experimentos sencillos con aire y agua

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Tesoro de la Juventud
EXPERIMENTOS SENCILLOS CON
AIRE Y AGUA
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Permitido el uso sin fines comerciales
Tesoro de la juventud
EXPERIMENTOS SENCILLOS CON
AIRE Y AGUA
Del libro de los juegos y pasatiempos
DENTRO de nuestra casa, y con aquellos objetos que nos son más familiares, podemos
pasar ratos agradables, ejecutando algunos experimentos científicos que nos enseñarán
algo de lo que no sepamos.
En primer lugar, podemos hacer un experimento que nos demostrará que el aire, que es
invisible y parece que no pesa nada, ejerce sobre nosotros y sobre todo lo que hay en la
superficie de la tierra, una gran presión. Tomemos una botella de boca ancha, como por
ejemplo, la botella de agua de nuestro dormitorio, y proveámonos de un huevo duro
previamente descascarillado.
Después introduciremos en la botella un pedacito de papel encendido y pasados dos
minutos colocaremos el huevo como tapón en la botella. Hecho esto veremos que, al cabo
de unos momentos, el huevo baja poco a poco por el cuello de la botella, como si ésta lo
absorbiese. Por fin, desciende de un golpe y haciendo ruido, hasta el fondo de la botella.
¿Cómo se explica esto? Muy sencillo. El papel encendido dilata el aire en la botella, y
sale de ella una parte. Habiéndola tapado con el huevo duro, el aire que queda en la
botella, al perder calor, se contrae y deja un espacio vacío, sobre el que se precipita el aire
atmosférico, arrastrando consigo el huevo dentro de la botella.
Otro experimento sencillísimo, que demuestra claramente la presión de la atmósfera, es el
siguiente: Se toma una vasija llena de agua, y en su superficie se pone un corcho. Sobre
éste se pone un trozo de papel encendido y encima de todo ello un vaso vacío,
apretándole ligeramente en el agua. Se verá entonces que el aire escapa del vaso haciendo
burbujas en el agua. La causa de ello es el calor, pues al dilatarse el aire, el vaso no puede
contenerlo todo. Algunos momentos después el agua se elevará dentro del vaso.
Un tercer experimento, probará también que el aire ejerce una presión no sólo hacia
abajo, sino hacia arriba. Tomaremos un vaso de los de vino y lo llenaremos enteramente
de agua. Se le cubre con una hoja de papel delgado, de suerte que éste toque los bordes y
el agua. Después, sosteniendo el papel con cuidado en su posición, volcaremos el vaso
con el agua y éste quedará como suspendido.
Si deseamos hacer otro experimento para comprobar la presión del aire hacia abajo, nos
serviremos sencillamente de una palangana y de una jeringuilla, objetos ambos fáciles de
hallar en cualquier casa.
Después de cargar la jeringuilla con agua la meteremos de punta en el agua y empujando
el pistón hacia abajo la vaciaremos sin sacarla del agua. Hecho esto tiraremos del émbolo
y veremos como el líquido sube dentro de la jeringa, llenándola por completo. La razón
de ello es que la presión del aire sobre la superficie del agua obliga a ésta a entrar dentro
de la jeringuilla.
Un experimento muy interesante puede hacerse con un fuelle ordinario, lo que viene a
demostrar nuevamente que la presión de la atmósfera, se ejerce no sólo arriba y abajo,
sino en todas direcciones. Se cierra el fuelle y se tapa bien la boca y los agujeros con
corchos; luego, si el fuelle no tiene orificio ninguno que dé paso al aire, ningún muchacho
podría abrirlo. El aire de afuera es el que aprieta y junta los lados del fuelle.
Todos los cuerpos sólidos, líquidos y gaseosos, al calor se dilatan, es decir, ocupan más
espacio y dos sencillos experimentos demuestran claramente el caso de líquidos y
gaseosos. Tomaremos un frasquito y lo llenaremos de líquido rojo, por ejemplo, agua en
la que se haya disuelto un poco de anilina, y lo taparemos. El corcho que lo tape, deberá
tener un pequeño agujero para dejar paso a un tubito de cristal. Pondremos este frasquito
en agua caliente, en la forma que indica el grabado 6, y el líquido rojo saldrá por el tubo
hasta A.
Para demostrar que los gases se dilatan, usaremos un tubo de vidrio, abierto en sus dos
extremidades. Este tubo lleno de gas, que llamaremos aire, se coloca en agua, como se ve
en el grabado 7. El agua subirá hasta cierto punto. Luego se acerca a la parte de fuera del
agua una llama, y después de un momento, el agua del tubo descenderá de B a C.
Experimentos caseros
Añadamos otro experimento con un recipiente que contenga agua, y una copa,
demostrativo de que los gases, lo misma que la atmósfera, pierden la propiedad de
comprimirse, es decir, que pueden ser condensados en un espacio más reducido.
Tomaremos la copa y la colocaremos boca abajo sobre la superficie del agua. La copa
está llena de aire que ocupa el espacio A, en el grabado 8. Entonces empujaremos la copa,
haciéndola descender al fondo del bocal, y conforme vemos en el grabado 9; cierta
cantidad de agua ha penetrado en la copa, mientras el aire que antes la ocupaba toda, llena
ahora sólo el espacio B.
El último de nuestros experimentos, que es de gran sencillez, demuestra asimismo que los
líquidos, de igual modo que los gases, ofrecen una presión igual en todas direcciones.
Tómese el tubo de un quinqué y tápese la parte ancha con un pedazo de cartulina.
Póngase todo en una vasija de agua; quítese después la mano que sostenía la cartulina y
se verá que ésta queda en su posición, hasta que el agua en el tubo llega al nivel del agua
del jarro.
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W. M. JACKSON, INC., Editores
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