EMBARAZADA EN LA NECRÓPOLIS DE LA PUERTA DE ELVIRA

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EMBARAZADA EN LA NECRÓPOLIS DE LA PUERTA DE ELVIRA (GRANADA)
M a Paz DE MIGUEL IBÁÑEZ, Inmaculada RODRÍGUEZ GARCÍA, Elena NAVAS,
Ma Reyes ÁVILA y M a Isabel MANCILLA
1. Introducción
La parcela sometida a nuestra intervención arqueológica se sitúa fuera de la ciudad amurallada
musulmana, pero dentro de los límites extensos del cementerio islámico más importante de Granada, la
Necrópolis de la Puerta de Elvira, que sigue la tradición romana al ubicarse extramuros, ocupando
espacios situados cerca de los caminos de acceso a las ciudades.
El cementerio ha recibido los nombres de Bab Ilbira, Rawdat (al1aqih) Saad ben Malile y de Sahl b.
Malile. Parece que las primeras inhumaciones en este cementerio se realizan en el siglo XII, continuando
hasta el mismo momento de la conquista de la ciudad.
La existencia del cementerio se debe a la abundancia de mezquitas y rábitas cercanas. Sólo
alrededor de la Puerta de Elvira había cuatro: la de al-Qassar, la de al-Hawra (del Álamo), la de al-Qalaqa
(del Insomnio) y la de bab Ilbira.
A lo largo de la intervención arqueológica se ha detectado una gran concentración de tumbas de
época medieval de los siglos XIII Y XIV, alcanzando un total de 45 sepulturas distribuidas en los dos
sectores de intervención arqueológica yen las ampliaciones practicadas. La distancia entre sepulturas es
escasa, llegando a adosarse en diferentes casos, compartiendo incluso elementos estructurales. La
mayoría de los enterramientos no poseen cubierta, debido posiblemente a la nivelación del terreno para
la construcción de la vivienda de época contemporánea.
En nuestra excavación se han identificado dos momentos de enterramiento de la Maqbarat Bab
Ilbira. La mayoría de los individuos exhumados se rigen por el patrón de enterramiento musulmán con
orientación NE-SO y deposicionados en decúbito lateral derecho, con brazos flexionados apoyados
sobre la pelvis y piernas también flexionadas. Algunos de ellos no se encuentran en esta posición, sin
duda esta excepción se debe simplemente a que el cuerpo bien se moviera en el momento de la
deposición o bien durante el proceso de descomposición en un ambiente aeróbico.
Aunque todas las tumbas adoptan el mismo patrón de deposición del cuerpo, no presentan los
mismos patrones constructivos, presentando variedades entre sí, con el empleo de distintas técnicas
constructivas y utilizando los mismos materiales (ladrillo, arenisca y mortero de tierra). Este hecho ha de
tenerse en cuenta con relación a varios condicionamientos de tipo socio-económico, religioso, etc.
El caso que aquí presentamos, procedente de la excavación realizada en la cl Parra Alta de
Granada (Fig. 1), se debe incluir dentro de la maqbara de Puerta de Elvira, de la que conocemos alguna
publicación referida a los restos humanos (Gómez et al. 2003). Los condicionantes de las excavaciones
arqueológicas realizadas en zonas urbanas limitan la realización de trabajos en extensión, por lo que las
investigaciones se convierten en un rompecabezas al que le faltan muchas piezas. No obstante,
consideramos que cualquier estudio realizado y publicado permitirá aproximarse, cada vez con más
elementos, al conocimiento de las sociedades que nos precedieron.
La presencia de restos humanos identificados como pertenecientes a mujeres embarazadas en
necrópolis antiguas, aW1que no es un hecho excepcional, sí presenta una reducida frecuencia. Desde una
perspectiva multidisciplinar consideramos que la publicación de cada caso permitirá llegar a conocer la
incidencia de esta mortalidad en diferentes contextos cronoculturales. Las referencias publicadas de
casos de embarazadas se recogen en el artículo de Malgosa et al. (2004). En varias ocasiones hemos
hablado con diferentes colegas que habían identificado embarazadas en sus excavaciones, pero que
consideraban que eran casos poco significativos y, por diferentes circunstancias, permanecen inéditos.
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LAS SOClED ADES HISTÓRICAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA
En nuestro caso disponemos de los restos de una mujer embarazada que fue identificada durante
la excavación, lo que permitió una recogida minuciosa de los restos óseos. Igualmente, se documentó el
ritual, su estado de conservación, la relación con otras sepulturas y los desplazamientos de los restos
óseos debidos a procesos tafonómicos.
2. Objetivos
Una vez realizada la exhumación de una mujer de la que se había determinado su estado de
gestación, nos propusimos identificar los datos antropológicos y paleopatológicos. Igualmente, la
identificación del número de fetos hallados, su estado de conservación y su edad gestacional.
Buscamos la discriminación entre la existencia de más de un feto, justificando la presencia de
materiales óseos en diferentes partes de la sepultura, o los procesos tafonómicos como causa del
desplazamiento de algunas partes del esqueleto fetal (Fig. 2).
3. Material y método
Tras la excavación y registro del contexto arqueológico se procedió a la exhumación de los restos
esqueléticos, identificando de forma individualizada los materiales fetales que se presentaban en
diferentes zonas de la sepultura.
Procedimos al lavado de los materiales que nos fueron entregados de la sepultura 44. Tras su
secado, se realizó la reconsh"ucción de los restos óseos que lo permitían.
Elaboramos una ficha al uso en la que se recogía el estado de conservación por partes anatómicas
de la mujer. El cráneo se encontraba en una matriz de tierra, hecho que favorecía su conservación hasta
que fue realizada su limpieza, observando el gran estado de fragmentación del mismo. Las costillas,
vértebras y pelvis presentaban diferente grado de destrucción, pudiendo en algunos casos realizar su
reconstrucción parcial (Fig. 3).
Los rasgos antropológicos confirmaron una pelvis y un cráneo de características claramente
femeninas (Ferembach et al. 1979; Buikstra y Ubelaker, 1994). Recogimos la presencia de patología no
relacionada con la gestación.
Igualmente, se elaboró una ficha en la que se recogían los datos antropológicos de los materiales
óseos fetales, que se conservaban en dos conjuntos diferenciados. Su conservación era deficiente debido
a la fragilidad de los restos.
Tomamos varias medidas de los huesos largos lo que nos permitía aproximarnos a la edad
gestacional según las propuestas de diferentes autores (Fazekas y Kósa, 1978; J. Jeanty (en Callen, 1997:
783)). A partir de estos datos las fórmulas utilizadas indican rula edad fetal de entre 36-38 semanas,
tomando como referencia los percentiles medios. La localización de rula clavícula que pudo ser
reconstruida, nos permitió la obtención de una longitud máxima de 40 mm. Para este hueso se ha
propuesto que su longitud en milímetros equivale a las semanas de gestación (S. Yarkoni et al. (En Glanc
et al. 2000: 331)), por lo que nos indicaría una edad fetal de 40 semanas.
4. Resultados
De la sepultura 44, exhumada en la calle Parra Alta de Granada, se han estudiado restos
esqueletizados de dos individuos.
El primero de ellos rula mujer adulta, en la que se identificó la pérdida dental antemortem del
diente 36, con el alvéolo totalmente cicatrizado; así como rula caries en el cuello de la cara mesial de la
46. Se observa la presencia de pequeños osteofitos en dos vértebras dorsales y en dos lumbares (L4-L5).
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Como variantes no métricas se identifican la presencia de un hueso wormiano en sutura lambdoidea; la
ausencia de fusión de las epífisis acromiales de ambas escápulas (White y Folkens, 2000: 427).
Como hemos indicado, los restos fetales fueron localizados en dos áreas de la sepultura, si bien
las características antropométricas, la falta de duplicidad de restos óseos y el haber podido reconstruir
una clavícula cuyas dos mitades se encontraban en cada uno de los conjuntos (Fig. 4), nos permite
afirmar que se trata de un solo individuo, cuya edad gestacional correspondería con Ul1 feto a término.
5. Conclusiones
El trabajo realizado nos indica que estamos ante la inhumación de una mujer musulmana en las
últimas semanas de gestación, conservando la mayoría de las partes fetales intrapelvis o a su lado.
La causa de su muerte no tiene que estar directamente relacionada con el embarazo, por lo que
no podemos descartar la existencia de traumatismos accidentales o enfermedades infecciosas que
pueden ser causa de una muerte rápida sin que dejen huellas en el esqueleto. No obstante, debido a la
evidencia de estar ante una mujer en las fases finales de su embarazo, debemos considerar que la causa
de muerte pudo estar relacionada con él. Durante el tercer trimestre de gestación encontramos ciertas
patologías asociadas que pueden causar la muerte materno-fetal, tales como la placenta previa, el
desprendimiento prematuro de placenta, las toxemias y la existencia de otras patologías intercurrentes
(Cararach, 1982: 702-704). Además, debemos añadir todas las posibles distocias relacionadas
directamente con el parto que, sin una asistencia obstétrica especializada, pueden desencadenar la
muerte del feto, de la mujer o de ambos.
Por otra parte se ha descartado la hipótesis inicial sobre la existencia de dos fetos, uno en la pelvis
y otro próximo a la cabeza. Debemos justificar el desplazamiento de los restos fetales en la sepultura por
los procesos tafonómicos sufridos durante su esqueletización, quizás por la acción de animales o por
pequeñas filtraciones de agua.
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LAS SOCIEDADES HISTÓRICAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA
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Figura 1. Localización de la inhwnación de la mujer embarazada
Figura 2. Dispersión de los dos conjwltos de restos fetales.
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EMBARAZADA EN LA NECRÓPOLIS DE LA PUERTA DE ELVIRA (GRANADA)
Figura 3. Restos fetales del conjunto localizado en la pelvis y sus proximidades.
Figura 4. Restos fetales que tienen correspondencia clara de los dos conjuntos.
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