Palabras del Comodoro para la fundamentación del nombramiento.

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SOCIO HONORARIO ROBERTO CARLOMAGNO
Es bien sabido que todo grupo humano tiene la necesidad de encontrar a aquel
que por sus dotes lo han llevado a lugares destacados y por lo tanto le sirvan
de ejemplo a la sociedad a la que pertenece.
Sin lugar a dudas las excelentes cualidades demostradas a lo largo de su larga
actividad náutica deportiva, batiendo diferentes récords, lo han llevado a ser
sanamente envidiado por sus pares y ejemplo para los más jóvenes.
Si sumamos sus hazañas náutico deportivas, a su don de gente, a su
avasallante y humilde personalidad simultánea, avasallante a bordo de su
barco, y humilde cuando está –rara vez- en tierra, a su capacidad oratoria, con
la que sabe despertar a quien lo escucha el interés por lo que él ama,
encontramos en Roberto “Toto” Carlomagno a la persona ideal para que
nuestros socios abracen el placer de “navegar en crucero”.
Y si bien realizó su primer viaje sólo a bordo de una embarcación, un bote a
remo, a los 17 años, escapando al avión de CAUSA que estaba amerizando,
sus primeras armas en vela las hizo a los 27 años, iniciando su actividad en el
Nautilus Yachting Club, como tantos otros grandes navegantes.
Tuvo la suerte de contar como amigo, socio y profesor al Ing. Agr. Marcelo
Cassiani, otro grande de la navegación uruguaya. Con él realizó su primera
gran travesía a Florianópolis. Seguida de otras tantas subidas por la costa
brasilera.
En 1972 realizan su primer viaje a Europa. Y desde esa fecha a hoy lleva nada
más ni nada menos, por ahora, que 9 travesías del Atlántico. Muchas
singladuras realizó en América del Norte.
En 1976 con Marcelo son los primeros uruguayos en merecer el honor de
poder escupir a barlovento, al dar la vuelta al Cabo de Hornos en el “Halcyón”,
su barco, tan sólo de 9 m de eslora.
Después, por la dificultad de encontrar tripulantes, y ya conociendo el océano
como su propia casa, comienza a navegar en solitario. Y ya lleva 5 travesías
del Atlántico en solitario.
También en el 2008, realiza otra proeza: llegar a las Islas Malvinas o Falkland,
como las prefiere llamar, por primera vez con un velero tripulado por
uruguayos.
Y es su espíritu aventurero y el amor por el mar, ayudado por su familia,
especialmente su señora esposa, que siempre lo apoyo y muchas veces lo
acompañó, que lo han llevado a ser prácticamente el marino uruguayo que
tiene más millas navegadas en un velero, y con certeza en forma solitaria.
El nunca nos contará las dificultades y peligros a las que se vio enfrentado en
el mar. No hace mención de las tormentas, de los peligrosos pesqueros de la
costa brasilera, de las tumbadas, ni tan siquiera cuando se agarró a las “piñas”
con un tiburón. El nos cuenta las cosas lindas de sus travesías como forma de
contagiarnos, a tener como él, ese amor a navegar.
Nos cuenta de lo importante que es la familia, como en su caso, para poder
realizar largas travesías oceánicas, la elección del “Barco”, la preparación
meticulosa de las mismas, desde todo punto de vista. También nos habla de
los logros tecnológicos que ayudan a la navegación, y de cómo él mantiene
vigente su posición en el mar con su sextante y como las plasma en las cartas
fuera de uso de papel. Nos habla a veces de sus acompañantes ocasionales:
delfines, y aves que se animan a descansar en su compañía. De los “ruidos del
“mar”, que difícilmente se escuche “nada”. Que las calmas “chichas” casi no
existen. De la pesca para poder comer sabrosos peces, siempre que sean de
tamaño adecuado. Que pocas veces vio ballenas. Y las gracias a sus amigos
infaltables, amigos diarios de las 20h 30´GMT, los “radioaficionados”, que
estando dispersos por todo el mundo lo acompañan en todos sus viajes. De la
preparación psicológica que se debe tener, para soportar 49 dias en el mar
como le pasó en su travesía desde Gibraltar al Buceo. De como cuando zarpa
deja junto a la caja de cigarrillos, la ansiedad, y se dispone a disfrutar el viaje,
su mar, en su barco.
Es por esto que el “Toto” es el gran ejemplo a seguir por todo aquel que como
él, sueña con disfrutar de las travesías náuticas.
Es, por lo tanto, un honor para nuestro Club, agradecerle por ser como es, y
designarlo Socio Honorario, por lo que solicitamos a la digna Asamblea su
nombramiento por aclamación.
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