2.3. RAMÓN Y CAJAL. CONSEJOS SOBRE EDUCACIÓN, ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN l. Gutiérrez Zuloaga Dpto. Teoría e Historia de la Educación, U.C.M. l. INTRODUCCIÓN Es patente y muy conocida, en Santiago Ramón y Cajal, su grande y entusiasta dedicación a la labor científica e investigadora. Fruto de esta dedicación fue que nos dejara publicados nada menos que: 287 trabajos monográficos y 14 libros de carácter científico. Tenemos que admitir, como evidente, el que la obra científica de Cajal se nos muestra hoy como un verdadero edificio profundo y armónico, con la aportación de gran cantidad de datos y observaciones sobre la estructura del sistema nervioso. Y hemos de reconocer que, su intenso trabajo histológico conserva -aún hoy- una excepcional actualidad. Pero, además Cajal nos deja un elocuente ejemplo y nos da una clara lección, al demostramos con su propia vida, que la educación y la autoeducación son capaces de aportar lo más importante para la ciencia, que es la voluntad de hacerla. Esta gran persona presenta un equilibrio admirable entre su profundidad investigadora y otros intereses que afectan a la sociedad. Porque, es evidente, que Ramón y Cajal no fue de aquellas personas que, absorbidas por el trabajo especializado, se olvidaran de pensar y de trasmitir otras ideas. Ya que -en la amplitud de miras que caracteriza su personalidad- su profunda especialización no le resulta incompatible con otros temas de interés para la colectividad. Hemos de reconocer -además- que Cajal nunca fue un científico aislado, sino un humanista comprometido con su tiempo. Le preocupaban intensamente diversos ámbitos culturales, como el educativo, el de la enseñanza y el de la preparación para el desarrollo científico. Como nos recuerda Juan Femández Santarén, en el "Prólogo" a la reciente publicación de sus Obras selectas, en el Maestro Cajal se encuentran dos estilos literarios distintos: el que utiliza para los documentos científicos y el que utiliza para sus obras no científicas 1• Porque, aunque no hubiera destacado en el campo de la Medicina, ya sus obras literarias le hubieran dado fama. Entre estas obras no científicas, vamos a bucear para comentar algunas de 1 Ramón y Cajal, S. (2000): Obras Selectas. Madrid: Austral-Summa, pp. xviii-xix. 208 l. Gutiérrez Zuloaga sus ideas pedagógicas y formativas. Tendremos en cuenta los siguientes trabajos: - Recuerdos de mi vida, que publica ya en 1901, y cuyas ediciones posteriores aparecen con el título Mi infancia y mi juventud; - Charlas de café, cuya primera edición -en 1921- aparece con el título Chácharas de café; - Los tónicos de la voluntad. Reglas y consejos sobre investigación científica, reproducción -con retoques- del "Discurso de Ingreso" en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en el año 1897, y que publica por primera vez en 1898, con el título de Reglas y consejos de la investigación científica. Realmente, hemos de reconocer que la obra literaria de Cajal supone también una aportación de gran interés, y no sólo por lo que presenta de contenido, sino también, porque nos evidencia la profunda y clarividente personalidad de su autor. Vamos, pues, a recordar algunas ideas de lo aportado en estas obras sobre cada uno de los tres ámbitos que hemos señalado para la formación del sujeto humano, como son: educación, enseñanza, investigación. 2. LA EDUCACIÓN: OBJETIVOS Y MEDIOS En primer lugar, analicemos lo que nos recomienda en el aspecto educativo. Porque, en sus escritos literarios expone Cajal una serie de ideas muy valiosasalgunas personales, otras tomadas de la tradición, pero aportando su sello personal-, que lo revelan como un gran pedagogo, como un excelente educador. Recordemos, ante todo, las palabras de Modesto Bargalló, quien, en la Justificación de su trabajo sobre Los pensamientos de Caja! sobre la educación nos dice: "La vida y la labor de Cajal son un esfuerzo viviente de auto-educación; un ejemplo que lleva en sí la comprobación de su bondad. Cajal se ha planteado nobles ideales de vida; ha seguido con admirable perseverancia el camino que a ellos conduce, y ha triunfado". Pero añade a continuación Bargalló algo más, al afirmar: "Más exacto aún: la humanidad ha triunfado con Cajal". Es decir, que para el autor, Ramón y Cajal es un magnífico ejemplo de autoformación y -por ello- sus consejos nos pueden ser realmente útiles. Por lo que podemos afirmar rotundamente con él, que los pensamientos de Cajal "sobre la educación, esparcidos en sus obras, ordenados y sistematizados ... tienen indudable valor"2. Además, hemos de reconocer que Cajal se muestra realmente optimista respecto a la eficacia de la educación, y así nos lo trasmite cuando afirma que, aún los medianamente dotados, podrán conseguir algún fruto, con tal de que abriguen una fe robusta en la virtud creadora de la educación. 2 Bargalló, M. (1924): Los pensamientos de Caja! sobre la Educación. Madrid: La Lectura, p. 5. Caja!. Consejos sobre Educación, Enseñanza e Investigación 209 Por eso se propone: l. forjar hombres completos e independientes; 2. utilizando como medio la ciencia y el arte; 3. acudiendo -además- a la fuerza del sentimiento y de la voluntad humanas. 2.1. Forjar hombres completos e independientes En su obra Charlas de café, Cajal dedica un capítulo a exponer sus Pensamientos de tendencia pedagógica y educativa. En dicho apartado aparece enseguida su definición de Educación. Partiendo de la frase de Gustavo Lebon de que "la educación es el arte de convertir lo consciente en inconsciente", Cajal añade: "No; la grande, la deseable, la imprescindible educación consiste en automatizar en lo posible y para los pequeños menesteres de la vida, nuestros órganos sensitivos motores, pero liberando al mismo tiempo de imposiciones y rutinas al cerebro, soberano instrumento de acción consciente y de originalidad creadora"3. Definición en la que tiene en cuenta, tanto un enfoque biológico como un sentido racional. Ante todo, Ramón y Cajal desea dejar claro que la educación, o misión del pedagogo se cifra "no en fabricar maniquí es en serie", sino en procurar la formación de "hombres completos, donde se junten y se influyan recíprocamente las altas idealidades con la rectitud moral y la firmeza del carácter"4. Es decir, hombres con individualidad propia, que sean capaces de "desarrollar las manos en los dotados de mentalidad creadora y prender alas espirituales a los sublimes obreros de la fábrica o del laboratorio". Propone, por tanto, que se pongan "Alas en los que tienen manos, y manos en los que tienen alas"s. Cajal considera que la vida debe ser esencialmente humana, que debemos disfrutar dignamente de la vida, y gustar del goce íntimo que conlleva todo trabajo o toda creación. Por ello, defiende que, para dignificar al ser humano, debemos convertir al individuo automático en sujeto independiente, porque piensa que -en realidad- cada hombre cultivado tiene dos facetas: la automática, a modo de rebaño, y la independiente, forjada por el autodidactismo y por la autorreflexión. Y declara que sólo por esta segunda merece el hombre "la designación de individuo, porque sólo él es susceptible de apmiar algo al acervo común del progreso"6. Por ello, según nuestro autor, el mayor éxito que puede lograr un educador consiste en individualizar progresivamente un entendimiento embrionario, es decir, en "fabricar cerebros originales" y añade7: "he aquí el gran triunfo del pedagogo". Esta formación del ser humano en la capacidad creadora, supone a la educación como base de la cultura, y la cultura como Charlas de café. En Obras Selectas, vol. VIII, p. 488. !bid. 5 !bid., p. 498 . 6 !bid. , p. 494. 7 Mi infancia y juventud. En Obras Selectas, vol. III. 3 4 210 I Gutiérrez Zuloaga sinónimo de originalidad. La cual debe mostrarse tanto en lo fisico como en lo mental, ya que la actividad más meritoria consiste -para él- "en esculpir o cincelar" y no sólo "en modelar ni vaciar"s. Para nuestro científico, sólo el proceso educativo nos conducirá al hombre completo, que es el que dedica su vida a una gran idea y que es capaz de la virtud. 2.2. Normas de la ciencia y del arte Desde su concepto de naturaleza humana, Caja! pide que para estimular al hombre se le eduque según la ciencia y el arte. Está convencido de que se debe vivir, no conforme a los impulsos de la naturaleza, según afirman los estoicos y el sistemático Rousseau, sino "confonne a las normas de la ciencia y del arte, que son también, en definitiva, mandatos de la naturaleza, pero de una naturaleza esclarecida y depurada por el conocimiento de sí misma"9. Estas normas de la ciencia y del arte, unidas a otras, como el amor a lo justo y a la gloria, aplicadas fundamentalmente a una actividad inmensa supeditada a una idea grande, son -segím Cajal- el contenido de una vida que quiera superarse sin cesar movida por el resorte supremo del sentimiento y regulada por el poder divino de la voluntad. Es decir, el educador debe emplear como medios: el sentimiento, la contemplación de la naturaleza, el amor al arte, a la ciencia, a la gloria, a la patria y el gusto por lo original; y debe inculcar el espíritu de solidaridad. 2.3. Valor del sentimiento y de la voluntad Estas dos cualidades humanas, sentimiento y voluntad, son -para él- dos importantes resortes que mueven a la persona. Respecto al primero escribe: "De todos los irrefutables argumentos de la lógica científica, triunfaron siempre los imperativos del sentimiento"Io. Porque la educación sólo puede modificar en parte las inclinaciones, actuando sobre la voluntad del sujeto, suprema reguladora de los sentimientos. Hemos de tener en cuenta el hecho de que Caja! es -ante todovoluntarista, por lo que considera que la educación debe dirigirse fundamentalmente- a la voluntad. Por eso afinna que los medios de educación son los "estimulantes despertadores de sentimientos que conduzcan a la acción, al acto de la voluntad". Ya que -según él- el grave problema de la educación es que no basta enseñar "sino que es preciso infundir pasiones elevadas, vocación y amor a la ciencia y a sus hombres ... ". A lo que añade: "A Charlas de café, p. 489. !bid., p. 454. IO Chácharas (1921), p. 65. 8 9 Caja!. Consejos sobre Educación, Enseñanza e Investigación 211 nuestro juicio, la voluntad obra en el joven a impulsos de la representación anticipada del placer ético íntimamente asociado a todo triunfo intelectual"''· De su propia experiencia nos confiesa que heredó de su padre "la religión de la voluntad soberana; la fe en el trabajo; la convicción de que el esfuerzo perseverante y ahincado es capaz de modelar y esculpir desde el músculo hasta el cerebro, supliendo deficiencias de la naturaleza y domeñando hasta la fatalidad del carácter... "I 2. Es evidente que Cajal concede -ante todo- tal extraordinaria importancia a la voluntad, que la considera una cualidad divina que el hombre tiene el honor de poseer. Así reconoce: "Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella dominamos la naturaleza, nos imponemos a los hombres, desafiamos a la adversidad y nos superamos diariamente"I 3. Y en otra ocasión confiesa que: "A la voluntad, más que a la inteligencia, se enderezan nuestros consejos, porque tenemos la convicción de que aquéllacomo afirma cuerdamente Payot- es tan educable como ésta, y creemos además que toda obra grande en arte como en ciencia, es el resultado de una gran pasión puesta al servicio de una gran idea"I4. Defiende -también- que el educador debe conceder al educando una cierta libe1iad, por ser esta cualidad inherente a la naturaleza humana. Pero, ante todo, debe procurar la formación de su voluntad. En esto sigue a Pestalozzi y a Schleiermacher, que ponen en la base de nuestra vida nuestras inclinaciones sentimentales, reguladas o auxiliadas por la voluntad. Si bien, para Herbart, entender es querer, para Cajal querer es entender, por eso escribe: "Quien desee firmísimamente poseer talento, acabará por tenerlo"I s. Esta fuerza de la voluntad, en que confia Cajal, será la que por medio del autodidactismo -actitud que nuestro autor denomina "polarización cerebral" o "atención crónica"- forme al hombre superior, al verdadero individuo humano' 6. 2.4. El poder de la educación Defiende que la educación -para que sea realmente eficaz- debe ir auxiliada por los encantos de la naturaleza, el amor a la verdad, a la gloria, a la patria, la afición decidida hacia lo original y el espíritu de solidaridad. Porque afirma: "Juzgo completamente necesario que el maestro, si quiere evitar la esterilidad de sus afanes, se rodee de esos espíritus generosos, tan sensibles al aguijón de la gloria como entusiastas de la naturaleza"I 7. Los tónicos de la voluntad (1944). Madrid: Austral, p. 121. Mi infancia y juventud, op. cit. 13 Charlas de café, p. 487. 14 Los tónicos de la voluntad, p. 18. 15 !bid. 16 !bid., p. 37. l 7 !bid. 11 12 J. Gutiérrez Zuloaga 212 Aunque, podemos y debemos cuestionarnos sobre hasta qué punto la ciencia, el arte, la naturaleza o la sociedad influyen sobre el sujeto humano; es decir, sobre la capacidad que dichos elementos tienen para formar, mejorar, y preparar a dicho sujeto para una vida verdaderamente humana. Porque si bien considera Cajal, como escribe Schopenhauer, que la educación tiene un poder muy limitado, especialmente en el ámbito de los valores morales. Y es que está convencido de lo difícil que es "el arte de tratar a los hombres"I S. Respecto a la formación moral, nuestro autor -por su experiencia- tiene bien claro que la educación y la instrucción por sí mismas, no contribuyen a la fonnación moral, y nos alerta sobre las contrapártidas de esta preparación del sujeto. Porque, si bien la educación produce cultura, para él, el hombre culto "es comparable a una hoja de acero; cuanto más se le afila y pule, mejor trabaja, pero también hiere más fácilmente" 19. Y es que está convencido de que la educación sólo puede modificar en parte las inclinaciones naturales, actuando sobre la voluntad del sujeto, suprema reguladora de los sentimientos. 3. NORMAS PARA EJERCER LA ENSEÑANZA En segundo lugar vamos a acudir a sus escritos para captar su visión docente, o relativa a la enseñanza. Porque Cajal valora notablemente la importancia de la instrucción, base de nuestra cultura y educación científicas, y considera que ella es capaz de colocamos a la altura de los grandes pueblos civilizados. Ya que su poder es tal que ante ella ascienden todos los talentos, aunque éstos no sean grandes, siempre que se acompañen del esfuerzo personal. Por esta razón, va a destacar la trascendencia de la condición del profesor, y así afirma que la cabeza del enseñante "henchida de ideas es el ~nfor::t nf': mif':l nf':l s::thf':r. Y ::~ñ::~ne eme al recolectarla v almacenarla. el cuerno del profesor se habrá deformado algo, pero su gran sacrificio será útil a los demás discípulos y ciudadanos en general"20. Realmente él fue un buen enseñante, como reconoce su alumno Illera, cuando escribe: "Sus lecciones eran modelo de claridad de concepto y lógica expresiva. En un tono llano ... sin el menor alarde de oratoria ... " 21. También nos describe Cajal cómo espera el profesor que su siembra produzca un fruto valioso. Por eso nos dice: "Hay realmente en la función docente ... la grata curiosidad del jardinero que espera ansioso la primavera para reconocer el matiz de la flor sembrada y comprobar la bondad de los _ . ............. ._. _ _ _ -- ---- - - --- - --- - - - - -- - - - · - · - -~ -· -- - - .,1 " .1_ Charlas de café. !bid., p. 452. 20 !bid. , p . 500. 18 19 2 1 Fen·er, D. (1965): Ramón y Cajaly las células nerviosas. Madrid: Cid, p. 266. Caja!. Consejos sobre Educación, Enseñanza e Investigación 213 métodos de cultivo"22. 3 .1. Condiciones que debe reunir el profesor No se olvida D. Santiago de reseñar las condiciones que debe reunir el profesor para que su enseñanza sea útil y eficaz. De entre ellas vamos a recordar las siguientes: 1a) Preparación. Para él, no hay profesor más celoso que el que estudia para enseñar y sólo se sabe bien aquello que se cultiva asiduamente23. 2 Ejemplaridad. Piensa que es necesario estudiar para hacer estudiar y que sólo trabajando se enseña a trabajar. Considera igualmente que conviene -como ejemplo- que el profesor informe a Sl;lS alumnos sobre el esfuerzo y el trabajo de su propia vida. 33 ) Huir de la rutina. Acusa la indiferencia, distracción y rutina en el enseñante, porque produce falta de interés en los alumnos, cuando escribe: "¡Qué de habilidades latentes perdidas a causa de la indiferencia o distracción de un maestro rutinario! "24. 4 3 ) Capacidad psicológica. Conviene que el profesor sea un buen psicólogo para evitar que caiga en confusiones, como el que juzga -según Cajal- a la viveza por despejo, a la retentiva por talento y a la docilidad por virtud. sa) Adecuación al alumnado. Muchas veces el profesor expone la ciencia "preocupado por el rigor lógico en las definiciones y corolarios" de modo que no atrae la curiosidad, el corazón ni el intelecto del alumno. Declara que -por el contrario- el enseñante debe procurar "agradar e instruir, nunca asombrar"25. 6a) Convivencia espiritual con los otros compañeros de docencia. En su aguda visión de la actividad docente, nos recuerda que los profesores ganarían "mucho en eficacia y medios de trabajo, si convivieran espiritualmente". 7a) Respeto a las aptitudes y capacidades de cada sujeto. Destaca, entre otras exigencias, el que la enseñanza debe comenzar en su momento adecuado, y no demasiado tarde, porque llega "una época en que la plasticidad de las células nerviosas está casi suspendida"26. Pero, además, reconoce nuestro autor que cada sujeto se orienta según su propio tipo de . actividad, y nosotros debemos respetar esa orientación, porque considera que27 "Toda la felicidad posible en este bajo mundo se cifra en cultivar aquel modo de actividad para el cual nos sentimos con aptitudes". 3 ) 22 Los tónicos de la voluntad. 23 Mi infancia y juventud. Charlas de café, p. 505 . !bid. 26 Los tónicos de la voluntad. 27 Charlas de café. 24 2S 1. Gutiérrez Zuloaga 214 8a) Seguir el ejemplo de los sabios. Aunque, claro está, que el ambiente y el ejemplo influyen grandemente en nuestras decisiones, por lo que la actividad personal puede orientarse o sugerirse con el ejemplo. De aquí que escriba: "Fuera obra altamente educadora de la voluntad el que cada profesor trazara con verdadero cariño y con deliberado propósito de sugestión, la biografia anecdótica y sucinta de los sabios que más se distinguieron en el desarrollo de su ciencia especial"28. 3 .2. Enfoques didácticos sobre la docencia Ante todo, considera Cajal de gran importancia el conocimiento del alumno, para adecuarse a sus necesidades. Para ello debe actuar teniendo en cuenta los siguientes elementos: 1°) Valorar y ayudar las gratas expansiones del alumno, como las novelas, el teatro, la pintura, la música... porque son: "necesidades instructivas del joven a que debe atender toda discreta y perfecta educación". 2°) Se ha de reconocer que "cada edad tiene sus deleites, como tiene su cruz, y que es áspera regla de conducta sacrificar la dicha de la juventud a los lejanos y problemáticos placeres de la madurez"29. 3°) Inculcar el amor al trabajo intenso, fecundado por la cultura intelectual. Respecto al esfuerzo en el trabajo, aclara: "Las deficiencias de la aptitud nativa son compensables mediante un exceso de trabajo. Cabría afirmar que el trabajo sustituye al talento o, mejor dicho, que crea al talento"3o. Está convencido de que el trabajo agradable y útil resulta todavía la mejor de las distracciones. 4°) Adaptarse a la edad del alumno, evitando la precoz y extremada especialización. Así, nos dirá que los educandos demasiado jóvenes se muestran poco propicios -salvo honrosas excepciones- al estudio de las lenguas y de las matemáticas . l1'lflllf'lÁn• n11"' 1<::~ P1'lCPñ<:~n7<:~ .::;o\J n,.c<>rrA11-:>r 1<> .l.U .I..L.l.\.\...I..I.V.I.\..J.I..Lo "'1.\...&.V .J..\.4 V..l..l.UV.I..A.\A..I..I.L.I\.+ ../ .L.JV~U.J...J..V.l..l.U.J.. CP UV h<:ICP '-J\.4UV P1'l VL.A. PVnPrlP1'lf'l<:l ]<;> .A."-'4- -.1."-_t'"""'.I..I.V.I..A.V.L-, en la observación directa de la naturaleza, en el realismo. La observación de la naturaleza es un medio eficaz de aprender y retener, lo que se extiende a todas las enseñanzas. 6°) Considera que deben equilibrarse la teoría y la práctica, porque "realidades y libros se fecundan mutuamente". Examinando los fenómenos, comprendemos las teorías, y conociendo las teorías nos adueñamos del fenómeno. Además, afirma que sobre la primacía de la teoría sobre la práctica -y viceversa- se han vertido mares de tinta. Considera que en su época, al contrario de otras épocas, prevalece la exageración practicista. Se olvida que el problema docente es un problema de equilibrio mental y de gran 28 Los tónicos de la voluntad. 29 30 Mi infancia y juventud. Los tónicos de la voluntad. Caja!. Consejos sobre Educación, Enseñanza e Investigación 215 ponderación pedagógica. Hay que aprender las cosas simultáneamente con los libros. 3I 7°) Ejercer la Emulación. Se debe mostrar confianza en el talento potencial del alumno. Y a los alumnos mayores -escribe- se les debe emular audazmente para que deseen imitar a las grandes lumbreras de la cultura internacional. 8°) Respecto a la disciplina, está convencido de que se deben utilizar más los medios disciplinarios preventivos que los coactivos. 4. PREPARACIÓN PARA LA INVESTIGACIÓN Vamos a entresacar a continuación de sus publicaciones algo de lo que nos comunica en relación con la formación y el talante del investigador. Juzga -con razón- Cajal que al profesor le incumbe la misión de orientar al discípulo "mostrándole los tajos abiertos a la investigación, guiándole en la pesquisa bibliográfica y sugiriéndole, en fin, la adquisición de cuantos conocimientos y habilidades puedan serie de provecho". Por eso recomienda que "cuando el nuevo investigador pueda marchar por sí mismo, procúrese imbuirle el gusto por la originalidad. Déjese, pues, sugerir en él la idea nueva con plena espontaneidad, aunque esta idea nueva no concuerde con las ideas de la escuela. La más pura gloria del maestro consiste, no en formar discípulos que le sigan, sino en forjar sabios que le superen. El ideal supremo fuera crear espíritus absolutamente nuevos; órganos únicos, a ser posible, en la máquina del progreso"32. El profesor debe procurar que los alumnos vayan en la ciencia más allá que él mismo. Por eso afirma que cuando éste consigue "formar sabios que le superen", debe quedar muy satisfecho "por haber despertado actividades latentes y formado mentalidades creadoras"33 . Atenderemos a dos perspectivas tenidas en cuenta por nuestro científico: l. La metodología que se debe utilizar para la especialización; 2. El talante a alcanzar por el investigador. 4.1. Metodología y especialización 1°) El valor del método. Ante todo destaca Cajal la importancia del método, y nos dice: "Para alcanzar la ciencia, hay que acercarse sin miedo al importante aparato de sus métodos y, casi sin esfuerzo, nos entregará la flor de la verdad". Respecto al método de trabajo, está convencido de que "Los hombres creadores han surgido ... a pesar de sus maestros. De ellos tomaron lo único indispensable: los métodos de trabajo y las verdades firmes de la Charlas de café. Los tónicos de la voluntad, p. 122. 33 !bid. 31 32 l. Gutiérrez Zuloaga 216 ciencia constituida".34 2°) Aprendizaje por uno mismo. Para él es evidente que la verdadera persona se forma en el autodidactismo. 3°) Buscar la soledad, la independencia. Recuerda el valor de la soledad para investigar y realizar una obra profunda. Está convencido de que una seria investigación requiere soledad, por eso afirma que: "Quien desee conservar incólumes las brillantes facetas de su espíritu, recójase prontamente en el remanso de la soledad, tan propio a la actividad creadora"35. Y en otro momento pregunta: "¿Queréis convertiros en un hombre nuevo?" Para responder: pues "trabajad solitarios, libres de las sugestiones de las minorías gregarias"36. 4°) Ejercitar la reflexión, pensar por sí mismo. Destaca que para hallar lo inédito, es preciso acostumbrarse a la autorreflexión. Así afirma que: "Existen dos variedades humanas, de valor harto desigual: el hombre rebañiego, modelado por la tradición y la rutina, y el hombre nuevo, forjado por la autorreflexión. Esta variedad mental merece exclusivamente el nombre de individuo, porque sólo él es capaz de aportar algo al acervo común del progreso"3 7 . 5°) También recomienda acompasar el ritmo del descubrimiento. Por eso recuerda Cajal al hombre de estudio que, en la gran peregrinación de la ciencia, lo mismo queda solitario y abandonado quien se adelanta demasiado que el excesivamente rezagado. Y aconseja con suma prudencia "llevar una conducta cauta y prudente que consistirá en avanzar continua y moderadamente, pero mirando atrás, para no perder enteramente de vista a la grey de cultura media"38. 6°) No desalentarse por el esfuerzo que requiere la búsqueda. Redacta consejos que den ánimo para combatir el desaliento del que no consiga pronto los resultados apetecidos. Así recordamos su Consejo a los premiosos, en el que les trasmite que "Te consideras deprimido y humillado porque reconoces, con pena, que para producir poco necesitas esforzarte mucho. Pero, con ligeras diferencias, a todos les ocurrió lo mismo en sus comienzos. No te desilusiones y labora con ahinco"39. Pero, además, dada la propia especializacion de Cajal, analizará lo que debe saber el aficionado a la investigación biológica, en siete apartados. que son: a) cultura general; b) necesidad de especializarse; e) lectura especial o técnica; d) cómo se deben estudiar las monografias; e) necesidad absoluta de buscar la inspiración en la naturaleza; f) dominio de los métodos; g) en busca del hecho nuevo.4o 34 Charlas de café. 35 /bid., p. 490. 36 /bid. 37 Charlas de café, pp. 493-494. 38 /bid. 39 /bid., p. 500. 40 Los tónicos de la voluntad. Cajal. Consejos sobre Educación, Enseñanza e Investigación 217 4.2. Cualidades que debe reunir el investigador 1a) Debe tener el valor de crear. Destaca Cajal la importancia de descubrir algo nuevo y de ofertarlo para el bien de la sociedad. Así escribe: "Crear y saber. Bueno es conocer el nombre y propiedades de todas las flores, pero es mejor aún crear una flor nueva"4I. 2a) Estar siempre dispuesto a rectificar. Este gran Maestro nos enseña además- que hemos de tener capacidad de rectificar y de saber adaptarnos a los continuos cambios de la vida y de la sociedad. Porque, Cajal es un hombre que, aunque aprecia su labor científica, está siempre dispuesto a rectificar. De aquí que no comprenda a aquéllos individuos que "consagrados de por vida al culto del propio yo", se mantienen "herméticos a toda innovación e impermeables a los incesantes cambios sobrevenidos en el medio intelectual"42. 3a) Ejercitar la crítica sobre el propio trabajo. Una actitud inteligente es la de saber juzgarse a sí mismo. Así expone: "Una severa autocrítica constituye el más precioso don del pensador. ¡Nada de embriagarse con el propio vino, bueno o malo!"43. 4a) Mostrar el atractivo por la investigación. En su obra Los tónicos de la voluntad, se pregunta a sí mismo: "¿Cómo se crea la vocación irresistible hacia la ciencia?. Porque -aclara- que no se enseña bien sino lo que se hace, y que quien no investiga no enseña a investigar"44. Defiende además que el investigador-enseñante se debe proponer el promover en los alumnos la capacidad y el deseo de investigar. Pues considera que, "formado el espíritu investigador del maestro, ha de cuidar amorosamente de la germinación y del crecimiento de otros investigadores que logren superarle". sa) Se debe sentir el deseo de llegar a la especialización: por eso nos aconseja cómo debe entenderse la labor especializada. Así escribe: "Bueno y necesario es especializarse, consagrar la vida entera a una obra magna; pero no nos concentremos y abismemos hasta el punto de ser incapaces de apreciar, siquiera sea superficialmente, la labor de los demás especialistas, y aún la frívola y tornadiza actividad de quienes se enorgullecen de carecer de callos en el cerebro y en las manos". 45 6a) Señala la conveniencia de conocer la obra de los grandes sabios, para desear imitarla. Por eso dice: "Yo aconsejaría a lo más lúcido de la juventud intelectual, que emulara audazmente a las grandes lumbreras de la cultura internacional"46. Pero ello no nos debe conducir a la humillación ni al desánimo, por eso recomienda: "Modesto especialista de la ciencia, no te 41 Charlas de café, p. 492. 42 Mi infancia y juventud. Charlas de café, p. 492. Los tónicos de la voluntad. 45 Charlas de café. 46 Obras Seleccionadas, p. 494. 43 44 218 I Gutiérrez Zuloaga sientas humillado delante de los genios enciclopédicos"47. Más bien, al contrario, debemos comenzar yendo tras de ellos: "Resignémonos -dice- a marchar humildemente detrás de los sabios, para poder marchar algún día en su compañía"4S. Pero, no por eso hemos de abandonamos en ellos, sino -más bien- estimulamos con ellos. Para ello acude a un refrán: "Dice uno de nuestros refranes que al que a buen árbol se anima buena sombra le cobija"49. Esta máxima aplicada al orden científico, sólo es valedera -para D. Santiagodurante la formación del investigador. 73 ) Saber comunicar el fruto de la propia investigación. El investigador debe ser también un buen comunicador. Debe -según Cajal- ejercer como enseñante para comunicar el saber adquirido. Porque, para nuestro autor, no resulta conveniente que el investigador pennanezca alejado de la enseñanza. Dice: "La actividad del maestro bifurcase en las conientes paralelas del laboratorio y de la enseñanza. Crecerán así sus desvelos, pero aumentarán también sus venturas ... Quien renuncia a la siembra de ideas se declara egoísta o misántropo".so Un análisis de las cualidades de orden moral que debe poseer el investigador lo ofrece en su libro Los tónicos de la voluntad, del que destacamos los puntos siguientes: a) Independencia de juicio; b) Perseverancia en el estudio; e) Pasión por la gloria; e) Gusto por la originalidad científica. 5. CONCLUSIONES. EL TALANTE EDUCATIVO, FORJADOR DE PERSONAS COMPLETAS Y DE INVESTIGADORES, DE CAJAL Recordemos, como corolario, algunos de los caracteres de la aportación pedagógica de Ramón y Cajal: 1 l. Ramón y Cajal, como médico qüe era, hace descansar parte de sus ideas, en lo biológico. Por eso, cuando habla de educación ofrece dos enfoques: el biológico, que lo considera como "arte de automatizar en lo posible ... nuestros órganos sensitivo-motores", y el racional, "liberando de rutinas al cerebro, soberano instrumento de acción consciente y de originalidad creadora". Teniendo en cuenta los dos elementos, intenta conseguir la formación de hombres completos". 2. Es optimista en relación con el poder de la educación. Optimismo que se refleja en el teneno de la ciencia y del arte. Aunque observa la existencia de limitaciones en el ámbito biológico, por los instintos antisociales, que sólo Mi infancia y juventud. Charlas de café, p. 495. 49 !bid, pp. 495-496. so Los tónicos de la voluntad. 47 48 Caja!. Consejos sobre Educación, Enseñanza e Investigación 219 podrían reducirse por una adecuada educación de la voluntad. 3. Es voluntarista, como Séneca y por su admiración del krausismo, concediendo a la voluntad, concediendo a la voluntad un gran papel en la obra de la educación y de la cultura. 4. En sus ideas pedagógicas sobre la docencia, la didáctica, los juegos, etc .. . sigue -en general- la trayectoria de los grandes pedagogos. 5. Se muestra como un gran psicólogo, preocupándose ya por la orientación profesional, pensando en las diferencias de los seres humanos, y en la necesidad de que cada uno ocupe un puesto adecuado en la sociedad. 6. Es partidario de la educación intelectual de la mujer. 7. Aporta interesantes consejos para una nueva política pedagógica. 8. Guía al alumno en la pesquisa bibliográfica. 9. Le anima a crear algo nuevo. 1O. Le estimula el gusto por la originalidad. 11. Le prepara para que esté dispuesto a la autocrítica y a rectificar. 12. Le empuja a que imite a las lumbreras de la ciencia mundial. 13. Le despierta el deseo de investigar y le muestra el atractivo de la investigación. 14. Busca crear espíritus absolutamente nuevos. Y es que -ante todo- se muestra como un gran pedagogo y como un excelente didacta de la investigación científica. Aprendamos de sus métodos, de su voluntad de trabajo, y de su entrega a la elevación intelectual y científica del país. BIBLIOGRAFÍA Bargalló, M. (1924): Los pensamientos de Caja! sobre educación . Madrid: La Lectura. Caja de Ahorros y M. de P. (1977): Caminos abiertos por Santiago Ramón y Caja!. Madrid: Remando. Castro, F. de (1952): Santiago Ramón y Caja!. Madrid: Cuadernos bibliográficos. Ferrer, D. (1965): Santiago Ramón y Caja! y las células nerviosas. Madrid: Cid. Gutiérrez Zuloaga, l. (2001): "Santiago Ramón y Cajal y la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas". Actas del 1 Simposio "Ciencia y Técnica en España de 1898 a 1945: Cabrera, Caja!, Torres Quevedo", pp. 213-225. Madrid: Amigos de la Cultura Científica. Jiménez de Asúa, F. (1941 ): El pensamiento vivo de Caja!. Buenos Aires: Losada. López Piñero, J. M. (1985): Ramón y Caja!. Barcelona: Salvat. Loren, S. (1954): Caja!. Historia de un hombre. Barcelona. Marañón, G. (1951): Caja!: su tiempo y el nuestro. Madrid. 220 I Gutiérrez Zuloaga Ramón y Cajal, S. (1919): "El decreto de autonomía universitaria". B.I.L.E. 43, 165-167, 280-289. 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