HISTORIA DEL PENSAMIENTO RELIGIOSO SOBRE LA FAMILIA

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HISTORIA DEL PENSAMIENTO RELIGIOSO SOBRE LA FAMILIA
Cuarta Unidad: LAS RELIGIONES Y LOS ROLES ATRIBUIDOS A LOS
INTEGRANTES DE LAS FAMILIAS
Tema 4. El rol de los familiares en el judaísmo histórico y actual
En el hebreo antiguo no hay concepto de matrimonio. En el Antiguo Testamento se usa más bien
la palabra “Be´rit” (alianza), la cual refleja la misma relación que Dios tiene con su pueblo. El
matrimonio no es cosa pública sino estrictamente privada y tiene que ver con las familias que se
unen mediante una boda. Es el padre quien elige la pareja para su hijo y paga para ello el precio
de la novia. El amor es un asunto que puede darse después de la boda (Génesis 24, 67). En
épocas de guerra los hombres en algunas circunstancias se robaron sus esposas y se conocen de
casos en donde el hijo eligió una mujer en contra de la voluntad de los padres. De otra parte,
viendo lo expuesto en las escrituras del Antiguo Testamento se observan ocasiones en las cuales
se consulta a la hija antes de acordar un matrimonio. También existieron matrimonios, en los
cuales los esposos se casaron por amor y no solo por conveniencia. En estos antiguos tiempos
todavía antes de la formación de los Estados (alrededor de 3000-1000 a. C.) los regalos que
recibe la novia de su esposo más la dote queda como patrimonio de ella. Se casan
preferentemente con jóvenes de la misma tribu para mantener intactas las propiedades de ella, en
todo caso, los hijos e hijas herederos nunca deben casarse con una pareja que no sea de la tribu.
Como el objetivo principal de un matrimonio era engendrar hijos, la mayor desgracia que podía
producirse para la pareja era no poder tener hijos e hijas. Por esta razón al esposo le es permitido
de casarse con más mujeres. La poligamia se mantiene en el judaísmo en parte hasta la época
medieval y desde entonces estaba prohibido.
Para entender lo específico del matrimonio en el judaísmo debemos subrayar que el ideal es el
matrimonio dentro del mismo grupo religioso, pero no se rechaza por completo una relación con
miembros de otros pueblos y religiones. Desde la época bíblica conocemos suficientes ejemplos
de relaciones exógenas, entonces el arte consistía en ver hasta qué punto podía asimilarse
socialmente y al mismo tiempo fijar los límites para no perder su identidad. Recién durante el
Medio Evo los pueblos en los cuales viven las comunidades judías prohíben relaciones
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matrimoniales entre cristianos y judíos. A partir de entonces, el matrimonio solamente podía
realizarse entre los mismos miembros de la comunidad.
Aunque la sexualidad en el judaísmo es visto como algo positivo existen preceptos para
reglamentarla, después de la época bíblica (que va hasta el año 70 d. C. año en el cual se destruye
el templo de Jerusalén) se prohíbe cualquier relación fuera del matrimonio, y se insiste en que el
fin del matrimonio era el de tener hijos. Si una pareja después de diez años no había podido tener
un hijo o hija, el marido podía pedir el divorcio. En tiempos bíblicos el patriarca podía tomar otra
mujer o engendrar hijos con una esclava que pertenecía a la casa. En la Torá (los primeros cinco
libros del Antiguo Testamento) encontramos suficientes ejemplos de como se arreglaba estos
asuntos. Pero todo ello ya quedó atrás, en realidad el judaísmo moderno vive un poco entre el
ideal y la posibilidad de implementar el canon de sus 613 preceptos entre gente moderna que
muchas veces ya no encuentra sentido en cumplirlos.
Las tradiciones matrimoniales varían dependiendo del trasfondo cultural, porque después de la
expulsión de la mayoría de la población judía del antiguo estado de Israel en el siglo II D. C. el
pueblo judío vivía disperso en todo el mundo y asumía las tradiciones del pueblo anfitrión. Entre
las fiestas familiares las bodas constituyen importantes acontecimientos sociales, que suelen
incluir grandes banquetes en los que se canta y se baila hasta bien entrada la noche. Durante la
ceremonia de boda, es costumbre que el hombre rompa un vaso pisándolo. Con ese gesto se
conmemora la destrucción del Segundo Templo de Israel, en el año 70 D.C. En la actualidad, la
novia ayuda a veces al novio a romper el vaso. Se firma luego el “ketubah” que es el contrato
matrimonial. No hay matrimonios civiles en Israel. Todas las bodas deben ser oficializadas por
una autoridad religiosa que es el rabino. El divorcio y otras cuestiones familiares son examinados
en tribunales religiosos.
Los lazos entre los padres y los hijos israelíes siguen siendo muy fuertes, incluso cuando los hijos
son ya adultos. Los padres sienten la necesidad de preparar y encauzar el futuro de sus hijos e
hijas. Los hijos e hijas casados suelen vivir cerca de sus padres u otros parientes, y se ocupan de
sus padres cuando éstos son mayores. Las familias se reúnen los días de fiesta y en las grandes
celebraciones.
Tradicionalmente, el padre es el cabeza de familia, pero las mujeres tienen una considerable
influencia en los asuntos y las decisiones familiares. Muchas mujeres trabajan fuera de casa y
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constituyen el 41,7% (2002) de la población económicamente activa. La mayoría de la población
vive en apartamentos o casas urbanas, pero entre el 7% y el 8% lo hace en un “kibutz” o en un
“moshav”. En un “kibutz”, las familias comparten la tierra, el trabajo, la comida y los servicios
de manera equitativa. El trabajo se concentra en la agricultura y la tecnología. Un moshav es una
pequeña aldea de menos de 100 familias, que colaboran para subvenir a las necesidades de la
comunidad y para comercializar los productos de la aldea.
Los roles de los miembros de una familia religiosa son bien definidos y eso se debe a que la vida
religiosa se divide en dos ámbitos uno se refiere a las actividades en la sinagoga. Allí,
tradicionalmente (por lo menos en la corriente ortodoxa), los hombres son más activos, mientras
que en las ceremonias celebradas en casa todos los miembros de la familia participan
activamente. Por ejemplo la ceremonia del sábado comienza con la bendición de las velas
impartida por la mamá. Más aún se observa lo mismo, en la celebración del “seder del pesaj” una
de las fiestas más grandes en la vida religiosa judaica.
La formación religiosa de los niños y niñas en el judaísmo está determinado por adquirir la
mayoría de edad y ser un miembro pleno de la comunidad judía. Para este fin se debe aprender
leer la Torá en hebreo, además de conocer los preceptos religiosos que se deberían cumplir. Con
los 13 años los niños celebran el Bar mizwa, en el cual se lee por primera vez en la sinagoga en
publico la Torá; con este acto son recibidos como adultos en la comunidad. En la corriente
conservadora del judaísmo se permite que también las jóvenes celebren este ceremonia y lo
hacen ya con los 12 años llamado este acto Bat mizwa. Ellas igualmente deben leer la Torá en
público después de haber recibido la misma enseñanza como los varones, pero las mujeres y las
niñas no son consideradas dentro del número mínimo de diez hombres que debe existir para que
se pueda celebrar el culto en la sinagoga el llamado minyan.
Como hemos visto formalmente si existe igualdad entre los géneros, tal es así que se permite
inclusive rabinos femeninos, pero al mismo tiempo existen todavía reservas que producen ciertas
paradojas y contradicciones como por ejemplo no permitir que las mujeres sean miembros plenos
de la comunidad y no contado en el minyan (el número mínimo de diez hombres para celebrar la
lectura en la sinagoga).
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Cuadro No 08 Inscripción como miembro pleno de la comunidad (corriente ortodoxa)
Cuadro No 09 Bar Mizwa en una familia de corriente conservadora
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