La pasión por las riquezas materiales

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Ágora Filosófica
La pasión por las riquezas materiales
Prof. Dr. Ignacio Salazar Fernández de Erenchun1
Resumen: Una de las pasiones a las que se ha de enfrentar el pensamiento
medieval es la ‘pasión por las riquezas materiales’. El tratamiento de la avaricia
se desarrolla especialmente a partir de la 2ª Edad Feudal (1050 en adelante) y
está muy relacionada con la respuesta que el occidente cristiano da ala nueva
economía del beneficio que se desarrolla con los nuevos núcleos urbanos.
Aparte de otras respuestas que distintos grupos religiosos dan al tema de la
avaricia, los maestros de las nuevas universidades tienen que adaptar la moral
heredada a los nuevos usos sociales, comerciales y económicos. Esfuerzo en
el que , con todas sus retroacciones posibles, aún estamos inmersos. Palabras
clave: Avaricia, Economía de beneficio, Espiritualidad urbana, Pensamiento
socio-económico escolástico.
Abstract: The “passion for material wealth” is one of the main passions
affronted by Middle age’s thought. The question of greed is especially
discussed from the Second Feudal Age onwards (from 1050 onwards). This
topic is especially related to the Western Christianity point of view concerning
the new economy of profit which is developed together with the new towns.
Apart from the diverse answers given by religious groups to the question of
greed, the masters of the new universities have to adapt the inherited morals to
the new social, commercial and economic customs. We are still immersed in
this effort with all its possible retroactive implications.
1 ¿Qué son las pasiones?
N
o parece necesario extenderse mucho en qué es una pasión.
Con todo, recordemos alguna de las definiciones del “Diccionario del Filosofia” de J. Ferrater Mora, qué dice: “afición
vehemente o exagerada por una cosa”2.
Los escolásticos estudiaron las pasiones como movimientos suscitados por el apetito sensitivo. Se trata de ciertas
energías básicas que en principio pueden hallarse tanto en los
animales como en los hombres, pero que en los hombres tienen
un carácter especial, por cuanto son actos y tienen, o pueden tener
un valor moral.
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Por afición o volición entendemos un acto de voluntad
La voluntad humana esta conectada con las necesidades
humanas en cuanto a ser seres vivos y en cuanto a ser seres sociales.
A la necesidad de bienes materiales para cubrir las necesidades en cuanto a seres vivos y en cuanto a seres sociales se
aplica la voluntad y esta sostiene actividades encaminadas a su
consecución
La noción de pasión alberga un cierto matiz de exageración, de ‘exceso’ sobre lo ‘normal’ que puede ser positivo o
negativo según los casos y la infinidad de matices posibles. Los
humanos somos sapiens y demens3, y nuestras locuras, más o
menos relativas y bien o mal intencionadas se plasman o llevan
acabo muchas veces a través de exageraciones de las distintas
tareas, necesidades o posibilidades humanas. Así surgen las distintas pasiones.
2 La avaricia como pasión por las riquezas materiales
La pasión por los bienes materiales, es decir, la afición
vehemente y exagerada por los bienes materiales constituye lo
que se conoce como avaricia, es decir, “afán desmedido de poseer
riquezas para atesorarlas”
En la tradición cristiana la avaricia se considera como
‘uno de los pecados capitales’.
Parece que hay una cierta relatividad en saber cuando
la legitima y laudable laboriosidad y empeño superador se convierten en desmedido afán, y penetra en el campo del egoísmo y
la avaricia. Esta dificultad es real y hay que tenerlo en cuenta. En
muchos casos la situación está clara [...], otras muchas veces no
tanto:
+ En otras épocas, distintos maestros (Aristóteles, Epicuro, Confucio, los escolásticos, Carlos Marx… afrontaron sus
circunstancias con las herramientas teóricas que estaban a su alcance..
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+ En la Edad Media, como en cualquier otra época, la
avaricia existió vinculada o posibilitada por las estructuras sociales y políticas que constituían la sociedad de cada siglo.
Hay algunos datos fundamentales que nos permiten conocer a grandes rasgos algunos factores relevantes de su evolución en este periodo.
3 Dos edades feudales
Según los especialistas, Le Goff e Duby4, hay dos edades feudales con características diferentes, siendo la separación
hacia el año 1050:
+ En tiempos de las migraciones germánicas, los romanos vivían en un territorio determinado, bien delineado.
Su era de expansión quedaba ya muy atrás. Su derecho
sancionaba y protegía la propiedad privada, y su estado
controlaba los mercados, la compra y la venta, los pesos
y las medidas y la emisión de monedas5.
Los pueblos germánicos, por otra parte, llegaron como
bandas de guerreros, acostumbrados a vivir a costa de la tierra y la
gente que capturaban. No eran ilustrados y, desde una perspectiva
cristiana, eran paganos.
Sus líderes se hacían cargo de todo botín conseguido, y
se apropiaban de parte de este, no para esconderlo o invertirlo,
sino para exhibirlo, a fin de acrecentar su prestigio. Parte lo regalaban como recompensa a sus compañeros de armas. Parte lo
ofrendaban en altares o lo enterraban con los muertos. Y parte,
con seguridad, lo cambiaban por artículos de lujo a los mercaderes del mundo romano, cuya cultura generalmente envidiaban.
Tales artículos de lujo les servían a su vez para más exhibición y
más regalos
La primera edad feudal es un “dialogo” entre los pueblos
germánicos recientemente establecidos, principalmente cristianos
y ligeramente romanizados de Europa occidental, y sus atacantes
no cristianos: los vikingos, los magiares, y los musulmanes.
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Durante la primera edad feudal la ‘economía de regalo’
floreció en los siglos que siguieron a las migraciones germánicas.
En una economía de regalo los bienes y servicios se intercambian sin que se les asigne unos valores específicos calculados. El prestigio, el poder, el honor y la riqueza se expresa en la
entrega espontánea de regalos. El acto de dar es más importante
que la cosa dada, si bien un regalo obliga al receptor a devolver a
cambio otro regalo
Hacia mediados del siglo XI, Europa se encontró finalmente libre de los ataques de pillaje de extraños. Toda la Europa
latino-cristiana fue capaz a partir de entonces de vincularse a un
sistema de mercado de intercambio donde el dinero servía como
un modelo de valor para los artículos que se intercambiaban.
La segunda edad feudal, que coincidiría con la fundación de las principales ciudades entre 1050 y 1320-30 constituiría
el auge de la cristiandad. En esta época la esplendidez no desapareció, como tampoco lo hizo el saqueo, pero se constata la
aparición de una actitud totalmente diferente, que calculaba el
valor para ver si una actividad o transacción particular podría traer beneficios.
Esto es consecuencia de la promoción del comercio y
la industria desde su estatus de actividades marginales, hasta el
nivel de elementos claves en la vida económica europea.
Finalmente, se produjo el reconocimiento y uso del dinero como instrumento en lugar de cómo tesoro, la puesta en circulación de nuevos tipos y bastas cantidades de numerario, y la
aparición de nuevas técnicas para su manejo expeditivo6.
4 Adaptación a la economía de beneficio
El desarrollo económico y social que se va a producir en
esta segunda edad feudal va a requerir una adaptación a la nueva
economía de beneficio.
Las numerosas novedades sociológicas, económicas,
culturales.. que tienen lugar en esta época no las podemos resumir aquí […].
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Solo aludir a dos cuestiones:
-
-
La presencia de pobres, ligada al desarrollo de la
ciudad
La inadaptación de la moral cristiana heredada con
respecto a desarrollos de la nueva economía; La
tradición recibida estaba predispuesta contra los
elementos principales de la nueva economía; contra
las ciudades, contra el dinero, y contra las profesiones
urbanas. Los guardianes de la conciencia no estaban
equipados de una ideología o una ética favorables
a la vida urbana. El principal tema moral era que el
dinero en sí mismo, era simultáneamente buscado y
despreciado.
Hasta finales del siglo X la vanidad había sido sin duda
el vicio dominante. Los escritores que trataban la avaricia la reducían a una subcategoría de la vanidad. Pero en el siglo XI, Pedro Damián anunció un cambio significativo cuando afirmo que
“la avaricia es la raíz de todo mal”7. Juan de Salísbury, Alain de
Lille, San Bernardo escriben contra la avaricia. El planteamiento
satírico del poder corrosivo del dinero estuvo plenamente vigente
a principios del siglo XII. Pedro Lombardo también reiteraba
que los mercaderes no pueden cumplir sus tareas sin pecar. La
presencia cada vez mayor de usureros en las ciudades a partir del
siglo XI en adelante inspiró abundantes condenas morales sobre
el préstamo de dinero, acumuladas desde los tiempos de Moisés.
El concilio de Tours de 1163 condena el préstamo con
interés, que es asimilado a la usura, e incluso el empeño.
Los padres del Tercer Concilio Luterano (1179) indicaron que la usura estaba floreciendo prácticamente en todos los
lugares como si se tratase de una empresa lícita.
Los maestros que enseñaban en las escuelas de la ciudad
así como los abogados tuvieron que hacer frente al dilema de si
tenían derecho a vender el conocimiento, cuando la tradición enseñaba que el conocimiento era un regalo de Dios, y que por lo
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tanto no puede ser vendido.
En este ambiente se explica la súbita popularidad en el
siglo XII de una historia muy antigua conocida por “Vida de San
Alejo”: Cuento popular que tenía dos temas nuevos bastante específicos:
- El de la renuncia voluntaria a la riqueza
- La adopción de la mendicidad religiosa, que hasta entonces había sido exclusivamente una práctica oriental.
Se produjo así una tensión entre los sectores innovadores
de la segunda edad feudal y la moralidad heredada de la época anterior. La adaptación a la economía de beneficio estuvo por
tanto cargada de dificultades. Creó tensiones entre la moral y el
comportamiento, entre la teología y la sociedad, entre la religión
y la vida misma8.
5 Posturas ante la crisis
Ante esta crisis, las respuestas disponibles, que eran naturalmente religiosas, pueden dividirse entre aquellos que rehuyeron la cuestión (Orden monástico antiguo, movimiento eremítico
y comunidades monásticas reformadas) y aquellos que la afrontaron (canónigos, laicos y frailes):
+ Orden Antiguo: Benedictinos fundamentalmente
+ Movimiento eremítico: Romualdo de Rávena, Pedro
Damián,...
+ Comunidades monásticas reformadas: Cartujos, Premostratenses, Cistercienses
+ Canónigos regulares
+ Laicos; Humillados, valdenses, beguinas y cátaros.
+ Frailes: Franciscanos y dominicos
6 Formación de la espiritualidad urbana
Nosotros aquí vamos a centrarnos en los frailes porque
su papel fue central tanto en la formación de la espiritualidad urbana, como en la formación del pensamiento social escolástico.
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Los frailes completaron la búsqueda de una espiritualidad urbana. Se integraron en la modesta tradición de las escuelas
urbanas, acoplándose en la transformación que estaba dando lugar a las universidades. Se integraron así a un esfuerzo intelectual
en marcha. Pero desde el punto de vista de la espiritualidad completaron la búsqueda que habían emprendido los ermitaños italianos, y había sido parcialmente llevada a cabo de una u otra forma
por figuras (Valdo de Lion) y grupos religiosos de los siglos XI y
XII. Los frailes, en cierto sentido, combinaron las formas de sus
predecesores en un programa espiritual coherente y practicable.
Sumaron y sintetizaron la reforma canónica y la nueva espiritualidad laica.
Los frailes crearon nuevas formas de expresión religiosa
específicas para el sector urbano de la sociedad y para aquellas
personas que dominaban en él.
Estas nuevas formas incluían una justificación ética de
la sociedad urbana en sí misma, así como de las actividades características de sus miembros más influyentes. También incluían
nuevas formas de culto, nuevas prácticas de devoción, y nuevas
estructuras para la participación laica en la caridad organizada.
7 El pensamiento social escolástico
Las escuelas de ciudad, o universidades como se las empezó a llamar en el siglo XIII, proporcionaron el marco para la
actividad intelectual de los frailes.
Las escuelas habían roto el monopolio de la cultura y la
educación superior mantenida durante mucho tiempo por los monasterios benedictinos. Maestros y estudiantes a tiempo, independientemente de su contexto social, se convirtieron en partícipes
de un atareado modelo de vida urbana, teniendo que afrontar los
problemas subsiguientes de apoyo económico, alojamiento lejos
del hogar, tasas y honorarios.
El programa de la escuela urbana estaba basado en la
polémica. Los monasterios y las escuelas eran tan opuestos en los
métodos que utilizaban, como en sus asentamientos sociales y sus
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metas espirituales.
Los estudiosos urbanos, al tiempo que seguían respetando la tradición recibida, sacaban fuerzas de ella e intentaban
exponer su debilidad para poder construir sobre ella, para poder
llegar más arriba y ver más lejos. Esta noción de progreso se convirtió en una meta que alimentó a varias generaciones de maestros de escuela, al mismo tiempo de desanimaba y ultrajaba a los
principales intelectuales monásticos. Es brillante y precioso en
este sentido algunos párrafos de ‘El nombre de la Rosa’ de Eco en
los que en boca del personaje que representa la primera parte de
la Edad Media (Jorge de Burgos) se plasma este resquemor por
las innovaciones que han ido apareciendo al modo de entender al
mundo y a Dios9.
Impávidos ante los ataques monásticos, los maestros de
escuela afilaron sus armas e intervinieron en los aspectos más peliagudos de los problemas legales y teológicos10.
El derecho y la teología se encontraban en una coyuntura
crucial del comportamiento humano, y en la segunda mitad del
siglo XII, colaboraron para formar la subdisciplina de la teología
moral. La jurisprudencia, como la teología, se estaban convirtiendo en una ciencia. Abelardo fue la gran figura de este triunfo
de la escuela en el siglo XII.
La verdadera primera escuela de teología moral se centró en Paris en las últimas décadas del siglo XII, donde se reunía
una tertulia de intelectuales alrededor de Pedro el Cantor. Era el
momento en el que las crecientes necesidades de negociación y
gobierno para un sistema crediticio entraban en conflicto con la
rígida moral anticomercial.
Aunque se repitieron también algunos de los viejos clichés tan hostiles a la actividad comercial, comenzaron la cuidadosa investigación, punto por punto, de muchas actividades concretas relacionadas con los mercaderes y los profesionales urbanos.
Al final, de ningún modo aprobaron todas estas actividades, pero
prepararon el camino para la justificación espiritual de los mercaderes y profesionales que los teólogos del siglo XIII iban a desarrollar.
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De este modo, el escenario educativo al que llegaron los
frailes poco antes de 1220 estaba dominado por la escuela urbana,
una institución donde se utilizaba la gramática y la lógica para
referirse al derecho y a la teología,y donde teólogos y abogados
dedicaban gran parte de su esfuerzo a investigar y resolver problemas sociales de su momento histórico.
Entre los principales problemas tratados por los frailes
se encontraba la propiedad privada, el precio justo, el dinero, los
honorarios profesionales, los beneficios comerciales, los modelos
de negocios y el préstamo de dinero. En cada caso se presentaron con opiniones generalmente favorables y de aprobación, en
agudo contraste con las opiniones que habían prevalecido durante
seis o siete siglos hasta la generación anterior.
Aristóteles proporcionó a los escolásticos toda una teoría completa de la utilidad social. Con esta teoría, Alberto Magno,
Tomás de Aquino, Alejandro de Hales, Buenaventura y otros labraron la emancipación de los mercaderes cristianos11.
Así, al orientarse las enseñanzas escolásticas hacia un
cuidadoso examen de los problemas sociales, se preocuparon por
ofrecer una guía para vivir en medio – en lugar de lejos- de las
realidades sociales. La conducción de estas enseñanzas desde las
universidades hasta los cristianos laicos supuso un importante esfuerzo espiritual y organizativo.
Naturalmente también hubo problemas, y nunca nada de
lo humano suele ser perfecto. Al igual que los cluniacenses que
en tiempos habían sido insultantemente llamados soldados y descritos con trajes militares y armados de sus espadas, sus lanzas y
sus yelmos..., los franciscanos y dominicos eran análogamente
denunciados por su avaricia, su riqueza, sus tratos comerciales y
sus negocios. En suma, por su parecido con los mercaderes.
De igual manera que los monjes se enfrentaron al principal problema de la sociedad feudal, a saber, la violencia; los
frailes debieron enfrentarse al principal problema de la nueva sociedad, es decir, la acumulación de dinero.
En primer lugar rechazaban la acumulación del dinero
para sí mismos, y en cambio, se entregaban al ideal, de reciente
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aparición en occidente, de la pobreza voluntaria.
En segundo lugar, sin embargo, mantenían los modos lingüísticos y formales de los señores del dinero, aunque evitando los
aspectos espiritualmente nocivos de la actividad de dichas gentes.
En tercer lugar, una vez demostrado pertenecer ellos
mismos al medio, proporcionaban a los líderes de la sociedad urbana una teología moral revisada que aprobaba la acumulación de
dinero en ciertas circunstancias cuidadosamente definidas.
La espiritualidad de los frailes estaba determinada por la
nueva sociedad urbana, y al mismo tiempo era un factor determinante en ella.
8 Pero hay un pequeño librito…que se titula “El robo al sur
y los padres de la Iglesia”, de Luis Obregón…
En fin, esta es , como siempre una parte de la historia....
Nunca controlamos todos los factores aunque ambicionemos referirnos a los fundamentales. La historia sigue, llega hasta nuestro
presente, en el que intentamos entender lo que pasa, lo que está
pasando, y nos apoyamos en lo que conocemos de lo que pasó. Es
nuestra obligación conocer lo más posible el pasado para enfrentarnos al presente con mayor lucidez.
Intentando pensar en positivo…podemos concluir. Los
escolásticos medievales hicieron lo que tenían que hacer…. Era
necesario el desarrollo de la sociedad urbana, y su componente
económica y comercial.
De igual manera nosotros, haciendo lo que quizá debamos hacer, podemos recordar y comprobar que sigue habiendo
muchos textos de los padres de la Iglesia….que siguen animándonos a combatir la avaricia y a buscar un mundo más fraterno y
menos injusto.
A modo de muestra recordemos una frase de S. Juan Crisóstomo; “sufriremos el último castigo por haber hecho pobres a
los pobres”12.
Quisiera terminar con un poeta de la calle. Homero
Castillo Duran nos ofreció parte de su obra mientras esperábamos
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para entrar en el teatro uno de los días del congreso. Le compré
tres pequeños libritos de poesía. Experto en mirar el mundo desde
el asfalto, seguramente lo podemos considerar una autoridad en
la descripción del mundo desde la acera. Por eso quiero terminar
con unos versos suyos, de tal manera que sirvan también de
particular tributo de admiración y agradecimiento a la ciudad de
Santiago de Chile y a la lucidez y sensibilidad de sus gentes: Los
titula ‘Mundo’
“El hombre inhabitado
pleno de despojos
y terrenal chatarra
elucubra su suerte
tras las rejas del egoísmo”13.
Notas
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Facultad de Filosofía de Sevilla – Espanha.
Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofia. Barcelona: [s.n], [s.d].
Verbete - Voz Pasión.
“Intentaremos demostrar aquí que la creatividad, la originalidad y la eminencia de ‘homo sapiens’ tiene el mismo origen que el desajuste, el vagabundeo y el desorden de ‘homo demens’, es decir, el prodigioso aumento
de complejidad que aporta un cerebro de 15.000 centimetro cubicos [...]”
(Morin, E. El paradigma perdido. Barcelona: Kairós, 1994. p. 135).
Ver también, Morin, E. El método, la humanidad de la humanidad.
Madrid: Catedra, 2003. p. 129 et seq.
Cf. Le Goff, J. La baja edad media. Madrd: SigloXXI, 1986. p. 6. e
Duby, G. Economía rural y vida campesina en el Occidente medieval. Madrid: Altaya, 1999. p. 15 et seq.
Little, L.K. Pobreza voluntaria y economía de beneficio en la Europa medieval. Madrid: Taurus, 1983. p. 16.
Ibid., p. 32-3.
Vauchez, A. La espiritualidad del occidente medieval. Madrid:
Cátedra, 1985. p. 66.
Little, 1983, p. 72.
– “Pero ahora dime ¿por qué quisiste proteger este libro más que tantos
otros?
– Porque era del Filósofo. Cada libro escrito por ese hombre ha destruido
una parte del saber que la cristiandad había acumulado a lo largo de los
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12
10
11
13
siglos [...] (Eco, U. El nombre de la rosa. Barcelona: Lumen, 1982. p.
572).
Little, 1983, p. 216.
Ibid., p. 221-2.
Obregón, L. El robo al sur y los padres de la Iglesia. Madrid: M movimiento Cultural Cristiano, 1989. p. 114.
Castillo, H. El espíritu de la tregua. Barcelona: [s.n], [s.d.].
Endereço para contato:
E-mail: [email protected]
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