LOS SOVIETS EN LA REVOLUCIóN RUSA

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ESPACIO ROJO –NÚMERO 22- ENERO 2012
N ÚME RO 2 2 – E NE RO 2 0 1 2
Este número de Espacio Rojo tiene como punto de partida la charla “La Revolución de Octubre: Democracia y
Dictadura” que organizamos el pasado mes de Noviembre y en la que intentamos aclarar algunos de los conceptos políticos que
han poblado las calles y plazas del Estado español desde los inicios del 15M y que estaban, y están, dominados por la concepción
burguesa de la política que confina a la juventud trabajadora en los límites del pensamiento burgués. Unos conceptos con los
cuales concilia, dentro del movimiento obrero, el reformismo y el revisionismo siempre “cuidadoso” con el lenguaje para “no
asustar a la clase obrera” y así poder seguir utilizándola como aval ante las clases dominantes en el reparto de poderes, vía
elecciones, de su dictadura parlamentaria. Sin embargo en este número hemos querido ir un poco más allá y centrarnos en el
estudio de los Soviets rusos como especificación de la primera dictadura revolucionaria del proletariado triunfante en la
historia de la lucha de clases. Porque a 95 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre es necesario para la juventud
obrera comprender que para los comunistas el Socialismo no consiste en hacer pasar el actual Estado capitalista de manos de la
burguesía a manos de la clase obrera. Para los comunistas la Revolución y el Socialismo significan construir un Estado de Nuevo
Tipo, es decir, construir un Poder que surge antagónico al régimen existente, que se extiende y expande en un proceso dialéctico,
de guerra civil revolucionaria en donde dos formas sociales, la burguesa y la proletaria, entran en colusión directa como máxima
expresión de la lucha de clases y como paso históricamente necesario hacia el socialismo y el comunismo.
Publicamos además nuestro saludo a la escuela de invierno de la JC en Almería, el artículo “El proletariado y sus verdugos”
y un breve, pero clarificador, extracto de la Introducción realizada por F. Engels a “La guerra civil en Francia”.
Los Soviets en la Revolución Rusa
avanzado del proletariado, de la
Nacimiento de los Soviets
Sería imposible
comprender la revolución rusa sin
tener en cuenta el fundamental
papel de los soviets, una de las
más grandes aportaciones que
hizo a la historia
revolucionaria. Con
los Soviets nacían
las
nuevas
instituciones de
democracia obrera,
a través de las
cuales las masas
podían aspirar a ver
r ealizados
s us
a n h e l o s
revolucionarios, y
serían también el
embrión del estado
socialista soviético,
las bases sobre las
que se apoyarían los bolcheviques
en la insurrección de Octubre y la
posterior guerra civil.
Y sin embargo, por fundamental
que fuera su papel, los soviets no
serían una creación de lo más
vanguardia constituida en el Partido
Obrero Socialdemócrata bolchevique
Ruso (el POSD(b)R, también
conocidos como bolcheviques), ni de
algunos de los líderes más brillantes
de la historia comunista como era el
caso de Lenin, sino que fueron fruto
de la creatividad espontánea de las
amplias masas obreras revolucionarias
de un país atrasado y eminentemente
campesino como era la Rusia zarista.
“La Rusia atrasada, bajo la
influencia de una serie de factores históricos
completamente originales, dio al mundo el
primer ejemplo, no sólo de un salto brusco de
la actividad espontánea en
época de revolución de las
masas oprimidas (cosa que
ocurrió en todas las grandes
revoluciones), sino también de
la significación de un
proletariado que desempeñaba
un
papel
infinitamente
superior a su importancia
numérica en la población;
mostró por vez primera la
combinación de la huelga
económica y la huelga política,
con la transformación de ésta en insurrección
armada, el nacimiento de una nueva forma de
lucha de masas y organización de las masas de
las clases oprimidas por el capitalismo, los
Soviets.”
Lenin. “La enfermedad infantil
izquierdismo en el comunismo”.
del
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Los Soviets aparecen en la
historia por primera vez en 1905, en
el marco de una insurrección espontánea de soldados, obreros y campesinos, a partir de una huelga política
en San Petersburgo (después denominada Petrogrado, durante la era
socialista Leningrado, y tras el triunfo definitivo de la reacción capitalista de nuevo San Petersburgo) que
deviene en insurrección de las masas
y sublevación de numerosos regimientos de soldados. En ese vacío
de poder consecuencia del rápido
colapso del estado zarista, las masas se organizan en los soviets de
diputados obreros y soldados,
donde eligen a sus representantes, siempre revocables, para que
administren todas las esferas del
poder estatal y económico.
Sin embargo, el contexto en
que nacen de forma espontánea sólo
puede ser calificado de particular;
mientras el Estado ruso permanece
bajo la forma de una monarquía
absoluta y autocrática, sustentada
por la vieja aristocracia, y obligada a
emprender la “modernización” e
industrialización del país por sus
aspiraciones como potencia imperialista y la competencia de las potencias vecinas, en la sociedad rusa esta
industrialización a marchas forzadas
provoca el surgimiento de importantes contradicciones sociales, con una
burguesía urbana que no ve satisfechas sus demandas democráticoburguesas en el zarismo, y una clase
obrera joven, apenas sindicada y con
escaso peso de la aristocracia obrera,
pero imbuida de una ideología marxista madura y notablemente desarrollada en los países capitalistas de
Europa Occidental.
En este contexto, las tensiones a las que se ven sometidas las
clases sociales rusas como conse-
cuencia de las guerras imperialistas,
terminan de agudizar la tensión existente entre una sociedad protocapitalista y un Estado autocrático y semifeudal. Así es como la humillante derrota recibida en la guerra rusojaponesa de 1905, prende la mecha
insurreccional, que en pocas
semanas se extiende por las
principales ciudades de Rusia.
Los campesinos se rebelan
contra los terratenientes, las
masas obreras transforman
las reivindicaciones laborales
en una huelga revolucionaria
política, y los soldados, en su
mayoría campesinos, se amotinan contra sus oficiales y se
unen a los obreros en las calles al son de la Marsellesa. Así debe
sonar toda revolución burguesa; salvo
que en este caso, la burguesía rusa no
tiene la fuerza ni la voluntad política
para tomar las riendas de una insurrección que le coge a desmano mientras hacía malabarismos para salvar la
monarquía zarista bajo una nueva
fachada “constitucional”.
“... la humanidad no conoció hasta 1905 lo
inmensa, lo grandiosa que puede ser y será la
tensión de fuerzas del proletariado cuando se
trata de luchar por objetivos verdaderamente
grandes, de luchar de un modo verdaderamente revolucionario. (...). Delante iban los
mejores elementos de la clase obrera, arrastrando tras de sí a los vacilantes, despertando a los dormidos y animando a los débiles.
(...). Gracias a esta lucha, un nuevo espíritu
agitó al pueblo ruso en su conjunto. Y sólo
entonces fue cuando la Rusia feudal, sumida en un sueño letárgico,
la Rusia patriarcal, piadosa y
sumisa, se despidió del viejo Adán;
sólo entonces tuvo el pueblo ruso
una educación verdaderamente
democrática, verdaderamente revolucionaria.
Lenin, “Informe sobre la revolución de 1905”
No era la primera
vez en la historia que las masas populares armadas interpretaban
un papel protagonista en el curso de
una revolución burguesa; en 1789
sería la “chusma parisina”, los sans
culottes, quienes armados asaltarán la
Bastilla y tomarán el Palacio de las
Tullerías.
Sin embargo, las masas parisinas carecen de la conciencia de clase
que sí estaba ya presente en el proletariado ruso; la clase obrera no ha alcanzado su madurez, y fluctúa entre las
reminiscencias reaccionarias de artesanos y campesinos feudales, y la radicalidad democrática de la incipiente pequeña burguesía urbana. Por ello, aunque
hasta 1795 no dejan de presionar a las
distintas asambleas parlamentarias burguesas que surgen al calor de la revolución para ver satisfechas sus reivindicaciones, en ese momento histórico era
imposible que dichas masas desclasadas
pudiesen crear de forma espontánea
sus propias instituciones, su propio
poder en competencia con el recién
nacido estado de la burguesía.
En 1905, las condiciones subjetivas del proletariado ruso, sí posibilitan el nacimiento de los Soviets, del
poder proletario, durante el vacío causado por una revolución democrática
pendiente. Así lo certifica Lenin, cuando apenas conoce la noticia desde el
exilio escribe: “El Soviet de diputados obreros ha nacido de una huelga general, con motivo de la huelga y para propiciar los fines de la
huelga. ¿Quién ha sostenido y ha terminado
victoriosamente dicha huelga? Todo el pro-
letariado, dentro del cual se cuentan, por fortuna en minoría, los que
no son socialdemócratas. ¿Qué fines
perseguía la huelga? Económicos y políticos, al
mismo tiempo…”
Lenin. “Nuestras
tareas y el soviet de diputados obreros”.
Ante los Soviets, la postura de
algunos bolcheviques fue dubitativa en
un principio, entre aquellos que rechazaban los soviets y pensaban que toda
organización obrera revolucionaria debía estar dentro de los márgenes del
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Partido, y aquellos que abogaban por
la participación en ellos de los revolucionarios.
Sin embargo Lenin aprecia
desde el principio, en 1905, la importancia histórica de esta nueva institu-
ción, pese a que las masas
“soviéticas” abracen como referente
a los oportunistas mencheviques. Por
ello, Lenin llama a sus camaradas a
“aprovechar la lucha conjunta con los camaradas proletarios, sin establecer diferencias
por sus ideas, para predicar sin descanso y
con firmeza el marxismo, la única concepción del mundo verdaderamente consecuente
y verdaderamente proletaria.
“Cada paso de la lucha proletaria indisolublemente unido a nuestra actividad planificada y organizada de socialdemócratas,
acercará cada vez más las masas de la
clase obrera rusa a la socialdemocracia”.
Lenin. “Nuestras tareas y el soviet de
diputados obreros.”
Fracasada la insurrección de
1905 gracias a la dubitativa postura
de
los
oportunistas
“socialdemócratas”, a la conciliación
con los zaristas de los liberalconservadores, y la inmadurez política de la clase obrera, los revolucionarios se enfrentarían a una oleada represiva que arrastraría a muchos al
exilio, la cárcel o la horca. Sin embargo, la esperanzadora experiencia de
su participación en los soviets quedaría como un recuerdo imborrable
para las masas obreras rusas, y en el
tiempo transcurrido entre 1905 y la
insurrección de Febrero de 1917 este
recuerdo no dejaría de alimentarse e
idealizarse, manteniendo la llama
revolucionaria en un proletariado al
que le había bastado con apenas saborear las mieles de su dictadura de
clase para anhelarla con toda su fuerza.
¿Qué son los Soviets?
"Los Soviets -- decía Lenin ya en
septiembre de 1917 -- son un nuevo aparato
de Estado que, en primer lugar, proporciona
la fuerza armada de los obreros y de los campesinos, fuerza que no está, como lo estaba la
del viejo ejército permanente, apartada del
pueblo, sino ligada a él del modo
más estrecho; en el sentido militar,
esta fuerza es incomparablemente
más poderosa que las anteriores;
en el sentido revolucionario, no
puede ser remplazada por ninguna otra. En segundo lugar, este
aparato proporciona una ligazón
tan estrecha e indisoluble con las
masas, con la mayoría del pueblo,
una ligazón tan fácil de controlar
y renovar, que en el aparato del
Estado anterior no hay nada que
se le parezca. En tercer lugar, este aparato,
por ser elegibles y revocables a voluntad del
pueblo, sin formalidades burocráticas, los
hombres que lo integran, es mucho más democrático que los aparatos anteriores. En cuarto
lugar, este aparato proporciona una sólida
ligazón con las profesiones más diversas,
facilitando de este modo, sin burocracia, las
más distintas y más profundas reformas. En
quinto lugar, proporciona una forma de organización de la vanguardia, es decir, de la
parte más consciente, más enérgica y más
avanzada de las clases oprimidas, de los
obreros y de los campesinos, constituyendo, de
este modo, un aparato por medio del cual la
vanguardia de las clases oprimidas puede
elevar, educar, instruir y guiar a toda la gigantesca masa de estas clases, que hasta hoy
permanecía completamente al margen de la
vida política, al margen de la historia. En
sexto lugar, proporciona la posibilidad de
conjugar las ventajas del parlamentarismo
con las ventajas de la democracia inmediata y
directa, es decir, reúne en la persona de los
representantes elegidos por el pueblo la función legislativa y la ejecutiva. Comparado con
el parlamentarismo burgués, es un avance de
trascendencia histórica mundial en el desarrollo
de
la
democracia.
.
.
Sin la iniciativa creadora popular de las
clases revolucionarias no hubiera organizado
los Soviets, la revolución proletaria en Rusia
se vería condenada al fracaso, pues, con el
viejo aparato, el proletariado no habría podido, indudablemente, mantenerse en el Poder.
En cuanto al nuevo aparato, es imposible
crearlo de golpe" (Lenin v. t. XXI, págs.
258-259). Citado por: J. V. Stalin. “La
Revolución de Octubre y la táctica de
los comunistas rusos”.
Con estas precisas palabras
resumía Lenin “qué eran los soviets”,
el germen de la dictadura del proletariado, la organización para la conquista y gestión democrática del
poder ejecutivo y legislativo de las
masas armadas bajo la vanguardia
proletaria, y concienciadas a través
de su práctica revolucionaria directa. Y cabe destacar que en este texto
hable de “crear el nuevo aparato” del
Estado Socialista, mientras que en
otros textos sitúe su nacimiento espontáneo (según la experiencia revolucionaria rusa, pero que sin embargo
no se repitió en ningún otro país).
El embrión de la República Socialista
Soviética, coexistiendo tanto en 1905
(con la monarquía zarista) como en
1917 (con el Gobierno Provisional)
con un poder paralelo.
Coexistencia “pacífica” del
poder burgués y el poder
proletario
En el vacío de poder que sigue a la caída del régimen zarista en
1917, surge una dualidad de poderes;
el poder obrero y campesino de los
Soviets, y el poder burgués del Comité
de la Duma de Estado, el embrión del
parlamento y la democracia burguesa.
Ambos poderes compiten en un primer momento por controlar a la fuerza armada, a los soldados sublevados.
Los bolcheviques apuestan desde el
principio por los soviets, mientras que
los oportunistas mencheviques y social-revolucionarios, aún con mayoría
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en los propios soviets y amplio apoyo en las masas, pretenden crear una
caricatura de soviets que solo sirva
como sostén del parlamento burgués y refuerzo de sus reivindicaciones en el mismo.
Por ello, desde los propios
soviets en los que tenían la mayoría,
llamaban al pueblo a apoyar al gobierno provisional compuesto por
miembros de los partidos de la burguesía y la pequeña burguesía, lo que
en la práctica significaba una traición
a la voluntad revolucionaria de las
masas obreras, y una negación de la
independencia política del proletariado. Su pretensión era conciliar los
intereses de la pequeña burguesía, el
campesinado y la clase obrera con
los de la gran burguesía con la excusa de que la sociedad rusa “no estaba lo bastante desarrollada para la
revolución socialista” y asumiendo
que solo la burguesía podía liderar la
presente revolución burguesa, poniendo toda la confianza de las masas en el Gobierno Provisional y no
en los Soviets de diputados obreros.
Sin embargo, Lenin y los
bolcheviques defendían que solo el
proletariado revolucionario podía
liderar y desarrollar la revolución
burguesa sin las vacilaciones de la
burguesía rusa, y desde la dictadura
del proletariado dar paso seguido al
socialismo.
Esta dualidad de poderes
era considerada por Lenin un momento “transitorio” en el que la revolución proletaria (que según Lenin
ya estaba en marcha aún antes de la
insurrección de Octubre) “ha reba-
sado ya los cauces de la revolución democrática burguesa corriente”.
De hecho, los pocos Soviets
que desde el principio contaron con una
mayoría de diputados obreros de tendencia bolchevique, en general en ciudades industriales de la
zona central, iniciaron
ya en Marzo una confrontación directa contra el poder burgués,
con medidas como la
incautación de imprentas, el desarme de la
policía, la organización
de milicias o asumiendo
la administración de la
justicia y de la producción fabril arrebatada a sus dueños capitalistas. Valga de ejemplo el Soviet de
Viázniki, que actuaría como único poder
“legislativo”, imponiendo las reivindicaciones obreras a los empresarios sin negociación de ningún tipo. Este control
de la producción sería asumido por
otros soviets bolcheviques, ante lo cual
la burguesía, por boca de los mencheviques, dando por perdida la administración privada de los medios de producción, reclamaba la “gestión estatal” a
sabiendas de que el estado democrático-burgués
servía a sus intereses de
clase, lo cual recuerda
en la actualidad a ciertos países y sus apoyos
entre algunos comunistas locales que bajo
la “presión popular”
aceptan la “gestión
estatal de la economía” pero sin dictadura del proletariado.
El referente de estos primeros
soviets revolucionarios confrontado con
los soviets conciliadores y pasivos dirigidos por eseristas y mencheviques, mostraría en la práctica a las masas la imposibilidad de que los partidos burgueses
tuvieran en cuenta sus reivindicaciones y
cumplieran sus promesas, dejando al
descubierto la vacía retórica revolucionaria de los oportunistas que a la hora
de la verdad reprimían cualquier tenden-
cia revolucionaria del proletariado.
“Explicar a las masas que los
Soviets de diputados obreros son la única
forma posible de gobierno revolucionario y
que, por ello, mientras este Gobierno se
someta a la influencia de la burguesía,
nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo
paciente, sistemático, tenaz y adaptado
especialmente a las necesidades prácticas de
las masas.
Mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento
de los errores, propugnando al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del
Estado pase a los Soviets de diputados
obreros, a fin de que, sobre la base de la
experiencia, las masas corrijan sus errores”. Lenin. “Las tareas del proletariado en la presente revolución” (Tesis de Abril)
Los bolcheviques, como
resultado de su correcta crítica al
oportunismo y su táctica revolucionaria, amparada en la maniobrabilidad que posibilita el Partido de Nuevo Tipo armado ideológicamente
para la revolución, irán ganando la
mayoría en todos los soviets, convirtiéndose así en soviets revolucionarios ejecutando el programa del Partido leninista. El proceso es relativa-
mente largo, y en él los bolcheviques
concilian momentos de ofensiva
como las manifestaciones de Abril
contra la guerra imperialista o asumiendo el liderazgo de la ira espontánea de las masas en Junio y la oposición armada de los Guardias Rojos
al intento de golpe de estado de la
reacción encabezada por Kornílov
como momentos de repliegue en
Julio tras el fracaso insurreccional de
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Junio y la represión amparada por los
soviets conciliadores liderados por los
mencheviques y eseristas. La capacidad
de alternar sus consignas de los bolcheviques sin perder el objetivo revolucionario les lleva a abandonar la consigna
de “todo el poder para los soviets”
cuando estos reprimían a los obreros en
defensa del gobierno burgués en Julio, y
retomarla posteriormente, cuando los
Guardias Rojos organizados por los
bolcheviques derrotan a las tropas contrarevolucionarias de Kornílov luchando al lado del Gobierno Provisional y
de mencheviques y eseristas, pero no
por ellos, demostrando así la debilidad
y vacilaciones del gobierno provisional
y de los oportunistas cuando derrotada
la reacción éstos se niegan a tomar el
poder para “sus” soviets, y en vez de
ello pretenden que sigan sosteniendo el
ficticio gobierno de Kerenski. La propia
percepción y experiencia de las masas
en estos meses revolucionarios desde
Febrero a Septiembre desenmascara a
los oportunistas y su papel conciliador
con la burguesía al frente de los Soviets,
a la vez que erige a los bolcheviques
como su referente. Es así como los bolcheviques consiguen la mayoría en los
soviets de soldados y obreros de las
principales ciudades, ganando así al
nuevo poder para la causa revolucionaria, y sólo entonces, solo una vez con-
trolados los soviets, que se habían
extendido por toda Rusia, pudieron
los bolcheviques encarar con garantías de éxito la insurrección.
“El 3 y 4 de julio se podía, sin
faltar a la verdad, plantear el problema así:
lo justo era tomar el Poder, pues, de no
hacerlo, los enemigos nos acusarán igualmente de insurrectos y nos tratarán como a
tales. Pero de aquí no se podía hacer la
conclusión de que hubiera sido conveniente
tomar el Poder en aquel entonces, pues a la
sazón no existían las condiciones objetivas
necesarias para que la insurrección pudiera
triunfar (…) No contábamos todavía con
la mayoría de los obreros y soldados de las
capitales. Hoy tenemos ya la mayoría en
ambos Soviets. Es fruto, sólo de la historia
de julio y agosto, de la experiencia de las
"represalias" contra los bolcheviques y de la
experiencia de la kornilovada.”
Lenin, “El marxismo y la
insurrección”
Así hablaba el propio Lenin
de las condiciones para tomar el poder: tener la mayoría en los Soviets
revolucionarios. Estos soviets bolcheviques serán auténticas bases para
el triunfo de la insurrección armada
de Octubre, y desde donde las masas
son partícipes de la táctica de los
comunistas y llevan a cabo su revolución. La hoy tan manoseada
“acumulación de fuerzas” no tuvo
lugar en los sindicatos recientemente
creados en la Rusia de 1917, ni en
los comités fabriles (en manos bolcheviques desde mucho antes) ni en
la Duma o Asamblea Constituyente;
tiene lugar en los soviets obreros, en
el Nuevo Poder proletario, donde las
masas, llevadas por su experiencia
revolucionaria, abrazan el comunismo y reconocen como suyo al Partido Bolchevique.
Si este proceso fue salvo
casos puntuales (Febrero, Junio y
Agosto) “pacífico”, o al menos de
coexistencia de ambos poderes sin
abierta confrontación, sería gracias
únicamente a las especiales e irrepetibles circunstancias de Rusia, donde
el estado zarista, y especialmente su
ejército, ha quedado desbaratado
como consecuencia de la insurrección de los soldados en Febrero, en
gran parte motivada por la carnicería
de la guerra con Alemania, y la de-
masiado tiempo postergada revolución democrática. Tras esta insurrección surgen unos soviets dominados
por el oportunismo, que no representan un peligro inminente para la
burguesía, sino más bien un apoyo y
un medio para la pacificación y control del agitado proletariado ruso. A
ello se une que cuando los soviets
viran hacia la revolución socialista de
manos de los bolcheviques, la burguesía sigue sin tener el control del
fusil (de los soldados) y aún carece
de una capacidad armada tal como
para aplastar y reprimir estos soviets
(fuerza que estaban en proceso de
reconstruir con las unidades de cadetes). Y aún así, pese a todas éstas
particularidades, el triunfo insurreccional de Octubre habría sido imposible sin los Guardias Rojos, milicias
obreras y masas que los bolcheviques no dejan de armar desde Febrero.
Pero los soviets para los
bolcheviques son sobre todo la encarnación institucional del Estado
Socialista, el medio por el que las
masas podrían ejercer la dictadura
del proletariado, y donde el programa de los bolcheviques podía ser
refrendado y ejecutado por el proletariado Por ello, sin la organización
previa del Nuevo Poder de los so-
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viets, sin la experiencia política que este
proporcionaba a las masas, era imposible sostener el efímero triunfo de la
insurrección de Octubre. Solo la consolidación del poder soviético posibilitaría
la victoria de los bolcheviques en la
guerra civil que estalla tras la insurrección de Octubre, y en la que oportunistas socialdemócratas, burgueses, aristócratas y potencias imperialistas intentan
aplastar y apagar en sangre la llama revolucionaria que había prendido en Rusia.
Soviets y masas armadas
“Sí, hay que detenerse, en cambio, en
algo que seguramente no está del todo claro
para todos los camaradas, a saber: que el paso
del Poder a los Soviets significa hoy, en la práctica, la insurrección armada. Podría creerse que
esto es algo evidente, y sin embargo, no todos se
han parado ni se paran a meditarlo. Renunciar hoy a la insurrección armada equivaldría a
renunciar a la consigna más importante del
bolchevismo (todo el Poder a los Soviets) y a
todo el internacionalismo revolucionario proletario en general.”
Lenin, “Consejos de un espectador”
Los Soviets nacen en 1905 y de
nuevo en 1917 bajo la protección de las
tropas y soldados insurrectos. El fusil y
el poder obrero están ligados así desde
su mismo nacimiento. De ello son
conscientes los bolcheviques, que en
Febrero de 1917 exhortaban a los obreros a elegir diputados y organizar soviets “que se organicen bajo la protección de las tropas” insurrectas a partir
de los comités que han protagonizado
la huelga revolucionaria, y serán los propios bolcheviques también partidarios
de que los soviets de obreros y los de
soldados se fusionen. La importancia que tiene la cuestión de las armas
para los bolcheviques queda reflejada en su periódico, el Pravda, que
sin dejar lugar pedía a obreros y soldados que “no entreguéis las armas, pertrechad a nuevos cuadros
de la milicia revolucionaria. La revolución no
ha concluido, las reivindicaciones del pueblo
en armas están planteadas, pero aún no se han
cumplido. Sólo nosotros
podremos realizarlas”.
Y en Marzo, un Lenin en el exilio
indicaba por carta a los bolcheviques
la táctica a seguir; “expectativa armada, preparación armada de una base
más amplia para una etapa superior”,
es decir, para la conquista del “poder
por los Soviets de diputados obreros”. Los bolcheviques no dejan
en ningún momento desde Febrero de 1917 de crear destacamentos de obreros armados y milicias obreras, incautando el armamento en las fábricas de armas. A partir de estos se
formaría la Guardia Roja,
y de hecho fue incluso
esta la misión inmediata
“más importante” para el
Soviet en 1917.
“En realidad, los bolcheviques no tenían ni podían
tener en marzo de 1917 un ejército político preparado. Lo fueron
formando (y lo formaron, por fin,
hacia octubre de 1917) sólo en el
transcurso de la lucha y de los
choques de clases de abril a octubre de
1917; lo formaron pasando por la manifestación de abril, y por las manifestaciones de
junio y julio, y por las elecciones a las Dumas de distrito y urbanas, y por la lucha
contra la korniloviada, y por la conquista
de los Soviets. Un ejército político no es lo
mismo que un ejército militar. Mientras
que el mando militar comienza la guerra
disponiendo ya de un ejército formado, el
Partido debe crear su ejército en el curso de
la lucha misma, en el curso de los choques
entre las clases, a medida que las masas
mismas se van convenciendo, por propia
experiencia, de que las consignas del Partido
son acertadas, de que su política es justa.”
J. V. Stalin. La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos.
Como bien afirma Stalin, el
ejército rojo no se crea de un golpe, no nace por un decreto de la
noche a la mañana. Es un ejército
político conformado por las masas
que se crea en torno a la lucha
revolucionaria, a la confrontación
ideológica hasta 1917, y lucha armada
en la posterior guerra civil con los
oportunistas y conciliadores apoyados por los ejércitos imperialistas.
Las armas, como resaltaban los bolcheviques desde Febrero hasta Octubre, eran necesarias, pero la experiencia revolucionaria de las masas armadas, era indispensable
para constituir el “ejército rojo”.
Los Soviets rusos y su
carácter universal
“La historia ha hecho esta jugarreta: los Soviets nacieron en Rusia en
1905, fueron falsificados en febrero-octubre
de 1917 por los mencheviques, quienes
fracasaron por no haber comprendido su
papel y su importancia, y hoy ha surgido en
el mundo entero la idea del Poder soviético,
idea que se extiende con rapidez inusitada
entre el proletariado de todos los países,
mientras fracasan en todas partes, a su vez,
los viejos héroes de la II Internacional, por
no haber sabido comprender, del mismo
modo que nuestros mencheviques, el papel y
la importancia de los Soviets. La experiencia ha demostrado que en algunas cuestiones
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esenciales de la revolución proletaria todos
los países pasarán inevitablemente por lo
mismo que ha pasado Rusia.
Lenin. “La enfermedad infantil del
izquierdismo en el comunismo”
Lenin y los bolcheviques
rusos comprendieron rápidamente
el carácter internacional de los Soviets, el papel que necesariamente
jugarían en el ciclo revolucionario
que acababa de comenzar y que
sacudiría los cimientos de la sociedad de clases y agitaría las conciencias de los obreros de medio mundo. Y Lenin y la recién creada III
Internacional parecían tener motivos para la esperanza y el optimismo cuando el ejemplo soviético
ruso, y la idea de la revolución, se
extendían por media Europa levantando a los obreros, ayudándoles a
romper las cadenas de la explotación para intentar seguir la estela de
la primera revolución proletaria
triunfante (tras la heroica derrota de
la Comuna de París).
“Es muy probable que la revolución llegue muy pronto en muchos países
de Europa Occidental, pero nosotros,
como parte organizada de la clase obrera,
como partido, tendemos y debemos tener a
lograr la mayoría en los Soviets. Entonces
estará garantizada nuestra victoria, y no
habrá fuerza capaz de emprender nada
contra la revolución comunista.”
Lenin. “Tesis e informes sobre la
democracia burguesa y la dictadura
del
proletariado”
Y así parecía en un primer
momento; los Soviets nacen espon-
táneamente en Alemania y Hungría aunque sin la participación en ellos de las
amplias masas obreras o campesinas. Parte del proletariado en su afán
revolucionario parece intentar
reproducir así el ejemplo ruso.
Sin embargo, estos soviets son
más nominales que reales, la
clase obrera de estos países no
tiene la experiencia revolucionaria que por el contrario si
había acumulado el joven proletariado ruso. La socialdemocracia está asentada tanto en
Alemania como en Hungría, sus prácticas
sindicalistas y parlamentarias han maleado
la conciencia de los obreros, y el partido
de los espartaquistas alemanes o el de los
comunistas húngaros apenas acaba de ser
“constituido” como simple escisión del
ala izquierda de los partidos socialdemócratas, sin la lucha ideológica y política
previa necesaria. Por ello, pese a que en
un principio las recientemente derrotadas
potencias centrales carecen de una fuerza
armada leal para reprimir a estos soviets
embrionarios y surgidos por imitación del
modelo ruso, los socialdemócratas o socialtraidores rellenarán rápidamente este
vacío poniéndose al servicio
de la burguesía y reprimiendo
sangrientamente
cualquier
germen revolucionario, sea
como en Alemania desde el
gobierno y aliados con los
esbozos de fascistas que eran
los Freikorps, o mediante el
golpe de estado contra la
recién nacida República Soviética Húngara apoyados en
los ejércitos imperialistas
rumanos. Derrotado el espontaneismo
revolucionario alemán y húngaro, la historia no volverá a ver nacer a soviets surgidos de forma espontánea.
“… el curso general de la revolución proletaria es
igual en todo el mundo. Primero, la formación espontánea de los Soviets, luego su
extensión y desarrollo, más tarde, se plantea
prácticamente la cuestión: Soviets o Asamblea
Nacional, o Asamblea Constituyente, o parlamentarismo burgués; completo desconcierto entre
los jefes, y por último, la revolución proletaria.”
Lenin. “Tesis e informes sobre la
democracia burguesa y la dictadura
del
proletariado”
Quedaban así reflejadas las
limitaciones de la concepción de los
soviets elaborada por los bolcheviques, que basándose en la particular
experiencia rusa (la experiencia que
ellos mismos habían vivido), donde
los soviets nacen de forma espontánea en el contexto de una revolución
burguesa en un estado autocrático y
semi-feudal, y tras una insurrección
generalizada de soldados que arrebata las armas a las clases dominantes y
las pone en manos de la clase obrera. Solo en este contexto podía darse
el nacimiento espontáneo de los soviets y su coexistencia pacífica con el
poder burgués hasta la insurrección.
Sin embargo, estas condiciones ni se
daban ni se darían en ningún otro
país de Europa. Por tanto, los bolcheviques no habían teorizado sobre
como el sujeto revolucionario debía
dar el primer paso (es decir, la formación de los Soviets) ya que en su
experiencia revolucionaria este primer paso lo tomaban las masas de
forma espontánea. Por tanto, si los
Soviets no surgían espontáneamente,
¿significa que los bolcheviques se
equivocaban respecto al papel que
estaban llamados a jugar? ¿Eran por
tanto los Soviets una particularidad
rusa que no podía trasladarse a otros
países, tiempos y contextos?
“Pero en este momento histórico
se trata precisamente de que el ejemplo ruso
muestra a todos los países algo, y algo muy
sustancial, de su futuro próximo e inevita-
ESPACIO ROJO –NÚMERO 22- ENERO 2012
ble. Los obreros avanzados de todos los países
hace ya tiempo que lo han comprendido y, más
que comprenderlo, lo han percibido, lo han
sentido con su instinto revolucionario de clase.
De aquí la "significación" internacional (en el
sentido estrecho de la palabra) del Poder soviético y de los fundamentos de la teoría y de la
táctica bolchevique.”
Lenin. “La enfermedad infantil del
izquierdismo en el comunismo”
Los bolcheviques no se equivocaban juzgando el papel que los Soviets
están llamados a jugar en la revolución
proletaria mundial. El Poder soviético
tiene un “significado” internacional y
por tanto debía pasar a formar parte de
los fundamentos de la teoría y de la táctica marxista-leninista. ¿Pero por qué
son necesarios los Soviets para el triunfo de la revolución proletaria? Muchas
de las razones ya se han desarrollado a
lo largo de este artículo. El propio Lenin podría señalar algunas más igualmente fundamentales:
A) La dictadura del proletariado y el
estado socialista adquieren la forma
de República Soviética.
La relación entre jefes, partido, clase
y masas, y, al mismo tiempo, la de la dictadura
del proletariado y su partido con respecto a los
sindicatos, se presenta actualmente entre nosotros en la forma concreta siguiente: la dictadura
la lleva a cabo el proletariado organizado en
Soviets, dirigido por el Partido Comunista
bolchevique (…) Se obtiene, en conjunto, un
aparato proletario, formalmente no comunista,
flexible y relativamente amplio, potentísimo,
por medio del cual el Partido está estrechamente vinculado a la clase y a la masa y por medio
del cual se lleva a cabo la dictadura de clase,
bajo la dirección del Partido.
Lenin. “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”
Y este Estado es compatible con
la extensión de la democracia a una mayoría tan aplastante de la población, que la
necesidad de una máquina especial para la
represión comienza a desaparecer. Como es
natural, los explotadores no pueden reprimir al pueblo sin una máquina complicadísima que les permita cumplir este cometido,
pero el pueblo puede reprimir a los explotadores con una "máquina" muy
sencilla, casi sin "máquina", sin
aparato especial, por la simple
organización de las masas armadas (como los Soviets de Diputados Obreros y Soldados, digamos, adelantándonos un poco).
Lenin. “El Estado y la Revolución.”
pontánea de los Soviets”, resulta
B) La elevación de la
conciencia de las amplias
masas proletarias solo
puede lograrse mediante
su participación revolucionaria a través de los Soviets.
Mientras se trate (como se trata
aún ahora) de atraerse al comunismo a la
vanguardia del proletariado, la propaganda
debe ocupar el primer término; incluso los
círculos, con todas las debilidades de la
estrechez inherente a los mismos, son útiles
y dan resultados fecundos en este caso. Pero
cuando se trata de la acción práctica de las
masas, de poner en orden de batalla -- si es
permitido expresarse así -- al ejército de
millones de hombres, de la disposición de
todas las fuerzas de clase de una sociedad
para la lucha final y decisiva, no conseguiréis nada con sólo las artes de propagandista, con la repetición escueta de las verdades
del comunismo "puro".
Lenin. “La enfermedad infantil del
izquierdismo en el comunismo.
La verdadera educación de las
masas no puede ir nunca separada de la
lucha política independiente, y sobre todo,
de la lucha revolucionaria de las propias
masas. Sólo la lucha educa a la clase explotada, sólo la lucha le descubre la magnitud de su fuerza, amplía sus horizontes,
eleva su capacidad, aclara su inteligencia y
forja su voluntad.
Lenin, “Informe sobre la revolución
de 1905”
En este sentido, pretendemos que este artículo sirva para traer
luz a éstas cuestiones desconocidas
de la Revolución de Octubre, derribar los dogmas falsos sobre la misma
difundidos por los sectores más atrasados del movimiento comunista con
la intención de justificar su práctica
oportunista presente, y para enfocar
el debate en el seno de la vanguardia
La importancia capital e
insustituible de los Soviets para el
triunfo de la revolución queda así
más que demostrada. Sin embargo,
el primer paso del que Lenin hablaba
para todo ello, “la formación es-
basarse únicamente en la particularidad rusa y ser irrepetible en los países
industrializados de Europa. Y sin
Soviets, como los bolcheviques habían comprobado, era imposible conquistar y organizar a las amplias masas para el triunfo revolucionario y la
construcción del Estado socialista.
Por tanto, si los Soviets son necesarios para la revolución, y en los
estados burgueses no surgen de
forma espontánea, los Soviets deben ser creados por el propio Partido Comunista, deben formar
parte de la estrategia de la vanguardia proletaria.
hacia las cuestiones fundamentales que toda estrategia revolucionaria debe tener en cuenta; la
creación de los Soviets o Nuevo
Poder por el Partido Comunista, y
la participación de las masas revolucionarias en los mismos.
“El autor -(y esperamos que a
estas alturas también los lectores)- ha
comprendido admirablemente que no es el
parlamento, sino sólo los Soviets obreros, los
ESPACIO ROJO –NÚMERO 22- ENERO 2012
que pueden proporcionar al proletariado el instrumento necesario
para conseguir sus objetivos, y, naturalmente, el que hasta ahora
no haya comprendido esto, es el peor de los reaccionarios, aunque
sea el hombre más ilustrado, el más experimentado político, el
socialista más sincero, el marxista más erudito, el ciudadano y padre
de familia más honrado.”
Lenin. “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”
OBRAS CONSULTADAS
J. V. Stalin, La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos. 17 de diciembre de 1924
V. I. Lenin, Consejos de un espectador. 21 de octubre de 1917
V. I. Lenin, El Estado y la Revolución. Septiembre de 1917
V. I. Lenin, El marxismo y la insurrección. 27 de septiembre de 1917
V. I. Lenin, Informe sobre la revolución de 1905, 22 de enero de 1917
V. I. Lenin, La economía y la política en la época de la dictadura. 7 de noviembre de 1919
V. I. Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, 10 de junio de 1920
V. I. Lenin, Las tareas del proletariado en la presente revolución (Tesis de Abril). 7 de abril de 1917
V. I. Lenin, Nuestras tareas y el soviet de diputados obreros. Noviembre de 1905
V. I. Lenin, Tesis e informes sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado. 4 de marzo de 1919
Varios autores, Historia de la gran revolución socialista de octubre. Publicado por la editorial progreso. Moscú, 1977.
FRIEDRICH ENGELS: INTRODUCCIÓN A LA GUERRA CIVIL EN FRANCIA (EXTRACTO)
(…) Esta labor de destrucción del
se relaciona, veneración que va
de los casos, un mal que el proleta-
viejo Poder estatal y de su reempla-
arraigando más fácilmente en la me-
riado hereda luego que triunfa en
zo por otro nuevo y verdaderamen-
dida en que la gente se acostumbra
su lucha por la dominación de cla-
te democrático es descrita con todo
desde la infancia a pensar que los
se. El proletariado victorioso, tal
detalle en el capítulo tercero de La
asuntos e intereses comunes a toda
como hizo la Comuna, no podrá
Guerra Civil. Sin embargo, era
la sociedad no pueden ser mirados
por menos de amputar inmediata-
necesario detenerse a examinar
de manera distinta a como han sido
mente los peores lados de este mal,
aquí brevemente algunos de los
mirados hasta aquí, es decir, a través
hasta que una generación futura,
rasgos de este reem-
educada en condicio-
plazo por ser preci-
nes sociales nuevas y
samente en Alema-
libres, pueda desha-
nia donde la fe su-
cerse de todo ese
persticiosa en el Es-
trasto viejo del Esta-
tado se ha trasladado
do.
del campo filosófico
Últimamente las
a la conciencia gene-
palabras
ral de la burguesía e
"dictadura
incluso a la de muchos obreros.
del Estado y de sus bien retribuidos
del proletariado" han vuelto a su-
Según la concepción filosófica, el
funcionarios. Y la gente cree haber
mir en santo terror al filisteo so-
Estado es la "realización de la
dado un paso enormemente audaz
cialdemócrata. Pues bien, caballe-
idea", o esa, traducido al lenguaje
con librarse de la fe en la monarquía
ros, ¿queréis saber qué faz presen-
filosófico, el reino de Dios en la
hereditaria y jurar por la República
ta esta dictadura? Mirad a la Co-
tierra, el campo en que se hacen o
democrática. En realidad, el Estado
muna de París: he ahí la dictadura
deben hacerse realidad la verdad y
no es más que una máquina para la
del proletariado!
la justicia eternas. De aquí nace
opresión de una clase por otra, lo
una veneración supersticiosa hacia
mismo en la República democrática
el Estado y hacia todo lo que con él
que bajo la monarquía; y en el mejor
F. Engels, Londres, 18 de marzo
de 1891.
ESPACIO ROJO –NÚMERO 22- ENERO 2012
E L PRO LETARI ADO Y S US V E RDUG OS
Hace pocos días moría un verdugo
de la clase obrera. Uno de esos “hombres
de Estado” que son homenajeados por la
burguesía por haber sabido mezclar su calidad de carnicero fascista con sus dotes para
la diplomacia democrática. Ese era el currículum de Fraga, el de un fascista de la cabeza a los pies hasta que la luz de la democracia y los intereses de su amada nación
española, la cual existe pues sino sería
absurdo hablar de opresión nacional en
este Estado, le mandataron abandonar
las formas del caudillo para convertir a
los “grises” en “maderos” y hacer mutar
las viejas “leyes fundamentales” del
régimen en una “moderna”
“constitución” ajustada a las necesidades de la creciente burguesía española
y su encuadramiento en el seno del
imperialismo europeo.
A este fascista democratizado
lo han alabado las plañideras del régimen, mostrando como anecdóticas
frases como “La calle es mía” vertida
por el verdugo poco después de que la
policía nacional asesinase a unos obreros. No sorprende que los medios de manipulación cierren filas en torno a este elemento, su libertad de expresión es solo una
más de las tantas libertades de que gozan
las clases dominantes para imponer su terror. No obstante el patetismo y la vileza a la
que han llegado muestran, en el campo de
la “intelectualidad”, el grado de descomposición en el que se encuentran las sociedades
de los Estados imperialistas y lo poco que
pueden aportar a cualquier problema social.
A los jóvenes comunistas ni nos
sorprende el culto político ni el mediático a
la figurilla acartonada de Manuel Fraga.
Con ello certifican lo que ya sabemos: que los asesinatos de Grimau, de
Ruano o de Puig Antich, de los fusilados del
27 de Septiembre o de los obreros de Gasteiz, entre muchos otros, no son producto de
la arbitrariedad de las personas que en cada
momento han figurado a las cabezas de un
gobierno. Son asesinatos de clase. Son una
dura advertencia a todos aquellos que nos
organizamos y luchamos por la consecución
de la Revolución. La clase obrera debe ser
consciente de ello en todo momento.
Ocurre en la sociedad burguesa
que la ideología dominante se presenta en
múltiples formas. Siguiendo los parámetros
que dicta el capital, en estos días también
hemos oído a muchos elementos de la
“izquierda” estatal pedir o propagar la idea
de que Fraga y fascistas de su mismo pelaje
sean juzgados por el actual régimen
para sanear la memoria de las víctimas y
hacer justicia. Si esto lo dicen demócratas radicales nos parece perfecto. Si
intentan hacer pasar estas demandas
por “revolucionarias” y “marxistas” entonces los denunciamos como agitadores
burgueses dentro del movimiento obrero.
Porque la justicia revolucionaria poco
tiene que ver con la justicia de los tribunales burgueses. Los demócratas pequeño burgueses, intelectuales de
“izquierda”... tienen una visión idílica de
lo que es el Estado y la transmiten a la
clase obrera. El Estado burgués sirve a
los intereses del capital, es una máquina
dispuesta contra la mayoría de la sociedad e irremediablemente separada y en
contradicción con ésta. Es la burocracia
que impide al obrero liberarse de la explotación y el control a que lo somete el
capital y que falsamente “divide sus poderes” en legislativo, ejecutivo y judicial,
para “servir” a la “sociedad civil”. Y decimos falsamente porque todas esas estructuras están controladas por las mismas clases a pesar de que entre ellas
surjan conflictos que resuelven a través
de sus mecanismos legales.
El “Estado” por el que luchamos los comunistas es aquel en que la
democracia se amplia cualitativamente
porque es por y para los trabajadores.
La clase obrera en armas es la directora
de la sociedad y no necesita un entramado burocrático ni miles de policías
armados dispuestos contra el pueblo,
porque ella es el pueblo. La clase obrera
organizada legisla y ejecuta sus intereses de clase, al estilo de los Soviets, y
por supuesto realiza su justicia sin nece-
sidad de delegar en órganos ajenos a la
sociedad.
Para hacer justicia la democracia de la clase obrera ,que es lo mismo
que decir dictadura revolucionaria del
proletariado, no necesita adornarse con
togas ni con pomposas leyes que en la
vida capitalista existen sólo para ser saltadas por quien las elabora y humillar
a los explotados. La justicia popular, la
justicia revolucionaria la realizan directamente las propias masas obreras
organizadas sin necesidad de mirar a
la jurisprudencia o a tribunales internacionales en La Haya o en Nuremberg.
Un pueblo en armas está lo suficientemente capacitado para dictar sentencia a sus verdugos sin tutelas de ningún tipo más que las que él mismo se
imponga.
Sano ejemplo de ello es el
ajusticiamiento de Benito Mussolini por
parte del pueblo italiano. Las masas
ejecutaron a éste y a otros muchos
fascistas italianos. Si Mussolini hubiese visto forjarse a la República Italiana
que lo primero que hizo fue desarmar a
los partisanos y devolverlos al “ora et
labora”, quizás habría sido colgado
“civilizadamente” o quizás hubiese muerto de la risa como le ocurrió a Pinochet o
le pasará al genocida Fujimori. Pero
Mussolinni cayó cuando la clase obrera
italiana se hallaba aún armada y los partisanos tardaron poco en ejecutar, en las
manos del camarada “Coronel Valerio”, la
sentencia de muerte dictada por su
pueblo.
La garantía única para que se
ejerza la justicia obrera y revolucionaria
con los verdugos capitalistas es que el
proletariado se encuentre organizado
independientemente como clase con
intereses políticos antagónicos al capital.
Pedir al Estado burgués y a la
democracia en general que sea justa
para los obreros juzgando a los fascistas
es desconocer u ocultar el carácter de
clase del Estado y del fascismo y es pedirle al padre (el capital) que mate a sus
vástagos (los fascistas), cuando barrer de
la historia a ambos es una tarea de la
clase revolucionaria, de la clase obrera.
Ese es el mejor reconocimiento que podemos brindar a los que siguen en cunetas, a los que fueron torturados y a los
que en cualquier parte del mundo sufren
hoy la explotación del capitalismo.
ESPACIO ROJO –NÚMERO 22- ENERO 2012
ESPACIO ROJO –NÚMERO 22- ENERO 2012
Saludo a la escuela de invierno de la Juventud Comunista de Almería
Estimados camaradas de la JC de
Almería:
No es nuevo decir que la principal
tarea de la Juventud Comunista es la
de forjar cuadros comunistas. Este
trabajo, esta labor, aun teniendo
siempre un centro gravitatorio que
es la ideología marxista-leninista,
requiere
de
esfuerzos
que
acompañen
a
las
distintas
circunstancias en que se encuentra el
movimiento comunista, es decir, el
sector más avanzado de la clase
proletaria.
En
nuestro
tiempo
el
desenvolvimiento del movimiento
revolucionario está inexorablemente
unido a la recomposición del
comunismo
como
referente
ideológico de la clase obrera
organizada, esto es, de la que
objetivamente se representa hoy
como vanguardia de la clase por
encontrarse en condiciones de
comprender que es necesario
organizarse para luchar. En este
aspecto, es de vital importancia para
el movimiento comunista que los
jóvenes nos forjemos en el marxismo
-leninismo a través de la lucha
teórica pues es necesario para el
proletariado revolucionario trabajar
por
la
derrota
y
el
desenmascaramiento
del
revisionismo en todas sus formas,
desde los que utilizan una jerga del
siglo XXI hasta los que se escudan en
los clásicos y la fraseología marxista.
Esta derrota de las correas de
transmisión
de
la
burguesía
supondría hoy para la clase obrera
un gran avance en la práctica, en el
duro camino de conquistar la
independencia ideológica, política y
organizativa de nuestra clase que en
otro tiempo fue batallada por los
bolcheviques y afianzada por la
Internacional Comunista, pero de la
que hoy quedan escasos restos
aunque se mantengan firmes en la
lucha.
Con todo esto las Escuelas de
formación que desarrollan las
organizaciones juveniles, por pequeñas
que puedan parecer, son un gran paso en
la marcha de la clase obrera. Pero estas
Escuelas, estos procesos constantes de
formación ideológica en el marxismoleninismo y el bolchevismo, concepto éste
que “sorprendentemente” chirría a
muchos “comunistas”,
debe ser
observado precisamente desde esa
perspectiva de lucha ideológica, de lucha
de dos líneas que es como se nos
presenta hoy en primera instancia la
lucha de clases, para poner sobre la mesa
las cuestiones que dividen al movimiento
comunista y resolverlas no en forma de
unidad orgánica de los diversos
destacamentos, sino de unidad ideológica
a través de la base partidaria que no es
otra que la de los principios del
marxismo, de la Revolución Socialista, del
reconocimiento de las tareas que
tenemos enfrente y de la acometida
consecuente de las mismas. De la
comprensión de que es necesario
resolver problemáticas objetivas que se
plantean ante nosotros para reconstituir
al sujeto de la Revolución, al Partido
Comunista de nuevo tipo que cuando esté
reconstituido no podrá presentarse ante
la clase obrera como una estructura
burocrática agotada en sí misma, ni
envuelto en programas de gestión del
Estado burgués más pendientes de
subvenciones y puestos institucionales,
de hacer seguidismo sindical y plantear
reformas de tipo keynesiano o de usar
un lenguaje políticamente correcto que
de organizar a los trabajadores en
torno al marxismo-leninismo. Deberá
presentarse ante la clase con un
programa de Poder, de Poder
Revolucionario y deberá
también
señalar cuales son las formas de lucha
que habrá de adoptar la clase para
alcanzar su Programa de revolución
socialista, la única pendiente en los
Estados imperialistas.
Con esto, y para escarnio de los
demagogos, no pretendemos llevar
mañana a las calles la consigna de
“asalto al poder”. Los comunistas somos
bastante más conscientes del estado en
que se haya nuestra clase que los
oportunistas. Pero para los comunistas
el objetivo final lo es todo y tenerlo
presente siempre es vital para así
comprender, de la mano del marxismo,
cuales son las contradicciones a
resolver y las mediaciones sociales para
llegar a ese objetivo.
Por ello en la formación y el estudio de
la juventud obrera está hoy el primer
paso para que el comunismo retome el
vuelo como referente de vanguardia de
la clase obrera. Por ello desde el
colectivo de la Juventud Comunista de
Zamora saludamos la Escuela de la
Juventud Comunista de Almería. Porque
frente al desentendimiento de la lucha
ideológica
que
abandera
el
oportunismo, que no es más que
conciliación con las ideas dominantes,
las juventudes comunistas tenemos
que plantear, hoy, que vuelve a estar
en boga el practicismo estrecho, que
la ideología revolucionaria, que la
teoría marxista-leninista y su
reconstitución
representa
actualmente la principal tarea
práctica para el avance de la clase
obrera organizada.
Juventud Comunista de Zamora
Diciembre de 2011
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