La Arquitectura y su estética moderna

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La Arquitectura y
su estética
moderna
Natalia González Zaragoza
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INTRODUCCIÓN
A lo largo de este artículo hablaré de cómo han evolucionado los espacios
arquitectónicos hasta la actualidad, que arquitectos han sido pioneros en los
edificios modernos que contemplamos en la actualidad y que elementos
estructurales crearon para la nueva sociedad moderna.
La arquitectura junto con la escultura y la pintura han estado unidas durante
siglos en la historia del arte, siendo estas últimas dos tendencias o técnicas
dependientes de la arquitectura, pues se amoldaban a sus espacios vacíos y a
sus huecos. Fue con el inicio de las vanguardias donde cada una tomó
caminos distintos pero casi siempre elaborando lenguajes parecidos y en
consonancia con los manifiestos artísticos del momento.
En este artículo también se pretende establecer una conexión entre los inicios
de este arte y su actual situación y, sobre la necesidad de recuperar y revisar
algunas de las teorías, propuestas y estudios elaborados en la antigüedad;
pues la originalidad en todas sus facetas artísticas, es un término que proviene
exactamente de nuestros orígenes, y es ahí, donde hay que iniciar las nuevas
propuestas del arte.
LA ARQUITECTURA Y SU ESTETICA MODERNA
Sobre la capa terrestre, las construcciones de edificios, deberían aparecer,
como decía Goethe como “una música petrificada”. Quizá Goethe no se
imaginaba que la música alcanzaría una sonoridad tan vanguardista o
arriesgada, de modo que los edificios actuales si pueden ser el reflejo de esas
nuevas tendencias, si nos tomamos al pie de la letra la definición de Goethe.
Alejando las funciones de la música de las de la arquitectura, podemos definir
a las obras arquitectónicas como distintos volúmenes que encierran conceptos
de espacio. Toda edificación tiene que funcionar como espacio de cobijo para
el hombre, cerrando el espacio y volviendo el interior habitable.
Vitrubio, tratadista y arquitecto romano, describe a la arquitectura en su obra
cumbre “Los diez libros de la arquitectura”, del siguiente modo:-” toda
edificación debe comenzar dirigida por su futuro uso, ha de seguir determinada
por la solidez y firmeza de la construcción, y ha de concluir con un programa
significativo que dé sentido al edificio y al lugar donde se alza”-. Estas son las
reglas básicas de toda edificación, aunque si miramos a nuestro alrededor,
vemos que estas palabras no han sido trascendentes en la sociedad moderna.
En un principio, una de las construcciones básicas de la arquitectura fue la
construcción de casas. Pero, indudablemente, una ciudad no está llena de
casas, pues este edificio ha sido reemplazado por el piso y el rascacielos y está
prácticamente desapareciendo. En este futuro de pisos, centros comerciales,
centros de ocio y urbanizaciones no hay sitio para casas, un ejemplo está en la
película actual de Disney y Pixar, “Up”.
Como ejemplos de la arquitectura, que describe Vitrubio, nos quedan los
maravillosos templos de todas las civilizaciones, los palacios que encierran
jardines, como la Alhambra, ciudades que surgieron cerca de mares y ríos o
incrustadas en las rocas, como la ciudad de Cuenca. La arquitectura no
estandarizada, que no es cómplice de la rapidez y la comodidad absoluta del
hombre, ha quedado en la historia del pasado arquitectónico, al igual que el
virtuosismo de todo tipo de decoración (portadas de edificios, barandillas de
escaleras, techos...), y del empleo de elementos arquitectónicos como la
bóveda, el capitel o la ménsula. Parece difícil encontrar en la arquitectura
actual una función artística o significadora.
A finales del s.XIX y principios de s. XX, la arquitectura empezó un nuevo
camino, desligándose de las otras artes con las que compartía espacios, no
solo funcionales sino de contemplación, como eran la cerámica, la escultura y
la pintura. Incluso se consideraba a la arquitectura como lugar de cobijo de
estas artes, ganándose la asignación de arte preponderante sobre las demás.
Pero ya a finales del s.XIX, como dice Félix de Azúa,” se empezó a anunciar la
independencia de todas las artes visuales existentes, de modo que la pintura,
la escultura, la cerámica y la propia arquitectura se separaron para dirigir por
separado su particular orquesta de colores, volúmenes, objetos y espacios”.
Los elementos y estructuras arquitectónicas, antes del s. XX, más importantes
a lo largo de la historia del arte, han sido adaptados por el hombre a nuevos
proyectos, creando casi siempre una ruptura estética con anteriores estilos
pero, sin anular su protagonismo. Uno de los más antiguos sistemas de
construcción empleados por el hombre fue el muro y el dintel que dio nombre a
la arquitectura arquitrabada o porticada. La repetición de estas unidades
estructurales ha permitido el desarrollo de numerosos estilos arquitectónicos.
Las grandes civilizaciones como la egipcia, la cretense, griega y romana han
utilizado este sistema utilizando además pilastras, pilares, entablamentos,
tambores, frisos capiteles entre otros elementos.
Otro elemento arquitectónico y histórico de gran valor fue el uso del arco. Los
arcos más primitivos y sencillos se disponían en hilera con pequeñas piedras
planas, unas sobre otras, resultando una estructura en saledizo, segura y fácil
de construir, que goza de gran estabilidad. El arco de dovela fue propio de la
cultura clásica y para su construcción era necesario el empleo de la cimbra.
Conociendo la construcción del arco fue fácil pensar en la construcción de la
bóveda de cañón, que se puede definir como la consecución de arcos a lo largo
de un eje longitudinal.
La construcción mediante arcos y bóvedas fue muy usada en Sumeria y
Babilonia (5000 a. C) y tanto egipcios como griegos la utilizaron en
alcantarillados, casas pequeñas, almacenes y edificios similares. Los romanos
utilizaron el arco y la bóveda para casi todo, y en el s.III a. C, empieza a
usarse la bóveda de arista, la cual mejoró enormemente la iluminación interior.
Con los romanos cambia el concepto del destino de las grandes obras
arquitectónicas; dejan de estar al servicio de dioses o gobernantes para
dirigirse al bienestar colectivo. El Panteón fue durante diecinueve siglos el
edificio cubierto más grande sin columnas interiores. Esto se debe en parte a
que los romanos desarrollaron la tecnología del hormigón u obra de piedra
ahogada en argamasa: el opus caementicium.
El interés de los romanos por la geometría y las formas arqueadas dio origen a
las iglesias circulares o poligonales como La Minerva Médica, que es una
construcción decagonal con cúpula, donde se usa por vez primera la pechina.
Con la arquitectura bizantina, esencialmente religiosa y palaciega, surge otro
elemento arquitectónico, el tambor que, realza a la cúpula vista desde el
exterior, haciendo al edificio más esbelto, y permite que haya más luz en su
interior, al poder situar en él, ventanas o aberturas. La obra cumbre fue Santa
Sofía de Constantinopla.
El arco se hace apuntado por primera vez en el s.XII, el cual da mayor
verticalidad y resta importancia a los contrafuertes. La arquitectura gótica utilizó
un rico agrupamiento de estructuras arquitectónicas para lograr en sus edificios
alturas nunca antes soñadas, así que podemos nombrar a los arbotantes
situados al exterior con forma arqueada, las vidrieras que quitaron importancia
al muro, las gárgolas, muy utilizadas también en el románico que servían como
bocas de desagüe , las ricas nervaduras que nacían en los pilares para crear
en las bóvedas dibujos de gran belleza y la gran cantidad de tipos de arcos que
nacen como el carpanel o el mixtilíneo, entre otros elementos.
La cúpula fue desarrollada por los romanos después de ser inventada en
Oriente Medio. Sus modificaciones a lo largo de la historia, su decoración
exterior e interior, la sitúan como uno de los elementos visuales más
poderosos y bellos de la historia de la arquitectura. En el renacimiento se
adoptó la cúpula bizantina, que emplea pechinas para situarse sobre una
planta poligonal. El bello Tempietto de Bramante (1510) plasma la esencia del
renacimiento. La cúpula de Brunelleschi para la catedral de Florencia o la
cúpula de San Pedro en Roma de Miguel Ángel, se componían de un ramillete
de arcos o nervios de piedra que convergían en la clave.
En el s. XVII, se produjo una liberación contra los rígidos preceptos del
arquitecto romano y renacentista y aparece el barroco, con elementos más
fluidos y más movimiento. Hay una riqueza de formas en todos los elementos
de la arquitectura desde la planta del edificio (elípticas, mixtilíneas,…) el perfil
de la cornisa, las barandillas de las escaleras, la aparición de elementos
decorativos como el estípite o la columna salomónica entre otros.
En el s. XVIII y comienzos del s.XIX, con el romanticismo se trabaja con más
libertad que en el neoclasicismo que volvió a recuperar el estilo clásico. Con el
modernismo, y la aparición de nuevos materiales constructivos como el hierro y
el vidrio el arquitecto recupera la fascinación que presenta el combinar estos
nuevos materiales con los ya conocidos. Antonio Gaudí es el mejor ejemplo
que define una nueva arquitectura que combina, no sólo materiales diversos
(cerámicas, platos, hierro…), sino varios estilos, como el gótico, del que se
inspira para su iglesia, La Sagrada Familia. Paralelamente a Gaudí también
aparecen nuevos edificios en los que el muro es sustituido por el vidrio. La
combinación del vidrio y el hierro permitió aligerar el peso de las edificaciones y
aumentar su altura, surgen así los nuevos rascacielos y pisos.
Se erigen esqueletos de hierro y acero, que soportaran los muros, antes que la
construcción de paredes, suelos o tabiques. Willian de Baron Jenney fue un
innovador en este tipo de construcción.
Los nuevos brotes de la nueva arquitectura surgen en Alemania con la
Bauhaus, en Rusia con los constructivistas y en Roma con los racionalistas
italianos. Pero con la segunda guerra mundial se imponen los ideales de los
líderes fascistas y la mayoría de los arquitectos de esas nuevas tendencias se
marchan a EEUU.
Aparece Le Corbusier, que además de arquitecto es tratadista y modelo de
inspiración para jóvenes arquitectos, por sus altos ideales humanísticos del s.
XX. Sus diseños destacan por su modernismo funcional, su disposición
espacial y su finalidad utilitaria. Con él surge la ventana corrida y el uso de
pilotes en los bajos de los edificios.
Poco a poco los nuevos métodos de edificación, basados en empleo del hierro,
el vidrio y el acero así como el concepto de técnicas estandarizadas de
producción de masas, fueron dejando de lado a los anteriores elementos
arquitectónicos para basarse en una arquitectura basada en la pura geometría,
los grandes y gélidos espacios, elementos arquitectónicos estandarizados, sin
atisbo del detalle o ornamentación, a favor de la línea depurada y recta, la
esquina y el ángulo recto.
Los materiales como la piedra y el ladrillo van quedando al margen con la
utilización del hormigón armado, con el cual, se empiezan a cubrir con
caparazones o cúpulas a vastos espacios y complejas superficies. El arquitecto
italiano Pier Luigi Nervi, más ingeniero que arquitecto, lo empleó en el Estadio
cerrado de Roma, 1960.Aunque, quizá sea Buckminster Fuller, con sus cúpulas
geodésicas, el que ha creado cúpulas más modernas e innovadoras.
Con arquitectos como Mies Van der Rohe y Frank Lloyd Wright la arquitectura
se vuelve más geométrica y funcional con Van der Rohe, y en Wright más
cercana a las formas vivas. En ellos aparece todavía el esfuerzo de la
innovación a través de nuevas combinaciones de formas y materiales, pero
que, inevitablemente conducen a una arquitectura más preocupada en
simplificar espacios y formas y en anular el individualismo arquitectónico. Las
formas racionales y simplificadas se encuentran tanto en los espacios de un
aeropuerto, como en una urbanización o una biblioteca.
Quizá, la nueva arquitectura ha afectado incluso a los nuevos estudios en las
escuelas y universidades, en las que los saberes de Vitrubio han quedado en el
pasado y nada tiene que aportar al futuro arquitecto. En su lugar, se han
incorporado otros estudios de arquitectura, que como dice Félix de
Azua,”crean ingenieros del almacenamiento urbano. Porque así es nuestra
habitación del mundo”.
BIBLIOGRAFÍA:
Diccionario de las artes. Félix de Azúa. Editorial Planeta.
Historia de la Arquitectura del Renacimiento. Leonardo Benévolo. Editorial
Gustavo Gili.
Historia de la Arquitectura Moderna. Leonardo Benévolo. Editorial Gustavo Gili.
Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Kenneth Frampton.
Saber ver la arquitectura. Bruno Zevi. Editorial Apostrofe-Poseidón.
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