Historia de OPPHLA Este año celebramos con orgullo y mucha alegría nuestra mayoría de edad. Nosotros, OPPHLA, la Organización Puertorriqueña de Patología del Habla Lenguaje y Audiología cumplimos 30 años de existencia. Es momento oportuno para hacer un poco de historia. Se cuenta que desde la década de los cincuenta ya había en Puerto Rico patólogas del habla‐ lenguaje que recibieron su educación en Estados Unidos. En la década de los sesenta había aumentado el número de estos profesionales a aproximadamente una docena. Ellos se unieron y formaron lo que se llamó la Asociación Puertorriqueña de Patología del Habla, Lenguaje y Audiología, conocida como APPHLA. Algunas de las personas que pertenecieron a dicha Asociación son las compañeras, Gloria Bueno, Anina Vivaldi, Iris Piñeiro, Eda Acosta, Edna González, Rosa Viñerola, “Mrs. García”, Rosa Vázquez y la Dra. Cruz A. Cancel. Para el 1967, se funda la Escuela de Patología del Habla‐ Lenguaje y Audiología en Puerto Rico, bajo la dirección de la Dra. Cruz A. Cancel y como Rector del Recinto de Ciencias Medicas el Dr. Nigaglionni. Los profesores que ofrecían los cursos eran contratados de Estados Unidos. En 1971, se graduó la primera clase. En la misma lograron el sueño anhelado veintitrés graduados. Los profesionales se graduaban con diferentes áreas de especialidad, entre ellas, Audiología, Patología del Habla, Patología del Lenguaje, Patología del Habla‐Lenguaje y Habilitadores de Sordos. Entre el 1972 y el 1973, surge la Organización de Habla, Lenguaje y Audiología, OHLA, la cual formaron los graduandos de la Escuela de Patología del Habla‐Lenguaje y Audiología. La existencia de dos organi‐zaciones profesionales en un país que contaba con un número tan reducido de profesionales, no era una práctica saludable ni avalada por la American Speech and Hearing Association (ASHA). A los fines de lograr una unión, una representación de ambas organizaciones se dio a la tarea de realizar varias reuniones entre los años 1973 y 1975. Finalmente, en 1976 se logró la tan deseada unión, bajo la presidencia de Flor Ossorio. Como parte del proceso se cambio el nombre en lo que se conoce como la Organización Puertorriqueña de Patología del Habla‐Lenguaje y Audiología (OPPHLA). La American Speech and Hearing Association (ASHA), bajo la presidencia de Kenneth Johnson, envió una carta a OPPHLA felicitándoles por haber logrado esta unión (Ver Anejo). La primera presidenta de la nueva organización fue la Dra. Patsy Martínez. Comenzaron a trabajar ardientemente las nuevas y renovadas fuerzas y de inmediato se propusieron realizar dos titánicas tareas. La primera tarea fue incorporar la organización como una sin fines de lucro en el Departamento de Estado; y la segunda fue conseguir la licenciatura y la colegiación. Parece historia reciente, pero la tan y tan mencionada colegiación se está estudiando desde nuestros inicios. Solamente quienes vivieron esos momentos pueden dar fe de los esfuerzos truncados y desvalorados. Los libros de actas, las copias, los sobres de cartas,... en resumen, todo lo que contiene una oficina, se cargaba en cajas en los baúles de los autos. Si mucho era el esfuerzo que había que hacer, muchísimo más era el ánimo y el entusiasmo que prevalecía. Algunos de los miembros de la directiva prestaron sus baúles como archivos provisionales, muchas de sus casas se convirtieron en la oficina temporera de la organización, y algunos cónyuges se hicieron parte “ad‐hoc” de la directiva. En el 1977 se logró la tan ansiada incorporación. Logramos ser una organización debidamente reconocida. Aún nos restan otras metas por cumplir. Muchos han sido los compañeros que han puesto sus manos en el arado. Ellos son: Daisy Tomassini (78‐80), Nydia Santiago (80‐82), Sandra Mattos (82‐84), Lucy Figueroa (84‐85), Nelly Torres (85‐86), Ada Zoraida López (86‐87), María Bustillo (87‐90), Annie Ramos (90‐91), Mayra Cabrera (91‐95), Soraya Chelleuite (93‐94), Suzzette Ruitort (94‐96), Alvin Millán (96‐98), Iris Mañosa(2003‐2004), Calimar Morales (2004‐ 2005) y Carmen Hernández (2005‐2007) Al filo de nuestra adolescencia, bajo la presidencia de Sandra Mattos, agudizamos nuestra batalla ante la Cámara, el Senado y hasta la Fortaleza para lograr nuestra licenciatura. Muchos fueron los compañeros y compañeras que se amanecieron literalmente en los pasillos de la Cámara y del Senado de Puerto Rico ante la fiera batalla por nuestra licenciatura. Cómo molestaba que nos dijeran “por ahí vienen las nenas” en tono burlón y luego nos colgaran el proyecto. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos ante‐proyectos hubo que defender, cuántos nos engavetaron y a cuántos les dieron el famoso veto de bolsillo. El 3 de junio de 1983 se firmó el proyecto de ley que diera comienzo a nuestra tan luchada y soñada licenciatura. Con licencia en mano, se comenzó la batalla por ser una Organización debidamente cualificada para ofrecer cursos de Educación Contínua. Tuvimos que modificar nuestros estilos de trabajo dentro del Comité de Educación Continua. Los conferenciantes debían entregar bosquejos de sus conferencias, y comenzamos a pagarles lo que ellos merecían, lo que aumentó el costo de dichas conferencias. En los comienzos, a la Convención asistían una docena de socios, y se celebraban en restaurantes. Al crecer la matricula, se comenzó a celebrar la Convención en hoteles. La situación económica no permitía el lujo de alquilar plantas, equipo audiovisual ni tener una habitación para el material de trabajo. Muchas veces se cargaron las plantas de la casa para decorar un salón el día de la Convención. En 30 años hemos crecido en muchos aspectos. Hoy día tenemos una organización activa, con una Revista profesional que nos llena de orgullo. Contamos con varios Comités que luchan por lograr nuestras metas. Hemos logrado una matricula que sobrepasa los trescientos socios activos. HEMOS CRECIDO. En filo hacia el Siglo XXI celebremos 30 años de existencia. Reflexionemos sobre los retos, cambios y nuevas experiencias que nos ofrecerá el nuevo siglo. En esta tan importante celebración ratificamos el compromiso de dirigirnos hacia el Siglo XXI sabiendo que en nuestras manos está el luchar porque nuestra Organización pueda vivir una adultez plena. La información publicada en este artículo se obtuvo gracias a la información ofrecida por varios compañeros y compañeras de la profesión. A todos ustedes quienes colaboraron, Muchísimas gracias. Hilda N. Malavé, M.S. PHL. Organización Puertorriqueña de Patología del Habla‐Lenguaje y Audiologia Revista OPPPHLA: Volumen 17 ● NÚM. 2 AGOSTO ‐ DICIEMBRE 2000