Los países árabes salen fortalecidos de Copenhague

Anuncio
enero/febrero
2010
www.casaarabe.es
16
Los países árabes salen fortalecidos de Copenhague
Sara Acosta Langa, coordinadora del suplemento “Entorno” de Cinco Días
El débil acuerdo para luchar contra el cambio climático que 192 países aceptaron en la Cumbre
de Copenhague en diciembre de 2009 beneficia en buena medida a los países árabes. Los
Estados productores de petróleo ya no temen un impuesto sobre los combustibles fósiles y el
norte de África recibirá apoyo financiero para luchar contra los efectos del cambio climático.
La primera jornada de la cumbre del clima más ansiada de la historia, el 7 de diciembre de
2009 en Copenhague, estuvo marcada por la siempre escéptica postura negociadora de Arabia
Saudí, el mayor productor de petróleo del mundo, al poner en duda la base científica de
reducción de emisiones sobre la que se apoya la lucha contra el cambio climático. Un total de
192 países, incluyendo países industrializados, emergentes y en desarrollo, se reunieron para
avanzar en el cambio de un modelo económico y productivo basado en la quema de
combustibles fósiles hacia otro sostenible, apoyado en energías renovables. El hercúleo
esfuerzo pretendía renovar el protocolo de Kioto, el único acuerdo internacional existente de
reducción de emisiones de efecto invernadero, que expira en 2012, y en el que sólo 36 países
industrializados están obligados a reducir sus emisiones contaminantes.
La posición de Arabia Saudí, que se ha alzado en portavoz oficioso de los países árabes
productores de petróleo en las negociaciones climáticas, resume muy bien su comportamiento
ambiguo. Por un lado, no quieren ser acusados de torpedear un acuerdo que acompañe el
cambio de modelo energético. Por otro, dado que este cambio les perjudicaría, prefieren que
cuanto más tarde llegue, mejor. Sólo así se entiende que Arabia Saudí, Argelia, Qatar, Irán,
Iraq, Kuwait, Libia y Emiratos Árabes Unidos cruzaran de puntillas la cumbre de Copenhague y
mantuvieran por igual una discreción casi total en las reuniones. Pese a que la Organización de
Países Productores de Petróleo (OPEP) no llegara a la capital danesa con una postura unida
en principio, las reuniones de sus países miembros fueron a puerta cerrada. Excepto en
contados encuentros técnicos en la sala del plenario donde se discutiría el acuerdo final, la
discreción de los países árabes fue total.
Sin embargo, la importancia que los países árabes productores de petróleo tienen en un futuro
acuerdo climático global quedó patente en la resolución de la histórica cita. Vista la enorme
dificultad de alcanzar un acuerdo exigente, sobre todo por el enconado enfrentamiento entre
Estados Unidos y China, un núcleo duro de 25 países decidió la suerte de Copenhague a
puerta cerrada. Se imponía así una negociación a varias velocidades para salvar un acuerdo
que, por querer satisfacer a todos, quedó reducido casi a cenizas. Arabia Saudí figuraba en esa
lista de países. El texto final renuncia a fijar un acuerdo vinculante y no hay cifras de reducción
de emisiones. Tampoco quedó plasmada la creación de un impuesto sobre el carbono, que
tanto temían los países árabes. Un mes después de la cita climática, cuyos resultados
decepcionaron a muchos países y a los representantes de la sociedad civil, Arabia Saudí se
dijo “satisfecha” por el acuerdo. “Logramos incluir los intereses de los países miembros de la
Opep”, explicó Al-Sabban en una entrevista a la televisión británica BBC.
Los países árabes no se consideran responsables del cambio climático y piden
compensaciones a los países ricos por la reducción mundial del consumo de petróleo que un
nuevo modelo traería consigo. Si bien Qatar, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait presentan el
índice más elevado de emisión de CO2 del mundo, debido a la extracción de hidrocarburos, la
climatización y la circulación de vehículos muy contaminantes, cuentan con muy pocos
habitantes en comparación con China, India o Estados Unidos. Según la Agencia Internacional
de la Energía (AIE), de limitarse las emisiones de dióxido de carbono a 450 partes por millón
(ppm), los países de la OPEP perderían el 16% de sus ingresos (40 000 millones de dólares)
1
de aquí a 2030. Estos países exigen además, en calidad de países en desarrollo, la
transferencia tecnológica necesaria para diversificar su oferta energética y reducir su
dependencia de la exportación de crudo.
Esto explica la defensa por los países productores de crudo de la tecnología de secuestro y
captura de CO2 (CCS, en sus siglas en inglés), que, por el momento, lidera la empresa
petrolera noruega Statoil. De poder desarrollarse a gran escala, las industrias más
contaminantes podrían presumir de generar carbono ‘limpio’, gracias al secuestro del dióxido
de carbono y a su almacenamiento en vetas subterráneas de gas vacías. Arabia Saudí fue más
lejos, al defender en Copenhague, sin éxito, la inclusión de esta tecnología dentro del
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que contempla el protocolo de Kioto y por el que los
países ricos ganan derechos de emisión en el mercado de carbono si realizan proyectos
energéticos limpios en países en desarrollo. “Arabia Saudí no tiene ni un solo proyecto MDL
porque somos completamente dependientes del petróleo, así que la única oportunidad de tener
uno es la captura y secuestro de dióxido de carbono. Es la tecnología más prometedora para
combatir el cambio climático”, explicó la delegación saudí durante las reuniones técnicas
previas a la negociación política. Argelia también defendió esta opción al llegar a la
intervención en la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno, en la primera cita climática que
más altos cargos ha visto desfilar por el plenario. El presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika,
2
dijo que su país “considera la captura y secuestro de CO un elemento clave de su política
nacional sobre cambio climático”. De hecho, Statoil ya desarrolla un proyecto CCS en Argelia.
Ahora bien, los países árabes son conscientes del potencial de las energías renovables en su
apuesta por diversificar su oferta energética. El Gobierno de Qatar explicó en su
comparecencia en Copenhague que este país “entiende las enormes posibilidades de las
energías renovables, en concreto de la solar. Nuestro gobierno fomenta las renovables, como
demuestra el fondo de 150 millones de dólares para investigación y desarrollo abierto por la
Opep”. En este sentido, destaca la creación en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), de la
primera ciudad 100% renovable en Oriente Medio. Masdar City, que empezó a construirse en
febrero de 2008, albergará a 50 000 habitantes, no permitirá el acceso de vehículos
motorizados, reciclará el 80% de la energía que consume y funcionará exclusivamente a base
de energías renovables, en concreto de solar. Además, Abu Dabi será la sede de la Agencia
Internacional de Energías Renovables, fruto de una iniciativa alemana que tiene como objetivo
la promoción de energías limpias en todo el mundo.
Los países del norte de África también salen victoriosos del acuerdo de Copenhague. Su
demanda de apoyo financiero, en calidad de país en desarrollo, será atendida a partir de 2012.
El texto prevé la creación de un fondo de 10 000 millones de euros anuales destinado a que los
países pobres se adapten a los efectos del cambio climático e inviertan en tecnología.
Marruecos, Egipto y Túnez figuran entre los países que ya cuentan con un programa de
inversión en renovables, en concreto de energía solar. El Cairo espera que el 20% de la
energía que genera sea de origen renovable en 2020. Por su parte, Marruecos prevé la
instalación de 2 000 MW de energía solar, que elevará al 42% el consumo de energía
renovable para la generación de electricidad.
2
Descargar