Historia del Colegio Madre del Divino Pastor

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Historia del Colegio Madre del Divino Pastor
La Congregación de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor,
fue traída a Costa Rica por el Reverendo Padre Santiago Núñez Vargas, quien en
ese entonces era el Párroco de Nuestra Señora de Guadalupe de Goicoechea.
El Padre Núñez conoció el Instituto de la Congregación gracias a su amigo
el Reverendo Padre Eugenio de La Bisbal, entonces Provincial de los Padres
Capuchinos.
El Padre Eugenio conocía las inquietudes de la Hermana Concepción Riera
Vilardell, delegada en Centro América, de fundar en Costa Rica un Instituto que
abarcara la amplitud educacional de la Congregación. Fue así que las Hermanas de
la Congregación aceptaron la fundación de un Colegio Técnico - Vocacional en la
Parroquia de Guadalupe.
Las religiosas arribaron el 11 de julio de 1953. a las 4:30 p.m. al aeropuerto
Juan Santamaría, donde junto a otras personas, les esperaba el Padre Santiago
Nuñez.
Se dirigieron a Guadalupe donde parte de los feligreses de la parroquia, que
habían sido informados del plan parroquial, las recibió con un acto solemne donde
entusiasmados, les aplaudían y les victoriaban mientras hacían su ingreso a la
Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Fueron presididas por el Excelentísimo y
Reverendísimo Monseñor Ruben Odio Y Herrera, en ese entonces Arzobispo de
San José y el Párroco Santiago Núñez, inyectando así en el espíritu de las
Hermanas desde su llegada, tal profundidad de amor y esperanzas que realmente
marcó sus servicios de verdadera y auténtica entrega apostólica.
La primera Comunidad Religiosa de Capuchinas de la Madre del Divino
Pastor, fue integrada por:
Montserrat Malet (Española) - Superiora.
Natividad Girvent (Española).
Socorro Torrascana (Española).
Alicia Morales Mora (Nicaragüense).
La Madre Concepción Riera Vilardell, entonces delegada en Centro
América, acompañó por un tiempo a las hermanas en la nueva fundación. El padre
Santiago ubicó la residencia de las Hermanas en la parte trasera del edificio de la
Casa Cural, totalmente separada interiormente del resto del edificio, con la puerta
de entrada y salida frente a la calle Real.
"¡Que grata sorpresa al entrar a nuestro recinto! Todo estaba tan bien y
delicadamente arreglado: una salita-recibidor acogedora, con dos cuadros preciosos de
pintura al óleo en la pared. En uno, Jesús sentado rodeado de niños y de los Ángeles, en el
otro, Jesús de pie a la orilla del mar, dirigiendose a los apóstoles en una barca. La mesa del
comedor con frutas en el centro, su vajilla nueva y completa; la cocina, con sus utensilios
necesarios sin faltar ningún detalle; había verduras, legumbres, pan, aceite, azúcar, sal, ...
Las habitaciones que nos servían de dormitorio con las camas arregladas, armarios con ropa
de repuesto, mesas de noche; las cortinas completaban una decoración sencilla, pero
exquidita por su estética y buen gusto. Todo hacía de nuestra residencia, una tacita de
plata, cuyo arreglo fue encargado a doña Margarita Fernández de Steinford, primera
bienhechora nuestra, de feliz memoria entre nosotras.
A la entrada de un rinconcito que nos serviría de Oratorio, estaba una imagen de
pie de la Santísima Virgen, con su váculo en una mano y con la otra, como ofreciéndonos
su corazón visible sobre su pecho, con una ovejita a sus pies, todo su conjunto, su actitud
como dinámica, ergida de pie, su mirada llena de ternura, la expresión maternal de su
rostro, parecía hablarnos de su espera amorosa en Guadalupe.
Es la misma hermosura y atrayente imagen, pero remodelada con Jesús-Niño
pastorcito de pie a su lado, otra ovejita más a sus pies, pero sin el corazón visible en su
pecho, la que actualmente se venera en el área de las aulas de primaria. Amadla, veneradla e
invocadla, es la imagen de Nuestra Madre del Divino Pastor que nos recibió y ha
acompañado a las alumnas y profesores desde la fundación de este Centro Educativo."
(Hna. Alicia Morales, primera directora del Colegio)
Durante julio a diciembre de 1953, las Hermanas se dedicaron a realizar un
censo casa por casa en el Cantón de Goicoechea, con el fin de descubrir la
población juvenil, las posibilidades económicas y las personas que irían al colegio.
En enero de 1954, llegaron las Hermanas: Leticia Lence González y Pureza
Cúdriz. Meses despúes se integraron las Hermanas Pacis Prado y Guadalupe
Caldera.
Con respecto a los planes de trabajo y los programas, se observaría lo que
disponía el Código de Trabajo, el Excelentísimo Señor Arzobispo de la
Adquidiócesis y la finalidad de la Institución.
La Escuela Técnica Vocacional surgió con el fin de dar una orientación para
la vida a las niñas pobres que abandonaban la escuela y que no tenían recursos
para seguirlos. También, se estableció, para las jóvenes que podían pagar una
pensión mensual, un Colegio Parroquial, el cual debería servir para otras
actividades propias de la parroquia -- como la catequesis, que de igual forma
estaba a cargo de las Hermanas.
El Consejo Superior de Educación autorizó el funcionamiento legal del
Colegio “Nuestra Señora de Guadalupe” a partir del 12 de marzo de 1954. Ubicado
al costado este de la Iglesia de Guadalupe, fue el primer Colegio Parroquial de
Costa Rica. Se impartió el primer grado escolar y el primer año de secundaria, con
una matrícula inicial de 25 alumnas en cada grupo.
Ese mismo año abrió el internado y la Escuela Vocacional que funcionaba
por las tardes con doce alumnas por grupo. Se impartía cocina, corte y confección,
bordado y tejidos.
A pesar de todo, los problemas no tardaron en llegar. Aunque, el padre
Santiago Núñez había adquirido un terreno en el Barrio Santa Cecilia, con la idea
de establecer allí el Colegio, su destino tomó otro interés, pues hubo cambios
inesperados de párrocos, tanto en agosto de 1954 como en noviembre de 1955. Ya
para ese año, la Parroquia se desliga de la responsabilidad de sostener al Colegio,
lo que obliga a las Hermanas a ubicar a sus alumnas en diferentes colegios de San
José, aunque siguió funcionando la primaria y el Vocacional.
Dada la nueva condición, se hizo necesario otro permiso para funcionar
como Colegio particular (privado) y con el nombre de “Colegio de la Divina
Pastora”, el cual dio inicio a sus actividades el 20 de febrero de 1958.
La iniciativa fue posible gracias a la colaboración de padres de familia y
otros miembros de la comunidad, que siempre apoyaron la labor de las Hermanas.
Aunque el colegio siguió funcionando en el mismo local, se pagaba alquiler y renta
mensual por el uso del mobiliario escolar. Para mediados de los años 60’s la
matrícula había crecido notablemente y se hizo necesario conseguir otro terreno
para construir un colegio propio.
Con la ayuda del Pbro. Benjamín Núñez, se adquirió el terreno que
actualmente ocupa el Colegio en el Alto de Guadalupe. El 30 de mayo de 1964 se
colocó la primera piedra y el Colegio se trasladó en 1965.
Con el fin de bajar la colegiatura y dar oportunidad a un mayor número de
niños y jóvenes, se aprueba que el Colegio continuara funcionando con carácter
privado, pero subvencionado por el Estado. Se cambia el nombre por “Colegio
Madre del Divino Pastor” en 1973, (año en que se cerró el internado) y en 1974
pasa a ser a ser una institución mixta.
En la actualidad, el Colegio tiene una matrícula de más de 1,400 estudiantes
en todos los niveles, desde Preescolar
Misión del Colegio Madre del Divino Pastor
Promover desde el carisma que nos legó nuestro Padre Fundador, José Tous
y Soler, una educación evangelizadora que forme personas, capaces de vivir como
cristianos, comprometidos, convirtiéndose en agentes de cambio.
Visión del Colegio Madre del Divino Pastor
Valorar el proceso educativo desde la perspectiva de los valores cristianos,
logrando que cada uno de los participantes sea testimonio de paz, tolerancia y
respeto hacia los demás y la naturaleza.
Objetivo General
"Promover un proceso educativo a partir de la realidad comunitaria desde
la perspectiva de los valores cristianos tomando en cuenta las necesidades y
expectativas de cada uno de los miembros de la comunidad educativa"
Objetivos específicos
1. Desarrollar proyectos académicos que permitan fortalecer el trabajo de
aula, de forma tal que la discusión pedagógica se realice en un ambiente de respeto
y tolerancia donde predominen la creatividad y la criticidad.
2. Fortalecer los proyectos deportivos de la institución para que cada una de
las actividades que se realicen a nivel institucional, circuital, regional o nacional
tengan todo el apoyo necesario por parte de la comunidad educativa y de esta
forma aspirar siempre a convertirlas en una búsqueda permanente de la excelencia.
3. Continuar con los proyectos de Matemática, asesorados por las
universidades públicas y con la participación en las olimpiadas de Matemática en
todos los niveles participantes; todo para fortalecer el razonamiento lógico
matemático de los estudiantes en la institución.
4. Fortalecer los proyectos del área pastoral a nivel de estudiantes, personal
docente y administrativo y padres de familia (Escuela de Padres).
5. Apoyar todas las acciones y proyectos de las especialidades de Artes,
Hogar, Industriales y Música, de tal forma que los estudiantes participen en forma
creativa y crítica y a la vez disfruten en todos los eventos socioculturales que se
organicen.
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