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LA ERMITA DE MONSERRATE
Atalaya
de Matanzas
Casi inadvertida desde la cercana Vía Blanca, se yergue
una remozada capilla que hoy constituye punto cimero
de la capital matancera y atracción por su historia y entorno
Texto y fotos: JOSÉ DOS SANTOS L.
A
los amantes de la música tradicional cubana, las Alturas de
Simpson les son familiares por
el danzón de Miguel Faílde. Para los
matanceros, adicionalmente, significan
hoy lugar de recreo y entorno perfecto
para admirar un hermoso paisaje.
Allí está enclavada una sencilla capilla llena de historia, que trasciende
creencias religiosas, y da nombre a
ese elevado punto geográfico, desde
el que se domina el exuberante valle
de Yumurí, por un lado, y la ciudad con
su amplia bahía, por el otro.
La Ermita fue inaugurada el 8 de
diciembre de 1875, cuando la Sociedad
Catalana de Matanzas, fundada tres
años antes, la convirtió en lugar de peregrinación y sitio para mantener costumbres como la Fiesta de la Colla.
Los catalanes de entonces eran
muy emprendedores, a pesar de que
en 1871 era solo un 8.4 por ciento la
población de origen español en Matanzas, la llamada Atenas de Cuba. Su
primera fiesta en esos parajes data de
ese año, a la que –según historiadores– concurrieron 10 mil personas,
La Ermita de Monserrate con la representación de las cuatro provincias catalanas.
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El valle de Yumurí, lleno de leyendas
y bellezas naturales.
una cifra notable para la época. Desde aquella fecha, las Alturas pasaron
a conocerse como Monserrat, en honor a la Patrona de Cataluña.
La construcción de estilo neoclásico colonial, erigida en el potrero de
María Alonso de Armas, ha devenido
lugar muy visitado, y a cuyas espaldas hoy se desarrollan diversas acciones recreativas en un ámbito con
paisajes que forman uno de sus más
preciados tesoros.
La imagen que preside su interior,
obra de Juan Roig y Soler, fue tallada
en boj, con un tamaño semejante a la
que se encuentra en el Monasterio de
Cataluña que lleva su nombre.
Un resumen de su valor histórico
lo dio el investigador matancero Ernesto Chávez al señalar que “las Alturas de Simpson, muy próximas a la
ciudad de Matanzas, con su cima estrecha y alargada […] y desde donde
se observa un paisaje de una belleza
indescriptible […] evocaron a los catalanes su montaña de Monserrat, en
la lejana Cataluña”.
De ser un lugar festivo en el pasado lejano lo atestigua, en edición del 6
de diciembre de 1887, el periódico La
Aurora del Yumurí cuando vaticinó
que “aquella explanada representará,
metafóricamente hablando, un mar
de personas de distintos sexos y clases serpenteando, moviéndose, agitándose como una ola inmensa que no
tuviera orilla donde estrellarse”.
Ernesto Chávez, en su libro La
Fiesta catalana, describió: “Con los
años, las Alturas […] presentaban
un cuadro indescriptible: numerosas tiendas de campaña adornadas
con banderas y estandartes, con inscripciones alegóricas a las romerías
y los escudos de distintas provincias
convertían aquellos parajes campestres en una especie de arrabal
español”.
Ya por entonces, en aquellas fiestas se bailaba lo mismo el pasodoble
que bailes cubanos, como la danza y
el danzón.
En 1938 llegó la electricidad a
Monserrate y el salón de bailes era
alquilado para almuerzos por instituciones sociales, religiosas y escolares.
Se continuaban organizando romerías pero la entrada al lugar había que
pagarla. En este período se constru2 de septiembre de 2016
yeron servicios sanitarios y parques
de recreo.
Los historiadores consignan que a
finales de la década del 40 comenzó la
decadencia de las verbenas y las
obras de restauración y mantenimiento se hicieron mínimas. En la del
50 las romerías dejaron de ser oficiales. Ya en 1959 estas festividades no
se llevaban a cabo. A partir del año
1981, como parte de las actividades
por la semana de la cultura, se retomaron los festejos.
Tesoro cultural
El edificio es un inmueble con valor histórico y arquitectónico. Según
documentos, “su arquitectura pertenece al orden dórico […] La fachada,
con una puerta central, está coronada con un segundo cuerpo en forma
de arte cuadrangular sobre la cual se
eleva una especie de tímpano rodeado de una baranda de hierro, donde
fue colocada una campana y rematado con una cruz y pararrayos”.
La Ermita forma parte del Patrimonio Cultural Tangible inmueble, así
reconocido de hecho por el Decreto
55 de la ley 23 de 1979.
Adicional a los elementos culturales, sociales y religiosos que allí se
desarrollaron, también le da relevancia que, en sus cercanías, el valle de
Yumurí constituye “un sitio con formaciones geológicas, geográficas y
biológicas” de importancia, además
El cartel que preside
el ranchón El Valle,
explica la existencia
de tan señalado sitio
de la geografía
matancera.
de haberse detectado en el sitio vestigios de cultura aborigen.
Actualidad
“Para que a la Ermita de Monserrate
no le falten sus cuatro esculturas” titulaba un artículo el periódico Girón,
en 1987; reclamo para preservar
obras colocadas el 9 de noviembre de
1886 en la entrada de la Ermita, representando a las provincias catala-
Desde la acogedora instalación, restaurada y con ofertas accesibles al bolsillo medio,
se aprecia la hermosa naturaleza.
Año 108/No. 18
nas: Lérida, Barcelona, Tarragona y
Gerona. Ellas habían desaparecido
del sitio y, con el concurso de escultores, e inspirados en fotos de las originales, volvieron a ocupar su lugar
histórico.
Era una primera alerta que se repetiría hasta que el gobierno provincial, financiado por la corporación
Cimex, enfrentó su reconstrucción y
la de su entorno para convertir el lugar en un complejo recreativo, cultural y turístico.
Se propusieron –y lograron– que
los visitantes hagan un recorrido hasta la iglesia y sus interiores, incluyendo un nuevo mirador para observar
el valle de Yumurí y la ciudad de Matanzas (valle de San Juan). También
allí se venden postales con paisajes
cubanos y plaquetes y libros con temática matancera.
En el nuevo ranchón fueron
mejoradas las ofertas con bebidas y
comida criolla, con la presencia de
tríos, un órgano y un grupo de jóvenes músicos que interpretan danzón,
danzonete y la danza como en los
tiempos de la fundación.
Se ha logrado, hasta el momento de
la visita de BOHEMIA, la limpieza y
embellecimiento tanto de las áreas
verdes y las que animan a darle un vistazo al Yumurí. Todo ello se aprecia en
las gráficas tomadas al finalizar 2015,
que hacen de esa atalaya matancera
un lugar digno de visitar.
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