LECTIO DIVINA - Hijas de la Iglesia

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LECTIO DIVINA
SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO
Mateo 16,13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesaréa de Filipo, hizo esta pregunta a sus
discípulos: “¿quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen
que eres Juan Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo?”. Simón Pedro tomó la Palabra y le dijo:
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún
hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del
reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la
tierra quedará desatado en el cielo”.
Lectio
Jesús se encontraba en la región de Cesaréa de Filipo, donde estaba con sus discípulos, abre un
diálogo con ellos haciéndole preguntas. (Mc 8,27-30 y Lc 9, 18-21). Da una consigna concreta a
Pedro de animar a las gentes en la fe.
Le interesaba saber, ¿qué dicen los demás de Él?, ¿qué dicen sus discípulos? ¿Como lo piensan?.
En la gente hay confusión, esperan al Mesías pero no saben quién es, están con Él pero no lo
reconocen como Mesías, hacen comentarios sobre Él por lo que dicen y hace, dicen que es Juan
Bautista seguramente no están al tanto de su muerte, otros dicen que es Elías o Jeremías.
Juan Bautista muy famoso entre los contemporáneos de Jesús, aun después de muerto su memoria
se conserva en unas comunidades que tienen su memoria.
Elías, es el profeta del retorno, según los antiguos cuando volviera, anunciaría los tiempos nuevos.
Jeremías, es el profeta de los grandes cambios su presencia significaría el comienzo de algo nuevo.
Sólo Pedro con su conocimiento y experiencia vivida con Él responde con sabiduría inspirada por
Dios. Experiencia adquirida en ese contacto personal con lo divino en lo cotidiano. “Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Es una profesión de fe auténtica, que viene de Dios.
Jesús realza la dignidad propia de Pedro entre todos los Apóstoles.
Nuestra fe no es una opinión humana, una adhesión sentimental: no viene de la carne ni de la
sangre. La fe en Cristo es mucho más que una convicción humana, y las palabras con que Jesús
felicita a Pedro: Feliz eres Simón… vale también para todo verdadero creyente. El Padre es el que
nos ha elegido y nos ha atraído hacía Cristo. Jn 6,37 y 6,44 “Todo lo que el Padre me ha dado
vendrá a mí”. “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió”.
Después se enfatiza la dignidad de Pedro. Jesús le dio el nombre Piedra significa que Dios le ha
dado un misión, como ya había ocurrido con Abraham y Jacob Gen 17,5 y 32, 29 “No te llamarás
más Abran, sino Abraham, pues te tengo destinado a ser padre de una multitud de naciones” “En
adelante ya no te llamarás Jacob, sino Israel, o sea fuerza de Dios, porque has luchado con Dios y
con los hombres y has salido vencedor”.
La misión que le fue entregado a Pedro fue de fortalecer en la fe a sus hermanos, no significa que
estos sean menores de edad en la fe. Su responsabilidad universal cobra todo su sentido en una
Iglesia en la que cada uno tiene el deber de anunciar y dar a conocer con su propio testimonio que
Jesús es el Mesías el Hijo de Dios.
Debemos apasionarnos por Jesús, por su reino así como lo fueron Pedro y Pablo, enamorarnos de
su proyecto que es la Iglesia. Sólo el amor puede hacernos salir de nosotros mismos para quedar
libres para Dios.
Sólo un amor tan grande es capaz de sostener a la Iglesia. No cambiemos este tesoro que llevamos
en vasijas de barro por palabras superficiales que se lleva el viento.
¿HEMOS ENTENDIDO EL SENTIDO PROFÉTICO DE NUESTRA VOCACIÓN CRISTIANA?
¿QUÉ AMOR NOS MUEVE A NOSOTROS PARA OBRAR?
¿CÓMO AMO Y EXPRESO MI PERTENENCIA A LA IGLESIA?
ORACIÓN
Señor, Tú que nos llenas de santa alegría con la figura de Pedro,
haz que nosotros los cristianos nos mantengamos fieles
a las enseñanzas de la Iglesia en la persona de Benedicto XVI,
y que perseverando en la fracción del Pan y en la recta doctrina,
podamos decir como el primer Papa, en cada Eucaristía:
“Tú eres el Cristo el Hijo de Dios”.
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