TEMA 2 – LOS MITOS COSMOGÓNICOS Y TEOGÓNICOS Mito pelasgo de la creación La diosa Eurínome, que surgió desnuda del caos, no encontró una base sólida de apoyo y separó el mar del cielo bailando sola sobre las olas. En su danza fue fecundada por el viento del norte, Boreas también llamado Orión. Eurínome tomó la forma de una paloma y anidó en las olas, poniendo el Huevo Universal del que procede todo lo que existe (planetas, luna, sol, Tierra, seres vivos). Eurínome y Boreas establecieron su morada en el monte Olimpo, pero ésta desterró a Orión a los abismos subterráneos ofendida por la afirmación de éste de que él había sido el creador del universo. La diosa engendró a continuación las siete potencias planetarias, poniendo cada una bajo el control de un Titán y una Titánide. El primer hombre fue Pelasgo, quien surgió del suelo de Arcadia. Le siguieron otros a los que enseñó a construir casas, alimentarse y a cubrirse con pieles. La denominación de pelasgos se aplicaría de forma imprecisa a todos los habitantes prehelénicos de Grecia. Mito homérico de la creación En su relato recoge la idea de que los dioses y todas las criaturas vivientes se originaron en la corriente del Océano que envuelve al mundo y que Tetis fue la madre de todos sus hijos. Mito órfico de la creación Según ellos, la Noche, que inspiraba temor al propio Zeus, fue cortejada por el Viento poniendo un huevo de plata en el vientre de la oscuridad. Cuando Eros, el Deseo, salió de ese huevo puso el universo en movimiento. Eros creó la tierra, el cielo, el sol y la luna, pero la diosa gobernó el universo hasta que su cetro pasó a Urano. Eros Su figura evolucionó mucho en el mito. En las teogonías más antiguas se le considera un dios nacido a la par que la tierra, salido directamente del caos primitivo. De la acción de Eros surgen de Caos, Érebo y Nix, por lo que la oscuridad primordial queda dividida en dos principios: masculino y femenino. De su unión proceden otros dos principios: Éter, cielo superior, y Hemera, el Día, luz de la atmósfera terrestre. Eros según Platón: genio intermediario entre dioses y hombres, nacido del Recurso y la Pobreza, siendo una fuerza permanentemente insatisfecha e inquieta. Eros según Hesíodo: primero fue el Caos, luego la Tierra, y Eros, el más hermoso de los inmortales que penetra con su dulce languidez a dioses y hombres, doma los corazones y triunfa de los consejos prudentes Mito olímpico Al principio la Madre Tierra, Gea, surgió del Caos y mientras dormía primero parió a su hijo Urano, la personificación del Cielo como elemento fecundo. Urano derramó lluvia fértil sobre la Tierra y ésta concibió la hierba, flores, árboles y animales que podía vivir en ella, además de montañas, ríos, lagos y mares. Los primeros hijos de la Tierra tenían forma semihumana, los Hecatónquiros o gigantes de Cien Manos (Briareo, Giges y Coto). Luego nacieron los tres Cíclopes de un solo ojo (Brontes, Estéropes, y Arges), a cuyos hijos según Homero, encontró Odiseo en Sicilia. Sus fantasmas habitaban las cavernas de Etna desde que Apolo los mató en venganza por la muerte de Asclepio. También nacieron los seis Titanes y las seis Titánides. Titanes es el nombre genérico dado a los seis hijos varones de Gea y Urano: Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Jápeto y Crono, los cuales se unieron a sus hermanas para engendrar toda una serie de divinidades. Las Titánides eran: Tía, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis. Ellas no favorecieron a sus hermanos en la Titanomaquia, lucha que dio el poder a los Olímpicos. Mitología clásica e iconografía cristiana 1 La castración de Urano Gea descontenta de su fecundidad y de que Urano hubiera arrojado a sus hijos rebeldes al Tártaro para que no vieran la luz, los Hecatónquiros y los Cíclopes, convenció a los Titanes para que castraran a su padre. El menor, Crono, se encargó de ello armado con una hoz que su madre le había dado, cortando los genitales de su padre y arrojándolos al mar. De algunas gotas de sangre de la herida, que cayeron en la Tierra, nacieron las tres Erinias, las Furias romanas que vengan los crímenes de parricidio y perjurio (Alecto, Tisífono y Mégera). También de esta sangre surgieron las ninfas del fresno, las Melíades y los Gigantes. Los Titanes liberaron a los Cíclopes del Tártaro y pusieron en manos de Crono la soberanía. El mito de Urano es patriarcal y fue aceptado oficialmente por el sistema religioso olímpico. Al parecer ganó su posición de Padre Original al ser identificado con Varuna, divinidad pastoral integrante de la triada masculina aria. Cuando Crono se sintió dueño del poder, desterró de nuevo a los Cíclopes y a los Hecatónquiros al Tártaro, y tomó como esposa a su hermana Rea, gobernando en la Élide, como cuenta Hesíodo. Genealogía de Crono con Gea, último cuadro castración de Crono: Cíclopes: - Arges - Brontes - Estéropes Hecatónquiros: - Briareo - Coto - Giges Titanes: - Ceo - Crío - Crono - Hiperión - Jápeto - Océano Titánides: - Febe - Mnemósine - Rea - Tea - Temis - Tetis Erinias: - Alecto - Megera - Tisífone Gigantes Melias El gobierno de Crono Con su gobierno nace la segunda generación de dioses. Como Urano y Gea le habían predicho que sería destronado por uno de sus hijos, Crono los iba devorando a medida que nacían. Así engendró y devoró a Hestia, Deméter, Hera, Plutón y Posidón. Rea, trató de evitarlo y antes de nacer el último, Zeus, huyó a Creta y lo dio a luz en secreto. Luego envolvió una piedra en unos pañales y se la dio a su esposo, que no descubrió el engaño. Representaciones Gea: se representaba en la cerámica pintada como una mujer surgiendo de la superficie de la tierra. Urano: dios primordial sin forma humana, equiparado al cielo, aparece esporádicamente en forma de bóveda celeste o techo de bronce, en ocasiones sujetado por el titán Atlas, y sólo adopta apariencia de hombre en las escenas de su mutilación. Crono: se identificó con el dios romano Saturno, asimilándose más tarde por una confusión lingüística, con una segunda divinidad, Cronos, el Tiempo. Considerado como un dios de la agricultura y la legislación, es decir, de la prosperidad, la abundancia y el orden frente al caos, porta como atributos la guadaña forjada por Gea para castrar a Urano. Su tipo iconográfico es el de un anciano barbado que en ocasiones cubre su cabeza con un manto o velo. En la Edad Moderna se insistió en su forma más cruel, el rito antropófago que lleva a cabo intentando detener su destino de ser destronado por uno de sus vástagos. Su carácter sombrío se evidencia del mismo modo como alegoría del Tiempo que todo lo devora con su guadaña, y asociado a las artes funerarias, y sólo rara vez es vencido por el Amor y la Esperanza. Crono/Saturno también personifica la melancolía en la doctrina de los temperamentos, vinculada a la creación intelectual. Zeus como poder supremo Cuando Zeus nació con la ayuda de Metis, hija de Océano, hizo tomar a Crono una hierba con la que vomitó a los hijos que había devorado, los cuales, dirigidos por Zeus, se levantaron contra Crono y sus hermanos Titanes. La guerra duró diez años, y como le había predicho un oráculo de la Tierra, Zeus ganó al aliarse con los seres que Crono había lanzado al Tártaro y con sus hermanos y hermanas rescatados: Deméter, Mitología clásica e iconografía cristiana 2 Hades, Hera, Hestia y Posidón. En este lugar quedaron encadenados Crono y los Titanes, custodiados por los Hecatónquiros. El mayor de ellos, Atlas (2º generación), fue condenado a sostener el cielo sobre sus hombros por apoyar a Crono. Tras vencer a los Titanes, Zeus y sus hermanos lucharon contra los Gigantes y con Tifón. Los Gigantes son hijos de Gea que nacieron, para vengar a los Titanes, de la sangre que manaba de la mutilación de Urano. Son seres enormes, de fuerza descomunal y aspecto terrorífico, con espesa cabellera, barba hirsuta y con serpientes como piernas. Apenas nacidos, amenazaron al cielo lanzándole árboles encendidos y rocas enormes. Los dioses Olímpicos se dispusieron a luchar, especialmente Zeus y Atenea, junto con Heracles, el mortal necesario para acabar con ellos. También les ayudaron Dionisio y los Sátiros, Hera y otros dioses. Los Gigantes son seres divinos pero mortales, pudiendo ser destruidos con la acción conjunta de un dios y un humano. Para evitar su muerte, existía una hierba mágica capaz de sustraerlos a las heridas de los mortales, que Zeus recogió antes de que se pudiera utilizar. De esta manera fueron vencidos por los rayos de Zeus y sus flechas. A Encédalo, uno de ellos, cuando logra huir, Atenea le lanzó encima la isla de Sicilia. Después de vencer a Titanes y Gigantes, hubieron de vencer a Tifón, el menor de los hijos de Gea. Éste era un ser intermediario entre hombre y fiera, mayor que todas las montañas, que a menudo tocaba el cielo con la cabeza. Tenía el cuerpo alado y despedía llamas de los ojos. Cuando los olímpicos vieron que atacaba el cielo huyeron al desierto de Egipto y se ocultaron, adoptando formas de animales. Tan sólo Atenea y Zeus resistieron, fulminándolo Zeus desde lejos y abatiéndolo con su sable de acero. Pero Tifón se recuperó y logró cortarle los tendones de brazos y piernas, dejándole indefenso en la gruta Coricia. Hermes y Pan robaron al gigante los tendones y se los colocaron de nuevo a Zeus, de manera que recuperó sus fuerzas y se puso a lanzar rayos contra Tifón, y al huir le aplastó con el monte Etna. Después, Zeus y sus hermanos lucharon entre sí por el poder. Los dioses masculinos se repartieron el mundo: Zeus, rey de los dioses del Olimpo y dios del cielo; Posidón, rey de los mares; Hades de los infiernos. De las diosas femeninas Hera se convirtió en la esposa de Zeus y diosa protectora del matrimonio; Deméter de la agricultura y Hestia del fuego y hogar. Representaciones Titanomaquia: es la lucha de Zeus y sus hermanos los Cíclopes y los Hecatónquiros para derrocar a Crono y a los Titanes, e imponer el gobierno de la tercera generación de dioses, denominada Olímpica. Su plasmación en las artes de la Antigüedad es anecdótica, siendo a partir de la E. Moderna cuando aumentan sus representaciones, aunque suele confundirse con la batalla contra los Gigantes. Los Cíclopes en agradecimiento por haber sido liberados del Tártaro, regalaron a los dioses las armas con las que lucharán, convirtiéndose en sus atributos: Zeus, rayos y truenos; Plutón, el yelmo; Posidón, el tridente. Gigantomaquia: simboliza en la cultura griega el triunfo de la civilización y orden natural sobre la brutalidad, ignorancia y el caos, siendo muy frecuente su tratamiento en las artes helénicas. Aparecerá repetido cientos de veces en la cerámica, siendo los templos el marco de representación más adecuado, al recordar por un lado, la supremacía de los dioses en su lugar de culto, y por razones plásticas, al adaptarse las formas de serpiente de las piernas esculpidas de los gigantes a los ángulos de los frontispicios. *Véase: Lado norte del friso del Tesoro de Sifnios en Delfos. Metopas del lado este del Partenón. Friso del podio del altar de Zeus y Atenea en Pérgamo, hoy en Berlín. Nacimiento de Atenea Sobre el nacimiento de Atenea hay una gran diversidad de tradiciones. Según Hesíodo, procede de Zeus y la titánide Metis. Ésta trató de huir de Zeus que la deseaba, adoptando diversas formas, pero no lo consiguió y concibió a Atenea. Un oráculo dijo que sería una niña y que si Metis volvía a concebir sería un hijo destinado a destronar a Zeus, igual que hizo él con su padre. Así que Zeus se tragó a Metis, y decía que ella le aconsejaba dentro del vientre. En el momento del parto Zeus sintió un terrible dolor de cabeza e hizo que gritara desesperadamente. Hermes adivinó la causa y convenció a Hefesto para que abriera el cráneo de Zeus. Así Atenea salió completamente armada y dando un fuerte grito. Las representaciones de Atenea saliendo de la cabeza de Zeus son muy abundantes en la cerámica griega hasta el siglo VII, desapareciendo paulatinamente en las artes posteriores. Mitología clásica e iconografía cristiana 3 Nacimiento de Afrodita Afrodita, diosa del deseo, nació de la espuma del mar y montada sobre una concha marina acudió a varios lugares hasta que escogió su residencia en Pafos (Chipre). Allí donde pisaban crecían hierbas y flores. También se decía que había nacido de la espuma de mar que rodeaba los genitales de Urano. También se habla de Zeus como su padre y de Dione, hija del Océano o de Aire y Tierra, como su madre. Representaciones Tabla desparecida de de la Venus Anadyomene pintada por Apeles: en la que se utilizó como modelo a Campaspe, concubina de Alejandro Magno, basada supuestamente en un fresco pompeyano. Relieve del Trono Ludovisi: inspirado en el relato de Hesíodo, en el que Afrodita surge de las aguas asistidas por las Horas que cubren su desnudez. La iconografía más habitual del nacimiento de la diosa la representa desnuda, reclinada o de pie sobre una concha surgiendo de la espuma del mar amparada por criaturas marinas como tritones o náyades. Botticelli: recuperó la versión interrumpida durante la Edad Media, pero asoció a la diosa con la Humanitas, la armonía y el conocimiento enmarcados entre los tres elementos: agua, tierra y aire. Venus Púdica: arriba a las costas de Chipre, Citera o Pafos impulsada por el soplo de Céfiro y Clotis. Enla tierra la aguarda una Hora para cubrirla con un manto de flores. Tras las versiones barrocas de Rubens y Boucher, los pintores académicos franceses retomaron el tema como excusa para el desnudo femenino y el ejercicio del dibujo. Nacimiento de Apolo y Ártemis, Hermes y Dionisio Zeus se unió a numerosas ninfas descendientes de Titanes o de dioses y después de la creación del hombre con mujeres. Cuatro de las grandes divinidades olímpicas fueron engendradas fuera del matrimonio: Apolo, Ártemis, Hermes y Dionisio. Apolo y Ártemis Estos dioses gemelos son hijos de Zeus y Leto (hija de los titanes Ceo y Febe). La celosa Hera envió a la serpiente Pitón para que persiguiera a Leto y no lo diese a luz en ningún lugar donde brillase el sol. En las alas del Viento Sur, Leto llegó a Ortigia, donde nació Ártemis. Ésta, recién nacida, ayudó a su madre a cruzar a Delos, lugar en el que nació Apolo tras nueve días de parto, entre un olivo y una palmera. Desde entonces, la isla de Delos, que había sido flotante, se quedó firmemente anclada no pudiendo nadie nacer ni morir en ella. Hermes Su madre fue Maya, hija de Atlante. Era una ninfa del monte Cileno, donde Zeus se unió a ella. El mismo día de su nacimiento Hermes demostró una gran precocidad al escapar de su cuna a Tesalia, donde su hermano Apolo guardaba entonces los rebaños de Admeto. Dionisio Zeus, disfrazado de mortal, mantenía una relación con Sémele (hija del rey Cadmo de Tebas), pero Hera celosa se disfrazó de anciana y la convenció, en su sexto mes de embarazo, de que pidiera a su amante que le revelara su verdadera forma. Cuando Zeus se negó, ella le rechazó, y enfurecido se manifestó como un rayo y la consumió. Zeus salvó al feto cosiéndoselo dentro de su muslo para que se completara la gestación, por lo que se llamó a Dionisio el dos veces nacido. Éste fue confiado a Hermes cuando nació y encargó su crianza al rey de Orcámenos, Atamante y a su esposa Ino, que la vistió de niña para escapar de Hera, pero ésta se dio cuenta y en venganza volvió loca a Ino. Zeus se llevó al niño a Nisa para que lo cuidaran las ninfas y lo transformó en cabrito. Mitología clásica e iconografía cristiana 4 Las edades de Oro, Plata, Bronce e Hierro Edad de Oro, Hesíodo Al principio hubo una raza de oro, cuando Crono reinaba en el Cielo. Los hombres vivían como dioses, libres de penalidades y de miseria sin conocer la vejez. Eternamente jóvenes, al morir se sumían un plácido sueño, libres de una vida de trabajo. Con el reinado de Zeus esta raza desapareció de la tierra, pero quedaron como genios benéficos guardianes de los mortales. Edad de Plata Eran hombres comedores de pan, creadas por obra de la divinidad. Los varones estaban sometidos a sus madres y nunca les desobedecían. Eran ignorantes y belicosos, pero no luchaban entre ellos. Zeus los destruyó a todos. Edad de Bronce Los hombres caían de los árboles como frutos y poseían armas de bronce. Comían carne, pan y amaban la guerra, eran insolentes y despiadados. La Muerte Negra se los llevó a todos. A éstos les sucedió una segunda raza de hombres de bronce, más nobles y generosos, y que eran hijos de dioses y mujeres mortales. Éstos lucharon en el asedio de Tebas, en la expedición de los argonautas y en la guerra de Troya. Convertidos en héroes, habitaban los Campos Elíseos. Edad de Hierro La de los hombres contemporáneos, a los que Hesíodo ve como indignos descendientes de la segunda generación de la Edad de Bronce. Son degenerados, crueles, injustos y lujuriosos. Cosmogonía de Hesíodo Hay una organización horizontal del espacio. El Cielo arriba como un espacio sólido; la Tierra en medio, sede mortales e inmortales; el Mundo Subterráneo, reino de los muertos. A estos tres espacios les separan dos grandes huecos: el Caos, entre el Cielo y la Tierra; y Tártaro, entre la Tierra y el Infierno. La creación del ser humano En una primera versión los hombres vivían en armonía con los dioses en la Edad de Oro, hasta que surgió la rivalidad. Prometeo pretendió engañar a Zeus, pero éste descubrió su engaño y castigó a los hombres con todo tipo de sufrimientos. Prometeo quiso compensar a los hombres trayéndoles el fuego, provocando nuevamente la ira Zeus, quien lo encadenó a una roca del Cáucaso. Cada día un águila le devoraba las entrañas que volvían crecerle cada noche. Una segunda tradición dice que no hubo hombres mortales hasta que Prometeo los formó con arcilla y agua, a semejanza de los dioses, y con el consentimiento de Atenea, luego les infundió vida con su aliento. Pandora (igual que Eva), trae la desgracia a la humanidad. En Hesíodo aparece creada por Hefesto y Atenea, con ayuda de todos los dioses y por orden de Zeus, confiriéndola belleza y gracia, pero Hermes puso en su corazón la mentira y el engaño. La curiosidad por saber que contenía el cofre cerrado, en el que estaban ocultos todos los males, la llevó a abrir la tapa, escapándose todos y afectando al género humano. De entre los descendientes de Pandora y Prometeo están Deucalión y su esposa Pirra. Cuando Zeus quiso destruir a los hombres de la Edad de Bronce decidió enviar un diluvio para arrasarlos, considerando que sólo Deucalión y su esposa merecían salvarse. Aconsejados por Prometeo, construyeron un arca con la que flotaron sobre las aguas durante nueve días y nueve noches hasta llegar a las montañas de Tesalia. Al pedir Zeus a Deucalión que le solicitar un deseo, éste rogó tener compañeros, para lo cual el dios le ordenó a él y a su mujer lanzar los huesos de sus madres por encima del hombre, pero Deucalión comprendió que se refería a las piedras, los huesos de la Madre Tierra, y al arrojarlas nacieron hombres y mujeres, viviendo largo tiempo y procreando hijos que constituyeron los ancestros de las distintas ramas de la raza helénica. Mitología clásica e iconografía cristiana 5 Representaciones Prometeo: las artes figurativas de la Antigüedad representaron con insistencia el motivo de Prometeo encadenado y liberado, que aparece en algunos sarcófagos romanos modelando con arcilla e insuflando un alma a los hombres, según el relato de Ovidio. Menos habitual es el capítulo del robo del fuego o las ofensas a Zeus. En la Edad Moderna predominará la imagen del castigo que padece le redentor, prefiguración de Cristo en la cruz. Entre las visiones más impactantes predominan las de Tiziano, Rubens y Ribera, plasmando al titán sometido a la tortura del águila. En el siglo XIX se convirtió en un símbolo de la creatividad y el conocimiento que no se someten a autoridad alguna, y luchan por su libertad, perviviendo hasta hoy. Pandora: según Hesíodo fue modelada en arcilla por Hefesto, como un bello mal funesto en respuesta al deseo de venganza de Zeus contra la osadía de Prometeo de dotar a los hombres del fuego divino. Epimeteo, hermano de Prometeo, la tomó como esposa para aplacar la ira de Zeus, pero no pudo impedir que esta abriera la caja de los males, infectando a la humanidad, quedando sólo dentro la esperanza. La iconografía de Pandora es infrecuente en la Antigüedad, limitándose a algunas cerámicas del siglo V a.C. Desde el arte paleocristiano se convirtió en un símil pagano de Eva, consideras ambas responsables de la caída del hombre por su malicia y curiosidad. Sus representaciones fueron minoritarias hasta el Neoclasicismo, donde los pintores ingleses enfatizaron su belleza, causante de desgracias. El relato de Deucalión y su esposa Pirra apenas se reproduce en la Antigüedad, apareciendo de forma puntual en el Renacimiento y no teniendo un paralelismo con el relato mítico del diluvió de Noé. Mitología clásica e iconografía cristiana 6