Raquel llora por sus hijos: Esperanza para 2016

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Raquel llora por sus hijos: Esperanza
para 2016
(Mt. 2:13-18)
Introducción: ¿Cuáles son vuestras perspectivas para un “feliz y próspero 2016”? ¿Son
buenas o dudosas? Para mucha gente en nuestro mundo, 2016 no ofrece mejores perspectivas
que el 2015. Para muchos, el año se extiende ante ellos como un páramo desolado. ¿Vamos a
vivir este año centrados en la búsqueda de nuestro propio bienestar y felicidad? ¿O vamos a
encontrar sentido al tratar de compartir las cargas y aliviar el sufrimiento del mundo que nos
rodea, en el nombre de Cristo?
• Jesús no vivió en una “zona segura” de su mundo. Tanto al comienzo de su vida como al final,
los gobernantes de este mundo trataron de destruirlo. El punto culminante del gran plan de
redención de Dios necesariamente hallaría la mayor resistencia posible del enemigo de Dios en
cada momento de la vida de Jesús, pero especialmente cuando Él era más vulnerable (siendo
un bebé) y cuando era más eficaz revelando el corazón de su Padre y poniendo el dedo en la
herida de la humanidad.
• Jesús tuvo que aprender a confiar en su Padre para la orientación y la redención en medio de
todo ese conflicto. Para los seguidores de Cristo, 2016 será la continuación de esa batalla en
nuestras vidas, y aprenderemos a confiar en Dios por la manera en la que Él nos redimirá en
medio de nuestras pruebas y retos para este año. ¿Está tu esperanza centrada donde debe
estar?
• La historia de la Navidad viene repleta de tanta realidad porque es la historia real, con todo el
drama y el peligro que caracterizan la vida real - nada de cuento de hadas- al respecto, o mitos
o magia o sin sentido. Se trata de acontecimientos reales con su interpretación dada en el
contexto del Antiguo Testamento, con una dimensión de esperanza que solo podía venir de
Dios. Así que en el relato de Mateo sobre los Reyes Magos, un actor clave es el viejo rey
Herodes, cuyo carácter violento ya está bien establecido en la historia mucho antes de que
estos astrólogos orientales llegaran a la escena.
• La noticia acerca de un Rey judío que había nacido en sus tierras activa las alarmas de
Herodes, que era un hombre celoso, mezquino, altamente inseguro y ansioso de poder. Los
Reyes Magos, sin querer, le avisaron sobre el paradero del nacimiento de este rival, poniendo
así en marcha el malvado plan que daría lugar a la muerte de unos estimados 20-40 bebés, de
dos años o menos en Belén. Algunos estudiosos del Nuevo Testamento afirman que ya que el
más famoso historiador judío de la época, Josefo, no menciona esta masacre de los inocentes,
esto debe haber sido inventado por Mateo para ayudar a reforzar su teoría del cumplimiento de
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la profecía. Pero teniendo en cuenta todas las atrocidades que Herodes había cometido en su
vida, esta encaja perfectamente con su personalidad y fácilmente podría haber sido pasada por
alto por Josefo, ya que no tuvo repercusiones políticas y no llegó a ser noticia internacional.
• Lo que sí tenemos de Mateo es un conjunto fascinante de paralelismos entre el crimen de
Herodes y la historia judía que tiene este tipo de matices de largo alcance que solo podía ser
obra del Espíritu Santo. La masacre de los inocentes quizás no causó ninguna grave alteración
en el mundo político de ese día y hora, pero sin duda afectó a varias de familias de Belén, así
como al corazón de Dios. Y Mateo expresó esa angustia con una comparación con la agonía
de Raquel que llora por sus hijos, una referencia histórica utilizada por primera vez por el
profeta Jeremías, con motivo del exilio babilónico. Así que en realidad aquí tenemos una
referencia profética de tres niveles que hay que aclarar:
a. ¿En primer lugar, qué estaba pasando con Raquel que la hacía llorar desconsoladamente
por sus hijos?
b. ¿Qué estaba pasando en los días de Jeremías que hizo que esta referencia a Raquel
pareciera apropiada en su contexto?
c. ¿Por qué Mateo encontró la alusión histórica de Jeremías proféticamente relevante para
expresar la angustia de lo que estaba ocurriendo en Belén? ¿Y todo se trataba de
desesperanza y desconsuelo?
1) Comenzamos con la primera referencia (Gn. 35:16-20), cuando Jacob y su familia estaban
de camino, justo después de dejar Betel. Allí habían experimentado un tiempo de profunda
renovación espiritual de la alianza con Dios.
• Mientras viajaban por el camino a Belén, Raquel, la esposa más amada de Jacob, se puso de
parto. El relato de Génesis nos dice que fue un parto difícil, y mientras Raquel agoniza de
dolor, la comadrona intenta consolarla con la noticia de que ha tenido otro hijo sano. Sin
embargo, las complicaciones eran graves, y con su último aliento, Raquel llama al niño Ben-oni
(“hijo de mi aflicción”), pero más tarde Jacob lo cambiará por Ben-jamin (“hijo de mi mano
derecha”).
• Irónicamente, este niño fue a la vez la causa del dolor y el llanto de Raquel y su esperanza
para el futuro. Pero Jacob estaba devastado por la pérdida de su esposa, afligido por su amada
Raquel. La enterró junto al camino a Belén (Efrata), cerca de la ciudad de Ramá (1 S.10:2), a
unas 11 millas al norte de Belén. Así que el contexto original para esta comparación profética
es acerca de esta enorme pérdida en la vida de uno de los patriarcas de Israel, el esfuerzo de
Raquel, que termina en su muerte, y el nacimiento de Benjamín (el último de los doce hijos de
Jacob): la tragedia y la esperanza se yuxtaponen, se entretejen, se mezclan (¡qué cierto es
esto en la vida!).
2) Esto es lo que Jeremías recuerda en su mensaje a Judá cuando avanzamos casi 1.000
años: Jer. 30-31 es un sermón sobre la esperanza y la restauración, aunque la primera
referencia suena trágica y negativa: “Se oye un grito en Ramá, lamentos y amargo llanto. Es
Raquel, que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!” (Jer. 31:15).
• Raquel llorando por sus hijos es figurativo esta vez. Después de la destrucción de Jerusalén
por los babilonios (586 AC), Ramá se convirtió en el lugar donde el comandante babilonio
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Nabucodonosor reunió al pueblo conquistado de Judá y desde el que fueron enviados en su
largo viaje al cautiverio. Así Jeremías imagina a Raquel observando esta triste escena desde
su tumba, su dolor multiplicado muchas veces mientras sus descendientes son llevados al
exilio cerca del mismo lugar donde ella está enterrada.
• Fue el tiempo más triste y difícil en la historia de Judá: la destrucción de su templo amado, el
asesinato de la mayor parte de la familia real, la ciudad santa en ruinas; toda la infraestructura
de la sociedad judía se había derrumbado. Pregunta a los refugiados qué se siente al ser
desarraigados de su hogar, todo lo que alguna vez habían atesorado tratado como basura. Fue
un momento terriblemente sombrío en la historia de Judá, y de ahí la importancia de la
referencia al llanto de Raquel y la desesperanza de tratar de consolarla.
• Pero, en realidad, el mensaje general de Jeremías es sobre el fin de la lamentación y el dolor,
un mensaje de esperanza, porque en su profecía, Raquel es después consolada con la
promesa del Señor de que sus hijos un día volverán: “Así dice el Señor: ‘Reprime tu llanto, las
lágrimas de tus ojos, pues tus obras tendrán su recompensa: tus hijos volverán del país
enemigo’ —afirma el Señor—. ‘Se vislumbra esperanza en tu futuro: tus hijos volverán a su
patria —afirma el Señor.’” (Jer. 31:16-17). Y lo hicieron, 70 años después, aunque solo un
remanente, arrepentido y más humilde, más dispuesto a centrarse en hacer la voluntad de
Dios.
3) Avanzamos otros 650 años hasta el momento histórico del escrito de Mateo: en su
mente, Raquel se lamenta una vez más cuando él cita el recuerdo melancólico de Jeremías.
Mateo imagina a Raquel llorando en su tumba en Ramá sobre la masacre de los niños en
Belén por parte de Herodes, el lugar al que ella se dirigía cuando murió.
• Pero esta vez el grito oído en Ramá adquiere una angustia aún más profunda, porque niños
inocentes habían sido específicamente elegidos como blanco por un malvado tirano. La
tragedia tiene la manera de quitar el barniz de lo intrascendente y revelar lo que es realmente
importante. Pero los psicólogos dicen que la pérdida de un hijo es más devastadora que
cualquier otra.
• Un titular moderno lo expresaba así: “La pérdida de un hijo: la peor pesadilla de un padre.”
Otro habla sobre “Procesando lo impensable - un desgarro en el tejido de tu familia”. Un afligido
padre moderno dijo: “No podía pensar en nada más allá de la hora cero, porque los padres
simplemente no deberían tener que enterrar a sus hijos”.
• Esta angustia puede realmente aplicarse a cualquier tipo de pérdida. Terry Anderson,
periodista cristiano que estuvo de rehén en el Líbano durante siete años, escribió esto sobre su
experiencia: “Nos acercamos más a Dios en nuestros momentos más bajos. Es más fácil
escuchar a Dios cuando estás despojado de orgullo y arrogancia (estatus, posición, honor),
cuando no tienes nada en qué confiar excepto en Dios. Es muy doloroso llegar a ese punto,
pero cuando lo haces, Dios está ahí.”
• Entre 20 y 40 familias de Belén experimentaron su momento más bajo aquel año, viviendo su
peor pesadilla, tratando de procesar lo impensable mientras luchaban por asimilar la pérdida
sin sentido de sus preciosos hijos. Las palabras de Jeremías sobre el llanto inconsolable de
Raquel resonaron proféticas en Mateo para expresar ese dolor.
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4) De hecho, las palabras de Jeremías hacen eco en nosotros también en estos tiempos
catastróficos.
• El pasado octubre, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que el número de
niños muertos en el conflicto sirio había aumentado a más de 12.500 (sin contar aquellos que
murieron tratando de escapar de la zona de guerra). Algunas de estas muertes fueron
causadas por fuego de artillería o de bala, otras por los bombardeos aéreos, y otras más por la
inhalación de humo o la falta de acceso a la atención médica. 2015 fue el año más mortífero
registrado para los refugiados que intentaron cruzar el Mediterráneo: se calcula que 3.771
personas han muerto intentando ese viaje (en comparación con las 3.270 de 2014); en todo el
mundo, más de 5.350 inmigrantes murieron en 2015 en su búsqueda de una vida mejor en otro
lugar.
• Es sorprendente la frecuencia con que la temporada navideña puede ser “empañada” por el
desastre: por ejemplo, el 26 de diciembre de 2003, el terremoto en Irán (26.270 muertes); el 26
de diciembre de 2004, un tsunami en el Océano Índico (230.000 muertes); las masacres
navideñas del Congo en 2008 en Uganda (400 víctimas); los tifones que regularmente se llevan
vidas en Filipinas (dic. 2011, 1.000 muertos, dic. 2012, 1.000 más, con 850 desaparecidos; nov.
2013, el tifón Haiyan se llevó 6.340 vidas, con 1.800 desaparecidos); volviendo a las Navidades
de 2011, cuando Somalia hizo el recuento de muertos durante el año debido a la hambruna, un
total de 260.000, la mitad de ellos menores de 5 años - a pesar de las grandes cantidades de
alimentos enviados por la ONU, que nunca llegaron a las personas a las que se pretendía
gracias al negocio en el mercado negro, la comida desviada para la alimentación del ganado, y
el saqueo de los funcionarios del gobierno. En dic. 2012, el tiroteo en la Escuela Primaria
Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, se llevó 27 vidas, 18 de ellos niños. Dic. 2013 vio los
primeros casos declarados de Ébola en África Occidental, y para la Navidad de 2015, cuando
se declaró finalmente el fin de la epidemia, esta había costado 11.315 vidas en todo el mundo
(la gran mayoría en Liberia, Guinea, Sierra Leona), dejando a 22.000 niños huérfanos. Hemos
celebrado la Navidad de 2015 bajo la sombra de los tiroteos en París y San Bernardino, y la
constante amenaza del terrorismo; pero tragedias menos conocidas en esta Navidad incluyen
el deslizamiento de tierra en Shenzhen, China, con 85 desaparecidos (dic. 20) y múltiples
atentados con bombas contra cristianos la semana pasada en Qamishli, Siria (16 muertes, y
decenas de heridos). Finalmente, hoy es el aniversario de la masacre de Boko Haram el año
pasado en Baga, Nigeria (en los últimos seis años, han acumulado 22.000 muertes en su haber
y han desplazado a 2,3 millones de personas). ¿Tienes “la impresión de que Raquel aún está
llorando? ¿Entendemos que Cristo nos llama a identificarnos y expresar nuestra solidaridad
con los que lloran?
• En Mateo, no se hace mención a las palabras de consuelo dadas a Raquel en Jeremías, pero
la esperanza no le falta, porque Mateo sigue contando la historia de cómo Jesús se escapa de
la masacre de los inocentes, irónicamente por ir al exilio a Egipto. Como los israelitas de los
días de Moisés, Jesús también viviría su propio éxodo desde Egipto, porque el siguiente
versículo de Mateo habla de la muerte de Herodes y el regreso de José, María y Jesús a la
tierra de Israel. La situación parecía sombría, pero la esperanza de salvación todavía estaba
viva. Así como Nabucodonosor había tenido la intención de extinguir las esperanzas y los
sueños de Israel, el sangriento viejo Herodes pensó que podría eliminar al nuevo Rey de los
judíos, mediante el sacrificio de los bebés de Belén. Pero a pesar del dolor y el sufrimiento
causados por estos tiranos al principio, en el análisis final ambos fracasaron en sus ambiciones
diabólicas, porque ¡Dios traería a su hijo de vuelta, no solo del exilio, sino de entre los
muertos!
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• ¡Esa es nuestra esperanza! No importa lo que la humanidad hiciera en 2015, no importan las
catástrofes que ocurrieran, los propósitos de Dios no podían ser frustrados, y lo mismo se
aplica a 2016. Dios le había prometido a David un heredero que gobernaría sobre su reino para
siempre, y Él cumplió esa promesa por medio del Mesías nacido en Belén y adorado por los
Reyes Magos, ofreciéndose todavía a sí mismo hoy para nuestra adoración a través de la
Palabra y el Espíritu. Así que los lectores de Mateo van a entender que las lágrimas de
Raquel serán enjugadas porque el tan esperado Mesías nacido en Belén redimiría a su
pueblo y derrotaría a todos sus enemigos, así como Dios prometió en Isaías 25:7-8: “Y
destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que
envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor
toda lágrima de todos los rostros.” ¡A pesar de todo el sufrimiento continuado en el mundo y las
lágrimas que fluyen constantemente, estamos llamados en nombre de Cristo a ser portadores
de la antorcha de la esperanza en este mundo oscuro! ¿Estás preparado para esa llamada?
¿Está tu esperanza centrada en Jesús?
• Echa un vistazo a estos versículos de la Biblia para estimular tu esperanza en el Señor: Sal.
30:4-5, Sal. 71:14, Ro. 15:13, Heb. 6:18. Consciente, intencional y apasionadamente, ¿vas a
“aferrarte a la esperanza puesta delante de ti” en Cristo Jesús?
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