Que hacemos al pie de la cruz

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Que hacemos al pie de la cruz
CategorÃ-a : HISTORIAS 18
Publicado por Admin el 22/3/2016
Al comenzar la Gran Semana, la Semana Santa, me viene a la mente una pregunta: ¿qué
haremos nosotros al pie de la Cruz? Y siento la tentación de recordar aquÃ- un texto de José
LuÃ-s MartÃ-n Descalzo, que lo cito a la letra:
“Yo he meditad
o muchas veces sobre un pequeño dato de los evangelios que siempre me desconcierta: aquel en
el que se cuenta que cuando Cristo murió, los soldados que le habÃ-an crucificado se sortearon la
túnica.
¿Se la sortearon? ¿Con qué? Probablemente con unas tabas, que era el juego de la época.
¿Y qué hacÃ-an unas tabas al pie de la cruz?
Es muy simple: los soldados sabÃ-an que los reos tardaban en morir. AsÃ- que iban prevenidos:
llevaban sus juegos para entretenerse mientras duraba la guardia y la agonÃ-a de los ajusticiados.
Es decir, a la misma hora en que Cristo morÃ-a, en el momento en el que giraba la página más
decisiva de la historia, habÃ-a, al pie mismo de ese hecho tremendo, unos hombres jugando a las
tabas.
Y lo último que Cristo vio antes de morir fue la estupidez humana: que un grupo de los que estaban
siendo redimidos con su sangre se aburrÃ-an allÃ-, a medio metro.
De todo lo que los evangelistas cuentan de aquella hora me parece este detalle lo más dramático
y también, desgraciadamente, lo más humano de cuanto allÃ- aconteció―.
“Los hombres estaban ciegos. Ciegos de egoÃ-smo voluntario. Y uno no puede pensar sino con
tristeza en el dÃ-a del juicio de aquellos soldados, cuando se les preguntara lo que hicieron aquel
viernes tremendo y tuviesen que confesar que no se enteraron de nada, porque estaban jugando a
las tabas―.
“Pero ellos no eran más mediocres que nosotros: todos vivimos jugando a las canicas,
encerrados en nuestro pequeño corazoncito, creyendo que no hay más problemas en el mundo
que ese terrible dolor de nuestro dedo meñique―. (José LuÃ-s MartÃ-n Descalzo)
A lo largo de la Cuaresma he podido ver páginas enteras de anuncios de “dónde pasar la
Semana Santa―. ¿Será para evadirnos de tener que enfrentarnos con la tremenda realidad de
Dios y del hombre? Es posible que para muchos sea una semana de vacaciones. No dudo de que la
gente también necesite del descanso. Pero ¿y no necesitará también de plantearse los
grandes problemas que afectan al sentido de la vida?
Y el resto de los que no tomaremos vacaciones, no iremos a Varadero, ni a Punta Cana, ni a RÃ-o o
Buenos Aires, ¿qué haremos en estos dÃ-as que llamamos “santos―?
El misterio de la Cruz no puede ser algo que pase desapercibido, pues se trata del gran misterio y la
gran revelación de Dios al hombre.
La Cruz nos revela el corazón de Dios.
La Cruz nos revela cómo piensa Dios del hombre.
La Cruz nos revela lo importante que es el hombre para Dios.
La Cruz nos revela cómo ama Dios al hombre.
Es al pie de la Cruz donde podremos conocer el misterio de Dios, porque es en la Cruz donde Dios
dice su última palabra sobre sÃ- mismo.
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Es el pie de la Cruz donde podremos conocer el misterio del hombre, porque es en la Cruz donde
Dios dice su última palabra sobre el hombre.
Es al pie de la Cruz donde cada uno podremos reconocer la verdad de nuestro corazón y de
nuestras vidas.
No es el momento de matar el tiempo jugando a “tabas― a la espera de que muera.
Es el momento de guardar silencio y ser testigos de su muerte.
Es el momento de guardar silencio para experimentar la verdad de Dios en nuestros corazones.
Pero también el es momento de guardar silencio avergonzados de lo que los hombres somos
capaces de hacer con Dios.
Porque si en ella Dios se revela y manifiesta, también el hombre revela y manifiesta de lo que es
capaz de hacer. A Dios siempre la ha ido mal cada vez que se ha puesto en manos del hombre.
Al pie de la Cruz es la hora de reivindicar los “Derechos humanos del hombre―. Pero
también de reivindicar los “Derechos de Dios―. Porque ¿dónde están los derechos de
Dios en la Cruz.
Al pie de la Cruz es la hora de contemplar al Crucificado, pero también de tomar conciencia de los
crucificados de hoy y de siempre, cuyos derechos tampoco reconocemos.
Es el silencio que “hace memoria del pasado de Dios crucificado―. Y es el silencio que hace
“memoria del hoy de Dios crucificado en los hombres― porque El prolonga su Pasión y su
Cruz en la vida de los hombres.
Silencio. Memoria. Actualización. Celebración.
Durante estos dÃ-as en los que celebraremos el misterio de la Cruz:
- ¿qué haremos nosotros al pie de la Cruz?
- ¿estaremos aburridos y buscaremos cómo distraernos?
- No jugaremos a tabas, pero ¿en qué nos entretendremos para no enterarnos de nada?
- ¿Nos sentiremos aludidos por la muerte de Jesús?
- ¿O simplemente nuestros pequeños problemas serán más importantes que el hecho de
presenciar nuestra redención y salvación?
- ¿Qué responderemos cuando Dios nos pregunte qué hicimos celebrando su Muerte en la
Cruz?
Clemente Sobrado C. P.
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