Francisco Javier Giron y Ezpeleta

Anuncio
80
Atenea · Número 36
p e r s o n a j e
por Jesús N. Núñez Calvo
“No hay duda de que su enorme personalidad
imprimió a la Institución en conjunto y a
cada uno de sus hombres en detalle, el trasunto
fiel y desnudo de su pensamiento, de su modo
de ser, de su capacidad para la renuncia”
Caballero Laureado y general de división de la Guardia Civil Enrique Serra Algarra
Francisco Javier Giron
y Ezpeleta,
Duque de Ahumada
Organizador de la Guardia Civil y clave de su éxito en la
F
rancisco Javier Girón y Ezpeleta, nacido en Pamplona
el 11 de marzo de 1803, era
el II Duque de Ahumada y
V Marqués de Las Amarillas, tratándose
del único hijo del matrimonio formado
por Pedro Agustín Girón de Las Casas y
Concepción Ezpeleta Enrile.
Su padre, sirviendo bajo las órdenes
de su tío, el general Francisco Javier Castaños Aragorri -vencedor de la histórica
batalla de Bailén- había alcanzado el generalato y fue condecorado con la Gran
Cruz de San Fernando. Precisamente el
futuro II Duque de Ahumada, siendo
niño, pasó buena parte de la Guerra de la
Independencia al cuidado de su abuelo
Jerónimo Girón y Moctezuma -antiguo
virrey y capitán general de Navarra- en
Cádiz, donde fue testigo del asedio francés y de la proclamación de la Constitución de 1812 que este año celebra su bicentenario.
Expulsado el invasor galo del territorio patrio, su padre era ya mariscal de
campo y jefe del 4º Ejército, marchando
con él a la capital hispalense. A los doce
años de edad Francisco Javier comenzó
su carrera militar, siendo nombrado capitán de la Milicia Provincial nº 28 de
Sevilla.
Cinco años después tuvo su bautismo
de fuego cuando combatía a los liberales
en la provincia gaditana. Concretamente el 10 de marzo de 1820, fecha en la
que Fernando VII pronunció la célebre
frase de “marchemos francamente, y yo el
primero, por la senda constitucional”. Fruto
Número 36 ·
Atenea
A la izquierda,
retrato del Duque
de Ahumada, copia
del de Esquivel del
Museo del Ejército
y circular autógrafa
dirigida al jefe del 7º
Tercio. Abajo, resumen
general de haberes del
nuevo Cuerpo de la
Guardia Civil, de fecha
20 de abril de 1844.
España contemporánea
FOTOGRAFÍAS Y REPRODUCCIONES: DEL AUTOR
de la nueva situación política surgida y
la formación de un nuevo gobierno, su
padre fue nombrado ministro de la Guerra, marchando Francisco Javier a Madrid como su ayudante personal.
Concienciados del lamentable estado
en que se hallaba el orden público en España y lo perjudicial que resultaba para
el Ejército desgastarse en operaciones de
tipo policial –misión expresamente encomendada en 1814- trabajaron ambos
en un ambicioso proyecto: la creación de
un nuevo cuerpo de seguridad pública de
ámbito nacional denominado Legión de
Salvaguardias Nacionales. Su espíritu inspiraría veinticuatro años después el de la
Guardia Civil. Presentado el proyecto a las
Cortes el 30 de julio, fue rechazado porque,
en palabras de un diputado, “era una medi-
da atentadora a la libertad y desorganizadora
de la Milicia Nacional”.
Mes y medio después, su padre presentó la dimisión y Francisco Javier cesó en
su cargo. Tras no pocas vicisitudes y haber
ejercido el mando de diversas unidades,
ascendió el 17 de marzo de 1834 a brigadier. Cuatro años más tarde pasó al nuevo
Ejército de Reserva de Andalucía, donde se
le confirió el mando de la 3ª brigada, que
organizó e instruyó. A su frente, participó
en las campañas contra los carlistas bajo las
órdenes del general Ramón María Narváez,
con quien estableció una estrecha relación
profesional y se hizo acreedor de su confianza, cuestión que revestiría trascendental importancia en el futuro.
El 1 de enero de 1839 fue nombrado
comandante general de la División de Re-
RECONOCIMIENTOS
àSenador
del Reino
del Senado
àGentil hombre de
Cámara de S.M.
àCruz de 1ª clase y Placa de
3ª clase de la Real y Militar
Orden de San Fernando
àCruz y Placa de la Real
y Militar Orden de
San Hermenegildo
àGran Cruz de la Real
Orden de Carlos III
- Gran Cruz de la Real
Orden Americana de
Isabel la Católica
àCruz de Fidelidad
de 1ª clase
àLegión de Honor de Francia
àFlor de Lis de Francia
àVicepresidente
81
00
82
Atenea · Número 36
p e r s o n a j e
serva de dicho Ejército y tras distinguirse
brillantemente en diversas operaciones,
fue ascendido por méritos de campaña a
mariscal de campo –en la actualidad sería
general de división-. El 17 de mayo de 1842
falleció su padre tras una prolongada enfermedad, convirtiéndose en el II Duque de
Ahumada y V Marqués de las Amarillas.
CREACIÓN
DE LA GUARDIA CIVIL
Abajo, litografía del Duque
de Ahumada y pintura
vistiendo el uniforme de
Comandante General de
Alabarderos, realizada por
de Daniel Vázquez Díaz.
La persecución del bandolerismo por el
Ejército seguía sin dar resultados satisfactorios, fracasando diversos intentos
de crear cuerpos armados que se encargaran de velar por la seguridad pública, tales como el de Celadores Reales en 1823
y el de Salvaguardias Reales en 1833.
Hubo de esperarse todavía una década
más para que viera la luz un proyecto sólido y con vocación de futuro. El primer
paso se dio el 26 de enero de 1844, bajo el
gobierno de Luis González Bravo, al crearse por real decreto el Ramo de Protección
y Seguridad, no dejando duda alguna
respecto a la preocupación del principal
problema de la época: “El Gobierno ha menester una fuerza siempre disponible para
proteger las personas y las propiedades; y
en España, donde la necesidad es mayor por
efectos de sus guerras y disturbios civiles, no
tiene la sociedad ni el Gobierno más apoyo ni
escudo que la milicia o el Ejército, inadecuados para llevar este objeto cumplidamente o
sin prejuicios”.
El segundo paso de importancia, todavía con González Bravo, se concretó
el 28 de marzo de 1844, cuando se dictó
un real decreto que disponía la creación
del “Cuerpo de Guardias Civiles”, de carácter civil y dependiente del Ministerio de
la Gobernación y “con el objeto de proveer
al buen orden y a la seguridad pública”. El
mérito de tal denominación se debió a la
entonces jovencísima Isabel II.
Como director de organización fue comisionado el 15 de abril el Inspector General del Ejército, el Duque de Ahumada,
que gozaba de acreditado prestigio para
organizar y reformar tropas. Tan sólo
cinco días después remitió a los ministros de Estado y Guerra un documento
trascendental en el que expuso con toda
claridad y contundencia sus enmiendas
y reparos al proyecto que acababa de
aprobarse. Desaprobó expresamente la
implicación en el servicio, régimen interior, disciplina, ascensos, nombramientos, etc., bajo la libre designación de los
jefes políticos de las provincias (figura
antecesora de los gobernadores civiles)
donde los guardias civiles prestarían sus
servicios, la carencia de un inspector general, lo mezquino de sus sueldos, etc., al
considerar que todo ello perjudicaría la
perdurabilidad del nuevo Cuerpo.
Fue tan convincente en su exposición
y motivación que fue autorizado a redactar una nueva propuesta que el propio
interesado nominaría como “Bases necesarias para que un General pueda encargarse de la formación de la Guardia Civil”.
Llegados a este punto se produjo un
Atenea · Número 36
p e r s o n a j e
La Cartilla del Guardia
Civil establece un alto
nivel de exigencia basado
en el culto al honor.
vida familiar
Contrajo matrimonio el 6
de enero de 1834 con
Nicolasa Aragón Arias
Saavedra. Tuvieron
nueve hijos: Pedro
(teniente general),
Javier, Inés, Agustín
(teniente general), Luis
(general), Concepción,
Sancha, Rodrigo
y Rafael (falleció
como comandante
en Cuba en 1896).
hecho vital para el futuro de la nueva
institución que se estaba perfilando. El
mariscal de campo Narváez asumió el
3 de mayo el poder y no sólo dispuso la
continuidad de su compañero y amigo,
el Duque de Ahumada, sino que apoyó
de forma determinante su propuesta.
Diez días después se daba el tercer y
definitivo paso para la creación
del Cuerpo de la Guardia Civil.
Conforme al real decreto de 13
de mayo de 1844, el nuevo cuerpo, esta vez de naturaleza militar, quedaba sujeto al “Ministerio
de la Guerra en su organización,
personal, disciplina, material y percibo de haberes”, mientras que “en
su servicio peculiar debe entenderse
con las autoridades civiles, y depender por lo tanto del Ministerio de Gobernación”.
Con la idea de desplegarse
por toda la geografía española
y convertirse en la primera institución del estado que llegara a
todos los ciudadanos, se dispuso
inicialmente la creación de 14 tercios
integrados a su vez por 39 compañías de
Infantería y 9 escuadrones de Caballería,
estando compuesta su primera plantilla
por 14 jefes, 232 oficiales y 5.769 de tropa.
En el mes de octubre de ese mismo
año se aprobaron los reglamentos militar y de servicio, y el 20 de diciembre de
1845, la “Cartilla del Guardia Civil”, redactada por el propio Duque de Ahumada y que puede definirse como el auténtico código deontológico del Instituto.
Su primer artículo pasaba a convertirse
en la cimentación ética del nuevo Cuerpo: “El honor ha de ser la principal divisa
Monumento al Duque de Ahumada en Valdemoro, Madrid.
del Guardia Civil; debe por consiguiente
conservarlo sin mancha. Una vez perdido
no se recobra jamás”. La impronta de su
articulado fue tal que, después de más
de siglo y medio, sigue teniendo plena
vigencia moral.
La gran eficacia del nuevo Instituto en
la erradicación del grave problema del
bandolerismo motivó al Gobierno para
aumentar su plantilla y potenciar su despliegue, convirtiéndose, tal y como han
reconocido prestigiosos historiadores,
en un instrumento clave en la construcción del estado moderno.
El 7 de noviembre de 1846 el Duque
de Ahumada fue promovido al empleo
de teniente general, continuando al
foto: digigalos
84
Número 36 ·
frente de la Guardia Civil hasta el 1 de
agosto de 1854, fecha en la que, como
consecuencia de “La Vicalvarada” y el
regreso al poder del general Espartero,
pasó a la situación de cuartel.
Finalizado el “Bienio Progresista” y ocupada nuevamente la presidencia del gobierno por su amigo el general Narváez, éste
volvió a confiar en él y lo repuso al frente
del Cuerpo, volviendo a dirigirlo por real
decreto de 12 de octubre de 1856. Cuando un año más tarde el general Leopoldo
O’Donnell ostentó la presidencia, lo mantuvo hasta el 1 de julio de 1858.
Pasado otra vez a la situación de cuartel, fue nombrado el 2 de junio de 1862,
también con O’Donnell, comandante general del Cuerpo de Alabarderos, desempeñando dicho cargo hasta el 15 de julio
de 1866. Casi tres años después, falleció
en Madrid el 18 de diciembre de 1869, a
la edad de 66 años.
LA MÁS VALORADA
La permanencia del Duque de Ahumada al frente de la Guardia Civil durante
la primera década de su existencia fue
vital para forjar su perdurabilidad en el
tiempo. Sus acertadas disposiciones y el
acendrado sentido de la disciplina que
le inculcó así como la
acreditada eficacia en
la implantación del orden y la persecución del
bandolerismo que hasta
entonces asolaba los caminos de España, convirtieron al nuevo cuerpo en la institución de
seguridad pública más
importante y valorada
de nuestra Historia.
Transcurridos
168
años de la creación de la
Benemérita, sobrenombre con el que fue bautizada por los ciudadanos,
la impronta y legado
del Duque de Ahumada
perduran hoy día en la
Guardia Civil, compuesta actualmente por más
de 80.000 efectivos desplegados en más
de 2.000 instalaciones, manteniéndose la
naturaleza militar de la que tan acertadamente le invistió. n
Atenea
Grabado del Escalafón
de 1846 con un guardia
que saluda a un teniente
coronel, ambos con el
uniforme de gala.
85
00
Descargar