UN MUNDO A TRAVES DE CARANDIA CONOCIENDO AIEDAIL UN DOMINGO POR LA MAÑANA. CAP.1 Elyra es una chica de 12 años. Su pelo es negro azabache y muy largo. Le brilla de una forma impresionante cuando le da el sol por las mañanas. Sus ojos son azules como el hielo y muy grandes y bonitos. No es que sea muy morena, pero si sé que se puede apreciar que vive cerca de la playa. Es bajita para su edad, pero eso no le hace estar triste. Todas las mañanas va al colegio en el autobús de las 8.30. Esa mañana de un domingo de primavera cambió todo. Elyra se despertó muy despeinada, se sentía extraña, como si algo fuera a suceder. Se levantó lentamente de su cama y miró por la ventana para ver qué tiempo hacía. Era un día lluvioso, pero se podía ver el sol asomarse a través de la montaña. Ella se acercó al baño y se dio una ducha con agua fría para despejarse. Tenía ganas de volver a meterse en la cama, pero no podía. Tenía que ayudar a su madre. Bajó las escaleras rápidamente y se dirigió a la cocina. Encontró a su madre sentada y revolviendo lentamente un café una y otra vez. Elyra se dio cuenta de que estaba triste. Le cogió del brazo y le llevó hacia su habitación. Deshizo la cama y le ayudó a tumbarse. -Descansa. -Tengo que hacer muchas cosas en la casa.-dijo su madre intentando incorporarse. -No.-dijo Elyra obligándola a recostarse.-Yo me encargaré de todo. Su madre iba a protestar, pero se dio cuenta de que su hija tenía razón. Pronto se quedó dormida. Elyra fue a la cocina. Decidió tomarse el café de su madre para no perder tiempo. Empezó a beberse su café mientras pensaba en lo ocurrido las últimas semanas. Su madre estaba enferma y los médicos no sabían porqué. Padecía unos dolores terribles, pero no le encontraron nada raro en la revisión. Cuando Elyra acabó de beberse su último trago, se levantó y cogió el teléfono de la repisa de la chimenea. Telefoneó el número del médico y la secretaria contestó con voz cansada: -Sí. Guardia de las 24 horas del cetro médico “El Silencio” , dígame. - Buenos días. Me llamo Elyra. Mi madre no se encuentra muy bien. ¿Está por ahí la doctora Foster? -No. Lo siento mucho. Está de viaje. No volverá hasta mañana. Si quisiera dejarle un mensaje... -No, no. Prefiero hablar personalmente con ella. Muchas gracias. Elyra colgó el teléfono. Sólo ella y la doctora conocían la enfermedad de su madre. Esa mañana, su madre se pasó durmiendo todo el día. Elyra salió a los establos. Cogió el pienso y se le echó a los animales. Después, entró en la cuadra del caballo de su madre, Faron, y empezó a acariciarle. Una tosecilla le interrumpió. Elyra se giró rápidamente y vio a una chica. Era rubia y con el pelo rizado. Tenía los ojos marrones y presuntuosos. La piel muy clara pero no pálida. Era bastante alta y vestía ropas de seda y lino. Elyra casi podía saber su tacto con sólo contemplarlas. Iba descalza. Pero lo que más le llamó la atención a Elyra de la extraña fueron sus orejas puntiagudas. Le recordaban a las imágenes de un libro de los que había leído mil veces. “Elfos de los bosques”. Era unos de sus libros preferidos. En el libro una de las elfas encerraba a la otra. Elyra se dio cuenta de que ya no se oían los pájaros, ni las gallinas, sólo el viento y el relinchar de Faron. La extraña dijo: -Hola Elyra. Me llamo Laila. Bienvenida a “Aiedail”. UN MUNDO NUEVO. CAP. 2 -¿ Aiedail?-dijo Elyra asombrada por la repentina bienvenida,- Esto es Carandía. -No, Elyra. –respondió la elfa- Luego te lo explicaré. Sé lo de tu madre, es ante todo más importante que cómo has llegado hasta aquí. No es una enfermedad humana. Por eso tus médicos no encuentran cura. - Pero entonces ¿de qué es?. No te entiendo –dijo Elyra asustada. - Elyra, por si no te has dado cuenta aquí no todos somos humanos –dijo Laila pausadamente.- Yo soy una elfa, al igual que tu madre. Sólo que yo soy del pueblo de Du Silvena Datia y tu madre de Ellesmera , en Adalaerim. - ¡No! – gritó Elyra enfadada.- Mi madre es una humana.- y echó a correr hasta su casa. Subió a la habitación de su madre, pero allí sólo estaba la elfa Laila con cara de tristeza. - Tu madre no ha pasado a Aiedail. Sigue en Carandía. Sólo que para ella no pasa el tiempo. Tu madre conoce la existencia de este lugar. Proviene de aquí. Sólo está con los humanos para criarte a ti. Ahora si no te importa, nos debemos ir de aquí. - Pero...¿para qué? ¿y mis cosas? - Sólo necesitas a Faron. Es lo único que tienes. Ahora móntale y sígueme. Dentro de poco contestaré tus preguntas. Salieron a la calle. Elyra estaba asustada. Laila le tendió las riendas de Faron, Elyra las cogió pensando que todo era un sueño que pronto se despertaría junto a su madre, que le diría que todo había sido una pesadilla. Laila comenzó a cabalgar a través del pueblo en un unicornio blanco bellísimo. Sus cascos repiqueteaban suavemente. Elyra empezó a correr con Faron. De pronto se dio cuenta de que también él andaba y cabalgaba esbelto y brillante. Elyra no estaba acostumbrada correr tanto y durante tanto tiempo. Estaba cansada al pasar tres horas. No podía más. Le iba a decir a Laila si podían parar unos minutos cuando les atacaron por detrás. Eran unos seres horrorosos compuestos por todo tipo de insectos. Medirían unos dos metros de altura y no tenían cara de muy buenos amigos. Laila le gritó: - Elyra, corre, pronto te alcanzaré. Elyra vio cómo las bestias atacaban a Laila. No le podía dejar sola. - Elyra, no te acerques, te lo prohíbo. Elyra ignoró lo que le había dicho Laila. No podía dejarla sola con esos hombres, pero se dio cuenta rápidamente de que eso no eran hombres, podrían haberlo sido, pero Elyra se fijó en que eran...¡muertos!. Laila no podía matar a alguien que ya estaba muerto. Elyra estaba asustada. De pronto, alguien le atacó por detrás, le hizo caer del caballo, se vio de cara a cara con uno de los brutales asesinos, si eso era a lo que se dedicaban. -¡Aaahha! –gritó Elyra sobrecogida. A través de los ojos del ser pudo ver que le faltaba algo, no exterior, sino interior. En lo más profundo de ese bicho inmenso faltaba algo muy importante. Elyra se imaginaba lo que podía ser, pero, no quería ni pensarlo. Así que actuó de manera rápida. El ser le iba a matar cuando Elyra vio un destello junto a Faron,¡una espada!, ¡y estaba al alcance de su mano! Cuando el ser iba a asestar el golpe mortal, Elyra cogió la espada y atravesó al monstruo que murió en el acto. Elyra, impresionada, montó a Faron y empezó a correr. No paró hasta que se cercioró de que estaba lo suficientemente lejos. Llegó a un claro del bosque donde paró. Como le había enseñado Laila, preparó una fogata y una acampada. Se sentó junto al fuego y esperó a Laila. Pero Laila no llegaba y Elyra comenzaba a impacientarse. Iba a salir a buscarla cuando ésta llegó y se desmayó. Elyra corrió hacia Laila y se agachó junto a ella. Le cogió la cabeza entre las manos. Lentamente le colocó una almohada de seda blanca, la más confortable que encontró, y suavemente apoyó la cabeza de Laila. Elyra inspeccionó los golpes y las heridas que debilitaban a su guía. Su madre le había enseñado primeros auxilios, pero no sabía cómo ayudar a Laila. Se levantó y cogió un cuenco de las alforjas que colgaban de su caballo. También cogió muérdago y algunas hierbas curativas que llevaba transportando desde el inicio del viaje. Las echó todas en el cuenco. Elyra se puso a pensar en lo que necesitaba: necesitaba algunas vendas, ya que las profundas heridas que le habían hecho las inmundas bestias emanaban mucha sangre. Requería detener la hemorragia. Pero primero debía limpiar la herida. Elyra estaba hecha un lío. Después de mucho pensar, Elyra decidió ponerle una venda provisional para que Laila no se desangrase y después se encargaría de la infección. Como la primera venda era sólo temporal, no hacia falta que fuera perfecta. Elyra arrancó de un tirón varias tiras de tela de una manta vieja que ya no servía para nada. Menos mal que estaba limpia, porque Elyra todavía no había encontrado un manantial de agua. Elyra se acercó a Laila y cogió una de las vendas. La desenrolló y lentamente y con mucho cuidado se la enrolló a Elyra en el brazo. Así siguió con todas las heridas. Cuando hubo acabado, Elyra se levantó. Estaba agotada. Había hecho todo lo que había podido. Pero no estaba segura de que Laila resistiera esa pérdida de sangre. Elyra se acercó al fuego, que casi estaba consumido y lo avivó. Cuando estuvo listo, Elyra metió un trozo de carne. Lo cocinó bien, y cuando la carne estaba bien hecha la comió. Como tenía prisa lo comió con las manos. No le hacía gracia, pero es lo que había. En ese momento lo importante era encontrar agua. Elyra estaba segura de una cosa. No podía dejar a Laila sola. Seguro que sus atacantes estaban cerca. Y Elyra no podía dejar que a Laila le pasara algo. Elyra se acercó a uno de los grandes árboles que le rodeaban. Seguro que su corteza era resistente. Arrancó un trozo bastante grande y lo posó en el suelo. Se agachó y lo examinó con la mirada. Serviría para transportar a Laila. Elyra acercó la camilla provisional hacia Laila y con mucho cuidado transportó a Laila del suelo a la corteza. Después se acercó a Faron y cogió cuatro sogas. De pronto Elyra escuchó un ruido. Estuvo atenta y lo único que vio fue a Pilgrim, el unicornio de Laila, que había aparecido entre los arbustos. Como no llegaba nadie más, Elyra se acercó a Pilgrim y le cogió las riendas. Elyra pensó que así le ayudaría a llevar a Laila. Elyra agarró también las riendas de Faron y les acercó a los dos a donde estaba Laila. Luego cogió las sogas y ató las dos sillas de los caballos a las cuatro esquinas de la camilla. Cuando la camilla estuvo bien atada, Elyra colocó el cuenco con los ingredientes para la cura a Faron. Después, todos partieron. LA CURA CAP. 3 Elyra caminó hasta llegar a un lugar en el cual no se podía ver el cielo por los altos y frondosos árboles. Decidió que era hora de hacer una parada. Por lo menos, durante unos minutos. Desató las cuerdas de la camilla y encendió un fuego. Elyra iba a acomodarse cuando percibió un murmullo. Escuchó atentamente y se dio cuenta de que era como un susurro muy relajador. Como se oía cerca y los árboles guarecían a Laila de posibles ataques, Elyra se acercó a ver qué era. Empezó a andar por los matorrales y los arbustos hasta llegar a... ¡una cascada!. Era justamente lo que Elyra necesitaba. Embargada por la emoción, Elyra corrió hacia la cascada y se sumergió en las cristalinas aguas. Al principio, sintió un escalofrío. Pero pronto empezó a disfrutar de la mañana. Nadó mucho rato hasta hartarse. Cuando llegó la hora del mediodía, Elyra salió del agua. Empezó a andar hacia su refugio y cuando llegó vio a Laila retorciéndose. Tenía mucha fiebre. ¡Cómo había sido tan irresponsable! Elyra corrió hacia Laila y se arrodilló a su lado. Arrancó un trozo de su pantalón que todavía estaba húmedo por el agua y se lo colocó a Laila en la frente. Laila dejó de retorcerse y Elyra fue hacia Faron. Cogió el cuenco con las hierbas curativas y se acercó a las cenizas del fuego consumido. Volvió a encenderlo. Y mientras el fuego se calentaba, Elyra salió hacia la cascada con el cuenco de los ingredientes. Al llegar a la cascada, Elyra se agachó y llenó el cuenco de agua. Lentamente y con mucho cuidado para no derramar el agua, Elyra regresó con Laila. Puso el cuenco y las hierbas a cocer. Cuando ya no se veían las hierbas, acercó el cuenco a Laila. Y en el fuego puso una cacerola grande con las vendas y el agua que sobraba. Así las vendas se esterilizarían. Elyra se arrodilló junto a Laila y suavemente le quitó las vendas. Inmediatamente las heridas empezaron a sangrar. Con una de las vendas, Elyra empezó a limpiar las heridas de Laila con sumo cuidado. Después de desinfectar las heridas, repitió el proceso del vendaje, sólo que esa vez lo hizo con las vendas que acababan de salir de la cacerola. Después de todo eso, Elyra tapó a Laila y se durmió junto a ella. LLEGADA A DITA BON BAËN. CAP. 4 A la mañana siguiente, Elyra se despertó acurrucada junto al fuego. Alguien le había tapado durante la noche. Se incorporó esperando ver a Laila junto a ella. Pero no estaba sola. Sentado junto a ella estaba un hombrecito muy feo y con cara de gruñón. Tenía una barba larga y estaba regordete. A la derecha de Laila, ocupando un pequeño espacio, estaba una chica diminuta, de rizados cabellos rubios, y cara de ángel. Con una sonrisa cautivadora y mirando a Elyra amablemente. Después de observarla con una mirada cariñosa, Laila empezó a hablar despacio. - Te presento a mis amigos Lara y Grembill. Ya que tú has sido buena conmigo, yo te voy a contar una historia. Todo comenzó una noche oscura en la que yo corría por estos bosques, huyendo de Adia Lunna, una elfa de otro clan que me quería capturar. Sus hombres, los soldados sin alma ya me podían coger. Laila suspiró suavemente. -Tú ya los conociste y los viste en acción. -¿Eran soldados sin alma? -Sí. Unos hombres que en su vida no hicieron mas que hacer daño a sus seres queridos y en su muerte tienen que hacer el bien que en su verdadera vida no hicieron. No se les puede matar. Sólo persuadirles de que hagan el bien... - ¿Y por qué uno de ellos murió atravesado por esa espada que estaba amarrada a Faron? - Luego te lo explicaré. Déjame acabar la historia. “ El caso es que cuando ya casi los tenía encima, llegó tu madre. Montada en Faron. La elfa más bella que he podido conocer. En ella no pasaban los años. Sacó esa espada. “Bel Gead” y empezó a matar uno por uno a todos los soldados. Todo el bien que tu madre Adins había acumulado hacía que su espada matara al propio mal. Pero llegó Adia Lunna y le pilló por sorpresa, robándole la espada y contaminándole con sangre de los soldados. Ella me salvó. Yo le ayudé a ir al mundo de los humanos, donde la enfermedad iba más despacio. Pero ya no se puede atrasar más. Por eso te ayudo, el elixir de sangre lo tiene Adia Lunna.. La madre dará la vida a la hija, que sacrificará su vida por su madre. AREMSELLE. “ Después de contar la historia, Laila descansó un poco antes de hablar. Habló pausadamente. - Debemos ir a Dita Von Baën. Allí encontraremos alimentos y ropa limpia. - Pero...- intentó decir Elyra. - No.- le interrumpió Laila.- Estoy demasiado cansada para contestar preguntas. Te agradezco que curaras mis heridas.- dijo Laila. Y dicho esto se dirigió hacia Lara y Grembill. Elyra no se había acordado de que todavía estaban con ellas. - Saldremos después de comer.- dijo Laila tranquilamente.- Pero no podemos entrar en Dita Von Baën todo ensangrentadas.- dijo mirando a Elyra. Se acercó a Pilgrim y cogió una de las telas que guardaba en las alforjas. - ¡Pero si es una sábana!- dijo Elyra. - Haremos que sean dos túnicas. Laila rasgó la sábana en dos trozos. Después en cada trozo, en el medio, recortó un círculo por el que entraba una cabeza. Después de hacer la operación en los dos trozos, cogió la tela más grande y metió la cabeza en el agujero, dejando el resto de la tela caer por el cuerpo a modo de túnica. Elyra, consternada, hizo lo mismo que ella. Lara le ayudó a ponerse la túnica. A Elyra no le quedaba muy bien. El agujero del cuello le daba alergia y se pisaba la túnica, tenía ganas de llegar al pueblo. Laila cogió la bolsa de tela que le tendía Grembill. Metió la mano en la bolsa y sacó unos bollitos. - ¿Qué es eso?- dijo Elyra mirando los bollos. - Son magdalenas élficas.- dijo Laila mientras le ofrecía una.- Lara y Grembill me las trajeron de mi pueblo. Elyra cogió una. Dio un mordisco pequeñito para probar...¡era lo más delicioso que había probado en su vida!. Después se la comió entera. Laila le ofreció otro tipo de pastel. Pero Elyra no podía comer más. Laila empezó a reír. Era imposible que Elyra pudiese comer más después de tomarse una magdalena entera. - ¿De qué te ríes?- dijo Elyra asombrada- ¿qué hay de malo en que no quiera más? - Nada- dijo Laila sin contener la risa.- Sólo que las magdalenas élficas hay que conservarlas durante días. Un simple mordisco ya es suficiente alimento para un día entero. Elyra se sentó en el frío suelo avergonzada. No volvió a comer durante la mañana. Cuando los otros acabaron de desayunar, Elyra les propuso ir hasta a cascada. Todos asintieron. Ninguno conocía ese mágico lugar y deseaban conocerlo antes de partir. - Yo os guiaré. Ya he ido dos veces y creo que no me perderé. - Deberíamos llevarnos todas las cosas. Sé que este sitio está muy bien, pero debemos ir a Dita Von Baën. Elyra, ya sé que disfrutas mucho aquí pero...Nos tenemos que ir.- dijo Lara, el hada. Elyra iba a responder pero Laila le echó una mirada asesina. Así que Elyra decidió no volver a hablar. Empezaron a caminar con los caballos detrás hacia la cascada. En cabeza iban Laila y Grembill y por detrás iban Lara y Elyra. Elyra observó a Grembill. Iba malhumorado y con cara de malas pulgas. - ¿Siempre es tan gruñón?- dijo Elyra sorprendida. - No, no siempre. Cuando está solo con Laila es feliz. Por lo menos eso me ha dicho Laila. - Pues qué ganas de estar con él. - Ya, pero bueno.- dijo Lara desentusiasmada. Siguieron caminando hasta la cascada. Elyra hizo lo mismo que el día anterior. Corrió hasta la cascada y se zambulló en el agua. Los demás observaron a Elyra pero no la imitaron. Se limitaron a observar la belleza del paisaje. Empezaron a hablar entre ellos durante un buen rato. Cuando volvieron a mirar hacia la cascada Elyra no estaba allí. -¡Elyra!- gritó Laila preocupada. No la veía por ninguna parte. Pasó un buen rato hasta que Elyra salió del agua: -¡He encontrado algo!- gritó desde lo lejos. - ¿Qué has encontrado?- dijo Laila feliz de que Elyra hubiese aparecido. - ¡Un túnel! ¡Detrás de la cascada! Laila se quedó pensando en lo que había dicho Elyra. Se acercó a la orilla del lago que había junto a la cascada. Se metió en el agua. La gran cantidad de ropa que llevaba le pesaba en el agua. Empezó a andar y cada vez el agua le cubría más. Cuando el agua le llegaba por el cuello, comenzó a nadar hacia Elyra. Elyra le enseñó algo. Era verdad que se encontraban en el principio de un túnel. Se podía ver a duras penas a través de la cascada. Y eso que Laila tenía vista de elfa. Elyra vio a Lara desplegar sus hermosas alas antes de pasar por la cascada. Ya no podía ver al enano ni al hada. Laila y Elyra se acercaron a una gran piedra en la que se podía ver unas palabras. De pronto Lara apareció entre las aguas pasando la cascada. Se acercó a Laila y aterrizó junto a ella. Al poco tiempo apareció Grembill. También se acercó a Laila. - Las palabras son del idioma antiguo.- dijo Lara observándolas. - ¿Qué es el idioma antiguo?- dijo Elyra. - Qué va a ser. El idioma de los elfos. Y lo tienes que aprender.- murmuró Grembill. - NËABVONATIDAAVESIUQAROP. –dijo Laila.- Significa: Por aquí se va a Dita Von Baën. Y esto no es el idioma antiguo. Es uno se inventó un hombre para decir siempre la verdad. Tenemos que traer a los caballos. Desde aquí seguiremos el camino. Grembill atravesó la cortina de agua para volver un poco más tarde con Pilgrim y Faron. - Brair- susurró Laila. De pronto se abrió un boquete en la piedra que tenían en frente. - Éste es el verdadero túnel.- dijo Laila con voz cansada. Todos entraron en el túnel. Caían gotas del techo y el suelo estaba húmedo. No se podía ver nada por la oscuridad. Lentamente Laila entró en el túnel. Grembill le siguió y Laila también. Pero Elyra se quedó quieta. Le daba un poco de miedo entrar y caminar por ese lugar abandonado por la luz de Dios. - Aiedail- (Aiedail) dijo en voz alta. De pronto empezó a ver. Una llama apareció en el aire. Algunos murciélagos salieron del túnel. Elyra se sintió muy cansada. Laila y Lara se acercaron a ella. - ¡Has hecho magia!- le dijo Lara- Fascinante... - ¡Y muy peligroso! Podría haber muerto. La magia se aprende con años de experiencia. Y no con simple talento.- dijo Laila enfadada. - Sabes que era imposible que no usara la magia.- contestó Lara.- Su madre era muy poderosa. Elyra empezó a marearse. - ¿Te encuentras bien?- preguntó Laila. - No mucho. Me gustaría sentarme. - Eso no es posible aquí. Pero si puedes tumbarte.- Y dicho esto Laila cogió la camilla que Grembill llevaba transportando desde la cura de Laila. Entre Grembill, que se acababa de acercar, Laila y Lara ataron rápidamente la camilla a los caballos. Ayudaron a Elyra a tumbarse y la ataron como pudieron a la camilla para que no se cayera. - Con la luz y los caballos llegaríamos antes a Dita Von Baën. - Espero que no te importe que Grembill y yo montemos a Faron.- dijo Lara dirigiéndose a Elyra.- No le haremos daño. - Con eso me basta.- respondió Elyra con una sonrisa. Laila montó a Pilgrim y Lara a Faron. Lara ayudó a Grembill a subir al caballo. Empezaron a trotar y mientras Elyra se quedó dormida. A las pocas horas llegaron al final del túnel. Todos bajaron de los caballos excepto Elyra que seguía dormida. - Elyra despierta.- dijo Laila en voz baja para no hacer mucho ruido.- Hemos llegado a Dita Von Baën. Elyra empezó a desperezarse y se incorporó. Observó como Laila se sacaba la capucha de su vestido blanco por el agujero de la túnica y se la ponía cubriéndose sus orejas de elfa. - ¿Qué haces?- dijo Elyra sorprendida. - No creo que los hombres vean elfos todos los días. - Tampoco suelen ver unicornios.- dijo en tono irónico- ¿Y Lara y Grembill? - Se quedarán en el túnel- dijo ignorando el otro comentario de la niña.- Lo hablamos mientras dormías. Ellos levantarían demasiadas sospechas. Tú y yo sin embargo podríamos pasar por hermanas. - ¿Cuánto tiempo vamos a estar en Dita Von Baën? - Lo mínimo posible. UN DÍA EN DITA VON BAËN. CAP.5 Elyra y Laila entraron por el boquete de la puerta y llegaron a Dita Von Baën. Se encontraban en, según lo que dijo Laila, el punto más alto de la ciudad. Siguieron andando hacia las casitas que se veían a lo lejos. Según la posición del sol, Elyra dedujo que era la hora de comer. Hacía un montón que no comían y con el olorcillo que venía desde el pueblo a Elyra le entraron unas ganas de comer horrorosas. Si no fuera porque Dita Von Baën tenía una playa, Elyra pensaría que era el pueblo equivalente a Renedo de Piélagos o a Puente Viesgo. Por sus tiendecitas, puestos comerciales y sus casas. Por el hueco del túnel aparecieron Faron y Pilgrim con una nota que ponía: LOS NECESITARÉIS. Elyra y Laila montaron en sus caballos. Comenzaron a cabalgar hacia el poblado y lo primero que hicieron fue ir a un mercadillo frutero. Laila sacó unas monedas de un bolsillo de su vestido. - Deme esas manzanas. - 5 lobsis.- respondió el comerciante. A Elyra esa conversación le recordó a cuando su madre podía ir a la compra y le llevaba con ella. Elyra siempre ayudaba a elegir la comida a su madre. Le echaba mucho de menos. Una lágrima cayó por la mejilla de Elyra. Ella se limpió con la túnica para que la elfa no le viese llorar. Después fueron a una carnicería de la zona. -¿Has visto cómo me miraba ese comerciante?- dijo Laila. - No, lo siento. No estaba mirando. - ¿Estás bien Elyra?- preguntó la elfa preocupada. - Sí. Claro que sí.- dijo Elyra distraída. - Creo que sabía que nos hemos colado en el pueblo. Sería peligroso... - ¿Colarnos? ¿Qué mas da eso? - Bastante. Últimamente hay guardias a la entrada del pueblo. Y registran a todos los que entran en el pueblo. - ¿Qué vamos a hacer?- preguntó Elyra. - Ya te lo dije.- dijo Laila pausadamente.- quedarnos aquí lo mínimo posible. Las dos empezaron a andar por el lugar mirando los puestecitos y comprando lo que necesitaban. Elyra se compró un vestido de verano azul y blanco y Laila tres túnicas blancas. También le compró un abrigo de piel a Elyra para los días fríos. Al acabar de hacer las compras Elyra y Laila montaron en Pilgrim y Faron. Empezaron a trotar hacia la entrada del túnel. De pronto, oyeron el sonido de unos cascos detrás de ellas. Miraron hacia atrás y vieron a unos guardias que les pisaban los talones. - ¡Corre Elyra! ¡Nos han pillado! Las dos espolearon a sus caballos y empezaron a cabalgar hacia la entrada. No podían dejar que les descubriesen. Fueron rápido hacia un montículo de tierra que podía tapar perfectamente a Faron y a Pilgrim. Les amarraron a una rama y se agazaparon detrás de un arbusto. La arena del suelo les entraba en los ojos. - Es la casa de alguien.- dijo Elyra- Estamos atrapadas. Laila se fijó en que estaban rodeadas por unas vallas. Empezó a andar a gatas hacia una puerta con un pestillo. Laila intentó abrirlo, pero se había quedado atascado. - Todavía no llegan los soldados del pueblo. Tenemos algo de tiempo.- dijo Elyra. - ¿Quién te dice a ti que no estén escondidos para tendernos una emboscada?masculló Laila. - Pero...- intentó decir Elyra. - Nada de peros.- le interrumpió Laila- Acércate a los caballos y desátalos. No tenemos tiempo de jugar al escondite. Ten mucho cuidado. - Vuelvo enseguida.- respondió Elyra. Laila siguió intentando desatascar el pestillo. Era imposible. Mientras tanto Elyra se acercó a los caballos y los llevó hasta Laila. - Date prisa. Ya se acercan.- dijo Elyra asustada. No podían salvarse. La puerta no se abría y los soldados se les echaban encima. Se acercaban. Sonaban las trompetas... HUIDA. CAP.6 Los soldados estaban casi encima de ellas. De pronto, alguien dio un silbido. Eso hizo que los soldados dejaran de correr. Miraron hacia detrás y empezaron a buscar a la persona que había silbado. Laila y Elyra aprovecharon esa distracción para escapar de allí. - Si no me queda otra.- dijo Laila- Brair. La puerta se abrió dando un chirrido. Los soldados miraron hacia allí. - ¡A por ellas!- gritó el jefe.- ¡No os preocupéis por el enano! Elyra miró a Laila. No se detuvo a pensar. Montó a Faron y empezó a galopar. Laila le imitó. No sabían dónde ir, pero todo era mejor a que los guardias del pueblo les atraparan. Laila se puso en cabeza: - Sígueme.- gritó Laila. Cabalgaron hacia un valle desierto. Para más tarde dirigirse a lo que parecía un pequeño bosquecillo. - ¿Qué es este sitio?- dijo Elyra. - Una huerta.- contestó Laila sin dejar de correr.- Es famosa en todo Aiedail. Nos podremos perder entre sus plantas. Se dirigieron a la parte más alta de la huerta. Se escondieron junto a los caballos y esperaron a ver a los soldados. Todavía no se les veía. Oyeron un chasquido. Probablemente el de una hoja al ser pisada. Asustadas giraron la cabeza lentamente hacia detrás. - ¡Buu!- dijeron Lara y Grembill.- Que susto os hemos dado. Los soldados ya no nos persiguen. Buena idea lo de la huerta. - Pensé que os había pasado algo.- dijo Laila despreocupada.- Con eso de, dejad al enano. - Ya. Al silbar nos encontraron. Menos mal que habíamos salido del túnel. Al buscaros a vosotras nos escapamos.- dijo Lara. - Bueno, ya llegan.- dijo Elyra.- Nos están rodeando. Pretenden que nos entreguemos. - Todo previsto. Para cuando entren a la huerta a buscarnos no estaremos. Lara giró la cabeza a la vez que decía esto. Luego movió la cabeza y les señaló a Grembill. - Cavaré un túnel que salga del pueblo. Sólo hay un problema.- dijo el enano señalando a los caballos. Laila y Elyra miraron apenadas a Faron y a Pilgrim. - Se tienen que quedar aquí.- dijo Lara. - Pero es lo único que tengo.- dijo Elyra. - Podríamos volver a por ellos por la noche.- dijo Grembill. - De acuerdo.- Elyra dijo esto con un poco de desconfianza. Era raro que Grembill fuera amable y se preocupara por el resto. Era como si hubiese recibido una noticia muy alegre. Elyra se preguntaba que habría pasado durante el día que no había estado con ellos. Todo era muy extraño. Acarició el pelaje suave de Faron. Le amarró a un panojal y sacó a Bel Gead, su espada, de la silla. - Tenemos que entrar ya en el túnel. Le podemos ir cavando por el camino. - Suerte que empezasteis a cavar nada mas escaparos.- dijo Elyra. Todos entraron en el túnel en silencio. Comenzaron a caminar por el vasto lugar. Se notaba que lo habían excavado rápido. Elyra iba a gatas y Laila tenía que ir a gatas. Sin embargo, Grembill andaba perfectamente. - ¿Hasta dónde has cavado?- dijo Elyra. - Por lo que he calculado hasta la carnicería. - Eso está bien.- dijo Laila- Está cerca de la entrada del pueblo. - Menos mal que viajábamos con un experto. Si no, no estaríamos ni en el final de la huerta.- dijo Lara riéndose. Nadie volvió a hablar hasta llegar a un lugar dónde todo estaba lleno de piedras y tierra. Grembill se acercó y empezó a quitar algunas piedras del camino. - Necesitaré ayuda.- rogó el enano. Laila y Lara se acercaron y empezaron a cavar con sus hábiles manos. Elyra dudó un momento que hacer pero se dio cuenta de que no podía pararse a pensar. Se arrodilló junto a Grembill y empezó a cavar. - ¡Los soldados están en el túnel! - ¿Nos han descubierto?- preguntó Elyra. - ¿A ti que te parece?- gritó el enano con tono irónico. Después se tumbó en el suelo y apoyó la oreja en la tierra. - ¿Cuántos crees que son?- preguntó la elfa imitándole. - Unos 7.- contestó Grembill. - Tendremos que hacerles frente. Siguieron cavando durante el tiempo que estuvieron esperando a los guardias. Cuando los pasos se oían cerca Laila, Lara y Grembill empuñaron sus espadas. - Elyra. Coge a Bel Gead.- dijo Laila. Elyra cogió su espada y la empuñó con torpeza. De pronto 7 soldados les atacaron. Laila empezó a enfrentarse con uno de los primeros. Movió su espada elegantemente y le atravesó. -¡Uno menos! Ya sólo quedaban 6. Grembill fue a por otro soldado y Lara también. Laila se dirigió a por otro de los soldados y empezaron a pelear. Elyra se quedó paralizada. No sabía qué hacer. Uno de los soldados se dirigía hacia ella. Elyra no se atrevía a moverse. Laila que estaba cerca peleando con otro soldado vio que Elyra no se iba a mover. Aprovechó un momento de torpeza de su oponente. Se dirigió al soldado que atacaba a Elyra y le mató. Después siguió peleando con el suyo. - Muévete.- le ordenó a Elyra. Elyra un poco sorprendida obedeció a Laila y se acercó a uno de los dos soldados que quedaban y empezó a luchar. Era muy torpe. Pero intentaba ayudar. Sacudió fuertemente a Bel Gead e hirió al soldado. Le hizo un rasguño en el antebrazo derecho. Con eso no podía manejar la espada con destreza. Elyra siguió moviendo a Bel Gead con violencia. El soldado, en uno de sus torpes golpes, cortó a Elyra con la espada, haciéndole una herida en la espalda. - ¡Aargga...!- Elyra lloraba de dolor. Presa de la rabia, atravesó al soldado. Cuando el último de los guardias murió, Laila, Lara y Grembill se acercaron a Elyra. Laila se sentó junto a Elyra que estaba tumbada en el suelo boca abajo. - Tiene un corte en le espalda.- dijo Laila examinándola- Es doloroso pero no grave. - Le podrás sanar con magia?- preguntó Lara. - descansará. Laila tranquilizó a Elyra lo mejor que pudo. - Wendelcarvar. Al momento, la herida empezó a cerrarse - Ya casi no me duele. ¿Qué has hecho? - La magia es muy poderosa. Por eso tú no deberías practicarla. Te agotará. - Yo no la hice porque quise. Fue por instinto. - Lo sé. Bueno, sigamos. Los cuatro siguieron andando. Al poco tiempo y después de cavar mucho, salieron del pueblo bajo la luz de la luna llena. ENTRADA Y SALIDA CAP.7 Esa noche, Laila tenía que ir a por Faron y Pilgrim. - Adiós.- dijo despidiéndose de los otros- No me pasará nada. Entró en el túnel de Grembill. - Sacaré a los caballos del pueblo por el otro túnel. - ¡Tendrás que ir hasta la cascada!- dijo Elyra. - No. Tú ibas dormida, pero, algo antes de la salida a Dita Von Baën, había un hueco por el que podría salir un perro. Con un sencillo hechizo podría agrandarlo. - De acuerdo. Nos reuniremos aquí cuando vuelvas Grembill encendió una hoguera. Lara, Elyra y él comenzaron a cocinar algunos de los alimentos que habían comprado en Dita Von Baën. - Hasta luego.- dijo Laila con tristeza. Comenzó a andar por el túnel. Pasó cerca de los soldados muertos, pero siguió andando. Cuando llegó a la huerta, salió del túnel. Espero ver a Faron y Pilgrim, pero no estaban. Habían desatado sus ataduras. Seguro que se los habían llevado los soldados. Laila salió de la huerta. Escuchó el relinchar de un caballo. Provenía de la casa en la que se habían colado durante el día Laila y Elyra. Laila empezó a andar hacia allí. Podría huir con facilidad, pues el túnel estaba cerca. Llegó al establo que había en la casa. Le había visto en su anterior huida. Entró en la cuadra y vio a Faron y a Pilgrim. Se acercó a ellos y les sacó de sus compartimientos. - Tranquilos.- dijo Laila en voz baja. - Hola.- dijo un hombre. Laila miró al extraño. Montó a Pilgrim y agarró a Faron dispuesta a escapar. - No te asustes.- dijo el hombre a la vez que aparecía una mujer a su lado- Te queremos ayudar. ¿Eres una elfa no? - ¡OH Dios mío!- dijo la mujer asombrada. Laila no salía de su asombro. ¿Cómo era posible que esa pareja quisiera ayudarla? - Me llamo Laila. ¿Quiénes sois? - Somos Nino y Carmina Ross. Estamos en contra de los soldados. Si en verdad eres una elfa, queremos ayudarte. A ti y a la niña que te acompañaba. - ¿Dónde está la niña?- preguntó la mujer. - Está a salvo. Con unos amigos. Sí. Soy una elfa. Necesito vuestra ayuda.- dijo Laila mientras desmontaba a Pilgrim. Los señores Ross se acercaron a ella. - Te llevaremos a nuestra casa.- dijo Carmina. Le acompañaron hasta una casita de campo. Entraron en una cocina pequeña. - Puedes sentarte.- dijo Nino- La niña que iba contigo no sería... - Elyra. Sí. No sé si será cierto, pero, ¿sois sus abuelos paternos no? - Sí. ¿Cómo lo has sabido? - Conocí a su padre. Y ella se parece a ustedes. El matrimonio se miró feliz mutuamente. - ¿Deseas comer algo?- dijo Carmina ofreciéndole algo de carne- Tienes que irte pronto, los soldados están apostados en la puerta. - Claro que sí.- dijo Laila y empezó a comer. Los señores la miraron complacidos. - Lo que no entiendo es porqué os fuisteis de la casa de Carandía.- dijo Laila- Por miedo. Nuestro nos hizo venir aquí tras la reaparición de Adins, su mujer. Ahora te tienes que ir. O los soldados te matarán. - Gracias. Laila siguió al matrimonio por la puerta de atrás. Laila montó a Pilgrim y agarró a Faron. - Adiós. Espero volver a veros. Laila salió trotando de los establos y nada mas salir echó a correr. Los ancianos habían sido muy buenos con ella y eso que no sabían cómo era. Laila pasó cerca de la valla que ella y Elyra habían abierto ese día. Corrió por la fina arena. Daba gusto cabalgar en ese momento. Había una temperatura agradable y la luz de la luna llena alumbraba el valle. No paró en ningún momento. Recordó los consejos de los Ross. Llevaba preparada la espada. Hubo un momento que pudo ver a los soldados hablar con Nino y Carmina. Sabía que ellos no dirían nada. Llegó a la entrada del túnel. Ella y los caballos entraron y llegaron al hueco de la pared. - Dargranad. Traspasaron el hueco. Pronto se reunieron con los otros tres. UN DURO ENTRENAMIENTO. CAP.8 Elyra se despertó muy temprano ese día. Laila le había prometido enseñarle a luchar. Espero ver a todos despiertos, pero sólo vio a Laila. - Nos espera un día muy duro.- dijo Laila. - ¿Qué me vas a enseñar primero?- preguntó Elyra. Y sin aviso alguno Laila le atacó con un palo. - A estar siempre atenta y a punto para atacar. Elyra se frotó el brazo en el que le había dado Laila. Después cogió el palo que le tendía Laila. - ¿Y después?- preguntó Elyra. Laila iba a volver a darle. Elyra se hizo la despistada y cuando el palo iba a darle, Elyra bloqueó el golpe y dio a Laila en la pierna. - ¡Muy bien!- dijo Laila sorprendida- Me parece que ya has aprendido algo. - Bueno, ¿y ahora?- dijo disimulando su entusiasmo. Laila se acercó algo más a ella y empezó a atacar. Se pasaron la mañana luchando y esquivando golpes. Grembill y Lara estuvieron observándolas toda la mañana. Grembill preparó algunos filetes. - Creo que ya podemos parar.- dijo Laila. - De acuerdo. A Elyra le dolían los huesos. Tenía moretones por todo el cuerpo. - Elyra come algo- dijo Lara- recuperarás fuerzas. Elyra cogió la carne que le ofrecía Grembill y comió con avidez. Después comió una manzana y se echó en la hierba. - No Elyra. Tenemos que seguir practicando. - Pero si ya hemos practicado por la mañana. - No lo suficiente. Tienes mucho que aprender. Elyra agachó la cabeza y cogió un palo. Laila cogió otro palo y le atacó por detrás. Elyra iba a bloquearlo, pero los movimientos de los elfos eran demasiado rápidos. Laila le dio en el lugar en el que antes había tenido una herida. En la espalda. - Tienes que tener cuidado con esos golpes. Elyra no estaba dispuesta a dejarlo pasar. Cuando Laila se volvió para hablar con Grembill, Elyra le devolvió el golpe. Laila le detuvo. - Nunca actúes por venganza. Es un consejo. Laila se dio la vuelta y empezó a mover el palo. Elyra esquivó dos de los diez golpes que asestó Laila. - Bueno, al menos alguno bloqueas. Sigamos. Siguieron practicando durante horas. - Si alguien te atacara así- dijo Laila haciendo el gesto- ¿tú qué harías? Elyra observó como Laila daba una vuelta y se acercaba en línea recta para atacarla. Se apartó y con el palo le dio en la parte de atrás de las rodillas, haciendo caer a Laila. - Vas aprendiendo.- dijo Laila mientras se levantaba lentamente- Ya puedes descansar. Elyra se tumbó y se quedó dormida al instante. - Nos puede ayudar cuando nos ataquen.- dijo Grembill riéndose. No le quisiera volver a poner en peligro.- dijo Laila- Al menos hasta que esté bien entrenada. - Adia Lunna podría convencerla de que se uniera a ella. Laila miró a Elyra con tristeza. - Después de todo, es su hermana. ATRAVESAR EL DESIERTO DE VEINA CAP.9 Cuando Elyra se despertó escuchó como Lara y Laila conversaban. - Tendremos que cruzar el río Selsed.- decía Lara. - Sí, pero los caballos...- dijo Laila. - ¡Magia!- dijo Elyra. - ¿Hace cuánto nos escuchas?- preguntó Laila. - Lo bastante para saber que tenemos que cruzar un río. - Bueno, ya lo sabes.- dijo Laila- Y debes de saber que tenemos que atravesar el desierto de Veina. - ¿Qué opináis de mi idea de hacer magia? - Bastante buena, aunque potencialmente problemática. - ¿Por qué?- preguntó Elyra despreocupada. - Porque necesitamos la magia de dos personas, bueno tres en el caso de este río, para pasar a los caballos. Y sólo estamos Laila y yo.- contestó Lara. - A no ser que tú nos quieras ayudar.- dijo Laila. - De acuerdo.- dijo Elyra convencida. - Lo decía en broma.- dijo Laila- No tienes suficiente poder. - Lo intentaré.- dijo Elyra- Puedo conseguirlo. - No. No te puedes arriesgar. - A lo mejor si puede Laila.-dijo Lara. - ¡No! Buscaremos otro modo. Elyra y Lara se miraron. Ambas sabían que no había otro modo. Y menos si tenían a los guardias de Dita Von Baën y a los soldados sin alma pisándoles los talones. - ¿Dónde está Grembill?- preguntó Elyra a Lara. - Buscando leña para fabricar una balsa. - Observad- dijo de pronto Laila. - ¿Qué es?- preguntó Elyra. - Un mapa de Aiedail. - Paso a...¡Carandía!- leyó Elyra en voz alta. - Sí. Tu pueblo sale en el mapa.- dijo Lara. - Observa bien. Este es el bosque de Cleops. - ¿El de la cascada?- preguntó Elyra. - Por supuesto. Aquí está Dita Von Baën, junto con la huerta de Piuw y la pradera de Cans. Y este es... - El río Selsed.- dijo Lara- Con el lago Calasar. - El desierto de Veina, las montañas Dobrapind y por fin...¡Dos Lunnas! - ¿Dos Lunnas?- preguntó Elyra. - Sí, el lugar donde vive Adia Lunna. Hasta ahí tenemos que llegar- dijo Laila. - Laila...Te olvidas de las montañas y Verta Dina.- dijo Lara. - Lo sé...Si por algo Adia Lunna construyó su fortaleza ahí, es por las montañas. - Le sirven de muralla.- dijo Elyra. - ¡Exacto!- dijo Laila- Será un duro trabajo escalarlas, pero peor será cruzar el desierto de Veina. Laila se acerco Pilgrim y abrió una de las bolsas que colgaban de la silla. Después, cogió también una alforja. Empezó a sacar las cosas que guardaban en las alforjas y a meterlas en la bolsa. - ¿Qué haces? -pregunto Elyra. - Debemos vaciar las alforjas y llenarlas de agua. - Haz lo mismo con las alforjas de Faron. Elyra obedeció y cogió las cosas de Faron. Después imitó a Laila. - El camino será largo. Tendríamos que comprar dos caballos para Grembill y Lara . - El único lugar que se me ocurre es Dita Von Baën. - Demasiado peligroso –dijo Lara- No puedes volver a arriesgarte. - Los abuelos de Elyra nos podrán ayudar. - ¿ Mis que....?- preguntó Elyra asustada. - Tus abuelos paternos. Son los dueños de la granja en la que entramos sin permiso. - ¿Cómo los avisaremos?- dijo Elyra - Se me ocurre un modo.- dijo Lara. Se acercó a Laila y le dijo algo al oído. - Pelps - susurró Laila. De la nada salió un pergamino. Laila se le tendió a Lara. Mientras tanto, Grembill llegó con una gran cantidad de ramas. - Buenos días.- gruñó Grembill. Apoyó las ramas en el suelo y se sentó. Intento encender una fogata, pero el viento apagaba las débiles llamas. Elyra se acercó a él. - Pher -Dijo Elyra. Del suelo brotó una llama. Mientras Lara escribía en el pergamino, Laila observó a Elyra, que luchaba por mantener la llama. - Muy bien.- dijo Laila asombrada- para haber aprendido sola por lo menos. - Gracias- dijo Elyra. - ¿Cómo sabias esa palabra? - La vi en un libro que mi madre me leía de pequeña. - Mmm...-dijo Lara mientras levantaba suavemente la cabeza- Por eso nos dijiste la posibilidad de cruzar el río con magia. - Supongo que sí.-afirmó Elyra- qué dices ahora Laila, ¿me dejas ayudaros con lo del río? - No lo sé... No estoy segura. - Por favor. Practicaré todas las noches. - De acuerdo. Pero prométeme que si no puedes seguir con el hechizo pararás. - ¡Contad conmigo!- dijo Elyra convencida. Grembill comenzó a cocinar un trozo de carne para la comida. - Esto ya está listo.- dijo Laila entregándole la carta a Laila.- Sólo queda dársela a uno de los guardias de la entrada. - Ha sido tuya la idea pero no será así. Lo haremos con una paloma mensajera.dijo Laila. - ¿Una paloma mensajera?- dijo Lara- ¿Tú tienes una? - No, pero puedo invocarla. Laila miró hacia el cielo y dijo unas palabras muy rápido. Al principio no pasó nada. Cuando Elyra iba a perder toda esperanza alguna, apareció surcando los cielos una paloma. Laila levantó la mano y cogió la paloma. - Than. - dijo Laila para tranquilizarla. Después, le ató el pergamino a la pata y le dijo el destino. - Puedes irte Glen. – dijo Laila. ¿ Qué significa exactamente Glen ¿ Caída del Cielo. - Respondió Laila Todos se sentaron en el suelo y empezaron a comer la carne que les tendía Grembill. Comieron silenciosamente esperando la contestación de los abuelos de Elyra . Pronto llegó Glen con una carta de los Ross. - Dice que estemos en la otra puerta del pueblo en dos horas. - Vayamos ahora y así no llegaremos tarde. Cargaron las bolsas y las demás cosas en los caballos y comenzaron a andar hacia la otra puerta . Cuando llegaron se prepararon para esperar a los Ross. Al poco tiempo llegaron Nino y Carmina. Elyra se levantó, corrió hacia ellos y les abrazó. Ellos le devolvieron el abrazo y comenzaron a hablar con ella . Laila se acercó a ellos cuando dejaron de hablar con Elyra. - Buenas tardes. Muchas gracias por vuestra ayuda. - No nos importa. Os ayudaremos en lo que podamos. Le dieron a Laila y a Elyra las riendas de dos caballos marrones. -Volveremos por la otra puerta para no levantar sospechas por la desaparición de los caballos. - Buena idea – le contestó Laila a Nino. - Esperamos volver a verte Elyra – dijo Carmina. - Te queremos dar una cosa – dijo Nino – Para que no te olvides nunca de dónde procedes. Elyra cogió lo que sus abuelos le daban. Lo miró con detenimiento. Era un pergamino muy largo en el que venían fotos de muchos de sus antepasados. En él salín sus padres y ella . Pero también salía una chica junto a ella . Una chica muy guapa y cuyo nombre era ... - ¡ Adia Lunna ¡ - dijo Elyra enfadada - ¡ Es mi hermana ¡ - Creíamos que lo sabías Elyra – dijeron sus abuelos. - Lo siento, no tenía que enfadarme con vosotros .Me encanta el regalo. Muchas gracias. Elyra dio un beso a cada uno de sus abuelos y les agradeció el regalo, pero no le perdonaba a Laila haberle mentido . - Nos tenemos que ir ya. Los soldados cierran las puertas después de media noche. - Os echaré de menos. – dijo Elyra. - Nosotros también. Después de despedirse de los demás, sus abuelos se fueron al pueblo. Cuando sus abuelos se habían alejado lo suficiente , Elyra cogió una manta y se tumbó en el suelo. - Elyra, lo siento . – dijo Laila – Pensé que si te lo decía te escaparías. - No me habría ido. No podría unirme a alguien que había hecho eso a mi madre. - Me alegro de saberlo – dijo Laila. Como Laila sabía que no podía convencer a Elyra tan rapidamente, le dejó descansar. A la mañana siguiente, Laila se despertó tarde y vio a Elyra con Lara . - ¿ Qué coméis ¿ Magdalenas – dijo Elyra sin mirarla. ¿ Cómo puedes ser tan borde ¿? ¡ Tenía miedo de que me abandonaras ¡ - dijo Laila enfadada. - Lo siento – dijo Elyra. - Tienes que comprenderme ... - Tienes razón ...No tendría que preocuparme tanto. - Anda, ven aquí – dijo Laila y le dio un abrazo .... Elyra notó algo raro en ese abrazo. Como si no hubiese cariño Comenzaron a recoger sus cosas, montaron en los caballos y cabalgaron hacia el río. - Tenemos que bajarnos de los caballos . Todos bajaron y llevaron a los caballos hasta la orilla. - Primero haremos pasar a los caballos. Después pasaremos en la balsa y cogeremos el agua. Laila se acercó a Grembill. - Tienes que construir la balsa mientras pasamos a los caballos. - De acuerdo - Lara, Elyra. Acercaros. Lara y Elyra se colocaron junto a ella. Agarraron a Faron y le rodearon . - Espero que no se asuste – dijo Elyra mirándolo. - A la de tres pronunciáis este hechizo. Trens. Tenéis que pensar en la otra orilla. - De acuerdo. – dijeron las otras dos al unísono . - Una , dos y tres. ¡ TRENS ¡ - dijeron todas juntas. Todos vieron como Faron aparecía en la otra orilla. Repitieron la operación con los otros tres . - ¿ Qué tal te encuentras ¿? – preguntó Lara a Elyra. - Algo cansada. - ¿ Qué tal la balsa ¿? – pregunto Laila a Grembill . - Ya está acabada. - Muy bien. No esperemos más . Montaros todos. Todos se acomodaron en la balsa y con unos palos atravesaron el río . Cuando llegaron a la otra orilla, Elyra se acercó a Faron y le tranquilizó. - Tenemos que seguir. Coged vuestras alforjas y cargadlas de agua. – dijo Laila. Elyra y los demás comenzaron a cargar el agua. Cuando todas las alforjas estuvieron llenas, partieron por el desierto. Montaron los caballos y corrieron todos siguiendo a Laila. Cabalgaron toda la mañana y a la hora de la comida pararon un rato. - Beberemos un poco de agua antes de seguir. - Estoy agotada. No puedo aguantar este calor. - Es uno de los problemas de los desiertos. Pero no se puede hacer nada. – dijo Grembill. Elyra bebió un buen trago de agua. Lara miró hacia el horizonte . - ¡ Nos persiguen ¡ Están muy cerca . – dijo Lara Elyra miró hacia atrás esperando ver a los soldados del pueblo, pero lo que vio eran los soldados sin alma. - ¡Corred ¡ No son los guardias del pueblo. ¡ Son los soldados sin alma ¡ - gritó Elyra Montaron los caballos rapidamente. Comenzaron a cabalgar de nuevo. Pero los soldados se acercaban muy rápido. - ¡Veksa aniram dorsa ¡ - gritó Elyra Los soldados se quedaron atrás y ellos iban más rápido. Cuando se quisieron dar cuenta, estaban al pie de la montaña. - ¿ Qué has hecho ? - preguntó Laila. . - No lo sé ... Me salió sólo . - Nos has salvado la vida . - No me encuentro muy bien . - ¿ Qué te pasa ? – dijo Lara. - Me mareo ..... – dijo Elyra poniéndose muy pálida . Se quedó blanca y se desmayó VERTA DINA CAP 10 - Elyra...Despierta...- escuchó Elyra decir a Lara. - Me duele la cabeza.- dijo Elyra en voz baja. - Es normal. Tranquila.- dijo Lara riéndose. Elyra intentó incorporarse y pudo ver el cielo. - ¿Cuánto llevo dormida?- preguntó Elyra. - Dos días.- dijo Lara- Era un hechizo demasiado potente. Has tenido suerte. - ¿Dónde estamos? - En las montañas Dobrapind. - ¿Y Laila y Grembill? - Preparando la comida. Lara le ayudó a levantarse y le llevó junto a Laila. - ¿Quieres algo de fruta?- le preguntó Grembill con ese tono amable. - Sí, por favor.- dijo Elyra extrañada de nuevo. - Menos mal que estás bien.- dijo Laila. - Ya. ¿Cuándo salimos? - En cuanto estés preparada. - Entonces ya podemos salir.- dijo Elyra y acabó la pera que estaba comiendo. Montaron en los caballos y empezaron a trotar. - ¡Qué rápido te has recuperado!- dijo Laila. - Necesitamos llegar pronto.- dijo Elyra. - Bueno, lo que tú digas.- dijo Laila. - ¿Os importaría dejar de hablar y cabalgar? Lo digo sólo porque tenemos prisa.dijo Lara. Siguieron cabalgando hasta llegar a un camino por el que se subía a la montaña. - Haremos un alto para comer y beber algo y después seguiremos.- dijo Laila. Bajaron de sus caballos de un salto. Descolgaron una de las alforjas y empezaron a beber. Después cogieron algunos de los frutos secos de la bolsa y los comieron. - ¿No podemos comer algo más? - No. Se nos acabó la carne en el desierto. - ¿A dónde nos dirigimos ahora?- dijo Elyra. - Tenemos que escalar las montañas Dobrapind y pasar por Verta Dina. Elyra se puso una de las túnicas que habían comprado en Dita Von Baën para no pasar frío. Los demás, se dieron cuenta y le imitaron. - Id cargando las cosas en los caballos.- dijo Laila- Yo voy a buscar alguna fruta. Mientras Laila buscaba frutos los demás prepararon el viaje: Cubrieron las patas de los caballos y les dieron agua, pasaron objetos de las bolsas a las alforjas vacías para equilibrar el peso y se cubrieron para no pasar tanto frío. Laila se acercó a unos pequeños árboles frutales y empezó a recoger toda la fruta que pudo. Sabían que no aguantarían mucho tiempo en esas condiciones. Cuando empezó a anochecer, se apresuró a coger unos últimos alimentos y corrió hacia los demás: - Tengo bastante fruta.- dijo repartiendo una pieza de fruta a cada uno. Empezaron a comer para recuperar fuerzas. - ¿Vamos a seguir por la noche? - Sí. Necesitaremos una oscuridad total por lo menos hasta llegar a Verta Dina. - ¿Tan peligroso es este sitio?- preguntó Lara. - Hay que tener mucho cuidado. La última vez que pisé este lugar, me atraparon mientras dormía.- dijo Laila mirándolos. - Entonces será mejor que salgamos.- dijo Grembill empezando a recoger sus cosas. Lara hizo caso al enano y empezó a empaquetar la fruta dispuesta a irse. - Pero por la noche...-intentó decir Elyra asustada. - No pasará nada. Yo me quedaré despierta.- dijo Laila- Tengo un oído muy agudo. Elyra le hizo caso y montó en Faron. Agarró con un trozo de tela sus pies a la silla. Así, si se quedaba dormida, no se caería del caballo. - Bueno, ¿preparados?- preguntó Laila pero sin esperar respuesta- Salgamos. Todos empezaron a cabalgar por la noche oscura hacia el sur. Elyra vio todo tipo de árboles y arbustos. Pero lo que más le llamó la atención de la montaña, fue una pequeña flor de vivos colores. Le habría gustado cogerla, pero se habría estropeado en el camino. Cada vez el camino se hacía más empinado y a los caballos les costaba más seguir con su infatigable marcha. - Paremos a dar agua a los caballos.- dijo Laila al cabo de un rato- Si no, no durarán mucho tiempo. Sacaron cada uno una alforja y dieron de beber a los caballos. - Tenemos que seguir.- dijo Grembill- O los habitantes de aquí nos atacarán. - Tienes razón. ¡Vamos! Elyra cogió un trozo de fruta y lo comió con avidez. Después bebió un pequeño trago de agua para no desfallecerse. Siguieron cabalgando toda la noche hasta llegar a lo que parecía un poblado. - ¿Dónde estamos?- preguntó Elyra. - En Verta Dina.- dijo Grembill orgulloso- Que se sepa, el último pueblo de los enanos. Yo soy de aquí. - Grembill, ¿crees que tu familia nos guarecerá y nos dará cobijo mientras dormimos?- preguntó insegura Laila. - Por supuesto que sí. Seguidme. Todos siguieron a Grembill y cuando llegaron a las puertas del pueblo desmontaron. - ¿Quiénes sois y qué queréis?- dijo un enano con una barba larga y un casco. - Yo soy Grembill, vengo a visitar a mi familia. Esta es Laila, me acompaña para presentar sus respetos a mi familia. Y estas son Lara y Elyra, son unas amigas. - De acuerdo Grembill, hijo de Garon. Podéis pasar. Entraron en el pueblo y fueron hasta la casa de Grembill. TOC, TOC - ¡Hijo!- dijo la madre de Grembill- Pasad, pasad a mi humilde hogar. Todos entraron y le explicaron a la madre de Grembill el motivo de su visita. - Podéis quedaros aquí.- dijo la señora- Pero mañana debéis iros. Es un consejo. Se han visto soldados cerca de aquí. - De acuerdo. Nos iremos al amanecer. Todos entraron en un pequeño dormitorio y se tumbaron donde pudieron. Ahí se quedaron dormidos. Al día siguiente, cuando la madre de Grembill se levantó, su hijo y sus amigas no estaban. Y resulta que estos habían salido y estaban en la orilla del río Susarg. - Este río es poco caudaloso.- dijo Laila comprobándolo- Podremos pasar montados en los caballos. A la de tres. Una, dos y tres. Todos pasaron el río manchándose los vestidos por el agua embarrado. Estaban ante la puerta de Dos Lunnas. Elyra estaba preparada para colarse en la ciudad. Para su sorpresa, los soldados les dejaban pasar. Elyra comenzaba a comprenderlo todo. LA ELFA ADIA LUNNA. CAP.11 Todos entraron en la gran ciudad. Pudieron ver los puestecitos. - Ahora tenemos que ir al palacio de Adia Lunna. Allí está el elixir de tu madre.dijo Laila con voz extraña. - Laila, ¿por qué te dejaron...?- comenzó a decir Elyra. - Ahora no te lo puedo decir. Espera. A lo lejos vieron una gran fortaleza en cuyo centro estaba en una casona montañesa. - Esa es la casa de Adia Lunna. Empezaron a andar con los caballos detrás hacia la casa de Adia Lunna. Cuando llegaron, alguien abrió las puertas. Subieron por una escalera de madera y entraron en un gran salón, en el que, sentada en un asiento de mármol estaba Adia Lunna. - Sepárate de esa impostora. UNA ÚLTIMA DESPEDIDA. CAP.12 - ¿Qué has dicho?- preguntó Elyra asustada. Que te separes de esa impostora. Yo, tu hermana te lo ordeno. ¿Quién eres tú para ordenarme nada? Aparte de tu hermana, tu reina. A quien esa elfa ha encerrado. ¿Cómo que Laila te ha encerrado? No mientas. Es verdad. ¿No te ha parecido raro que le dejaran pasar? Los soldados sin alma son su ejército. ¿Te acuerdas cuando llegó hasta ti herida? No fueron los soldados sin alma, fueron mis guardias. Si no, ya estaría muerta. - Eso es imposible...¿Y lo de mi madre? - Fue a mí a quien salvó. Porque era su hija. Elyra estaba conmocionada. No entendía nada. - Toma el elixir de nuestra madre.- dijo Adia. Elyra cogió el frasco presa de las lágrimas. - Laila, ¿es eso cierto?- dijo Elyra mirando al lugar en el que se suponía que estaba la elfa. Pero allí no había nadie. - Ven Elyra. Tu amiga nos ha liberado. Pero tendremos que cogerla... Este es el fin, si les gusta la historia esperen al segundo libro. Autora: Alba Pérez Soberón