campesina en Aysén. “Cada
vez se ven menos. Los accesos están mejorando y ahora los caminos llegan a lugares más apartados. Además, en la zona centro
de la región las tropas ya no están
permitidas en caminos asfaltados”, agrega.
La XI Región cuenta hoy con una
red vial de unos 3.150 kilómetros,
de los cuales unos 1.080 corresponden a la Carretera Austral,
hasta Puerto Yungay, antesala de
los 100 kilómetros que la separan
de Villa O’Higgins, extremo sur de
la región.
Este panorama poco tiene que
ver con el que enfrentaron los colonos y pioneros, de los que se considera que cerca de un 70% se dedicó a la agricultura y ganadería
RR Los arrieros deben enfrentar la dura geografía de la Región de Aysén. FOTO: FELIPE KLEIN
tras intensificar su asentamiento
en la zona en la primera mitad del
siglo XX. “No había caminos y los
animales prácticamente desfilaban de dos o a tres en filas inmensamente largas, que podían ser de
varios kilómetros. Una de las tropas más grandes que alcancé a ver
fue una de 2.500 animales”, recuerda Teresa Catalán en Cochrane, cuyo abuelo murió de una enfermedad pulmonar tras duras jornadas de arreo.
Las fuertes ventiscas, lluvias y
nevazones, en jornadas a caballo
que podían superar las 12 horas, se
convirtieron en duros retos para
troperos que pernoctaban a la intemperie y con sus aperos de montura como implementos para dormir. “La mayor masa ganadera se
dirigía al Lago O’Higgins. Había
que cruzar en lancha y demoraba
mucho. A partir de abril, además
de los días de arreo, había que pelear con la nieve y abrirse paso
con picotas en caminos malos. Era
muy riesgoso y muchos de ellos
podían morir en la Cordillera”, rememora René Guzmán, quien tropeó en los años ochenta desde la
lejana Villa O’Higgins.
Según los Formularios de Movimiento Animal entregados al SAG
Aysén por los usuarios, en 2009 se
registraron 16.717 traslados en medios de transporte, cifra que ascendió a 89.082 en 2010. En lo que va
de este año la cifra supera los 65 mil
animales.
La tarifa para carga en camiones
-en los que se evita la pérdida de
peso del animal por los días de
arreo- puede llegar a $ 1.800 por kilómetro, en una región en que los
trayectos entre una y otra localidad
supera los 100 kilómetros, en promedio. Por esta razón, pequeños
agricultores sostienen la necesidad
RR Los troperos enfrentaban jornadas diarias de hasta 12 horas cabalgando. FOTO: INDAP
de extender los subsidios a los traslados de ganado.
En opinión de campesinos, en el
retroceso de las tropas han incidido la eventual disminución de masa
ganadera –el último censo agropecuario de 2007 cifraba en 193 mil las
cabezas de bovino-; la reducción de
las extensiones de campos, con la
consiguiente menor disposición de
forraje, más la extensión de ferias
regionales en la zona sur y norte de
la región como alternativa a la tradicional feria de Coyhaique para
negociar el ganado.
Sin embargo, el progresivo desarrollo también ha alterado otras
arraigadas costumbres en las estancias ganaderas. “Desde los 14 a
Cerca del 70% de colonos
y pioneros se dedicó a la
agricultura y ganadería
Durante 2014, más de 65
mil animales han sido
trasladados en medios de
transporte en Aysén.
Los troperos dormían a la
intemperie y se protegían
solo con sus aperos.
los 22 años participé en el arreo de
animales que hacía mi abuelo (…) y
se ha ido perdiendo esa parte linda
del arreo del ganado. Antes, además, había gente que capaba a
mano, con cuchillos. Gente que capaba los ovinos hasta con los dientes. Ahora se ocupan otras técnicas,
como el enmasculador”, explica
Felipe Klein, descendiente de inmigrantes españoles en Coyhaique.
Hoy, en Aysén el tropeo de ganado se emplea principalmente para
el traslado de animales en los períodos denominados de invernadaveranada, que consiste en aguardar
la temporada estival para llevar a
los animales a zonas de pastoreos libres de nieve.b
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