Lírica, narrativa y teatro

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LA LÍRICA
La palabra lírica designa al género literario que toma su nombre de la voz griega
lira, aludiendo a las composiciones poéticas que se cantaban en la antigua Grecia
acompañadas de este instrumento musical. Se trata, por tanto, de una denominación que
señala el origen musical de la poesía.
Posteriormente, la palabra lírica ha venido designando ciertas formas literarias,
tanto en verso como en prosa (aunque su medio de expresión habitual es el verso), que
comuniquen sentimientos, vivencias, estados de ánimo..., es decir, que sean ante todo
expresión de la subjetividad del autor.
La lírica es el género más subjetivo y personal de todos. Y este valor de lo lírico
como interiorización marca sus diferencias con la épica, o género de la narración, y la
dramática, que es sobre todo representación.
La lírica no presenta una historia, a diferencia de la novela o el drama. Los
elementos anecdóticos son objetos que provocan emoción y no nudos de una trama.
La lírica se caracteriza también por la tendencia a la brevedad y a la
concentración en un solo motivo, por el uso de recurrencias, paralelismos y todo tipo
de juegos semánticos que potencian la connotación, el ritmo y la musicalidad.
Salvo en el poema en prosa, la poesía se escribe en verso. El ritmo y la
musicalidad se consiguen también mediante la disposición de los acentos y la elección
melodiosa de los sonidos que se combinan.
Modalidades de la lírica.
La tradición literaria ha establecido a lo largo de la historia modalidades de
expresión que se consideran propias de la poesía lírica. Estas modalidades suelen
ajustarse a motivos temáticos o a esquemas formales más o menos precisos. Sin
embargo, no siempre estas modalidades se dan en su forma más pura, sino que abunda
poemas de carácter mixto y, por consiguiente, de difícil encuadre en un grupo.

La canción. Composición lírica destinada originariamente al canto. Puede
hablarse de una canción popular y otra culta. La primera es casi siempre
anónima, cantada por el pueblo, y no suele ajustarse a una métrica precisa,
dándose las más variadas combinaciones.
En su modalidad culta la canción fue muy cultivada en la poesía provenzal para
expresar el sentimiento amoroso. Y más tarde, triunfará en toda Europa en su
vertiente petrarquista.

La égloga. Es una composición de tema pastoril. Se trata de una ficción poética
en la que el autor expresa sus sentimientos amorosos con el recurso del diálogo
entre pastores. Tuvo extraordinario éxito en el Renacimiento.

La elegía. En su origen era una composición escrita con motivo de la muerte de
alguna persona. Después pasó a significar lamentación por las causas más
diversas (derrotas, desengaños amorosos, paso del tiempo...).
LÍRICA, NARRATIVA, TEATRO - 1 -

La oda. Es un poema de exaltación o de elogio, dedicado por lo común a
grandes personajes e instituciones. Admite los motivos más diversos, pero exige
un tono y un lenguaje elevados. A veces se designa con el nombre de himno.
No tiene una métrica fija, pero abunda en ella el verso largo y solemne.

La sátira. Variante lírica escrita con un propósito crítico que a veces no pasa de
la mera intención humorística o de ridiculizar, y otras va más allá, llegando
incluso al ataque personal y a la crítica cruel y sarcástica. En ocasiones, pierde
ese tono burlesco o irónico, y adquiere un carácter grave y moralista.

El soneto. Como composición estrófica, está constituido por catorce versos
endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. Es de origen italiano.
Su éxito en Europa está unido al del Cancionero de Petrarca. Su tema (amoroso,
moral, religioso, burlesco o de circunstancias) se desarrolla progresivamente: su
planteamiento suele ocupar los dos cuartetos; y su solución, los dos tercetos.
Junto a estas modalidades, hay otras menores: el epigrama, composición breve
que expresa agudamente un pensamiento festivo, laudatorio, satírico, etc.; el epitafio,
poema de carácter funerario; el epitalamio o canto de boda; el madrigal, poema breve
de asunto amoroso, tratado con delicadeza y gracia; la letrilla, poema satírico-burlesco,
vinculado formalmente a la poesía popular, etc...
LA NARRATIVA
La narración literaria consiste en el relato de unos hechos ficticios que les
suceden a unos personajes concretos en un tiempo y en un espacio determinados.
Dentro del género narrativo se distinguen varios subgéneros: la epopeya, el
cantar de gesta, el romance, la novela, el cuento, la novela corta...
La novela es el más importante de estos subgéneros. Se caracteriza porque:

es un relato en prosa (a diferencia de la epopeya, el cantar de gesta...);

es un relato de ficción (a diferencia de la narración periodística o histórica);

tiene cierta extensión (frente a la novela corta o el cuento);

su ritmo lento permite el diseño de un mundo complejo, a través de la
configuración progresiva de los personajes, una intriga complicada,
descripciones minuciosas, diálogos, análisis psicológicos, digresiones
complementarias...;

es un relato multiforme, que invade otros géneros y admite la inclusión de
todo tipo de materiales.
El cuento es un relato breve, oral o escrito, en el que se narra una historia de
ficción (fantástica o verosímil), con un reducido número de personajes y una intriga
poco desarrollada, que se encamina rápidamente hacia su clímax y desenlace final.
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La novela corta es más extensa que el cuento (incluye más descripción de
caracteres y ambientes y más diálogo), pero más concentrada que la novela extensa
(ritmo más rápido, ausencia de personajes secundarios y de digresiones…). No pretende
reflejar un mundo en toda su diversidad y complejidad, sino centrarse en una sola
parcela de éste.
La historia narrada
En la novela, como en toda narración, cabe distinguir dos elementos: la historia
y el discurso.
La historia es lo que se cuenta, el contenido del relato: acontecimientos, ligados
de una manera lógica o cronológica, que suceden a unos personajes en un espacio y en
una época determinados. Los elementos de la historia son: la intriga, los personajes, el
espacio y la época.
La intriga es el conjunto de acontecimientos vinculados entre sí que nos son
comunicados a lo largo de la novela. A los acontecimientos más importantes del relato
se les denomina nudos. Se distinguen varios tipos de intriga:
1. Intriga de acción. El interés se centra en la evolución de los acontecimientos y en
la solución del conflicto planteado: un ejemplo es la novela de aventuras (La isla
del tesoro, de R. L. Stevenson).
2. Intriga de carácter. El interés se centra en la evolución moral del personaje
protagonista por inducción de la acción. Normalmente, adoptan la forma de una
biografía o autobiografía ficticias. Es el caso del Lazarillo de Tormes.
3. Intriga de pensamiento. El interés se centra en la evolución del pensamiento y
los sentimientos del personaje. Sucede así en la novela de conciencia: Las olas,
de Virginia Woolf.
Los personajes son los seres ficticios creados por el autor de la novela. Por su
caracterización, pueden ser planos (no evolucionan a lo largo de la novela y siempre
muestran los mismos rasgos de carácter, una igual manera de actuar...) o redondos
(presentan una gran complejidad psicológica y van evolucionando). Por su grado de
participación en la acción, pueden clasificarse en protagonistas y secundarios. El
antagonista es el personaje que se opone al protagonista de una historia en la
consecución de sus fines.
El espacio es el lugar donde se sitúa la acción. A veces, es un mero marco o
soporte de la acción, que no incide en la estructura novelesca. Otras, puede llegar a ser
determinante en la estructura narrativa: es el caso de la novela de pruebas (El señor de
los anillos, de J.R.R. Tolkien), donde la acción avanza gracias al desplazamiento de los
personajes por el espacio.
En relación con el grado de aproximación al mundo objetivo, el espacio puede
ser real, si el lugar descrito existe en un marco físico concreto; verosímil, si es creíble,
aunque no exista realmente; idealista, si se presenta como un espacio perfecto; o
fantástico, si se sitúa en un lugar lejano e inexistente.
Según la época de la acción, podemos hablar de novelas de ambientación
contemporánea, novelas históricas o novelas futuristas.
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El discurso narrativo
El discurso es la manera como se cuenta la historia. Sus elementos son: el
narrador, la estructura y el tiempo narrativos y el modo del discurso.
El narrador es el instrumento del que se sirve el novelista para contarnos la
historia. No debemos confundirlo con el autor, ni siquiera en el caso del narrador en
tercera persona, ya que es una convención narrativa más. En relación con el narrador,
caben distinguir dos conceptos: la voz narrativa y el punto de vista narrativo.
La voz narrativa (quién habla en el relato) puede pertenecer a un personaje de
la historia (narrador interno / relato homodiegético) o a alguien ajeno a ella (narrador
externo / relato heterodiegético).
El narrador interno cuenta la historia desde dentro, en primera persona; puede
ser el protagonista de la novela, que cuenta su vida (relato autodiegético), o un
personaje secundario (narrador testigo).
El narrador externo cuenta la historia desde fuera, en tercera persona, sin
implicarse en la trama. A veces, se presenta a sí mismo como un narrador editor, que da
a la luz unos manuscritos que se ha encontrado.
Según el punto de vista narrativo (quién ve o desde qué perspectiva se cuentan
los hechos), distinguimos entre:

Visión por detrás. El narrador, omnisciente, ocupa un lugar privilegiado
de observación; conoce no sólo lo que dicen y hacen los personajes;
también, penetra en su pensamiento, conoce su pasado y lo que le
deparará el porvenir, y todo el espacio en que se mueven.

Visión con. El narrador aparece soldado al personaje: ve limitado su
volumen de información al que éste tiene a su disposición.

Visión desde fuera. El narrador, objetivo, no posee más información
que la que proporcionan los sentidos (actúa como una cámara
cinematográfica). Se limita, pues, a relatar lo que los personajes hacen o
dicen. Es propio de las novelas llamadas conductistas.
La novela contemporánea tiende a combinar distintas perspectivas narrativas:
por ejemplo, puede contar un mismo hecho desde la perspectiva de dos personajes
diferentes y de un narrador objetivo.
El narratario es el destinatario de la narración. Igual que no se debe confundir
autor y narrador, no debemos hacerlo tampoco con narratario y lector. El narratario
puede ser interno (un personaje al que se dirige el relato protagonista: es el caso del
Lazarillo) o externo (el lector virtual al que se dirige la narración).
La estructura externa de una novela puede caracterizarse por la sucesión de
capítulos (numerados y con título normalmente) o secuencias (marcados sólo por un
espacio en blanco).
La estructura interna de la novela tradicional consta de un planteamiento
(presentación de los personajes y del conflicto), un nudo (desarrollo del conflicto) y un
desenlace (resolución del conflicto). Cuando la historia tiene un final concreto, presenta
una estructura cerrada; si, por el contrario, no presenta desenlace, su estructura será
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abierta. Se habla de comienzo in media res cuando al principio del relato no se nos
cuentan los antecedentes al nudo de la historia.
El tiempo narrativo hace referencia a cómo avanza la acción. Es lineal si los
hechos se presentan en su orden lógico (pasado / presente / futuro). La ruptura de este
orden se hace mediante analepsis (saltos al pasado) o prolepsis (anticipaciones de
hechos del futuro). El ritmo del relato es lento si se da cabida a detalladas
descripciones o si el autor introduce continuas digresiones (reflexiones); por el
contrario, será ágil y rápido, si predominan en él los diálogos, o si se suprimen
fragmentos de la historia (elipsis) o se presentan de forma resumida (sumarios).
El discurso novelesco es un discurso complejo, pues es síntesis de muchos
elementos: diversas modalidades discursivas (narración pura, descripción, diálogo...),
diversas voces (las de los personajes y la del narrador), diversos estilos y registros...
La reproducción de la voz de los personajes tiene varias modalidades:
1. El discurso directo. El narrador se limita a introducir el discurso del
personaje o desaparece para que éste se exprese directamente:
Juan dijo: “Mañana no iré a clase”.
–Mañana no iré a clase.
2. El discurso indirecto. El narrador reproduce las palabras del personaje,
introduciéndolas mediante un verbo (dijo, preguntó, declaró...).
Juan dijo que no iría a clase al día siguiente.
3. El discurso indirecto libre. El narrador reproduce las palabras del personaje
pero sin necesidad de introducirlas mediante un verbo. Puede mantener además algunos
aspectos de la formulación verbal concreta y del estilo de habla del personaje.
Juan estaba decidido. Mañana no iría a clase.
La reproducción del pensamiento del personaje se hace mediante los mismos
procedimientos. La narrativa moderna ha inventado, además, la técnica del monólogo
interior o stream of consciousness, consistente en reproducir (ahora en primera
persona) los pensamientos callados de un personaje, tal como brotarían de su
conciencia. Lingüísticamente, se caracteriza por las distorsiones sintácticas, la ausencia
de ilaciones lógicas y la sucesión confusa de imágenes, sensaciones, sentimientos e
ideas.
EL TEATRO
El género dramático o teatral comprende las obras literarias en que el autor
cede la palabra a los personajes de la ficción, para que ellos mismos expongan y
desarrollen sus conflictos ante el espectador.
Frente a otros géneros, como la lírica o la novela, destinados a ser leídos, el texto
dramático no alcanza plenamente su sentido hasta que ha sido representado. Se puede
afirmar que un texto es dramático en la medida en que pueda ser llevado a escena.
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Características del texto dramático
1. Está escrito en forma dialogada.
2. No hay intermediario (narrador) entre los personajes que dialogan y el
espectador.
3. Cuenta con dos receptores: a) el personaje-actor habla para el otro personaje
actor (comunicación intraescénica); b) los personajes-actores, aunque casi
siempre “ajenos” al público, son los emisores de los mensajes de los que el
público es receptor (comunicación extraescénica).
4. El autor debe ajustarse a las limitaciones de espacio y tiempo que impone su
virtual puesta en escena. Así como a los medios técnicos y humanos con que
puede contar.
Principales subgéneros dramáticos: comedia, tragedia y drama
La tragedia es la representación dramática de una acción grave (su protagonista
sucumbe fatalmente a un destino aciago), en la que intervienen personajes nobles
(dioses, héroes, reyes, etc.), el lenguaje es solemne y elevado, y se persigue un efecto
catártico (purificador de las pasiones) en los espectadores.
Frente a la tragedia pura, cuyo arquetipo es la tragedia griega, fiel a todos los
elementos mencionados, existen tragedias mixtas, como las de Shakespeare, donde se
da cabida a elementos cómicos y diversos tipos de lenguaje.
La comedia es la representación dramática de una acción inspirada en la vida
cotidiana, protagonizada por personajes populares, con tono humorístico, muchas veces
satírico, y un final agradable. Su finalidad es divertir (sin excluir la moralización) y su
lenguaje está lleno de expresiones coloquiales y vulgares.
En la tragicomedia conviven los personajes nobles de la tragedia con otros
populares, propios de la comedia. Se suceden situaciones graves y cómicas, parlamentos
en estilo elevado y otros en estilo coloquial. La Celestina es el más acabado ejemplo de
este subgénero.
Drama es el nombre que recibe la tragicomedia a partir del siglo XVIII.
Representa un conflicto doloroso, pero entre personajes que no se salen de la idea de
normalidad a que estamos acostumbrados. Su argumento está tomado de la vida
cotidiana o de la historia.
Valle-Inclán caracterizaba los géneros dramáticos diciendo que en la tragedia el
autor considera a los personajes como superiores a la naturaleza humana (los mira “de
rodillas”); en el drama les atribuye la común naturaleza humana (los mira “de pie”), y
en la comedia los juzga inferiores a él, con burla o ironía (los mira “desde un plano
superior”).
El texto dramático.
El texto dramático debe ser:
1. Claro. Para hacer comprensible la acción (recordemos que no hay un
narrador que facilite al espectador esta tarea).
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2. Concreto. Debido a la limitación temporal, sólo debe atenerse a lo
fundamental.
3. Intenso. Para estimular el interés del espectador. El conflicto debe plantearse
al comienzo de la obra.
4. Inesperado. Debe evitar los tópicos y sorprender al espectador.
El texto dramático está constituido fundamentalmente por dos elementos: el
diálogo y las acotaciones.
A través del diálogo teatral, el autor configura a los personajes (porque son
éstos los que se dan a conocer a sí mismos a través de sus palabras), pero también crea
la acción dramática, ya que con las palabras expresadas por los personajes vamos
viendo cómo se van desarrollando los acontecimientos.
Las intervenciones más extensas de los personajes se denominan parlamentos.
Si el parlamento imprime un ritmo lento a la acción, las réplicas –intervenciones
cortas– lo aceleran. La presencia de réplicas muy breves –esticomitias– coincide con
momentos de gran tensión dramática.
El monólogo es la exteriorización que hace un personaje de sus pensamientos y
sentimientos, sin esperar respuesta de un posible interlocutor. Si el personaje está solo
en escena, hablamos de soliloquio.
En el aparte, un personaje, hablando consigo mismo, y dando por supuesto que
los demás personajes no le oyen, comunica, en complicidad con el público, sus
opiniones sobre determinadas incidencias de la intriga o sobre la conducta de otros
personajes.
En la apelación al público, el actor se dirige directamente al público, de manera
que se rompe la ilusión teatral. Es lo que sucede en el prólogo de la comedia latina,
donde un actor solicitaba la atención del público y adelantaba el argumento de la obra.
Las pausas y el silencio (pausa continuada) pueden contribuir a caracterizar al
personaje, sus dudas, sus dificultades de comunicación… y generar curiosidad o tensión
en el espectador.
Las acotaciones, que aparecen entre paréntesis y en cursiva, son indicaciones,
más o menos precisas, que el autor realiza sobre el movimiento de los actores, los
decorados, la iluminación, el vestuario... Mientras que el diálogo tiene carácter literario
(comparte con la poesía y la novela la función estética del lenguaje), las acotaciones
son, salvo excepciones, meramente funcionales.
Clasificación de los personajes dramáticos
1. Arquetipo. Es un paradigma de conducta, como Antígona, que representa la
rebelión contra el abuso de poder.
2. Tipo. Personaje construido en función de unos pocos rasgos, como el militar
fanfarrón de la comedia latina. Es propio de la comedia y el teatro menor. Si su
presencia se limita a un determinado contexto histórico y social (como el majo
del sainete dieciochesco), se denomina estereotipo.
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3. Alegoría. El personaje representa una abstracción (la paz, el mundo, el
pecado…). Es propio del auto sacramental.
4. Carácter. Personaje caracterizado por un rasgo (el misógino, el avaro…).
5. Rol. Personaje caracterizado por su papel social: criados, soldados…
6. Individuo. Personaje dotado de una gran complejidad psicológica.
Estructura de la obra teatral.
Una representación dramática sin cortes resultaría pesada para el espectador; por
eso, desde época romana, la obra teatral siempre se ha presentado dividida en actos.
Lope de Vega impuso en el teatro español la división en tres actos, que muchas veces se
corresponden con el planteamiento, el nudo y el desenlace de la historia. El acto se
divide en escenas: el principio y el final de cada una puede reconocerse por las entradas
o salidas de los personajes, indicadas en las acotaciones.
En el teatro contemporáneo, se prefiere, a la división en actos (relacionada
muchas veces con un desarrollo continuo y cronológico de la acción), la fragmentación
en cuadros, es decir, escenas autónomas, centradas en un tema o en una situación.
Elementos de la puesta en escena.
El texto dramático no cobra vida hasta que es convertido en espectáculo teatral.
Para la puesta en escena se necesitan varios elementos:
1. El texto. Un texto dramático actual o clásico, o bien una adaptación de
cualquier otro texto, por ejemplo una novela.
2. Un espacio escénico. El escenario más habitual en el teatro occidental desde
el siglo XVI es el escenario a la italiana, situado frente al espectador sobre
un entarimado. En el siglo XX se experimenta con otras posibilidades, como
el escenario central, con el público rodeándolo, o la comunicación entre el
espacio de los actores y el del público (es el caso del teatro de calle).
3. La escenografía. Tiene como función fundamental la de ambientar
plásticamente un espacio escénico para que los espectadores puedan
reconocer y situar el lugar determinado (un bosque, un castillo, un
comedor...) en el que se desarrolla la acción. Entre las funciones del
escenógrafo están: la configuración del espacio escénico; el control de la
iluminación para crear la atmósfera y el ambiente deseados, de acuerdo con
la situación de los personajes o el momento de la acción; el diseño del
decorado; la atención al vestuario y utillaje; la coordinación de los efectos
sonoros con el ritmo del texto, etc.
4. La compañía o grupo de teatro, formada por el director (responsable último
de la puesta en escena), los actores (que dan vida a los personajes del texto
dramático) y el personal técnico (encargado de la escenografía).
5. El público. Son los espectadores de la acción teatral, aunque también pueden
llegar a participar de ésta (es el caso del llamado teatro de la crueldad).
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