El mito de Sísifo y la ciencia procesal

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El mito de Sísifo y
la ciencia procesal
Francisco Ramos Méndez
Catedrático de Derecho Procesal
El mito de Sísifo y
la ciencia procesal
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Depósito legal: B. 16773-2004
Diseño de la colección y de la cubierta: Eva Ramos
Las cinco ilustraciones son originales de Luis Conde
Diseño y fotocomposición: Addenda, Pau Claris 92, 08010 Barcelona
Impresión: Winihard Gràfics, sl, Av. del Prat, 7. 08180 Moià
Índice
A LAS PUERTAS DEL HADES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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I. SÍSIFO
1. El mito de Sísifo y la Ciencia Procesal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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II. ALLEGANDO EL PEÑASCO A LA CUMBRE DEL MONTE ARRISCADO
2. De cómo hacer las reformas procesales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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3. Meditación en la hora nona de las reformas procesales . . . . . . . . . .
37
4. Tribunales Superiores de Justicia y Tribunal Supremo: reflexiones
sobre un despropósito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
57
5. Competencia territorial y cuestiones de competencia . . . . . . . . . . . .
65
6. La reforma de las excepciones dilatorias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
71
7. La reforma de los procesos civiles especiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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8. La reforma de los recursos ordinarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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9. Problemas planteados por la inserción de la LO 7/88 en el sistema
de la vigente Ley de Enjuiciamiento Criminal . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
95
10. La implantación del Jurado en el sistema del enjuiciamiento
criminal español . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
III. ¡DESDICHADO! EL PEÑASCO HA CAÍDO CON FURIA EN EL LLANO
11.
12.
13.
14.
15.
16.
En el ojo del huracán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡La justicia es un cachondeo! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Oigan todos: ¡la justicia está podrida! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Van a repartir jeringuillas! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El beso de Azuaga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Un retraso de dos años en dictar sentencia no constituye dilación
indebida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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17. Tardar dos años en dictar sentencia constituye dilación indebida
y es indemnizable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
18. Polémica entre el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo . . . .
19. ¿Legitimación de los peritos para instar el procedimiento
de cuenta jurada de los arts. 8 y 12 LEC? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20. ¿Excepciones dilatorias en la admisión de querellas? . . . . . . . . . . . .
21. Subrogación e intervención del asegurador en el proceso penal . . . .
22. Los grandes inventos del TBO: la retención policial . . . . . . . . . . . . . .
23. El juez esquiador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
24. Il giudice di pace in Spagna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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IV. SUDOROSO EN EL POLVO SE AHÍNCA DE NUEVO POR ENCUMBRARLO
25.
26.
27.
28.
29.
30.
Alicia en el país de las maravillas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Quan la Justícia funciona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Benditos os usuarios da xusticia gratuíta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Abuso de derecho en el proceso? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La puesta al día de los formularios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La tutela de la víctima en el proceso penal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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A las puertas del Hades
¡Salve caminante curioso, tal vez paseante ocioso, acaso intelectual bienhadado, o
inquisidor perspicaz! Libros como éste debieran ofrecerse aherrojados con candados resistentes y grilletes de bola para que nadie sin quererlo se encontrara con que
ha traspasado un umbral que no deseaba. Pero no hay nada más tentador que un
insinuante y traslúcido retractilado, sublimación editorial de minúsculos adminículos playeros. Dejando apenas al descubierto el escorzo de una silueta en portada, a
uno se le agolpan en las entretelas mil y un deseos de entrar y ver. Ahora, carcomido por la curiosidad, la tapa apenas entreabierta, ya estás irremediablemente dentro. No hay vuelta atrás. Porque estoy convencido de que vas a seguir hojeando el
chisme, al menos durante esos fugaces instantes que parecen sobrarte. A lo mejor
también acabas leyendo algún que otro incitante epígrafe, pues reclamos a modo
de cookies no faltan. Pedirte que devores el libro en una noche de insomnio no
entra dentro de mis planes y tampoco te lo aconsejo por razones de sanidad mental. Pero, al menos, espero que el personaje mitológico que le sirve de cabecera te
intrigue, aun momentáneamente.
Lamentablemente el libro está escrito por un jurista y ya recordarás lo que escribió
ERASMO DE ROTTERDAM respecto de ellos. En su genial Elogio de la locura, 1511, evoca
alguna de las formas más elevadas de la necedad. Entre ellas, no quiero ahorrarte lo
que se predica de los juristas en el capítulo LI:
«Inter eruditos Iureconsulti sibi vel primum
vindicant locum, neque quisquam alius
aeque sibi placet, dum Sisyphi saxum assidue
volvunt, ac sexcentas leges eodem spiritu
contexunt, nihil refert quam ad rem pertinentes, dumque glossematis glossemata,
opiniones opinionibus cumulantes, efficiunt
ut studium illud omnium difficillimum esse
videatur. Quicquid enim laboriosum, idem
protinus et praeclarum existimant.»
«Entre los eruditos, los jurisconsultos
reclaman el primer lugar, y cierto es que
ningunos otros se muestran tan satisfechos de sí mismos cuando, verdaderos Sísifos, suben eternamente la piedra urdiendo
en su cabeza centenares de leyes, siempre
con el mismo fanatismo, sin importarles un
bledo que vengan o no vengan a pelo,
amontonando glosas sobre glosas y opiniones sobre opiniones y haciendo creer
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Francisco Ramos Méndez
que sus estudios son los más difíciles de
todos, por reputar que, cuanto más trabajo
cuesta una cosa, por lo mismo más mérito
tiene.»1
Así pues, estás doctamente advertido por una autoridad renacentista del máximo
rango: Un Sísifo escribiendo sobre Sísifo puede resultar insano, necio. No hay pues
garantía de la bondad del producto o de que éste llegue a ser de tu agrado. Aquí
sería sensato que pusieras coto a tu curiosidad y cerraras el libro. Pero, si a pesar de
todo, quieres bajar al Hades para conocer de cerca al personaje, debes asumir todos
los riesgos de tu decisión.
Aparentemente, la obra que te tienta no guarda unidad de propósito, ni tiene argumento entretenido. Ciertamente, sus capítulos fueron concebidos independientemente o resultan de efemérides varias, dispersas a lo largo de tres lustros, en escenarios y geografías diseminados a lo largo del planeta que habitamos, entre el Urano y
el Hades. Pero una mirada retrospectiva en el tiempo me ha descubierto un soporte
apenas visible, que se me ha antojado válido para aunarlos: el mismo personaje de la
mitología clásica, evocado por ERASMO, cuyos esfuerzos se asemejan a los trabajos
que muchas veces se atribuyen a los procesalistas. ¡Sí, otra vez Sísifo! HOMERO lo describe como nadie en apenas unos vigorosos versos de la rapsodia XI de la Odisea:
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6D"JÎl ÒDñDg4.
A Sísypho vi allí, que padescía
Un immortal trabajo, que subiendo
Con ambas manos un peñasco grande
Por un monte arriscado, forcejando
Con manos y con pies, por allegarle
A la más alta cumbre; cuando estaba
Muy cerca de llegar, se le caya
Con una furia grande al desdichado
Al pie de la montaña en lo más llano.
Y había de tornar a hacer esfuerzo
De nuevo, y trabajar por encumbrarlo
Otra vez a la altura, y ahincaba
De suerte el pobre viejo en el trabajo,
Que le corría un sudor de todo el cuerpo
quasi vuelto ya en sangre y mucho polvo,
De su cabeza cana y trabajada.2
Esta imagen clásica depositada en mi memoria de bachiller tuve ocasión de rescatarla con ocasión de las X Jornadas Iberoamericanas de Derecho Procesal celebradas
en Bogotá en agosto de 1986. El carismático y perspicaz Profesor colombiano HER-
1. ERASMO DE ROTTERDAM , Elogio de la locura, (trad. de A. Rodríguez Bachiller), Madrid 1944, Colección Crisol, p. 279.
2. Aunque existen mejores traducciones castellanas, utilizo HOMERO, De la Ulyxea de Homero. XIII libros traduzidos de
griego en romance castellano por Gonzalo Pérez, Impreso en Salamanca en casa de Andrea de Portonariis, 1550, f.
215 v. Libro Onzeno, versos 593-600, primera traducción española.
EL MITO DE SÍSIFO Y LA CIENCIA PROCESAL
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NANDO DEVIS ECHANDÍA, generosamente por su parte, me había incluido en el cartel de
invitados a conferenciar significadamente, poniendo a mi disposición la plaza y el
más preciado auditorio a que pueda aspirar un procesalista iberoamericano: la
selecta familia de Profesores miembros del Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal y los numerosos asistentes a las Jornadas. Hallábame vagando por las calles
de la ciudad, cavilando cómo salir lo mejor parado posible del prestigioso y a la vez
comprometedor encargo, en busca de tema y rótulo que pudiese mínimamente cautivar la genialidad de tan apreciado maestro.
En realidad, no sabría decir qué ocurrió primero: si me provocó inconscientemente
la dormida imagen de Sísifo o si al husmear un ejemplar de una edición de la Odisea
en un mercadillo callejero de la ciudad mis ojos fueron a parar directamente al canto
que describe la visita al Hades del rapsoda. Allí estaba trabajosamente laborando
Sísifo. Allí estaban también los procesalistas iberoamericanos forcejeando arriba y
abajo con el Código modelo: «Los modos anormales o extraordinarios de terminación del proceso. El problema de la lentitud de los procesos: críticas y soluciones».
Como a Abraham, apenas levantados los ojos, se me había aparecido el cordero
entre las zarzas listo para el sacrificio. El resto vino por si solo. Sin haber previamente escrito un solo papel, me encontré invocando a Sísifo y parangonándolo con el
devenir científico del Derecho Procesal. Por cierto, el título me lo preguntó el propio
Profesor DEVIS y fue comunicado apenas al inicio de mi intervención, provocando un
complaciente desconcierto en el auditorio. Puede todavía comprobarse hoy en el
programa de las Jornadas que no había nada más concreto anunciado. Sólo «Conferencia» y el vocero español. La transcripción de mi intervención en aquella ocasión, recogida en las Actas de las Jornadas y posteriormente publicada, es el núcleo
de partida de esta obra, como revela el propio título.
Destapada la caja de los truenos y vuelta la vista atrás con una cierta perspectiva histórica, me ha parecido descubrir que en algunos trabajos, actividades o intervenciones mías latía la pedagogía del mito. Ahora, al ponerlos en junto, aun respetando
los textos originales tal como se produjeron cronológicamente, he acentuado los
contornos del mitológico personaje. Ello permite hacer un seguimiento de algunos
problemas, preocupaciones, desvelos, vivencias, inquietudes, beligerancias, que, si
bien en su mayoría habían ido quedando documentados, estaban dispersos. Ahora
se compilan unitariamente diversos hitos de una línea de pensamiento homogénea.
Pero, a diferencia del protagonista mitológico de referencia, el mensaje que pretendo que perviva no es el de frustración por un supuesto trabajo inútil de los verdaderos procesalistas. Todo lo contrario. La advertencia erasmiana ya nos ha prevenido
sobre lo que no es un modelo válido. El mito tan sólo debe hacernos orillar precisamente los trabajos que pudieran llegar a ser tachados de infructuosos. Desechados
sin contemplaciones, por mucha carga histórica que nos invite a la añoranza, y aunque nos embargue una meliflua saudade, sigue existiendo lugar para las voces procesales. Cuál deba ser su renovado papel en la fauna de los juristas es algo que indudablemente hay que preguntarse cada día. Con esfuerzo, con sudor, pero también
con esperanza.
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Francisco Ramos Méndez
En la ciudad de Bogotá, a trece de septiembre de dos mil dos, dieciséis años después
de haber invocado el mito de Sísifo en la ciencia procesal, cumpliendo el ciclo de la
vida de conferenciar otra vez, con ocasión de las Jornadas Colombianas de Derecho
Procesal, en homenaje y recuerdo del Profesor DEVIS ECHANDÍA.
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