Seguidores de Jesús: San Pedro y San Pablo

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SEGUIDORES DE JESÚS
Junio 29
SAN PEDRO Y SAN PABLO,
Apóstoles
DETALLES DE ESTE DÍA / FIESTA
PEDRO:
su
nombre
de
nacimiento era SIMÓN. En los
evangelios, se le llama también Pedro
o Cefas (que significa “piedra”).
Conocemos la vida de Pedro por los
datos que de él recoge el Nuevo
Testamento más algunos documentos
de Clemente Romano, Papa a finales
del siglo I y que con bastante
probabilidad le conoció, que tratan de
los últimos años de su vida. De
acuerdo con la narración evangélica,
Pedro era un pescador judío de
Galilea, oficio que ejercía con su
hermano Andrés; estaba o había
estado casado, puesto que la curación de su suegra se recoge en los
evangelios sinópticos (Mateo 8, 14-17; Marcos 1, 29-31; Lucas 4, 38).
Pedro fue incorporado al grupo de los apóstoles a principios del
ministerio de Jesús en Galilea. Según el testimonio de Juan (Juan 1, 4042), fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras haberse
contado ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los
sinópticos da otro punto de vista, narrando la historia de que al ver a ambos
recoger las redes, Jesús invitó a los dos hermanos a hacerse “pescadores de
hombres” (Mateo 4, 18-22; Marcos 1, 16-20; Lucas 5, 1-10) y fue Simón
el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios.
Fue uno de los tres discípulos íntimos que, según los evangelios, fueron
testigos de la transfiguración de Jesús (Marcos 9, 1). Según el relato bíblico
fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías esperado (Marcos 8,
29) recibiendo de Jesús el apelativo de Pedro (“piedra”) sobre la cual
edificaría su Iglesia (Mateo 16, 13-20).
Los evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la
traición de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas
avergonzándose de ser seguidor de Jesús. En ese mismo episodio, Jesús le
dijo "Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos" (Lucas
22, 32). En esta tarea encomendada por Jesús a Pedro de confirmar a
sus hermanos, ha visto la Comunidad Cristiana otro fundamento para
sostener el primado de Pedro sobre los demás Apóstoles. Aun cuando la
noche de la última cena, Pedro juró no apartarse de Jesús, al ser interrogado
por los soldados romanos que lo habían detenido, negó tres veces conocerlo
antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase (Mateo 26,
69-75; Marcos 14, 66-72; Lucas 22, 54-62; Juan 18, 25-27). Después de la
resurrección, según lo relata Juan 21, 15-17, Jesús resucitado se aparece
ante los discípulos y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres veces
su amor por Él, encargándole la tarea de ser pastor de sus ovejas y
apacentar sus corderos. En este episodio también se sustenta la
primacía de Pedro dentro del grupo de los Apóstoles.
Tras la muerte de Jesús, el autor de Hechos de los Apóstoles, presenta a
Pedro como una figura crucial de las primeras comunidades cristianas;
es él quien preside la selección del reemplazo para Judas Iscariote (Hechos
1,15-26); él quien toma la palabra y se dirige a la multitud el día de
Pentecostés (Hechos 2, 14-41); él quien es examinado públicamente por el
Sanedrín junto con Juan (Hechos 4, 7-22; Hechos 5, 18-42). Emprende
misiones a Lidia, Jaffa y Cesarea. Tiene una intervención destacada en el
Concilio de Jerusalén, cuando Pablo sostiene que el mensaje de Jesús se
extiende también a los gentiles.
En todos estos ejemplos, en los que la figura de Simón Pedro se destaca
del resto de los apóstoles, ha visto la Comunidad Cristiana una
confirmación de su enseñanza de que él ejercía el primado sobre ellos.
La prédica de Pedro, sin embargo, estuvo por lo general en los primeros
años limitada al pueblo judío a diferencia de Pablo que predicaba a los
gentiles (personas no judías).
La tradición narra que Pedro acabó sus días en Roma, donde habría sido
obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el Circo
Vaticano, sepultado a poca distancia del lugar de su martirio y que a
principios del siglo IV el emperador Constantino mandó construir la gran
basílica vaticana.
Entre los escritos del Nuevo Testamento, se considera habitualmente que el
evangelio de Marcos recoge las enseñanzas de Pedro por parte de uno de
sus discípulos. Además, dos Cartas se atribuyen tradicionalmente a
Pedro. Sin embargo, los originales griegos son muy superiores en su
redacción a lo esperable en un rústico pescador cuyo primer idioma era el
arameo y que no habría estudiado griego (Hechos 4, 13). La explicación
tradicional es que, al menos la primera de las epístolas fue redactada por un
amanuense que, si no recogió directamente de boca de Pedro sus opiniones,
lo conocía lo suficientemente bien como para hablar en su nombre. Sin
embargo, la autoría por San Pedro de la segunda epístola está muy
discutida.
PABLO: Pablo de Tarso, originalmente Saulo, también llamado “San
Pablo Apóstol”, el “Apóstol de los Gentiles”, aunque no perteneció al
círculo de apóstoles de Jesucristo.
El conocimiento de la cultura helénica -hablaba fluidamente el griego
como el arameo- le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y
comparaciones comunes de esta cultura por lo que su mensaje fue
recibido en territorio griego claramente y ésta característica marca el éxito
de sus viajes fundando comunidades cristianas. Pablo es considerado como
el discípulo más importante de Jesús, a pesar de que nunca llegó a
conocerlo. Hizo mucho para introducir el cristianismo entre los gentiles y
es considerado como uno de las fuentes significativas de la primitiva
Iglesia.
Nació (entre el año 5 y el año 10) en Tarso, en la región de Cilicia, en la
costa sur del Asia Menor (la actual Turquía). La ciudad de Tarso tenía
concedida la ciudadanía romana por nacimiento (Hechos 22, 22-29). Por lo
que Pablo era ciudadano romano pese a ser hijo de judíos. Hijo de
hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, en su adolescencia es
enviado a Jerusalén, donde estudia con el famoso rabino Gamaliel (Hch
22, 3). Tuvo una educación mucho mayor que los humildes pescadores que
fueron los primeros apóstoles de Cristo.
Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de los cristianos bajo la
influencia de los fariseos. De hecho él fue de los que participó y asintió en
la ejecución de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia de aquel
entonces. Camino a Damasco, tuvo una visión y se convirtió al
cristianismo. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles y las epístolas
paulinas, fue gracias a una aparición de Cristo camino de la ciudad de
Damasco, cuando se produce el ENCUENTRO con el Señor Jesús y se
produce un cambio radical en su vida.
Comenzó su actividad de evangelización en Damasco y Arabia. Es
perseguido por los judíos y huye a Jerusalén, donde se encuentra con
Bernabé, quien lo presenta a Pedro y a Santiago. Huye de Jerusalén,
escapando de los judíos de habla griega. Se lo llevan a Cesárea y es enviado
a refugiarse en Tarso. Bernabé acude a Tarso y se va con Pablo a
Antioquía, donde pasaron un año evangelizando. Antioquía se convierte
en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí
surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos
de Jesús.
A partir del año 46 comienzan los tres grandes viajes misioneros de
Pablo. Es impresionante su actividad misionero en lugares tan diversos,
fundamentalmente, a los pertenecientes a la cultura griega.
- En el primer viaje misional, junto con Bernabé y su primo Juan Marcos de
ayudante, parte de Seleucia, puerto de Antioquía, donde había predicado
durante un año, hacia la isla de Chipre, concretamente a Salamina. Este era
el primer lugar donde predicaban a los “no judíos”, es decir, a los gentiles o
paganos. Encuentran mala acogida por parte de los judíos, y deciden
dirigirse a los paganos; por los sitios que pasaban, formaban
comunidades y dejaban encargados para cuidarlas. Los cristianos
procedentes del judaísmo plantean la idea de que estos nuevos cristianos
deberían aceptar también las leyes judías, como la circuncisión. Pablo
decide plantear la cuestión en Jerusalén a su regreso en el año 49, ante
los apóstoles. Esto dio lugar al primer concilio, el Concilio de Jerusalén,
del año 50. Triunfó la postura de Pablo, sobre no imponer rituales judíos a
los conversos gentiles.
- En el segundo viaje misionero, Pablo se hace acompañar por Silas. Parten
de Antioquia, por tierra, hacia Siria y Cilicia, llegando al sur de Galacia. En
Listra, se les une Timoteo. Atraviesan las regiones de Frigia y Misia.
Decide ir a Europa, y en Macedonia funda la primera comunidad cristiana
europea: la comunidad de Filipos. También en Tesalónica, Berea, Atenas y
Corinto. Se queda durante año y medio en Corinto. Según parece, en
invierno del año 51 escribe la primera carta a los Tesalonicenses, el
documento más antiguo del Nuevo Testamento. Al año siguiente vuelve
a Antioquía.
- En primavera del año 54, inicia su tercer viaje misionero, estableciendo su
centro de operaciones en Éfeso, capital de Asia Menor. Permanece allí unos
tres años. Le llegan noticias de los conflictos surgidos en la comunidad de
Corinto. En este período, escribe diversas CARTAS. Así la 1ª y la 2ª a los
Corintios. Atendiendo a los conflictos con los judeo-cristianos, escribe las
cartas a los Filipenses y a los Gálatas. Va a Corinto a finales del 57, donde
pasa el invierno. Escribe la carta a los Romanos, en la primavera del 58.
Vuelve entonces a Jerusalén para entregar la colecta de las comunidades
cristianas procedentes del paganismo, destinada a los pobres de las
comunidades de Jerusalén.
Judíos procedentes de Antioquia lo acusan de violar la Ley e intentan
matarlo en una reyerta. El tribuno romano impide que lo maten y lo
encarcela. Es enviado a la provincia de Judea, donde el procurador lo
retiene durante dos años (del 58 al 60) a la espera de conseguir un rescate
por su libertad. Pablo apela a su derecho, como ciudadano romano, de
ser juzgado en Roma. Tras un accidentado viaje, llega a Roma en la
primavera del año 61. Es liberado en el 63. Su carta a Filemón se supone
escrita en este periodo de cautividad, entre el 58 y el 63.
Volvió a ser apresado en Roma durante las persecuciones de Nerón. Fue
sentenciado a muerte, por lo que fue decapitado hacia el año 67. Por tener
la ciudadanía romana, gozó del privilegio de la decapitación, ya que el
suplicio de la cruz estaba destinado para quien no era romano. Fue
enterrado en la vía Ostiense de Roma.
A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS
EVANGELIO: Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, y comiendo con
ellos, preguntó a Simón Pedro:
- «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó:
- «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
- «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
- «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
- «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
- «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
- «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería
y le contestó:
- «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
- «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo
te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo,
extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará a donde no
quieras».
(Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios).
Y luego le dijo:
- «Sígueme».
San Pablo a los Filipenses 1, 20c-24. 27a
Hermanos: Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o
por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir.
Pero si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero no sé
qué escoger.
Me encuentro en esta alternativa: por un lado, deseo partir para
estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro,
quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros.
Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio
de Cristo.
HOY, NUESTRA HORA
No es fácil realizar un RESUMEN de estas dos figuras insignes de
nuestra fe cristiana, y que la fiesta de hoy nos propone. San PEDRO y
San PABLO son dos columnas del peregrinar de la Comunidad
Cristiana y, cómo no, de su seguimiento de Jesús de Nazaret y de su
Buena Nueva.
Vamos a tratar de entresacar unas CLAVES destacadas, aunque con la
convicción de que es posible destacar “otras” claves.
- Siendo dos personas tan diferentes, tanto en su origen como en su
formación, los dos (con sus defectos y cualidades) siguen de forma
RADICAL a la llamada del Maestro, y eso no porque sean perfectos ni
intachables (es éste un dato que ellos mismo los asumen y lo confiesan).
Un hecho innegable.
PEDRO: desde su condición del hombre trabajador de pueblo, pero con las
esperanzas despiertas en el Mesías esperado. Se le presenta la
oportunidad y no duda en seguir sus huellas; eso sí, dudará en el camino, le
negará, pero se reencontrará con Él; incluso tendrá que renunciar a su
“idea” de Mesías, para aceptar lo que sus ojos y corazón han
descubierto en la persona de Jesús de Nazaret.
PABLO: formado en la escuela más estricta del farisaísmo y con una
amplia cultura y formación, se encontrará con la NUEVA presencia del
Señor resucitado, y de ser su perseguidor más mordaz de sus seguidores,
pasará a convertirse en su MENSAJERO más notable y en los
ambientes más diversos y conflictivos.
- Los dos parten de situaciones muy diferentes, dada su formación y su
cultura. Pero los dos se ven obligados a renunciar a sus ideas y
espiritualidad previas, para asumir la nueva forma de ver y entender a
Dios, muy diferente del Antiguo Testamento, puesto que la propuesta de
Jesús supera, de forma radical, la visión que ambos tenían del Dios que
habían recibido.
PEDRO: ofrecerá su testimonio, donde se recoge la primera
proclamación de Jesús como el enviado de Dios, el Mesías. Pero de ahí a
aceptar el “contenido” de su afirmación, le costará y tendrá que recorrer un
camino arduo y difícil. Pero él está “pillado” por Jesús y llegará hasta la
meta; y, además, tendrá que cuidar de sus hermanos.
PABLO: tendrá que realizar un camino complicado para pasar del
fanatismo farisaico, hasta la convicción de que es Jesús el CENTRO de
cuanto existe y, por supuesto, de su vida, y llegar a ser un seguidor de
este Señor. Enamorado hasta las mismas raíces de su existencia de ese
Jesús, será capaz de TODO por anunciar y proclamar que la única
salvación reside en Cristo Jesús.
- Y por caminos diferentes, los dos alcanzarán la meta del MARTIRIO
por su fidelidad a su Maestro y Señor. Tras animar a las comunidades
cristianas (caso de Pedro), o de crearlas y llenarlas de su vitalidad y
entusiasmo (caso de Pablo), los dos sellarán cuanto han aceptado y
vivido con el testimonio de su propia sangre, como el mismo Maestro y
Señor. Uno, -según la tradición-, crucificado como su Maestro; el otro,
degollado, como tantos testigos, antes y después que él. Es la
FIDELIDAD vivida en el martirio.
Aquí estamos nosotros, hoy, llamados a la misma CAUSA y a la misma
MISIÓN que el Maestro y Señor, como Pedro y Pablo. Es verdad, en
una cultura diferente, en una realidad también nueva, pero necesitada
de las CLAVES que ellos anunciaron y vivieron.
También, hoy, estamos necesitados de TESTIGOS de lo esencial, de lo
vital. ¡Cuántas falsas imágenes de Dios pululan en nuestra cultura! ¡De
cuánta FIDELIDAD esta necesitado nuestro mundo! ¡De cuántos testigos
enamorados está falto nuestra Iglesia y nuestras comunidades cristianas!
Aquí estamos. Aquí nos encontramos. Es la fiesta de dos grandes testigos
de Jesús de Nazaret.
ORACIÓN
Dios y Padre bueno:
que la intercesión de los apóstoles Pedro y Pablo
nos ayuden y nos iluminen
en los caminos de la vida y en el seguimiento,
ya que sus vidas son un testimonio vivo de fidelidad
para todos los seguidores de Jesús;
así también nosotros,
podamos ofrecer a nuestro mundo y a nuestra cultura
la luz del Evangelio.
Así sea.
FÍATE DE JESÚS
No tengas miedo
a los que amenazan,
a los que hieren,
a los que dañan la dignidad
y matan el cuerpo pero no pueden quitarte la vida.
No tengas miedo
a los que ocultan la verdad
o, creyéndose dueños de ella,
la manipulan, dosifican y venden;
a los que con el arma de la mentira
quieren dominar pueblos y personas.
Rebélate, manifiesta en todos los sitios,
en todo momento, a tiempo y a destiempo,
tu fe en la vida y en la hermandad
adquirida al abrigo del Padre,
al lado de Jesús, a la sombra del Espíritu,
en el seno de la comunidad.
Haz de esa fe un gozo personal diario,
un estandarte de libertad,
una fuente de vida,
un banquete compartido,
una canción de esperanza,
tu reivindicación más sentida.
No tengas miedo
a los que, por eso, pueden castigarte,
retirarte el apoyo, privarte del trabajo,
ignorar tu presencia, olvidar tu historia,
golpear tu debilidad, hacerte mal.
No tengas miedo.
Fíate de Jesús, responde a su llamada;
fíate del Padre, descansa en su regazo;
fíate del Espíritu, lucha y sé libre.
Estás invirtiendo la vida
en el proyecto más grande y venturoso
puesto en nuestras manos.
¡No tengas miedo!
¡Fíate de Jesús!
Ulibarri, Fl.
CANTO
LUZ QUE VENCE A LA SOMBRA
Como el grano de trigo que al morir da mil frutos,
RESUCITÓ EL SEÑOR.
Como el ramo de olivo que venció a la inclemencia,
RESUCITÓ EL SEÑOR.
Como el sol que se esconde y revive en el alba,
RESUCITÓ EL SEÑOR.
Como pena que muere y se vuelve alegría,
RESUCITÓ EL SEÑOR.
El amor vence al odio, y el sencillo al soberbio,
RESUCITO EL SEÑOR.
La luz vence a la sombra y la paz a la guerra,
RESUCITO EL SEÑOR.
1. Resucitó el Señor y vive en la palabra
de aquel que lucha y muere gritando la verdad.
Resucitó el Señor y vive en el empeño
de todos los que empuñan las armas de la paz.
Resucitó el Señor y está en la fortaleza
del triste que se alegra, del pobre que da pan.
Resucitó el Señor y vive en la esperanza
del hombre que camina creyendo en los demás.
Resucitó el Señor y vive en cada paso
del hombre que se acerca sembrando libertad.
Resucitó el Señor y vive en el que muere
surcando los peligros que acechan a la paz.
2. Resucitó el Señor y manda a los creyentes
crecerse ante el acoso que sufre la verdad.
Resucitó el Señor y vive en el esfuerzo
del hombre que sin fuerza quedó por los demás.
Resucitó el Señor y está en la encrucijada
de todos los caminos que llevan a la paz.
Resucitó el Señor y llama ante la puerta
de todos los que olvidan lo urgente que es amar.
Resucitó el Señor y vive en el que queda
cautivo por lograrle al hombre libertad.
Resucitó el Señor, su gloria está en la tierra
en todos los que viven su fe de par en par.
(Autor: Manzano, M – Olivar, J. M.
Disco: “Aquí en la tierra” – Ediciones Paulinas)
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