A0333 16/12/1997 ENTREVISTA AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, JOSÉ MARÍA AZNAR, POR ANGELS BARCELÓ PARA EL PROGRAMA MESA DE REDACCIÓN, DE TELE 5 Madrid, 16-12-97 Ángels Barceló.- Presidente. Buenas noches. Presidente.- Buenas noches. A. Barceló.- Esta tarde estaba previsto que en el Congreso hubiera una votación --de hecho, se va a producir en los próximos minutos-- en la que sus nacionalistas, Convergència y PNV, se alían, según nuestras últimas informaciones con el PSOE e Izquierda Unida en contra del Gobierno en la reforma de la Ley de las Humanidades. No es esto la mejor manera de acabar el año con los socios, señor Aznar. Presidente.- No, no es la reforma de la Ley de las Humanidades; es un Decreto de Humanidades. Pero, si eso es así al final, que no lo sabemos en este momento, no será una cosa tanto que afecte al Gobierno como que afecte a algo que es a la mayoría del país y a la mayoría de los españoles, y, sobre todo, afecte a la razón. Afecta a la razón, porque de lo que se trata --y yo estoy seguro de que usted estará de acuerdo y los telespectadores, también-- es de algo tan sencillo como que parezca razonable, y a mí me parece razonable, que un niño de Barcelona sepa cuál es el curso del Guadalquivir, y dónde nace, dónde termina y dónde desemboca el Guadalquivir; o que un niño de Canarias conozca lo que es la geografía aragonesa, o la geografía catalana, o la geografía gallega; o que un niño gallego sepa lo que son las montañas del centro de España o por dónde están los Pirineos. Desgraciadamente, tenemos fallos en ese terreno y a mí me parece razonable que progresemos en eso. Igualmente me parece razonable que se enseñe positivamente la historia de España, que es una realidad que nos afecta a todos desde hace mucho tiempo. Me parece razonable --cosa que no ocurre, por desgracia-- que los niños conozcan quién es Shakespeare, por ejemplo, porque en este momento ocurre que no se conoce quién es Shakespeare; no se estudia, simplemente no aparece en los textos. Y, claro, se empieza no sabiendo quién es Shakespeare y se termina no sabiendo quién es Cervantes. Todas esas cosas son tan razonables que, al final, yo creo que la razón y el sentido común tienen que prevalecer. Y, ante todo, el Gobierno está en su sitio, que es donde tiene que estar, y vamos a ver dónde están los demás: si están del lado de la razón o están, simplemente, del lado, yo creo, de la sinrazón. V. Vallés.- Si ustedes pierden la votación, es una derrota en el Parlamento; pero el Parlamento no les puede obligar a no hacer nada con ese Decreto. ¿Qué van hacer con el Decreto, a pesar de esa votación perdida? Presidente.- Es un Proyecto de Decreto, es un documento de trabajo y, por tanto, el Gobierno seguirá trabajando en ese sentido, como es lógico. Todo lo que yo he dicho, y les he comentado y puesto como ejemplos, son cosas que suceden en nuestro sistema educativo en este momento. A mí me parece bastante razonable que eso se corrija, me parece bastante lógico y creo que la mayoría de los españoles así lo entiende. Lo que pasa es que, a veces, políticamente, hay que saber expresar públicamente lo mismo que uno expresa en privado. Yo he escuchado a muchos dirigentes políticos decirme a mí, en privado, que están completamente de acuerdo con eso y, luego, públicamente, no se atreven a decirlo. Yo me atrevo a decirlo públicamente y en privado, de las dos formas, porque, además, me parece que, cuando la razón asiste, cuando el sentido común asiste, eso acaba prevaleciendo sobre cualquier otra circunstancia. V. Vallés.- Hemos de suponer entonces que van a seguir adelante con sus planes. Presidente.- Seguiremos adelante trabajando o buscando los mayores acuerdos posibles y los mayores consensos posibles en torno a algo que me parece muy importante, que es que todos los escolares españoles sepan realmente el sentido de las cosas, tanto desde el punto de vista de la geografía, de la historia, de lo que es la literatura, de lo que es, realmente, lo que forma a las personas y a los seres humanos para el futuro. V. Vallés.- De todas maneras, desencuentros con los nacionalistas no es éste el primero que se produce. ¿No ha sentido la tentación, durante esta legislatura, de una vez romper el pacto con los nacionalistas y convocar elecciones? Presidente.- Es muy estable la legislatura. No sé cuantas votaciones habrá habido en el Congreso de los Diputados; pero un 99 por 100 de votaciones se han hecho conjuntamente. Por tanto, eso no es así. Se puede pedir que los acuerdos parlamentarios funcionen. Éste es un Gobierno que no tiene mayoría, que necesita apoyos, y que, por lo tanto, busca esos apoyos, y busca esos apoyos con las fuerzas políticas que están dispuestas a darle esos apoyos. Hasta ahora, eso está funcionando muy correctamente, muy positivamente, tanto en términos de estabilidad, como en el rendimiento político y económico que está dando a nuestro país. Eso se reconoce también y la mayoría de los españoles lo saben. J.P. Valentín.- En el próximo mes de enero creo que está previsto que se vuelva a reunir usted con Jordi Pujol. ¿Qué le va a ofrecer al líder de la Generalitat para asegurarse su apoyo durante lo que queda de legislatura? Presidente.- No es cuestión de ofrecer, sino es cuestión de compartir un proyecto de futuro, y es lo que yo deseo. España tiene, en este momento, una oportunidad muy grande. Estamos a punto de conseguir nuestro objetivo de estar en la moneda única europea y eso es bueno para los españoles en términos de prosperidad, en términos de seguridad, de empleo. Es muy importante seguir haciendo reformas en la vida española. Es muy importante seguir asentando lo que es la cultura de la estabilidad, de reforma, del progreso, en la vida del país y en todo eso es donde hay que buscar el mayor consenso posible, la mayor agrupación de esfuerzos posibles. De eso es de lo que se trata, de compartir un proyecto, de compartir unas ideas, de poder hacer cosas conjuntamente, no de dar o quitar. No se trata de eso, se trata de empujar el país hacia adelante, de ayudar a que las cosas vayan mejor, de seguir avanzando como estamos haciendo a lo largo de este año y medio, a lo largo de estos dieciocho meses. J.R. Lucas.- Señor Aznar, y si no encontrara el señor Pujol esa voluntad de compartir, ¿convocaría elecciones o se atrevería a gobernar..? Presidente.- España tiene una estabilidad segura y garantizada --la ha tenido hasta ahora--, una estabilidad política muy sólida, muy seria, y la va a seguir teniendo de cara al futuro. Yo, sinceramente, no preveo problemas por ese lado. Simplemente, ustedes tienen que saber que el Gobierno gobierna para todos; gobierna pensando en el interés general y defendiendo el interés general. El apoyo mayoritario del Gobierno es de un partido de carácter nacional y, por lo tanto, puede haber momentos en los que existan ideas diferentes; pero eso no tiene por qué afectar a la estabilidad de Gobierno. La estabilidad del Gobierno está muy bien garantizada. Vamos a aprobar esta semana próxima nada menos que los Presupuestos Generales del Estado, que eso sí que es una prueba muy importante de la estabilidad y una prueba muy importante de lo que significa un margen de confianza política. Están funcionando razonablemente bien las cosas. Firmamos nuestros acuerdos; acuerdos que son de trascendencia histórica, de encuentros entre un gran partido nacional y partidos nacionalistas. Los acuerdos fueron hechos públicos, han sido sometidos al juicio público y están siendo refrendados por los resultados. Mi idea es que, con los problemas que hemos tenido por delante, hemos sido capaces de afrontarlos y capaces de vencerlos y que, sin duda, España va avanzando, España va progresando y va resolviendo los problemas. Tenemos mucha confianza en afrontar el futuro desde esa perspectiva. J.R. Lucas.- Se lo planteaba mirando al 98. ¿Cuenta usted, por tanto, para el año que viene con el apoyo de Pujol? Presidente.- Creo que sí. Estoy convencido de ello y creo que seremos capaces de seguir aplicando un gran sentido de la responsabilidad a lo que significa esa gran oportunidad histórica de España, de la cual se está beneficiando la mayoría de los españoles, que es muy importante, porque lo que estamos haciendo está beneficiando al país, en su conjunto. A. Barceló.- ¿Se plantea poner freno a la reivindicaciones de los nacionalistas, marcar un techo a las competencias de las Comunidades, porque uno puede tener la sensación que ellos van pidiendo? Presidente.- El techo o los techos están marcados. Las reglas del juego son muy claras: la Constitución y los Estatutos de Autonomía. Por eso es por lo que nos guiamos. Por lo tanto, el Gobierno lo que hace es desarrollar una política en conjunto de lo que es el funcionamiento correcto de nuestro Estado, el desarrollo correcto del Estado de las Autonomías dentro de lo que es el modelo constitucional y el modelo estatutario. Eso es muy importante. Hay que darse cuenta de que la relación en un Estado muy descentralizado, como es España, es una relación ya distinta entre el Gobierno de la nación y los poderes autonómicos o los poderes locales. Ahora mismo, de cada cien pesetas que se gastan en España, cuarenta y tres, aproximadamente, las gastan los poderes autonómicos, los Gobiernos autonómicos o las Corporaciones Locales. De cada cien, cuarenta y tres. Es decir, el proceso de descentralización que se ha hecho es espectacular, impresionante, y ha dado muy buen resultado, porque pasar de un Estado fuertemente centralizado a un Estado tan descentralizado en tan corto espacio de tiempo... Si usted mira para atrás, hace dieciocho años no había nada de nada de lo que estamos hablando. Ésa es una operación histórica de gran envergadura y eso está dando un buen resultado positivo. Ahora, cuando se trasfieren a algunas Comunidades Autónomas, por ejemplo, cuestiones relativas a la Educación o a la Sanidad, habrá más de la mitad del gasto del Estado, probablemente, que lo desarrollen las Comunidades Autónomas. Eso es un nivel de descentralización, es un nivel de autonomía, verdaderamente espectacular. ¿Cuál es el reto del futuro? Que eso funcione bien, que funcione correctamente, que sea útil para los ciudadanos y que los ciudadanos lo perciban en términos de los servicios que todos los días las Administraciones prestan. J.P. Valentín.- De todas maneras, ha habido voces dentro de partidos, del suyo propio o del Partido Socialista, que en alguna que otra ocasión han criticado el hecho de que tengan, debido a la Ley Electoral, tanto peso parlamentario las formaciones nacionalistas en las Cortes Españolas. ¿Se plantearía usted un cambio para que ese peso no fuera tanto, que cayera más en los partidos nacionales? Presidente.- Yo creo que una reforma electoral no es necesaria en España. Hay muchas críticas al sistema electoral; pero, cada vez que se hace una crítica al sistema electoral, hay que preguntar "y usted, ¿a cuál pondría?". Esa pregunta ya es más difícil de contestar. J.P. Valentín.- Quitar peso a los partidos nacionalistas. Presidente.- En España no ha habido problemas graves de estabilidad política. Se podrá decir "hubo un intento de golpe el 23 de febrero de 1981". Ésa es otra cuestión; pero no ha habido grandes problemas de estabilidad política. Llevamos 20 años de transición democrática, con cuatro Presidentes del Gobierno. Es la prueba de que no hay problemas graves de estabilidad política. En este momento, cada fuerza política tiene la representatividad que los ciudadanos le han dado. Por lo tanto, hay que saber administrar esa situación y esa posibilidad, y es lo que estamos haciendo nosotros. Creo, insisto, que, con la vista siempre puesta en los intereses generales de nuestro país, administramos el mandato que los ciudadanos nos han dado. Nos dijeron "cambiad las cosas, cambiad las cosas a mejor porque no queremos seguir levantándonos con un problema, con un escándalo, todos los días; queremos otros tipo de vida política". Nos dijeron "gobernad", y es lo que estamos haciendo. V. Vallés.- Presidente, ¿por qué le resulta tan sencillo pactarlo casi todo con el Partido Nacionalista Vasco, salvo lo más importante, que es la política antiterrorista? Presidente.- Toca usted un tema que es, fundamentalmente, el de la política antiterrorista, que es una cuestión, sin duda, especialmente sensible. Eso tiene que encontrar siempre el esfuerzo conjunto de todos. Si usted me permite, yo quiero dar las gracias a todos en este momento: gracias a los ciudadanos españoles, gracias a las fuerzas políticas, gracias a las Fuerzas de Seguridad; gracias a todos los ciudadanos que, en su conjunto, comprenden y alientan la tarea del Gobierno, que es --y se lo puedo decir y créame-- la tarea más dura que tiene el Gobierno y, sin duda, la tarea más dura que tiene el Presidente del Gobierno. Yo quisiera expresarle el sentimiento de que, como Presidente del Gobierno y como ciudadano español, yo me siento al lado de todas las personas que sufren o que luchan contra el terrorismo. Podría decirme "usted también es un superviviente", y es verdad. Tengo esa inmensa suerte; pero yo quiero estar al lado de los que no han tenido tanta suerte y, sobre todo, estar al lado de esos millones de ciudadanos a los cuales usted y yo hemos visto en la calle, que han cambiado el curso de las cosas y cuya movilización ha sido fundamental. Ese sentimiento nos debe unir a todos por encima de cualquier otra circunstancia y, por supuesto, también une ese sentimiento --y yo estoy convencido de eso-- al Partido Nacionalista Vasco. Pero, junto con ese sentimiento, yo le quiero expresar, si usted me permite, una clara convicción y un clara determinación: por el camino del terrorismo no se va a ningún sitio. Por tanto, si a través de la violencia se pretende conseguir una ventaja política, eso no se va a conseguir jamás. Nada se consigue por ese camino. Por el camino del cumplimiento de la Ley, por el camino de la solidaridad entre todos, por el camino de la comprensión mutua y también por el camino de la discreción y de la prudencia, se consiguen muy buenos resultados. No tengo duda de que venceremos al terrorismo, como tampoco tengo duda de que tendremos, a lo mejor, que pasar momentos muy duros. Y es muy duro ver morir gente, muy duro, y es muy duro estar con los familiares de esa gente, muy duro. Es muy duro sentar aquí, en las rodillas, a una niña de 16 meses que ha perdido su padre o que ha perdido a su abuelo; enormemente duro. No solamente para esa familia; probablemente, junto a esa familia para nadie tan duro como para el Presidente del Gobierno. O es muy duro ver caer a compañeros de partido. Cuando, por ejemplo, estuve el domingo pasado en San Sebastián, yo no quise dar un mensaje solamente para unos. Yo les dije a todos los ciudadanos vascos, muy especialmente: todos juntos. Sean del partido que sean, todos juntos, porque todos juntos podemos acabar con esa situación. Y estoy convencido de que podremos acabar con esa situación. En eso, que es lo más importante, que es lo más trascendente, hay un acuerdo general con todos. Yo lo que les pido a todos, al Partido nacionalista Vasco y a todos los demás, es la suficiente perseverancia, la suficiente prudencia, la suficiente discreción para poder seguir avanzando también en ese terreno, donde se han hecho muchas cosas a lo largo de este año y hay que seguir haciendo muchas más. J.P. Valentín.- Señor Aznar, usted habla de estar todos juntos. El sábado, en la manifestación en memoria de José Luis Caso, en San Sebastián, los participantes gritaban eso de "discusiones, no; soluciones, sí". Ahora mismo, después de un atentado, todos los partidos políticos están más unidos que nunca; pero, ¿hasta cuándo, señor Aznar, porque enseguida volvemos a asistir a discrepancias entre ellos? Presidente.- Por eso yo digo que hay que ser discreto, que hay que ser prudente, que hay que hablar poco. A veces, se pueden comprender algunos errores, se pueden comprender algunos deslices o algunas imprudencias; pero mi obligación es reclamar, llamar a la ponderación y también a la discreción en esas cuestiones. Puede haber visiones diferentes; pero el hecho de estar unidos todos en la lucha contra el terrorismo me parece absolutamente básico. Eso es lo que quiere la gente, es lo que desea la gente. Cuando asesinaron a José Luis Caso, yo estaba preparando en Luxemburgo el Consejo Europeo de Luxemburgo. Yo recibí la solidaridad de todos los Jefes de Estado y de Gobierno, y allí se leyó y se aprobó en el Consejo Europeo una comunicación que no tiene precedentes, desde el punto de vista de lo que es la condena al terrorismo. No tiene precedentes. ¿Qué significa eso? Significa que muchas percepciones que ya eran muy favorables han cambiado, se han fortalecido y eso en todas partes: es en Estados Unidos que se actúa, es en México que se actúa, es en Venezuela que se actúa, es en Europa que se actúa, es en Francia, etcétera. Hay en este momento una solidaridad completa con España. Ahora lo que tenemos es que ejercer cada uno nuestra responsabilidad. Nos hemos preocupado de crear un gran marco jurídico internacional que facilita la lucha contraterrorista, tenemos bien entregadas, en su tarea admirable, a las Fuerzas de Seguridad, y tenemos una sociedad, unos ciudadanos, que todos hemos visto a millones en la calle, a millones, diciendo "queremos convivir, queremos paz, queremos libertad, no queremos que abusen de nosotros". Eso es lo que hay que poner en marcha y tenemos una garantía grande, que es que la Ley se aplica. Los ciudadanos saben que la Ley se aplica, que el Estado de Derecho es una garantía para todos y que nadie es impune, sino que el que comete un delito es condenado, sea quien sea y aunque juegue a buscar la impunidad. Lo que no puede aceptar nunca la democracia, y mucho menos cuando están en juego problemas de lucha contra el terrorismo, es que nadie se beneficie de un posible ambiente de impunidad. Yo no estoy dispuesto a aceptar eso. Creo que ahí se ha avanzado y estamos en un camino francamente positivo. J.R. Lucas.- Señor Presidente, hablamos de economía. Evidentemente, los últimos datos confirman la buena marcha de la economía nacional; pero ¿cómo explica a uno de los tres millones de parados, a todos esos millones de familias españolas que tienen a una persona o al cabeza de familia, en muchos casos, en paro, que la economía va bien? Presidente.- No es que yo diga que nuestro país va bien, que la economía marcha bien; lo dice la mayoría de los ciudadanos, lo dice la mayoría de los organismos internacionales, lo dice la realidad. En dieciocho meses en España hay 550 000 personas trabajando más que había antes. Esas personas están mejor de lo que estaban, han encontrado un trabajo. La tasa de paro se ha reducido en dos puntos y las personas están mejor, han progresado. Los pensionistas han visto respetado, no solamente su poder adquisitivo, sino que lo han visto mejorado; frente a lo que decían muchos o algunos, que lo ponían en duda, lo han visto mejorado. Ésos están mejor, y el ciudadano español que tenía un crédito o una hipoteca está mejor porque se está ahorrando mucho dinero, y el enfermo que está en una lista de espera está mejor porque se ha reducido a la mitad la lista de espera. Después de todo eso, le digo: soy muy consciente de que tenemos un grave problema de empleo. Yo espero que en el año 1998 España llegue a tener el mismo número absoluto de ocupados que el año 1974; fíjese usted lo que estoy diciendo. ¿Qué es lo que ocurre? Que en el año 1974 teníamos muchos menos habitantes que ahora, del orden de seis millones de habitantes menos; pero el año próximo podemos llegar a tener 13.100.000 ocupados en España, la misma cifra que en 1974. Fíjese usted si tenemos un problema de empleo. Ahora ¿por qué se pueden mejorar las pensiones y los pensionistas pueden estar mejor? Porque el Gobierno hace, entre otras cosas, sus deberes y los precios bajan. Al bajar los precios, se puede atender más a los pensionistas y, al bajar los precios, bajan los tipos de interés. Cuando se celebraron las elecciones generales, los tipos de interés en España estaban al 8'75 y ahora están al 4'75. Eso significa que todas las familias españolas que tienen un crédito están mejor; significa que las empresas están mejor y significa que hay más empleo en la economía española. Yo lo que pido es que, después de haber hecho con diálogo una gran reforma laboral importante, después de que se vayan a crear el año próximo del orden de 325.000-330.000 empleos netos nuevos en España, sigamos profundizando en eso, porque yo no me puedo quedar tranquilo si me dicen que España tiene el 20 por 100 de paro y me dicen que no hay nada que hacer desde el punto de vista laboral. Con el 20 por 100 de paro hay cosas que hacer desde el punto de vista laboral. Hoy hay muchos más trabajadores que tienen un contrato estable que antes de la reforma laboral. Yo me he reunido esta mañana con un grupo de empresarios, que son los empresarios que más contratos estables han hecho en sus empresas. Son miles de personas que antes tenían un contrato precario de tres meses, de cuatro meses, de seis meses, y ahora tienen un contrato indefinido. En ese camino hay que seguir y en el camino de facilitar lo que es la creación de empleo en las empresas, que son las que crean el empleo. El Gobierno no crea empleo; el Gobierno tiene la obligación de cumplir sus deberes, que son éstos que usted dice: que el déficit esté controlado, que los precios sean bajos, que los tipos de interés bajen, que los gastos se administren correctamente, que la cohesión social esté garantizada, que los pensionistas estén mejor, que las listas de espera sean menores. Ésa es la responsabilidad del Gobierno. Y aquí el Gobierno ha cumplido sus deberes --por eso vamos a estar en la moneda única europea-- y los demás están cumpliendo los suyos. Lo que hace falta es seguir animando en ese proceso de mejora y de reformas, porque nuestro país realmente lo necesita. V. Vallés.- Presidente, en estos días hay siete millones de españoles, los pensionistas, que están a la espera de saber qué va a decidir el Gobierno sobre ese extra que han cobrado este año, porque las pensiones han subido más que la inflación. ¿Qué van a obligar ustedes a hacer a los pensionistas? ¿Van a tener que devolver el extra que han cobrado o se lo van a poder quedar? Presidente.- Les voy a dar una buena noticia a los pensionistas españoles, porque, además, me parece justa; es justa. Los pensionistas están cobrando las pensiones que se calcularon con una inflación prevista del 2'6 por 100, y la inflación es del 2; por lo tanto, tienen seis décimas de ganancia. Esas seis décimas de ganancia van a ser de ganancia; pero no van a ser de ganancia solamente para el año 1997, sino que se va a consolidar esa ganancia en sus pensiones para los años sucesivos. Por lo tanto, los pensionistas no solamente durante este tiempo han visto respetado su poder adquisitivo, sino que van a aumentar casi un punto su poder adquisitivo entre 1996 y 1997 y, por lo tanto, esa ganancia la van a consolidar para las pensiones del futuro. Yo le quiero decir, y quiero que todo el mundo lo sepa, que yo sé que la mayoría de las pensiones en España son unas pensiones cortas, exiguas, y por eso es muy necesario un esfuerzo de solidaridad; y por eso, porque la economía marcha razonablemente bien, es posible hacer ese esfuerzo de solidaridad. Pero es posible hacer ese esfuerzo de solidaridad porque, en este momento, en la Seguridad Social hay más de 13 millones de cotizantes, porque hay más empleo, hay más gente cotizando y se puede dedicar más dinero a pagar pensiones. Eso es consecuencia de una política concreta, no es consecuencia de la casualidad. Si no nos hubiésemos esforzado en controlar el gasto, en reducir el déficit, o que bajasen los tipos, no podría hacerse esto. Por tanto, como lo hemos hecho, como las cosas marchan razonablemente bien, positivamente, entonces es cuando se puede hacer ese esfuerzo con los que más lo necesitan. Por lo tanto, los pensionistas, que son parte necesitada de la sociedad, porque hay partes de la sociedad más protegidas, pueden estar muy tranquilos. Sus pensiones están garantizadas por Ley; su poder adquisitivo no solamente ha sido respetado, sino que hay una ganancia de casi un punto que se consolida para las pensiones del futuro. Eso es muy importante. A. Barceló.- ¿Y va a bajar los impuestos el año que viene, señor Aznar? Presidente.- Vamos a debatir la reforma. Hemos hecho muchas cosas en impuestos: hemos reformado la fiscalidad sobre el ahorro, lo cual ha motivado que en nuestro país haya mucha más capacidad, en este momento, de inversión, porque el ahorro ha aumentado mucho gracias a esas medidas fiscales; hemos creado un entorno fiscal muy favorable a la pequeña y mediana empresa --¿usted sabe que en España el 95 por 100 de nuestras empresas son pequeñas y medianas? Y ahí es donde está el empleo. El empleo no está en otro sitio; está ahí--; hemos rebajado del 35 al 30 por 100 los primeros beneficios de las empresas pequeñas y medianas; hemos alentado las empresas familiares, porque es lo que hay que hacer. Hoy la empresa española ha cambiado mucho, es una empresa mucho más moderna. España está exportando unas tasas del 11 y el 12 por 100 en este momento, y tenemos una balanza exterior con superávit, cosa que no teníamos en nuestra historia. Eso es, en gran medida, fruto del gran esfuerzo de modernización empresarial que se ha hecho. Eso es muy importante. Entonces, lo que yo quiero es que, después de haber tomado todas esas medidas, desde el punto de vista fiscal, para las pequeñas y medianas empresas, para los autónomos, se pueda debatir razonablemente una reforma fiscal en su conjunto. Ahora, que hemos hecho el gran esfuerzo de reducir el gasto, recuerdo cuando llegaba al Gobierno y me decían: "eso de llevar el déficit público al 3 por 100 es prácticamente imposible". Este año no lo vamos a cerrar al tres, ni al 2'9, como creíamos; lo vamos a cerrar al 2'8 el de todas las Administraciones, al 2'8. Esto, sin duda, es un cumplimiento, yo creo, muy positivo para nuestra economía. Y ahí es donde, después de haber hecho ese esfuerzo de gasto, que hay que consolidar hacia el futuro, conviene iniciar un debate muy importante sobre la reforma fiscal, sobre la modernización de nuestro sistema fiscal, porque tenemos que acostumbrarnos al nuevo escenario que se viene con la moneda única europea, que va a ser un escenario en el que, cuanto más reformas haya hecho el país, cuando más abierto sea el país, más competitivo, más flexible, tanto mejor para el empleo, especialmente en España. V. Vallés.- Presidente, ¿pero se puede permitir España, con sus carencias estructurales, tener un déficit tan bajo? ¿No necesitamos gastar más? Presidente.- No, no; todo lo contrario. Usted puede gastar más, puede gastar todo lo que quiera; pero usted tiene entonces que decir: "yo no participaré en la moneda única europea, yo tendré una inflación alta, no podré subir las pensiones, me subirán los tipos de interés, tendré que pagar más deuda y, por lo tanto, tendré una economía mucho peor que en este momento. Ésa es la realidad. V. Vallés.- Pero faltan carreteras e infraestructuras. Presidente.- Pero ese esfuerzo de infraestructuras, ese esfuerzo de lo que significan esas políticas, es el esfuerzo que se está haciendo también en este momento. Lo que se está demostrando es que se pueden hacer esas políticas, que benefician al conjunto de los ciudadanos, y mantener la cohesión social. Hoy, cualquier ciudadano español, no solamente sabe que una lista de espera está en la mitad del tiempo, sabe que el año que viene el Gobierno, por español, va a gastar en Sanidad casi diez mil pesetas más de lo que gastaba ahora; y es necesario para la Sanidad española, y es necesario para atender correctamente a los que lo necesitan. Pero hay que saber, a continuación, que hay que gestionar correctamente todos esos recursos, que cuestan mucho esfuerzo, que cuestan mucho dinero. Lo peor que se puede hacer es creerse que esto es absolutamente inagotable, flexible. No, no. Estos resultados que estamos viendo, estos resultados que los españoles valoran positivamente y empiezan a sentir cada vez con más intensidad, que desde fuera nos reconocen, que nos permiten cumplir nuestros objetivos, son las consecuencias de unas decisiones y de unas políticas que se están demostrando acertadas, y en ellas es en las que hay que perseverar, como es lógico. J.P. Valentín.- Señor Aznar, hoy se ha felicitado usted las Pascuas con Felipe González. Éste también ha sido el año de la despedida del Partido Socialista como líder del Partido Socialista. Presidente.- Y con usted también me las felicito. J.P. Valetín.- Ya, pero no es tan habitual ni creo... Presidente.- De personas educadas y corteses, siempre... J.P. Valentín.- No creo que sea tan noticia que usted me las felicite a mí como que se las haya felicitado hoy al ex Presidente del Gobierno Felipe González. Yo le quería preguntar: ¿le ha sido útil al Gobierno del Partido Popular el hecho de que Felipe González ya no sea el líder de la oposición? Presidente.- Yo le tengo que decir que supongo que esas cosas están sujetas a multitud de interpretaciones políticas, periodísticas, y tengo que decirle que, en muchas ocasiones, muy disparatadas. Usted me pregunta por el señor González. Efectivamente, nos hemos encontrado hoy, casualmente. Nos hemos felicitado la Navidad muy correctamente, como no puede ser de otra manera. Somos personas que hemos discutido, que hemos estado en desacuerdo en muchas ocasiones; pero el señor González es un señor que ha sido, entre otras cosas, Presidente del Gobierno de España casi catorce años y, por lo tanto, tiene mi respeto. Y no tengo que decir más: tiene mi respeto. Luego, que tome las decisiones que le parezca. Todas esas decisiones son decisiones muy complejas, muy difíciles; pero las cosas en una democracia tienen que funcionar. Usted podrá pensar, a lo mejor, que yo estoy interesado en que, por ejemplo, el principal partido de la oposición tenga dificultades; pues no estoy interesado. Lo que pasa es que sé muy bien que las cosas necesitan su tiempo para consolidarse. Cuando llega a un partido un líder nuevo, un Secretario General o un Presidente nuevo, necesita su tiempo, y el actual nuevo lleva seis meses. Todas las cosas --hay que ser comprensivo en eso-- requieren su tiempo de maduración. Sustituye a un liderazgo que ha sido de veinte años de un partido, y todo eso requiere su tiempo, su acomodación, el hacerse con el cargo, el hacerse con las cosas, el hacerse con la silla. Se cometen errores y hay que saber comprenderlos; hay que saber echar una mano, si es posible. Todas esas cuestiones son las que hacen y deben hacer que la democracia española cada vez sea mejor. Lo espero y deseo. J.R. Lucas.- Le veo muy comprensivo con Almunia, señor Aznar. Comparte usted con Almunia una cuestión, y es que los dos han sustituido en sus respectivos partidos a líderes carismáticos. ¿Le ha dado algún consejo, en ese sentido, a Almunia? Presidente.- Yo ya soy mayor; yo tengo que decir que yo soy veterano ya en esto de liderar partidos. Yo voy a cumplir siete años ya dirigiendo el Partido Popular, que yo creo que, de toda la historia de nuestro partido, no ha habido un Presidente que haya estado más años que yo. Si yo lo que me estoy haciendo ya, desde el punto de vista de presidente de partidos, es mayor. Yo podré dar muchos consejos a otros. Nosotros hicimos nuestra transición de nuestro partido hace mucho tiempo; pero sé lo difícil que es eso y por eso puedo ser comprensivo. Sé lo difícil que es eso y sé que puede dar lugar a juicios precipitados, y yo, sinceramente, no deseo hacerlos, sino que prefiero ser comprensivo con las dificultades que algunas personas puedan tener ahora en el ejercicio de un cargo, que es en el que empiezan a funcionar. V. Vallés.- Permítame preguntarle: ¿por qué recuerdan ustedes al Partido Socialista permanentemente sus escándalos cada vez que ellos intentan hacer su labor de oposición? Presidente.- Yo le he dicho antes que los españoles nos habían elegido para que las cosas cambiasen; entre otras cosas, para que cambiasen de eso, que no se levantasen con el agobio de "qué escándalo me cae hoy a mí, qué escándalo es el nuevo". Hoy eso se ha terminado. Por tanto, hoy, el Gobierno puede dedicarse a gobernar, y se dedica a gobernar. Entonces, se dedica a gobernar aplicando, en la medida de sus posibilidades, no teniendo mayoría, con sus aliados parlamentarios, lo que es un proyecto de transformación para nuestro país: el asentamiento hacia el futuro profundo de nuestras libertades, una política de crecimiento económico y de bienestar social para los españoles... Esas políticas son las políticas que nosotros tenemos que poner en marcha. A mí no me interesa recordar nada. Todo lo que sea mirar al pasado tiene que servir para analizar sosegadamente, tranquilamente, las lecciones de la historia, y para poder aprender de ellas. En España eso es difícil, porque todavía alguien piensa que lo mejor que se puede hacer con la Historia es tirársela a la cabeza, como "los libros, a la cabeza". No, no; la Historia también hay que analizarla de una manera tranquila, sosegada; saber extraer las profundas lecciones de nuestra historia. En veinte años de democracia, que hemos cumplido, las cosas en España, desde el punto de vista de su trayectoria histórica, son muy positivas. Y hay que seguir trabajando en esa tarea para el futuro. No hay que prescindir de nadie; hay que contar con todos y con las visiones distintas de todos. Pero hay que contar con todos. Si ha sido la gran fuerza española, sigamos manteniéndola hacia el futuro. Eso es lo más importante. A. Barceló.- Entonces, usted no era de los que quería ver a algún socialista entrando en la cárcel, señor Presidente. Presidente.- Ésas son, si usted me permite decir, tonterías. La verdad es que, cuando yo escucho eso, tengo que decir que dan ganas de decir alguna otra cosa mayor. A. Barceló.- Dígala. Presidente.- No, no. Pero son tonterías, son necedades. En las cosas, en la vida política, siempre tienen que actuarse con respecto a la Ley, con transparencia, con rigor y con seriedad. En la vida española hubo muchos escándalos, felizmente desaparecidos; ahora los españoles estamos concentrados en los que son los elementos positivos de nuestro bienestar y de nuestro futuro. Naturalmente, en los problemas que haya con la Justicia por parte de algunos hay que dejar que la Justicia actúe y no interferir en la Justicia. Y eso es lo más importante, ésa es la regla fundamental del Estado de Derecho. Yo le decía antes: la aplicación de la Ley es un elemento básico. Si los ciudadanos piensan, si usted piensa, "que más da lo que yo haga si la Ley no se aplica", al final, la convivencia es imposible. Por eso es tan importante respetar la Justicia y tan importante que el Estado de Derecho funcione. En esa tarea es en la cual debemos estar todos, respetuosamente y correctamente. Realmente, todo lo demás son interpretaciones tontas o extravagantes. V. Vallés.- Presidente, en el año 1998 vamos a asistir al juicio de los GAL. ¿Cree usted que la celebración de este juicio va a traer más crispación todavía a la vida políticojudicial española? Presidente.- Dice usted "más". Es que no lo hay; ahora no hay. Ahora la vida política española, en este momento, tiene un ambiente de normalidad grande, lo cual no quiere decir que no haya elementos de discrepancia; siempre hay elementos de discrepancia. Yo le digo a usted que la vida política está ausente, en este momento, de problemas de crispación. Puede haber personas crispadas, pero el país no está crispado, ni muchísimo menos; ni quiere estarlo, además. Quien juegue a crispar en este país se equivoca, porque los ciudadanos quieren ver actitudes en positivo, no actitudes en negativo; quieren ver aportación a la solución del problema, no quieren ver actitudes destructivas. Eso es muy importante saberlo. Yo no sé lo que harán algunas personas. Yo, desde luego, quiero decirle que, desde ese punto de vista, confío en la Justicia plenamente, y hay que dejar que la Justicia trabaje, que la Justicia actúe. Y, en el orden a las responsabilidades que corresponden al Gobierno, siempre he dicho que en la lucha contaa el terrorismo no hay mejor instrumento ni herramienta que la aplicación de la Ley. Es lo que estamos haciendo y es lo que seguiremos haciendo para garantía de todos los ciudadanos españoles. A. Barceló.- Le voy a plantear ahora, Presidente, una cuestión delicada, pero es una cuestión que, en cualquier caso, está en la calle. El Fiscal General del Estado, el Presidente del Consejo General del Poder Judicial, portavoces de partidos políticos, muchísima otra gente, han recibido el vídeo del Director de "El Mundo", Pedro J. Ramírez. ¿Usted lo ha recibido, Presidente? Presidente.- Yo no lo he recibido, lo cual no quiere decir que no me lo haya querido mandar quien lo haya hecho, que no sé quién es. Digo que no lo he recibido. A. Barceló.- ¿A usted le consta que se lo han querido mandar? Presidente.- Seguro, pero yo no lo he recibido. J.P. Valentín.- ¿Qué opinión le merece, en cualquier caso, el asunto? Porque ha marcado la última parte del año, en cuanto a muchos rumores y cuestiones. Presidente.- Todo país, toda vida política, toda vida social, tiene un nivel de excrecencias, por decirlo de esa manera, y eso forma parte de eso. Me parece inaceptable que se pueda irrumpir en la vida personal de cualquier persona, en la vida individual; me parece inaceptable. Me parece inaceptable que se pueda poner una máquina de filmar, una cámara de vídeo, en cualquier habitación de cualquier persona; me parece absolutamente inaceptable. Ese tipo de cosas, ese tipo de actitudes, que vulneran la intimidad, la libertad de las personas, o que pueden intentar servir para amedrentar, hay que procurar desterrarlas, y hay que decir que tienen que ser desterradas. Plenamente tienen que ser desterradas, porque nada justifica, nada puede justificar, que eso se pueda hacer; nada puede justificarlo. Por tanto, ésas son actitudes tan miserables que se pueden producir a veces en la vida que lo mejor que se puede hacer es despreciarlas, despreciarlas totalmente. Cuanto menos se hable de esas cosas, para mí, en mi opinión, tanto mejor. J.R. Lucas.- Señor Aznar, éste ha sido uno de los casos polémicos que ha llegado este año a la Audiencia Nacional; una Audiencia bastante agitada, por cierto. La última agitación ha venido de la mano del caso de la investigación sobre las dictaduras de Argentina y de Chile. El Fiscal Jefe Fungairiño ha sido acusado de ser demasiado indulgente --por no emplear otro término-- con esas dictaduras. ¿Qué opinión política le merece a usted este caso? Presidente.- ¿Cuál es el caso? ¿El de las dictaduras argentinas o chilenas? Porque eso me merece toda la condena, como es natural. J.R. Lucas.- Por ejemplo, el de las críticas que ha hecho el Partido Socialista. Presidente.- No me pida usted opiniones sobre críticas. Yo tengo la sensación de que antes de emitir un juicio hay que leerse los documentos. Cuando, en un documento, un fiscal llama "criminales" o llama "asesinos" a los responsables de los crímenes o de los asesinatos en dos dictaduras, es muy difícil que al mismo tiempo diga lo contrario. Hay que procurar leerse los papeles completos y respetar lo que se dice. ¿Puede haber otras intencionalidades? Yo no digo que no. Pero no centremos los asuntos donde no deben de estar. Tenemos que hacer un esfuerzo grande en que la Justicia en nuestro país mejore, y el cumplimiento de la Ley es uno de los elementos básicos para que la Justicia funcione, y funcione cada vez mejor. En este momento hay muchas reformas en el Congreso de los Diputados. ¿Qué es que la Justicia funcione? Que la Jurisdicción Contencioso-Administrativa funcione bien, que haya una buena Ley de Enjuiciamiento Civil, que haya una buena Ley de Enjuiciamiento Criminal, que los jueces tengan medios suficientes. Eso es el elemento básico de que la Justicia funcione. En la Audiencia Nacional, con independencia de lo que puedan hacer unos u otros jueces, siempre va a haber asuntos polémicos. ¡Cómo no los va a haber si van los asuntos relacionados con el terrorismo o van los asuntos relacionados con supuestos delitos económicos, etc., etc.! ¡Cómo no los va a haber¡ Lo que hace falta es que eso se lleve en los términos que deben llevarse las cosas judicialmente, en términos de discreción, de seriedad, de responsabilidad, etc., etc., y no hacer un combate, cada vez que pasa alguna de esas cosas, desde el punto de vista público. Yo, por lo tanto, quiero decir que hay que mantener un principio de confianza básico en las personas que tienen esa responsabilidad; que tienen la responsabilidad de ejercer una tarea importante en el Consejo General del Poder Judicial, o en el Tribunal Supremo, o en la Fiscalía, que a veces es una tarea muy difícil; que a veces han pagado con su vida la defensa de la Ley, del Estado de Derecho y de los ciudadanos. Eso hay que comprenderlo y procurar que todo eso no forme parte de lo que pueden ser, en otros momentos, debates políticos. No quiero entrar ahora, en este momento, en otras consideraciones porque se podrían haber fáciles preguntas a la inversa. Pero ésa no es la cuestión; la cuestión es que también el respeto debe funcionar en esos ámbitos. V. Vallés.- Presidente, hablemos durante unos minutos de política internacional. Llevamos aproximadamente un año sin Embajador en Cuba. ¿Cuándo vamos a tener de nuevo Embajador en Cuba? Presidente.- Cuando se den las condiciones para tenerlo. V. Vallés.- ¿Y por qué siguen sin darse las condiciones? Presidente.- Pues porque todavía no se dan; pero habrá. Yo soy muy consciente de que España necesitará nombrar un Embajador en Cuba. No se dan, en mi opinión, todavía, como digo, todas esas circunstancias. Y sé que Cuba, para muchos españoles, para mí también, por supuesto, es un problema especialmente sensible. Yo quiero decir que España no tiene un Embajador en Cuba en este momento, no porque el Gobierno español no ha querido tenerlo, sino porque el cubano retiró el placet que ya había concedido al Embajador español. Lo cual, por cierto, diplomáticamente, no es una decisión precisamente ni correcta ni amistosa. Pero eso no ha impedido que la relación con Cuba haya marchado, que el comercio con Cuba se haya multiplicado, dentro de lo que significa la defensa de nuestras ideas y nuestras convicciones en favor de la democracia y de las libertades. España, en sentido general, afianza su posición en el mundo, la afianza sólidamente. Las dos decisiones más importantes que Europa va a tomar o ha tomado en estos últimos años, y de aquí a fin de siglo, son la reforma de la Alianza Atlántica y la puesta en marcha de la moneda única europea. En las dos va a estar España, en las dos, desde el primer momento. Nuestro país durante mucho tiempo ha estado acostumbrado a llegar tarde a sus citas históricas; tarde. Siempre veíamos pasar el tren y no podíamos subir al tren; y, cuando subíamos, lo hacíamos cansadísimos, jadeando e íbamos en los vagones de atrás. Ésta va a ser de las primeras veces en nuestra historia, en los últimos doscientos años de historia, que vamos a llegar en el momento justo, y nos vamos a subir al tren, y vamos a estar en igualdad de derechos y obligaciones con los demás, con los demás países más importantes, prósperos y poderosos de Europa. Ésa es la oportunidad extraordinaria que tenemos y ahí es donde está España en este momento, cada vez con mayor pujanza, cada vez con más fuerza, cada vez con más credibilidad. Ésa es la gran operación que tenemos que seguir consolidando para el futuro. J.R. Lucas.- Señor Aznar, una curiosidad, si quiere, personal: en los 600 días que sé que lleva de Jefe de Gobierno, ¿qué es lo que ha aprendido? Presidente.- Aprendo todos los días. Cuando uno tiene una mente despierta... Hay que procurar mantener la mente despierta siempre; entre otras cosas, para sentirse joven, porque la juventud depende de la mente despierta. Pero aprendes todos los días; siempre aprendes algo. J.R. Lucas.- ¿Qué cosas? Presidente.- Aprendes a escuchar, aprendes a ser más disciplinado, aprendes a sufrir, aprendes a ser más paciente, aprendes la dureza de la soledad, agradeces la compañía, sientes el calor de los que te quieren, procuras sentir el apoyo de los ciudadanos o el apoyo del pueblo, y sientes que tienes que seguir trabajando y poner en marcha algo por lo que merece la pena seguir activamente trabajando todos los días, que es una idea de tu país, el deseo de que las cosas mejoren, que funcionen; la idea de la democracia, de la paz, de la libertad. Todo aquello por lo que merece la pena. Yo lo decía hoy a un grupo de personas que estaban aquí, en Madrid: hace ocho años, en el año 1989, los países a los que el otro día, en Luxemburgo, España daba el visto bueno para que se incorporasen a la Unión Europea estaban bajo la tiranía comunista todavía. No sabían lo que eran unas elecciones y una democracia, ni poder vivir en libertad; todavía hace ocho años. Eso es un cambio extraordinario. Por esas cosas merece la pena hacerlo. A. Barceló.- En todo este rato que hemos estado hablando no ha dicho ni un momento eso de "España va bien". Yo dudo que lo haya dicho incluso alguna vez, porque no sé si eso es un resumen de alguna cosa que usted dijo. Antes ha estado a punto de tener un desliz y usted mismo ha dicho: "el país va bien". Dígamelo. Presidente.- Lo he dicho para ver si la provocaba a usted. A. Barceló.- Dígame que España va bien. Presidente.- Lo dice la mayoría de españoles, claro que sí. A. Barceló.- ¿Y el Presidente del Gobierno lo ha dice? Presidente.- El Presidente también, que está con la mayoría. A. Barceló.- Se resiste. Presidente.- Por supuesto que sí. Lo que es importante es seguir, saber que todos los días vamos progresando y vamos avanzando; eso es lo más importante. El país está mejor que hace año y medio, y va progresando, va avanzando, va resolviendo sus problemas. Vamos a seguir. A. Barceló.- Presidente, muchísimas gracias por haber estado con nosotros en esta "Mesa de Redacción". Presidente.- Muchas gracias a ustedes.