Brujas, ¿mito o realidad?

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Brujas, ¿mito o realidad?
Este año 2010 se celebra el 400 aniversario del Auto de Fe de Logroño, uno de los episodios
históricos más crueles del siglo XVII. A través de su diario, una bruja medieval le cuenta cómo lo
vivió, y le descubre los secretos de sus rituales mágicos, amuletos protectores y remedios naturales.
Si visita Zugarramurdi, recuerde la letanía “Porla se, zalpate, funte fa...”. Quizás tenga que
repetirla.
Hace 400 años, en 1610, 31 vecinos de Zugarramurdi fueron procesados en Logroño por practicar
brujería y malas artes. Les acusaban de adorar al diablo en akelarres, que no eran más que reuniones
vecinales en las que se cantaba, bailaba, comía y bebía para desconectar de la rutina diaria. Con la
esperanza de terminar con las torturas a las que se vieron sometidos, se confesaron culpables de actos
ímprobos que sólo existían en la mente de los denunciantes. El Tribunal de la Inquisición condenó a 11
personas a morir en la hoguera. 5 de ellas, ya fallecidas, fueron quemadas en efigie. Una imagen les
representaba y se quemaban los cadáveres. Este castigo fue el último Auto de Fe de Europa.
Tiempo después, se demostró que las brujas no existieron hasta que empezó a hablarse de ellas. En
realidad, se trataba de una casta especial de mujeres que habían conservado tradiciones ancestrales
paganas y remedios naturales generación tras generación. Envidias, diferencias culturales, políticas o de
religión podrían estar detrás de uno de los episodios más negros del norte navarro.
En 2010, el Auto de Fe cumple cuatro siglos y se ha preparado un variado programa de actividades
para rendir homenaje a la brujería en la zona más enigmática y misteriosa del Pirineo navarro. Dese
una vuelta por el pueblo de las brujas donde amuletos como la flor de cardo continúan protegiendo las
casas y los vecinos siguen recitando de memoria antiguas letanías: "¡Oh Espíritu! Tú que conoces el
secreto de la vida, muéstrame el camino de la verdad, permíteme bailar alrededor del fuego de mis
antepasados, enséñame a ser tan libre como el viento, tan fuerte como el halcón, y tan sabio como la
naturaleza".
Extractos de un diario imaginario le permitirán compartir la visión de aquellos acontecimientos con una
bruja medieval:
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Junio de 2010
Junio de 1608, antes del Auto de Fe
El akelarre de hoy ha sido muy divertido. Ha estado María Ximildegui que lleva tiempo viviendo en
Ziburu (Francia) y nos ha enseñado una canción muy graciosa: "Porla se, zalpate, funte fa, funte fú,
txiri biri, ekatzu, ekatzu, amen". Nos ha contado que tres brujas iban recitando esta tonadilla cuando se
detuvieron junto a un puente. Entonces, comentaron entre sí cómo podría sanar una mujer muy rica del
pueblo. Escondido bajo la pasarela, un joven muy pobre les escuchó. Puso en práctica el remedio y la
mujer sanó, compartiendo con él su fortuna.
Como siempre, hemos comido el Zikiro Jatea (cordero asado en estacas), bebido licor, bailado y
cantado al son del txistu y el tamboril y algunas chicas, escondidas en la cueva, hemos tomado
mandrágora. Una planta afrodisíaca que ha traído María y gracias a la que nos hemos desinhibido
totalmente y reído a carcajadas durante horas.
Al atardecer, David ha empezado a sangrar muchísimo de la nariz y Graciana, ha cortado la hemorragia
aplicando una telaraña. Nadie ha replicado porque Graciana es una mujer muy sabia. Todo el pueblo le
consulta remedios naturales para sus males. Un día le indicó a mi madre que llevara una castaña
pilonga en el bolsillo para aplacar el reuma y desde entonces, está mucho mejor. Como tiene 80 años,
Graciana está empeñada en trasmitir su legado a los más jóvenes y por eso, al finalizar los akelarres,
nos reúne y nos relata curiosas historias. El último día nos enseñó que el diente de león y las ortigas se
usan como diuréticos y que las hojas de laurel en los armarios terminan con las polillas.
Hoy, nos ha dado una flor de cardo a cada uno y nos ha contado por qué se le llama Eguzki Lore (flor del
sol). En el albor de los tiempos, Ama Lur (madre Tierra) creó la luna y el sol para proteger a los hombres
de seres fantásticos. Sin embargo, la tenue luz de la luna no era suficiente para evitar que salieran
dichas criaturas. Por eso, hizo brotar esta flor con apariencia de sol. Puesta en el dintel de las puertas
evita que las formas de la noche traspasen el umbral. En cuanto he llegado a casa, he colocado la mía a
la entrada.
Enero de 1611, dos meses después del Auto de Fe
En el pueblo se respira un ambiente desgarrado. Todos intentamos olvidar el terror que nos ha oprimido
durante meses. Aún puedo oír los gritos de los vecinos que murieron devorados por las llamas. Y sigo
sintiendo escalofríos cuando pienso en las torturas a las que se sometió a los imputados: clavándoles
agujas de zapatero, colgándoles de los pies, insultándoles, maltratándoles... ¿Quién puede culparles de
confesar haber cometido las atrocidades de las que les acusaban los inquisidores Salazar y Frías, Valle
Alvarado y Becerra Holguín? Yo misma habría dado falso testimonio para librarme de semejante
tormento.
Lo que sigo sin comprender es por qué habrá hecho algo así María Ximildegui. Me alegré tanto cuando
volvió al pueblo a quedarse. Pero había cambiado. Y luego empezó a decir todas aquellas cosas
horribles. Aseguró que en los akelarres bebíamos sangre humana, comíamos carne profanada de
tumbas, raptábamos niños, nos convertíamos en animales, adorábamos al diablo, provocábamos
tempestades... Y lo peor de todo es que algunos la creyeron. Y claro, el abad de Urdazubi/Urdax, don
León de Aranibar, se aprovechó de la situación para llamar al Santo Oficio. Siempre ha querido ser
agente inquisidor y esto le otorgaba muchos puntos.
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Junio de 2010
Hoy me he enterado de que uno de los miembros del Tribunal, Salazar y Frías, no estaba de acuerdo con
las sentencias y que ahora va a realizar una investigación a fondo. Se probará que no había fundamento
en las acusaciones, pero será demasiado tarde. La sombra de la brujería se quedará para siempre
enganchada a estas montañas. Con brujas o sin ellas, hoy nos reunimos de nuevo en la cueva para
celebrar nuestro tradicional akelarre.
Bibliografía de referencia:
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Leyendas de Euskal Herria, Toti Martínez de Lezea
La hija de la luna, Toti Martínez de Lezea
La brujería en Navarra y sus documentos, Florencio Idoate
Brujas, Koro Irazoki
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Junio de 2010
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