FILOSOFÍA

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FILOSOFÍA
¿Es necesario sustraer el orden político del dominio de la ética para demostrar el poder
de un gobierno que se opone a la voluntad general de los ciudadanos?
Llibert Aresté Saló
BI Nº: 000407/001
Tema: Pensamiento político
Nº Palabras: 2000
Bell-lloc del Pla
Curso 2011-2012
La necesidad de organizarse de los pueblos o naciones1 se ha concretado, en nuestra
época, en el Estado2. Esta unidad política puede presentarse, como ya estudiaron los
griegos, en formas diversas. Sin embargo, la mayoría de los estados contemporáneos se
presentan, justificadamente o no, como variantes del gobierno democrático o
representativo3 y este parece ser el ideal que la mayoría de las sociedades aspiran a
realizar.
Formado por las relaciones entre los ciudadanos y sus pactos bajo una ley y una
autoridad común, el Estado tiene, en principio, la función de procurar el bien común4 de
todos los ciudadanos mediante el poder y la autoridad. Sin embargo, el Estado presenta
una división entre el poder que gobierna y la población gobernada. En principio, el
poder representa al conjunto de la sociedad, pero esto puede no ser así y las relaciones
entre poder y pueblo pueden llegar a un alto grado de tensión.
En el trabajo se estudian estos límites en que el gobierno y la población llegan a
relacionarse más como enemigos que como partes de una unidad coherente. El término
que expresa estas situaciones suele ser tiranía5, aunque también dictadura6 o Estado
totalitario7.
A lo largo de la historia se han vivido un gran número de situaciones en las que el
liderazgo de los pueblos y sociedades ha tomado el rumbo de la tiranía y ha sido causa
de violencias extremas. En estos casos se presenta la cuestión ética de si es legítimo
levantarse contra el poder e incluso acabar con el tirano. ¿Hay un derecho a la rebelión
contra la tiranía?
Aunque el poder puede adoptar formas ilegítimas, debemos tener en cuenta, en primer
lugar, que el poder8 es en principio bueno, pues se refiere a la capacidad de emprender y
organizar acciones colectivas fomentando el bien común. Cuando el poder es ejercido
en estas condiciones goza de autoridad: es decir, del respeto de la ciudadanía. La
1
http://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3n
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_moderno
3
http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia_representativa
4
http://es.wikipedia.org/wiki/Bien_com%C3%BAn
5
http://es.wikipedia.org/wiki/Tiran%C3%ADa
6
http://es.wikipedia.org/wiki/Dictadura
7
http://es.wikipedia.org/wiki/Totalitarismo
8
http://es.wikipedia.org/wiki/Poder_pol%C3%ADtico
2
2
autoridad9 es el prestigio y confianza que se da a ciertas personas, instituciones y
organizaciones para intervenir a base de órdenes y resolver conflictos.
El gobierno siempre es minoritario en relación a la población. ¿Por qué la mayoría de
los ciudadanos obedecen a la minoría que los gobierna? Si se goza de prestigio, parece
claro que hay una razón moral para esa obediencia, pero si el poder actúa al margen o
contra el bien social, entonces la capacidad coercitiva y la violencia subsituyen a la
autoridad. En Siria, el caso concreto del que partimos, la situación es aún más
complicada por razone étnicas y religiosas, ya que el poder se encuentra en manos de
los alauíes10, que constituyen una pequeña minoría frente a la mayoría suní11.
Aunque, a diferencia del Estado utópico de La República de Platón, el gobierno tal vez
no deba asumir la formación ética de sus ciudadanos, es claramente necesaria una
referencia ética para valorar las acciones de los gobiernos. Si no tuviéramos una cierta
idea de lo que es una vida buena o una vida que vale la pena de ser vivida, no podríamos
distinguir lo justo de lo injusto, lo adecuado de lo inadecuado en política y derecho.
Cuando un gobernante no tiene en consideración este fondo ético en su relación con la
vida de su pueblo, entonces se convierte en una tiranía que, como en el caso actual de
Siria, puede llegar a considerar al pueblo o una parte de él, como su enemigo.
La tiranía es un gobierno ilegítimo que no está al servicio del pueblo, sino de los
propios gobernantes: por ejemplo, con la mera intención de perpetuarse o de
enriquecerse; o de una ideología contraria a la idea ética de “buena vida” o al mismo
bien común. Cuando la tiranía se hace ideológica, las consecuencias suelen ser peores,
ya que un mandatario vive sólo un tiempo, mientras que una ideología12 puede
perpetuarse en el tiempo y aspira a un control mucho más intenso de la vida de las
personas.
9
http://es.wikipedia.org/wiki/Autoridad
http://es.wikipedia.org/wiki/Alauismo
11
http://es.wikipedia.org/wiki/Sunismo
12
http://es.wikipedia.org/wiki/Ideolog%C3%ADa
10
3
Según Hannah Arendt13, los totalitarismos son regímenes basados en una ideología que
subordina absolutamente el individuo al destino de la colectividad y legitima el uso de
la violencia y el terror, imponiendo un control total sobre el individuo, que debe
renunciar a su propia libertad y conciencia individual.
Si partimos de la idea básica de que el Estado de derecho14 se vincula de forma
necesaria a la democracia y al imperio de la ley, los regímenes totalitarios encuentran
bastantes facilidades sirviéndose del miedo, del terror, de la mentira y de la falta de
libertad, convirtiéndose en leyes sus decisiones y voluntades individuales, incluso
legislando sus arbitrariedades. Por tanto, lo que en definitiva diferencia de manera
radical al Estado de Derecho de los totalitarismos es el concepto de imperio de la ley
como expresión de la voluntad popular.
Aristóteles diferencia entre dos tipos de tiranía que usan modelos distintos para
enfrentarse al pueblo15. Se trata de la tiranía dura (represora, violenta) y de la tiranía
suave (seductora, demagógica). Aunque la segunda forma de tiranía puede representar a
un gobierno democrático, ambos tipos se oponen al bien común, a la finalidad del
Estado: prestar un servicio positivo al desarrollo natural del hombre.
En este sentido, está abierto el problema de si es justo luchar contra el tirano y si esto
supone o no una traición. La traición suele considerarse como el principal delito contra
la propia nación. La tiranía tenderá, pues, a presentar cualquier reacción contra ella
como traición, mientras que, quienes se oponen a ella considerarán al tirano como el
auténtico traidor16.
Según San Tomás17, al ser la tiranía un sistema cuyas leyes o un poder gravemente
contrario a la naturaleza humana, no debemos obedecer a los tiranos ya que contradicen
la ley natural, perdiendo de este modo su autoridad, que emana de Dios y es concedida a
través del pueblo a sus gobernantes. Por esto, la sociedad que se rebela contra el tirano
13
Arendt, Hannah; Los orígenes del totalitarismo;
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_Derecho
15
Aristóteles, Política;
16
Es el tema del Julio César de Shakespeare.
17
http://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_de_Aquino
14
4
no comete traición, sino que tiene el deber de derrotarlo siempre que esta derrota no
comporte males mayores.
En contraposición a la filosofía de San Tomás y a la tradición de Platón y Aristóteles,
Nicolás Maquiavelo18 defiende que el poder tiene el derecho a establecerse sin más
límites que aquello que el gobernante considere útil o conveniente en cada caso y cuya
finalidad es la eficacia en el poder, quedando los medios subordinados a los fines. Por
tanto, el poder del gobernante está sobre el derecho y nada está encima de la razón del
Estado y de la voluntad del gobernante, suponiendo una separación entre moral y
política. Según Maquiavelo, la virtud tiene más relación con los resultados políticos que
con la perfección individual.
En el Estado moderno, para superar las guerras privadas y las venganzas, sólo las
instituciones estatales tienen el derecho de imponer penas. A veces esto se ha entendido
como un “privilegio de la violencia”. Si es así, se podría diferenciar entre una violencia
legítima y una violencia ilegítima. El Estado tiene el monopolio legítimo de la violencia
pudiendo usar la fuerza para intimidar a los desobedientes. El buen gobernante solo
empleará la fuerza después de haberlo intentado todo y esto no pondrá en entredicho la
autoridad, sino que la consolidará. Sin embargo, ¿cuál es el límite entre la legitimidad y
la ilegitimidad? ¿Puede el pueblo tener la capacidad de aplicar la violencia en caso de
llegar a una represión violenta de carácter tiránico?
En el caso de la situación actual de Siria, en el inicio de una posible Guerra Civil, nos
encontramos ante una situación ambigua. Por un lado, se presenta al rais Bashar AlAssad como un tirano y, por otra, los rebeldes, sin una estructura clara que pueda
presentarse como una alternativa mejor, tampoco se sabe qué tipo de gobierno
establecerían. Suponiendo la derrota de Al-Assad, ¿los rebeldes tendrían la capacidad de
garantizar la “buena vida” ética de los ciudadanos? O, por el contrario, ¿la falta de
organización entre los grupos rebeldes podría comportar males mayores a los actuales?
Siguiendo con una visión pesimista de la naturaleza humana, Thomas Hobbes19 también
defiende y justifica el Estado absolutista como único sistema capaz de mantener el
18
19
http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Maquiavelo
http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Hobbes
5
orden y la seguridad, aunque se mantenga en el poder gracias a la fuerza. Por este
motivo, considera la guerra como una situación natural, pues el hombre es un ser
egoísta y violento, y únicamente el hecho de vivir en sociedad puede garantizar la paz y
civilizarlo. Así pues, en el pensamiento de Hobbes, tampoco existe el derecho natural
que limite el poder del gobernante. En su obra Leviathan20, un terrible monstruo
simboliza el poder absoluto del Estado, comiéndose la libertad y los derechos del
individuo, cedidos de forma voluntaria, para conservar la vida y la integridad personal.
La visión de Maquiavelo y Hobbes respecto a la conducta humana nos sirve para
analizar la actual situación de Siria. El presidente Bashar Al-Assad, a pesar de la presión
internacional para llegar a un acuerdo con los rebeldes, opta por aumentar la agresividad
y violencia, convencido de que se halla perfectamente legitimado para actuar como
actúa. Suponiendo que el conflicto se resuelva a favor de Al-Assad, ¿el nuevo Estado
conduciría a una mejor situación social con una mayor participación del pueblo? En este
caso, los medios habrían quedado subordinados al fin.
Frente a Hobbes, Rousseau21 diferencia claramente entre pueblo y Estado en oposición a
las tendencias totalitarias. Sus ideas tuvieron una influencia notable sobre los futuros
revolucionarios dando lugar a la Revolución Francesa, así como a las revoluciones de la
primera mitad del siglo XIX, conocidas como Primavera de los Pueblos. Estas
revoluciones son las que han dado nombre a la reciente Primavera Árabe, basada en la
voluntad general22 de alcanzar la soberanía del pueblo conduciéndolo hacia una nueva
sociedad.
A pesar de las diferentes opiniones que han existido en relación a la limitación del poder
de los gobernantes, cuando la sociedad es víctima de una autoridad tiránica, tiene el
deseo de alcanzar una mejor situación social y política como consecuencia de su afán de
libertad personal y colectiva. Así pues, existe la posibilidad de que la sociedad impulse
una revolución con la voluntad de implantar un orden nuevo.
20
Obra de Thomas Hobbes (1651). Expone su teoría política más famosa, la del pacto social (relaciones
entre individuos y los gobiernos). Se refiere a un monstruo marino que aparece en el Libro de Job de la
Biblia simbolizando el poder absoluto del Estado.
21
http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Jacques_Rousseau
22
http://es.wikipedia.org/wiki/Voluntad_general
6
No obstante, en ciertas ocasiones, el cambio solo significa la sustitución de unos tiranos
por otros, pues la revolución puede ser llevada a la extrema radicalidad. Uno de los
problemas de las revoluciones es que tratan de lograr una sociedad mejor, pero
justifican la violencia por ese objetivo. No están lejos de Maquiavelo y, una vez que la
violencia se ha instaurado como forma de ejercer el poder es muy difícil abandonarla.
Durante la Revolución Francesa, Robespierre usó el terror como sistema de gobierno
revolucionario. Paralelamente, los regímenes comunistas han empleado métodos como
la reeducación, el control y los campos de concentración para reforzar el Estado en vez
de intentar su supresión tal como establecían las teorías sociales y políticas de Marx y
Engels.
El pensamiento de Maquiavelo y Hobbes nos ha sugerido la concepción que
posiblemente tiene el rais Bashar Al-Assad del Estado, un sistema con el deber de
mantener el orden sin importar los medios que debe utilizar. En cierto modo, actúa
como un médico: el cáncer debe ser combatido aunque la quimioterapia pueda matar a
su paso células sanas e inocentes23. Sin embargo, estos medios no pueden ser
justificados según ninguna teoría filosófica o ética si su gobierno se trata de una
verdadera tiranía cuyo objetivo no es procurar el bien común sino mantener su propio
poder. Después de unos cuarenta años en que Siria ha estado bajo la familia Al-Assad,
los rebeldes aspiran a conseguir la voluntad natural de libertad personal y colectiva,
aunque su estructura desorganizada y los conflictos étnicos tal vez dificulten más la
situación. No podemos dar una respuesta concreta al problema sin conocerlo más que en
sus líneas esenciales.
Pero en la medida en que hay una indudable dificultad en la situación actual de Siria, el
ser humano no puede limitarse a un análisis superficial en tanto que tiene la capacidad y
la necesidad de interrogarse, de cuestionar todas las cosas y a si mismo y de encontrar
respuestas que supongan una ordenación en un intento coherente de explicar la realidad.
23
Referencia: BEN JELLOUIN, Tahar: Siria: la ONU no sirve para nada, La Vanguardia (18-03-2012),
pág. 31.
7
BIBLIOGRAFÍA

AAVV. (2005): 2 Història de la filosofia. Ed. Vicens Vives.

FERRATER MORA, José (1990): Diccionario de Filosofía. Alianza Editorial,
Madrid.

GARCÍA BORRÓN, Juan Carlos (1978): Filosofía y ciencia. Ed. Teide.

S. ORTIZ, Manuel; GARCÍA, Jesús; DE CASSSO, Francisco (1978): Filosofía
COU-78, Editorial Bruño.
WEBGRAFÍA
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