La hora de la verdad

Anuncio
b R3
LATERCERA Domingo 14 de agosto de 2016
Director de La Tercera: Juan Pablo Larraín Medina
Subdirector: Víctor Cofré Soto
FOTO: AGENCIAUNO/ARCHIVO
Editor de Reportajes: Alejandro Trujillo. Subeditor: Gloria Faúndez. Periodistas: Francisco Artaza, Andrés Muñoz,
Hernán López, Ignacio Bazán, Francisco Siredey, Francisca Miranda
y Tamy Palma. Columnistas: Alvaro Vargas Llosa, Fernando Villegas, Sebastián Edwards,
Eduardo Engel, Ernesto Ottone, Mario Vargas Llosa, Ascanio Cavallo y Héctor Soto.
Editora Gráfica: Constanza Bertolone H. Subeditor de Diseño: David Hernández P. Diseño: Miguel Vargas.
Editor de Fotografía: Matías Recart. Fotógrafo coordinador: Patricio Fuentes.
El revés de la trama Héctor Soto
La hora de la verdad
A
Aunque la Presidenta Bachelet recuperó
protagonismo esta semana con su discurso del martes sobre las modificaciones al
sistema de pensiones, donde al menos estrenó un tono muy distinto al que utilizó al
anunciar otras reformas, la verdad es que
no es en su cancha donde en estos momentos se está jugando el partido de fondo del oficialismo. La discusión que verdaderamente importa se está produciendo al
interior de la Nueva Mayoría, porque finalmente el bloque, como era previsible que
ocurriera, tendrá en la hora de la verdad que
enfrentarse a dos decisiones que son perentorias y duras. La primera es si va a tener
el coraje de asumir el fracaso de su proyecto político. La segunda es si va a tener el estómago de perseverar en esta coalición en
los mismos términos que hasta ahora.
Para la Nueva Mayoría, una coartada fácil,
si de sacarse los balazos se trata, es echarle
la culpa de todo lo que salió mal al gobierno, asumiendo que las ideas del programa
eran buenas y que lo que falló fueron los desaguisados, las chapucerías y las improvisaciones de la implementación. El planteamiento tiene alguna verosimilitud atendido el nivel del gabinete que encabezaron
originalmente Rodrigo Peñailillo y Alberto
Arenas. El primero fue el ministro que iba
a ser el delfín y que dijo que no hubo precampaña; el segundo, el que aseguró que la
reforma tributaria no iba a afectar el nivel
de la inversión en Chile. Es cierto: las cosas
se podrían haber hecho con menos altanería y sin tanto desprecio a las variables técnicas envueltas en las políticas públicas. La
pregunta es si con esos resguardos el resultado habría sido muy distinto.
La duda es pertinente, porque día a día el
subterfugio de la mala implementación
convence poco. Parece que las ideas eran las
malas y que no había manera de llevarlas a
cabo en espacios mínimos de eficiencia y
sensatez, entre otras cosas porque estaban
dictadas por ideologismos y prejuicios y
por la compulsión -ciertamente adolescente- de que el país debía volver a fojas cero,
en cumplimiento del mito refundacional
en boga. Por cierto, tener ideología, principios y valores inspiradores es mucho antes
una fortaleza que una debilidad para la acción política. Pero el virus del ideologismo
es otra cosa y designa la especial ceguera de
quienes lo contraen para no ver la realidad
tal cual es –por ejemplo, que Chile había
progresado un montón en las últimas dos
décadas- y para andar anteponiendo los
medios a los fines. Estas rigideces fueron fatales. La Nueva Mayoría, que vino a hacer de
Chile una sociedad más equitativa y con mayores niveles de inclusión y bienestar, se está
topando hoy con un país que está más deprimido, más segmentado, más inseguro y
más desconfiado.
Así las cosas, no es raro que hayan comenzado a aparecer ahora los dirigentes políticos que reconocen que a lo mejor no leyeron muy bien el programa. Los que se quejan de que el PC haya tenido mayor
gravitación de la que le correspondía, como
si no fuera la propia Presidenta quien se la
Ya convence poco el
consuelo de que las ideas
eran buenas y que lo que
falló fue la ejecución.
¿Tendrá la NM el coraje de
aceptar su fracaso? ¿Y
tendrá el estómago para
perseverar como hasta
ahora?
entregó. Los que piensan que esto no era lo
que esperaban. Los que invitan a reivindicar con cierto orgullo lo que la centroizquierda hizo en cuatro gobiernos sucesivos. Y los
que se dan cuenta, en fin, de que con el 19%
de aprobación de la Presidenta, no hay posibilidad alguna de seguir proyectando esta
experiencia.
En realidad, el tema político central en estos momentos, mucho más que establecer
si la Nueva Mayoría se va a desarmar o no,
es de gobernabilidad. Es un tema que remite a la capacidad que tengan las fuerzas
políticas de volver a sintonizar con las
grandes prioridades ciudadanas. La brecha
que hoy existe entre el país político y el país
real se hizo demasiado grande y, sea quien
sea que suceda al actual gobierno, el primer desafío tendrá que ser acortarla. En
esto el horizonte está completamente abierto y no habría por qué descartar que el oficialismo -tras una instancia inevitable de
autocrítica, y desde luego que con otro
programa, otros énfasis y otros liderazgos
- pueda volver a recomponerse. Está claro, eso sí, que mientras más se demore en
hacerlo, mayor será el vacío de poder y
más posibilidades tendrá Sebastián Piñera de volver al gobierno.
Las cosas no salieron en esta administración como se esperaban. La ciudadanía el
año 2013 apostó el todo por el todo al quién
–a la persona de la candidata, a su carisma,
a la confianza que ella inspiraba- y subestimó por completo el qué, el qué quería
ella hacer, el contenido de su programa de
gobierno, el rumbo que pensaba imprimirle al país. Posiblemente en esta inadvertencia estuvo el error. Pero como de los
errores no siempre se aprende, esta experiencia no garantiza que la sociedad chilena se haya vuelto más madura y el próximo
año se pregunte primero adónde quiere ir
y –luego de tener eso más o menos claro- escoja después a quién podría estar mejor
preparado para conducirla hasta allá.
No obstante que somos un país bien pendular, que salta con facilidad de la euforia
a la depresión, que le encanta pasar del
blanco al negro y que alterna con regularidad períodos en que se recoge con otros en
que se desparrama, la historia dice que han
sido varias las veces que hemos chocado con
la misma piedra.R
Descargar