La historia de Martos a través de una vivencia personal

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La historia de Martos a través de una
vivencia personal
AUTOR: JOSÉ LÓPEZ CIVANTO
TUTOR:
Dr. D. JUAN JOSÉ FERRER MAESTRO
UNIVERSITAT PER A MAJORS.
3er CURSO 2007 - 2008
DEDICATORIA
Este pequeño trabajo está dedicado a mis hijos, a quienes siempre llevo,
como no podía ser de otra manera, en mi corazón.
A mis compañeros de curso, por su apoyo moral y amistad que me ha
dado fuerza en la “mayoría” de edad.
A todos los marteños que viven en esta bendita tierra y que tienen su
corazón repartido entre Martos y Castellón, dos amores y dos honores.
A mi amigo Paco de Diego por darme su amistad y que sin él,
posiblemente, este trabajo hubiese quedado muy mermado.
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ÍNDICE GENERAL
I - EL VIAJE ............................................................................................................................................................... 4
II - MARTOS............................................................................................................................................................... 7
III - CAMINO AL OLIVAR .................................................................................................................................... 14
IV - EL OLIVO ......................................................................................................................................................... 18
V - EL ACEITE......................................................................................................................................................... 22
VI - LA PEÑA ........................................................................................................................................................... 25
VII - SINTONIAS ..................................................................................................................................................... 26
VIII - LA INQUISICIÓN ......................................................................................................................................... 28
IX - ANDALUCISMO.-............................................................................................................................................ 33
X- AMBIENTES ....................................................................................................................................................... 35
XI - LA CRUZ DEL LLORO .................................................................................................................................. 40
XII - LOS REYES CATOLICOS EN MARTOS ................................................................................................... 47
XIII - LOS LAVADEROS........................................................................................................................................ 51
XIV - MADRE Y PATRONA .................................................................................................................................. 55
XV - ENTRADA AL SEMINARIO......................................................................................................................... 61
BIBLIOGRAFIA....................................................................................................................................................... 66
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I - EL VIAJE
“Vivimos de los recuerdos”. Esta frase se me quedó grabada, no podía entenderla entonces. Es
erróneo. Se vive del hoy, se goza del hoy; hay que superarse. Mañana ya vendrá. El trabajo, las
ilusiones, el afán de superación, la familia… es la vida del día a día. La fuerza entonces, de mis
años, no me deja mirar atrás. No tengo escrito suficiente para hacerlo.
Casi cincuenta años de trabajo, de vida, superación, sacrificios, penas y alegrías. Eran años de
aquellos movimientos migratorios en España. No eran fáciles, pero había ilusión y esperanza. Y
con estos ingredientes se superan las adversidades. Hoy, sí que puedo comprender la frase. La
jubilación nos transforma en seres más pensantes, sosegados. Duras o suaves actividades que ya
no volverán, pero que en nuestro vivir de cada día, agradablemente las tenemos. Unos recuerdos
infantiles, que gracias al puente de la vida, los recordamos a pesar de las carencias más
perentorias de aquel punto opuesto del mismo. Si, “vivimos del recuerdo”. Yo quería volver
atrás. Quería volver a mi infancia. Esa infancia que nos marca. Quería volver a sus recuerdos.
Quería volver a mis raíces. Todos queremos volver.
Años, muchos años lo quise hacer. Las circunstancias de toda índole se prestaron. No quise
perder la ocasión. No lo pensé dos veces. El viaje al punto opuesto del puente, lo había efectuado
muchas veces. Esta vez era diferente. Los sentimientos que albergaba en mi interior, eran
superiores a la realidad. Ante mí tenia mas
de seiscientos kilómetros en mi viejo coche.
Me respondió. Yo lo sabía. Este viaje era
diferente. No era ver la familia, las
amistades, las calles del pueblo –aunque
también- la razón, simplemente, era el
poder convivir con aquellos amigos y
compañeros de estudios y que nos marcaron
de forma muy positiva, en nuestro propio
desenvolvimiento de la vida. Mis recuerdos
infantiles, aquellos años de preparación, disciplina casi rígida, pero que sigo manteniendo mi
defensa en ella, fueron muy enriquecedores.
El contacto con mi amigo Antonio, había sido ya planificada mi estancia en esa. Simplemente el
poder estar con alguno de aquellos compañeros de esos estudios especiales que cursamos en la
capital, JAEN, me hicieron el viaje mas corto. Con la ilusión de poder, repito, estar con aquellos
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compañeros, me di cuenta que estaba ya a la salida de la capital. Momentos después, y a pocos
kilómetros, ya se divisaba la famosa Peña de Martos, con sus 1003 metros de altitud. Elemento
tectonico independiente que desde la antigüedad, ha proporcionado el asentamiento humano,
convirtiéndose en el eje esencial de la imagen de Martos. Esta Peña ha condicionado la
idiosincrasia de sus habitantes el desarrollo físico de la ciudad, sorprendiendo al viajero por su
peculiar y atractiva configuración física e histórica. Ya desde lejos llama la atención esta imagen
única que representa su paisaje, la legendaria Peña y el caserío asentado en sus laderas, formando
un bello conjunto de casas blancas derramadas en escalones sucesivos y que parecen querer
buscar el olivar. Calles de marcadas pendientes y con fuerte personalidad, sugerentes rincones y
miradores abiertos a la extensa campiña del verde olivar que se pierde en el horizonte.
La Peña se nos revela desde la antigüedad como un lugar privilegiado para la defensa, una
verdadera fortaleza natural inexpugnable. Ya en el medievo se levanta un castillo que controla
todo el territorio de alrededor. Es en esta época cuando musulmanes y cristianos dejan sus cuitas,
dotando a Martos con un amplio sistema de fortificación.Toda la ciudad se rodea de una serie de
murallas que amplían lo que había sido la cerca romana. A cada tramo se construyen torreones
de vigilancia y se cierra con puertas que impiden el paso de exterior. Puerta de Jaén, Puerta del
Sol, Tranquera, Arco Ventosilla… y algunas más. Muchas de estas se están recuperando.
En 1219, Fernando III conquista la Villa, y que en 1228 cedería a la orden de Calatrava para su
defensa. Martos se convierte en ciudad fronteriza y adelantada, primer bastión defensivo frente a
los musulmanes del reino de Granada.
Al subir a la cima de la Peña y observar los restos que aún se conservan del Castillo y las
murallas que lo envolvían, podemos hacernos idea de la gran envergadura de este, así como las
inmejorables vistas que desde allí se nos ofrece. Nos damos cuenta del lugar tan estratégico y
desde donde se controla todo el territorio de alrededor.
Con estos pensamientos, desde la visión de la Peña, ahora estudiados y consolidados, diez
minutos por la autovia de Jaén a Martos distantes 24 kilómetros. Me encuentro a las puertas del
Hotel los Cózar, ahora Fernando IV, pero por la amistad y vecindad siempre se le ha conocido
por el primero. Al bajar del coche ese olor peculiar, ambiente, forma en ese hablar andaluz, me
hicieron recordar otros tiempos muy pretéritos. Sacando la maleta del coche, un toque en el
hombro me volvió a la realidad. No conocía esa persona que me hablaba y al mismo tiempo me
tendía la mano con una sonrisa sincera en sus labios. Se me dio a conocer. Era un amigo de los
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primeros años. ¡Como había cambiado! Sinceramente no le recordaba. Me enseñó una fotografía
en la que yo también estaba. Yo tampoco me reconocía.
Te vi sobre los campos verdes en un fondo azul de lejanías,
aún mas cerca del cielo que cuando estoy contigo.
Eras como un algo nuevo de las cosas que se han visto de cerca
y luego en la distancia se llenan de bellezas.
Todo el corazón se me llenó de orgullo,
y me dolía el alma de no ser un campanario,
de no ser una torre o una casa de blancas paredes.
Me hubiera conformado, aquel instante, con ser un simple árbol
de los que crecen por tus plazas.
¡Oh, ciudad, que pequeña eras y que bonita distante!
Toda entera cabías en la mirada,
eras una medalla colgada sobre el pecho del cielo,
una bandada de palomas que el vuelo ha detenido
para arrullarse al amparo de la Peña.
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II - MARTOS
Sin saber cómo, me di cuenta que estaba paseando por las calles de ese barrio donde yo vivía.
Ante mí aquellas imágenes infantiles donde solíamos jugar. Los grandes
cambios estructurales que me rodean, no los percibo, no los quiero ver.
Mis ojos están viendo la canariera, ese mirador todo acristalado y
sustentado por unas trabajadas columnas de hierro. Rodeando el exterior
por un gran zócalo de un metro de altura con madera trabajada. En la parte
superior, una gran terraza dando esa vistosidad andaluza. Todo un símbolo
en aquel tiempo en esa visión virtual mis ojos se llenaron de luz y
recuerdos. ¡Cuántos de ellos me traen a la memoria! No quería que esa
visión se disipara. Quería volver a sentir el contacto de aquellas columnas. Este mirador hacía
esquina con la calle el Badillo. Dentro, la casa vivienda y en la misma entrada, atravesando la
cancela, ese fresco patio andaluz. Tuve la suerte de entrar varias veces y observar esos rincones
alfombrados de macetas de muy diversas plantas y flores multicolores. Plantas que rebosan salud
y frescura; geranios, damas de noche, cintas, colicasias, rosales, margaritas, orejas de oro,
helechos y muchas mas, que sorprenden y acarician los ojos del visitante. Enredaderas en las
paredes, con macetas de largas cabelleras verdes andaluzas que dejan pender sus plantas, el olor
a jazmín mezclado con el azahar de naranjos bordes. En el centro una fuente que surte el agua
con su sonido chisporreante y monótono que incita al paseo sosegado por las baldosas de grana
oscuro. La quietud y frescura en verano se sentía con su sola contemplación. Doña Concha
Puchol, así se llamaba la dueña. Hoy la calle del Badillo lleva su nombre por méritos propios.
Estos recuerdos infantiles son semi-borrosos,
pero dulces y alegres a pesar de las carencias
de ese tiempo.Cuando se es muy joven hay
momentos que son mágicos. Me encontraba
en Martos donde nací.
El ser humano siempre se ha enorgullecido de
sus orígenes. Ahora, este orgullo lo estamos
llevando,
gracias
a
las
técnicas
e
investigaciones más avanzadas, a los más lejanos tiempos de nuestros antepasados. Esto
establece las más verosímiles exposiciones de exactitud de los mismos, con una cronología fiable
para el estudio de estas zonas de investigación. Nos acercamos más a nuestros antepasados,
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sabemos de su vida y costumbres y cada vez con más veracidad. Nuestra patria chica es un
cúmulo de sorpresas si analizásemos y dejásemos realizar los trabajos arqueológicos que yacen
bajo nuestro suelo. Y es esa riqueza la que tenemos que aprovechar y no desechar. Muchas veces
se hace por ignorancia o posiblemente egoísmo político.
Hace unos 18 años que se están realizando trabajos arqueológicas en determinadas zonas de la
Villa de Martos y dando un fruto sorprendente. La consecuencia histórica es de más de 6.000
años de antigüedad. Un grupo de arqueólogos; Vicente Barba, Francisca Alcalá y Mercedes
Navarro, han encontrado en una extensión de casi 58 Has., estos hallazgos, aunque la extensión
debe ser mucho mayor. En una de las zonas halladas, muy cerca del núcleo urbano, esto ya es
conocido desde hace tiempo. La construcción de varias viviendas pusieron al descubierto restos
de estructuras de época romana, al igual que gran cantidad de materiales prehistóricos en
superficie (cerámicas, líticos, piedras pulidas…). En otra zona de investigación se hallaron restos
prehistóricos, romanos, islámicos y época moderna. En zonas de próxima construcción, se han
encontrado una intensa secuencia distribuida desde el Neolítico hasta la época moderna. Esta
zona explorada, nos devuelve la imagen de una ocupación lejana en el tiempo y que quedó
enterrada por las huertas que nuestros abuelos cultivaron en este lugar.
Desgraciadamente todas estas zonas (que son cinco) se encuentran en proceso de urbanización.
El Z.A.P.M. (Zona Arqueológica del Polideportivo de Martos) se resiste a pasar desapercibida y
está llamada a formar parte de la lista de los grandes asentamientos descubiertos del Alto
Guadalquivir. Aunque han sido encontradas cinco zonas arqueológicas, se señala que estas
aumentaran considerablemente. Estos arqueólogos, en su riguroso y metódico trabajo, exponen:
“hemos intentado escuchar lo que las huellas del pasado nos vienen a decir… cavilamos,
pensamos, miramos una cerámica con detenimiento, la limpiamos y volvemos a pensar…
anotamos, dibujamos y volvemos a
pensar…”. Mucha gente pensará
que son “cuatro piedras” sin
importancia, pero esas piedras nos
hablan y nos dicen que alguien las
agrupó en un proceso de trabajo y
nos
enseñan
cómo
éramos
y
pensábamos hace miles de años y
al mismo tiempo nos dicen que
estamos aquí con un corto periodo
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de tiempo… “volvemos a escuchar”. Todo lo que aquellas personas nos han dejado, bien
consciente o inconscientemente, nos pertenece a todos y tenemos la obligación de respetar esa
herencia.
Según los historiadores y en cuanto a los orígenes de la ciudad, los primeros asentamientos se
trasladan al Neolítico Final, 3100 (a.C.) con estructuras subterráneas para el almacenaje de
viviendas y fosos que rodean el poblado. Demostraciones arqueológicas explican distintos
asentamientos. En la monumental Fuente Nueva, ya se recogen recuerdos epigráficos de las
distintas dominaciones que detentaron la ciudad y cuyos orígenes se remontan a los Túrdulos.
“Fray Juan Lendínez” (1778) comenta en su “Augusta Gemella Ylustrada con los Pueblos de su
Partido oy Villa de Martos (sic)”. Ya los Túrdulos, corriendo el año 550 antes de la venida de
nuestro Redentor, fundaron: Tucci (Martos), Alcaudete y Arjona.” Según el autor, estos eran
naturales de Andalucía. “Eran los Túrdulos, según Dion Casio, historiador romano, y Estrabón
viajero e historiador (63-20), “gente de larga vida y costumbres blandas”. Plinio se refiere a
ellos, “que tenían más dientes que otras gentes, lo que contribuían a inicio de más larga vida”.
Estos Túrdulos fundaron la religión para la población siendo supersticiosa de la gentilidad. Esta
aumentó con los fenicios. Los romanos les dieron a venerar tantas falsas deidades, cuantas el
error y la soberbia dio a su corte romana”, según Fray Juan Lendinez. A pesar del nombre que le
dieron, Tucci, a la ciudad, también es cierto que se tituló con el nombre de Columna Esclarecida
de Hércules”. Posiblemente haciendo alusión a la valentía de su gran Peña. Hay una gran
inscripción latina - según algunos historiadores falsa- pero no para el P. Lendinez, en la pared de
la antigua Cárcel a mano derecha del que sube a la plaza: “HERCVLIS ANTIQVA
CLARISSIMA RUPE COLVMNA DICERIS A CLARO STEMMA TE NOMEN HABENS”.
(ANTIGUA Y FAMOSA COLUMNA DE HERCULES TE LLAMAS, POR ESO NOMBRE
TAN PRECARO COMO NOBLE ESCUDO, HOY TAMBIEN LLEBAS”. El P. Lendinez no da
importancia al cambio que dieron los romanos al denominarla “Colonia Augusta Tuccitana”.
Según Cicerón (Oratore. II ,36), siempre será verdadero que la historia de cualquier pueblo que
sea, por mayor o menor que este sea, ha sido y será “testimonio del tiempo pasado”,
“iluminación de la verdad” sin dejar de ser también para la memoria, “un recuerdo del pasado”,
siendo a la vez “maestra de la vida” y “mensajera de antigüedades”. ¡No podemos dejar estas
reflexiones en el olvido! Muchos son los comercios asociaciones, entidades… con la antigua
denominación de TUCCI. Sigue el Padre Lendínez exponiendo su célebre sede episcopal
romano-visigoda sita en la ciudad Augusta Gemella (Martos); de sus obispos, tales como
(nombrando algunos): Velato (588-604), Agapio (604-616), Fidencio (616-634), Guda (634-646)
y que es propio de la nación Goda. Hace un estudio de la ciencia numismática, que no llegó a
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estar suficientemente desarrollada en sus días, no pudo conocer ninguna moneda de oro
visigoda-tuccitana y cuya ceca erigieron siete reyes con la leyenda de Tucci y con el nombre de
los monarcas. Estos monarcas fueron: Sisebuto, Suintila, Sisenando, Chintila, Ervigio, Egica,
Witiza. Sigue Fray Lendínez y describe la Vega de Martos: “Crianse los olivos tan frondosos
que las campiñas y montes son delicias de los ojos; son estas plantas las más fecundas de toda
España y aún del Andalucía… nunca falta este fruto del aceite cuya calidad y buen gusto excede
al celebrado de la Provenza.”
La historia de Martos, tuvo en la época romana un periodo excelente de prosperidad que dejó de
manifiesto, gracias a los numerosos vestigios que se han encontrado. La esencia del poder
romano está en sus legiones. Eran hombres reclutados por un largo periodo de tiempo y
entrenados para la guerra. Esa era su específica labor. Pero al mismo tiempo propagaron su
propia cultura. El sistema de reclutamiento, varió de forma sustancial a lo largo del tiempo, ya
que el contingente de hombres era mayor cada vez, sobre todo en las guerras Cántabras o
Lusitanas. Fue Mario a finales del siglo II y principios del I a.C., quien reformó el ejercito. En
esta reforma los ciudadanos eran llamados a filas con excepción de los proletarios. A partir de
Mario, los ciudadanos mas humildes, fueron la base de las legiones romanas. Se formó el
soldado profesional, sin que la riqueza fuese un impedimento. Este servicio militar se
prolongaría durante veinte años para los soldados de infantería y diez para los caballeros.
LEGIONES EN LA COLONIA AUGUSTA GEMELLA TUCCITANA (Martos): LEGIO IV
MACEDONICA, LEGIOX GEMINA.
La presencia de tropas romanas; la IV Macedonica y la X Gemina, documentalmente están
constatadas en la localidad de Martos. La colonia romana “Augusta Gemella Tuccitana”, “como
consecuencia del reparto de tierras a su licenciamiento”…”Hacia el año 15-14 a. C. se funda la
Colonia Augusta Gemella Tuccitana sobre un punto elevado en la falda de la peña (de Martos),
con contingentes de veteranos de las legiones IIII Macedónica y X Gémina que habían luchado
en las guerras Cántabras”. Muchos de estos soldados ya habían perdido el vinculo familiar, no
aceptaban como recompensa, trozos de tierra en Roma, pero si en las colonias donde habían
estado en guerra. Esto les resultaba menos gravoso. En estas condiciones fue como muchos
llegaron a establecerse en Tucci (Martos), convirtiéndose en pequeños propietarios y que
llevarían a una transformación del paisaje agrícola. Estas transformaciones pudieron apreciarse
en los términos municipales de Martos, Fuensanta, Torredonjimeno, Jamilena, La Higuera y
Santiago.
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El conocimiento de su ubicación y sus hechos, nos ayudaran a reconocer su presencia en Tucci.
La Legio X Gémina se formó en la República estando en activo hasta finales del Imperio,
luchando siempre bajo mando de Julio Cesar. Pasando por diversas fases, fue disuelta al haberse
amotinado contra Augusto, pero fue nuevamente puesta en activo con el nombre de Gémina. En
España entró en el año 29 a.C. para luchar en la guerra contra cántabros y satures, asentando su
campamento en Asturica (Astorga) primero, y Paetovonium Rosinos de Vídriales mas tarde, en
donde se mantendría hasta el año 63 d.C.
Es de destacar una fuente, la epigráfica, encontrada en la Colonia Augusta Gemella Tuccitana, y
que nos acerca más a aquella época. Muchas inscripciones han sido halladas, en una de ellas
alguien encomendó el espíritu de un soldado de la Legio X, Cayo Urbanio, con una fórmula
habitual a los dioses Manes,
DM
C.URBANIO
FIRMINO
MIL.LEG. X
G.IVL. ING
NVVS…
“A los dioses Manes, a Cayo Urbanio Firmino, soldado de la Legio X Gémina, Julio Ingenuo…”.
Otro interesante hallazgo fue hecho en Higuera de Calatrava, localidad cerca de Martos. Se
trataba de la concesión de un privilegio, recogido en una plancha de bronce, y que se ortogaba en
el momento del licenciamiento. En España no llegan a la media docena de diplomas de este tipo.
LEGIO IV MACEDÓNICA.- Esta Legio fue creada en el año 48 a.C. en época de Julio Cesar,
estando en activo hasta el año 70 d.C. En Hispania se asentó en la Herrera del Pisuerga
(Palencia) antes del 15 a.C. La presencia de soldados de la Legio IV en la Colonia Augusta
Gemella queda atestiguada en esta inscripción que una hija mandase esculpir en la piedra en
memoria de su padre:
“C. ILIO.F.SER.
SCAENAE. DECURIO
EQ. CENTURIONI
HASTATO. PRIMO
LEG. IIII. IIVIR
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LAETA. FILIA”
“A Cayo Julio Scaena, hijo de Lucio, de la tribu Sergia, decurión de caballería, primer centurión
de hastados de la legion IIII, duoviro, su hija Laeta”. De esta forma y tal como indican los
escritos consultados, los soldados veteranos accedían a esas parcelas que se les asignaban por el
largo y duro trabajo para el Imperio. Contribuían a la romanización de la población y la
propagación de sus culturas. Llegando, probablemente, a establecer vínculos matrimoniales con
mujeres indígenas. No solo se circunscribió a este campo, sino que también ayudaron al
desarrollo de las comunicaciones y al impulso económico de muchas tierras improductivas. La
mención del epígrafe a la categoría de Duoviro, indica que este veterano llegó a ocupar una
importante magistratura en el gobierno de la colonia.
LA ERA MODERNA.
Todo ello demuestra la importancia civil y económica de la ciudad. Fue la ciudad ibera,
convertida en época romana, en colonia Augusta Gemella. Con los visigodos fue su sede
Episcopal y los musulmanes le dieron el nombre definitivo de Martos. Tras la conquista cristiana
se convirtió en la Capital de la Orden de Calatrava en el alto Guadalquivir.
Estos acontecimientos, en el siglo XVI, serán especialmente importantes y significativos para la
villa de Martos. En este siglo se producen grandes cambios que contribuyen a configurar la
imagen moderna de la ciudad. Personalidades, como el Gobernador Pedro Aboz Enríquez,
arquitecto-escultor, Francisco del Castillo, colaboran a estos cambios. No podemos olvidarnos
de Diego de Villalta, humanista, que estudia la historia de la ciudad, aportando gran cantidad de
datos y exponiendo un origen mitológico. En este siglo el desarrollo de Martos, en el concepto
arquitectónico, es muy interesante, destacando el manierismo andaluz. Es Francisco del Castillo
con sus obras mas interesantes, el que expresa mejor esta clase de movimiento andaluz, con la
Cárcel y Cabildo (actual Ayuntamiento), el Pilar de la Fuente Nueva, remodela el interior de la
Iglesia de Santa Marta levantando gigantescas columnas de orden toscano y al mismo tiempo
construye su elegante Torre Campanario. A destacar, el edificio de la antigua Cárcel y Cabildo.
Su fachada principal, flanqueada por dos pilastras dóricas fajadas con dintel despiezado sobre el
que aparece un frontón triangular que se parte para acoger el escudo de los Austrias; a ambos
lados, las figuras escultóricas de la Justicia y la Misericordia. En los laterales, los escudos de
Martos y del gobernador Aboz Enríquez. Es muy interesante el zócalo de la fachada lateral, por
su conjunto de láminas romanas y restos arqueológicos. La obra de Francisco del Castillo,
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subjetivamente, está en la monumental Fuente Nueva. Consta de un pilar abrevadero y otro más
pequeño en el que dos leones esquemáticos, hacen de caños arrojando el agua, así como un gran
zócalo o frontal. En el zócalo se utiliza el almohadillado, destacando la rusticidad y
monumentalidad propia de Francisco del Castillo. En él la heráldica es la protagonista; en el
centro, el escudo de los Austrias, a los lados el escudo de Martos y el del gobernador Aboz
Enríquez. Este arquitecto dejó su importante obra arquitectónica, no solo en Martos, sino en todo
el ámbito andaluz. Miguel Calvo en su poemario, “MARTOS A GOLPE DE SONETO”,
describe como nadie el Pilar de la Fuente Nueva:
Fuiste la voz sonora y refrescante
Del agua que manaba, limpia y pura,
Por tus fauces leoninas. La frescura
En el labio febril del caminante.
Y alivio para todo el rocinante
Que en los días de sol y calentura
En tu pilón doblaba su estatura
Bebiendo en tu cristal purificante.
Y dadora de vida fue tu mano,
Noble alfaguara en luz y señorío,
Y Jordán de un convento franciscano.
Fuente Nueva, al mirarte, tú me miras,
Y tu silencio es palabra que me hiere,
Una verdad que abate las mentiras.
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III - CAMINO AL OLIVAR
Siempre nos marca. Muchas veces lo tenemos en mente. Hablando de él siempre son elogios, tal
vez exagerados, pero no nos cortamos si tenemos ante nosotros otra persona que habla del suyo.
Si, me estoy refiriendo a ese “amigo del hombre”, el perro. “Mi toby es muy inteligente.” “El
mío sabe esto o aquello”. “Yo tuve uno que hacia…” “Cuando yo estaba triste…” Múltiples
alabanzas se prodigan a nuestras mascotas, los perros. Siempre ensalzamos sus cualidades a
cotas elevadas, “Al final se le quiere como a otro miembro de la familia”, se dice. Cierta razón se
tiene. Si, este animal se ha ganado y con mérito, el apelativo de “mejor amigo del hombre”. Los
recuerdos a la niñez, desde la distancia del tiempo, me hacen recordar aquel perro que tenia mi
abuelo. Mis recuerdos son difuminados pero marcan determinadas anécdotas que me sucedieron
o me contaron. Quiero asumirlas como verdaderas, dadas las cualidades de este animal que me
marcó, repito, a través de los años. Ahora su recuerdo lo valoro más. Como niño lo veía
relativamente grande. Ahora deduzco que no seria tanto. Color canela oscuro, ojos vivarachos,
atento al mínimo ruido y girando la cabeza con rapidez, las orejas enhiestas en la dirección de
donde provenía. “No hay nada de qué preocuparse”, parece que me decía, volviendo a mis
caricias o juegos. Hocico largo de podenco y rematado en blanco pálido. Enjuto, no podía ser de
otra forma, el ambiente de la posguerra lo “ordenaba”, pero no tanto como podían estar otros. La
inteligencia estaba en lo mas hondo de su peculiaridad. Explico. Nunca a mis abuelos les dieron
queja alguna de mordisco o ladrido poco amistoso. Todos los niños eran amigos. Aunque
algunos no se comportaban con él de forma correcta, por expresarlo amigablemente. Alguna
queja “suave” si que habían recibido mis abuelos. Las tardes esos niños con sus meriendas, el
perro muy inteligentemente detrás de ellos, y con gran sigilo se apropiaba de alguna parte de esa
merienda.
El cultivo del olivo siempre ha estado
inmerso en la mente del marteño.
Gracias a ello el olivar de Martos ha
traspasado las fronteras nacionales,
mimando el olivo, aunque, como decía
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el escritor y agrónomo hispanorromano Lucio Columela: “De todas las plantas con tronco, la que
exige menos gasto es con diferencia, el olivo…”. El trabajo de éste ha de ser una constante y
eficaz labor para su impulso futuro. Tal es así, que desde 1981, se viene celebrando la fiesta de la
aceituna, homenajeando, como no podía ser de otra forma, a los trabajadores aceituneros. Ya en
el Programa de Actos de esta I Fiesta, expone el porqué de esta: “Martos, isla rocosa entre un
mar de olivos, no quiere navegar solo en su gran barca por el verde olivar y abre los brazos y el
corazón a las tierras de Jaén y Andalucía; a sus gentes y a sus pueblos, para que podamos unirnos
todos en la misma empresa de exaltación AL OLIVO”, y “proclamando el titulo de “Andalucía
Olivarera y Aceitunera por excelencia”. La unanimidad de esta fiesta por sus recursos especiales,
la ostenta: “Martos la Capital del Olivo y el Aceite”.
Desde la distancia cronológica, quiero recordar a mi abuelo, hombre de campo, trabajador del
olivo, que con su sabiduría en la poda (“corta”) del mismo contribuyó a ensalzar con sus
enseñanzas. Nuevas técnicas se han aplicado en el olivar, no solo en su poda sino en el mismo
cultivo de la tierra afín de aumentar su producción. Técnicas en la preparación de la tierra, en el
aprovechamiento del agua de lluvia de escasa cuantía, el combatir la misma erosión, todo ello
hace que este árbol de paz sea más dadivoso.
Me enseñaron a amar el campo. Una de mis grandes alegrías cuando mi abuelo me decía pasar
por casa a recogerme e ir a la “corta” con él. Estábamos muy unidos. Unos modismos muy
familiares, al menos para mi, era llamar a los abuelos “papá Manuel, mamá Dolores”. Mi abuelo,
papá Manuel, tenía que recogerme al día siguiente para ir al campo, “la corta”, la poda del olivo.
Era encargado de determinadas fincas y contrataba a las personas que irían al trabajo con él.
Llegados a la finca se elegía el olivo mas adecuado para el hato. En el se colgaban las “talegas”
con la comida. Ordenaba al perro quedarse en el hato cuando los trabajadores estaban podando.
No se movería, pero los mismos trabajadores, tampoco podrían acercarse a este si no iban
acompañados de mi abuelo o bien me lo ordenaba a mi para acompañarlos, a pesar que ya los
conocía. Mis recuerdos de estas tareas del olivo eran de diferente cometido. Para la “corta”,
poda, se usaba el hacha “fina”, con astil largo y fino, con un afilado verdaderamente
extraordinario. El “hacha gorda”, para usarla en los grandes troncos que ya habían sido cortados
y dejados en el suelo para ser troceados. Otra herramienta usada era el hocino, especie de hoz
para cortar las ramas finas de los troncos ya caídos. En estos trabajos cada operario llevaba su
animal de carga, generalmente el burro, para el transporte de leña de su uso particular. Las recuas
de estos animales, eran continuas hasta llegar cada una a su “tajo”. Estos animales pacían
trabados, no muy lejanos del trabajo. Si estos se dispersaban o alejaban más de lo normal,
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recuerdo dar órdenes al perro para su localización. Nunca se equivocaba y sin tardar. Esas
labores practicadas al olivo y esas vivencias con los obreros -prácticamente siempre eran los
mismos- se grabaron de tal forma en mí que su recuerdo me produce un gran sosiego y placer.
“Vamos a liar un cigarro”, decía mi abuelo. En ese cigarro se hablaba de cualquier tema o bien
del problema de ese olivo por las ramas que había que cortar. El olor de esa hoguera
chisporreante, aun hoy la sé distinguir del resto de otras leñas. La hora indicada para comer se
expresaba: “dar de mano”, parar de trabajar. Todos alrededor de la hoguera o bien bajo el hato.
Como niño, uno de los misterios que siempre me intrigó; cuando mi abuelo preparaba el
gazpacho en el “dornillo de madera” - bol-. Mi abuela le entregaba una pequeña botella en la
que mezclaba el aceite y el vinagre. No llegaba a comprender cómo podía sacarse un
determinado líquido sin mezclarse. Ya mi abuelo me había preparado una cuchara hecha con
corteza de olivo. Uno de los trabajadores, Juanito “el Jota” era de una familiaridad tal que en mis
múltiples viajes a Martos, siempre le visitaba con la alegría sincera de ambos. Una voz
privilegiada para el cante. De vez en cuando se oían esas bulerías, fandangos, granainas… por
esas campiñas salidas de su garganta. Ese ambiente campero no lo he podido olvidar. “Jota”,
arráncate por fandangos, que te salen bordaos”. No he podido olvidar esas costumbres, siempre
en mi interior he deseado que estas no desaparezcan. Pero el deseo y el recuerdo, no han podido
anular la realidad. Las narraciones de la infancia son procesos interesantes para la juventud y la
madurez, y que interesa a todos recordar y no olvidar.
Eran costumbres normales las frases del saludo o despedida: “Dios guarde a usted.” o “Vaya
usted con Dios”. De pasar algún viajero en el tiempo de la comida, se le invitaba a participar de
ella. Presencié alguno de ellos, degustando lo que se tenia. La hora indicada y “a dar de mano
por hoy”. En el camino de vuelta y otras recuas con sus dueños camino a casa, camino a Martos
al
atardecer
y
al
coronar ese viso y ante
todos, la efigie perenne
y orgullosa de La Peña,
y en su ladera las casas
escalonadas y blancas.
¡Que
bonita
eres¡
Quiero repetir, como
nadie lo ha hecho con
sus piropos, a Miguel
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Calvo en su soneto en un atardecer de Martos.
Se apasiona la tarde en tus fachadas,
se recrea, permanece con largura,
quiere sentirse cal, alegre altura,
rosicler de mejillas sonrosadas.
Y desborda azul en las calzadas,
donde la piedra ofrece su grisura,
y rodea con sus brazos tu cintura
Y te obsequia con brisas perfumadas.
Porque la tarde en ti se solemniza
y transforma en belleza cuanto toca,
y en romance de piedra se eterniza.
Porque la tarde en ti siempre convoca
al sol anaranjado que agoniza
y un volcán de esplendor en ti provoca.
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IV - EL OLIVO
La carretera del Monte López Álvarez, frente a mi casa. A los márgenes de esta, largas hileras de
árboles mitigando el calor seco y alto del verano a los trabajadores y recuas de animales, camino
al trabajo olivarero. El olivo condiciona en su base mas intima, la idiosincrasia de sus habitantes.
Imposible desligar al marteño su
identidad íntimamente unida al
olivo. Lleva en si su conocimiento
como
habitante
de
Martos,
viviendo en ese mar verde de
olivos, no solo para su propia
economía, sino también para su
propia
identidad
cultural.
Lo
agrario de este cultivo está en los
mismos genes del marteño, es el
Santo y Seña del mismo.
Para hablar del origen de este árbol, hay diversidad de opiniones. Algunos historiadores dicen
que fueron los fenicios quienes trajeron el olivo así como su cultura del aceite a la península,
expandiéndola por el Mediterráneo. Lucius Columela, nacido en Cádiz, 3 o 4 años a.C. tratadista
de agricultura, en su “De Re Rustica”, afirmaba: “Olea prima omnium arborum est.” Y sigue
teniendo actualmente su plena vigencia. “El olivo es el principal entre todos los árboles.” Este
árbol, símbolo de viejas leyendas y símbolos ancestrales, existen diversas hipótesis de su
procedencia. Unos es origen de Asia Menor, otros procede de Siria, Líbano e Israel, pero casi
todos señalan su importación a los fenicios, pueblo esencialmente comercial. De este comercio,
posiblemente, sea lo más indicado de su importación. Lucio Columela, tiene mucho escrito
dedicado al olivo. En el tratado, ya mencionado, escribía: “De todas las plantas con tronco, la
que exige menos gasto es, con toda diferencia, el olivo, que es el primero de todos los árboles.”
Ovidio en La Metamorfosis” dice; “alimento de los dioses”. Quien sube a la Peña de Martos y
desde esa atalaya contempla todo ese mar verde, puede entender esas alegorías a aquellos dioses.
Al AWAN, árabe, nacido en Sevilla allá por el siglo XII, hacia mención del libro, La Agricultura
Nabatea del siglo IX d. C, y decía “El olivo pertenece a los dioses Zonhal y a Can (de cultura
babilónica), ellos lo alaban y protegen.” El mismo Al Awan empieza su capitulo de los árboles
que se plantan en algunas provincias de España con el olivo, “y que decir de los frutos de este
árbol, que una vez molturados, rezuman aceite, medicina que cura toda clase de maleficios,
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ungüento que suaviza el cuerpo de los atletas, óleo sagrado, liquido energético…”. Este célebre
escritor de agricultura, nacido en Sevilla, no se sabe muy bien de su nacimiento, aunque vivió
hacia 1150 de la era cristiana, fue su libro mas importante: “Libro de Agricultura”, y en el
prólogo dice que “la agricultura es la riqueza de las naciones”, y “patentiza que no es fantástica
leyenda lo que dice la tradición acerca de la habilidad que demostraron para el cultivo de la
tierra, sustentando la densísima población árabe que vivía en las regiones andaluzas,
conquistando un alto grado de prosperidad y civilización. De esta obra hacen mención, José
Blanqueri en 1802 en Madrid y Clement de Mollet en Paris en 1864 a 1867. Como obra nos
permite reconocer los conocimientos agrícolas de la época, expuestos clara, ordenada y
metódicamente. No solo era conocido en estas latitudes, también en el Cairo, Bagdad, Ispahán y
Samarkanda. Aún hoy es digna de ser consultada por la inmensa variedad de enseñanzas que
contiene. Con respecto a los olivos, que es lo que nos concierne, recomienda para estos los
abonos más idóneos: mezcla de excrementos de caballo, de oveja, paja, tierra y ceniza. Aconseja
el polvo del camino desmenuzado e impregnado de excrementos de animales. Al plantar el olivo
aconseja que “habrá de ser plantado en tierras desprovistas de hierbas y en sitios ventilados,
porque la agitación favorece el desarrollo de la planta. Se han de plantar en otoño. La distancia
habría de ser, por lo menos, de 14 codos”. El escritor sevillano cree que pueden recoger las
aceitunas cuando ya presenten color rojizo y antes de que se ennegrezcan, coincidiendo con el
escritor Lucius Columela, unos 1200 años después. El Coran dice: Alá es la luz de los cielos y de
la tierra, su luz es semejanza de una hornacina en la que hay una candileja. La candileja está en
un recipiente de vidrio que parece un astro rutilante. Se enciende gracias a un árbol bendito, el
olivo, cuyo aceite casi reluce, aunque no lo toque el fuego. No existe en el mundo un árbol que
tenga tanta carga histórica y emocional como el olivo; inmortalidad, paz, sabiduría, esperanza,
salud, victoria… Luz de Luz.”¡Cuantos poetas nuestros expresan líricamente sus sentimientos y
atributos del olivo! Federico García Lorca, Miguel Hernández, Machado, Miguel Calvo… Este
último, en sus muchos escritos y en uno de sus grandes sonetos dice:
Y quiso Dios que fuera aquí el olivo
como muestra veraz de su grandeza,
y el campo se pobló con la belleza
del verdor del ramaje siempre vivo.
También la cultura más popular, expresada en coplas por los mismos aceituneros:
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Ya se acabo la ásituna,
ya me voy a mi lugar
y los amores que quean
en la cruz del olivar.
Tal es el amor al olivo, que la fantasía griega lo mitifica casi como religión. “Siendo puro el
olivo, quiere que sean puros, también, los que lo cosechan, y que juren que vienen solo de sus
propias mujeres y no de un lecho extraño…” Por supuesto no es esta la forma a seguir para la
producción de la aceituna, sino una argumentación de los grandes beneficios que nos aporta.
Miguel Calvo también expone su criterio acerca del “árbol sagrado”. Se acerca a la mitología
griega donde se lee: “En el Olimpo, celestial morada de los dioses helénicos, se entabló una
discusión acerca de quien pondría el nombre a una ciudad. Discutían Atenea y Poseidón,
acordándose que aquel que creara la más útil invención para la humanidad seria vencedor.
Poseidón golpeó con el tridente al suelo y apareció el caballo. Mas tarde, Atenea clavó su lanza
en el suelo y surgió el olivo. La diosa había ganado” La ciudad en su honor se llamaría Atenas.
Sigue defendiendo, Miguel Calvo, el olivo de dos maneras: primero en los lugares bíblicos y
evangélicos del Valle de Hebron y el Monte Tabor, cercanos al río Jordán. Biblia y Evangelios
como textos sagrados y en los que el olivo es esencial en la vida y la fe de nuestros antecesores.
En la mitología griega el olivo es, “elemento divinal, rito y alimento de
la mas grande de las culturas de todos los tiempos.” También expone
que fueron los cartagineses los que introdujeron en España el olivo”
(Aldaba pg.95, 2004). Del misticismo del olivo y su fruto ha estado
siempre asociado a dioses y diosas –Júpiter y Minerva- así como a las
proezas de los propios humanos que alcanzaron rango de héroes.
También en el sentimiento religioso o en textos como el Antiguo y
Nuevo Testamento o el Coran. “Soltó otra vez la paloma, que volvió a
él a la tarde trayendo en el pico una ramita de olivo”. Este acto ya se
asocia a un elemento de paz. En el Nuevo Testamento se hace mención de este árbol. Jesús se
arrodilla en el Huerto del Getsemaní expresando: “Hágase tu voluntad”. Son los olivos los
elegidos para ser testigos del cambio en la sociedad cristiana. Nosotros los marteños, lo vemos
como un amigo que se deja acariciar, que nos permite sentarnos a su sombra y que nos comparte
todo lo que tiene. Olivos cercanos o lejanos, presentes e íntimos, refugio de variadas aves, como
dijo Machado; “Por el olivar se vio la lechuza volar y volar… De este árbol, “el mas dadivoso de
la tierra”, tiene Martos casi dos millones. Con una producción media anual en torno a unos 80
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millones de kilos de aceituna y 20 millones de kilos de aceite. Martos es considerado como el
primer productor de aceite de oliva del mundo. De las 25.000 hectáreas que comprende su
término municipal, 21.227 se dedican al cultivo del olivo. La variedad predominante es la picual
o marteña. Actualmente cuenta con numerosas cooperativas de productores, almazaras privadas,
laboratorios… que han incorporado los últimos avances tecnológicos a fin de conseguir una
industria aceitunera competitiva. La Villa está a una altitud de 725 metros, con una población,
según datos de 2004, de 24.071 habitantes.
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V - EL ACEITE
No se podría hablar del oro líquido sin haber hablado antes de su origen. Martos sabe mucho de
ello. Si el olivo, haciendo mención a los poetas, es el árbol de la paz, árbol bueno, símbolo
litúrgico de los dioses…no lo es menos el zumo sacado de su fruto, el aceite. Un articulo de
investigación de Mª. Victoria Moreno, Profesora de Ingeniería Química de la Universidad de
Jaén, nos trasporta, difícil de demostrar como ella bien dice, a los orígenes del aceite y sus
primitivos usos. Por lógica, el hombre tenía que alimentarse básicamente de carnes y vegetales.
La movilidad era esencial para
encontrar estos alimentos. Se supone
que
este
antecesor
conocía
la
aceituna, ya que esta se recogía en
invierno cuando escaseaban los otros
alimentos. Es de suponer que el
hombre observó que la aceituna al
madurar se secaba pero no perdía su
grasa y al mismo tiempo el sabor
amargo había desaparecido, así como
su conservación era más fácil.
Empezó a descubrir que la grasa de la aceituna era fundamental para su dieta. Era necesario
mantener y almacenar este alimento ante posibles adversidades, lo que conllevó a acelerar el
proceso de secado. Posiblemente seria al sol y luego al fuego. Se presume, que este antecesor,
asistiría atónito al espectáculo del aumento
de fuerza del fuego por la acción del
combustible aceitoso. Posiblemente fue el
principio en el que el hombre descubrió el
aceite de oliva, no para su uso alimentario,
sino para el combustible. Así como en otros
descubrimientos que surgen en la Historia de
la Ciencia, de esta forma se descubriría la
acción
protectora
sobre
la
piel.
Este
encuentro del hombre con el aceite, habría de
pasar mucho tiempo para el consumo del
mismo, ya que la acidez tan elevada no era
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comestible, pero sí para el uso de ungüentos y combustible. Esto seria el inicio de la molienda,
pero sin romper el hueso. La profesora Moreno va exponiendo paulatinamente los procesos y
herramientas que emplearían estos hombres.
Es quizás el momento de recoger toda la producción que se pudiese de la aceituna para su doble
uso; secarla y separar el aceite para el combustible. Se supone que la aceituna madura seria
machacada sin romper el hueso, a fin de que la pasta fuese comprimida con las manos o los pies,
para la salida del líquido. La prensada de la aceituna, sin romper el hueso, sería práctica normal.
Posteriormente la prensada se debió realizar con dos piedras, una mas grande fija, de forma plana
y cóncava, y otra mas pequeña y móvil, accionada manualmente hasta conseguir romper el
hueso. Esto seria el inicio del aceite para el alimento y con menos grados de acidez. Las primeras
noticias que se tienen sobre la molienda, sigue la profesora, datan del siglo IV, a.C. Esta técnica
ya no tiene nada que ver con la primitiva, todo lo contrario, está mucho mas cerca de la moderna.
El posterior paso se dio, posiblemente, en España, en el Valle del Guadalquivir o bien en el norte
de África donde se han encontrado restos de un molino de piedras concéntricas. Mas tarde
empezaron a sustituirse las piedras cilíndricas por piedras troncocónicas y cónicas, similares a
los empiedros actuales. Solo, prácticamente, ha cambiado la tracción humana, después la animal
por la eléctrica y que aún funcionan bastantes empiedros. Toda esta técnica en la molienda se ha
mantenido hasta hace bien poco, contribuyendo a mejorar los rendimientos y la calidad del
aceite.
Hoy Martos como mas arriba se ha
expuesto, gracias a su elevado trabajo de
investigación y técnicas avanzadas, es
considerado en el mundo donde hay que
mirar por su producción y cuidado del
aceite.
Desde lo más antiguo, el aceite, zumo de
la aceituna, ha sido considerado como un
alimento
rico
y
nutritivo.
Las
investigaciones actuales cada vez son mas expresivas en los beneficios que se sacan del aceite.
Actualmente esta considerado como un producto único para nutricionistas a diferencia de sus
competidores, (girasol, soja, colza). Desde este punto de vista, los efectos beneficiosos son muy
elevados. El efecto negativo de los ácidos grasos saturados, sobre los niveles de colesterol en la
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sangre, y positivos al efecto del acido oleico. Por ello, confiere el aceite de oliva, una
importantísima actividad biológica.
Hasta hace aproximadamente unos veinte años,
los aceites soja, colza y girasol, se consideraban
óptimos para la salud, investigaciones recientes
han demostrando que la composición de ácidos
grasos del aceite de oliva, en la que predomina
el ácido oleico, es mas conveniente para
prevenir enfermedades cardiovasculares. Sin
querer
explotar
las
técnicas
Químicas
beneficiosas del aceite, que no es lo propio, solo
expondré y a nivel de calle, pero consolidado
por investigadores, los grandes beneficios del
aceite; retarda el envejecimiento celular, gran elemento para la prevención de tumores, combate
ulceras de estómago, su consumo ayuda en gran manera la próstata, el combinado de tomate y
aceite potencia el envejecimiento celular… Estas expresiones recientes, han sido expuestas por
médicos, amen de los que por vía escrito en revistas y folletos científicos, han sido publicados.
Cada vez emergen nuevas cualidades, según los investigadores del aceite. Es como se dice, “un
alimento todo terreno”. Muchos escritores y científicos, han dado fe de los muy variados
beneficios que se le atribuyen al aceite de oliva virgen. Cada vez se van encontrando mas, según
los especialistas, para nuestro mejor vivir y desarrollo de salud.
Martos es un compendio de arte e historia en base de su principal riqueza, el olivo. Es riqueza y
empleo, es ciencia e investigación, es dietética y gastronomía, es para los escritores, inspiración
poética y símbolo cultural. Para el marteño, el olivar, lo es todo. Es un símbolo litúrgico, que ya
al nacer y hasta la muerte nos acompaña. Usado para ungir a los profetas de Israel, a los
emperadores de Roma y a los mismos reyes de la cristiandad. El aceite ha hecho un alimento
imprescindible para el hombre y un medio de estilo de vida. ¡Cuantas enseñanzas encierra el
olivo! Ya Hipócrates descubrió la dieta del aceite hace muchos siglos. Los científicos mas
cercanos, mantienen las cualidades de este precioso oro liquido y que nos ayuda a mantener a
raya la invasión de lípidos y triligélidos que nos amenazan, remedia el exceso del estrés y otros
males, alargando la vida, como decía Plinio el Viejo (23-79) en su “Naturalis Historia”. Este
árbol de retorcido tronco, podemos asegurar que es casi la piedra filosofal de la juventud y que
hoy es sinónimo de garantía y salud.
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VI - LA PEÑA
Sigo manteniendo mi visión anterior de la carretera. Cruzo ésta y ante mi se aparece la Peña,
majestuosa, impertérrita, como retando al cielo, muda y como dice el poeta “Peña sin consuelo,
monumento de gris entalladura”. “Aunque nadie siga conmigo, siempre te seguiré” Este
pensamiento siempre va unido en lo mas hondo de su ser, al marteño. Por lejos de su entorno,
repito, el marteño lleva grabadas esas palabras, que virtualmente le dice “su Peña”. No es lógico
encontrar al nacido en Martos y no evidenciar ese elemento tectónico tan unido a su
idiosincrasia. “No mires atrás”. Esa frase no va con la emotividad de estos momentos. Siempre
volveré a verte y admirar tu figura perenne, sincera, eterna e inamovible. Tu, roca, eres firme,
tienes fuerza y a través de los siglos, sigues manteniendo tu matriarcado. Como tal, siempre al
cuidado de tus amantes hijos, que por lejos de ti, llevan en su mente, esa imagen majestuosa y
querida. No puedo perder el tiempo olvidándote, seria mal hijo. Te vemos como una gran madre
con sus alargados brazos que recoge y acuna a todos sus hijos. A pesar de los años de mi
alejamiento, siempre vuelvo a ver tu hermosa figura. Verte me hace vivir más intensamente.
Quiero darte las gracias por haber nacido a tu ladera, por haberte visto siempre…ha sido y sigue
siendo un gran orgullo. Conocerte y amarte como un hijo mas de tantos marteños, me honra.
¡Madre Peña, aunque tu, impertérrita, siempre te amaré! Alguien dijo: “Como una fortaleza que
quedó sola arropando a su pueblo fronterizo. Un seno, despuntando al alba, esperando dar vida a
sus hijos. Un volcán que encierra en sus entrañas todo el calor de nuestro corazón”.
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VII - SINTONIAS
Sigo en mi virtual sueño. A pocos metros
de mi, sigue allí el molino de aceituna.
Percibo el olor penetrante, sosegado, de
las almazaras. En la parte sur y rodeada de
una gran tapia, la casa vivienda. Quiero
ver aquellos majestuosos pavos reales
haciendo sus vistosas ruedas y oyendo sus
peculiares cantos, que ya eran familiares
en nosotros. Doña Amadorica, así se
llamaba la dueña. Pocas veces se la veía.
Peculiar y enigmático personaje.
La fuerte música, del coche que pasaba, me hizo girar la cabeza. Mi sueño seguía y me hizo
recordar aquella voz potente, timbrada y melodiosa de Maria. Era un placer poder oír aquella
voz. “Niño, no hagas ruido ahora, que está cantando Maria”. Esa “orden” era de mi madre. Pero
no era mi madre sola la que lo ordenaba, casi un silencio religioso, se hacia en la escalera. ¡Que
gran voz! Después eran los comentarios de las mismas vecinas. Elogios y hasta peticiones de
algún tema de aquellas cantantes de moda. No puedo ya recordar a Maria. Pero los recuerdos de
ella son dulces. El aferrarnos al pasado, a los recuerdos, nos hace vivir. Siempre nos hace vivir,
sobre todo esas vivencias infantiles, sencillas, dulces e inocentes. Tal vez sea que los humanos
escribimos nuestra vida, improvisando sobre la marcha. No quiero perder estas raíces. No seria
ético, ni humano. Yo escogí esta situación y no quiero olvidarla. Siempre la tendré presente,
nadie me la podrá arrebatar. Nada se aprecia mas como lo que se añora.
Al adentrarme en la Villa, asciendo por esa calle de marcada pendiente y fuerte personalidad,
con sugerentes rincones y miradores abiertos a la campiña. El Albollón. Se observa en esta
singular calle esa sencilla arquitectura popular, conviviendo en intima armonía con la
monumental, desarrollándose ambas a través de los siglos, como consecuencia de un rico
proceso histórico cultural. Esta empinada calle y la calle Real, son el eje principal y que en torno
a ellas, surgen casas señoriales de amplias fachadas y grandes vanos ordenados de forma
simétrica y decorados con elementos historicista. De forma muy subjetiva y posiblemente
general, es la calle Albollón la de más peculiaridad por su pendiente. El poeta y cronista de la
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Ciudad, Miguel Calvo, le dedica un
hermoso soneto, del que saco algunas estrofas muy
representativas:
Sigue el camino. Sube-temple y razaEsta prueba de piernas y pulmones.
Sube, que arriba está, por fin, la Plaza.
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VIII - LA INQUISICIÓN
No se puede obviar, porque también afectó a la villa marteña aquellos episodios, muchos de
ellos lamentables, y que acontecieron en Europa especialmente. Episodios ya olvidados y que
hoy no se podrían entender. La Inquisición. Martos, como uno de los principales pilares
jiennenses, tanto de la política como de la eclesiástica, tuvo su historia en la misma.
Antes de exponer un tema tan negativo en la Historia de España, como el que se intenta analizar
de forma muy superficial, sacaremos a relucir el origen de éste, trasladándonos a los siglos XII y
XIII a la localidad de Albi (Francia). Sus habitantes Albigenses, originaron la secta de herejes
pertinaces del Mediodía de Francia, causando honda perturbación, no solo en lo religioso,
también en lo político y social, llegando a las guerras Albigense (1176-1253). Los principales
factores de estas guerras, en las que intervienen cada uno defendiendo sus propios intereses: el
pueblo bajo, ignorante, pero codicioso; los señores feudales, defensores de sus derechos; el alto
clero, no muy acomodado a la vida austera como prescribe el Evangelio; el Papa y las ordenes
religiosas que velan por la integridad del Dogma y que no son secundados por los anteriores
elementos.
Una de las sectas que pululaban por Europa, eran los Paulicianos. Florecieron en el siglo IX,
procedentes de Persia, estableciéndose luego, en Armenia. Su doctrina, una ramificación del
Maniqueísmo. Ya se les conocía en el siglo VII. Se aliaron con los sarracenos en cuya protección
y la tolerancia del Emperador Nicéforo I, llegando a hacerse muy poderosos en el Asia Menor.
A finales del siglo IX se agitaron nuevamente, pero Basilio el Macedonio, les derrotó.
El origen de los albigenses estuvo en los paulicianos, sectarios en la Iglesia Oriental en el siglo
VI, y en el IX propagaron sus doctrinas en Bulgaria, donde tres siglos mas tarde, fueron
adoptados por los albigenses. Uno de los primeros actos de estos herejes, fue una ruda oposición
al clero, puesto que hallaron tierra abonada para explotar con el odio del pueblo. Se declararon
contra los Sacramentos, las ceremonias y la disciplina eclesiástica. La ignorancia del pueblo
tomó el partido de los herejes. Tales desmanes se cometían, que duraron 25 años, hasta que en
1147, indignados los habitantes de Languedoc, al presenciar el sacrílego espectáculo que dio en
el día del Viernes Santo, en que formó una gran pira de cruces, imágenes, altares y objetos
religiosos, asando después carnes y comiéndolas con los suyos. El autor de estos actos era un tal
Pedro de Bruys y que apareció en la Aquitania.
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Otro de los grupos de herejes que se unió a los albigenses en 1239, fueron los Cátaros. Estos eran
una porción de sectas aparecidas en la Edad Media, de mayor o menor grado del maniqueísmo.
De doctrina dualista. Siempre han querido profesar la doctrina “pura”, de ahí el nombre griego:
KATHARÓS. No aparecieron hasta el siglo XI. En diferentes Estados se les ha dado diversas
denominaciones, y en Francia, donde hemos expuesto, se les llamó Arrianos. De todas formas
esta secta tiene su cuna en el Norte de Francia. La encarnizada lucha contra los herejes, fue
decayendo hasta que se unieron al Sur de Francia con los albigenses. Esto tuvo lugar en el año
1239. En España, poco tiempo después de la batalla de Muret (1213) se dejaron ver algunos
nutridos grupos de Catarismo en Castellbó y en León. Después ya nada se supo de la secta en el
fin del XIII.
El Romano Pontífice se vio obligado en la necesidad de enviar a sus legados a las provincias
meridionales de Francia, a fin de cortar la herejía. San Bernardo, enviado del Papa, convirtió a
muchos herejes, pero al partir para Inglaterra volvieron los desmanes con más vigor. La herejía
no decayó gracias a los protagonistas de los distintos elementos antes mencionados. Muchos
fueron los conflictos entre los protagonistas hasta intentar apaciguar las guerras, pero todas
fracasaron. El legado papal convocó algunos Concilios, siendo el más importante de ellos el de
Tolosa (1229). . Tomaron acuerdos contra los herejes y se formó la Inquisición.
El cronista oficial de Martos, Miguel Calvo, investigando sobre la historia de la Villa, encontró
un interesante legajo del siglo XVIII con datos del Santo Oficio en la ciudad. De esta
investigación trató de sacar algunos apuntes y que fueron protagonistas del siglo mencionado.
Solo consta de cinco folios de papel barba, escritos a una sola cara. Como muy bien se dice; “en
la investigación suele ocurrir como cuando metes la mano en un cesto de cerezas con la idea de
coger una, y con ella vienen enganchadas tres o cuatro”. El Consejo de la Suprema y Real
Inquisición Española se fundó en 1478 a propuesta de los Reyes Católicos. El fin era investigar y
castigar los delitos contra la fe cristiana. La duración de esta organización duró tres largos siglos.
Andalucía contaba con los Tribunales de: Córdoba, Sevilla y Granada. Cada tribunal contaba con
varios inquisidores, un fiscal y los subalternos necesarios. Tenía el asesoramiento de teólogos y
un crecido numero de agentes seculares llamados “familiares”, que eran como la policía del
Santo Oficio. Hay que reconocer que en España no hubo luchas religiosas, como las hubo en el
resto de Europa, ni luteranos, ni calvinistas. La monarquía española los prohibió tajantemente,
solo delitos mas o menos graves contra los principios del cristianismo o la practica de otras
religiones, en especial judaísmo e islamismo. Los judíos y musulmanes no fueron molestados por
dicho tribunal, pero tras la expulsión de los judíos y el bautismo forzado de los moriscos, quedó
- 29 -
realizada la unidad religiosa, y fue entonces cuando todos los habitantes de España cayeron bajo
la vigilancia de la Inquisición.
A pesar de haber sido bautizados, moriscos y
judíos, a escondidas continuaban celebrando
ritos y ceremonias de sus religiones ancestrales,
desafiando los rigores del Santo Oficio. Los
casos de brujería y hechicería eran también
competencia de la Inquisición; también otros que
no pertenecían al dominio de la fe: bigamia,
blasfemia o libros prohibidos. Este último delito
se implantó legalmente en 1559 cuando el Papa
Pablo IV elevó el Índice de los Libros
Prohibidos.
Los
recursos
económicos
que
contaba el Santo Oficio eran, ante todo, multas y
confiscaciones. Estas últimas se aplicaban a cada procesado y a cuenta de ellas se les mantenía
mientras permanecían en prisión. Si eran absueltos, se les devolvía el remanente, si eran
condenados a penas graves, sufrían además la confiscación total. Debido a estas causas, muchos
moriscos y judaizantes decidieron poner tierra por medio y abandonaron España, perdiendo
bienes y haciendas a cambio de salvar la vida. Por tal motivo y gracias a los “acusadores”, que se
valían de mentiras y trucos, fueron encarcelados ricos hacendados, intelectuales, catedráticos, y
pequeños agricultores. Muchos de estos, al ser liberados, se encontraban en la miseria.
Tanta fue la ruindad a que se llegó, que en algunas ocasiones los hijos acusaban a los padres e
incluso maridos acusados por sus propias esposas. Las atrocidades fueron numerosas. Pero el
más atroz de los Tribunales se cometía en Córdoba (a cuyo Tribunal pertenecía Martos), por el
Inquisidor Diego Rodríguez Lucero, no por celo religioso, sino por su carácter sanguinario y
vengativo. Finalmente fue destituido pero no castigado por sus numerosos delitos.
Se ha de hacer un hincapié en los “sambenitos”. Según el Diccionario Espasa: Sambenito.
(Etim.-De saco bendito) Capotillo o Escapulario que se ponía a los penitentes reconciliados por
el Tribunal de la Inquisición.
Según el primer Diccionario que editó la Real Academia Española de la Lengua en 1737,
Sambenito: La insignia de la Santa Inquisición, que ponen sobre el pecho y espalda de capotillo
amarillo, con cruz de color rojo en forma de aspa del penitente reconciliado. Por extensión,
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también significa el letrero que se pone en las Iglesias con el nombre y castigo de los
penitenciados, con un aspa roja encima. También en Martos se vivieron tiempos de Inquisición.
En un legajo encontrado en el archivo Diocesano de Jaén expone algunos casos de los
Sambenitos en Martos. “Martos, año 1725, Santa Marta…Copia de los Sambenitos Renobados
(sic). Por el señor don Antonio Amador López de Ortega, Presbítero, comisario de la Santa
Inquisición de Córdoba”.
“Por antes.
Isidro Antonio de Hervas y Aguado, Presbiterio Notario. Memoria de los Sambenitos que se han
de pintar y renovar en la Iglesia de la Villa de Martos.
CONDENADOS.
1. Alonso de Córdoba, labrador, vecino de Martos, condenado en persona por judaizante.
2. Ana Rodríguez, mujer segunda de Pedro de Escribano, vecino de Martos, difunta, condenada
por judaizante.
Así hasta 14.
RECONCILIADOS.
15. Alonso Rodríguez de Escribano, vecino de Martos, reconciliado por judaizante.
16. Antón Blanco, vecino de Martos, reconciliado por judaizante.
17. Bartolomé, “berberisco”, esclavo de Juan de Raya, reconciliado, por la secta de Mahoma año
1536”.
Y otros más, hasta 23.
“Certificado y firmado a trece días del mes de Enero de mil setecientos veinticinco años.- D.
José Pérez de Sotomayor.- Yo Don Isidro Antonio de Hervas Aguado, presbítero, sacristán
mayor de la Iglesia de Señora Santa Marta de esta Villa de Martos…” Como aclaración, el
manuscrito ha sido trascrito textualmente pero actualizando la ortografía a fin de no crear
confusiones: v.gr. Enero por Henero; difunto por defunto; presbítero por prebytero…
Una figura ya conocida no se podía olvidar, puesto que su protagonismo influyó en gran manera
en estos episodios; Fray Tomas de Torquemada. La figura de Torquemada, así como la
Inquisición en su conjunto, ha recibido un juicio muy negativo, pasando a formar parte de la
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“leyenda negra”. Otros han visto en él un “hombre recio y sano” y “ardiente en celo por la
defensa de la religión”. (v. 21 Gran Enciclopedia de España). Nace en Palencia en 1438 y muere
el 16-IX-1498 en Ávila. Confesor de la Reina Isabel I de Castilla, cargo que desempeñó hasta su
muerte. Rehusó aceptar el titulo de maestro en Teología, así también renunció a la silla episcopal
de Sevilla. En el año 1482, Sixto IV le nombra Inquisidor de Castilla y León, enfrentándose a las
crueles e injusticias de practicados por los primeros inquisidores, Fray Miguel Morillo y Fray
Juan de San Martín. Pocos años mas tarde los propios Monarcas presentaban a Torquemada para
cargo de Inquisidor General en reconocimiento a su autoridad moral y honestidad. En 1483,
Torquemada convocó a los inquisidores de; Sevilla, Córdoba, Ciudad Real y Jaén (creado en
1483). Su propósito inicial fue combatir religiosa y políticamente a los falsos conversos en el
último periodo de la Reconquista.
La Inquisición fue fundada por el decreto “Ad Abolendam”, por los Papas Alejandro III (11591181) y Lucio (1181-1185), solicitando a los Reyes de la Cristiandad, la aplicación de medidas
mas severas contra cátaros y albigenses. (Gran Enciclopedia de España v-II).
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IX - ANDALUCISMO.Alguien ha puesto en duda el andalucismo de Martos, de Jaén, por su modismo peculiar en el
habla. Una variante más de su expresión andaluza. Jaén, toda la provincia, una mas de las ocho
que la compone la región andaluza. Hace algunos años, surgió una canción muy popular en
defensa de una de las provincias que componen la región andaluza. Esta empezaba así: “Hay
quien dice de Jaén, que no es su tierra andaluza”. Los jaeneros o jiennenses y al mismo tiempo
los marteños, salíamos salpicados de ser poco andaluces. La capital sevillista se toma como ideal
del andalucismo, así como la Feria de Sevilla u otros acontecimientos similares. Su forma de
hablar se quiere identificar como expresión general en las ocho provincias de la región. Nada
mas erróneo. Cada provincia tiene su peculiar variación. Profesores de gran prestigio en la
investigación lingüística, como Ropero Núñez y Manuel Alvar, hacen una diferenciación de
Andalucía formando como un DECÁLOGO DEL ANDALUZ CULTO. El habla como forma de
usar un idioma, es diferente en cada lugar. Estos profesores expresan las formas generales que
usan los ciudadanos cultos, no así admiten el vulgarismo, como veremos. Generalmente el
andaluz se “come” las consonantes finales; v.gr., “vamo a come”, no pronunciamos la “S” final,
hacemos la vocal mas abierta. Otra peculiaridad es la pérdida de la “D” cuando va entre vocales:
decimos “pescao”, “esta acabao”. Este modismo se usa en muchas regiones de España.
Cambiamos la”R” por la “L”: “arma” por alma, “sordao” por soldado, “mardita” por maldita…
Los mismo marteños pronunciamos dos consonantes iguales que van seguidas; “Vamo a compra
uno pattele en la confitería”, Vamos a comprar unos pasteles en la confitería; o bien “Vi el
Cattillo de Almansa” o “Le vi la pienna a la chica”. Para no extenderme mas, una modalidad
que nos identifica mas plenamente a los marteños es la “Y” por la “LL” con una pronunciación
recia y larga. Dentro de la provincia de Jaén también existe el “seseo” y el “ceceo”, pero no en
toda la provincia. Es un mosaico lingüístico de gran riqueza en el habla andaluza. Lo contrario
seria una forma de expresión insípida. El hablar de cada pueblo es hacer bandera de una herencia
que hemos recibido y que nos define a esa patria chica donde hemos nacido. Hemos de estar
orgullosos de esa ciudad o pueblo. Yo lo estoy de ese bonito pueblo que se llama Martos.
Antonio Domínguez pone como colofón: “lo marteño somo tan andaluce como er que ma. ¿Ta
claro?. Simpática y aclaratoria expresión del tema.
Otro de los argumentos principales de Martos en su defensa, son sus representaciones
procesionales de Semana Santa. Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía. En
estas, como riqueza plástica, destacan aspectos de la antigüedad de las Cofradías de Pasión. Una
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de ellas por su atavismo, es el caso de la trompeta de Juanillon, amen de la riqueza de tronos
recorriendo por esas calles estrechas y tortuosas con el fondo tan peculiar del paisaje marteño.
Muchas son las fiestas y celebraciones destacadas en la
ciudad. Particularmente, destaco la fiesta de la aceituna,
que se desarrolla en torno al 8 de Diciembre para
comenzar la recogida de la aceituna, homenajeando, como
no, al trabajo de los aceituneros. En esta, se reparten miles
de “Hoyos”, (pan, aceite y bacalao,) comida típica
aceitunera. Lucio Columela, del que ya hemos hablado,
nacido en Cádiz, 3 o 4 años a.C., tratadista de agricultura,
amén de otras materias, ya expuso las cualidades de este
rico producto, y como se exprimían estos frutos;
“Cogerlas, ni verdes ni negras, a mano, con buen tiempo,
cribarlas y limpiarlas, llevarlas a las trojes, ponerlas debajo
de las prensas para exprimirlas… El primer aceite que se
recoja, ese será de clase virgen y superior.” Este escrito ya
lo dejo hace cerca de 2.000 años en su obra de agricultura “De Re Rustica”, que consta de XIII
libros.
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X- AMBIENTES
El día había sido verdaderamente caluroso, como todos los de Agosto. Y como todas las noches
del verano, las vecinas más cercanas iban saliendo de sus casas al lugar de costumbre con las
sillas de enea. El tomar el fresco después de la cena, era el protocolo más placentero del día.Los
valores esenciales del ser humano han de estar sedimentados en la palabra. De esto en Martos,
así como en Andalucía y resto de nuestra España, saben mucho. Posiblemente sean los pueblos
mas sabios en este tema, que las grandes ciudades, porque son personas mas sencillas, capaces
de hablar con el otro de forma directa y mirándose limpiamente a los ojos. Así es como los seres
se pueden comunicar. “El hombre solamente debe mirar a otro hacia abajo para ayudarle a
levantarse”, como decía Gabriel García Márquez. Esta capacidad de comunicación la percibía de
niño en las caídas de la tarde, después de refrescar con cubos de agua la acera. Estos colectivos
de gente hablaban y hablaban. Los hombres y mujeres de esta manera, estaban mas unidos, mas
cohesionados. Desde la distancia de los años se ha visto que todo ello ha sido más bueno que
malo. Los temas a comentar eran
los cotidianos de sus propias
vivencias, de aquella familia, de
aquella mocita, de esa señora ya
muy mayor que había fallecido
casi sin molestar a su propia
familia, los “Circundas”, que se
habían
marchado
a
Madrid
porque su cuñado ya les había
preparado
trabajo
a
todos…
Entre tema y tema, el botijo de
agua fresca no paraba. Risas al
unísono,
deduciéndose
algún
chiste o chisme subido de tono.
La
noche
era
clara,
fresca,
placentera; del patio cercano
salían mezclados los olores de
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jazmín, rosas y dompedros. La deficiente iluminación en la calle, se prestaba mirar hacia arriba y
ver nítido el centelleo de las estrellas. Casi a la misma hora pasaba el sereno dando las buenas
noches. Para mí, este era un personaje extraño y mítico. Allá a lo lejos, en la oscuridad, se oía el
sonido estridente del pito, era misterioso. Cerca los niños, con sus gritos infantiles, jugaban el
“correndero”. Seguían las tradiciones. Estas, cómo no, siempre han salido del pueblo llano.
Juan Carlos Navasal y Pilar Sicilia, han hecho un trabajo extraordinario de este folclore,
investigando no solo en Martos, en toda la provincia de Jaén y haciendo acopio de datos para
nuestro conocimiento más cercano. Estas investigaciones han sido efectuadas, de viva voz, en el
Hogar del Pensionista de Martos. Me gustaría detenerme aquí y retrotraerme a aquella infancia
dulce, de momentos felices y juegos inocentes. Recordar al menos aquellas canciones,
independientemente de esas otras, que también cantaban los mozos. Estas investigaciones se
están llevando a cabo en casi todo el territorio español. ¡Que gran riqueza tenemos y que gran
desconocimiento de algunos! Estos “correnderos”, según Juan Carlos y Pilar, fueron
participativos hasta el año 50 aproximadamente. Este folclore era organizado en determinados
Santos o remates de faenas agrícolas (aceituneros). Las canciones y bailes expresaban la
idiosincrasia marteña y su propia tierra. El “correndero”, se suele denominar al juego del corro,
de la rueda. Con este nombre aparece en muchas letrillas:
Vamos a jugar al correndero
hasta que se rompa el suelo.
Si se rompen los zapatos
“pa” eso están los zapateros.
O bien esta otra:
Muchachas cantad, bailad
y jugad al correndero,
la que no canta ni baila
es la que lo da primero.
La ejecución del baile era bien sencillo, pues forman parte del mismo chicos y chicas, que se
cogian de la mano, formando un corro que se mueve en derredor al ritmo de las canciones. Las
mujeres, parece ser, eran las iniciadoras de su organización, no solo en la hora sino también en el
sitio. Estas letrillas sencillas, parece ser que lo avalan:
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Los hombres son gallinas
que no se atreven
a arrimarse a los corros
de las mujeres.
Una vez incorporados al baile, empieza la disputa de unas y otras por sacarlos a bailar:
Sácalo, niña bonita,
sácalo que es muy salado
y veras cómo se pone
la gorra de medio lado.
Por supuesto, los temas eran variadísimos. Las suegras no podían salvarse:
A mi suegra la metí
de cabeza en la alacena,
y cuando salió de allí
parecía una berenjena.
Mi suegra me quiere mucho
porque le friego los platos,
y no sabe la muy tonta
que le quiebro más de cuatro.
Folclore, en fin, muy entrañable, íntimo y tan lleno de recuerdos infantiles, que aunque estas
sencillas canciones, que no hemos de olvidar, también hacen historia.
El que se fije en cantares
no tiene conocimiento,
que en cantares se canta
lo que viene al pensamiento.
Por supuesto que el patrimonio cultural lo compone también bailes y cantes populares, pero
desgraciadamente están amenazados por la era de la tecnología.
Es compresible el desconocimiento de las letrillas que cantaban nuestros mozos, a las de esos
niños que empleaban en sus correnderos. Pero los cimientos del futuro, empezaban en ellos.Este
componente de baile o “correndero”, también es patrimonio de esa sociedad que lo ha vivido y
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tiene conocimiento del mismo. De hecho se está investigando a fin de recopilar esas melodías y
bailes de tradición oral. Gracias a estos investigadores, se va ganando y recuperando temas que
habían sido casi olvidados. Y todo ello gracias a los mayores de uno de los Hogares del
Pensionista existente en Martos. Juan Carlos Navasal, maestro de Primaria y destinado al
Colegio Público “San Amador”, observo un grupo de alumnos cantando y bailando en el patio
del colegio algunas canciones, que de hecho se cantaban en el “Correndero”. Analizando este
hecho, dedujo que esta había sido la forma usual de transmisión de la cultura popular de unas
personas a otras, hasta casi su extinción en nuestros días. Pero no obstante, se sorprendía que aun
en el siglo XXI sobreviva este folklore popular a pesar de la era tecnológica que todo lo invade,
y que los niños y mayores puedan divertirse con esos recuerdos oídos a sus padres. El niño tiene
necesidad de incorporar a su mundo, juegos y cantares tradicionales. Ya desde sus balbuceos,
abre sus ojos a la vida intelectual y es cuando empieza a darse cuenta de las cosas. Asimila los
sonidos, los movimientos y todo aquello que le rodea, las palabras y el ritmo que en ellas pueda
existir. El ser humano nunca tendría que emigrar de su tierra, abandonar su folklore, sus
costumbres, su historia, ese pueblo nunca perdería su idiosincrasia. La globalización domina, la
tecnología avanza, y las costumbres de nuestra niñez van desapareciendo. Todos tenemos sueños
de niñez que, a esta distancia cronológica, queremos revivir. La estancia se alargaba. El placer de
esas noches frescas y serenas, se prestaban a ello. Dentro de casa se dormía mal a causa del
calor.
En el jardín del cielo
nace, sin gris ni plomo, un reflector granate,
asumiendo en su ofértale esplendor que el orbe
recoge entre su aljibe.
Estas estrofas sacadas del poeta baezano Antonio Checa, recogen ese ambiente fresco, de cielo
raso, de sombras y luces de las noches veraniegas marteñas.
Siempre recordamos las costumbres de nuestra infancia, los juegos de nuestra infancia, la
libertad, dadas las limitaciones tecnológicas y estructurales. El movimiento circulatorio por
carreteras o calles, era muy limitado. Los juegos en la calle, siempre eran normales y como
clásicos, los juegos de las canicas. Estas siempre eran practicadas por niños. Se hacían
intercambios de ellas mismas o bien se cambiaban por otros objetos determinados de nuestros
propios juegos; tebeos, cromos… El ganador podría llevarse esos premios. Ese niño jugaba muy
bien. Tenía tebeos que había ganado y los iba cambiando. Ya entonces, había salido el primer
ejemplar de la colección “El Guerrero del Antifaz”, de Manuel Gago. “El Pequeño Luchador”,
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“Purk el Hombre de Piedra”, Roberto Alcázar y Pedrin”,… entre otros. Estos solíamos
cambiarlos por otros que no habíamos leído. Ahora, desde la distancia, veo en ello un gran
aliciente para la práctica de la lectura.
El olor peculiar de los cines de verano era el escape para la reunión de amigos al atardecer. El
fresco y las estrellas balbuceantes empezaban a hacer su presencia. No puedo olvidar aquellas
canciones que emitían antes de la proyección de la película. Casi siempre eran las mismas. El
recuerdo sonoro de aquellas me transporta al cine Trepartares o San Fernando, en la misma
carretera de las Casillas. Estas canciones se basaban en Antonio Machin, entre otros. Estos
recuerdos pretéritos están en más de sesenta años. Esta carretera era el patrimonio del paseo y a
su margen el cine San Fernando. Era Domingo. Como niños teníamos que ir a la “matinée”.
En el cine Trepartares proyectaban: Los Tres Mosqueteros. Ya la habíamos visto varias veces,
pero siempre íbamos como si fuese la primera vez. Y como niños, con cierto desparpajo y
gracejo comprábamos las entradas diciendo: Dos reales de escalones”. El “coste” de la general
era de 50 céntimos de peseta. El ambiente, ya fresco de la tarde, los espectadores que habían
hecho cola para sacar su entrada, el mordisqueo de las pipas, las canciones antes de la
proyección, que ya eran clásicas para todos, y ese niño que alquilaba sus tebeos antes de empezar
la película, sacando algunas monedas mas de las que invirtió en el tique. Películas del Oeste la
mayoría, otras, de corte andaluz y que siempre tenían gran aceptación a pesar de su visión
repetida, El Gordo y el Flaco, Charlot, el argentino Luís Sandrini…Todas ellas, por supuesto, en
blanco y negro. Siempre había un gran público, siempre querían verse de nuevo. Eran otros
tiempos. Eran otras limitaciones. El recuerdo de ello, me transporta a aquellas vivencias de
infancia que no puedo olvidar. ¡Ah, el niño que alquilaba los tebeos, era el que suscribe. Contar
la vida es un modo de volver a vivirla.
Templo de mi niñez que ahora admiro,
rutilante de Asombrando a mi vista que, a la altura,
huye como el vencejo de un suspiro.
Hoy Martos, con sus grandes estructuras, alberga un floreciente polígono industrial que se ha
convertido en uno de los más potentes y vigorosos de Andalucía. Se han ubicado empresas e
industrias de muy diverso tipo, destacando las que se dedican a la fabricación de piezas de
iluminación del automóvil, con unos resultados de alta calidad que le permiten competir a nivel
internacional.
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XI - LA CRUZ DEL LLORO
Ese día había amanecido fresco, pero sin nubes. A media
mañana, el sol había ya calentado el ambiente. El día
anterior quedamos en vernos en el bar de los autobuses,
José Varela y Antonio Fuentes amigos de colegio, vecinos
del barrio y compañeros de juegos. Hablaríamos y unas
cervezas serian nuestros acompañantes mudos. Hacia
tiempo que no nos veíamos. El encuentro, entonces, era
más emotivo. Hablábamos atropellada y continuamente,
casi los tres al mismo tiempo. El ambiente era el más
idóneo, exclusivo del bar a esa hora punta. El humo de los
cigarrillos, el continuo hablar de los clientes, ruido de
vasos, voces del camarero, “oído”… daba esa peculiar
sintonía de la tierra donde me encontraba.
Yo miraba a través de los cristales hacia la calle. Las
infraestructuras desarrolladas, no me dejaban ver ese
descampado, cuando de niños íbamos a jugar al fútbol a la salida del colegio. Estaba frente a mí.
Quise ver aquellos días ya pasados. Quería saborear el conocimiento de nuestra Historia que nos
une mas a nuestras raíces. Los libros del colegio habían sido puestos en ese sitio determinado.
Hacíamos las porterías (dos piedras grandes por
poste). Ya teníamos perfilados los equipos de una
parte y otra. Cada uno se asignaba el nombre de uno
de sus preferidos futbolistas del momento -aun se
sigue haciendo igual- Faltaba el balón, mejor dicho,
la pelota. Ésta era siempre, del mismo niño. No todos
podían tener ese privilegio. Ese día, por designación
“pueril”, tuve que ser Zamora. Había que ser
disciplinado, de lo contrario… En uno de los tiros a
mi puerta, la pelota salió fuera del campo y yo tenia
que ir a por ella. Ésta se detuvo a los pies de la Cruz
del
Lloro.
¡Cuantas
veces
había
visto
ese
emblemático monumento! Ahora me encuentro
preparado en el conocimiento de la historia de esta.
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Una gran columna redonda de piedra picada por los siglos. En su base unas plantas de romero la
circundan, sosteniendo la tierra por alargadas piedras rectangulares. Guardado todo ello por una
circular verja de hierro forjado de un metro de altura. La cúspide coronada con tres dinteles de
forma piramidal y en lo más alto, la Cruz. Un ramo de flores la adorna. Esta sencilla pero
emblemática Cruz es el gran acontecimiento acaecido en la Villa de Martos y que tuvo un gran
movimiento en todos los hechos de la Historia de España así como su repercusión en la
Literatura, llegando su conocimiento fuera de nuestras fronteras. Los libros de grandes autores y
cronistas del momento fueron exponentes de su difusión, como mas adelante expondremos. Este
emblemático monumento describe el motivo del apodo del Rey de Castilla Fernando IV, “El
Emplazado”. Este rey nace en Sevilla, 6-XII-1285 y muere en Jaén -7-IX- 1312- Hijo de Sancho
IV y doña Maria de Molina. Su minoría, uno de los periodos más turbulentos que registra la
Historia de España. A los nueve años murió
su padre que dejó como tutora a su madre
Maria
de
Molina,
sospechando
las
discordias que podrían producirse durante la
minoría del heredero. No se equivocó. Los
primeros años de tutoría representaron un
periodo conflictivo para la historia de
Castilla. Fue proclamado rey en Toledo
después de los funerales de su padre.
Muchos
fueron
los
nobles
que
contribuyeron a la perturbación social y
política de aquellos años. Verdaderas
guerras civiles e invasiones por los vecinos
de
Castilla,
que
desmembración
de
amenazaron
la
con
monarquía
la
que
presidía Fernando IV.
Fueron muchas las concesiones que tuvo que hacer. Tenia que ir de una ciudad a otra, en
compañía de su madre, estando enfermo en muchas ocasiones. Fue la peste, en forma de terrible
epidemia, la que mermó a los ejércitos invasores. Fernando IV alcanzó la mayoría de edad a los
16 años. El 9 de Agosto de 1312, mandó despeñar a los hermanos don Juan y don Pedro
Carvajal, para castigar, dícese que injustamente, en ellos, la muerte de su privado Juan de
Benavides. Este fue muerto en Palencia (no en Plasencia, como equivocadamente dice Romey) al
salir de conversar con el monarca por dos desconocidos, cuando el Rey se dirigía a una campaña
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contra los sarracenos. Al llegar a Martos aumentaron las sospechas del monarca quien les
condenó, sin pruebas ni proceso, “a ser arrojados de lo alto de la Peña llamada de Martos”. En el
mismo lugar de la ejecución, emplazaron al rey ante el Tribunal de Dios dentro de treinta días (9
de Agosto de 1312). Fernando IV murió en dicho plazo (7 de Septiembre de 1312) donde se le
dio el sobrenombre del “Emplazado”. De manera sucinta esta es la narración de los sucesos
acaecidos y que a todos los niños nos han transmitido de nuestros mayores a través de los siglos.
Lo que si es cierto es que existen unos determinados personajes y que están en la historia
constatados por los cronistas de aquella época. Ambos hermanos protestaron siempre de su
inocencia, ofreciendo pruebas. La extraña coincidencia de haber muerto el Rey en el plazo que
los sentenciados fijaron para que rindiera cuenta de su injusticia ante Dios, hizo pasar al
Monarca a la Historia con el nombre antes dicho, “El Emplazado”, y dejó en el ánimo popular
una honda huella que cantó el romancero.
Y muertos los Carvajales
que lo habían emplazado
antes de treinta días,
él se fallara muy malo
y desque fueron cumplidos
en el postrer día del plazo,
fue muerto el león
do la sentencia hubo dado.
Romances similares circularon respecto a este acontecimiento y que aun refleja la ciudad a través
de la Cruz del Lloro situada en el lugar donde se dice, que el pueblo lloró la muerte de los
hermanos Carvajales. Es tradición que el sepulcro de ambos, reposan en Santa Marta.
Muchos historiadores ponen en tela de juicio el suplicio y muerte de los hermanos D. Juan y D.
Pedro Alonso de Carvajal, Así como la muerte del Rey en el Plazo de un mes a fin de que diese
cuentas ante Dios. Según el académico D. Antonio de Benavides y Fernández de Navarrete
(Baeza 1807-1884 Villacarrillo), compuso una obra en dos voluminosos tomos, “Memoria de D.
Fernando de Castilla”. En su prólogo el autor dice no encontrar el apellido Benavides en “La
Crónica de Fernando IV”, que abarca desde el primer Rey de Castilla hasta el fallecimiento de
este rey. Tampoco la encontró en: “La Crónica del muy valeroso Rey Fernando, visnieto del
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Rey D. Fernando que ganó Sevilla hasta llegar donde se comenta. Este es el rey Fernando que
dizen que murió emplazado por los Carvajales, (sic)”. Por supuesto que la tergiversación de la
Historia así como otros acontecimientos ya acaecidos, se le puede dar crédito o no según sus
cronistas. Es lógico ensalzar los hechos más gloriosos, dejando en el olvido aquellos más
negativos. Por el contrario otros cronistas no son tan elogiosos. Pedro I de Castilla, por poner
algún ejemplo, es calificado como “El Cruel” o “Justiciero” pese a ser uno de los mejores
gobernantes de la época. San Fernando no fue tan santo… Dar una crónica de la Historia es
complicado si no se constata y bebe de otros autores. De estos estudios ningún personaje a través
de la Historia, se ha escapado de ser estudiado.
El escritor y cronista marteño, Calvo Morillo, en un interesante trabajo de investigación, quiere
rememorar este simbólico monumento de la Cruz del Lloro y expresar su opinión en la historia
marteña. Subjetivamente hay tres emblemas que definen la idiosincrasia de los nacidos en
Martos: La Peña, el olivo y La Cruz del Lloro. Desde esta ultima, es el Sr. Calvo el que hace una
defensa de la veracidad de lo acontecido por lo dramático y las consecuencias que ello conllevó.
Gonzalo Argote de Molina, literato y bibliófilo, nacido en Sevilla (1549-1582), nos habla de un
descendiente de uno de los Carvajales, D. Juan Alfonso de Carvajal, casado con Maria García
Carrillo, su sobrina”. Y sigue a continuación: “Este fue hijo de Juan Alonso de Carvajal, que
murió en la Peña de Martos”. Sigue este Argote haciendo la Genealogía de este personaje hasta
llegar a su progenitor y tío, describiendo los hechos acontecidos tal como la historia los ha
descrito. Este hijo de D. Juan Alfonso de Carvajal, uno de sus descendientes fue precisamente un
erudito poeta, soldado y diplomático, Diego Hurtado de Mendoza.
Señalando a Pi y Margall, que ocupándose del tomo “Granada” y que había iniciado su paisano
Pablo Piferré, tuvo que desplazarse a Martos precisamente para el estudio de los hermanos
Carvajales. No encontró documento alguno que le aclarase aquel acontecimiento histórico. El
archivo municipal no contiene nada, en el parroquial no encuentra escritura alguna que indique
algún recuerdo religioso en la Encomienda de Calatrava y que tampoco se pudo encontrar nada.
Tan solo en la parroquia de Santa Marta hay una inscripción que habla del hecho. Esta carencia
de documentación no se le puede dar como absoluta. Habla de lo descuidados que están los
archivos. Por desgracia los archivos estaban carentes de esos datos y como él mismo decía,
“descuidados”.
Otra argumentación se apoya en el Romancero, de innegable veracidad. Son muchos siglos los
encargados de su transmisión. Las leyendas no se inventan y como dice Menéndez Pidal: “los
protagonistas de los romances son figuras centrales de la Historia”, y concluyendo dice: “el
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Romancero es nobleza histórica”. Lógicamente el romance fue el medio de difusión de aquellos
acontecimientos que tenia el pueblo. Y fue por los romances por donde nos llegó la muerte de los
Carvajales. Lorenzo de Sepúlveda en Amberes, 1551 en una de sus obras de romances dice: “A
D. Pedro y D. Alonso- los Carvajales llamados”, exponiendo la historia y su tragedia. Por los
romances han pasado todos los personajes de aquella época; Reyes, Santos, Nobles…, los mas
destacados de la Historia. Pero eso si, en las crónicas había censura, en los romances no. Sigue
Miguel Calvo desenvolviéndose en las aguas del teatro y la novela con sus múltiples figuras del
Renacimiento Español del siglo de Oro, donde todos encontraron el tema inigualable por su
esencia dramática.
Lope de Vega en “La Inocente Sangre”, expresa la rivalidad de Carvajales y Benavides sacando
a relucir la regencia de la madre del Rey, Dña. María de Molina. Desgraciadamente esta obra no
alcanzó la popularidad de la crítica literaria. Mas no fue así la obra de Tirso de Molina en “La
prudencia en la mujer”. En ella los ejes principales del drama son: el Rey Fernando IV, su madre
y tutora Maria de Molina, los Carvajales y Benavides. Son dos genios de la Literatura Universal
los que se ocupan de la Villa de Martos y del famoso suceso que en ella tuvo lugar. Esta ultima
obra, fue traducida al francés y al italiano en 1863 y 1858, respectivamente. En su camino de
investigación pausado pero veraz, menciona a Emilio Roca de Togares (1812-1888), director de
la Real Academia de la Lengua, en su drama “Dña María de Molina”. Telesforo Trueba y Cossío
1789- 1838), escritor y políglota, compuso una obra en inglés; The Romance of History” donde
recoge el romance de los Carvajales. Sin lugar a dudas la obra que mas éxito alcanzó fue: “D.
Fernando El Emplazado”, drama del comediógrafo Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873),
estrenada en Madrid en el Teatro del Príncipe el 30 de Noviembre de 1837.
Uno de los testimonios infalibles de la veracidad de los Carvajales, es su sepulcro. Todos los
marteños hemos oído a nuestros padres y llevados al sepulcro de estos, yacentes en la Parroquia
de Santa Marta. Una lápida así lo atestigua, mandada construir por la Orden de Calatrava. En ella
se lee: AÑO DE 1310 POR MANDATO DEL REY FERNANDO IV DE CASTILLA EL
EMPLAZADO, FUERON DESPEÑADOS DESTA PEÑA PEDRO Y JUAN ALONSO DE
CARVAJAL, HERMANOS COMENDADORES DE CALATRAVA Y SE SEPULTARON EN
ESTE ENTIERRO. D. LUIS GODOY Y EL LICENCIADO QUINTANILLA, CABALLEROS
DEL
OBITO,
VISITADORES
GENERALES
DE
ESTE
PARTIDO,
MANDARON
RENOVARLES ESTA MEMORIA. AÑO DE 1595 AÑOS. Esta lápida fue restaurada a
expensas del Exmo. Sr. D. Anjel (sic) Maria Carvajal Téllez y Girón, Grande de España de
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Primera Clase, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III, Senador del Reino, año
de 1852.
Hay, finalmente, un testigo de excepción, Francisco Delicado. Son pocos los esbozos biográficos
que tenemos de este escritor. Lo poco que sabemos nos lo dice él en sus propios escritos. Como
fuente importante, no podemos dejar a este escritor para verificar argumentaciones veraces, por
su cercanía a los acontecimientos de su nacimiento, aunque hay muchas dudas en la fecha. Es
importante por su nacimiento en Martos. Muchos biógrafos aducen que nació en Córdoba hacia
el año 1480. El mismo Delicado en su Lozana Andaluza (Mamotreto 47), pone en boca de esta
diciendo al Sr. Silvano: ¿Que quiere decir que el autor de mi retrato no se le llama cordobés,
pues su padre lo fue y él nació en la diócesi? (sic). A lo cual contesta Silvano: Porque su
castísima madre y su cuna fue Martos, y como dicen; “no donde naces, sino con quien paces”. Es
posible que durante su estancia en la región de Andalucía recibiera las órdenes sagradas. Por esta
razón, y otras muchas, es lógico que Delicado frecuentara la Parroquia de Santa Marta, donde los
hermanos Carvajales estaban enterrados, dando veracidad a los dramáticos hechos acontecidos.
Un pequeño libro editado por la Diputación de Jaén, “Martos a golpe de soneto”, de Miguel
Calvo Morillo, describe como nadie con ese soneto luctuoso y solemne, el simbolismo de la Cruz
del Lloro:
La Peña se vistió de primavera,
florecida de rojas amapolas
de sangre, por el campo-mar sin olas,
se entristeció la parda barbechera.
Agosto levantaba su bandera
y las tierras con el sol quedaban solas.
la muerte hizo sonar sus caracolas
asomando plural su calavera,
Y un clamor elevose hasta los cielos
proclamando blancores de azucena
para un linaje limpio como el oro;
Mas quebró la injusticia los anhelos,
Y el pueblo, consumada la condena,
en la Cruz engarzó su amargo lloro.
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“Allá se lo haya cada uno con su pecado: Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al
malo, ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros
hombres.”
Cervantes. - Quijote
Unos gritos de niños me despertaron del hipnotismo ante la Cruz del Lloro. Eran los compañeros
del partido de fútbol que estábamos jugando: ¡Vamos, recoge ya la pelota, hemos de seguir!
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XII - LOS REYES CATOLICOS EN MARTOS
Un factor que no se puede obviar aunque este sea pequeño, es la ruta de Zaragoza a Granada
pasando por Martos. Este no tendría importancia de no ser por el viaje real de los Reyes
Católicos a fin de conseguir la unificación de los reinos de la Península. A Martos le tocó
participar, aunque en papel pequeño, pero significativo, en la unificación de la misma. Un
documento de finales del siglo XV, y que sustenta el artículo de Francisco Ruiz Funez, expone la
ruta ya mencionada. Siempre el hombre ha tenido una necesidad de viajar, de movimiento, a
pesar de las barreras geográficas que podían encontrarse. No hemos de conformarnos ni pensar
que el hombre medieval era inmovilista. Ya Marco Polo nos dio ejemplo, así como otros
muchos. Hacia falta un objetivo y el dinamismo de la sociedad para aventurase a ello. Podrían
ser muchas las causas de esos movimientos; comercio, lugares religiosos y hasta la aventura a
pesar de las trabas que ello conllevaba. Estos aportaban, lógicamente, conocimientos históricos,
culturales o comerciales a través de estos viajes. Uno de los factores y que iniciaron las rutas, a
pesar de las limitaciones geográficas de la Península Ibérica, fueron los pastores trashumantes
que movían sus ganados por la península en función de las determinadas estaciones del año,
buscando buenos pastos para el ganado. Rutas de políticos, militares, aristócratas, religiosos…,
que usaban y daban descripciones de ellas, resultando fuente de conocimiento para su uso. Es
lógico reconocer los gastos económicos que estas rutas generaban. No sólo para las personas
pudientes, también para los viajes militares. A todo ello hay que sumar las limitaciones
fronterizas de los distintos reinos peninsulares: Aragón, Castilla, Navarra y Portugal que eran
territorios con sus propias fronteras. Tampoco se puede olvidar la inseguridad de estos caminos y
su mal estado de conservación.
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Fue en el reinado de los Reyes Católicos, una vez concluida la guerra de Granada, cuando se
iniciaron la tarea de los caminos así como normativas para su uso, obligando a los municipios,
por los que pasaban las antiguas rutas, a construir caminos y puentes a su costa para facilitar el
transito entre los pueblos de la monarquía. También se intentó mejorar la seguridad y comodidad
de los viajeros. Se fomentó la construcción de ventas en despoblado mediante concesiones de
propiedad de solares para construir terrenos de cultivo y pastos. Estos inicios fueron a últimos
del siglo XV y principios del XVI. Con ello se lograba más comodidad y rapidez en los viajes.
Estas acciones llevadas a cabo por Isabel y Fernando, fue el inicio del Estado Moderno. Aportó
estructuras y dirección a la construcción de uno de los grandes estado-nación de Europa. La
diplomática actividad de los Reyes Católicos fue tan intensa, que puso a los reinos de España en
el camino de la unidad y dominio del mundo, reconociendo que fue la reina Isabel la principal
impulsora de este cambio en la Historia de España. Ambiciosa, decidida e inteligente. Sobrevivió
a una guerra civil, decidiendo casarse por amor y fines políticos. Ambas cosas las consiguió.
Granada seguía en manos de los musulmanes. Castilla, Aragón, Navarra y Portugal estaban en
manos de dinastías cristianas, algunas de ellas enfrentadas. Prácticamente la Península,
políticamente, estaba dividida, pero un sentimiento entre ellos mismos compartían; una cultura
común y una misma historia, amen de las luchas contra los musulmanes. Se necesitaba un reino
fuerte, pacificador y unido. Esto último Isabel, lo consiguió con su matrimonio con Fernando de
Aragón. Solo restaba conquistar Granada. El nacimiento del nieto de los Reyes Católicos don
Miguel, era en aquellos momentos heredero de las tres coronas; Castilla, Aragón y Portugal y
como tal fue proclamado en 1499. Parecía estar muy cerca de conseguirse en un solo reino la
Península Ibérica. Llegados a este punto, el documento que se trata de exponer, es la Reina la
que trata de impulsar estos actos, tratando de conseguir sus propios fines y los de la unificación
de la Península. Desde el nacimiento de su nieto D. Miguel, haciendo suya la custodia, decide
iniciar un periplo por toda la geografía peninsular con el único objetivo de ser jurado legítimo
del trono de España.
El viaje de Zaragoza hasta Granada, nos expone las singladuras más curiosas y, al mismo
tiempo, penosas, dadas las actividades que habían de pasar. Esto nos da el fin que perseguimos,
exponiendo una de aquellas etapas y que Martos fue una de ellas, donde los Reyes Católicos
permanecieron durante 15 días.
Pedro Castillo, funcionario real y tenedor de las andas del príncipe a su llegada a Granada,
presenta cuentas a Martín Salinas con el visto bueno de Juan Velásquez, de los gastos realizados
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en dichas andas durante el viaje de Zaragoza hasta la misma Granada. Al príncipe D. Miguel,
como se ha dicho, le acompañaban sus abuelos, Isabel y Fernando y que se les había
encomendado su crianza y educación. Como es sabido, el príncipe había nacido en Zaragoza el
24 de Agosto de 1498 y tras la muerte de su madre inmediatamente le fueron reconocidos sus
derechos al trono, siendo algo menos de dos años (debido a su fallecimiento, el 20 de Julio de
1500), príncipe heredero de las tres coronas peninsulares; Aragón, Castilla y Portugal.
Es jurado príncipe de Aragón y Sicilia en Zaragoza. Y es en este momento cuando se inicia el
viaje hasta Granada, pasando antes por Ocaña, llegando a ésta en Enero de 1499. Es jurado en
Cortes como Príncipe de Castilla y León. Permanecen en Ocaña hasta Febrero y de allí a Madrid
e instalan su Corte y están hasta el 8 de Mayo del mismo año. De aquí y siempre bajo la tutela de
los Reyes Católicos, comienzan de nuevo el viaje hacia Granada. Esta nueva etapa la inician a
mediados del mes de Mayo, recalando en la ciudad de Ocaña de nuevo, Consuegra, Martos,
Alcaudete, Moclin y Granada, donde hacen su entrada a primeros de Julio del año 1499.
Los traslados de la Corte, tan frecuentes en este reinado, suponían el de las personas, sus enseres
y el de todos los efectos de la Cámara Real. Las personas iban en cabalgaduras o en andas, las
cosas en bestias de carga o en carretas. A todo esto iban un gran numero de personas al servicio
de sus señores transportando; andas de los reyes, príncipe o infante, Cámara Real, acemileros,
andas de otros personajes de la Corte, etc. En este documento que nos ocupa, solo hace
referencia a los gastos ocasionados por el traslado y mantenimiento de las andas del príncipe
heredero. Una verdadera epopeya había de ser estos viajes, si pensamos que en tiempos normales
una comitiva avanzaría entre 25 y 30 kilómetros diarios, debido a la lentitud que exige el séquito.
Otra cosa sería esta comitiva en tiempo adverso.
La etapa 6ª, después de Consuegra y después de 257 kilómetros y 9 días de camino, llegan a
Martos el 12 de Junio. En Martos, el séquito Real, permanece 15 días. En esta ciudad,
curiosamente, se sabe el gasto que hubo en ella:
FACTURAS OCASIONADAS EN MARTOS:
Materiales.
1 látigo para un brazo de la litera……………………… 10 Maravedis.
B. Mano de obra.
Echar los cueros de las albardas y henchirlas…………… 47 Maravedis.
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Estos gastos solo se ocasionaron en las andas del Príncipe.
El estudio del dinero o monedas, era el siguiente: 1 ducado =22 sueldos. 264 dineros= 374,88
maravedis. El análisis de estas monedas no eran todas igual en la Península. En Zaragoza se
expresaban los materiales y manos de obra en sueldos y dineros, mientras que en el resto de las
localidades por donde pasaban (Ocaña, Consuegra, Martos, Alcaudete, y Moclin) se expresaban
en maravedis, y la moneda del reino: el real nuevo. Pero queda establecida la equivalencia de
todas ellas, y preeminencia como uso común, del maravedí.
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XIII - LOS LAVADEROS
El ser humano siempre ha tenido que vivir alrededor del agua, ha sido sin duda alguna, la fuente
de la vida el principal recurso de esta. La humanidad siempre paralela, necesariamente, al uso del
agua. Cada etapa de la vida ha tenido un especial sentido simbólico por ella, amen de otros
recursos. Martos ha dispuesto de una gran infraestructura rica en cuanto al agua. Pero esta
riqueza no podía desarrollarse hasta hace, aproximadamente, unos cuarenta o cincuenta años.
Muy pocos eran los hogares que disponían de agua corriente. Con estas premisas, el lavado de la
ropa exigía un gran trabajo dada la sociedad agrícola tradicional. Este apartado quiero dedicarlo
al uso público de los lavaderos y como en otros lugares, su utilidad ha cumplido una gran labor
social. En el siglo XVI, Martos podía competir con cualquier ciudad de la provincia, incluida
Jaén en cuanto a sus fuentes monumentales; Fuente de la Villa, Fuente de Neptuno, Fuente
Nueva, Fuente del Caño, Fuenton García, Pilar de Santa Lucia, Pilar de El Chorro, Pilar de El
Portillo, Pilar de la calle Adarves, Baños de San Bartolomé,… Muchos ya destruidos o
desaparecidos. Esto nos lleva al conocimiento de la abundancia de sus confortantes y lozanas
aguas en la ciudad marteña. “Pasaran de ciento los manantiales que se comprenden dentro de sus
términos, lo que también cruzan varios ríos salados y arroyos considerables, cuyas aguas se
derraman por ellos pródigos regándolos en parte”, según expone el P. Castillejo. Todo este
ambiente cultural del agua, referenciando a los lavaderos, aportan unos referentes que no hemos
de olvidar. Estos establecimientos me tocó vivirlos dado al esfuerzo de mi abuela como
lavandera, “mama Dolores”. A la situación económica de aquel tiempo, había que hacerle frente.
Por ello, la sociedad quedó mermada culturalmente. Había que “arrimar el hombro”. Eran otros
tiempos. Don Ciriaco Castro Toro, doctor en Psicología ha llevado a cabo una investigación
muy interesante de aquellos lavaderos públicos y alguno privado, defendiendo los que ya estan
en desuso y lamentablemente olvidados. Reclama su restauración y adecuación como un
importante elemento de patrimonio cercano y popular. En su recorrido, va enumerando los
distintos lavaderos que existían hace aproximadamente sesenta años: La Fuente del Caño, La
Torre García, El Pilar de la Dehesa, Lavadero de la Arrabala, La Tenería, El Chorro, La Tejera,
Calle Triana, Pontanilla, La Noria, La Alberquilla, El Molinillo, Puerta Jaén…entre otros.
Lógicamente muchos de estos ya desaparecidos o enterrados. La Asociación de Educación de
Personas Adultas, “Federico García Lorca”, expusieron sus conocimientos e historia de aquellos
lavaderos y cómo se desarrollaba un día de trabajo en estos. Recuerdos de añoranzas de un
tiempo y una vida dura, pero con la mente de edad más joven y otros deseos, cuando nos
acercamos a las últimas etapas de nuestra vida. El Dr. Castro defiende la recuperación de los
lavaderos de Martos, cuando en otros municipios han sabido recuperar, rehabilitar muchos y sus
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fuentes. “No hay peor uso, que el desuso que lleva al abandono”. Yo viví esos escenarios de
socialización formadas por personas participantes. Siendo muy niño, tenia que llevar la comida a
mi abuela,”mamá Dolores”. ¡Cuántos recuerdos! ¡Cuantas anécdotas me traen a la mente!
Aquellas vivencias están en mi mente palpables. Visto desde ahora, todo es muy sencillo.
En
estos
espacios
se
producen
relaciones interpersonales, ricas entre
esos grupos de pertenencia social. Los
lavaderos son espacios privilegiados
para la conversación. Todos los temas
eran traídos y llevados en el trajín
cotidiano que se forma en ellos. Los
saludos al principio, los temas más
intrascendentes, la comida del día, los
quehaceres diarios, el interés por las
familias y sobre todo el tema de la salud. Socialmente hay que interesarse por la salud de las
familias y conocidos. La sociedad se reconstruye en los temas de mayor interés, los cambios de
estado, nacimientos, muerte, todo lo relativo al amor, al odio…Todo es comentado y reproducido
en los lavaderos. A veces estos temas son muy expresivos, por lo que conviene preservar la
inocencia de los menores. “Ojito que hay ropa tendida”. El clima creado en los lavaderos es rico
y variado. Anécdotas, chistes, bromas…llegan a crear un clima vivo y jovial. El refrán dice:
“Esto parece un lavadero”.El famoso chiste de este clima: “Hay tres personas que se reúnen para
contar mentiras. Dice la primera, yo he ido en un minuto a Barcelona y he vuelto. Dice la
segunda, yo he dado la vuelta al mundo en una hora y he vuelto. Dice la tercera, yo he visitado
un lavadero lleno de mujeres lavando y no se oía una mosca. Aun había quien se arrancaba por
coplas:
La que lavando canta.
o esta loca o poco le falta.
O bien la siguiente:
Mírala por donde viene
la que me lavó el pañuelo,
me lo lavó con agua fría
y me lo puso en el cuello.
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Son expresiones y palabras que hacen mención a aquel ambiente y que hemos de expresar
nuestro agradecimiento.
El doctor Castro en su artículo en Aldaba pág. 60. 2006, nos introduce a estas expresiones poco
conocidas fuera del ambiente de los lavaderos. Saca a relucir algunas palabras en el argot de
estos espacios públicos.
Aun recuerdo algunas palabras de este ambiente del lavadero y que ayudado por los
conocimientos de la investigación del Dr. Castro, saco a relucir alguno de ellos. Esto nos
introduce a expresiones poco conocidas fuera del ámbito del lavadero.
Exmugrar: Es el proceso inicial del lavado de la ropa muy sucia, afín de quitarle las manchas
mas pronunciadas.
Color azogao: Le define como el color blanquecino que presentan algunas prendas blancas antes
de tomar su color natural, cuando son bien lavados.
Echar un ojo: Indica que se va a enjabonar de nuevo una prenda que se está lavando.
Pulpejo: Parte carnosa de la palma de la mano, próxima al dedo gordo cuando se hace la acción
de “restregar”.
Lavar el trapo de la suegra: Define la acción de lavarse bien las manos y los brazos para evitar
que los restos de suciedad se sequen y sean vistos por la “suegra”. Acción que debe hacer toda
lavandera al acabar el lavado.
Restregar: Acción de frotar la ropa, habitualmente, con “el pulpejo” para reducir las manchas
mas localizadas.
Espercojá: Termino popular que se aplica a la ropa que está bien lavada, blanqueada y clara. Es
lo contrario de empercudir.
Cuezo: Recipiente de madera o barro preparado con una salida en la parte inferior y destinado a
hacer la colada.
Atanor: Tubería, normalmente de barro cocido, para conducir el agua.
Azacan: Persona que se ocupa de trabajos humildes. Aguador.
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Son muchas las expresiones que definen una determinada acción. Aun hoy muchas de ellas se
conservan en personas de determinada sociedad y edad.
Al paso de nuestra vida, si miramos atrás, somos más racionales al reconocer que aquellas
riquezas patrimoniales de un municipio, no tienen porque desaparecer. Es la herencia que hemos
dejado a los nuestros y es el patrimonio de la cultura de nuestro pueblo. Sucede con frecuencia
que muchas de estas construcciones pierden la función para las que fueron hechas. Pierden su
razón de ser. Pero esa función ya pasada, tendría que estar presente en nuestro vivir cotidiano y
conocer parte de nuestra historia testimonial, de esta forma se asientan nuestras señas de
identidad. Hemos de olvidar aquellas teorías que definen que en nuestra infancia eran mejores.
Añoranzas. No son mejores, quisiéramos volver a esa infancia. Esa es la razón. La historia
reciente está para recordar, así como las más pretéritas están para aprender y corregir. Con ello
podremos rescatar historias humanas recientes, y valores que son más necesarios en nuestra
actual sociedad de consumismo. Los lavaderos de Martos son espacios para la memoria mas
reciente, por esa razón se tendrían que conservar algunos, como determinados pueblos que a
nivel nacional, lo están haciendo.
Me gusta terminar el trabajo con unas estrofas de determinados poetas que ensalzan o hacen
hincapié al tema desarrollado. Por supuesto en este tampoco quiero omitirlo. Resaltar a este hijo
de Martos, Miguel Calvo Morillo, que con tanto cariño lleva su pueblo natal, y he querido sacar
unas estrofas que puedan realzar a los lavaderos que tanto bien social han dado, y que él dedicó a
la Fuente Nueva.
Mas que una fuente, un noble sentimiento,
piedra con voz sonora y agua viva.
Alma con tradición y gloria altiva
de un Martos que perdió en ti su acento.
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XIV - MADRE Y PATRONA
Hay momentos en la vida, que estos, a través de los años, quedan grabados de tal forma, que son
difíciles de olvidar por a muy temprana edad que nos acontecieran. Palabras, ambiente, sosiego o
tensión, son recuerdos buenos o malos que no olvidamos nunca. Ese día, esa conversación con
mi madre, siempre la recuerdo a pesar del tiempo transcurrido. Una gran cortina había dejado
atrás mi etapa de niño y ante mi se mostraba otra de responsabilidad y trabajo. Tenía que dejar
de ser ese niño travieso y libre para encauzarlo en otro diferente. No podía conocer ese ambiente
diferente que se presentaba ante mí, pero estaba dispuesto para afrontarlo. Posiblemente el
ambiente familiar, sobre todo mi madre, me determinaron a seguir ese camino que se me abría.
Once años no son los suficientes para decidir esos ideales tan altos. Subjetivamente, había una
responsabilidad en el niño para acometer esos estudios, con una preparación de tantos años, a fin
de ejercer ese cometido tan especial.
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Los inicios del verano ya se auguraban calurosos. Se habían terminado las clases en la escuela.
Estábamos mas libres para esos juegos infantiles; las canicas, el fútbol, el baño en casa de ese
amigo en cuyo patio tenia esa alberca y que disfrutaríamos los amigos en travesuras y juegos “ad
hoc”, las sesiones del cine Trepartares para ir al “matinée”…
Ese día mi madre me sentó ante ella. Alguna reprimenda me daría por alguna travesura reciente
que en esos momentos yo no podía recordar. Observé su rostro deduciendo que la causa de
hablar no seria mi pensamiento anterior. Exteriorizaba un semblante sosegado, placentero y
sonriente que solo los hijos saben entenderlo. Con la naturalidad y sencillez de todas las madres,
me expuso la pregunta de querer ir al Seminario. Ya este tema, aunque nunca hablado ni
expuesto, estaba en nuestro ambiente. Ese ambiente familiar se vivía en casa. En cierta manera
me alegró pero al mismo tiempo me sorprendió. La economía familiar no podía permitirse ese
presupuesto. Ella ya había tomado unos contactos y estos no habían sido del todo malos. Don
Juan del Castillo, Arcipreste de nuestra Parroquia, estaba en disposición de ayudar y hablar con
personas que podrían cooperar en una beca. Accedí sin titubeo. Lógicamente tenía que
prepararme para sufrir un examen en el tiempo prescrito, en el mismo Seminario. Uno de los
seminaristas mayores del pueblo, se prestó a preparar a los distintos niños que querían acceder al
mismo. Desgraciadamente bastaron dos días para decirme que renunciara al examen puesto que
mi preparación no era la suficiente. Como niño y desde esta distancia cronológica, recuerdo mi
desazón. Valiente, como todas las madres, habló con don Miguel Rubia, mi maestro de escuela.
Accedió a prepararme para el examen durante parte del verano. Ahora recuerdo alegrándome, de
la fuerza de voluntad, que aun siendo niños, sacamos para lograr un propósito. Mi amistad no se
rompió con el grupo que preparaba el seminarista mayor, todo lo contrario. Estaba más unido
que antes, reconociendo que esta amistad la fomentaba de forma egoísta, a fin de hacerles
preguntas referentes de las distintas materias de examen y saber sus respuestas. Nunca me he
prodigado en ensalzarme, no ha sido mi política. Niños como yo y en gran cantidad han
conseguido metas muy superiores. Me presenté al examen. Ingresé ese año. Recuerdo las treinta
pesetas que tenia que abonar mi madre al maestro. Determinada cantidad para nuestra economía.
Ese día, cuando salí de casa de hablar con mi madre, miré hacia arriba y observé dominando todo
el pueblo, el templo de la Virgen de la Villa, La “Labradora”, Patrona de Martos. Pensando en
Ella solo pude decir “Gracias”.
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No puedo pasar de puntillas ante un tema tan arraigado en el marteño. No sabría hacerlo. La
Virgen de la Villa. Ahora y con algún trabajo de investigación, intentaré valorar el fenómeno de
ese amor a la Patrona de nuestro Martos, gracias al conocimiento de su historia.
Una primera edición del año 2003, de 283 paginas
y cuyo titulo es: “Historia, devoción y culto”, a la
Virgen de la Villa, y que saco a relucir algunas
fuentes históricas y muy interesantes de fechas y
personajes en la misma. “La presente edición
histórico-devocional ha querido ser una miscelánea
de la cofradía de Santa Maria de la Villa, con varios
trabajos que nos narran y entroncan con la devoción
de los marteños a la Virgen Maria, que en estos
lares se denomina “de la Villa”. “Esta Cofradía,
según documentos conservados, esta fundada desde
1734. Aunque se ha encontrado, incompleto, un
libro de esta Congregación del año 1622” La gran
devoción del Rey Fernando III a la Virgen, se vio
reflejada en nuestra ciudad al quedar erigido, a los pocos años de la reconquista, un Templo en
honor a “Santa Maria”, custodiado por los religiosos de la Orden de Calatrava hasta el año 1874
que es entregada a la diócesis Jiennense. Este templo parroquial tuvo que tener una gran
importancia entre los calatravos, ya que se ha podido comprobar la existencia de una capilla en
honor de San Raimundo de Fitero, monje cisterciense del Monasterio de Fitero (Navarra),
fundador de la Orden de Calatrava en 1158, para defensa de la Villa que identifica a dicha
Orden.
En la colaboración a este libro del Pbro. Manuel Jiménez Cobo, expone muy gráficamente el
amor del marteño a su “Labradora”, la Virgen de la Villa”. Aunque no me canso de repetir el
amor del marteño a su Patrona, este sacerdote dice: En Martos, decir: “Voy a la Virgen”,
significa, “Voy al Santuario de la Virgen de la Villa”. Igual ocurre si decimos: “Nos vemos en la
Virgen”, “Estoy en la Virgen”. “Esta en obras la Virgen”, etc. Es una sinécdoque que empleamos
con frecuencia y dando a entender el lugar donde se ubica la imagen. Lugar privilegiado por sus
vistas”. Sigue el sacerdote exponiendo: “Estando escribiendo estas líneas, llega a mi lado el
pequeño David. Toda su historia se condensa en cinco días de edad. En brazos de sus padres
viene desde la maternidad de Jaén derecho al Santuario de la Virgen de la Villa, a la casa de
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todos. Después ira a la casa de sus padres. Porque lo primero es lo primero. Son cocas que pasan
en Martos. Alguien dirá que son manías y chifladuras. Pero nosotros nos entendemos. Y Ella
también nos entiende.”
Quiero reseñar un folleto manuscrito de 30 X 21 cm., sin pastas con hilo de seda y compuesto de
25 hojas folio. En el “frontispicio” lleva la fecha de 1790, en el que se concluyó. “Pero su
verdadera, portada- dedicación, fue la fecha de
1728 en la que se empezó a escribir”. El autor del
“libro”, es “el Licenciado Don Álvaro José de
Cabreros, Prior y Mayordomo de la Iglesia de
Santa Maria de la Villa”. Su caligrafía es clara y
uniforme y sigue la grafía de su tiempo en los
rasgos y pronunciación gramatical, sin guardar
tampoco la separación de sílabas y frases. En el se
detallan algunos de los innumerables milagros
acaecidos por la intercesión de “Ntª Sra. Santa
Maria de la Villa”. “La Labradora”, titulo que
supieron darle los cristianos del campo marteño, y
cuyas constituciones fueron aprobadas por el Rey
Felipe V en 1735, según consta en varios libros
antiguos del llamado “Archivo de la Virgen de la
Villa”.
Las primeras señales históricas del culto hacia la misma, se remontan a los comienzos del siglo
XIII. Curiosa y descriptiva es la que hace el autor de la antigua imagen de la Virgen. “Esta
imagen es de dos tercios en alto, dedo mas o menos, su material es alabastro, su ropaje es de gran
primor y tiene en el manto un ribete de oro, y en la bosqueja unas estrellitas de lo mismo, pero
todo con mucho primor, y de mucha dura lo bordado (sic); el cabello que se alcanza a ver por los
lados de la cabeza esta dorado, los ojos verdes, es su color moreno claro y tal su barniz que
faltándole en la frente un poquito no permite otro”. Sigue el autor diciendo:”y aunque es verdad
que todo este pueblo la tiene grande, pero aun parece que los forasteros tienen la dicha de ser
mayor su veneración;”. Tenía razón este autor, pero posiblemente no se podía imaginar el cariño
del marteño, sea de la ideología que fuere, que siempre le profesa. Sigue exponiendo: “Los
prodigios de Nto. Sr. ha obrado por esta Sra. son innumerables, pero pondré algunos que por
mas comunes se saben; y todos los que yo pusiese serán, habiéndome primero informado de
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personas de buena fe, y yo lo haré sin pasión, antes me quedaré corto, porque no necesita esta
Sra. de ponderaciones, ni será de su agrado que con pretexto de alabarla halla de mentir ni faltar
a la fe humana que pretendo se dé a este libro”.
Milagro del bien común: Quema. “Por los años de 1665 a corta referencia se emprendió el Monte
de Lope Álvarez en un fuego tan grande que no pudiendo extinguirlo con fuerzas humanas; los
sacerdotes de esta Iglesia sacaron a la imagen de Ntª. Sra. de la Villa, sin andas; solo la tomaron
de su nicho donde estaba, y sacándola a la lonja que cae en la puerta baja, y da vista a dicho
monte; cesó el fuego volviéndose el aire, a lo que tenia quemado dicho monte: cenizas y pabesas
(sic) fueron testigos de este prodigio pues vinieron a dar algunas en el manto de dicha imagen”, y
“D. Cristóbal Montañés Escribano el mas antiguo de el Cabildo de esta Villa, quien firmara este
mismo, y que desde esta ocasión se llama aquella parte del Monte, que dista de este pueblo dos
leguas”. Muchos fueron los milagros, que el autor expone “firmados y rubricados”,
especialmente a la falta de lluvia. Gracias a estos, se le llegó a llamar “Nuestra Señora del
Agua”. “No solo tiene este pueblo cierta el agua sino todo lo que hubiese menester. En el año de
las aguas que se contaron de 1684, viendo que aun por los caminos no se podía vadear por lo
continuado de ellos, sacaron esta Sra. por sol, y en la misma procesión se dejó ver este Planeta y
mando su Alteza se fuesen las nubes; pues desde aquella tarde se levanto el tiempo, aseguraronlo
muchos; y firma un sacerdote de Santa Marta, D. Marcos Montañés quien se acuerda, como el
que otras veces ha salido por sol”. Otras veces fueron las pestes la intercesión de la Virgen de la
Villa. La peste en Francia, el peligro de contagio por la mucha comunicación con España por
reinar D. FelipeV. “Las rogativas hechas en un novenario a la Virgen, vino en la Gaceta que
habían cerrado los últimos hospitales en Francia”.
Dominando toda la villa, desde cualquier callejón o calle, solo mirando hacia arriba, allí nos
encontramos con ese templo, ya reconstruido, hermoso, de contemplación sosegada y
sentimental para todos los habitantes. Orgullo de todos los marteños. Vivo, moderno pero al
mismo tiempo con ese sabor desde nuestra iniciada vida y que a lo largo de nuestros años lo
llevamos y vemos desde cualquier calle de Martos y con tan solo mirar hacia arriba, allí se
aparece el templo de la Virgen de la Villa, sonriendo dulcemente.
D. Antonio Torres Oblaré (Aldaba, 2006) en sus investigaciones y protagonista visual de los
hechos acontecidos en 1936, así como conocedor en su infancia del antiguo templo, narra estos
de forma sencilla pero perfectamente descriptivos. El cuerpo del antiguo templo fue edificado
sobre la muralla de la fortaleza de la ciudad y restaurado después, sobre el siglo XV y XVI.
Constaba de tres naves de gran altura; la techumbre era sostenida por ocho columnas de orden
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dórico, siete estriadas y una lisa, que fue la que colocaron en el lugar donde apareció la caja con
la imagen de la Virgen.
Junto al templo, que aun sigue, el Campanario de planta cuadrada, hoy ya desnudo. Eran cuatro
campanas las que adornaban con su presencia; Santa Maria, Jesús, San Amador y Santa Marta,
con sonidos diferentes que expresaban unos acontecimientos determinados o fiestas.
Este templo fue pasto de las llamas, como se ha indicado anteriormente, al inicio de la cruel
guerra civil, el 18 de Julio de 1936, sábado. Dado su domicilio entonces, muy cerca del templo,
nos hace un recorrido del mismo dejando como fuente principal, los recuerdos de sus propias
vivencias. Estas descripciones son bastante interesantes en la exposición arquitectónica, como en
la ornamental. La imagen de La Labradora, tallada de alabastro y policromada toda ella, era muy
pequeña (75 cms.). Esta fue hallada en las excavaciones que se hicieron a fin de cimentar la
columna que había frente a la antigua Capilla de la Virgen del Rosario. La imagen fue sustituida
por la actual por el escultor Navas Parejo. Esta transición fue tomada por los marteños de forma
muy natural y sin recelo alguno de su coronación.
Sigue ahondando en sus investigaciones acerca de la imagen, que en la época visigótica,
primeros siglos de la Reconquista, vendrían algunas imágenes de Constantinopla. En el siglo X
se labraron efigies por los españoles, pero algo toscas. Ya en las incursiones de los moros, sobre
todo por las huestes de Almanzor, se ocultarían varias de estas imágenes y que luego mas tarde,
se hallaron.
Como siempre no quiero terminar este tema sin darle las gracias al cronista de la Ciudad,
exponiendo unas dulces estrofas de ese soneto a la Virgen de la Villa, y que pocos como él
expresó y plasmó su amor a La Labradora.
Dicen que eras morena.Que tenias
Dicen que el oro de tu cabellera
el color de los trigos candeales,
bajaba hasta tus hombros, suavemente,
que el límpido fulgor de los panales
iluminando tu rostro cual si fuera
en tu mirar de niña poseías.
Dicen que cuando Tu te sonreías
Un sol amaneciendo por tu frente.
el azahar del naranjo, entre corales,
Dicen que eras alegre primavera
asomaba a tu boca sus cendales
transformada en mujer gloriosamente.
de perfectas y bancas simetrías.
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XV - ENTRADA AL SEMINARIO
Ante mi se presentaba majestuosa la gran fachada del Seminario.
Atravesamos la verja y en el dintel de la puerta, el escudo de este con la
imagen de la Purísima en el centro y flanqueada por San Eufrasio y San
Pedro Pascual.
San Eufrasio, uno de los “varones apostólicos”, y conocido como uno de
los siete clérigos ordenados en Roma por los Apóstoles y que marcharon a Hispania a
evangelizar. Todos fueron a las distintas regiones de la Bética para dar noticias del Cristianismo.
Correspondió a Iliturgi (Andujar) a San Eufrasio donde fue Obispo. Una antigua tradición dice
que allí recibió el martirio. En tiempos de la persecución sarracena, su cuerpo fue llevado a
tierras de Galicia y llegó al Val del Mao, parroquia vecina del Monasterio de Samos. Allí se
veneran sus reliquias desde siglos.
San Pedro Pascual. Nace en Valencia hacia 1227, de familia mozárabe. El ambiente hostil y una
acrisolada formación domestica, le nutren de una fe tenaz y contrastada para aquella España en
ebullición. Como redentor de cautivos, el fundador de la Merced, disfruta de inmunidades y
salvoconductos, pues su caridad reporta buenas ganancias a los esclavistas muslimes. Todo esto
aumenta su fe y opta por el clericato. La vieja relación de su familia, y él mismo con el Rey D.
Jaime, este le encarga la educación de su hijo el infante D. Sancho. Será reiteradamente
designado redentor de cautivos, despacha en Roma asuntos de la corona y de la Orden y estando
en esta ciudad, el 13 de Febrero de 1296 Bonifacio VIII lo nombra Obispo de Jaén. Fue muerto
el 6 de Diciembre de 1.300, estando preso en las mazmorras nazaríes.
Este Seminario Conciliar se fundó
en 1682, siendo titulares; La
Purísima y San Eufrasio. Como
descripción rápida, en este edificio,
de factura reciente y construido por
suscripción popular, se podían
estudiar los cinco primeros cursos
de Humanidades, pasando después
al Seminario Mayor para tres años
de Filosofía y cuatro de Teología.
Tenía y tiene una elegante Capilla
y magníficos locales para las aulas. Este edificio ha sido uno de los más grandes de España en su
género. Gracias al paso de San Juan de Ávila quedó reflejado con la fundación, tanto de colegios
como seminarios.
La primera Universidad fundada por éste, fue la de Baeza en 1540 “con tales normas que
apareciese claro a todos que su enseñanza se apoyaba sobre todo en la Filosofía de Santo Tomas
de Aquino… y ayudaba a los formadores de la juventud a habilitar a estos para el apostolado con
la necesaria ciencia y doctrina”. El significado de estos establecimientos religiosos ya se
establecieron, prácticamente, en la vida pública de Jesucristo. Él mismo ya formaba
espiritualmente a sus apóstoles con sus divinas palabras. Los Apóstoles a su vez, reunieron en
torno suyo a varios discípulos para educarles e instruirlos. En el siglo IV se introdujo la
costumbre, la reunión en casa del Obispo y en casa de los presbíteros rurales viviendo allí en
reunión. Varios Concilios establecieron y apoyaron estos establecimientos: Vasense (de Vaison)
en el año 529.
Los Concilios Toledanos fueron los primeros que reglamentaron estos.
Cabilonense, en el año 813 dispuso que se fundasen en todas las Diócesis. Sin embargo, los
verdaderos Seminarios estuvieron durante la Edad Media en los Monasterios.
Cuando ya en el siglo XII culminaron las Universidades, Bolonia, Paris y Salamanca, fueron a
ellas los clérigos jóvenes a instruirse en el Derecho y en la Teología así como en otras
disciplinas.
A
pesar
de
los
Concilios Lateranenses III y IV,
debido al Cisma de Clemente V
ordenándose que el Doctorado de
Teología solo podía recibirse en la
Universidad de Paris, se siguió el
estudio de la misma ciencia en las
diversas
Universidades.
Esta
reforma fue hecha por Santo Tomas
de Villanueva en Valencia, y San
Ignacio de Loyola en Roma. Las
reformas que se establecieron y bajo la dependencia del Obispo y siguiendo las reglas que se
especificaban, se denominaron “Seminarios Conciliares”.
Al hacernos mayores nuestro espíritu vuela hacia la infancia. En esos recuerdos hay un punto
muy destacado: “no hay diferencia entre ricos y pobres”. En ella solo hay destellos de júbilo e
inocencia.De esta forma solo podemos juzgar con la verdad. Es el pensamiento de ese niño al
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atravesar la trabajada y fuerte puerta del recinto. Ante él se presentan grandes galerías que
rodean un enorme patio. En las paredes de estas, cuelgan muy distintas becas que se han
aportado para estudiantes menos pudientes. Al entrar ese niño su espíritu se estremece,
pensamientos
nunca
tenidos,
el
miedo y la ilusión se entremezclan,
la curiosidad hace abrirle mas los
ojos, quiere abarcarlo todo, no
quiere olvidar nada, observa todo
pero su mente no reacciona de
forma natural, en esos momentos
vive un mundo de ensueño que no
quiere huir de el. Sus ojos recorrían
todo lo que hallaba a su paso y al
mismo
tiempo
la
tensión
iba
creciendo, sensaciones nunca tenidas.
Como un autómata va andando. No quiere huir de esos momentos. Grandes murmullos de gente,
voces, risas, saludos, olores mezclados de colonias y tabaco, la capilla abierta de la que sale un
tenue olor de incienso ya consumido… Unas palabras de la madre y su mano en el hombro, le
despierta. “Hijo, el camino es por aquí”.
El reloj de la sala de visitas estaba sonando las doce del medio día. Padres e hijos atravesaban la
puerta del pasillo hacia las estancias del Seminario Menor. Esta vez podían subir a ellas los
familiares con las maletas y enseres hacia las habitaciones que les irían asignando a cada
discípulo. En el recorrido a las habitaciones atravesando varios patios observó, semi abiertas,
algunas aulas deduciendo que en alguna de ellas se le impartirían las clases de primer curso.
Sigue queriendo asimilarlo todo y no olvidar nada. Todo ese panorama que se le presenta es ya
una parte de él mismo.
Comenzó a tomar conciencia de la realidad. Todo empezó este verano pasado con la fuerte
tensión en la preparación para el examen de ingreso. Superado este, la madre, siempre la madre,
ya había empezado a preparar los enseres pertinentes, y que por las circunstancias lógicas, lo
trabajó con dureza y persistencia. Pero al fin podía jactarse (todo el trabajo había sido suyo) del
ingreso al Seminario. Nos hallábamos en el. Pocas horas antes estábamos esperando a otras
familias con sus hijos en Martos, para subir al autobús que nos llevaría hasta Jaén. Desde la
misma Canariera levanté la mirada y dominando toda la vega marteña, La Virgen de la Villa.
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Una sonrisa interior con un agradecimiento expresé. Al acomodarnos en el
autobús me
asignaron un asiento de ventanilla. Animadas conversaciones se sostenían entre los mismos
viajeros. Mirando a través de los cristales y al coronar el viso de la carretera de los Álamos,
empecé a tomar conciencia de la realidad. Por unos momentos pensé en los amigos, los juegos, la
libertad que tenia, pero las ilusiones del niño son constantes, había asumido ese camino, llevaría
a cabo ese compromiso. Posiblemente no volvería ya a aquellos juegos infantiles, pero ante él se
presentaba un mundo que tenia que conocer y como todos los niños, lleva en sus genes la
aventura, aunque esta seria muy diferente. Observó ese mar verde que iba dejando atrás. Como
una isla en medio de ese mar, sobresalía la Peña de Martos. ¡Que grande y bella le parecía!
Nunca, hasta ahora la había visto tan hermosa. Allí se levantaba como un vigía y faro del árbol
sagrado. La tristeza al verla cada vez mas pequeña a medida que nos alejábamos, se tornaba en
ilusión, pronto volvería a verla otra vez. La visión ahora del olivo era más fascinante, y ese
paisaje familiar entre lomas, explosiona la belleza del mismo.
Fueron
cinco
años
muy
enriquecedores, de mi estancia en el
Seminario. Disciplina, conocimiento
de las distintas materias especificas;
latín,
griego,
el
estudio
de
humanidades preparadas para el salto
al Seminario Mayor al estudio de los
tres años de Filosofía y culminando
con las los cuatro de Teología.
No
podré
olvidar
las
distintas
materias de preparación que se impartían para nuestro desenvolvimiento futuro. El tema del
deporte estaba muy extendido entre los alumnos dando a ello la disciplina y acatamiento de
obediencia. Un pleno conocimiento y respeto a las opiniones del compañero donde la
argumentación y diálogo serian las principales armas para el consenso. Todo ello sería el
principio para conocimiento personal de nuestros semejantes.
Han sido 50 años, casi una vida, el regreso al punto de partida del puente. Ha sido el encuentro
con 20 de mis antiguos compañeros; unos seglares, otros sacerdotes, canónigos y otros
profesores. Ha sido también el dialogo con seminaristas ya mayores. Nuevos ambientes, nuevas
técnicas, nuevas disciplinas y pedagogía. El recuerdo de nuestros estudios, ya pretéritos, hizo la
comida en el mismo Seminario, muy amena en anécdotas, algunas ya olvidadas, ocurridas en
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nuestras vivencias infantiles. Daba la sensación que todos queríamos volver. Ya no son cursos de
numerosos alumnos. Comentando con mis propios compañeros y profesores este tema, todos
coincidían en la misma opinión; “Salen mejor preparados”.A pesar de ello sigo anclado en mi
pasado.
Con el recuerdo de las recientes vivencias acontecidas, me encontraba ya en los últimos metros
de la provincia de Albacete. Camino a casa. Desde el alto viso del puerto de Almansa, se divisa
la gran llanura valenciana. Pronto el aire será húmedo y el olor del mar, mezclado de azahar, me
embriagará enamorándome como hace 50 años. Estaba en casa. Estaba en Castellón.
No quiero terminar este sencillo trabajo sin ensalzar a esta ciudad que tanto amo, cantando su
belleza por mediación de esas estrofas de mi amigo Manuel Artola, y que en ellas dice como
nadie, lo que yo verdaderamente siento por Castellón.
I quan l´horitzó divisa
la planura d´esta terra,
un batec fort el cor sent
al recordar ma infantesa.
I no t´oblide, no, olivera,
Penya, companys, molins;
però el caliu d´esta terra
és vida i és primavera.
…i la flor del taronger,
la mar i la teua gent
omplen de goig i esperanza
esta terra, QUE ÉS MA TERRA.
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BIBLIOGRAFIA
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•
BILIOTECA CATEDRAL DE JAEN.
•
REVISTA ALDABA 2002. (Art. Miguel Calvo)
•
ALDABA 2004. Pg. 95.
•
ALDABA 2004, pg. 151
•
ALDABA 2005, pg. 83, art. Juan Carlos Navasal y Pilar Sicilia.
•
LA LOZANA ANDALUZA. (Francisco Delicado). Mamotreto 47.
•
FOLLETO MANUSCRITO DE 1790. (Propiedad de Manuel Carrasco).
•
HISTORIA, DEVOCIÓN Y CULTO. J-196-2003. Martos.
•
NUEVA ENCICLOPEDIA LAROUSSE. V.6.
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•
ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ESPASA CALPE. V. 42.
•
MARTOS A GOLPE DE SONETO. Diputación de Jaén. Miguel Calvo. 1996
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