Formato de impresión Alegría y gozo en el sufrimiento 2014-12-31- Columnas-Valores_Morales Autor: Juan del Carmelo El Seor nos dej dicho: En verdad, en verdad os digo que lloraris y os lamentaris y el mundo se alegrar; vosotros os entristeceris, pero vuestra tristeza se volver en gozo. (Jn 16, 20). Existe un misterioso nexo de relacin entre el gozo y el sufrimiento, porque ellos en s, son dos trminos antagnicos. El gozo est reido con el sufrimiento de la misma forma que la alegra tambin est reida con el sufrimiento, porque quien sufre, ni est alegre, ni disfruta. De entrada, alegra y sufrimiento son trminos contrapuestos, se est alegre cuando se es feliz, cuando uno disfruta de lo que posee o de lo que piensa poseer; y se est triste, cuando uno sufre, cuando est atenazado por el dolor. Y sin embargo, es posible tanto el gozo como la alegra tenerla en el sufrimiento. Claro est, que a ms de uno, que no est muy ducho en lides espirituales, esto del gozo y de la alegra en el sufrimiento, le llevar siempre a pensar en el masoquismo. Y ya se encargara su demonio particular en hacerle ver que es de gozar y tener alegra en el sufrimiento, es masoquismo puro y nada ms. Pero es de ver que el masoquismo, es una apreciacin material del sufrimiento y aqu estamos tratando apreciaciones espirituales. Como antes decamos, se est alegre cuando se es feliz, pero no siempre esto es as. No se debe de olvidar nunca, que el placer no es felicidad, ni el sufrimiento es tristeza. En esta vida, lo que para unos puede ser felicidad, en otros por razn hasto o por otras razones no genera placer. Y en lo referente al sufrimiento tambin ya hemos mencionado, que en muchos santos el sufrimiento no genera tristeza, sino alegra. La alegra es un estado del alma, y este estado se genera, cuando existe la posesin de un bien previamente deseado, se de carcter material o espiritual, o con la esperanza de gozar de este bien deseado. La alegra esencialmente nace con ms frecuencia, cuando podemos disfrutar del bien deseado y amado. Son dos clases de alegras las que debemos de considerar. La alegra de carcter natural o fisiolgico, que es causada por el ocio y la diversin, y que siempre puede ocultar cierto fondo de desesperanza. Y la segunda clase de alegra que es, la que podemos llamar alegra sobrenatural. Como es lgico, aqu nos ocuparemos de la alegra sobrenatural, la alegra que se genera en el alma de la persona que vive en gracia de Dios, que vive unida al amor a Dios, y que es consciente del don que recibe de su Creador. En esta alma, que vive en gracia de Dios, se genera tambin asimismo, la alegra por el pensamiento de que va a poseer a Dios cuando llegue a l. Solo la persona que pone sus ojos en miras sobrenaturales, y acepta el sufrimiento como expresin de amor a Dios, puede alcanzar la paz y la alegra necesaria en esta vida, para fijar su meta de felicidad, en el encuentro con su Padre Dios. Cuando se pierde el miedo al sufrimiento, el miedo a la cruz, y se acepta la divina voluntad, se encuentra la alegra y la felicidad en este mundo. Santa Teresa de Lisieux, escriba: He encontrado la felicidad y la alegra en la tierra, -comprendedme bien; la felicidad y la alegra- pero verdaderamente nicamente las he encontrado en el sufrimiento, pues he sufrido mucho. El sufrimiento solo puede ser superado y vencido, sublimndolo por medio del amor. El amor a Dios es el Todo de todo, que todo lo puede dada su omnipotencia. El amor es la nica fuerza que tiene el hombre, para conseguir lo que desee. Si no media, el amor a Dios, espiritualmente de nada vale a un alma, el sufrimiento no encauzado en el amor a Dios, carecer de toda clase de valor sobrenatural. Como siempre ocurre, en todo lo que se refiere al orden espiritual, el amor juega el papel fundamental, la llave est en el amor. Deca San Agustn: Quien ama no sufre de ningn modo el sufrimiento, o si sufre se llega a amar al mismo sufrimiento. Lo admirable de las heridas de amor es que cuntos las sufren gozan, y ninguno de ellos cambiara jams este dolor por todas las dulzuras del universo. No hay dolor en el amor, y, si lo hay, es un dolor amable. Amar es nuestro oficio, escriba Rusbroquio,. Sufrir ser abrasados en el Amor de Dios es nuestro gozo. Entre el amor y el gozo hay diferencia como entre Dios y su gracia. En cuanto nos adherimos a Dios con amor somos espritus. Cuando su Espritu nos arroba nos transformamos y somos gozo. Feliz es el alma, que est en todo de acuerdo con la divina voluntad, acepta todo lo que le viene sean goces o tristezas, sufrimiento o bienes, con la misma alegra. Esta alma, ha llegado al Santo abandono y en consecuencia a la Santa indiferencia, sobre todo lo de este mundo. La caracterstica ms genuina de esta alma ser siempre la constante alegra incluso en el sufrimiento. Eugne Boyland, refirindose a esta clase de almas, seala de ellas que: Para expresar su amor por Dios, sus amantes no pueden encontrar un modo ms adecuado que el del sufrimiento. La fuerza del fuego del amor a Cristo en nuestros corazones, puede llegar a ser, capaz de transformar en gozo, el mayor de los sufrimientos. Que otra cosa, si no, les pas a innumerables mrtires, que fueron gozosos al martirio por amor a Cristo. Qu explicacin, si no, tiene la conducta de un San Ignacio de Antioquia, o ms recientemente la de Santo Toms Moro?, por citar algn ejemplo ms conocido. O los ejemplos de los cientos de miles de mrtires que han seguido los pasos de su Redentor, en los circos romanos y ms tarde en persecuciones, perfectamente organizadas desde movimientos polticos revolucionarios. ltimos ejemplos recientes los tenemos, en el recin terminado siglo XX, como fueron las persecuciones de los llamados Cristeros en Mjico, la misma de Espaa en 1936, las de los pases del este, las de Vietnam, China, y todos los pases que fueron sometidos al rgimen comunista. Y actualmente tenemos todos los das noticias de los asesinatos de cristianos, en pases y zonas controladas por musulmanes Cuando un alma se siente amada del Seor, ya nada de este mundo le importa, ni el dolor ni la felicidad terrena, porque ha encontrado su perla preciosa, que a ningn precio est dispuesta a soltarla. Y si a esta alma, el sufrimiento trata de atormentarla, nada conseguir, porque el amor a su Seor, le ha enseado a transformar la tribulacin en goce. Santa Catalina de Siena, es un claro ejemplo de esto. Para ella, el sufrimiento es la mayor felicidad que tenemos en la tierra, y se quedar estupefacta de que la gente se asombre de ello y continua diciendo Santa Catalina. La muerte es una dicha, y gozar de los bienes del mundo, la nica desgracia verdadera. El amor a Dios puede transformar los corazones, hasta lmites inimaginables. Santa Teresa de Lisieux es un claro ejemplo de esta transformacin. Son suyas varias expresiones en este sentido, algunas de las cuales ya hemos reseado antes. Por el amor a Dios, la persona que se abraza voluntariamente con el dolor acaba por no temblar ante l. La gracia hace milagros y es posible que llegue a encontrar verdadera alegra en echar ceniza a la comida y en dormir sobre una tabla, escribe Leo Trese. Pero seamos realistas y reconozcamos que esto son situaciones finales en el grado de amor a Dios, que desgraciadamente no se dan con mucha frecuencia. Ejemplo de este ltimo grado, es tambin San Pablo cuando nos dice: Con Cristo estoy crucificado: vivo, pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi. (Gl 2,19-20), El alma del que esto dice, ya no sufre ha perdido su capacidad de sufrimiento, porque ella, gozosamente se siente tambin crucificada con Cristo, y de la misma forma que vive la Crucifixin con Cristo, vivir la Resurreccin, con Cristo, y se sentir plenamente feliz. Realmente, la aceptacin cristiana del sufrimiento puede variar, de acuerdo con el grado de acercamiento que el alma tenga hacia Dios. San Bernardo describe tres actitudes diferentes: Aquellos que estn comenzando en la escuela del temor, llevan la cruz de Cristo con paciente sumisin; los que estn progresando en la esperanza, la llevan gustosamente y de buena gana; pero aquellos que estn consumidos de amor, la abrazan con ardor. Y podemos aadir otra categora muy generalizada, se trata de aquellos que pretenden darle esquina en esta vida al sufrimiento, se equivocan, es algo imposible, nadie se libra de l, y si a alguien presume de que an no le ha llegado, que no se pre ocupe porque ya le llegar su cruz. Son muy pocos desgraciadamente, los que estn en el otro extremo, aquellos que quieren santificarse con nota. Si as se lo piden al Seor, en este caso la garanta de obtener sufrimiento es total. Pero. Tened cuidado!, medir bien vuestras fuerzas, y meditar siempre previamente, lo que en este orden de cosas se le pide al Seor, porque hemos de estar seguros. de que nuestras peticiones en esta materia, sern siempre atendidas. Se de una persona que le pidi cruces para santificarse, y fue cumplidamente atendida. Bien es verdad y no hay que olvidar, que con las cruces Dios da siempre las gracias necesarias para sobrellevarlas, y a nadie le enva algo que l no pueda sobrellevar, por duro que sea. Concretamente en el caso que conozco el interesado jams se arrepinti de su peticin y le dio gracias a Dios por haberle atendido. Dios nos quiere alegres en este mundo, nos quiere contentos, felices, optimistas. Porque es imposible estar unidos a l y no participar de su inmensa alegra. Dice San Juan, que: Dios es amor (Jn 4,8). Pero por lo mismo, en su esencia, es tambin alegra. Nos quiere alegres incluso en el sufrimiento. Si no que otro sentido pueden tener sus propias palabras: Bienaventurados seris cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo gnero de mal por m. Alegraos y regocijaos, porque grande ser en los cielos vuestra recompensa, pues as persiguieron a los profetas que hubo ante de vosotros. (Mt 5, 11-12). Y nos quiere alegres tambin, no slo en el sufrimiento, sino tambin en la mortificacin: Cuando ayunes ngete la cabeza. (Mt 6,19-21). Nuestra alegra de cristianos, con o sin sufrimiento, debe de basarse siempre en la realidad de que estamos llamados a ser hijos de Dios, en el hecho de que claramente sabemos, que si sufrimos y morimos con Cristo, resucitaremos con Cristo y seremos divinizados, en al amor a Cristo. Ni siquiera la muerte tiene fuerza o poder sobre nosotros para arrancarnos del seno de Dios. Los sacrificios hemos de llevarlos con alegra, generosamente, sin que nadie note nada, que nadie lea tristeza ni dolor en tu cara, cuando difundes por el ambiente del mundo el aroma de tu sacrificio: los hijos de Dios han de ser siempre sembradores de paz y de alegra. Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otro modo, no tendris mrito delante de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando des limosna, no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipcritas en las sinagogas y en las calles para que los hombres los alaben. Os aseguro que ya recibieron su recompensa. T, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensar. (Mt 6, 1-4). Ya sabemos que lo que se nos pide no es fcil. Sufrir, y encima, ni siquiera tener el desahogo de poner cara larga. Sufrir y aguantar con cara alegre, viendo que a otros la vida les sonre, y encima ni siquiera poder ser envidioso, sino alegrarse, del bien de los dems. Es duro, claro que es duro!, porque con dureza de amor, trata Dios a los que quiere. A nadie le enva Dios, algo que l sepa que no puede soportar, por duro que nos resulte, como le dijo a San Pablo, cuando se quej: Tienes mi gracia y te basta. (2Cor 12, 9) Siempre disponemos de fuerzas para hacer frente a nuestras cruces, si somos capaces de mirarlas de frente con alegra, y pensar que mayor fue la cruz que l llev por nosotros. Acaso a l no lo crucificaron!, y en algn momento se quej de algn dolor? Mi ms cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga. Copyright ElPeriodicodeMexico.com