historia de la química educ.ar

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Introducción
Se hace muy difícil abordar los conceptos de la química1, sin una descripción de la
historia de la filosofía natural y de la ciencia, ya que la química aparece como
disciplina claramente diferenciada sólo desde hace tres siglos.
La ciencia, tal como hoy la concebimos, tuvo su origen en Occidente, y adoptó, en gran
parte, la forma en la que fue desarrollada en la Antigua Grecia.
La química, como un arte eminentemente práctico, es mucho más antigua y se retrotrae
a los primeros herreros de la Edad de Bronce, a los alfareros tempranos y artesanos de la
piedra, aún mucho antes de la civilización de Grecia, tiempos en los que nadie intentó
entender la naturaleza de los materiales químicos bajo ninguna forma que haya
sobrevivido a las prácticas concretas. A modo de ejemplo, podemos afirmar que el
concepto de sustancia se remonta a este período preteórico y hasta prehistórico.
Por lo tanto, mucho del pensamiento y conocimiento que ahora usamos en la química se
remonta, de hecho, a los principios de la historia de la humanidad.
Probablemente la química es una de las ciencias que más se situaron en la acción para
alcanzar la comprensión, prefigurándose como ciencia a partir de la revolución
científica post-Descartes, cuando logra deshacerse de ataduras religiosas, trascendentes,
e incluso filosóficas. Boyle, Dalton, Lavoisier: más cerca de crear sistemas lógicos que
describan los fenómenos; en definitiva, algo que hoy puede asemejarse a los modelos.
Pero en el mismo momento en el que aparecen los microorganismos, hay todo un orden
de magnitud que comienza a descubrirse, dando lugar entonces a la observación y
conocimiento de los micro y nano fenómenos.
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De acuerdo a una teoría, la palabra khemeia se deriva del nombre de los egipcios para
su propia tierra, Keme. Khemeia por lo tanto podría ser “el arte egipcio”.
Una segunda teoría, con más credibilidad, sostiene que khemeia proviene del griego
khumos, "el jugo de una planta", de modo que khemeia se considera, en este caso, como
"el arte de extraer los jugos". O el jugo referido a la posibilidad de obtener metal
fundido, de modo que la palabra en ese caso puede significar "el arte de la metalurgia".
Más allá del origen del término khemeia, es el antepasado indudable de nuestra palabra
"química".
Conocimientos prequímicos del mundo
antiguo
1. La piedra
2. Los metales
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3. Las sustancias conocidas en la Antigüedad
La piedra
Las primeras herramientas que el hombre utilizó fueron tomadas directamente de la
naturaleza: el fémur de un animal, la rama de un árbol, una roca.
Miles de años más tarde, el hombre aprende a modificar las rocas para darles la forma
adecuada para un uso determinado.
La oportunidad de producir cambios químicos para su propio beneficio llega cuando el
hombre domina el arte de iniciar y mantener el fuego. Es lo que se llama, en términos
históricos, "el descubrimiento del fuego".
El calor producido por el fuego fue utilizado para producir cambios químicos
adicionales en los alimentos y también en la arcilla, que se horneó en ladrillos y
cerámica y luego en cerámica vidriada.
Los instrumentos que aparecen son un claro registro de ese período: la Edad de Piedra.
Hacia el 8000 a.C., el hombre aprendió a domesticar animales y a cultivar plantas. La
agricultura lo torna sedentario, construye lugares donde habitar y se desarrollan las
primeras poblaciones. Esa evolución marca el principio de la civilización y deriva, por
casi dos milenios más, en el período Neolítico.
Los metales
Copyright CODELCO - Corporación Nacional del Cobre, Chile. Civilización y cobre.
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Los primeros metales aparecen probablemente como trozos de cobre u oro, hallados
libres en la naturaleza y usados como ornamento.
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Conocimientos prequímicos del mundo
antiguo
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El cobre y el oro son maleables. Hacia el 3000 a.C. se descubrió una variedad de cobre
difícil de obtener, producida por el calentamiento simultáneo de minerales de cobre y
menas de estaño. La aleación de cobre y estaño se llamó bronce. Los hombres de la
Edad de Bronce conocían el hierro, un metal aún más raro y precioso, casi imposible
de utilizar en armas y armaduras. El secreto de cómo derretir hierro fue finalmente
descubierto por los hititas1, al este de Asia Menor, quizás alrededor del 1500 a.C.
Comienza la Edad de Hierro.
Las sustancias conocidas en la Antigüedad
Muchas de las sustancias puras disponibles en el mundo antiguo eran metales, de los
cuales siete eran conocidos entonces: oro, plata, plomo, lata, hierro, cobre y mercurio.
Fuente: Lepsius, Metals in Egyptian Inscriptions, 1860.
Electrum: aleación de oro, plata y cobre.
Las otras sustancias puras conocidas en el mundo antiguo, además de los minerales
presentes en la naturaleza, constituyen un grupo bastante variado: sal común, natrón,
vinagre, cal, asfalto natural y especias.
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Los hititas, que construyeron un gran imperio en Asia Menor, fueron los primeros en
usar el hierro habitualmente, protagonizando así un punto de inflexión en la metalurgia
del hierro, con claras consecuencias de dominación sobre sus enemigos.
Elementos y otras teorías: de Grecia a
Roma
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Filosofía natural: del mito al logos
El modelo de los cuatro elementos
Los filósofos atomistas
Filosofía natural: del mito al logos
Hacia el 600 a.C. se inicia en Grecia la ciencia y la filosofía del mundo occidental
moderno; todo el conocimiento se englobaba dentro del término “filosofía natural”.
Los filósofos griegos presocráticos se enfrentaron a las mismas preguntas eternas y
esenciales. La que nos ocupa en este recorrido histórico es: ¿de qué está hecho el
Universo?
Los conceptos químicos que se originaron en los griegos del período clásico fueron,
durante casi 1500 años, los conceptos a través de los cuales la química fue entendida.
Veamos dos enfoques fundamentales: el modelo de los cuatro elementos y la
perspectiva de los atomistas acerca de la materia, posturas que fueron sostenidas por dos
escuelas filosóficas diferentes en Grecia. Es importante señalar también que Aristóteles
y Platón reformularon, en parte, el modelo de los cuatro elementos, y Anaxágoras lo
profundiza, a través de su preocupación por comprender, además, los procesos de
cambio de la materia.
El modelo de los cuatro elementos
El gráfico coherente de este concepto se remonta a
Empédocles de Agrigento (490-430 a.C.). Este cuadro, después presentado por
Aristóteles, establecía que toda la materia era combinación de cuatro elementos: tierra,
aire, fuego y agua, que provenían de la acción de dos propiedades: caliente (y frío) y
seco (y húmedo) sobre una materia original no calificada o primitiva. Las
combinaciones posibles de a pares de estas propiedades de la materia primitiva
producían los cuatro elementos o formas elementales.
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Cada uno de los cuatro elementos fue pensado para existir en una forma pura ideal, que
realmente no podía ser encontrada en la Tierra. Este conjunto de conceptos químicos
intentaba, y lo hizo, algunas de las relaciones entre las propiedades cualitativas de las
sustancias.
La idea de hacer cuantificaciones químicas, como calcular la masa o el peso, tuvo que
esperar a la Revolución Francesa, alrededor de 1790, a pesar de que existían las
balanzas y eran usadas por numismáticos, joyeros y comerciantes.
Los filósofos atomistas
El concepto de átomo aparece con Leucipo de Mileto (500 a.C.), de quien poco
conocemos, y su seguidor Demócrito de Abdera (460-360 a.C.). Las ideas de esta
escuela, en su forma totalmente desarrollada, son las siguientes:
1. La materia no admite subdivisión infinita. Los componentes últimos e
indivisibles de la materia son partículas muy pequeñas e imperceptibles
llamadas átomos. Estos, como la materia misma, son eternos e indestructibles.
Las sustancias se diferencian debido a los elementos de los cuales están
formadas; dichas diferencias pueden ser de tamaño, forma y disposición de los
átomos que las integran.
2. Estos átomos están constantemente en movimiento y este movimiento es una
propiedad inherente a ellos. Las combinaciones se deben a la fusión de las
partículas o átomos al chocar.
3. Estos átomos están separados el uno del otro por el vacío, en el cual los átomos
se mueven.
El pensamiento de los atomistas estaba, como el modelo de los cuatro elementos,
basado en la lógica y la argumentación. Sin embargo, la idea de átomo que proviene de
ellos es difundida, hacia 1750, por la comunidad científica, y fue la piedra fundamental
para el trabajo de John Dalton.
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De la Edad Media a la alquimia
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Alejandría
Contribuciones cristianas
Contribuciones árabes
Alquimia
Alejandría
Los manuscritos griegos, incluso todos los escritos de Aristóteles, fueron extensamente
distribuidos en el mundo griego y romano. Alejandría, fundada por Alejandro de
Macedonia en el año 331, bajo Ptolomeo y el Imperio Romano temprano, se constituyó
en un centro de aprendizaje.
Su Biblioteca y su Museo fueron la colección más grande de rollos y libros del mundo,
lo que resaltaba la actitud productiva de sus eruditos. Entre los escritos de Alejandría
algunos incluyen la química práctica y mística, que se hizo conocida como "el arte
egipcio", o khemeia. Algunos de ellos son atribuidos a Hermes Trismegistos1, como
La Tabla de Esmeralda, del que, sin excepción, se reclaman discípulos todos los
alquimistas, dado que contiene el resumen más conciso, pero también el más complejo,
del arte hermético.
Dado que las escrituras de “chemeia” incluían modos de cambiar los colores de los
metales, el emperador Dioclesiano sospechó de su falsedad y la prohibió en el año 296,
un principio desfavorable para la química. Cuando Egipto fue dominado en el 641 por
los árabes, la mayor parte del conocimiento clásico se transfirió a la cultura islámica.
Así, a menudo, las ideas de chemeia llegaron al mundo árabe a través de los cristianos
griegos, rechazados por el Imperio Bizantino, pero fueron asumidas como Al-chemeia o
alquimia, palabra que tiene en sí una connotación especial, muy diferente de la de la
química, ya que hace referencia a lo trascendental, a lo espiritual.
Mientras el saber antiguo declinó y en gran parte se perdió con la cristianización, y más
tarde con la caída del Imperio Romano, algo de este aprendizaje se preservó, tanto en
las comunidades monásticas cristianas occidentales como en la cultura árabe instalada
con el advenimiento del Islam en el Oriente Próximo.
Contribuciones cristianas
Las contribuciones cristianas a la ciencia vienen en dos fases, que podemos llamar la
preservación monástica (400-1100) y el escolasticismo enciclopédico (1100-1300). La
contribución árabe (800-1100) atraviesa estas dos fases cristianas.
Muchos manuscritos griegos sobrevivieron sólo por haber sido copiados junto a los
textos de las Sagradas Escrituras. Esta es, esencialmente, la única contribución a la
química del período monástico temprano. Después del 1100 y hasta la invención de la
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imprenta, las órdenes monásticas realizan un gran trabajo de sistematización y
compilación enciclopédica del conocimiento y del pensamiento, tanto teológico como
en los demás campos. Algo de pensamiento químico, aunque no mucho, fue incluido en
estas compilaciones y análisis.
El escolasticismo enciclopédico sistematizó y organizó todo el conocimiento, teológico
o no, en un marco común, basado en Aristóteles, bajo la forma del modelo cosmológico
aristotélico que, incorporado a la teología dogmática igualmente sistemática de la Edad
Media, se transformó en un modelo fijo.
Dado que los elementos de Aristóteles no estaban sujetos a experimentación alguna
porque se trataba de casos ideales, el desafío de producir esta integración provino más
bien de la cosmología que del campo más terrenal y concreto de la química.
Contribuciones árabes
Las contribuciones árabes a la química sobrevinieron a partir del ascenso del Islam en el
Oriente Próximo, que comenzó alrededor del año 600. Estas contribuciones
permanecieron y florecieron durante el imperio islámico (900-1200). La mayor parte de
este progreso se dio en el área de la medicina y la química medicinal. Alrededor del año
780, acuñadores de moneda musulmanes usaban balanzas para pesar, en el orden de
0.0003 gramos (0.3 mg.). Sin embargo, la aplicación de tales dispositivos precisos se
restringió a las monedas y dosis medicinales y no incluyó experimentos químicos
fundamentales.
Los químicos árabes más significativos eran médicos. El conocimiento médico griego
clásico, primero clarificado por Hipócrates y sus seguidores, había sido dejado de lado
por Galeno (129–199). El primero de los médicos árabes, Jabir ibn Hayyan (790?813), se hizo conocido en Occidente como Yabir o Geber. Poco se conoce de sus
escritos reales, porque alrededor del 1300 muchos trabajos le fueron falsamente
atribuidos. Hay más evidencia de la existencia histórica de Al-Razi (886-925), conocido
en Occidente como Razes, un químico práctico hábil más conocido como médico. El
último y el más conocido era Abu Ali Ibn Sina (980-1036), de Persia, hoy Irán, cuyas
escrituras (traducido al latín, con el nombre de Avicena) se usaron como textos médicos
mucho más allá del año 1000.
El conocimiento árabe de “cuerpos”, como se referían a los metales, provino en parte de
Aristóteles. Los metales se pensaron como compuestos de mercurio y de azufre
generados lentamente en la tierra, a partir de estos materiales básicos. Esta idea es
fundamentalmente razonable, ya que la mayor parte de los metales en la naturaleza son
encontrados en la forma de sulfitos metálicos. Cuando se calientan, como se hace a
menudo como primer paso, o se someten al proceso de fusión, el azufre es liberado
como dióxido de azufre (SO2) y puede ser fácilmente reconocido como el mismo olor
que produce el quemar azufre. Al-Razi desarrolló una clasificación general de todas las
sustancias, más tarde usada por alquimistas; todas las sustancias eran de origen animal,
vegetal o mineral. Todos los otros materiales conocidos fueron clasificados como
derivados de estas tres clases. Al-Razi hizo una lista de varios minerales: cinabrio,
plomo blanco, plomo rojo, óxido de cobre, vinagre de vino; quizás también soda
cáustica (NaOH) y glicerina impura.
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También clasificó las sustancias minerales en seis categorías: los metales (con
excepción del mercurio líquido), las piedras (incluidas las menas y las rocas), las sales,
los boratos, los vitriolos y los materiales volátiles, que subdividió en combustibles e
incombustibles. Algunas de estas categorías aportaron conocimientos que condujeron,
como en el caso de los vitriolos, al concepto moderno de ácidos.
Alquimia
Tres fueron los objetivos fundamentales que persiguieron los alquimistas.
1. Por un lado intentaron la transformación de metales innobles, como el plomo y
el cobre, en metales preciosos, como la plata y el oro.
2. Además, trataron de crear una sustancia que fuera capaz de curar todas las
enfermedades.
3. Finalmente, se aplicaron a descubrir el elixir de la inmortalidad.
Todo se resumía en la búsqueda de la piedra filosofal, considerada como la única
sustancia capaz de lograr la transmutación, la panacea universal y la inmortalidad. La
creencia más extendida afirmaba que esta sustancia, puesta en un metal innoble como el
hierro, mediante el proceso de fusión sería transformada en oro.
Los siete principios fundamentales
Los alquimistas creyeron firmemente en la existencia de siete principios básicos, que
fueron utilizados para crear sistemas simbólicos. Estos siete fundamentos eran el fuego,
el aire, la tierra y el agua, además de otros tres elementos esenciales: la sal, el mercurio
y el azufre.
El primer libro de texto de química, Alchemia, fue escrito por Andreas Libavius
(Alemania, 1597). El apogeo de la alquimia occidental tradicional está entre 1450 y
1650; hubo alquímicos aislados antes y después. Quien mejor la sintetiza es Paracelso
(Suiza, 1493-1541), con sus aportes a la concepción árabe, utilizada en conjunto con el
modelo aristotélico de los cuatro elementos. Johann Baptista Van Helmont (Bélgica,
1579-1644), llamado el último alquimista y primer químico, hace su aparición a
principios del siglo XVII.
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La Filosofía Hermética recibe el nombre de su fundador, Hermes Trismegistos, un
legendario personaje, que fue sacerdote egipcio en época helenística, y que dio una serie
de enseñanzas recogidas por los textos herméticos. Hermes Trismegistos se encuentra
en el origen de la tradición que tiene como frutos más destacados la literatura hermética
y el Arte Hermético: la Alquimia occidental.
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