El cadáver de la novia

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LINTERNA MÁGICA
F E R N A N D O G A RC Í A
El cadáver
de la novia
Director: Tim Burton y Mike Johnson
Voces: Johnny Depp y Helena BonhamCarter
Calificación: * * *
P
or misteriosas razones subconscientes que
ni su sicoanalista conoce, Tim Burton, el
joven animador fugado de la melcocha disneyana para crear su propio mundo tenebroso,
insiste en abordar un cuento de ultratumba inspirado incluso en la estética de las calaveras del Día
de los Santos Difuntos, en las catrinas y grabados
de esqueletos revolucionarios de José Guadalupe
Posada, plasmadas en varias calacas que interpretan su más reciente alegoría necrófila: “El cadáver
de la novia” (Corpse bride).
En la pacienzuda línea de animación tradicional
de cuadro por cuadro denominada “Go motion” (o
“Stop motion”, característica de esas animaciones
caseras como “Gumbit”, el monito de plastilina cabeza de borrador), el cuento del más allá cobra
vida cuando el prometido al altar introvertido,
Víctor Van Dort (voz de Johnny Depp, si encuentra alguna copia sin doblaje) se compromete con
su novia mortal Victoria Everglot (Emily Watson,
la anglicana que hablaba con Dios en “Rompiendo las olas”), y debo de suponer que viven en la
época victoriana, quienes ni siquiera se han conocido los suficiente, pero son obligados por el padre
convenenciero de la novia, Finnis Everglot (voz de
Albert Finney, el ya mitómano multiusos circense
de “El gran pez”).
El personaje tímido como el comediante silente
apocado Harry Langdon que ya mostraba los rasgos de “El joven manos de tijera” encarnado por
Depp, ensaya sus votos nupciales en la oscuridad
del bosque y un anillo de compromiso insertado
en el lugar equivocado rescata de su tumba a la
dulce novia quedada, la “corpse bride” del titulo (Helena Bonhnam-Carter, evocando su papel
de novia tasajeada de “Frankenstein” ) para transportarlo a su mundo cadavérico repleto de figuras
esqueléticas con sombreros de bombín que no importa su condición huesuda, bailan y festejan con
esqueletos de perritos que se hacen el muertito y
recrean una pose de “Lo que le viento se llevó” con
todo y tema de Tara de Max Steiner, prácticamente las calacas como los mexicanos se burlan de la
parca.
La animación tanática es casi una continuación
formidable de “El extraño mundo de Jack” (“A nightmare before Christmas, 94) con sus personajes
de ultratumba que combinaba un musical de Danny Elfman, el compositor cabecera de Burton para
dar vida, valga la contradicción, a muñequitos en
la animación cuadro por cuadro, movidos a mano,
que distingue también a otra animación sobresaliente en este apartado “Wallace y Gromit”, de
paso homenajeando al cine gótico y de horror clásico que vale mucho la pena mencionar.
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Wallace y Gromit: La
batalla de los vegetales
Director: Nick Park y Steve Box
Calificación: * * * 1/2
El divertido caso de “Wallace y Gromit: La batalla de los vegetales” (The curse of the were- rabbit)
funciona a partir de menos recursos y un ingenio
mayúsculo para seguir las andanzas del inventor
conchudo Wallace (voz marcadamente inglesa y
pasiflorina de Peter Sallis, si encuentra una copia
no doblada) y su perro doblemente observador, inteligente y sigiloso, Gromit (ninguna voz), esta vez
dedicados a combatir “plagas” de conejos, alertados con alarmas en los retratos de sus clientes, a
los que roen sus huertas encercadas, invernaderos
y sembradíos de los vecinos que cultivan verduras y frutas enormes, en la víspera de un concurso
anual, mientras ronda un enorme conejo tragón
fenomenal, al menos su sombra y silueta que abre
boquetes en iglesias, deliberada maldición del Conejo- Lobo que hace alusión el titulo original, como
en las viejas cintas de horror camp de “Yo fui un
hombre lobo adolescente” con Michael Landon (el
Were-wolf se transforma aquí en were- conejo).
Debo admitir que si la cinta animada de Burton
goza de técnica mas depurada, el trabajo inconfundible de Nick Park y Steve Box, ambos fogueados
de los Estudios Aardman fundado en 1972, donde elaboraron joyas de la plastilina en movimiento
como sus premiados cortos “Una gran excursión”
(A grand day out, 1989 ) y “Un esquilado apurado”
(A close shave, 95), resulta mucho mas disfrutable por su serie de referencias y un humor mucho
mas cínico con guiños al espectador adulto cuando entra a cuadro por cuadro una damisela con
peinado de zanahoria, Lady Totington (otra vez la
voz de Helena Bonham-Carter, para que vean que
los monopolios artísticos y culturales no son exclusivos de Mexicali) que es cortejada por un cazador
de fortunas con bisoñe (voz de Ralph Fiennes, “El
jardinero fiel” ) y de liebres succionadas por el chupa conejos, una versión gigante de un dispositivo
alarga penes.
Como en “Los pantalones equivocados”, su corto
previo, “Wallace y Gromit” hacen gala de su pericia
inventiva para confrontar una amenaza metamórfica que ronda como en los viejos films ingleses de
horror, en noches de luna llena, con policía rondando
las calles adoquinadas con el pretexto vegetariano
que Wallace, que no se levanta de la cama si no es
por su ingenioso mecanismo que le quita y cambia la
ropa sin mover un dedo en su mesa, abandone su gula por el queso agujerado, sólido lácteo que abundaba
en la luna quesera de “Una gran excursión” (alguna
vez vista en uno de los festivales de cine del 96).
Tanto “Wallace y Gromit”, como “El cadáver de la novia”, son aportaciones al genero de la animación que se
disfrutan en niveles complementarios, aunque no niego
mi gusto a favor de la cinta de Park y la mirada inolvidable de Gromit, uno de los canes mas listos y vivos
del mundo en que los objetos inanimados cobran vida y
nos deleitan con sus aventuras para todas las edades.
*Crítico de cine local
DOMINGO 30 de octubre del 2005, Mexicali, B.C.
3|D
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