Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos

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Los derechos
humanos
aplicados a
nuevos
colectivos:
mujeres y
homosexuales
Rosa Borge Bravo
P07/73049/02239
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Índice
Introducción..........................................................................................
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Objetivos.................................................................................................
8
1. Mujeres..............................................................................................
9
1.1. Ausencia de reconocimiento de los derechos ...........................
9
1.1.1. Las promesas de las revoluciones liberales ....................
9
1.1.2. Los orígenes del movimiento feminista: la
reivindicación de la igualdad ........................................
10
1.1.3. El movimiento feminista en la actualidad: la
reivindicación de la diferencia ......................................
12
1.2. Reconocimiento y eficacia de los derechos ..............................
13
1.2.1. Reconocimiento de la igualdad de derechos .................
13
1.2.2. Medidas para la eficacia social de los derechos
reconocidos: igualdad de oportunidades y acciones
positivas .........................................................................
15
1.3. Oposición y apoyo al reconocimiento de los derechos ............
17
1.3.1. Países musulmanes ........................................................
17
1.3.2. Relegación de los derechos de las mujeres frente a
otros derechos ................................................................
19
1.3.3. Oposición a las acciones positivas ................................
20
2. Homosexuales..................................................................................
22
2.1. Ausencia de reconocimiento de los derechos e ineficacia de
los derechos humanos ..............................................................
22
2.2. Reconocimiento de los derechos ..............................................
24
2.2.1. Reconocimiento en el ámbito internacional .................
24
2.2.2. Reconocimiento de los derechos de matrimonio o de
unión civil .....................................................................
25
2.3. Oposición y apoyo al reconocimiento de los derechos ............
30
Resumen..................................................................................................
34
Actividades.............................................................................................
37
Ejercicios de autoevaluación.............................................................
37
Solucionario...........................................................................................
39
Glosario...................................................................................................
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Bibliografía............................................................................................
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Introducción
En el presente módulo didáctico desarrollaremos una idea clave en la viabilidad de los derechos humanos y que ha cobrado una gran importancia en este
nuevo siglo: la de que�la�evolución�del�sentido�de�los�derechos�humanos�es
una�condición�para�su�realización�concreta.
Es decir, la renovación, ampliación y adaptación de la formulación de
los derechos humanos es necesaria para que los propios derechos humanos sean viables en circunstancias concretas, y para que personas y
colectivos específicos puedan también disfrutar de ellos.
Sin esta transformación, es imposible cumplir con la universalidad propia de
los derechos humanos, la cual implica que todos los seres humanos son iguales, libres y merecedores de un trato justo.
La idea de reinterpretar y renovar los derechospara que puedan desarrollarse
y�aplicarse�en�contextos�culturales,�sociales�e�históricos�distintos no sólo
es defendida actualmente por juristas y politólogos especialistas en derechos
humanos (Vergés, 1997; Peces Barba, 1995; Campbell, 2003), sino que también
se ha dado una presión continuada por parte de los movimientos sociales,
grupos de interés y colectivos afectados. Este es el caso de la reivindicación de
los derechos de las mujeres, de los homosexuales, de los indígenas y de otras
minorías.
Asimismo, en la época actual se está produciendo una aceptación general a
escala internacional de la importancia del valor intrínseco de la condición
humana, de la dignidad del ser humano, y en este contexto también se valoran los derechos de las personas pertenecientes a los colectivos anteriormente
mencionados. Además, el derecho internacional se ha constituido en uno de
los ámbitos principales en los que se reconocen, se regulan, se protegen y se
supervisan los derechos de colectivos específicos y de minorías.
Se han escogido dos colectivos, las�mujeres�y�las personas�homosexuales, porque ejemplifican claramente algunos de los desafíos más importantes en cuanto a la adaptación y renovación de los derechos humanos
en la actualidad:
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1)�El desafío de que el reconocimiento de los derechos humanos de todas las
personas, es decir, la universalidad, supone la�igualdad�ante�la�ley�y, consecuentemente, la inclusión�de todas las personas,�sin�discriminaciones.
En este sentido, a lo largo del siglo XX se reconocen en la totalidad de los países
democráticos los derechos políticos de las mujeres, se instaura el principio de
igualdad entre hombre y mujer, y se derogan las leyes discriminatorias.
Asimismo, en las últimas tres décadas, en la mayoría de los países occidentales
se han derogado las leyes que penalizan la homosexualidad, y en algunos de
ellos se han legalizado las uniones civiles y el matrimonio homosexual. Además, el contexto social en los países democráticos es cada vez es más respetuoso con la homosexualidad y los movimientos de gays y lesbianas. No ocurre así
en los países musulmanes o en muchos países asiáticos, africanos y en algunos
latinoamericanos: ni los derechos de las mujeres ni los de las personas homosexuales son reconocidos porque, en principio, ni siquiera existe igualdad ante
la ley. Desde el punto de vista social también imperan la discriminación y la
intolerancia violenta.
2)�El desafío que supone lograr la universalidad de forma real y concreta requiere prestaratención a los�contextos�sociales�y�políticos�específicos�en los
que surge la cuestión de los derechos. Es decir, el reconocimiento, la reclamación y el desarrollo de derechos siempre es un proceso dinámico y cambiante,
porque los derechos universales no se aplican en el vacío, sino que tienen su
sentido y su aplicación en contextos sociales y políticos concretos.
De hecho, en la actualidad, en muchos países occidentales se considera que
la mera igualdad de trato o igualdad legal reconocida en los ordenamientos
jurídicos no es suficiente para solventar la discriminación que sufren ciertos
colectivos. En el caso de las mujeres, una vez conseguida la igualdad jurídica,
en numerosos países democráticos se están tomando medidas de acción positiva, que en realidad suponen el reconocimiento de regímenes específicos de
derechos. Estos derechos particulares específicos no constituyen nuevos derechos humanos, sino que son un conjunto normativo y regulativo específico
para contrarrestar la discriminación de hecho que existe contra las mujeres a
pesar de la igualdad legal.
A continuación analizaremos en cada uno de estos dos�colectivos la evolución
de sus derechos humanos:
1) desde un estado de conculcación y violación de los mismos, plasmado en
el apartado "Ausencia de reconocimiento de los derechos";
2) hasta la situación actual de mayor reconocimiento y aplicación práctica,
plasmado en el segundo apartado titulado "Reconocimiento y eficacia de los
derechos";
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3) para acabar recogiendo y describiendo las posturas en contra y a favor de
los derechos conseguidos o por conseguir, plasmado en el apartado titulado
"Oposición y apoyo al reconocimiento de los derechos".
Aunque parezca que la estructura de este módulo es cronológica, en realidad
no se ha realizado una descripción histórica detallada de los hitos y avances en
los derechos, sino una exposición tanto de los cambios�jurídicos,�políticos�y
sociales que se vienen produciendo en relación con los derechos humanos de
las mujeres y de las personas homosexuales como de las argumentaciones�y
movimientos�a�favor�y�en�contra.
El objetivo es que vosotros adquiráis los conocimientos necesarios sobre estos
cambios y su envergadura, y comprendáis los posicionamientos al respecto
desde diferentes perspectivas: jurídica, política e ideológica.
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Objetivos
El estudio de los contenidos, y la realización de las actividades y ejercicios
de este módulo didáctico permitirán que el estudiante logre los objetivos siguientes:
1. Comprender que la adaptación, ampliación y renovación de la formulación de los derechos humanos es necesaria para su extensión a colectivos
oprimidos, a grupos vulnerables, y a contextos históricos, sociales y culturales diferentes.
2. Tomar conciencia de que la universalidad de los derechos sólo es alcanzable
si se aplican y reformulan en su contexto concreto.
3. Conocer la evolución general de los avances en la consecución de los derechos humanos de las mujeres y de las personas homosexuales, y la situación actual de estos derechos en los distintos países (países democráticos,
países musulmanes, etc.).
4. Comprender que el reconocimiento de los derechos humanos en general,
y para los colectivos desfavorecidos u oprimidos en particular, depende de
múltiples factores: políticos, sociales, económicos, ideológicos, culturales,
etc.
5. Analizar críticamente la trayectoria y las decisiones de los gobiernos y legisladores en el campo de los derechos humanos como fruto de distintas
presiones (movimientos sociales, diferentes grupos de presión, a favor y en
contra); de tradiciones políticas, culturales y jurídicas; de posicionamientos ideológicos de los partidos en el poder, y también de factores de tipo
estratégico.
6. Reconocer las distintas posturas enfrentadas ante la extensión de los derechos, contextualizarlas, saber situarse y poder dialogar –por ejemplo, en el
caso de las políticas de acción positiva para las mujeres o en el caso de la
extensión del derecho civil del matrimonio para las parejas homosexuales.
7. Reconocer que la consecución de la igualdad legal no supone la eliminación de las discriminaciones para los colectivos y sectores desfavorecidos u
oprimidos. Por tanto, reflexionar críticamente sobre los contextos sociales
y culturales en los que se desarrollan los derechos humanos y analizar las
posibles medidas que desde los poderes políticos pueden contribuir a paliar
la discriminación y, por tanto, a una aplicación efectiva y concreta de los
propios derechos humanos.
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1. Mujeres
1.1. Ausencia de reconocimiento de los derechos
1.1.1.
Las promesas de las revoluciones liberales
A lo largo de la historia de la humanidad, la mujer se ha encontrado en una posición de subordinación respecto del hombre. Esta situación comenzó a cuestionarse en el siglo XVIII, con el proyecto de la modernidad�ilustrada, porque implicaba también una promesa de igualdad y liberación para las mujeres
(Fernández, 1993, pág. 147).
Las revoluciones�americana�y�francesa del último cuarto del siglo XVIII y
sus respectivas declaraciones de derechos y constituciones representaron el
triunfo de la idea de los derechos humanos como derechos universales basados
en la igualdad de todos los ciudadanos (Pérez Luño, 2003, pág. 22).
Modernidad política y derechos humanos
La modernidad�política se caracteriza por haber fundamentado y explicitado dos ejes,
íntimamente relacionados, sobre los que deben basarse los sistemas políticos para ser
legítimos:
1)�La idea de que la soberanía reside en el pueblo.
2) La idea de los derechos humanos, que implican igualdad jurídica y política entre los
ciudadanos.
Estas nuevas ideas se concretan en el último cuarto del siglo XVIII en las revoluciones
americana y francesa, y sus declaraciones de derechos y constituciones.
Las primeras reivindicaciones de los derechos de las mujeres surgen, entonces, dentro del movimiento de la Ilustración y en el marco de la Revolución Francesa de 1789. No obstante, la Ilustración y las revoluciones americana y francesa no aceptaron las primeras reivindicaciones de
los derechos de las mujeres.
Los filósofos�y�políticos de la Ilustración y de las revoluciones francesa y americana justificaron y consolidaron en sus escritos y mediante sus decisiones
políticas la sujeción de la mujer al hombre (Fernández, 1993; Barrère, 2002,
pág. 20).
Concepción de la mujer
Filósofos de la modernidad como Kant, Hegel o Rousseau
igualan mujer a naturaleza,
sentimiento, error y subjetividad, mientras que el varón es
el único capaz de un razonamiento abstracto y objetivo,
desapasionado y neutral.
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En consecuencia, en esta época se acaba por negar a las mujeres los
derechos de participación política, pero también se excluye a las mujeres
de la participación en la vida económica y del derecho a la educación.
Podemos considerar que son tres los ámbitos principales en los que históricamente se han negado los derechos a las mujeres:
1) el ámbito político,
2) el ámbito económico,
3) el ámbito cultural­educativo.
Sería muy extenso describir la conculcación de derechos en cada ámbito, y
por ello nos centraremos principalmente en la esfera política. Además, hemos
escogido dicha esfera porque el reconocimiento de los derechos políticos, comenzando por el derecho al voto, acostumbra ser un paso fundamental para
el reconocimiento de los demás derechos.
Así, en el� ámbito� político, en la época de las revoluciones burguesas, a la
mujer se le niega explícitamente el derecho a voto (tampoco se reconocía tal
derecho a los varones no propietarios), y tampoco se permiten las asociaciones
o clubes políticos de mujeres.
La contradicción con el principio revolucionario de igualdad de derechos que
suponía la exclusión de las mujeres de los derechos políticos fue denunciada
por contemporáneos como Condorcet y las precursoras feministas Olympe de
Gouges y Mary Wollstonecraft (Fernández, 1993, pág. 148­150).
1.1.2.
Los orígenes del movimiento feminista: la reivindicación
de la igualdad
Hay que esperar a mediados del siglo XIX para que surja el feminismo
como movimiento colectivo en contra de las restricciones de los derechos de las mujeres.
Comienza en Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania para extenderse al resto de Europa, a Australia y Nueva Zelanda. Las mujeres creaban ligas
y asociaciones diversas, protestaban públicamente y organizaban convenciones en estos países, muchas veces desafiando las prohibiciones de asociación
y manifestación.
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Esta primera etapa del movimiento feminista se centra en la consecución del derecho a voto y de otros derechos políticos como el de elegibilidad en elecciones o el de manifestación y de asociación.
De los objetivos de su lucha deriva el nombre de "sufragismo" con el que se
designa al primer feminismo, que se prolonga hasta los años treinta del siglo
Desfile de sufragistas. Nueva York, 1912.
XX.
Las sufragistas eran normalmente mujeres de clase�burguesa y muy relacionadas con el liberalismo del siglo XIX, sobre todo con la vertiente desarrollada
por Harriet Taylor Mill y John Stuart Mill, que propugnaban la igualdad de los
sexos en todos los ámbitos.
No obstante, también se dio en esta primera etapa del movimiento un
feminismo de corte�socialista, cuyos objetivos eran las reivindicacio-
Lectura complementaria
Al respecto, podéis consultar esta recopilación que reúne los tres principales ensayos del matrimonio formado por John Stuart Mill y Harriet Taylor Mill:�J.�S.�Mill;�H.
Taylor�Mill (1973). Ensayos
sobre la igualdad sexual. Barcelona: Península.
nes laborales (condiciones de trabajo y salario) y educativas (acceso a la
educación para niñas y mujeres) (Fernández, 1993, pág. 152).
Este feminismo tuvo más éxito en Alemania y en Francia a finales del siglo XIX
y principios del siglo XX; también en España, durante la década de los veinte
y en la época de la República. El sufragismo de corte liberal no propugnaba
tanto el sufragio�universal (voto de todos los ciudadanos incluyendo todas las
clases sociales y razas) como el sufragio�igual (voto de las mujeres), mientras
que el feminismo de inspiración socialista defendía el sufragio universal.
El derecho a voto para las mujeres se alcanzó en la mayor parte de los
países de Europa y América del Norte después de la primera Guerra Mundial y se generalizó al resto del mundo después de la segunda Guerra
Mundial.
Derecho al voto femenino por países
El primer territorio en el que se instauró el voto femenino fue el Estado norteamericano
de Wyoming, en 1868. Después, le siguieron en cascada otros Estados norteamericanos.
Pero el primer país en reconocer el sufragio universal y, por tanto, el sufragio femenino,
fue Nueva Zelanda, en 1893; después siguieron Bélgica en 1894, Países Bajos en 1896,
Australia en 1902, Finlandia en 1906, Austria en 1907, Noruega en 1913 y Dinamarca en
1915. El punto álgido del reconocimiento de este derecho en Europa se produjo en 1918,
año en el que Gran Bretaña, Alemania, Polonia, Austria y la antigua Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas conceden el voto a las mujeres. En 1920 les seguirá Estados Unidos.
En España se reconoció en 1931, en el marco de la Constitución de la Segunda República.
El último país europeo en reconocer este derecho fue Suiza. En este país, el derecho a voto
de las mujeres fue rechazado en varios referendos, hasta que en el celebrado en 1971 dos
tercios de los hombres votaron a favor del sufragio femenino.
Lectura complementaria
Para más información sobre
el voto femenino y la primera etapa del movimiento feminista, consultad la siguiente página web: <http://
www.historiasiglo20.org/sufragismo/index.htm>
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1.1.3.
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El movimiento feminista en la actualidad: la
reivindicación de la diferencia
En los países democráticos, tras el logro del sufragio y de los derechos políticos,
así como de la eliminación del resto de las discriminaciones legales por razón
de género, el feminismo�decae�hasta cobrar un nuevo auge en las décadas de
los sesenta y setenta. Esta vez los objetivos son más complejos y variados que
los de las predecesoras sufragistas y socialistas.
Si bien en un principio, durante los años sesenta, el movimiento feminista continuó básicamente con las reivindicaciones por la igualdad,
desde los años�setenta�y�ochenta�en�adelante se produce un giro hacia
el denominado feminismo�de�la�diferencia, que busca afirmar en un
sentido positivo la diferencia entre hombres y mujeres.
Frente al feminismo de la igualdad o humanista, el feminismo de la diferencia
valora lo positivo y específico de la experiencia, valores y comportamiento
de las mujeres. Promueve la autoorganización y busca recuperar tradicionales
artes femeninas desvalorizadas (como la confección, la herboristería, la cocina,
el esoterismo, etc.) y valores como el ciudado, la cooperación, la crianza y un
mayor contacto con la naturaleza y el cuerpo (Young, 2000, pág. 272­273).
Pero no sólo el movimiento feminista ha virado hacia la afirmación�de�las
diferencias sino que también los movimientos negro y nativo en Estados Unidos, los movimientos indígenas o el movimiento homosexual y otros colectivos desfavorecidos (discapacitados, personas mayores, etc.) buscan reivindicar
las especificidades culturales, organizativas y de vida, y sentir orgullo en el
desarrollo de las mismas.
En el ámbito jurídico y político, todo esto implica la demanda de una política�de�la�diferencia, que conlleva tratar de modo especial a las personas que
pertenecen a grupos oprimidos (Young, 2000, capítulo 6). En realidad, este
cambio de perspectiva supone trascender el ideal de la igualdad política y legal (igualdad de trato) y de la mera asimilación e integración social, el cual
constituía hasta los años setenta el centro de la lucha de muchos movimientos sociales de colectivos oprimidos. La política de la diferencia se basa en la
autodefinición positiva de la diferencia y la participación e inclusión de todos
los grupos en la distribución social.
Lectura complementaria
Para profundizar sobre la
afirmación de la diferencia, consultad:�I.�M.�Young
(2000). La justicia y la política
de la diferencia. Madrid: Ediciones Cátedra.
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Es decir, no sólo hay que buscar la consecución legal de los derechos para todos los integrantes de los grupos desfavorecidos, y en este caso, de
las mujeres, sino que es necesario promover la justicia social y erradicar
la discriminación mediante políticas que supongan el reconocimiento
de un régimen especial para estos grupos y que, normalmente, se concretan en medidas de acción positiva.
Ejemplos de políticas y programas especiales
Las políticas y programas especiales que suelen concretarse en medidas de acción positiva son, por ejemplo, los derechos asociados a la maternidad para las mujeres que trabajan; el derecho a un acceso paritario a un cargo político o de responsabilidad en una
empresa para la mujer que lo solicite; el derecho a subvenciones preferentes en el caso de
iniciativas económicas, sociales o culturales organizadas por mujeres, etc. (Young, 2000,
capítulo 6).
1.2. Reconocimiento y eficacia de los derechos
1.2.1.
Reconocimiento de la igualdad de derechos
Como hemos explicado ya, hoy en día el�derecho�a�voto (sufragio activo) y
otros�derechos�políticos�de�participación�en�los�asuntos�públicos(sufragio
pasivo o derecho a ser candidata, derecho de reunión y manifestación, derecho de asociación, derecho a la participación política mediante los partidos,
derecho a la participación directa, etc.) están reconocidos también para las
mujeres en la totalidad de las democracias.
No obstante, algunos países árabes no reconocen a las mujeres estos derechos
(Arabia Saudí) o los establecen de manera diferente e inferior que a los hombres
(Líbano, Omán). También hay países asiáticos como Bután, no democráticos,
donde sólo pueden votar los cabeza de familia.
Asimismo, el principio�de�igualdad�de�derechos�sin discriminación por razón de sexo está también recogido en las constituciones�de todos los países
democráticos.
Además, este principio de la igualdad de derechos entre los sexos está reconocido a escala internacional en declaraciones�y�tratados�internacionales�firmados por numerosos países (Angarita, 2002).
Obligación jurídica de las declaraciones, pactos y convenios
Aunque existen diversas controversias doctrinales, suele considerarse que las "declaraciones" no suponen una obligación jurídica para los Estados. En cambio, los tratados (convenios, pactos, protocolos, cartas) internacionales sí que constituyen normas jurídicas de
obligado cumplimiento para los países firmantes. No obstante, las declaraciones suelen
ir complementadas posteriormente de tratados internacionales, de manera que son instrumentos que forman un conjunto encaminado al efectivo desarrollo del contenido de
las declaraciones (Pérez Luño, 2003, pág. 82).
Principio de igualdad de
derechos entre los sexos
Comenzó a reconocerse en las
constituciones a principio del
siglo XX y, después de la Segunda Guerra Mundial, se extendió a la mayoría de los países democráticos occidentales
(Fernández, 1993, pág. 153).
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En estas declaraciones internacionales, al igual que en las constituciones, se reafirma el principio de igualdad de derechos. En los tratados
internacionales (convenios, pactos, cartas, protocolos, etc.) y en las legislaciones concretas de cada país se especifican medidas para promocionar esta igualdad de derechos.
La Declaración�Universal�de�los�Derechos�Humanos de 1948 es el primer
texto internacional que recoge el principio de igualdad entre sexos. Además,
en la mayor parte del articulado de la Declaración se utiliza el término genérico de "ser humano", "persona" o "individuo", por lo que se supera la discriminación terminológica implícita en la primera declaración de derechos que
se refería a los "derechos del hombre" y que fue proclamada tras la revolución
francesa en 1789.
Al hilo de la Declaración Universal del año 1948, y en el seno de la Organización�de�las�Naciones�Unidas�(ONU), en 1954 entra en vigor la Convención
sobre los derechos políticos de la mujer.
Asimismo, en 1974, se proclama la Declaración sobre la protección de la mujer
y el niño en estados de emergencia o de conflicto armado, y en el año 1993 se
proclama la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.
También son especialmente significativos las declaraciones y tratados firmados por los integrantes de las Naciones Unidas con el objetivo de eliminar la
discriminación contra las mujeres.
Por tanto, a escala internacional se han desarrollado importantes instrumentos con el objetivo específico de eliminar la discriminación y favorecer la igualdad entre sexos.
Entre los instrumentos desarrollados, son destacables los siguientes:
•
La Declaración�sobre�la�eliminación�de�la�discriminación�contra�la�mujer, proclamada en 1967.
•
La Convención�sobre�la�eliminación�de�todas�las�formas�de�discriminación�contra�la�mujer�(CEDAW), de 1979, que afirma que para que se
llegue a la igualdad se deben eliminar las discriminaciones en todos los
aspectos de la vida de las mujeres; en cuanto a medidas concretas, instaura
un Comité que vela por el cumplimiento del Convenio por parte de cada
país firmante.
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el Protocolo�facultativo�de�la�Convención, adoptado en 1999, que explicita la posibilidad de que las víctimas de violaciones de los derechos
establecidos en la Convención puedan recurrir ante el Comité.
Asimismo, a escala estatal, en muchos países se han tenido que derogar
o modificar normativas legales discriminatorias contra la mujer, sobre
todo en el ámbito del derecho civil consuetudinario (Fernández, 1993,
pág. 154).
Este proceso de eliminación de disposiciones legales discriminatorias se generalizó en el siglo XX durante los años setenta en la mayoría de los países democráticos, y en España a lo largo de la década de los ochenta. No obstante,
todavía en numerosos países de Asia y África se mantiene en la esfera civil un
derecho consuetudinario discriminatorio contra la mujer.
1.2.2.
Medidas para la eficacia social de los derechos
reconocidos: igualdad de oportunidades y acciones
positivas
La igualdad jurídica supone, por tanto, la igualdad de trato ante la ley y la
eliminación de la discriminación legal. No obstante, la existencia de�igualdad
jurídica no implica una igualdad�de�hecho.
Así, tanto las Naciones Unidas como la antigua Comunidad Económica Europea y ahora la Unión Europea, o muchos de los órganos de vigilancia (por
ejemplo los comités) de los tratados internacionales de derechos, interpretan
la igualdad no sólo en el sentido jurídico sino también como igualdad� de
oportunidades.
Es decir, la igualdad legal se refiere al principio de la igualdad de trato,
pero éste no es suficiente para alcanzar la igualdad real, por lo que es
necesaria la promoción de la igualdad de oportunidades en todos los
ámbitos: económico, social, cultural, político. El principio de la igualdad de oportunidades pretende corregir las desigualdades de hecho que
se dan entre hombres y mujeres.
En Europa y Estados Unidos, el principio de igualdad de oportunidades se ha
interpretado principalmente como la igualdad�en�el�acceso a la educación, al
empleo y a cargos directivos y políticos.
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Desde los años ochenta, en el ámbito comunitario y de la Unión Europea, el
Consejo y la Comisión dan su apoyo institucional a las�acciones�positivas a
favor de las mujeres, principalmente en el empleo, con el objetivo de eliminar
la discriminación laboral.
La discriminación laboral y el reparto tradicional de roles
En un sentido amplio, la discriminación laboral engloba la discriminación en la participación en el mercado de trabajo, la discriminación en el acceso al empleo, la discriminación ocupacional y la discriminación salarial. Son discriminaciones que tienen su origen
en una concepción patriarcal y tradicional de cómo debe ser el reparto de roles sociales
entre los sexos. Dicha concepción establece que la mujer se tiene que encargar principalmente de las tareas domésticas y sólo secundariamente, y si es necesario, contribuir
al sostenimiento económico de la familia mediante trabajos asalariados de segunda categoría. El hombre sería el sostenedor ecomómico principal y el que debería acceder por
tanto a los trabajos más cualificados y mejor remunerados. Además, el trabajo del ama
de casa no se retribuye y se considera improductivo.
Las acciones positivas en muy diversos ámbitos laborales como la industria,
los medios de comunicación, las universidades, el sector público, los bancos,
etc. son promovidas en el ámbito comunitario europeo y también en Estados
Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. No obstante, en Estados Unidos,
la iniciativa de estas acciones proviene más del sector privado (empresas, universidades) que del público, las cuales llevan ya aplicándose desde los años
setenta, aunque con bastante dificultad.
Corrientes ideológicas enfrentadas respecto de las acciones positivas
En Estados Unidos, se vislumbran muy claramente las dos corrientes enfrentadas respecto de las acciones positivas. En realidad, estas perspectivas enfrentadas también se dan
en todos los demás países en los que se aplican las acciones positivas o se plantea la posibilidad de implementarlas. Por una lado, se hayan los sectores conservadores y liberales,
que consideran que debe primar el principio general de igualdad y se oponen a lo que
denominan "discriminación positiva" y, por otro lado, se encuentran los sectores de izquierdas (o los denominados "radicales" en Estados Unidos) cercanos a los movimientos
sociales. Al contrario de lo que sucedía en los años ochenta –en los que las acciones positivas, principalmente las políticas de cuotas en universidades, empresas e instituciones
públicas, se desarrollaron extensamente–, en los años noventa y en la actualidad el sector contrario a estas medidas está cobrando mucha fuerza, como demuestra el hecho de
que en varios Estados norteamericanos se han aprobado enmiendas a las constituciones
estatales que prohíben todo tipo de acción positiva.
Los comités internacionales de vigilancia de los tratados sobre derechos humanos han proporcionado también interpretaciones sobre la igualdad entre
sexos y la no­discriminación vinculadas a la aplicación de acciones positivas
(Angarita, 2002, pág. 218).
Las acciones positivas son muy diversas. Son especialmente relevantes las medidas para la conciliación�de�la�vida�familiar�y�profesional que consisten,
por ejemplo, en la posibilidad de reducir la jornada laboral y los horarios flexibles cuando se tienen hijos, en los programas de interrupción y reintegración
profesional, etc., sobre todo si establecen e incentivan la posibilidad de que
también los hombres se puedan acoger a estas medidas.
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Asimismo, otras acciones positivas muy extendidas son las que instituyen cuotas (paritarias o de entre el 40%­60%) de mujeres –para el acceso a cargos de
responsabilidad y de mando en las empresas, o en las listas electorales de los
partidos y en los puestos de liderazgo de los mismos– o la reserva�de�plazas�y
puestos�de�trabajo para que sean desempeñados por mujeres.
En el caso de España, las cuotas paritarias se han establecido en partidos
de izquierdas, como el Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Unida,
Eusko Alkartasuna o Esquerra Republicana de Catalunya; también en el caso del Partido Nacionalista Vasco y en el Gobierno central, el andaluz, el
castellano­manchego y el vasco, pero no se han desplegado en el ámbito empresarial privado ni en las universidades.
En España, los gobiernos y parlamentos (central y autonómicos) con mayoría
de izquierdas o de centroizquierda están impulsando leyes�de�paridad�y�de
igualdad, que establecen la paridad en las listas electorales y también en los
altos cargos de la Administración, así como incentivos y obligaciones para que
el sector privado reserve plazas a mujeres.
Por otra parte, también en España, el Gobierno socialista, en un intento de
mayor protección de las mujeres donde son especialmente vulnerables, como
es en el caso de las situaciones de violencia�de�género, ha aprobado recientemente una ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia
de género, que incluye, entre otras previsiones penales, la agravación de la
pena si el agresor es un hombre.
1.3. Oposición y apoyo al reconocimiento de los derechos
1.3.1.
Países musulmanes
Si bien en el mundo democrático las mujeres tienen reconocidos legalmente
sus derechos y en numerosos países se están implementando acciones positivas para la equiparación real con el hombre, en muchos países musulmaneslos
derechos�de�las�mujeres�están�restringidos.
No obstante, en el mundo musulmán se observa una significativa corriente
aperturista�y�modernizadora, que está efectuando una nueva lectura del islam y del Corán, y que se refleja en las reformas impulsadas en muchos países
para una mayor equiparación de los derechos de la mujer con los del hombre.
Lectura complementaria
Si queréis consultar la Ley
orgánica 1/2004, de 28 de
diciembre, de medidas de
protección integral contra
la violencia de género, la
podéis encontrar en la siguiente dirección: <http://
www.mtas.es/mujer/violencia/docs/A42166­42197.pdf>
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Los países más avanzados en este sentido son Túnez, Turquía, Marruecos, Egipto, Argelia, Jordania, Palestina y Siria, que permiten el sufragio
activo y pasivo a las mujeres y ciertos derechos de participación (ya que
muchos son regímenes en transición democrática), y cuyos códigos civiles y de familia han sido modificados para posibilitar un mayor reconocimiento de los derechos de las mujeres en el ámbito familiar y personal.
La reforma del Código de familia y del Estatuto de la mujer marroquí
A finales del 2003 se promulgó en Marruecos un nuevo código de familia y del estatuto
personal de la mujer (Mudawana), que prohíbe los matrimonios forzosos, coloca a la
familia bajo la responsabilidad de los dos esposos, restringe fuertemente la poligamia,
equipara el repudio a un divorcio con los derechos pertinentes para la mujer y garantiza
la posibilidad de custodia de los hijos para las mujeres divorciadas.
Sin embargo, las mujeres, sobre todo de las zonas�rurales y en las pequeñas
ciudades de estos países, no pueden ejercer efectivamente los derechos políticos o los derechos civiles reconocidos en las reformas de los códigos civiles
y de familia, a causa del peso de la tradición, que continúa implicando una
fuerte discriminación social.
Los países que no amparan en absoluto los derechos de las mujeres son
los que aplican la sharia (ley islámica basada en un conjunto de interpretaciones tradicionalistas del Corán, de los hadiths –dichos y comportamientos de Mahoma– y de las costumbres culturales y sociales de los
países musulmanes).
Nueva constitución en Iraq y derechos de las mujeres
La situación que parece vislumbrarse en Iraq tampoco resulta muy halagüeña para los
derechos de las mujeres, ya que los sectores religiosos principales del país (chiitas y sunitas) están de acuerdo con el artículo de la propuesta de nueva constitución que establece
que "el hombre y la mujer son iguales salvo en lo que considere la sharia". Tras la ocupación norteamericana, el Código civil de 1959, que equiparaba la mujer al hombre, fue
anulado, y se trasladaron a la jurisdicción religiosa los asuntos relativos a la familia.
Entre las normas�características�de la sharia con relación a la posición de las
mujeres en la sociedad y la familia, podemos destacar las siguientes:
•
La mujer no puede elegir marido sin la aprobación del varón que le hace
de tutor.
•
Se permiten los matrimonios forzosos y de menores.
•
El adulterio de la mujer es castigado con la lapidación.
•
La mujer no puede divorciarse (a no ser que haya abandono por parte del
hombre, impotencia o violencia doméstica demostrada con marcas).
Lectura complementaria
Para ampliar esta información, buscad en la siguiente dirección: <http://
www3.planalfa.es/cidaf/noticias/news%20191.htm>
Aplicación de la sharia en
algunos países
Países como Arabia Saudí, el
Yemen o Irán recogen en sus
constituciones distintas versiones de la sharia y no reconocen la igualdad entre el hombre y la mujer. En otros países como Pakistán, Sudán, el
Chad, Malí, Nigeria o Afganistán se aplica la sharia en parte
importante del territorio, bien
porque está regido por gobiernos islamistas, bien porque la
tradición así lo impone.
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•
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
El marido es el cabeza de familia y la mujer debe obedecerle, y antes de
casarse la mujer está sujeta siempre a la autoridad de otro varón, que realiza
las funciones de tutor (padre, hermano mayor).
•
El régimen de bienes del matrimonio, de herencia y de custodia de los
hijos también acostumbra perjudicar a las mujeres.
1.3.2.
Relegación de los derechos de las mujeres frente a otros
derechos
Los derechos de las mujeres suelen ser relegados a un segundo término en
los procesos de democratización, o en países en vías de desarrollo donde se
han conseguido mínimamente los derechos y libertades civiles (derecho a un
proceso legal justo, principio de legalidad penal, libertad de expresión, etc.) y
políticos (derechos de participación comentados en el apartado anterior), pero
los derechos económicos, sociales y culturales no están garantizados.
En las dictaduras y países poco democráticos o que están inmersos en
procesos aperturistas, se considera que la lucha por los derechos civiles
y políticos es más urgente que otros derechos que puedan afectar más
específicamente a las mujeres de estos países.
Estos derechos son los que les conciernen a ellas más directamente, como ciertos derechos civiles (derecho a la integridad física de las mujeres, derechos relacionados con el matrimonio y la familia, derecho a la propiedad privada) o
derechos sociales, económicos y culturales (derecho al empleo, derecho a la
educación).
La negación�de�los�derechos�sociales,�económicos�y�culturales tanto
en los países en procesos aperturistas como en los que están en vías
de desarrollo es� crítica para las mujeres, porque las imposibilita por
su menor nivel económico, educativo y menor integración laboral y
social para el disfrute de los derechos civiles y políticos más generales
(Angarita, 2002, pág. 219).
Existe la creencia entre muchos gobernantes, pero también entre los propios
activistas que luchan por la democracia en los países mencionados (por ejemplo Marruecos, Egipto, Argelia, etc.), de que no se pueden promover o proteger todos los derechos al mismo tiempo de modo realista y efectivo, y de que
por eso se priorizan los derechos civiles y políticos clásicos, que repercuten
principalmente en los hombres.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Sin embargo, organizaciones como Amnistía Internacional, las asociaciones
de mujeres o la propia doctrina surgida de las declaraciones, tratados internacionales y conferencias mundiales de derechos humanos, defienden que los
derechos� humanos son indivisibles� e� interdependientes, lo cual significa
que los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales deben ser
tratados todos por igual (Angarita, 2002, pág. 217).
Todos los derechos humanos están interrelacionados; esto es, la consecución de una clase de derechos y la relegación de los otros durante un
tiempo implica que la clase de derechos reconocidos legalmente tampoco puedan ser ejercidos por la mayor parte de la población.
La incompatibilidad y rivalidad de los valores
I. Berlin (2002), filósofo de la política de perspectiva liberal, advierte que los valores políticos y sociales son muchas veces inconmensurables, contradictorios e incompatibles.
Normalmente, los valores colisionan y, además, es imposible la realización de todos los
valores a la vez. Por ello, es necesario deliberar y optar, aunque teniendo presente que la
elección de unos valores implica pérdida o restricción de otros valores, como ocurre por
ejemplo con la libertad y la seguridad, o con la libertad y la igualdad.
Respecto de esta argumentación, el también filósofo político F. Vallespín opina que no
podemos permitirnos el lujo de renunciar a importantísimas dosis de los valores anteriormente mencionados. Unos y otros van unidos y toda falta de atención a cualquiera
de ellos arrastra a los otros en su caída (Vallespín, 2003, pág. 16­17).
1.3.3.
Oposición a las acciones positivas
Por último, dentro de este subapartado cabe recordar la oposición a las medidas positivas antidiscriminatorias de importantes sectores sociales y políticos,
como los liberales, conservadores o partidos como el republicano en Estados
Unidos, el Partido Popular (PP) en España o el Partido Conservador en Reino
Unido, y también de profesionales del mundo del derecho y de la judicatura.
Así, para estos sectores las medidas de acción positiva a favor de las mujeres son considerados modos de discriminación positiva o discriminación inversa por cuanto consideran que mediante las mismas se violan
derechos constitucionales de los individuos que no pertenecen al grupo
cuya igualdad se busca lograr, principalmente, el derecho a la igualdad
de trato (Barrère, 2002).
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En España, las leyes de paridad autonómicas vasca, balear, andaluza y manchega han sido recurridas ante el Tribunal Constitucional por el PP, el Partido
Popular, que también ha declarado que recurrirá otras medidas de igualdad
que considere "antidemocráticas" o que quiebren la igualdad jurídica como la
Ley de igualdad, que previsiblemente diseñará el Gobierno central socialista.
En Estados�Unidos es frecuente que los individuos (normalmente hombres
blancos) que se sienten perjudicados por el sistema de cuotas en las universidades y empresas las demanden por considerarse víctimas de discriminación.
Ved también
En la actividad 1 del presente
módulo podréis analizar las argumentaciones del PP para la
presentación de los recursos
de inconstitucionalidad contra las leyes de paridad. Observad cómo estas argumentaciones se enmarcan dentro de la
corriente liberal contraria a las
acciones positivas que se ha
mencionado anteriormente.
Las resoluciones de los tribunales estadounidenses son diversas y dependen
del tipo de cuotas que se apliquen, pero, en general, los tribunales, incluido
el Supremo, consideran que los programas de acción positiva son lícitos si no
imponen cuotas que no tengan en cuenta los criterios del mérito�y�capacidad
para acceder a una plaza o a un empleo. Es decir, el mérito, la capacidad, la
excelencia deben ser necesarias� pero� no� suficientes para la obtención del
puesto (Barrère, 2002, pág. 29).
No obstante, importantes juristas y filósofas políticas consideran que el criterio del mérito y de la capacidad no�puede�condicionar de modo absoluto la
aplicación de las medidas de acción positiva porque, por una parte, muchas
mujeres parten de posiciones de inferioridad social que las ha impedido desarrollar iguales capacidades que el hombre y, por otra, la definición de mérito
y capacidad es muy variable y puede ser concretada de manera que perjudique o beneficie a un sexo u a otro (Barrère, 2002, pág. 30; Young, 2000, pág.
336­346).
Por otro lado, cabe contemplar las medidas de acción positiva como instrumentos�transitorios que deben de existir para paliar los efectos de la discriminación social y cultural contra las mujeres. En el momento en el que se haya
logrado un grado considerable de igualdad de oportunidades, estas medidas
deberían desaparecer para mantener la igualdad jurídica o de trato.
Una cuestión diferente y muy controvertida es la eficacia�real de este tipo de
medidas de acción positiva, es decir, la valoración de los efectos igualitarios
de estas medidas.
Eficacia real
Muchas veces se critica la política de cuotas en los partidos
o en los cargos de un gobierno porque únicamente tiene
funciones de visibilidad y, por
tanto, puede implicar sóloun
cambio superficial.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
2. Homosexuales
2.1. Ausencia de reconocimiento de los derechos e ineficacia de
los derechos humanos
Se puede considerar que, a lo largo de la historia, se ha producido un�progreso
y�extensión�de�los�derechos�humanos�hacia colectivos que venían sufriendo
discriminaciones: la abolición de la esclavitud, el reconocimiento de los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de los niños...
Lectura complementaria
D.�Richards (1999). Identity
and the Case for Gay Rights.
Race, Gender, Religion as Analogies. Chicago: The University of Chicago Press.
En este sentido, muchos autores, activistas e incluso políticos defienden que
ha llegado el momento histórico de que la humanidad dé un nuevo paso adelante y se produzca el reconocimiento social y jurídico de las personas homosexuales (Urgell, 2001; Richards, 1999).
Discurso en defensa del matrimonio homosexual en España
Las declaraciones y discursos en defensa del matrimonio homosexual de autoridades españolas como el ministro de Justicia español López Aguilar y del presidente Rodríguez
Zapatero aluden a la evolución progresista de la humanidad y de España en referencia al
reconocimiento de derechos de las personas homosexuales.
Desde posiciones liberales se puede argumentar que los derechos� de
las�personas�homosexuales en cuanto seres humanos son�violados en
numerosos campos (Urgell, 2001, pág. 79). Así, en numerosos países
no tienen reconocidos ningún derecho, y en otros países los derechos
humanos reconocidos no son efectivos para este colectivo.
Entre otros, el derecho a la vida en los países donde la homosexualidad está
castigada con la pena de muerte o el derecho a la privacidad, a la intimidad y
el derecho de reunión donde existen leyes contra la homosexualidad.
Además, en numerosos países los derechos humanos reconocidos para todos
los ciudadanos no son efectivos en el caso de las personas homosexuales; por
ejemplo, el derecho a la libertad de expresión y de conciencia en los países
donde la opresión social intimida a los homosexuales o el derecho al trabajo y
a la vivienda cuando son despedidos, no contratados o se les niega alojamiento
por su orientación sexual.
En consecuencia, gays y lesbianas tienen restringidos sus derechos humanos fundamentales, sea legalmente o de facto.
Lectura complementaria
Podéis consultar, por
ejemplo, las declaraciones y discursos recogidos en la siguiente web
con ayuda del buscador
Google que se incluye en
la página: <http://www.
informativos.telecinco.es>
La perspectiva liberal
La perspectiva liberal se remonta a los orígenes burgueses de nuestras democracias
actuales y considera que las libertades y derechos personales y cívicos, y la igualdad ante la ley, deben ser la base de
los sistemas políticos. Hoy en
día, todas las democracias reconocen y se basan en primera
instancia en estos derechos y
libertades y en la igualdad jurídica.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Penalización de la homosexualidad y el cambio de género
Son ochenta países los que penalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo
sexo y los cambios en la identidad de género, y en ocho de ellos se castiga con la pena de
muerte. Los países en los que ser homosexual o transexual se castiga con la muerte son
islámicos y en ellos se aplica la sharia: Irán, Mauritania, Nigeria (zona norte), Pakistán,
Arabia Saudí, Sudán, Yemen y Afganistán. Las últimas ejecuciones se han producido en
Irán: el 19 de julio del 2005, dos jóvenes de dieciséis y dieciocho años, acusados de sodomía, fueron ahorcados en público después de un año de cárcel y centenares de latigazos.
Por otra parte, la mayoría de Estados de Asia y África consideran ilegal la homosexualidad
y los cambios en la identidad de género. Pero también es ilegal en Jamaica y está penada
en Nicaragua. En India, Bangladesh, Bután, Guyana, Maldivas, Uganda, Nepal y Singapur
conlleva la cadena perpetua.
En otros muchos países, como los sudamericanos, los códigos penales no condenan la homosexualidad como delito, pero el maltrato, la represión y violación de los derechos humanos de las personas del colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB)
es pan de cada día. Las autoridades dejan actuar con total impunidad a los individuos y
sectores homófobos que se ensañan violentamente contra homosexuales y transexuales.
Las leyes que castigan la homosexualidad producen la deshumanización y despersonalización de los homosexuales porque penalizan�su�identidad�misma.
A ello se añaden discriminaciones cotidianas –también en los países donde
la homosexualidad no es ilegal–, que responden a una larga historia de trato
injusto y discursos dominantes en contra de este grupo, cosa que conduce a
lo que algunos autores han denominado una situación�de�esclavitud�moral
(Urgell, 2001, pág. 79; Richards, 1999, pág. 3).
Para Richards (1999, pág. 3) la esclavitud moral se refiere a una situación de
injusticia�estructural marcada por dos elementos que se interrelacionan:
1) la restricción de los derechos fundamentales de una clase de personas,
2) la racionalización de esta restricción a partir de argumentos deficientes que
han perpetuado el trato injusto a lo largo de la historia.
En el caso de las personas homosexuales, un elemento distintivo de su
esclavitud moral sería la dificultad para discutir y expresar en el ágora
social cuestiones relacionadas con la homosexualidad, a causa de la discriminación (Urgell, 2001, pág. 79).
Es decir, la homofobia no circunscribe la homosexualidad a la esfera privada
(caso del género) o a una esfera servil (caso de la raza), sino que no hay ninguna esfera en la que se pueda expresar, lo que inflige un daño�moral profundo
a la personalidad porque ningún�espacio�cultural�es�legítimo para los pensamientos, los sentimientos y las acciones que surgen espontáneamente de la
identidad de las personas homosexuales (Richards, 1999, pág. 190).
Lectura complementaria
Para más información sobre
la conculcación de los derechos humanos de los homosexuales, ved los informes y
boletines de Amnistía Internacional:
<http://www.felgt.org/_felgt/
archivos/1366_es_AI%20
Informe%20DDHH%20de
%20LGTB.doc>
<http://www.felgt.org/_felgt/
archivos/1365_es_AI%20
Diversidad%2009.pdf>
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
2.2. Reconocimiento de los derechos
A pesar de la situación general relatada en el anterior apartado, cabe destacar
dos ámbitos en los que se ha producido un gran�avance en el reconocimiento
de los derechos de los homosexuales.
1) el ámbito del derecho internacional,
2) el reconocimiento de los derechos civiles de matrimonio y de uniones civiles que se han producido en numerosos países de la Unión Europea, Estados
Unidos y Canadá.
2.2.1.
Reconocimiento en el ámbito internacional
La doctrina de las declaraciones y los tratados de la Organización de las Naciones Unidas prohíbe toda discriminación.
Al respecto, por ejemplo, la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948 establece que:
"Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión pública o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición."
Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 2
Al abrigo de esta Declaración Universal, se aprobó, en 1966, el Pacto�internacional�sobre�derechos�civiles�y�políticos, que entró en vigor en 1976 para
ciento sesenta Estados firmantes. Este Pacto concreta�y�amplía los derechos
civiles y políticos reconocidos en la Declaración Universal y establece un Comité de Derechos Humanos, que ha velado desde entonces por el cumplimiento del Pacto.
Dicho Comité ha sentado ya jurisprudencia�aceptando la demanda de ciudadanos homosexuales en contra de leyes antihomosexuales que han tenido
que ser derogadas (en Tasmania –Australia– en 1992) porque vulneraban el
derecho a la privacidad y la intimidad. También ha desaprobado y amonestado a diferentes países que enarbolan el respeto a sus tradiciones culturales y
religiosas para discriminar y penalizar a gays, lesbianas y transexuales como
Lesotho, Egipto, Tanzania, Polonia y Hong Kong (Joseph, Schultz y Castan,
2004, pág. 43, 498).
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2.2.2.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Reconocimiento de los derechos de matrimonio o de unión
civil
En las dos últimas décadas, uno de los ámbitos en los que la lucha del movimiento homosexual en los países democráticos es más tenaz resulta ser el del
reconocimiento del matrimonio o de las uniones civiles homosexuales,�equiparables�en�derechos�al�matrimonio�heterosexual.
Este reconocimiento es central para recuperar el ejercicio de los derechos
humanos fundamentales anteriormente mencionados y otros muchos
de carácter económico y social que van asociados al matrimonio.
En España, existen unos ciento cincuenta derechos muy diversos que asisten
a las personas casadas.
•
Los derechos�económicos vinculados al matrimonio suelen ser esenciales
para la supervivencia y bienestar material de las familias y las parejas; esto
es, pensiones de viudedad, ventajas fiscales, declaración de la renta conjunta, consideración como familiar de primer orden en el caso de herencias o como beneficiario de cualquier tipo de productos financieros tales
como seguros de vida, planes de pensiones, etc.
•
Los derechos� de� filiación son fundamentales para la protección de los
hijos y el mantenimiento de la familia; esto es, reconocimiento del otro
miembro de la pareja como padre o madre de los niños.
•
Otros�derechos importantes son la consecución de la nacionalidad española para el miembro de la pareja que sea extranjero o la consideración de
primer familiar en los beneficios y protección del sistema sanitario.
Pero la legalización de las uniones del mismo sexo no sólo conlleva la revalidación de derechos conculcados, sino que también contribuye a normalizar
la�situación�de�la�homosexualidad y a subsanar la situación de esclavitud
moral comentada anteriormente.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Esto es, el reconocimiento jurídico y la consiguiente mayor visibilidad de las
parejas homosexuales tendría implicaciones positivas tanto para el conjunto
de la sociedad como para el colectivo homosexual (Urgell, 2001, pág. 79). Algunos sectores sociales podrían cambiar su percepción negativa de la homosexualidad y los propios homosexuales podrían disfrutar de la opción del matrimonio como mecanismo de estabilidad emocional, seguridad económica y
reconocimiento social (Sullivan, 1996; Macedo, 1995).
Al igual que ha venido sucediendo para el caso de las mujeres, la igualdad legal para el colectivo homosexual favorece�la�igualdad�real, pues-
Lectura complementaria
Para analizar en profundidad
los efectos positivos del matrimonio homosexual, consultad la obra de uno de los
defensores más destacados
de los beneficios de normalización e integración social
del matrimonio homosexual,
el periodista y ensayista estadounidense Andrew Sullivan.
Podéis leer sus artículos más
importantes en:
<http://www.andrewsullivan.
theatlantic.com>
to que legitima la lucha por la igualdad, permite recurrir al poder del
Estado para combatir la discriminación y sirve de agente�catalizador del
cambio�social (Fernández, 1993, pág. 156).
Los países en los cuales ha sido reconocido el matrimonio entre personas del
mismo sexo son, por orden cronológico, Holanda (2001), Bélgica (2003), España (2005) y Canadá (2005). Además, también en el Estado de Massachussets están reconocidos los matrimonios homosexuales. Otras democracias occidentales han optado por regular las uniones homosexuales mediante leyes
de parejas de hecho –que incluyen a las heterosexuales también– y mediante
leyes de uniones civiles –específicas para homosexuales–.
Las leyes de uniones civiles, en la mayoría de los países, equiparan a
éstas en derechos al matrimonio, mientras que las leyes de parejas de
hecho pueden ser de máximos y de mínimos (Calvo, 2005, pág. 9).
En el caso�español, existen once leyes de parejas de hecho autonómicas que
varían entre el máximo y el mínimo reconocimiento de derechos. Las leyes
impulsadas por el Partido Popular en la Comunidad Valenciana y en Madrid,
por Coalición Canaria en Canarias o por Convergència i Unió en Cataluña
limitan los derechos únicamente a la organización libre y acordada del régimen patrimonial de la pareja y exponen en el preámbulo la superioridad del
matrimonio heterosexual.
En cambio, las leyes aprobadas en Andalucía, País Vasco, Navarra, Aragón y
en el 2005 en Cataluña, todas ellas muy influenciadas por políticos de Izquierda Unida, buscan eliminar las diferencias legales existentes entre los distintos
tipos de familia y por eso reconocen derechos sucesorios, derechos para los
descendientes y derechos de tributación (Calvo, 2005, pág. 10). Las leyes autonómicas de parejas de hecho continúan vigentes y las parejas homosexuales
–y también heterosexuales– pueden acogerse a ellas si lo desean.
Ley de uniones civiles en
Gran Bretaña
En diciembre del 2005 entró
en vigor la Ley de Uniones Civiles en Gran Bretaña, que establece la posibilidad que las
parejas homosexuales formen
una unión legal y puedan gozar de los mismos derechos
que los matrimonios heterosexuales.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Lectura complementaria
K.�Calvo�(2005). "Las respuestas de las democracias al movimiento homosexual: una primera aproximación". Estudio/Working Paper [artículo en línea] (núm. 46). Departamento
de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid.
[Fecha de consulta: 30 de enero del 2006]. <http://www.uam.es/centros/derecho/cpolitica/default.html>
El movimiento homosexual y los sectores progresistas suelen recelar de las leyes�de�parejas�de�hecho�porque en muchas ocasionesson�leyes�de�mínimos
que se erigen sobre una lógica que diferencia radicalmente las parejas del mismo sexo de las de distinto sexo, reconociendo muy pocos derechos a las primeras.
En cambio, las leyes de uniones�civiles son muy bien acogidas, y en la actualidad gran parte de las democracias europeas (por ejemplo Suecia, Dinamarca,
Alemania, Gran Bretaña, Suiza) están ampliando los derechos reconocidos en
las uniones civiles hasta la práctica equiparación con el matrimonio.
No obstante, pocos países han optado por el reconocimiento del matrimonio homosexual. Varias son las razones que explican la preferencia
por las uniones civiles específicas para las parejas homosexuales y no
por el matrimonio homosexual. Entre ellas destacaremos dos principalmente:
•
el riesgo de inconstitucionalidad,
•
la tradición cultural y política pluralista.
1) En primer lugar, el�riesgo�de�inconstitucionalidad�del�matrimonio�homosexual. Es decir:
•
¿Es posible, dentro de la tradición legal continental, transformar la institución del matrimonio de manera que no sea imprescindible la heterosexualidad?
El politólogo K. Calvo (2005, pág. 14) se formula esta pregunta y a continuación responde que no hay una respuesta única, ya que depende de la manera
en la que los tribunales constitucionales interpretan preceptos constitucionales, a menudo muy imprecisos.
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Imprecisiones y el espíritu de la Ley
Los artículos que establecen el derecho al matrimonio en las constituciones resultan imprecisos sólo si los vemos con ojos actuales. Por ejemplo, cuando se redactó la Constitución española en el periodo de 1977­1978, los legisladores no tenían presente al colectivo
homosexual, tan poco visible entonces. Por tanto, el espíritu del artículo 32.1 implica
únicamente el reconocimiento del derecho al matrimonio entre hombre y mujer.
Sin embargo, no hay ningún indicio que muestre que este espíritu de hace veintiséis años
implique en la actualidad una prohibición expresa del matrimonio entre personas del
mismo sexo.
Mientras que en Alemania el Tribunal Constitucional declaró que los matrimonios homosexuales no eran constitucionales, en Holanda o Canadá no apreciaron problema alguno.
En España, las dudas surgen por el redactado del artículo 32.1 de la Constitución española, en el que se expresa que "el hombre y la mujer tienen derecho
a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica", de manera que no está
claro si el derecho es de los hombres y mujeres por separado o del hombre y
la mujer entre sí (Calvo, 2005, pág. 14).
2) En segundo lugar, muchos países europeos con una larga tradición de�respeto�por�la�diferencia�y�de�pluralismo�cultural�y�social como Gran Bretaña,
Dinamarca, Noruega o Finlandia prefieren diseñar categorías familiares exclusivas para homosexuales, teniendo presente, además, que estas uniones civiles no despertarán recelos en sociedades ya acostumbradas al reconocimiento
legal de la diferencia (Calvo, 2005, pág. 30).
En cambio, en países como Francia o Portugal, con modelos de ciudadaníabasados en�principios�de�homogeneización�y�asimilación�cultural, los legisladores acostumbran considerar que las políticas de derechos especiales rompen
con el principio de igualdad y que, además, pueden promover más segregación
y discriminación.
En España, el Gobierno socialista parece haber optado por el principio de
igualdad al ampliar el matrimonio a las personas homosexuales. No obstante, eso no supone que en otros campos, como en el caso de los derechos de
las mujeres, el Gobierno y el Partido Socialista, o los gobiernos autonómicos
de izquierda no propugnen los derechos especiales. Como hemos visto en el
anterior apartado, estos gobiernos están implementando medidas de acción
positiva para contribuir a subsanar la discriminación de las mujeres.
Por otra parte, los�sectores�religiosos�y�conservadores de la sociedad en estos países democráticos acostumbran oponerse tanto a las uniones civiles con
equiparación de derechos como al matrimonio homosexual.
Principio igualitarista en
España
Probablemente, la falta de tradición política de derechos especiales en España, la ideología socialista igualitaria y
las ventajas de una tramitación legal mucho más sencilla
del matrimonio homosexual
en comparación con la de las
uniones civiles han hecho decantarse al Gobierno español y
a la ma­yoría parlamentaria en
esta dirección.
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Por tanto, el gobierno y el legislador deben decantarse por alguna de las
distintas opciones legales disponibles (parejas de hecho, uniones civiles,
matrimonio) teniendo en cuenta elementos como la tradición política
del país (tradiciones igualitaristas o pluralistas), la opinión pública (expresada mediante encuestas y medios de comunicación) y el peso de los
grupos a favor y en contra (movilizaciones, manifestaciones, peticiones
e iniciativas legislativas populares, capacidad de presión...).
En cualquier caso, en todas las democracias tarde o temprano se plantea la necesidad�de que hay que regular�de alguna manera a las parejas homosexuales.
Este requerimiento de regulación no sólo se debe a la presión de las organizaciones de homosexuales, sino también a los problemas de indefensión jurídica
que surgen frecuentemente.
Esto es, en democracia es difícil mantener durante largo tiempo a ciudadanos
en situación de desprotección e indefensión, sobre todo cuando algunos países
ya han cambiado esa situación y reconocen los derechos.
Aunque a lo largo de la historia se han consolidado situaciones de discriminación e indefensión, en las democracias en las que no se reconocen los derechos
civiles de las personas homosexuales muchos ciudadanos afectados intentan
y han intentado reclamar�individualmente sus derechos no reconocidos en
diferentes ámbitos, con el peligro de complicar el funcionamiento de las instituciones jurídicas y de que problemas que debería resolver el legislador se
resuelvan de modo individual en los juzgados o ante notario.
Las situaciones de indefensión quedan solventadas cuando existen leyes
que sitúan a la pareja y a la familia homosexual como sujeto de derechos
equiparables a los de las personas heterosexuales.
Reclamaciones de derechos y litigios
En España, antes de la ley que ha entrado en vigor (2005), el Consejo General del Notariado reclamó en el año 2003, mediante un editorial que fue también apoyado por la
Asociación de Abogados de Familia, el reconocimiento de los derechos derivados de la
"convivencia ordenada" para las parejas de hecho homosexuales que acudían a ellos con
el fin de regular su relación y reclamar actas de convivencia frente a terceros, cuando en
realidad no podían satisfacer sus aspiraciones de equiparación e igualdad.
En Europa, han sido también numerosas las reclamaciones de pensiones de viudedad; en
España, las solicitudes de inclusión de la pareja o de los hijos de la misma en la cartilla de
la seguridad social del cotizante; y, en Estados Unidos, son frecuentes los litigios por la
custodia y filiación de los hijos. Aunque la mayoría de las sentencias han ido en contra de
los requerimientos de los homosexuales, en algunas ocasiones se han dictado sentencias
a favor, sobre todo cuando se ha recurrido a tribunales de última instancia, garantes de los
derechos humanos, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, creado a instancias
del Convenio europeo de derechos humanos, de 1950.
Lectura complementaria
El editorial se publicó en
la revista Escritura Pública (2003, núm. 23,) que
podéis consultar en la siguiente dirección: <http://
www.notariado.org/publicaciones/escritura/numeros/23/
1.htm>
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
2.3. Oposición y apoyo al reconocimiento de los derechos
La oposición a la equiparación en derechos de las parejas homosexuales ha sido y es muy virulenta en el caso de Estados�Unidos. Sólo el Estado de Massachussets permite matrimonios homosexuales, aunque leyes de uniones civiles
han sido aprobadas en Vermont y California.
Ved también
En la actividad 2 del presente
módulo podréis analizar las razones expuestas por el Consejo General del Notariado para el reconocimiento de los derechos de las parejas homosexuales.
En las elecciones presidenciales del 2004, el candidato y reelegido presidente
George Bush, centró su campaña en la recuperación de los valores tradicionales
familiares, lo que en su opinión implicaba necesariamente un rechazo frontal
al matrimonio homosexual y a las uniones civiles con amplios derechos.
Asimismo, ese mismo año intentó que el Congreso y el Senado aprobaran una
enmienda a la Constitución norteamericana que aclarara, fuera ya de toda interpretación, que el matrimonio sólo se podía producir entre hombre y mujer.
De este modo, se impedía que en los Estados se aprobaran leyes y se produjeran veredictos de los tribunales supremos que reconocieran el matrimonio
homosexual. La propuesta fue rechazada tanto en el Congreso (de mayoría
republicana) como en el Senado (de mayoría demócrata), aunque entre las razones del rechazo pesó también la oposición a modificar la Constitución fe-
"God, Guns and Gays"
Desde las elecciones presidenciales norteamericanas del
2004, muchos comentaristas
políticos y periodistas consideran que la línea temática que
divide a los ciudadanos y a los
dos partidos estadounidenses
se refiere a las tres G: "God,
Guns and Gays"; es decir, Dios,
armas y homosexuales.
deral para oponerse a una acción concreta que llevaban a cabo los Estados y,
además, en año electoral.
La cuestión del matrimonio y de las uniones civiles homosexuales lleva
ya más de una década incluida en la agenda política de Estados Unidos;
pero, en muchas ocasiones, en el sentido contrario a los derechos de los
homosexuales.
Es decir, algunos politólogos hablan de todo un "contramovimiento", cuyo
objetivo es obstaculizar los logros legales y sociales de los homosexuales (Calvo, 2005, pág. 13; Herman, 1997).
En España, aunque todavía no podemos hablar de contramovimiento
organizado, sí se han producido, días antes y después de la aprobación
de la Ley de modificación del Código civil en materia de derecho a contraer matrimonio, movilizaciones y declaraciones de sectores religiosos
y conservadores en contra.
Lectura complementaria
Para ampliar la información
sobre el "contramovimiento" norteamericano, leed:�D.
Herman (1997). The Antigay
Agenda. Orthodox Vision and
the Christian Right. Chicago:
The University of Chicago
Press.
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Manifestación en contra del matrimonio homosexual
El 18 de junio del 2005, quince días antes de la promulgación de la modificación del
Código civil, Madrid fue escenario de una manifestación multitudinaria sin precedentes:
asistieron a ella veinte obispos y fue convocada por la organización Foro de la Familia,
bastante desconocida hasta entonces. También participaron importantes dirigentes del
Partido Popular. Según la policía, acudieron 166.000 personas, mientras que los convocantes afirman que la participación fue de un millón y medio de personas.
Los obispos�españoles han ordenado la objeción�de�conciencia a los funcio-
Falta de oposición
El posible rechazo al matrimonio homosexual y las uniones
civiles no se ha transformado
en acción política en la gran
parte de los países europeos, y
tampoco la iglesia católica ha
intentado movilizar a sus feligreses de la manera en la que
lo ha hecho en España.
narios católicos para que no celebren matrimonios homosexuales, han llamado a los políticos a votar en contra y a los ciudadanos a oponerse por todos
los medios posibles. Incluso han sugerido que el Rey, como católico, debería
negarse a firmar la ley.
Llama poderosamente la atención que esta llamada a la objeción y la presencia
de la Iglesia católica en las manifestaciones públicas en contra de la ley no se
hayan dado por ejemplo en Bélgica, de mayoría católica, o en Holanda, Canadá o el Estado de Massachussets, donde las minorías católicas son importantes
(Herrero, 2005, pág. 28). Como hemos explicado anteriormente, en todos estos lugares también se reconoce el matrimonio homosexual.
Según el profesor J. A. Herrero (2005), varias son las�causas�de�esta�posición
tan beligerante por parte de�la�Iglesia�católica�española, con el beneplácito
del Vaticano.
1) En primer lugar, el histórico trato de privilegio del Estado español con la
Iglesia católica.
2) En segundo lugar, el reconocimiento institucional internacional del que ha
disfrutado la Iglesia en los funerales del anterior pontífice y en la proclamación
del nuevo papa.
3) En tercer lugar, la concordancia de las posturas de la Iglesia con los miedos y prejuicios de un sector importante de la sociedad española. Miedos como pueden ser la preocupación por el bienestar de los niños, en el caso de la
adopción por parte de parejas homosexuales, y prejuicios que se reflejan en las
declaraciones ofensivas e humillantes de algunos obispos contra las personas
homosexuales.
Todo ello ha desembocado en una actitud prepotente ante el Estado y ante las
personas homosexuales, siendo esto último mucho peor por el peligro de caer
en la justificación�de�su�discriminación (Herrero, 2005, pág. 30).
Lectura complementaria
J.�A.�Herrero (2005). "Los
obispos, el matrimonio homosexual y la objeción de
conciencia". Claves de Razón Práctica (núm. 153, pág.
26­30).
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Los derechos humanos aplicados a nuevos colectivos: mujeres y...
Temores y reticencias ante el matrimonio homosexual y la adopción
En el artículo de J. Urgell titulado "El matrimoni gai a debat" (2001) se recogen los argumentos más relevantes en contra del matrimonio homosexual y la adopción, y se establece un diálogo con los argumentos a favor.
Además, con respecto a la preocupación de que la adopción por parte de los homosexuales suponga un perjucio para los niños y los adolescentes, los estudios psicológicos
y médicos evidencian que los hijos de familias homosexuales demuestran un desarrollo
sano y armónico tanto en el campo de la salud física y psicológica como en el del ajuste
social. No hay diferencias significativas respecto de los hijos de familias heterosexuales,
salvo en los roles de género, que son más flexibles, y en las actitudes más tolerantes con
las minorías.
Lectura complementaria
Si queréis consultar algunos estudios científicos respecto a los hijos de las familias homosexuales, leed los realizados en las Universidades de Valencia y Sevilla y el informe
técnico de la Academia Americana de Pediatría. Las direcciones son las siguientes:
<http://www.felgt.org/_felgt/archivos/139_es_Hijos%20de%20padres%20homosexuales
.%20Qu%E9%20les%20diferencia.pdf>
<http://www.felgt.org/_felgt/archivos/137_es_Desarrollo%20infantil%20y%20
adolescente%20en%20familias%20homoparentales.pdf>
<http://www.felgt.org/_felgt/archivos/141_es_AAP­Coparentalidad%20y%20
Adopcion,%20Informe%20Tecnico.pdf>
A pesar de la oposición de este sector, la opinión�pública española se
asemeja a la de la mayor parte de los países de la Europa occidental en
cuanto a la aceptación de las personas homosexuales y sus derechos.
Según el barómetro de junio del 2004 del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas):
•
El 66% de los españoles piensa que las parejas homosexuales deberían tener derecho a contraer matrimonio.
•
Más del 60% declara que no sería un problema grave si un hijo o hija
tuvieran relaciones homosexuales.
•
Al 75% no le molestaría nada tener como vecinos a personas homosexuales.
Lectura complementaria
El barómetro del CIS está disponible en: <http://www.cis.es/>
La ESS (realizada en España y en veintitrés países europeos más) se encuentra en la web:
<http://www.ess.nsd.uib.no>. El acceso es gratuito en ambos casos.
Respecto a Estados Unidos, la encuesta a pie de urna referenciada en el texto la llevó a
cabo la CNN y podéis consultarla en:
<http://edition.cnn.com/ELECTION/2004/pages/results/states/US/P/00/epolls.0.html>
Asimismo, según datos de la ESS (Encuesta Social Europea) del año 2002, el
66% de los españoles están muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación de
que los gays y las lesbianas deberían tener libertad para vivir como quieran.
Respecto a este dato, España se ubica en la media europea de aceptación de
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esta idea (67%), a corta distancia de países como Francia y Alemania, y muy
por delante de países como Polonia o Hungría, cuyas actitudes con la homosexualidad son mayoritariamente negativas (Calvo y Montero, 2005, pág. 165).
En Estados�Unidos,�el mismo día de las elecciones presidenciales, el 2 de noviembre del 2004, los ciudadanos de once Estados aprobaron en referéndum
enmiendas en sus constituciones que prohibían el matrimonio homosexual.
No obstante, una de las encuestas a pie de urna más representativas (13.660
entrevistados por todo el territorio) no muestra un electorado tan en contra
de los derechos de los homosexuales (CNN exit poll, 2004): el 25% afirmaba
que debería legalizarse el matrimonio entre parejas del mismo sexo y el 36%
creía que deberían regularse estas parejas mediante uniones civiles.
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Resumen
A lo largo de la historia, se ha producido un progreso� y� extensión� de� los
derechos�humanos hacia colectivos que sufrían discriminaciones. En el presente módulo didáctico hemos analizado la evolución de la situación de los
derechos de las mujeres y de las personas homosexuales desde la denegación
total de derechos hasta la consecución actual de la igualdad legal en muchos
de los países democráticos. Se han analizado las argumentaciones, doctrinas e
ideologías que han guiado la lucha por los derechos y también la oposición a
los mismos. Se han descrito también las distintas situaciones al respecto existentes en el mundo musulmán frente al mundo democrático occidental. Asimismo, hemos analizado las diferentes posiciones dentro de los propios países
occidentales y el papel de los movimientos sociales.
Los�dos�colectivos�han�sido�escogidos�como�ejemplos�ilustrativos�de la evolución y adaptación del significado de los derechos humanos; renovación indispensable para que puedan ser viables y aplicarse en contextos concretos.
Es decir, tras las revoluciones del siglo XVIII y la extensión del ideal de los
derechos humanos por el mundo occidental durante el siglo XIX, era imposible continuar un siglo más con la discriminación de la otra mitad de la humanidad: las mujeres. Igualmente, ya bien avanzado el siglo XX, la promesa
de igualdad y libertad inherente en las declaraciones de derechos humanos y
en la base de nuestros sistemas políticos democráticos contagia a los colectivos homosexuales, que denuncian su situación de discriminación y reclaman
igualdad de derechos.
Concretamente en el caso de las mujeres, podemos destacar que el objetivo
de las luchas feministas y progresistas ha evolucionado desde la consecución
de la igualdad formal legal (siglos XIX y XX) hasta la lucha por la igualdad
real, que implica la promoción de la igualdad de oportunidades en todos los
ámbitos: económico, social, cultural y político.
El logro de la igualdad de oportunidades se ha interpretado como igualdad de
acceso al empleo, a la educación y a los cargos directivos. Para ello, muchos gobiernos occidentales, empresas y organismos internacionales como la Unión
Europea apoyan las denominadas "acciones positivas", aunque en ocasiones
puedan suponer la discriminación individual de algún hombre. Las acciones
positivas son muy diversas y variadas: las más habituales son las medidas de
conciliación laboral y familiar que favorecen a las mujeres y las políticas de
cuotas en los partidos, los gobiernos, la administración pública y las empresas.
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Respecto de los derechos de gays�y�lesbianas, la conculcación de sus derechos
ha sido la tónica histórica no sólo en los países en los que está penalizada la
homosexualidad, sino también en los países democráticos en los que la discriminación es cotidiana.
Algunos autores afirman que este colectivo se encuentra en una situación de
esclavitud moral debido a la imposibilidad de expresar su identidad y desarrollar su personalidad aun en los países occidentales. Por ello, resulta un logro importante la legalización del matrimonio homosexual y de las uniones
civiles con similares derechos a los del matrimonio tradicional, en numerosos
países democráticos.
La controversia y oposición generada ante el matrimonio homosexual en países como Estados Unidos y España, principalmente por sectores religiosos, no
nos debe hacer olvidar la tolerancia de gran parte de la opinión pública con
este tipo de parejas y sus derechos, y la necesidad de regular situaciones que
producen indefensión jurídica y graves perjuicios morales y materiales a los
afectados.
No obstante, el avance de la igualdad de derechos y la superación de las discriminaciones, tanto en el caso de las mujeres como en el caso de gays y lesbianas, es un fenómeno�más bien occidental, propio de los países democráticos. En los países musulmanes y en numerosos países asiáticos, africanos y en
algunos sudamericanos, persisten las leyes discriminatorias, el entorno social
es hostil con los homosexuales, y trata como seres inferiores a las mujeres.
El análisis presentado aquí sobre la problemática de la consecución de los derechos de las mujeres y del colectivo de gays y lesbianas supone un ejemplo
ilustrativo de cómo se ha progresado en la aplicación concreta de los derechos
humanos de las personas pertenecientes a grupos durante largo tiempo discriminados.
Por tanto, el�análisis�se�puede�extender también a otros grupos especialmente
desfavorecidos. En este sentido, en la bibliografía se citan varias obras que
tratan la problemática específica de los derechos humanos de otros colectivos,
como son los indígenas y los niños.
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Actividades
1. El 18 de febrero del 2005 el Parlamento vasco aprobó la Ley de paridad, que establece
una participación mínima del 40% de mujeres en los órganos administrativos (incluido el
Gobierno), jurados y tribunales, y del 50% en las candidaturas de partidos políticos. Estos
porcentajes ya se han aplicado en la formación del Gobierno vasco y en las listas de los partidos en las elecciones autonómicas de abril del 2005. En el artículo disponible en http://
www.ahige. org/texto_noti.php?wcodigo=13629, se recogen las argumentaciones en contra
de la ley defendidas por el Partido Popular. Dichas argumentaciones han servido de base para la presentación de un recurso ante el Tribunal Constitucional. Teniendo en cuenta este
artículo y los conceptos trabajados en el módulo sobre derechos de las mujeres, analizad las
posiciones a favor y en contra de las acciones positivas, y específicamente de las cuotas.
2. A finales del 2003, el Consejo General del Notariado se pronunció -mediante el editorial
de su revista oficial- a favor de la regulación de las parejas homosexuales y su equiparación
en derechos con los matrimonios heterosexuales. Teniendo en cuenta este editorial http://
www.notariado.org/publicaciones/escritura/numeros/23/1.htm y el contenido sobre los derechos de las personas homosexuales visto en el módulo, reflexionad sobre la situación que
ha llevado a un sector normalmente tan inmovilista como los notarios a pronunciarse a favor
de los derechos de las parejas homosexuales y analizad la solución que proponen.
Ejercicios de autoevaluación
Cuestionario�de�elección�múltiple�(elegid�la�opción�correcta)
1.�Para que los derechos humanos puedan desarrollarse y aplicarse en contextos históricos,
sociales y culturales distintos, de manera que los colectivos oprimidos puedan también disfrutar de los derechos humanos, es necesario...
a)�atender a los contextos específicos sociales y políticos en los que surge la cuestión de los
derechos humanos y a las reivindicaciones de los colectivos oprimidos.
b) analizar las argumentaciones y movimientos a favor y en contra, pero mantener siempre
la neutralidad.
c) recuperar el espíritu de las Declaraciones de Derechos Humanos del siglo XVIII y de 1948.
2. El reconocimiento de los derechos humanos de las personas que pertenecen a grupos
especialmente desfavorecidos implica...
a)�principalmente la igualdad de trato jurídica.
b) el reconocimiento de los derechos políticos y civiles, pero no de los derechos económicos,
sociales y culturales.
c) la articulación de derechos particulares, que pueden implementarse, por ejemplo, a través
de la acción positiva.
3. La política de la diferencia conlleva...
a)�tratar de modo igual a colectivos que son distintos, de manera que estas distinciones no
rompen la igualdad de trato.
b) trascender el ideal de igualdad política y legal, así como la mera integración social para
lograr una autodefinición positiva de la diferencia y, si es necesario, promover políticas especiales y derechos particulares.
c) diferentes políticas para individuos diferentes, sin que tenga importancia el colectivo al
que pertenecen.
4. La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer está reconocida en...
a)�todas las constituciones de los países democráticos.
b) todas las constituciones de los países democráticos y a nivel internacional por la ONU y
la Unión Europea.
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c) todas las constituciones de los países democráticos, y a nivel internacional por la ONU y
la Unión Europea, y en los códigos civiles y de familia reformados de algunos países musulmanes como Turquía, Túnez y Marruecos.
5. Las leyes de parejas de hecho son consideradas discriminatorias por los colectivos homosexuales y los sectores progresistas porque...
a) son defendidas casi siempre por partidos conservadores, como ha ocurrido en España.
b)�son inconstitucionales y se erigen sobre una lógica que diferencia radicalmente a las parejas homosexuales de las heterosexuales.
c) suelen ser leyes que reconocen muy pocos derechos a las parejas homosexuales y se erigen
sobre una lógica que diferencia radicalmente a las parejas homosexuales de las heterosexuales.
6. La tradición política igualitarista en un país puede hacer que el gobierno y el legislador
prefieran...
a) las leyes de uniones civiles para parejas homosexuales, con los mismos derechos que los
matrimonios heterosexuales.
b) la ampliación del matrimonio a las parejas homosexuales.
c) las leyes de parejas de hecho, pero con derechos muy restringidos.
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Solucionario
Ejercicios�de�autoevaluación
1. a)
2.�c)
3.�b)
4.�c)
5.�c)
6. b)
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Glosario
acciones positivas f pl medidas a favor de las mujeres que tienen por objetivo eliminar la
diferencia de acceso de las mujeres en las distintas esferas de la vida social, laboral y política,
y, en general, eliminar la discriminación. Son muy diversas y entre ellas podemos destacar
las medidas de conciliación de la vida familiar y laboral, las cuotas de mujeres para el acceso
a puestos de responsabilidad y en las universidades, la reserva de plazas en trabajos en los
que no hay prácticamente mujeres, etc.
derechos civiles m pl corresponden a los derechos relacionados con las libertades de los
ciudadanos frente a los poderes públicos. Fueron los primeros derechos reconocidos en las
constituciones liberales y son el pilar del Estado de derecho. Los podemos dividir en dos
bloques: las garantías procesales y penales, es decir, los derechos a un proceso legal justo
o debido, el principio de legalidad penal, derecho a la independencia judicial, etc.; y las
libertades básicas para el desarrollo de la persona: la libertad ideológica y religiosa, la libertad
y seguridad personales, la libertad de expresión, etc. En este sentido, también se consideran
derechos civiles el derecho al matrimonio y los consiguientes derechos asociados al mismo.
derechos políticos m pl son básicamente los derechos de participación política que se
reconocen en las constituciones de los países democráticos. Son derechos que se reconocieron
y ampliaron a lo largo del siglo XIX y del siglo XX en el proceso de democratización del
Estado liberal. Corresponden al sufragio activo (derecho al voto), sufragio pasivo (derecho
a presentarse a las elecciones), derecho de reunión y manifestación, derecho de asociación,
derecho a la participación política mediante los partidos políticos, derecho a la participación
directa a través de referendos, peticiones a las cámaras, iniciativas legislativas populares, etc...
discriminación f situación de desigualdad, injusticia y opresión en la que se pueden encontrar las personas en diferentes ámbitos de su vida, tanto en la esfera privada (familia,
relaciones personales) como en la esfera pública (trabajo, esfera política, vida social, esfera
educativa, etc.). En el módulo se analiza, sobre todo, la discriminación que se ejerce sobre
las personas por el hecho de pertenecer a grupos no dominantes: mujeres, homosexuales,
indígenas, minorías raciales, ancianos, discapacitados, niños, etc.
esclavitud moral f situación injusta en la que se encuentran las personas que pertenecen
a grupos oprimidos, por ejemplo los y las homosexuales, que les impide desarrollar su identidad, su personalidad, expresarse y actuar con libertad, y que se basa en la restricción de sus
derechos humanos y en la racionalización de esa restricción mediante discursos y argumentos muy extendidos que justifican el trato injusto. Término acuñado por el constitucionalista
D. Richards (2000).
feminismo de la diferencia f feminismo que comienza en los años setenta y ochenta,
y que busca afirmar en un sentido positivo la diferencia entre hombres y mujeres. En este
sentido, reivindica las especificidades del comportamiento, actitudes y experiencias vitales
de las mujeres.
igualdad de derechos f principio recogido en las constituciones de los países democráticos (en su mayoría después de la Segunda Guerra Mundial) que establece que los hombres
y las mujeres tienen los mismos derechos y que, por tanto, no puede existir discriminación
legal por razón de sexo.
igualdad de oportunidades f es un estadio superior a la igualdad jurídica y a la igualdad
de derechos (las cuales desembocan en una igualdad de trato entre los hombres y las mujeres).
La igualdad de oportunidades se refiere a promocionar el igual acceso de las mujeres a la
educación, el empleo y a los cargos de mando en el trabajo y en el mundo político, todo ello
con el objetivo de alcanzar una igualdad real entre el hombre y la mujer.
igualdad jurídica f principio reconocido en las constituciones de los países democráticos
(en su mayoría, en el siglo XIX y a principios del siglo XX) que establece que todos los
ciudadanos son iguales ante la ley y deben recibir el mismo trato de ella.
indefensión y desprotección jurídica f se produce cuando hay situaciones de hecho
(por ejemplo, las parejas estables homosexuales con hijos) que no están reguladas por la ley
y, por tanto, no reciben los beneficios de la misma, pero que se asemejan o son equivalentes
a otras situaciones o estados contemplados y protegidos por la ley (por ejemplo, los matrimonios heterosexuales).
interdependencia de los derechos humanos f concepción de los derechos humanos
como derechos interrelacionados e indivisibles, lo cual implica que no hay jerarquía de derechos y que es necesario lograrlos y defenderlos al mismo tiempo, porque, si no se hace así,
los derechos relegados (por ejemplo los económicos, sociales, culturales) acaban por afectar
a la aplicación de los reconocidos (por ejemplo, los civiles y políticos). Esta concepción es
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defendida por varias declaraciones y convenciones internacionales, por las asociaciones de
mujeres y por Amnistía Internacional.
modelo de ciudadanía pluralista m modelo político de acomodación de las minorías
y de los grupos oprimidos que busca la integración de los mismos y la eliminación de la
discriminación mediante el reconocimiento de categorías y derechos especiales que respeten
la diferencia cultural y social. Es el modelo existente en los países escandinavos y en Gran
Bretaña.
modernidad política f es el proyecto político que surge a partir de las revoluciones liberales del siglo XVIII y que impregna gradualmente a partir de entonces a los sistemas políticos
del siglo XIX y del siglo XX; se caracteriza fundamentalmente por la idea de que la soberanía
reside en el pueblo, formado por ciudadanos que son iguales ante la ley y poseen derechos
humanos inalienables.
parejas de hecho f pl uniones de parejas heterosexuales y homosexuales reguladas por
ley que, normalmente, reconocen muy pocos derechos a las mismas y que no son equiparables, por tanto, al matrimonio heterosexual. No obstante, los parlamentos de mayoría de
izquierdas suelen también aprobar leyes de parejas de hecho con amplios derechos, como ha
ocurrido en varias comunidades autónomas españolas.
paridad f idea que se refiere a la distribución en similares porcentajes o proporciones de
hombres y mujeres en los distintos ámbitos públicos y, sobre todo, en los cargos de responsabilidad de los mismos: empresas, partidos, gobierno, administración pública, mundo cultural, universidades, etc.
política de la diferencia f es un tipo de política cuyo objetivo es promover la justicia
social y erradicar la discriminación mediante políticas especiales para las personas que pertenecen a grupos oprimidos. Implica, por tanto, el desarrollo de acciones positivas, y también
la promoción de la participación de todos los grupos en la distribución social.
sharia f ley islámica basada en un conjunto de interpretaciones tradicionalistas y patriarcales del Corán, de los –dichos y comportamientos de Mahoma– y de las costumbres culturales y sociales de los países musulmanes.
sufragismo m primer movimiento feminista de inspiración liberal surgido a mediados del
siglo XIX en Europa y Estados Unidos, que luchó principalmente por la consecución del voto
femenino y del resto de derechos políticos. Antes que el sufragio universal (voto que incluye
todas las clases) defendían el sufragio igual (voto femenino igual que el hombre).
uniones civiles f pl normalmente, son uniones, reguladas por la ley, específicas para parejas homosexuales. La tendencia en la gran parte de los países que reconocen estas uniones
es que los derechos de las uniones civiles homosexuales sean equiparables a los derechos de
los matrimonios homosexuales.
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