CLAVEL HERMOSO. Una joven reina tenía un hijo pequeño que tenía el poder de convertir en realidad lo que pensaba y el cocinero se lo llevó. El rey creyó que la reina no había tenido cuidado y se lo habían comido las fieras. Enfadado encerró a la reina en una torre. Pasaron unos años y el niño iba convirtiendo en realidad todo lo que le pedía el cocinero. Como se aburría pensó en una niña para que jugase con él. A pesar de todo estaba triste sin saber porque. Un pájaro que iba todas las tardes se enterneció y le contó toda su historia. El niño convirtió al cocinero en un perro y a la niña en un hermoso clavel y se fue a su casa, se presentó como un príncipe extranjero que venía a cazar. El rey le dijo que en sus tierras no había caza y el príncipe la hizo aparecer. Dieron una gran cacería y después el rey dio una fiesta, el príncipe puso como condición que asistiera la reina. En la fiesta convirtió al clavel en la niña y contó todo lo que había pasado demostrando su poder. Vivieron todos felices menos el cocinero que fue para siempre perro vagabundo. 1 El Caballo Encantado. Sulima y Abukimbad eran hijos del sultán y les gustaba mucho salir los días del mercado. Uno de esos días vieron a un mercader que maltrataba a un caballo blanco. El príncipe se lo recriminó, le recordó que estaba prohibido pegar a los animales y se lo compró para que no volviese a ocurrir. Cuando salieron del mercado se encontraron a un viejo que les pidió algo de comer, se pararon y compartieron con el la comida que llevaban, al finalizar el les dio una vela mágica. Los jóvenes estaban encantados con el caballo y le querían y cuidaban mucho. Una noche encendieron la vela y el caballo se convirtió en príncipe, les explicó que era victima de un encantamiento y que sólo sería príncipe si le devolvían la vela y la conservaba en su poder. Los dos hermanos se la dieron inmediatamente y el se marchó muy agradecido a su reino. Al poco tiempo volvió a pedir la mano de Sulima y se caso con ella. 2 La Princesa Encantada. Había una vez un rey que tenía tres hijos. Un día les dijo que tenían que buscar esposa. El procedimiento sería que cada uno lanzaría una flecha en distinta dirección y la que recogiera su flecha sería su mujer. Así lo hicieron, la flecha del primero cayó en el jardín de un general, la recogió su hija y le pidió la mano; la del segundo cayo en el patio de un comerciante y su hija, que la recogió, fue pedida en matrimonio. El tercer hermano mandó la flecha a una ciénaga y cuando fue a buscarla tenía una rana en la boca. La rana le dijo que tendría que cumplir su compromiso y casarse con ella. Se presentaron los tres hermanos ante el rey y este les dijo que debían casarse cada uno con la que había encontrado la flecha, incluso el pequeño. El rey, pasados unos días, les pidió a las princesas que tejieran unos tapices para ver cual era más hábil. Las dos de los mayores se habían vuelto perezosas y les dijeron a los sirvientes que las hicieran ellos. La rana le dijo al pequeño que se fuera a dormir tranquilo. Cuando se hubo dormido, la rana se transformó en una princesa bellísima, se acercó a la ventana y le pidió a una 3 araña seda de su tela. A la luna le pidió un rayo de plata y de un jarrón cogió un puñado de flores. Con todo esto tejió su tapiz. Al día siguiente, otra vez convertida en rana, se lo dio al príncipe metido en un cofre y con la recomendación de que lo enseñara el último. Los dos hermanos mayores mostraron los suyos y el rey comentó que sus sirvientes los hacían iguales a esos. Cuando el pequeño enseñó el suyo, suave como la seda, brillante como la luna y con el color y la fragancia de las flores; el rey se quedo encantado y felicitó a su hijo, Después los invitó a todos a un baile. El pequeño llegó a su casa muy apenado y le contó a su esposa lo que ocurría. Ella le dijo que se fuera tranquilo que el rey quedaría tan satisfecho con su baile como había quedado con el tapiz. Cuando entró al salón de baile solo, el príncipe tuvo que soportar las burlas de sus hermanos y sus esposas que le reprochaban que no hubiera traído a la rana. Pero mientras la princesa había recuperado su forma humana y llegó al baile como la más bella de todas las presentes. Su esposo se dio cuenta inmediatamente de quien era y le ofreció su mano llevándola a la mesa del rey. 4 Las otras dos tuvieron muchos celos y la espiaron. En un momento vieron que se echaba unos huesos de pollo en una manga y vino en la otra, ellas hicieron lo mismo. El rey invitó al hijo pequeño a que abriera el baile con su esposa, cuando se puso a bailar, la princesa hacía un leve gesto y de su manga salían bandadas de pájaros de bellos colores, si lo hacía con la otra se entreveían hermosos paisajes con grandes cascadas. Las otras dos intentaron hacer lo mismo y llenaron a todo el mundo de sobras de pollo y manchas de vino. El rey, muy enfadado, las mandó sentar. Cuando acabó el baile, que fue todo un triunfo para la princesa, todos los caballeros de la corte querían bailar con ella, volvieron a casa. El príncipe encontró la piel de rana y la quemó, acabando así con la maldición. A partir de entonces vivieron felices para siempre. 5