Anexo-El sacramento de la Reconciliación

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El sacramento de la Reconciliación
Contenido
La crisis de la penitencia: observaciones, posible diagnóstico, causas... .................................... 1
La celebración del perdón ............................................................................................................ 2
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Redescubrir la dimensión eclesial del sacramento .......................................................... 2
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Centrar el sacramento ..................................................................................................... 3
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Redescubrir la dimensión litúrgica de este sacramento .................................................. 3
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Redescubrir el carácter festivo del sacramento ............................................................... 4

En la base de la celebración está la petición del perdón. ................................................ 4
Para el examen de conciencia… .................................................................................................. 4

Confesión de Alabanza ................................................................................................... 4
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Confesión de Vida ........................................................................................................... 5
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Confesión de Fe. ............................................................................................................. 5
«Recibid el Espíritu Santo A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, a quienes se
los retengáis, les serán retenidos» (Jn 20, 22s)
El reconocimiento del pecado, de la culpa, la reconciliación, el perdón… nos lleva a una
dimensión de la vida que nos gusta menos, pero es nuestra realidad, algo ineludible ante lo cual
nuestra fe tiene también que decir algo, que luego se vive se expresa, se celebra, de una manera
determinada, en este Sacramento.
Veamos en positivo este sacramento como un encuentro con el Cristo misericordioso, en una
situación difícil como es la del pecado, la culpa, la ruptura…
La crisis de la penitencia: observaciones, posible diagnóstico, causas...
Éste es un tema polémico, difícil, sobre el que existen opiniones muy variadas y diversas.
1
Depende de la comunidad cristiana que nos acerquemos veremos una crisis de la confesión pero
no de la celebración del sacramento, o al contrario.
Hay quien opina que la crisis es más clerical que eclesial, porque los sacerdotes no transmiten
ilusión por este sacramento, no se ofrece… y, sin embargo, la gente está deseando recibir el
perdón…
Otra opinión insiste en que la crisis de este sacramento se debe a la confusión moral que
nosotros vivimos hoy; no es que antes fuera mejor, pero, según parece, los pecados estaban más
claros, muy tasados y concretos –aunque quizás aquello tuviera algo de artificioso- y, sin
embargo, ahora no se sabe muy bien qué es pecado y qué no lo es…
No faltan las opiniones un poco más positivas en el sentido de que, en las comunidades
cristianas, se empiezan a percibir síntomas de una cierta reactivación pastoral del sacramento.
Además habría que tener en cuenta que hablamos de “crisis del sacramento”, pero quizás habría
que hablar también del “sacramento de la crisis”, porque los sacramentos, que son encuentros
con Cristo, de alguna manera bendición, gracia, se dan siempre en una situación antropológica
concreta; si no fuera así, si los sacramentos fueran como meros surtidores de gracia para
recargarnos cuando nos bajan los niveles, valdría con un único sacramento. Decía Santo Tomás
de Aquino que los sacramentos son siete porque todos juntos resumen la vida del ser humano,
individual y social; es decir, que a través de ellos la gracia de Dios llega a los últimos rincones de
la existencia humana.
La celebración del perdón
El sacramento de la reconciliación se fundamenta en el amor incondicional de Dios, que es lo que
se debe proclamar en el sacramento.
 Redescubrir la dimensión eclesial del sacramento
Lumen Gentium (cap 11): Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la
misericordia de Dios el perdón de la ofensa hecha a Él y al mismo tiempo se reconcilian con la
Iglesia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su conversión con la caridad, con el ejemplo y
las oraciones.
1. El pecado daña la comunión, deteriora la comunidad cristiana. Mi pecado, mi falta de
compromiso, mi irresponsabilidad ante el mal, etc., repercute en la comunidad y en la
Iglesia.
2
2. La Iglesia, no solamente espera la reconciliación del pecador y le acoge, sino que invita,
llama, acompaña, cuida del penitente y, de alguna manera, le ofrece todos los medios que
tiene para alcanzar esa reconciliación.
Este sacramento tendría que sacudirse, de alguna manera, el individualismo que ha sufrido
durante mucho tiempo: “mi” confesor”, “mi” penitencia, “mi” confesionario… Es una celebración
comunitaria, y como tal, aunque se haga confesión individual, es celebración de toda la Iglesia.
 Centrar el sacramento
Hay que centrar también la importancia del pecado, es decir, no podemos movernos ni en una
moral de pecado escrupulosa, puntillosa, donde todo es pecado… ni una moral posmoderna, sin
pecado, que en el fondo tampoco es evangélica y nos deja muy insatisfechos. Un teólogo de la
liberación dijo algo así:
El gran problema de la Iglesia europea es que Vds. no se toman en serio el pecado; y yo, como
vivo en un sitio donde las consecuencias del pecado son palpables, evidentes, es decir, me
muevo entre las víctimas de la historia, las víctimas del mal y las víctimas del pecado… yo sí me
lo tengo que tomar en serio.
Por tanto, tendríamos que centrar el sacramento entre esos dos extremos: ni una moral de
pecado, ni una moral sin pecado, sino una moral de hombre nuevo, de hombre evangélico, de ser
humano que se toma en serio lo que significa el seguimiento de Jesucristo, el discipulado, la
exigencia del evangelio, etc.
Habría que centrarlo también entre el bautismo y la eucaristía. El sacramento de la Penitencia
arranca del bautismo, es una constante revisión de nuestro bautismo y de nuestra condición
cristiana (sin que ello signifique que sea un “nuevo bautismo” como a veces se escribe), y mira
hacia la eucaristía, es decir, desemboca en el banquete de la reconciliación, de la comunión
restablecida (sin que ello signifique que el sacramento de la penitencia sea un mero trámite, un
requisito, para comulgar).
 Redescubrir la dimensión litúrgica de este sacramento
Los signos sean perceptibles, la nueva fórmula de absolución, la complementariedad de fórmulas,
etc.) ¿Puede haber un sacramento sin liturgia, sin Palabra, sin comunidad?
Litúrgicamente este sacramento está muy mal tratado, no tiene celebración, no tiene signos
visibles….
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 Redescubrir el carácter festivo del sacramento
No viene dado por la liturgia (sino que se expresa en ella) y que no minusvalora ni banaliza la
situación antropológica que se “celebra” en este sacramento.
Dimensión festiva, por tanto, porque hay reconciliación, porque hay perdón, porque Dios es más
fuerte que nuestro pecado, y porque la misericordia de Dios está por encima de todo lo demás.
Dimensión Festiva porque Cristo ha muerto por nuestros pecados y ha vencido a la muerte.
Este sacramento es una fiesta del perdón: celebramos que los límites, que nuestros alejamientos
del amor de Dios son perdonados. Dios se hace presente en nuestras miserias y llena de luz y
esperanza nuestra vida.
 En la base de la celebración está la petición del perdón.
En las diferentes tradiciones del rito no se contentan con una simple confesión puramente interior
dirigida a Dios, sino proponen un ritual de petición de perdón y de confesión verbal de los
pecados, con el fin de sacar a uno de su aislamiento y profundizar lo que se ha vivido.
Si la confesión se convierte en culpabilizadora y dolorosa sería una perversión del sacramento.
Debe vivirse con una gran ternura, aun cuando los conflictos persistan, es el sentimiento de
quienes saben que, a pesar de todas las contradicciones y pecados que compartimos, todos
somos perdonados.
La celebración termina con la exigencia por parte del sacerdote en nombre de toda la comunidad
de una exigencia: la penitencia. Este gesto no debe ser una simple reparación (no podemos
convertir el sacramento en un intercambio entre Dios que me perdona y el pago de una acción por
parte del penitente), es un gesto simbólico de la integración en el movimiento de una comunidad
consciente de la acción liberadora de Dios en su seno.
Para el examen de conciencia…
 Confesión de Alabanza
En primer lugar la confessio laudis. Comenzar por dar gracias a Dios. ¿Por qué quiero dar
gracias a Dios? ¿Qué cosas buenas hace Dios en mí que se reflejan en mi vida? La primera cosa
que tienes que hacer es dar gracias a Dios, alabarle, darte cuenta de todo lo bueno que te da, de
todo lo bueno que te ofrece. Es la confessio laudi que expresa nuestra vida puesta bajo el amor
misericordioso de Dios. Es, en el fondo, mirarte con los ojos de Dios.
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 Confesión de Vida
En segundo lugar, la confessio vitae. Ésta no consiste en un amargo arrepentimiento
masoquista, ni en el sentimiento de culpa, sino en dirigirme a Él con un lenguaje de alabanza, de
confianza y de paz:
“Señor, Tú me has conservado hasta ahora en Tu Amor y yo soy incapaz de corresponderte, de
estar a la altura de mi vocación. Ahora es cuando puedo manifestar todo aquello que me pasa,
que quisiera no tener dentro de mí, que me estorba, que me parece estar en desarmonía con lo
que yo debería ser delante de Dios y de los hermanos y hermanas, que me aleja de Ti.”
Esta distancia me produce sufrimiento, arrepentimiento. Quiero acercarme a Dios y ésto es un
acto de Amor.
 Confesión de Fe.
Del segundo momento surge el tercero, la confessio fidei. La fe en Jesús Salvador, la fe
evangélica en Jesús que salva al ser humano del pecado. Ha llegado el momento de decir:
“Señor, creo en Tu fuerza que destruye mi debilidad, creo en el poder de Tus dones que
fortalecen mi flaqueza e iluminan mi falta de serenidad, que alumbran mi camino oscuro y
sombrío; creo que Tú eres el Salvador de mi vida, que has muerto en la cruz por mis pecados.”
Entonces es cuando el núcleo de la fe cristiana se actualiza: Tú has muerto en la cruz por mis
pecados y me salvas perdonándome.
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