LA BELLEZA LLEGARÁ DESPUÉS

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LA BELLEZA
LLEGARÁ DESPUÉS
BORIS VISKIN
“-¿No es hermosa?
- Hermosa es- contestaba Gaspar.
- ¿Tan secamente? ¿Tan seriamente?
-No sé enseguida si es hermosa- observó Gaspar,
siempre con profunda seriedad-; lo hermoso viene
al final…”
Jakob Wassermann - Gaspar Hauser o
la indolencia del corazón
PRÓLOGO
Una de las prioridades del Museo de Arte Moderno (MAM) es desplegar
su colección permanente, con el objetivo de poner al alcance del mayor
abanico de públicos las obras que la componen, en la medida en que éstas
son emblemáticas de los capítulos decisivos en la historia del arte de nuestro
país durante el siglo XX: la Escuela Mexicana, el surrealismo, la abstracción
principalmente, así como los movimientos que vinieron a desempolvar, bajo
el mote de “arte joven”, la plástica en la época inmediatamente anterior a
la globalización.
Varias han sido las exposiciones recientes del MAM que analizaron aquellos
fenómenos de cambio en las artes visuales durante las décadas de 1980 y
1990; entre ellas, recordemos las que dedicó a autores que lograron pasar
la prueba del tiempo, desde su condición de “artistas emergentes” hasta su
actual consolidación en plena madurez. Éste fue el caso de Alfonso Mena,
Roberto Turnbull y de Germán Venegas. Hoy corresponde recapitular la
trayectoria de otro multipremiado compañero de este contingente nacido en
los años 1960, miembro activo de “Zona”, uno de los ahora míticos “espacios
alternativos” administrados colectivamente por los mismos artistas: Boris
Viskin, quien sin asomo de duda cuenta entre los más relevantes de esta
camada.
Empecemos por un aparente dilema. ¿Es Boris Viskin un pintor acaso
minimalista o alegórico? Ambos marbetes me parecen venirle bien, en la
medida en que este artista reduce la economía formal a su solución más
sucinta, se concentra en un elemento esencial con miras no sólo al impacto
expresivo sino también para permitirnos aprehender y saborear la imagen
con mayor acuidad perceptiva. Teresa del Conde, crítica consumada de esta
generación, así lo aquilató hace más de veinte años: “Las figuras ocupan
una parte discreta si no es que mínima de la composición, dado lo cual
las áreas amplias y abiertas están tratadas como si las pinturas fueran
cuadros abstractos y se sostuvieran únicamente a través de las gradaciones
de color y los límites de contraste.”1 Con estas palabras, no sólo valora
ella una factura desde entonces singular, sino que olfatea los indicios de
una propensión a la síntesis que se radicalizaría más tarde en un lenguaje
orientado a la geometría y a la desmaterialización de la imagen, así como a
emanciparse del formato tradicional del cuadro.
En los años 1990, la relación espacio-figura todavía gobernaba los óleos
sobre tela o madera de Viskin. Éstos evocaban vastos paisajes yermos en que
operaba como contrapunto una diminuta silueta abocetada o una solitaria
palabra manuscrita, acompañada en ocasiones por algún collage de objeto
(un minicaballete, una goma de borrar, una botella de vino tinto). Nos
maravillaba el tratamiento pictórico de esos páramos desolados, a manera
de campos cromáticos de calidad cerosa, untuosa o traslúcida. De cerca, el
ojo distinguía las capas superpuestas, los densos empastados, o bien los
efectos de transparencia lechosa conseguidos a base de pinceladas cruzadas
al aplicar los pigmentos en veladuras sutiles o jaspeadas. “Sus grises son
gustosos y están armados de muchos colores, pueden ser cálidos, cargados,
ligeros, mortecinos o luminosos. A veces parecen estar mezclados con azul,
produciendo entonces efecto de pizarra verdosa, en otras ocasiones se
encuentran matizados con delicados tonos malva, un tanto apagados. No
hay colores primarios en la paleta de este pintor, todos sus pigmentos están
compuestos, a veces se diría que ensuciados propositivamente, como si un
dejo de melancolía o de nostalgia los impregnara”2, extrapolaba Teresa del
Conde.
Se solía interpretar esta desproporción de la figura respecto de la escala del
cuadro, como símbolo del desamparo del individuo y su insignificancia ante
la naturaleza y el cosmos. Una voz tan autorizada como la de Olivier Debroise
discernió otro factor en sus series pictóricas de la vuelta del siglo: “una
abstracción geométrica que continuamente se refiere al espacio habitable.
Directamente, en los ‘Templos’ y las ‘Escaleras’, en que arquitecturas
monumentales parecen implicar una presencia. Implícitamente, en los
‘Petates’, en que utiliza componentes diversos, materiales de construcción,
madera, tapices orientales o astroturf”3. En efecto, Viskin viraba hacia
lo tridimensional, al ir estructurando sus composiciones en cuadrículas
más o menos rigurosas para las que no sólo la urdimbre del petate o los
componentes de una silla desmembrada, sino su materialidad misma,
concretaban la factura bruta de la obra. Cuando la red cobraba forma bajo
el trazo del pincel, éste conservaba el pulso imperfecto de la mano que
yerra, resbala o tiembla. “Un paisaje naturalista del siglo XX y una pintura
de Mondrian tienen en común el trabajo de pulir y cuidar la imagen de
la pintura para eliminar las evidencias de la mano creadora. Boris Viskin
crea la imagen, se regodea con la pintura como mancha y gesto, además
de permitir la clara expresión del pincel”, observó Guillermo Samperio con
motivo de la exposición “Petates” en el Museo de la Ciudad de México
(2000). A esas alturas, el simple ensamblaje de huacales no era ya para
Viskin la elaboración de un ersatz de pintura, sino una pieza autónoma
cuyas características físicas proveían una metáfora de lo pictórico, esto
es, de la aptitud de crear imágenes y una lógica formal que es propia de la
pintura.
Coherencia y continuidad ha demostrado este artista en la prosecución
de su carrera. Erudición y sentido del humor, también -un humor más
cándido que paródico. Nos ha acostumbrado a que busquemos en su
repertorio iconográfico, casi como reflejo condicionado, una referencia
a la cultura moderna, y la tratemos de descifrar como si fuera un rébus,
siguiendo la pista que nos sugieren sus títulos. Abundan sus tributos a la
pintura (Brueghel, Corot, Van Gogh, Vicente Rojo), a la literatura (Hermann
Broch, Maugham, Albert Camus, Paul Bowles, Dino Buzatti, Imre Kertész,
Isaac Bashevis Singer, Bernhard), a la filosofía (Schopenhauer, Nietzsche), al
cine (Fellini, Resnais, Tarkovski, Angelopoulos)... A este gusto por la glosa,
se ha añadido en fechas recientes le necesidad de reflexionar sobre la
religión -el judaísmo, el cristianismo, el Islam, el buddhismo-, un apremio
quizá motivado por el desencadenamiento de los fundamentalismos en el
mundo entero. La especie humana tiene una capacidad excepcional para no
darse por enterada de su aniquilación inminente, parece querer decirnos
ahora. Una preocupación que encuentra ecos en parte considerable de
la creación contemporánea: sólo pensemos en la más reciente novela de
Salman Rushdie, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, una fábula
sobre el fanatismo en que la guerra entre la luz y la oscuridad librada
por los yinn (“genios” o criaturas invisibles, diabólicas o benévolas, de
la mitología árabe) es pretexto de una meditación agridulce sobre los
equívocos de la fe. ¿Acabaremos “exterminados paradójicamente por
nuestra propia certidumbre de que es verdad una ilusión que nosotros
mismos hemos creado de forma colectiva”4?, pregunta Rushdie. “Ésta es la
gran prueba a la que nos enfrentamos: nuestro mundo, sus ideas, su cultura,
sus conocimientos y sus leyes, está siendo atacado […] por el monstruo
sobrenatural que nosotros mismos hemos desatado. […] Este dios no es un
liberador, sino un destructor.5” Al miedo, “que es lo único que lleva a los
pecadores hacia Dios (…) el miedo es el eco de Dios, y que siempre que se
oye ese eco los hombres caen de rodillas e imploran piedad”6; al miedo,
tanto Rushdie como Viskin y muchos otros humanistas oponen la razón, la
creación y el amor.
Si bien Viskin apela a medios o fórmulas diversas en su trabajo, la alegoría
le abre sin cesar campos de experimentación en que puede renovar sus
obsesiones y su talento. Al abordar un tema de manera oblicua, la alegoría
procede de manera “diferida”, pero también puede volverse explícita,
conferir a la crítica un tono ácido o trazar paralelos elocuentes. Viskin
convoca toda una gama de asociaciones culturales, al barajar registros
tan variados como el mito y la historia, lo sacro y la ficción, las películas
de autor, el arte universal, lo mismo que insinuaciones sexuales o dichos
populares. La alegoría es juego del espíritu, atajo visual y elipsis semántica
a la vez. Al transmitir por la imagen una idea primordial, Viskin continúa una
tradición plástica ancestral que le permite evocar cualquier contenido por
medio de un código cultural compartido. Este registro formal de la alegoría,
en virtud de que rebasa la descripción narrativa, le deja amplio margen para
traducir sus emociones, sus fantasmas personales, su imaginario secreto.
El diario íntimo de Viskin se ha aderezado con “inútiles confesiones”
autobiográficas. Hoy los recuerdos de la infancia (el padre, la colonia
Roma, la sinagoga, el descubrimiento hipnótico de la imaginería cristiana,
el Colegio Israelita, el primer documental sobre el Holocausto, el amanecer
en Jerusalén escuchando el eco del canto del Muecín) reverberan en una
cavilación contemplativa sobre el dogma, el inconsciente, la trascendencia,
los arquetipos, la supervivencia, la venganza… En suma, sobre la experiencia
de lo inefable y lo profano, sobre el encuentro perpetuo de la vida y la
muerte. Él mismo así lo expresa: “Desde entonces (sus mocedades) lo divino
y el arte están ligados para mí de manera indisoluble. Por más mundano que
sea el tema, si me conmueve, esa emoción la vivo como una iluminación,
como una aparición.” Esta facultad de comunicar revelaciones, que no ha
abandonado a Boris Viskin a lo largo de su carrera, es la que desea compartir
el MAM en esta exposición.
Sylvia Navarrete
Directora del Museo de Arte Moderno
1 T. del Conde, “Boris Viskin: pinturas recientes”, La Jornada, 3 abril 1993 | 2 Idem | 3 O. Debroise, “Nuevas geometrías
variables”, Reforma, 28 febrero 2001 | 4 S. Rushdie, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, Barcelona, Seix Barral, 2015,
p. 164 | 5 Idem, p. 123 | 6 Idem, p. 180
LA BELLEZA
LLEGARÁ DESPUÉS
BORIS VISKIN
a Diana, Mila y Dante...
VERACRUZ
Inicialmente mi exposición estaba planeada para la sala de
arriba, aquella donde Francisco Toledo presentó su serie
“Duelo”. Varias veces visité la sala con la intención de vivir su
espacio y pensar mi obra en él, pero invariablemente las piezas
de cerámica de Toledo acaparaban mi mente relegando mi
proyecto a un segundo plano.
Con esa energía, ese dolor, esa tristeza, surgió esta pieza.
¿Porqué “Veracruz”?
Alguna vez Daniel criticaba el que todos se volcaran sobre
Ayotzinapa y Tlatlaya olvidando al resto del país ahogado en
los demonios de la violencia; Al azar solté mi dedo sobre el
mapa de la república y “el ganador” fue Veracruz.
Veracruz fue el puerto al que mis abuelos arribaron de Lituania,
con mi padre de un año en brazos.
Y también, por la canción de Agustín Lara. Las franjas
horizontales de madera son las olas que van a hacer su nido,
ahora a un rinconcito de sangre.
Veracruz | ensamblaje y óleo / madera | 244x366 cm | objeto en piso 60x60x40 cm | 2015 (pág. siguiente)
LA TRISTEZA DE JERUSALÉN
Una semana después de pintar de blanco y cambiar la
iluminación del baño de mi padre me dijo sonriendo: “¡ahora
voy a cagar con lentes oscuros!”.
Y pensé en Jerusalén; Tenía once años al verla por primera vez y
lo primero que me viene a la mente es su resplandor. Su piedra
blanca es un gran espejo de sol; la luz es su bienvenida; y bajo
la luz; la historia: Acá murió el Rey David, a unos metros se
sirvió La Última Cena, más arriba subió Mahoma al cielo.
En himnos y poemas la nombran “Ciudad de la Paz”; nombre tan
incongruente como el de Villahermosa, más fea que Toluca.
En el imaginario israelí es la capital eterna e indivisible del
pueblo judío pero en la cotidiana realidad es una ciudad
dividida no solo por murallas de siglos y muros de meses; Sus
grietas traspasan almas.
“Toda la historia, tan poco santa, de la ciudad, es una ilustración
del poder destructor de la fe, del fracaso de la tentativa del
hombre por llegar a un acuerdo con Dios, y de lo desagradable
de la unión resultante entre lo mortal y lo divino. Es esta
conciencia de la derrota, recalcada por el altivo silencio del
desierto, de los torrentes secos y de las rocas áridas lo que
causa la Tristeza de Jerusalén.”
Arthur Koestler- Autobiografía
Jerusalén | mixta / madera con alambre de púas | 200x160 cm | 2015
MÁSCARA VS CABELLERA
“¡Moriré con los filisteos!” - grita Sansón y las columnas del templo
semejan las torres gemelas.
- “¡Caramba Boris, esto parece una oda al terrorismo!”.
- “Para nada; Lo único que digo es que cada acción causa una reacción.
Aquel 11 de septiembre, cuando salí del vapor del Junior club y en la
pantalla de los vestidores el segundo avión impactaba la torre sur,
recuerdo pensar en kamikazes japoneses vengando Hiroshima y Nagasaki”.
- “¿Eso que tiene que ver?”
- “Lo que quiero decir es que no puedes andar por el mundo tirando
bombas y esperar que nadie reaccione”.
- “¡Murieron 3000 personas!”
- “¡Lo sé y me aterra! Hubiese sido igual o más efectivo raptar una avioneta
y estrellarla contra la Estatua de la Libertad, pero no soy Bin Laden. Lo
que te digo es que hay que cuestionar no solo los métodos rebeldes sino
también sus causas”.
- “Eso me suena al Sub-Comandante”.
- “Bueno, igual por eso mi luchador en vez de la cabellera de Sansón trae
máscara”
- “La máscara del Santo”.
- “Una metáfora sobre nuestro propio país que se nos viene encima”
-“¿Está medio mal hechota la pieza, no?”
- “Que le vamos a hacer: Siempre fui más rudo que técnico”.
Máscara contra cabellera | madera, cemento y objeto de resina pintado | 250x40x30 cm | 2015
KATRINA (AMERICAN DREAM)
Santos de Nueva Orleans flotando en la cruz
De madera que brota del fango del blues.
Imperio torcido, cual temerosa avestruz
Catrina gabacha silba Bitches Brew.
New Orleans | encáustica y collage / madera | 100x120 cm | 2003
ESPERANDO A LOS TÁRTAROS
En la sala de espera del dentista una versión instrumental
de “Bésame mucho” se mezcla con el ruidito del taladro
perforando una muela. Pienso en el paciente allá dentro,
acostado boca arriba y boca abierta. Dejó su saco en el
perchero y desde el fondo de uno de los bolsillos suena
el celular. Ninguno de los tres presentes, el doctor, la
enfermera o el paciente, dan muestras por contestar.
”Pásame la amarilla”
Y la enfermera le pasa al doctor la pinza con el mango
amarillo.
Al paciente se le junta la saliva. Emite sonidos guturales
para llamar la atención de la enfermera.
Hojeo la revista: “Líderes”. No estoy entre los 100 artistas
más influyentes. El Secretario de Turismo opina que fue
el mejor año de la historia de México. El chef del Suntory
sartén en mano, con la leyenda: “La comida es lo mejor
de la vida”. El nuevo entrenador de la selección “¡Va por
todo!”. Caras y caras sonrientes de gente bien vestida,
bien bañada, bien peinada.
Esperándo a los tártaros | óleo, madera y objeto / madera | 48x60 cm | 2010
Colección particular, cortesía galería Le Laboratoire
LLAMANDO A ASTROBOY
“Llamando a Astroboy”/Oculto bajo las cobijas,
aterrado de enfrentar el mundo.
“¡Llamando a Astroboy!”/“Los malos ganan la
batalla y el Dr. Mireles sigue preso.”
“¡Llamando a Astroboy!”/“Un líder que convoque a
los valientes.”
“¡Llamando a Astroboy!”/“…el número que ha
marcado no funciona o está fuera del área de
servicio…”
Llamando a Astroboy | ensamblaje de madera | 250x240 cm | 2015
EL VALLE DE LA CRUZ
“Cuando el hombre se sacrifica a sí mismo supera
durante unos momentos al mismo Dios; pues,
¿cómo puede un Dios, infinito y omnipotente,
sacrificarse? Lo más que puede hacer es sacrificar
a su único Hijo.”
W. Somerset Maugham- Al filo de la navaja
El valle de la cruz | martillo, acrílico y clavos | 30x30x30 cm | 2015
CEMENTERIO DE DIBUJOS
Los jueves hay tianguis en la colonia y Don Ramón tiene
su puesto de chacharas. Me gusta visitarlo pues trae los
objetos usados más extraños. El otro día me lleve una bolsa
entera de gomas de borrar, de reglas de 30 cms., lápices y
sacapuntas de plástico de distintos colores. Sentí en cada
uno de estos objetos al niño que dibujó y borró.
Repaso todos mis libros de Bashevis Singer. (De Isaac, al que
le dieron el Nobel, no de Israel Yehoshua, el hermano mayor
que fue el exitoso por tantos años hasta que su hermanito
lo rebasó por la derecha, enterrándolo en el olvido).
Alguna vez titulé una exposición: “Objetos culpables” por
una hermosa frase de él y no la encuentro. Hablaba sobre
el poder de los objetos inermes. La presencia de un ladrillo,
de una bota, de una llave. Sé que le vendría como anillo al
dedo a este cuadro.
En vez de ella aparece en “Los herederos” este diálogo:
“- ¿Te llamé lacayo en mi carta?
- ¿Lo has olvidado?
- ¡Totalmente!
- ¿Lo ves? Todos olvidamos. Sí, pero te voy a decir un viejo
refrán que me parece muy certero: El hacha no puede
borrar lo que la pluma escribe”.
Cementerio de dibujos | óleo y gomas de borrar / madera | 100x122 cm | 2015
HIROSHIMA MON AMOUR
We’ll probably die
without ever seeing each other again.
Hiroshima mon amour (a M. Duras y A. Resnais) | óleo, esmalte y collage / madera | 200x270 cm | 2009
Cortesía galeria le laboratoire
Hiroshima mon amour | dirección: Alain Resnais | guión: Marguerite Duras | 1959
NEO POST CONSTRUCTIVISMO DADÁ,
ROMÁNTICO HUMANISTA
- “¿Y dime Boris, tu qué tipo de cuadros pintas?”
- “Pues mira: algunos son espacios abstractos
otros son paisajes naturales o urbanos, habitados
por líneas o formas geométricas otras veces por
figuras concretas, a veces hechos con materiales
tradicionales como el óleo y la encáustica otras
veces con resinas, maderas de construcción o
materiales de desperdicio hallados en la basura,
a veces son totalmente planos otras veces tienen
volumen, a veces hay una historia un mensaje
otras es Pintura pura, a veces son poéticos otras
totalmente conceptuales, a veces son muy
pequeños otras muy grandes…”
- “¡Ah!”
Neo post constructivismo dadá romántico humanista | técnica mixta | 60x50 cm | 2015
MI ABUELITA DE KLIMT
Ya cansada mi abuela esperaba la muerte en Av. de las
Fuentes 24.
- “¿Quién eres?”, preguntaba invariablemente cuando entraba
a visitarla.
- “Bobe, soy Boris, el hijo de tu hija Anita.”
- “¡Ah! ¡Claro! Pásame esa cajita de kleenex, Sergio.”
Y sin embargo el pasado remoto de su juventud parecía más
claro que nunca.
- “Éramos tres hermanas y cuando mi padre decidió que
Frida la mayor tendría que viajar a América, hallar marido y
mandar por los demás, a Frida le entró un ataque de pánico
y no me quedó de otra más que tomar su lugar. Con el
poco dinero que le quedaba a la familia viajé en trenes y
barcos hasta llegar a México. Aquí me casé con tu abuelo,
con la condición de que trajera a la familia. Él cumplió y así
sobrevivimos a Hitler.”
Recogía un par de lágrimas con el kleenex, me miraba con
sus ojos lechosos y decía:
- “No sé si te conté que dejé a mi novio en Polonia. Estábamos
muy enamorados. Él no sobrevivió.”
Yo tomaba su mano, huesos y piel corrugada, mientras ella
suspiraba y cerraba los ojos.
- “Apaga la luz, Sergio.”
Mi abuelita de Klimt | óleo, esmalte, hoja de oro y collage / madera | 262x148 cms | 2015
Colección Michael Nyman
BAR MITZVA EN ACOLMAN
Al cumplir los trece años el niño judío deviene en hombre.
(Niño adulterado).
Los “tefilin” forman parte fundamental de la ceremonia.
Son dos cajitas de plástico con dos tiras de cuero que
serpentean desde su interior. Ocultas, como en las galletas
chinas, hay frases bíblicas bendecidas por un rabino. En la
fotografía semejo un unicornio mochado con un transmisor
en el brazo izquierdo para llamar a Astroboy.
--------------------------------------------------------------En Acolman se reúnen el Viejo y el Nuevo Mundo bajo
un sincretismo fascinante. La figura prerenacentista
española se desprende de su rigidez medieval rodeada
por patrones geométricos prehispánicos que resaltan su
nueva expresividad.
Al toparme con esta greca prehispánica, serpiente minimal
de peluquería francesa, el cuero de mis tefilin entró al
baile llevando el sincretismo del muralismo colonial hasta
el mismísimo muro de los lamentos en Jerualén.
Bar Mitzva en Acolman | óleo, tefilin y madera / madera | 175x140 cm | 2015
Colección Rodrigo Barbera
LA ÚLTIMA TENTACIÓN
Línea vertical que corta la mirada, dos
horizontales: Tierra y Cielo.
Posar la tela blanca entre ellas es
colocar la ofrenda en un altar, preparar
al condenado para subir al cielo.
¿Se rendirá la pintura ante las garras de
la materia que la atan al suelo?
O por el contrario, ¿logrará
desprenderse de ella y tomar vuelo?
Crucifixión | caballete y óleo / tela | 195x50x30 cm | 2015
Colección particular
SILLA MIRANDO SUS PARTES
Una silla mira sus partes.
Miro a la silla mirando sus partes.
Me miro a mi mismo mirando a la silla mirando
sus partes.
¿Y tu? ¡¿Qué miras?!
Silla mirando sus partes (entre Platón y Heidegger)
Instalación | cuadro 200x240 cm | silla 80x40x50 cm | 2008
ADÁN Y EVA
De niño observaba el Adán y Eva de Durero:
“¿Porqué carajos puso esas hojas?”
------------------------------------------------------------------------------- “El artefacto largo (fálico) que se introduce al agujero (vaginal), es una
de las bases de la civilización moderna; el tornillo a la tuerca, el plug del
sonido a la entrada del buffer, el taquete al agujero en la pared, la botella
de coca-cola a la boca, el módulo de mando del Apolo 13 a la cápsula lunar,
la agujeta al agujero del zapato, el corcho al vino, el dedo al anillo de
compromiso, el tren al túnel, la punta de la hebilla al agujero del cinturón,
la manguera de la gasolina al tanque, la llave a la cerradura, el anzuelo a la
boca del pez, el proyectil al cañón, el eje al centro de la rueda,…”
En todos estos casos hay una “hembra” y un “macho”.
-“Es algo vulgar todo esto, no crees?”
- “Pues si: imagínate; Con el lápiz y el sacapuntas es un caso de pasión
asesina. La hembra se come al macho en el coito; ¿Hay unos insectos así,
no?”
- “Si; la Mantis Religiosa”
- “Religiosa tenía que ser…”
Adán y Eva | óleo y collage / madera | 120x100cm | 2014
TESOROS DEL RIJKSMUSEUM
En el verano del 2010 viajé a montar un grupo de
piezas en Basilea, Suiza.
Para descansar del montaje salí a caminar. Eran
tiempos del mundial y esa tarde jugaba Suiza contra
España; las calles lucían desiertas cual película
apocalíptica de terror. De vez en cuando, gritos y
suspiros colectivos salían de los bares abarrotados,
añadiendo al panorama un toque surrealista. En
una esquina una tienda de libros usados llamó mi
atención.
Entré y a los pocos minutos aparecieron estas
fabulosas cajas de reproducciones de grabados
antiguos, que aceleraron mi pulso cardiaco justo en
el momento que Suiza metía su primer gol.
Suiza ganó 1-0.
España fue campeona del mundo.
Tesoros del Rijksmuseum | óleo y collage / madera | 137x112 cm | 2012
María trabajando | Muerte | Cuadrado negro | Estudio de dos figuras* | La mano de Dios | Columbine (En flor)*
De la serie Tesoros del Rijksmuseum | collage / reproducción | 36.5x29 cms | 2012-2014 | Colección particular*
Dos ciegos | Estudio de mujer | Estudio de cabeza | Platón de Aristóteles* | Retrato de hombre negro | Conejo a la Campesina
De la serie Tesoros del Rijksmuseum | collage / reproducción | 36.5x29 cms | 2012-2014 | Colección particular*
CIUDAD PERDIDA
Sería la una de la mañana cuando un tremendo ruido nos levantó de la cama.
“No es la bomba de agua de los vecinos”, exclamé.
Salí al patio de la casa y sentí una brisa extraña.
Un helicóptero, no sé qué modelo, parecía aterrizar en nuestra azotea.
Alcancé a reconocer el casco, los Ray Ban y el M-16 del policía que vociferaba
en un altavoz: “Manos en la nuca, manos en la nuca”.
“Desalojan la ciudad perdida”, le dije a Diana.
“No salgas”, me dijo.
Salí a la calle con Eco, mi perro. Tenía curiosidad.
Entre la maraña de los vecinos curiosos en pijama vi hileras de jóvenes
acostados pecho tierra sobre el asfalto de la calle. Los gritos de mujer (sus
madres, sus novias, sus hermanas) casi opacaban el ruido del helicóptero
cuyos potentes proyectores otorgaban a la escena una luz de película
apocalíptica. Decenas de granaderos, con escudos de acrílico anti-balas,
formaban una barrera que contenía a las mujeres. Niños lloraban. Perros
ladraban. Olía a caca de caballo.
Recordé que a la semana de habernos mudado unos judiciales intentaron
llevarse a Efrén, del 102. En menos de dos minutos ya estaba la calle
bloqueada por los habitantes de la cuadra y los judiciales tuvieron que
negociar su retirada.
Ahora nadie protestaba; incluso alcancé a oír una ronca voz que decía: “Ya
era hora”.
Al otro día se publicó en los medios que en el lugar se erigiría un Centro
Cultural o un Centro de Apoyo para Jóvenes Adictos.
Han pasado ocho años del desalojo de la Ciudad Perdida o “El Picadero”
-como otros le llamaban- y Mario, el policía encargado de la custodia del
terreno, no sabe para cuándo.
Lucy, su perra, que siempre peleaba con Eco, murió.
Favela | madera y metal | 340x30x30 cm | 2010
Colección Julién Cuisset y Paulina Fosado
LA APARICIÓN DEL ARTE MODERNO
Mi primer encuentro con el arte fue a través de la religión católica.
En el librero de la sala, “al fondo a la derecha”, se erguían en fila
una decena de libros, altos, gruesos y pesados, en su mayoría sobre
el arte del Renacimiento. Tendría yo unos diez años, pero bien
recuerdo las horas hojeando lentamente las páginas, absorto por
las imágenes. ¡Los pliegues de la ropa! ¿Cómo le hizo para hacer
esos pliegues? ¡Las hojas de los árboles! ¡Podría contarlas! Y sobre
todo: ¡¿Cómo logró despegar esa nariz de la planicie del rostro?!
¡¿Cómo se logra la profundidad a través de lo plano?! (O sería
mejor preguntar: ¿atravesando lo plano?)
Mis preocupaciones eran estéticas, formales. El tema me era
irrelevante. Quería descifrar el proceder del mago sin tomar en
cuenta el truco en turno. Como un fan del Barza que no es catalán.
Sin embargo: ¡el tema estaba ahí! Las anunciaciones, los bautizos,
las resurrecciones, las crucifixiones. Incluso en los retratos de reyes,
reinas o cardenales había un elemento religioso: fuera tangible
(un cuadro al fondo de una anunciación, una virgen pintada en el
amuleto, un crucifijo colgando del cuello) o intangible (algo en la
atmósfera, en la mirada, en el tipo de iluminación celestial).
Desde entonces lo divino y el arte están ligados para mí de manera
indisoluble. Por más mundano que sea el tema, si me conmueve,
esa emoción la vivo como una iluminación, como una aparición.
La aparición del arte moderno | óleo / madera | 190x366 cm | 2015
Colección Familia Rahn
TROYA
“Quien pisa huellas ajenas no deja huella.” Pero son
más bien las huellas ajenas las que me pisan a mí,
me entierran. Bacon, Giacometti, Matisse, Picasso,
Gironella, García Ponce, Torres García, Klee, Piero,
Giotto, Monet, Manet, Vincent, Courbet, Masaccio,
Jean Auguste Dominique, Diego, Orozco, Louise,
Philip, El Greco, Marcel, William, Mark Rothko…
¡No logro respirar! ¡Apártense de mí! ¡Déjenme en
paz! Ah! Ah!
-“¿Tuviste una pesadilla?”
-“Creo que sí.”
Troya | óleo y collage / madera | 190x145 cm | 2011
Colección Black Hall
Paul Klee | Giorgio Morandi* | Vincent Van Gogh | Francis Bacon | Caspar David Fridrich* | José Guadalupe Posada
Óleo y collage / madera | 2011 | Colección particular*
William Turner | El Greco | Piero della Francesca* | Mark Rothko | Alberto Giacometti | Philip Guston
Óleo y collage / madera | 2011 | Colección particular*
MONDRIAN MON AMOUR
Mondrian mon amour | óleo / madera y collage | 90x90 cm | 2006
COROT
Un niño, al ver la pieza exclamo:
“Ya entendí: ¡C O R O T está hecho
de O R O!“
Corot | hoja de oro / tela y óleo / madera | 160x150 cm | 2005
Colección Julia Newman
MONUMENTO AL CABALLITO
“Corren los caballitos, los grandotes y
los chiquitos…” Crí-crí
Monumento al caballito | metal, caballito y resina | 254x30x30 cm | 2003
LA RESURRECCIÓN DE LA PINTURA
- Psst, psst.
- ¡¿Qué pasa, qué pasa?!
- ¿Estás viva? ¿Estás despierta?
La resurrección de la pintura | hierro, neón, tierra y óleo / madera | 270x225 cm | 2007
AUTORRETRATO CONSTRUCTIVISTA
HABLADO
Disertaciones sobre la Identidad del Yo:
Venancio invita a Manolo después de una tarde de copas;
“Ésta es mi casa, pásale!
Ésta es mi sala, éste: mi sillón favorito;
Éste es el baño, ésta la cocina.
Ésta es mi recámara, ésta es mi cama.
Ella es mi esposa y el que duerme a su lado: ¡soy yo!”
-----------------------------------------------------------------Venancio llega a visitar el apartamento de Manolo. Toca
el timbre del interfón.
- Manolo: “¿Quién??”
- Venancio: “!Yo!”
- Manolo: “!¿Yo?!!”
Autorretrato constructivista hablado | óleo / madera | 200x160 cm | 2013
PETATES REMIXED
Horizontes de pie, verticales dormidas,
entrelazan un Petate ancestral. Gran idea el
tejido: sin pegamento, soldadura o clavos de
por medio, crea un muro flexible que atrapa,
cobija y envuelve al muerto también.
Obvia geometría que no persigue magia alguna
y sin embargo es sensual, orgánica, visceral.
No puedo más que evocar a Colin Clive, el
legendario Dr. Frankenstein, gritando:
“¡It´s alive!”
Petates remixed | hule y resina / madera | 3x200x122 cm | 2009
Colección Particular
BLANCO CONSTRUCTIVISTA
O EL OSO DE LOS CAÑOS
Un cuento que les gusta a los chamacos es “El oso
de los caños” de Julio Cortázar, sobre un oso que
recorre las tuberías de un edificio, limpiándolas
con su pelaje.
Ahora siento que el oso de los caños se ha
mudado a este cuadro y recorre y limpia el
interior de los marcos que rodean la tela.
Ante un mundo ordenado y aparentemente feliz
no puedo dejar de pensar en los drenajes llenos
de aguas negras, en las ratas y ratones, en los
demonios y alacranes que circulan en aparente
caos pero bajo un impecable orden, debajo de él.
Es como ver al diputado trajeado en Gucci y
vislumbrar en sus bolsillos esos fajos de billetes
“que ahí le mandó el ingeniero”.
Blanco constructivista | óleo / tela y marcos | 200x175 cm | 2011
Colección Thierry Cuisset
LIBRERO
Por más desordenado que esté un librero no puedo
evitar adivinar en él una formación oculta.
Los libros erguidos son soldados disciplinados en
posición de firmes. Los acostados son ataúdes de
soldados que regresan a casa. Y los inclinados son
aquellos desmadrosos e insubordinados.
Por lo general los ataúdes yacen sobre las cabezas de los
erguidos y por extraño que parezca los insubordinados
inclinados, mantienen el equilibrio del pelotón.
El librero es un retrato de su dueño.
Librero | 244x170 cm | 2000
HUACALES
“Coatlicue posmoderna de madera:
Protégenos de Donald Trump,
de Abu Bakr al-Baghdadi
y de los diputados del verde ecologista.
¡Amén!”
Huacales | 250x215 cm | 2000
40 Y 20 Ó EL BESO DE BRANCUSSI
Hace unos años fui invitado a participar a una muestra
colectiva de esas “de chile y manteca”, cuyo único
requisito era trabajar una pieza de 40x40 cm.
Al contemplar el blanco y cuadrado bastidor me vino
a la mente “El beso de Brancusi”. (Googleando la pieza,
efectivamente resultó que la pieza es un cubo de
piedra de alrededor de 40 cm cúbicos.)
Tracé una línea justo a la mitad del bastidor, donde los
labios se juntan, y ¡voilà!: nuestra canción de bodas se
armó. “Cuarenta y veinte, 40 y 20 (cm) es el amor lo
que importa y no lo que diga la gente.”
40 y 20 | técnica mixta | 40x40x40 cm | 2015
AUTORRETRATO CON
LENGUA DE FUERA
-“A ver Borisín, dí AAAHHH: Grande, grande, saca bien la
lengua!”
El Dr. Viskin introducía un palito de madera y apuntaba con
su lámpara de acero. Recuerdo pensar en el adentro y el
afuera mientras mi padre entraba a la cueva de mi ser cual
domador a la boca del león.
Invariablemente salía de mi garganta proclamando: “Está
algo roja, vamos a poner una inyección”. (Con las madres
de sus otros pacientes agregaba: “Soy como Pancho Villa:
los fusilo y luego averiguo.”)
Y pienso:
En los misteriosos significados de la palabra “lengua”
Órgano fálico flexible y de textura suave;
Idioma. ( lengua española, lengua inglesa, lengua materna.)
Los taquitos de lengua de Av. Chapultepec en Guadalajara.
La lengua del niño Canetti, amenazada por el amante de
su institutriz. (Arranque de su autobiografía: La lengua
absuelta.)
En mi “Autorretrato con lengua de fuera” la lengua es
simplemente una ficha al revés. Un pedazo de rostro que
se desdobla, como en el famoso retrato de Albert Einstein.
Autorretrato con lengua de fuera | mixta / madera | 25x20 cm | 2002
Colección Herrera Harfuch
FAVELA NORUEGA
En 1996 fui invitado a exponer en la galería Rahn en Zúrich, Suiza. Me hallaba
trabajando el formato cuadrado así que la exposición se tituló: X2 (X al
cuadrado)
“Una exposición cuadrada para un país cuadrado”, decía yo.
Una vez registrado en mi hotel salí a tomar un café.
Era un día soleado (el primer día soleado de la primavera, me enteré después)
y Zúrich lucía sus encantos bajo una luz idílica. Ya no había nieve pero olía a
nieve, el río parecía transparente, aunque no lo fuese, y como decía el novio
del personaje de Betty-Blue (en la película del mismo nombre) describiendo al
pueblo al que se mudaron: “Todos los carros sonaban bien afinados”.
Me senté en la plaza Z. y ordené “un café au lait avec un croissant”.
Parejas de enamorados, hombres haciendo negocios bien vestidos, charlas
educadas, REM en el fondo.
Mi mirada se posó en un sujeto. No había nada extraño en él pues vestía una
gabardina elegante, un corte de pelo moderno con una colita de caballo ad
hoc, zapatos boleados, pantalones planchados.
Pero algo, algo en él, su postura, su expresión corporal, cautivó mi mirada.
(Recordé a mi tía sicóloga cuando me decía en Acapulco: “mira cómo alguien
entra al mar, sus primeros pasos, y sabrás si sabe nadar o no…”)
Se paró a cinco metros de una gran vitrina de una tienda de ropa justo al centro
de la plaza; no se movió por un minuto. Un eco de los maniquíes allá dentro.
El tipo introdujo su mano a la bolsa de la gabardina, sacó una piedra del tamaño
del puño y la arrojó al centro del vidrio haciéndolo añicos.
Favela noruega | madera y metal | 320x50x50 cm | 2010
HEME
Recuerdo al nacer M. subí a mi Face una foto
de su arribo al mundo. Algunos amigos se
estremecieron ante la imagen.
La ceguera del padre primerizo no veía la
sangre que envolvía al nuevo ser. Miraba el
milagro de “dar a luz” y no las tinieblas desde
las que brotaba.
El objeto (la cabeza del muñeco) rompe la
membrana de la modelo de Courbet; del
“Origen del mundo” brota el origen del Arte
Objeto.
Heme | óleo / madera y collage | 25x20 cm | 2011
SONATA PARA UNA NOCHE CÍCLICA
En la “Edad de la inocencia” de M. Scorsese, Daniel Day-Lewis
entra a la sala de espera de su amada y recorre con la mirada
una marina pintada . El cuadro real no es tan grande pero
el fotógrafo, Michael Ballhaus, logra dar la sensación de que
fuese un paisaje muy largo por el cual Daniel Day- Lewis
camina.
“Me encantaría lograr una pieza así” – pensé al ver la escena
– “Un Long shot pictórico.”
Años después me encontraba trabajando una pequeña pieza
de 25x20 cm sobre un cerezo en flor. La pieza rehusaba
convertirse en “joyita” individual así que coloqué dos
bastidores del mismo tamaño conformando un tríptico.
Pronto el tríptico no bastó y una vorágine de imágenes de
distintas épocas de mi pintura y mi vida se sumó al viaje.
Caminaba en promedio cuatro cuadritos al día tomando
reposo en espacios olvidados por mi mente; A veces bajo un
sol infernal, otras en el frío profundo. Por lo general la gente
era buena conmigo, ofreciéndome comida o llevándome en
su carro, aunque no puedo olvidar al camionero que intentó
violarme en su cabina o al compañero de hostal que se robó
la cartera escondida en el calcetín.
Después de tres meses y como suele ocurrir en estos viajes en
fuga, arribé al lugar de mi partida.
Sonata para una noche cíclica
Políptico de 124 piezas | óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006
VELADORAS DE COCA COLA
Es casi un cliché; cuando sale el tema de la Iglesia de
San Juan Chamula hay un consenso de que es una de las
iglesias con mayor carga espiritual en el mundo.
Raro: pues es bastante fea; Comparada a cualquier
Iglesia gótica o del renacimiento italiano es un mero
cuchitril.
De entrada el piso tapizado de hierba; (“Diego: ¿Qué
planta es?!”)
Luego los santos tapados con mantas, otros con espejos
y un par (¿habrá sido alucinación mía?) decapitados a
machetazos.
Lo que más llamó mi atención fueron las botellas de
coca cola convertidas en veladoras, las lucecitas de a 10
pesos el metro y las cajas de cartón con ofrendas.
Quisiera que mis cuadros fuesen así: materiales feos
creando magia.
----------------------------------------------------------------En otras iglesias en mi viaje con el Monroy por la Sierra
Tarahumara me llegó esa misma vibra, a saber: no entras
a la Iglesia de Cristo sino al Templo de Quetzalcóatl.
Veladoras de Coca Cola | de la serie Sonata para una noche cíclica
Óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006
SAMURAI FRENTE A BOMBA ATÓMICA
Samurai frente a bomba atómica | de la serie Sonata para una noche cíclica
Óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006
Yukio Mishima | escritor
LA ESTRELLA QUE DEVORÓ
UNA SWÁSTICA
Cuarenta años después aún recuerdo el escalofrío que
recorrió mi ser cuando en quinto año de primaria, (Colegio
Israelita de México) fuimos llevados a la sala de proyección
y de la oscuridad brotaron montones de pelo, dientes,
anteojos, zapatos y huesos. Tardé en reconocer dentro de
esa carnicería no solo el alma humana sino mi propia alma.
Mi legado, mi herencia. Vivo con un hambre que jamás he
sentido, con un miedo eterno e indestructible.
Paralelamente, la imagen del soldado nazi, ese ser negro con
cabeza redonda de metal, inundo mi ser infantil de extraños
pensamientos contradictorios; repulsión pero también
admiración. Quería tomar un rifle y descargarlo sobre él.
Quería ser él para matarlo…
“No tiene ningún sentido que el asesino sobreviva al
asesinado. Ambos (a solas, en la más estricta intimidad,
en unas circunstancias que solo pueden repetirse si dos
personas viven una misma experiencia dos veces), el uno
como sujeto activo, el otro como sujeto pasivo, comparten
un secreto que los une para siempre. Sus destinos son
inseparables.”
Thomas Mann
La estrella que devoró una swástica | de la serie Sonata para una noche cíclica
Óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006
LA CULMINACIÓN DEL ERROR
“Con todo, un verdadero edificio de errores,
apropiadamente complejo, puede convertirse
en una morada para el alma, un trono del libre
significado, una estructura cada vez menos
dependiente de los prototipos, una versión
de las cosas liberada de los dictados del
naturalismo; en resumen una nueva versión
de la realidad opuesta a ella. Está claro que la
culminación del error es un sistema filosófico.”
Stanislaw Lem - El castillo alto
La culminación del error | dibujos y metal | 340x120x120 cm | 2009
LA BELLEZA LLEGARÁ DESPUÉS / BORIS VISKIN
Museo de Arte Moderno / 12 de marzo – 14 de agosto 2016
Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec
Textos | Sylvia Navarrete | Boris Viskin
Diseño | Carlos Villajuárez / Insensato Design Lab
Fotografía de Obra | Gerardo Landa, Raya García / Zevra Visuales
Carpintería, bastidores y apoyo técnico | Fidencio Garduño
Este catálogo se terminó de imprimir en mayo de 2016 en los talleres de Grupo
Fogra. El tiraje fué de 1000 ejemplares. Impreso en papel bond de 120g, forros
en cartulina mohawk de 216g y guardas en papel manila de 70g. Se utilizó la
familia tipográfica Agenda y Champagne & Limousines.
Ciudad de México, 2016
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