Indemnizaciones sacrificio obligatorio animales

Consejería de Hacienda
Intervención General
PROCEDENCIA DE LA CONSULTA.- INTERVENCION TERRITORIAL DE SEGOVIA
CODIGO.- 25TSG/06/17
CUESTION PLANTEADA: Criterios para la determinación de la cuantía de las indemnizaciones
como consecuencia del sacrificio obligatorio de los animales objeto de programas nacionales de
erradicación de enfermedades ejecutados por la Comunidad Autónoma.
FECHA.- 18 de julio de 2006
CONTESTACION:
Las indemnizaciones por sacrificio obligatorio de animales encuentra su fundamento
legal en la Ley 8/2003, de 24 de abril, de Sanidad Animal, dictada por el Estado con el carácter
de normativa básica al amparo del artículo 149.1.13ª, 16ª y 23ª de la Constitución.
En relación con el sacrificio obligatorio de los animales y con el derecho a la percepción
de las correspondientes indemnizaciones, dispone su artículo 21.1 lo siguiente: “el sacrificio
obligatorio de los animales y, en su caso, la destrucción de los medios de producción que se
consideren contaminados dará lugar a la correspondiente indemnización por la autoridad
competente, en función de los baremos aprobados oficialmente y en la forma y condiciones
establecidos reglamentariamente”.
Para la determinación de la cuantía de las indemnizaciones como consecuencia del
sacrificio obligatorio de los animales objeto de programas nacionales de erradicación de
enfermedades, resultan de aplicación los Reales Decretos 1328/2000, de 7 de julio y 1473/2005,
de 9 de diciembre, en cuyos Anexos II se establecen los correspondientes baremos para el
ganado bovino en función de la edad del animal y de otras circunstancias en ellos consideradas.
Las mencionadas normas de carácter reglamentario, dictadas en virtud de la habilitación
contenida en la Disposición final quinta de la Ley 8/2003, gozan del mismo carácter básico que
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la Ley que desarrollan, amparándose en el artículo 149.1.16ª de la Constitución, que reserva al
Estado la competencia en materia de bases y coordinación general de la sanidad.
Según se expone en la consulta, el órgano gestor discrepa del criterio mantenido
inicialmente por la Intervención Territorial sobre el orden en que han de aplicarse los baremos
que se contienen en los distintos apartados del Anexo II de los Reales Decretos anteriormente
mencionados; en concreto, si deben aplicarse en el orden en el que están establecidos, como
mantiene la Intervención, o bien entendiendo que el apartado 3 -según el cual se puede llegar
hasta el 100% del valor de la indemnización- está subsumido en el apartado 1, que fija los
importes de las indemnizaciones en el 75% del valor establecido según la categoría del animal.
En función de ello, la posibilidad de incrementar la cuantía de la indemnización en un 10% para
el caso de aquellos propietarios que puedan acreditar su adhesión a una Agrupación de
Defensa Sanitaria tomaría como base un importe distinto, lo que evidentemente arrojaría una
indemnización final de diferente cuantía.
Cabe señalar que el órgano gestor apoya su criterio en un informe que al respecto le ha
sido remitido por la Subdirección General de Sanidad Animal del Ministerio de Agricultura.
A la vista de la normativa anteriormente referida y centrándonos en el Anexo II regulador
de las indemnizaciones por sacrificio obligatorio de ganado bovino en las que se concreta la
cuestión planteada, esta Intervención General comparte el criterio interpretativo de la
Intervención consultante. La aplicación sucesiva de los distintos apartados conduce a una
determinación lógica de la cuantía de las indemnizaciones, que se fundamenta, por un lado, en
el orden que la propia norma ha establecido y, por otro, en que la cuantía final de la
indemnización no pueda exceder, en cualquiera de los supuestos, del 100% del valor fijado en
función de la categoría del animal. Si el sentido de la indemnización es resarcir al propietario de
las pérdidas que el sacrificio de su ganado pueda ocasionarle, parece razonable que tal
finalidad debería quedar plenamente satisfecha abonándole íntegramente el valor de aquel. Por
tanto, dado que la interpretación literal de la norma no parece conducirnos a una finalidad no
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pretendida por la misma, no hay razón para forzar dicha interpretación. Si el orden de los
apartados 2 y 3 se invirtiese, el resultado final sería distinto y en tal caso estaríamos de acuerdo
con el órgano gestor en la determinación del importe de las indemnizaciones. Pero el orden
establecido en el RD 1328/2000 es el que es, y se ha mantenido en el RD 1473/2005 a pesar de
haber incorporado un nuevo apartado.
Expuesto lo anterior, hemos de tener presente que, como al principio se ha manifestado,
estamos ante normas de carácter básico cuyo desarrollo, coordinación e interpretación
corresponde al Estado. En uso de tales facultades de interpretación, la Subdirección General de
Sanidad Animal del Ministerio de Agricultura, a requerimiento del Servicio de Sanidad Animal de
Castilla y León, se ha manifestado mediante informe de fecha 8 de febrero de 2006,
concretando los criterios que deben regir la aplicación de los baremos para la determinación de
la cuantía de las indemnizaciones que en sus propias normas se han establecido.
Por lo tanto, con independencia de la interpretación avalada por esta Intervención
General, debe primar la realizada por el Ministerio de Agricultura, lo que permitirá la
homogeneidad y coordinación necesarias en el ámbito de aplicación de las normas comentadas.
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