Félix Cuadrado Lomas | país, paisaje y paisanaje Museo Universidad de Valladolid Félix Cuadrado Lomas Félix Cuadrado Lomas | 5 UNIVERSIDAD DE VALLADOLID RECTOR: Daniel Miguel San José Cristina Pérez Barreiro SECRETARIA GENERAL: VICERRECTORADO DE RELACIONES INTERNACIONALES Y EXTENSIÓN UNIVERSITARIA: DIRECTOR DEL MUVA: José Ramón González García Jesús Urrea Jesús Urrea Director del Museo de la Universidad de Valladolid EXPOSICIÓN Museo de la Universidad de Valladolid (MUVa) Ateneo de Valladolid DIRECCIÓN: Jesús Urrea MONTAJE: Equipo técnico de MUVa SEÑALÉTICA: David Nistal Alfonso TRANSPORTE: Andrés Martín Rebollo SEGUROS: Velázquez XXI (Generali) ORGANIZA: COLABORA: CATÁLOGO Universidad de Valladolid Carlos Espeso, 2014 (p. 6) y Javier Sierra MAQUETA: Grupo Página, s.l. IMPRESIÓN: Gráficas Gutiérrez Martín EDICIÓN: FOTOGRAFÍAS: Cubiertas: Palomar frente a la planicie –detalle– (portada) Dibujo en papel cuadriculado con mula grande (contraportada) I.S.B.N.: 978-84-8448-851-4 Depósito Legal: VA 1053-2015 © MUVA. Universidad de Valladolid 2015 Impreso en España. Printed in Spain Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el art. 534 bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reprodujeran o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica en cualquier soporte electrónico o mecánico, incluidas fotocopias, grabaciones u otros sistemas retribuibles de información, sin el preceptivo permiso por escrito del editor. Han pasado 55 años desde que en 1960 Félix Cuadrado Lomas [Valladolid, 1930] colgara por primera vez sus cuadros en la universitaria sala de exposiciones del Palacio de Santa Cruz en la que repitió la experiencia al año siguiente. Coincidiendo con esta circunstancia y con el homenaje que el Ateneo de Valladolid le ofrece por su dilatada y gozosa carrera creativa, el MUVa ha querido sumarse a él haciendo visible a la comunidad universitaria una panorámica de la personalidad artística del decano de los pintores vallisoletanos. El espacio disponible de la sala de exposiciones temporales del MUVa carece de la capacidad necesaria para abarcar las diferentes etapas por las que ha atravesado la imaginación del pintor o por los géneros y técnicas por él manejadas. De ahí que, en esta ocasión, hayamos preferido elegir cuatro apartados que van desde sus geometrizados paisajes castellanos hasta sus descarnados y mortales bodegones pasando por su peculiar y refinada tipología taurina donde se incluyen obras de reciente producción junto con otras lejanas en el tiempo. De ahí que esta muestra pueda entenderse como la edición de su lección magistral, recapitulación y magisterio continuo de su manera de hacer y entender la pintura, cátedra desde la que contempla el mundo que le rodea y lo trasmite con aparente sencillez, dominio del oficio y sabiduría de maestro. La Universidad, abierta siempre a todos los que enseñan y a los que quieren aprender, prosigue escuchando con atención la materia pintada de este infatigable maestro. Félix Cuadrado Lomas | 7 María Concepción Porras Gil Profesora titular de historia de arte. Universidad de Valladolid La naturaleza es sabia y armónica. La obra de Arte es observación de la naturaleza y su armonía. (Félix Cuadrado Lomas) Félix Cuadrado Lomas no necesita presentación al público de Valladolid pues su obra es suficientemente conocida y admirada. Su hacer es inconfundible, marcado por un estilo, personal y sincero, que turba al desvelarnos en breves líneas, en geométricos quiebros y escasos colores, las esencias del campo de Castilla y de sus gentes. Es mucho lo que se ha dicho de su obra, los libros que estudian y analizan su producción, los catálogos que repasan el incansable trabajo desarrollado por este artista que continúa “pincel en mano”, iluminando la realidad que nos rodea. Una circunstancia que él traduce en sensaciones cromáticas, en evocaciones que provocan en el espectador no el simple reconocimiento de un tema, sino emociones múltiples al enfrentar su mirada sobre cada uno de sus lienzos. 8 | | 9 Su pintura no se para en la visión superficial de las cosas: los paisajes, los retratos, los toreros, los huesos y las naturalezas muertas, sino que profundiza hasta encontrar su razón esencial, su sustancia más profunda. Cuadrado Lomas no lo busca en la realidad material que lo inspira, sino en su propio interior, en la psiqué, en el sentimiento que brota en él cuando contempla, para sustanciarlo en pintura, un paisaje, un desnudo, unos toreros, o el rostro de aquellas personas a las que retrata. Un proceso que se acerca a un rito sagrado, a una consagración mental, que pretende transmutar en eterno aquello que quiere. Es en esta frontera, que trasciende la mera realidad sensible, donde encontramos la razón y el valor de su hacer, pues tal y como reconocía Aristóteles, llamamos arte a aquellas cosas cuya forma está en el alma. El alma del artista que las modela, las idealiza, las poetiza dejando en ellas su marca. Félix deja mucho más, pues Félix se desnuda en su pintura y así como es ésta, es su autor. Un hombre potente y adusto como aparece el trazo de sus cuadros. Vigoroso y rígido, parco y sin concesiones al adorno. Un carácter bronco, como el de las horizontales tierras que pinta, dibujadas de forma rígida por los surcos del arado, construidas por el trabajo tenaz y riguroso del agricultor a lo largo de los siglos. Sin embargo, tras esa primera impresión, en el fondo de su pintura palpita una sensibilidad frágil que se conmueve con una línea de amapolas, de rubias o caléndulas que brotan lamidas por un regato de agua. Un hombre que se complace observando la puesta del sol, o conversando sobre lo humano y lo divino con sus amigos, porque flanqueada la primera barrera se descubre un ser profundamente humano y próximo. Es fácil reconocer la obra de Félix Cuadrado, pero es difícil entenderla, porque en esa superficial sencillez que manifiesta, hay un universo complejo, de paradójicos contrastes e ideas enfrentadas. Tras la sencillez de unos pocos colores: amarillos, ocres, grises, se multiplican las gamas, los matices; verdes intensos, esmeraldas, verdes amarronados como el musgo, amarillos que verdean, que palidecen, que se iluminan, ocres que van desde los rojizos a los grises, matices tan sutiles que únicamente se desvelan si paramos la mirada, si contemplamos sin tiempo la pintura como el artista contempló antes la naturaleza. Su pintura es el alma de Castilla y él ha sabido desnudarla, elevarla desde el ascetismo formal a una mística poética, porque Félix es un poeta que se expresa con líneas, planos y colores que el va reduciendo, destilando poco a poco, obrando como si fuera un alambique hasta conseguir una sustancia primordial, un auténtico licor espirituoso. La presente exposición sólo pretende hacer un breve recorrido por la obra de Félix Cuadrado Lomas, atendiendo a cuatro bloques temáticos que son tal vez los puntos cardinales que han orientado su hacer. No obstante, hay que subrayar que su temática es aún mucho más variada; marinas, vistas de pueblos, trabajos agrícolas, que dadas las dimensiones del espacio expositivo no ha sido posible incluir. También hay que advertir que Félix Cuadrado Lomas no ha dado por concluida su obra y que con motivo de esta exposición el artista ha pintado seis nuevos lienzos dedicados al paisaje, el tema que más lo significa. Paisajes Es donde su personal estilo se hace más evidente más reconocible, donde sus composiciones se transforman con facilidad en geometrías. Son campos construidos, trabajados por el hombre. Es el campo de Castilla, productivo roturado que se extiende como un tapiz de patchword de infinito a infinito. Ritmos horizontales que sugieren la quietud, el reposo, el silencio. Campos planos, cortados, plegados, elevados a la abstracción con una sobrecogedora simplicidad espacial, casi metafísica, dónde las profundas líneas que dividen los diferentes planos aparecen como un esqueleto que se rellena de colores 10 | | 11 Toreros Toreros, guardias civiles, capotes planos con pliegues triangulares y colores muy contrastados en los que como contrapunto observamos formas redondeadas. Una visión que se inicia en La terna (1960) un lienzo de fondo negro trabajado de manera facetada como si de un espejo roto se tratase, del que surgen ca pas de colores vivaces que se contraponen con rostros oscuros como en un claroscuro barroco, aunque en este caso, trabajado desde una perspectiva casi cubista. La valentía de este cuadro y luz, como vemos en El cerro gris, la tierra amarilla (2015), Cerros con tierra gris (2015), Tierras construidas (2015), o sus dos versiones de Planificación de la llanura (2013). Paisajes en los que se recortan chopos y amapolas, trabajados en ocasiones con una impronta naturalista Chopos en el regato con amapolas (2015) adquiriendo en otras Paisaje con chopos (1989) un tratamiento más geométrico. O aquellos en los que los confines se meten en la profundidad del lienzo, líneas en escorzo en las que las vides podadas son como clavos hundidos en la tierra, Viñas (2010). Formas y objetos sintetizados que crean dos áreas en el cuadro divididas por el horizonte El campo mediado Junio de 2015 en Simancas (2015), Paisaje realista en pleno mes de agosto (2015) o Palomar en la planicie(2014). Pues como el autor nos desvela en su manifiesto “La intención final ha sido, conseguir con los mínimos elementos, la máxima expresividad a través de medios tan elementales como la línea, la forma y el color, tomándome la licencia de la libertad interpretativa por ser necesaria en toda creación, pero no casual o caprichosa, sino fundamentada en la realidad existente”. sorprende, como igualmente lo hace el virtuosismo pictórico que refleja su Homenaje a los manieristas (1992) dónde los capotes se convierten en lienzos para contener cuadros como la Ma donna del lungo colo de Parmigianino, la Alegoría del tiempo de Bronzino, Venus y cupido de Correggio y otros maestros del Renacimiento. O la sintética pluralidad de colores que aparecen en Mano a mano (1988) o Capote de gala (1992) y que tan sabia mente emplea el autor para marcar los planos de profundidad. 12 | | 13 Bodegones y huesos El color de la fiesta contrasta con sus simplificadas naturalezas muertas. Bodegones con huesos, costillares, cabezas… Bode gón de carne y cabeza (1974), Carne y hueso (1974), Hueso descarnado (2011)… o azumbres trabajados sobre un fondo verdoso cortado como si fuera un mosaico o una vidriera Bodegón (1958). Representaciones muy concretas recortadas como volúmenes escultóricos sobre fondos neutros. No hay multiplicidad de objetos sino que es un único motivo, la carne, los huesos, el pan en Bodegón del pan (1991), o las guindas en Bodegón de guindas, osamentas y espigas en trampantojo (2013) lo que se constituye en protagonista del la pintura conquistando una austeridad narrativa que nos rememora la mística de los bodegones de Sánchez Cotán. 14 | | 15 Mulas Cualquier referencia al pintor no puede obviar la presencia de sus mulas, una seña de identidad en la obra de Cuadrado por representar la actividad agrícola. Sus mulas son ya iconos sin acción que progresivamente han desaparecido. Rotundas con unos perfiles quebrados, redondeados en los lomos, y largas alforjas trazadas con una línea segura, continua y gruesa. Un Desnudos y retratos Cuadrado Lomas es cercano en los retratos, intimista pues son muy íntimas a él las personas a las que encierra en ellos. Podemos hablar de dos modelos muy diferenciados aquellos en los que el retrato busca el cuerpo, y aquellos otros en los que es únicamente el rostro lo que ocupa la representación. En los primeros, más antiguos, hay un interés que lo detiene en las manos y brazos, tal vez alegoría del trabajo que hace que las manos cobren protagonismo esencial. Estas junto a los rostros se representan de forma áspera, con rasgos enérgicos y dedos nudosos y en ambos casos, una piel surcada de arrugas que se formalizan como las tramas de sus paisajes. Una rudeza que se repite en los pliegues de la ropa que acentúan su linearismo en zig–zag y los contrastes tal y como puede verse en el retrato de Aquilino Lomas (1959) y Leocricia Lomas (1958). Por el contrario, su pincel se suaviza en los de Pilar Benavente (1995) y Ruth Cuadrado (1995) más idealizados y atemporales. En éstos no hay huella del tiempo, son rostros eternizados en los que los ojos y los labios marcan el centro de atención visual. Los desnudos, género por excelencia de la tradición pictórica clasicista, le ofrecen la posibilidad de ejercitar su destreza en escorzos forzados, y resolverlos apelando a la más exquisita tradición artística. Sus composiciones citan, hacen constantes guiños a la Historia del Arte. Detrás está el recuerdo de Veronés, de Mantegna, de Tiziano, en la forma de disponer el cuerpo desnudo. Sin embargo, el manejo de los colores, las transiciones lumínicas sobre la piel desnuda nos llevan a la pintura francesa, al postimpresionismo como ocurre en su Desnudo en rosa (1982), o a Ergon Schiele en su Desnudo de mujer núbil (1990). dibujo limpio y simple que las recorta del fondo y las aporta una notable fuerza expresiva. Las mulas con sus cabezadas, sus alforjas, formando pareja como aparecen en el Dibujo con mula grande en papel cuadriculado (1982), o dispersas en el paisaje al atardecer tras terminar la jornada, tal y como son recogidas en algunos de sus grabados. Catálogo 18 | | 19 Viñas Paisaje con chopos 20 | | 21 Palomar frente a la planicie Paisaje realista en pleno mes de agosto 22 | | 23 El campo mediado junio de 2015 en Simancas Chopos en el regato y amapolas 24 | | 25 La terna Mano a mano 26 | | 27 Homenaje a los manieristas Capote de gala 28 | | 29 Bodegón de carne y cabeza Carne y hueso (cuarto delantero) 30 | | 31 Bodegón del pan Bodegón de guindas, osamentas y espigas en trampantojo 32 | | 33 Hueso descarnado Bodegón Desnudo en rosa 34 | | 35 Desnudo Desnudo 36 | | 37 Retrato de Aquilino Lomas Retrato de Pilar Benavente 38 | | 39 Retrato de Ruth Cuadrado Pueblo (paisaje con casas) Relación de obras expuestas | 41 • Paisaje con chopos (1989. Óleo sobre lienzo. 92 x 75 cm) • Desnudo (2013. Óleo sobre lienzo. 90 x 120 cm) • Viñas (2010. Óleo sobre lienzo. 49 x 56 cm) • Desnudo (2014. Óleo sobre lienzo. 90 x 120 cm) • Palomar frente a la planicie (2014. Óleo sobre lienzo. 92 x 119 cm) • Retrato de Aquilino Lomas (1959. Óleo sobre lienzo. 95 x 66 cm) • El campo mediado Junio de 2015 (2015. Óleo sobre lienzo sobre lienzo. 74 x 92 cm) • Retrato de Pilar Benavente (1993. Óleo sobre lienzo. 92 x 75 cm) • Chopos en el regato y amapolas (2015. Óleo sobre lienzo sobre lienzo. 92 x 74 cm) • Retrato de Ruth Cuadrado (1995. Óleo sobre lienzo. 41 x 33 cm) • Paisaje realista en pleno mes de agosto (2015. Óleo sobre lienzo. 74 x 92 cm) • Pueblo (paisaje con casas) (1971. Xilografía sobre cartón. 18 x 22 cm) • Toreros (1956. Lápiz sobre papel. 13 x 22 cm) • Dibujo en papel cuadriculado con mula grande (1982. Tinta sobre papel. 43 x 31 cm) • La terna (1960. Óleo sobre lienzo. 92 x 73 cm) • Mano a mano (1998. Óleo sobre lienzo. 91 x 105 cm) • Capote de gala (1992. Óleo sobre lienzo. 120 x 105 cm) • Homenaje a los manieristas (1992. Óleo sobre lienzo. 105 x 120 cm) • Bodegón (1958. Óleo sobre lienzo. 41 x 33 cm) • Bodegón de carne y cabeza (1974. Óleo sobre lienzo. 65 x 90 cm) • Carne y hueso (cuarto delantero) (1974. Óleo sobre lienzo. 82 x 100 cm) • Bodegón del pan (1991. Óleo sobre lienzo. 54 x 65 cm) • Hueso descarnado (2011. Óleo sobre lienzo. 40 x 33 cm) • Bodegón de guindas, osamentas y espigas en trampantojo (2013. Óleo sobre lienzo. 75 x 105 cm) • Desnudo en rosa (1982. Óleo sobre lienzo. 80 x 120 cm)