RR Tras una infancia marcada por su participación

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RR Fernando Pairicán es historiador y autor del recientemente lanzado Malón,
la rebelión del pueblo mapuche.
vos intelectuales mapuches. Sus
columnas, que publica en The
Clinic, son comentadas profusamente cada semana y en Twitter
ya acumula varios miles de seguidores.
Su primer libro, Malón, la rebelión del movimiento mapuche
(Editorial Pehuén), es una completa retrospectiva del movimiento mapuche desde la dictadura militar al gobierno de Piñera. Prologado por José Ancán y
Jaime Huenún, dos acorazados de
las letras mapuches, fue lanzado
a sala llena en la pasada edición
de Filsa. Hoy es éxito de ventas.
Para muchos, su libro es la historia no oficial de la CAM, orga-
nización de la cual fue cercano
mientras estudiaba en la Usach.
Por aquellos años conoció a Matías Catrileo, el joven activista
asesinado por el Gope en 2008 al
interior de un fundo de Vilcún.
Con él compartió en el sur, visitando zonas de conflicto y en actividades de apoyo a los presos
políticos. Su crimen, reconoce,
lo golpeó duramente. Abrazos
del viento, poemario póstumo de
Catrileo, lleva un prólogo de su
autoría.
“Matías es parte de la reemergencia indígena que ascendió en
oposición a las celebraciones del
quinto centenario. Como muchos de su generación, vio a las
RR Tras una infancia marcada por su participación en televisión, Emilio Antilef
se transformó en un reconocido cronista mapuche.
ñañas Quintremán luchar y defender su río Biobío ante Endesa-España; observó cabalgar a
Aucán Huilcamán y sus huestes
con la bandera mapuche en sus
manos, y vio a los kona (guerreros) de la CAM resistir en los
campos. Y decidió ser parte de
ello”, señala Pairicán.
“La convicción de Matías eran
los deseos de libertad que mueven al pueblo mapuche, demostrando una vez más que nuestra
lucha, como bien dice Elicura
Chihuailaf, es una lucha por ternura”, agrega el historiador.
Descolonizar la historia. Una
frase que Pairicán repite. Y muchas veces en la conversación.
Casi como declaración de principios.
“Es un deber de las nuevas generaciones borrarle los maquillajes a la historiografía tradicional que te dice que los mapuches
desaparecieron o que no existen.
Y luchar por morenizar nuestra
historia y darle voz a nuestra
gente”, enfatiza. Y todo ello,
complementa, con la rigurosidad
del trabajo historiográfico. “Hay
que separar el rol del historiador
de aquel de la militancia étnica”,
subraya. “Lo contrario sería caer
en una historia panfletaria”,
agrega.
No hay atajos para Pairicán. Estudioso, aplicado, metódico, un
verdadero “ratón de biblioteca”,
según confidencian sus compañeros del Doctorado en Historia
de la Usach. También polémico,
como cuando critica en Malón la
“atomización” dirigencial mapuche. Y la falta de un proyecto político inclusivo, pluralista, coherente. Pairicán lejos está de ser
políticamente correcto. Lo suyo
no son los aplausos. Más bien el
debate.
“Un movimiento que se centra
en la emancipación y liberación
del pueblo mapuche no debe temer al debate y al libre pensamiento. Si impide la crítica y la
libre expresión se transforma en
totalitarismo”, advierte.R
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