PERCEPCIÓN, ACTITUDES Y COMPORTAMIENTO DE LOS

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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
PERCEPCIÓN, ACTITUDES Y COMPORTAMIENTO
DE LOS AGRICULTORES ANDALUCES ANTE LA
APLICACIÓN DE LOS SEGUROS AGRARIOS
Sectores de fresa y flor cortada
INFORME SINTESIS
Septiembre 2006
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Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA-CSIC)
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
PRESENTACIÓN
Este Informe Síntesis presenta los resultados más relevantes del proyecto de investigación
“Percepción, actitudes y comportamiento de los agricultores andaluces ante los Seguros Agrarios”, realizado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el marco de un Convenio de colaboración con la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía firmado en 2005.
El responsable científico del proyecto ha sido Eduardo Moyano Estrada (Doctor Ingeniero
Agrónomo y Licenciado en Sociología) y la dirección técnica ha correspondido a Luis Rodríguez-Morcillo Baena (Licenciado en Sociología), contando con la colaboración del Area
Cualitativa de la Unidad Técnica de Estudios Aplicados del IESA.
El proyecto ha consistido en la realización de un estudio cualitativo a informantes cualificados relacionados con el sistema de Seguros Agrarios y a agricultores de los sectores de fresa
y la flor cortada de Andalucía, con objeto de conocer sus opiniones, valoraciones y sugerencias respecto al funcionamiento de los seguros agrarios en estos sectores de tanta importancia para las comunidades locales dónde se desarrollan.
Queremos manifestar nuestro agradecimiento a todos aquellos informantes cualificados (funcionarios de la Administración central y andaluza, técnicos de ENESA, agentes del sistema
de seguros agrarios,…) que se han prestado desinteresadamente a dar sus opiniones sobre el
funcionamiento de los seguros agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Asimismo,
agradecemos la colaboración de aquellos titulares de explotaciones agrarias en estos dos
sectores que han intervenido de forma desinteresada en los grupos de discusión. Finalmente,
expresamos nuestro reconocimiento a la labor realizada por los contactadotes para posibilitar la constitución los grupos según los criterios marcados por el equipo de investigación.
Con este proyecto, el IESA continúa su propósito de contribuir a un mejor conocimiento de la
sociedad andaluza mediante la realización de estudios serios y rigurosos, e integrados además en enfoques teóricos relevantes. De este modo, cumple con su misión de centro público
poniendo a disposición de la Junta de Andalucía y de la sociedad andaluza en general, información relevante para orientar sus políticas sectoriales, en este caso las destinadas a gestionar un sector tan significativo para Andalucía como es la agricultura y un tema de tanta
importancia como el de los seguros agrarios.
Córdoba, Septiembre 2006
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
ÍNDICE
PRESENTACIÓN ............................................................................................................. 2
ÍNDICE ............................................................................................................................. 3
1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................ 4
2.- OBJETIVOS ................................................................................................................ 5
3.- METODOLOGÍA ..................................................... ¡Error! Marcador no definido.
4.- ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LOS AGRICULTORES DE FRESA Y FLOR
CORTADA Y DE SUS EXPLOTACIONES ................................................................... 9
6.- EL SISTEMA DE SEGUROS AGRARIOS.............................................................. 21
7.- LAS CRÍTICAS A LAS LÍNEAS DE SEGURO DE FRESA Y CULTIVOS
PROTEGIDOS ................................................................................................................ 24
8.- LAS DIFICULTADES DE EXPANSIÓN DE LAS LÍNEAS DE SEGURO DE FRESA Y
CULTIVOS PROTEGIDOS ........................................................................................... 32
8.1.- Las culturas de aseguramiento ............................................................................ 33
8.2.- Los riesgos de los cultivos .................................................................................. 35
8.3.- La difusión y conocimiento sobre el seguro agrario.¡Error! Marcador no definido.
8.4.- El cálculo racional............................................................................................... 39
8.5.- Las alternativas al seguro agrario. ...................................................................... 40
9.- LAS REFORMAS DE LAS LÍNEAS DE SEGURO DE FRESA Y CULTIVOS
PROTEGIDOS ............................................................... ¡Error! Marcador no definido.
9.1.- La pertinencia e implicaciones de estas propuestas¡Error! Marcador no definido.
10.- RECOMENDACIONES DE ACTUACIÓN SOBRE LAS LÍNEAS DE SEGUROS DE
LA FRESA Y CULTIVOS PROTEGIDOS.................................................................... 39
10.1.- Recomendaciones de tipo estratégico ............................................................... 51
10.2.- Recomendaciones de tipo táctico ...................................................................... 55
11.- CONCLUSIONES ................................................................................................... 59
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
1. INTRODUCCIÓN
En este Informe-síntesis se recogen los resultados más significativos del proyecto “Percepciones, actitudes y comportamiento de los agricultores andaluces ante la aplicación del sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada”, que ha venido realizando
el IESA (Instituto de Estudios Sociales Avanzados) del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) desde finales del año 2005 y durante la primera mitad del año 2006, en el
marco de un convenio de colaboración con la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de
Andalucía.
Dado el carácter exploratorio del estudio, se han utilizado dos técnicas de investigación de tipo cualitativo: las entrevistas en profundidad (dirigidas a informantes cualificados
relacionados con esos dos sectores y con el sistema de seguros agrarios) y los grupos de discusión (constituidos con agricultores titulares de explotaciones de fresa y flor cortada). Tales
técnicas nos han permitido recoger información sobre el funcionamiento del sistema de seguros en esos dos sectores, tanto desde la perspectiva de los actores implicados en el mismo
(funcionarios de las distintas administraciones públicas, técnicos de Agroseguro, agentes de
las compañías aseguradoras, expertos en seguros agrarios,…), como desde la experiencia de
los productores de fresa y flor cortada, auténticos protagonistas del propio sistema de aseguramiento. Asimismo, la información recogida nos ha dado la oportunidad de pulsar la opinión
de los distintos actores del sistema en cuanto a la conveniencia de introducir cambios en las
líneas de seguro que mejoren su funcionamiento y lo hagan más atractivo en unos sectores
donde el nivel de aseguramiento es bajo y donde los agricultores no perciben con nitidez la
utilidad de suscribir contratos con las compañías aseguradoras para proteger sus producciones
ante los daños ocasionados por las inclemencias climatológicas.
El contenido de este Informe-Síntesis, que sintetiza los resultados de los dos informes
previamente realizados (uno, sobre las entrevistas a informantes calificados, y otro, sobre los
grupos de discusión a productores de fresa y flor cortada), se estructura del siguiente modo.
En primer lugar, se presentan de manera sintética los objetivos del estudio y la metodología
utilizada. En segundo lugar, se indican algunas características relevantes de los sectores de
fresa y flor cortada en Andalucía (su importancia económica, la estructura de las explotaciones, la situación actual desde el punto de vista de su rentabilidad, los riesgos naturales que les
afectan,…). En tercer lugar, se presenta una síntesis de los resultados obtenidos en los dos
informes anteriores y se exponen sus principales conclusiones. Finalmente, y a la luz de tales
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resultados, se proponen algunas recomendaciones para mejorar el funcionamiento del sistema
de seguros agrarios en esos dos sectores.
2.- OBJETIVOS
De acuerdo con lo planteado en el convenio de colaboración entre la Consejería de
Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía y el IESA-CSIC, los objetivos generales del
estudio han sido los siguientes:
a) Analizar cómo perciben los productores andaluces de fresa y flor cortada los riesgos que
afectan a sus explotaciones y qué importancia atribuyen a los riesgos naturales ligados a
las inclemencias del clima.
b) Analizar en qué términos esos agricultores se plantean la necesidad de asegurar sus producciones y cómo valoran el funcionamiento del sistema de seguros agrarios.
c) Analizar los factores que explican sus actitudes y comportamiento ante las distintas líneas
aseguradoras que les ofrece el sistema de aseguramiento en esos dos sectores.
d) Conocer sus propuestas para mejorar el sistema de seguros agrarios y valorar la viabilidad
de las mismas a la luz de las posibilidades de reforma que dicho sistema permite.
Como paso previo a la consecución de esos dos objetivos y con el propósito de facilitarnos el
funcionamiento del sistema de seguros agrarios, se realizó un estudio exploratorio, mediante
entrevistas en profundidad, para pulsar la opinión de informantes cualificados que, de forma
directa o indirecta, guardan relación con distintos elementos del sistema de aseguramiento en
los sectores de fresa y flor cortada (funcionarios de las distintas administraciones públicas,
técnicos de Agroseguro, agentes de las compañías aseguradoras, expertos en seguros agrarios,
líderes sectoriales,…). Los resultados de ese estudio forman el contenido del Primer Informe
de investigación, entregado en el mes de marzo de 2006.
Una vez realizado ese primer estudio, se procedió a desarrollar la parte fundamental de
la investigación, centrada, como se ha señalado, en los auténticos protagonistas del sistema de
aseguramiento, a saber: los productores de fresa y flor cortada. La información empírica necesaria para el desarrollo de esta segunda parte (cuyos resultados se recogen en el Segundo Informe de investigación) se ha obtenido mediante grupos de discusión, en los que se ha tratado
de conocer, por un lado, el marco de representación simbólica y discursiva en que se mueven
los productores de fresa y flor cortada en lo relativo a la conveniencia de asegurar cosechas, y,
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por otro, el sistema de valores a partir del cual estos productores emiten sus juicios sobre la
política aseguradora y se posicionan respecto a las líneas de seguros que ésta les ofrece.
3.- METODOLOGIA
El carácter exploratorio de la investigación aconsejó utilizar técnicas eminentemente cualitativas, en las que, como se sabe, se mantiene una mayor apertura del equipo investigador respecto del objeto de estudio. Aunque se elaboraron guiones para el programa de entrevistas a
informantes cualificados y para los grupos de discusión, tales guiones han tenido una función
orientativa y nunca intervencionista, respetándose siempre la lógica discursiva de los participantes. De este modo, se ha garantizado que los temas tratados son asuntos verdaderamente
significativos para los actores implicados de forma directa o indirecta en la aplicación del
sistema de seguros agrarios en estos dos sectores productivos.
a) Entrevistas en profundidad a informantes cualificados
Para la selección de las personas entrevistadas se ha seguido un criterio estructural, combinando dos variables: 1) el territorio de residencia del informante en función de las distintas
zonas de producción fresera o de flor cortada; y 2) su vinculación institucional a diversas entidades relacionadas con el sistema de aseguramiento (Agroseguro, Administración pública,
compañías aseguradoras,…) o a organizaciones presentes en esos dos sectores productivos
(cooperativas, sindicatos, asociaciones sectoriales,…). Como resultado de ese diseño, se han
realizado 11 entrevistas, que nos han permitido obtener quince perspectivas sobre el funcionamiento del sistema de seguros en estos dos sectores (Cuadro nº 1) (la relación de entrevistados puede verse en el Primer Informe de investigación).
CUADRO Nº 1
PESPECTIVAS DEL DISEÑO MUESTRAL DE ENTREVISTADOS
SECTOR Y ZONA
/
INSTITUCIONES
FRESA
Costa
Occidental
FLOR CORTADA
Entorno de
Doñana
ANDALUCÍA
Chipiona
Sanlúcar
Agroseguro
X
Administración pública
XX
Patronal del sector
X
Cooperativas
X
Sindicatos agrarios
X
Aseguradoras
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Nota: Cada perspectiva no equivale a un informante, pues cada informante puede tener una o varias perspectivas.
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b) Grupos de discusión de productores de fresa y flor cortada
Las principales variables utilizadas para el diseño de cada grupo han sido la edad y el tamaño
de la explotación, siendo estas dos variables las utilizadas también para asegurar la heterogeneidad intergrupal antes mencionada.
En relación con la edad, hemos supuesto que cada productor de fresa o flor cortada
sigue en su biografía personal un determinado modelo de gestión de su explotación y tiene
expectativas diferentes sobre el futuro de sus explotaciones, por lo que se ha procurado que en
los grupos participaran agricultores de diferentes edades. Concretamente, se ha supuesto que
el estilo de gestión es más tradicional e informal entre los mayores de 50 años, mientras que la
gestión está más formalizada y es más moderna entre los menores de esa edad; asimismo, se
ha considerado que los mayores de 40 años se caracterizan por tener mayor madurez profesional y gestionar explotaciones más capitalizadas que los que son más jóvenes. Respecto a
las expectativas futuras de sus explotaciones, hemos considerado que los mayores estarán
menos incentivados a mejorarlas que los más jóvenes y, por tanto, menos dispuestos a introducir cambios en las formas de gestionarlas.
En relación con el tamaño de la explotación, hemos supuesto que cada tamaño de explotación tiene requerimientos específicos de dedicación y plantea necesidades diferentes para
la obtención de rentas y la estabilidad de los ingresos. El supuesto del que hemos partido es el
siguiente: a menor tamaño de explotación, se reducen las economías de escala y se hace más
difícil realizar inversiones y adaptaciones productivas, mientras que, a mayor tamaño, eso es
más factible. De ese razonamiento cabe esperar que, según el tamaño de explotación, varíen
las actitudes de los agricultores respecto al sistema de seguros agrarios.
Siguiendo estas dos variables (edad del titular y tamaño de la explotación) hemos
realizado el diseño grupal que aparece en el cuadro nº 2, distinguiendo dos submuestras, una
para cada cultivo. Además, hay que señalar que con la variable localidad se ha tratado de diferenciar los contextos de producción de cada cultivo, de modo que se puedan integrar en los
grupos los aspectos discursivos y los factores que los condicionan, factores, como se sabe,
asociados a las diferentes experiencias y condiciones de cultivo. Así, en el sector de la fresa se
han seleccionado las tres localidades con mayor producción fresera de Andalucía: en Moguer
se ha incorporado la situación derivada de la dinámica seguida por los primeros freseros de
Andalucía, mientras que en Lepe y Almonte se han incorporado experiencias posteriores de
desarrollo fresero ubicadas en entornos naturales y socioeconómicos diferentes entre sí y respecto a la zona de Moguer.
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CUADRO Nº 2
DISEÑO DE LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN
Productores de fresa
Tamaño
Edad
Adultos jóvenes
(25-40 años)
Explotación
pequeña (< 3 ha)
Explotación
mediana (3 a 7 ha)
Explotación grande
(más de 7 ha)
G1: Adultos jóvenes
con pequeñas
explotaciones
Lepe (Huelva)
.
G2: Adultos maduros
con explotaciones
medianas
Almonte (Huelva)
Adultos maduros
(de 40 a 55 años)
G3: Adultos mayores con explotaciones grandes
Moguer (Huelva)
Adultos mayores
(más de 50 años)
Productores de flor cortada
Tamaño
Edad
Adultos jóvenes
(25-40 años)
Adultos maduros
(de 40 a 55 años)
Adultos mayores
(más de 50 años)
Explotación pequeña
(< 3.000 m2)
Explotación mediana
(3.000 a 5.000 m2)
Explotación grande
(más de 5.000 m2)
G4: Adultos jóvenes
con pequeñas explotaciones
Lebrija (Sevilla)
G6: Adultos maduros
con explotaciones
grandes
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
G5: Adultos mayores con
explotaciones medianas
Chipiona (Cádiz)
En lo que se refiere al cultivo de flor cortada, Chipiona representa no sólo la localidad
pionera en la implantación del cultivo, sino que concentra el mayor nivel de producción y
dinamismo. Sanlúcar de Barrameda tiene un desarrollo del cultivo de flor cortada extendido
bajo la sombra de Chipiona, presentando, por un lado, una zona de concentración de cultivos
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con características técnicas similares a los de la localidad chipionera y, por otro, un área de
explotaciones con menor nivel de desarrollo y dinamismo. Por su parte, Lebrija representa
una zona donde los cultivos de flor se encuentran dispersos en parcelas diseminadas por el
territorio, por lo que este sector tiene menos importancia en la economía local que en los casos de Chipiona o Sanlúcar.
4.- LOS SECTORES DE FRESA Y FLOR CORTADA EN ANDALUCIA
En este apartado sólo pretendemos aproximarnos a la situación de los sectores de fresa y flor
cortada en Andalucía, como escenario donde actúa el sistema de aseguramiento. Para ello,
utilizaremos como referencia los informes realizados por la Unidad de Prospectiva de la empresa pública Desarrollo Agrario y Pesquero (DAP) de la Consejería de Agricultura y Pesca
de la Junta de Andalucía.
a) El sector de la fresa
El sector fresero se ha desarrollado a la par que la gran expansión de la producción mundial
de fresa, que en los últimos 40 años se ha multiplicado por cuatro. La UE es la principal productora de fresa del mundo (1.489.262 toneladas), que ha tenido en estos años una gran expansión protagonizada, principalmente, por España, que en el transcurso de este tiempo se ha
convertido en la principal productora de fresas de la UE con un crecimiento continuado desde
los años 80. En la tabla nº 1 puede verse cómo en España existe el 18% de la superficie de
fresa de la UE y tiene uno de los mayores rendimientos, sólo superado por BélgicaLuxemburgo, que tiene un rendimiento de 40 Tm/ha, frente a las 36 Tm/ha de España.
TABLA Nº 1
La producción de fresa en diferentes niveles geográficos (2002)
Superficie
(ha)
Producción
(Tm)
Rendimiento (t/ha)
España
9.100
328.000
36
Unión Europea (15)
50.198
866.966
18,5
Total Europa
165.677
1.489.262
9
Mundo
228.555
3.122.729
13,7
País
Fuentes: FAOSTAT y MAPA
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La producción de fresa en España se multiplicó por once en los últimos 25 años (1975-2000),
y en ese tiempo, además, hubo una variación sustancial de la distribución geográfica de su
producción. En la Tabla nº 2 vemos cómo hace 25 años, las zonas productoras estaban repartidas por todo el país, pero en la actualidad el 93% de la producción se concentra en Andalucía después de que haya tenido un incremento de nada menos que el 3.650%.
TABLA Nº 2
Evolución de la producción de fresa en las distintas regiones españolas
(1975-2000)
1975
1985
1996
2000
Variación 1975-2000
Andalucía
8763
74650
203122
319853
3650,0%
Cataluña
6375
14401
12856
10200
160,0%
Galicia
1227
9901
6538
6400
521,6%
Valencia
5215
3244
3400
65,2%
1940
2885
2800
144,3%
Baleares
Canarias
280
476
590
800
285,7%
Castilla-León
3825
4937
725
300
7,8%
Otros
1268
1962
793
200
15,8%
Total España
26953
162461
230753
343953
1276,1%
Fuente: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)
Como vemos en la Tabla 3, alrededor del 93% de la producción de fresa de Andalucía se localiza en la provincia de Huelva, con una superficie del 92% de la andaluza en 2001. Por tanto,
la fresa de Huelva representa el 85,6% de la producción española y su superficie el 82,4%, lo
que da idea de la importancia de su producción para la provincia de Huelva y justifica también que el estudio se haya centrado en esa provincia. La evolución de la fresa en la provincia
de Huelva se ha debido tanto a un incremento de la superficie cultivada, como a las nuevas
variedades y técnicas de cultivo introducidas, que han logrado elevar los rendimientos y conseguir una mayor precocidad en el fruto. El cultivo de fresa en Huelva se multiplicó por seis
entre 1983 y 2000, aunque parece que ya en el año 2001 se ha empezado a notar un descenso
de la superficie cultivada, que en mayo de 2006 se sitúa en 7.123 ha. Se trata de superficies
que se concentran fundamentalmente en el entorno de Doñana y en la costa occidental, destacando los municipios de Moguer, Lepe y Almonte, según la superficie cultivada.
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TABLA Nº 3
Superficie y producción de fresa en Andalucía por provincias en el año 2001
Provincias
Superficie
(ha)
0
Producción
(Tm)
0
% Producción
Andalucía
0,00%
Rendimiento (T/ha)
Cádiz
460
14.490
4,80%
31,5
Córdoba
25
212
0,07%
8,5
Granada
20
400
0,13%
20,0
Huelva
7500
281.000
93,10%
37,5
Jaén
15
92
0,03%
6,1
Málaga
0
0
0,00%
0,0
Sevilla
150
5.625
1,86%
37,5
Andalucía
8170
301.819
100,00%
36,9
España
9100
328.000
Almería
0,0
Fuente: Boletín de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. Diciembre 2001
En cuanto al tipo de explotaciones de fresa de Huelva, la superficie media de cultivo es más
bien reducida (4,73 ha), aunque algunas explotaciones llegan a tener cerca de 100 ha. Del
total de explotaciones, el 70% pertenecen a agricultores individuales (con una superficie media de 2,68 ha) y el 15% a sociedades limitadas (con una superficie media de 12,36 ha), lo que
nos indica que la mayoría de las pequeñas explotaciones son individuales, mientras que las
mayores adquieren la forma jurídica de sociedades.
Respecto a la generación de empleo, el sector de la fresa en Huelva, con un volumen
de negocio de 360,61 millones de euros anuales, emplea a 55.000 jornaleros, que son contratados fundamentalmente para la recolección (que dura varios meses), ya que en las demás
tareas la mano de obra familiar adquiere una gran importancia, aunque sólo representa entre
un 4% y un 12% del empleo del sector. Del total de empleo, unos 11.800 jornales eran de
mano de obra extranjera en la campaña 2000/01, una mano de obra en aumento.
El problema de la pérdida de rentabilidad del sector ha sido un tema muy presente en
las entrevistas y grupos de discusión, que se explica por el aumento de los costes y la reducción de los ingresos por la bajada del precio de la fresa. Como vemos en la Tabla 4, los costes
variables son elevados, siendo el mayor componente del coste la recolección (38,51%), pero
llegando, junto con el resto de tareas y uso de maquinaria, a representar el 63,76% de estos
costes. El coste de materias primas supone un 31,92% del coste variable, siendo las plantas
(11,55%) y los fitosanitarios (13,28%) los conceptos que suponen el mayor gasto, conceptos
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que son además los que originan más problemas a los agricultores, tal como hemos visto en
los grupos de discusión.
TABLA Nº 4
Costes variables del cultivo de fresa en Huelva 1998/99
Costes variables
Euros/ha
% del Total
1202
4,28
8.979,1
31,96
Planta
3.245,5
11,55
Fitosanitarios
3.732,2
13,28
Plástico
1.821,1
6,48
180,3
0,64
1.7910,2
63,76
Labores varias
3.305,5
11,76
Tratamientos
1.262,1
4,49
Recolección
1.0818,2
38,51
Otros
2.524,2
8,98
2.8091,3
100
Desinfección de suelos
Materias primas
Riego
Mano de obra y maquinaria
fitosanitarios
Total gastos variables
Fuente: Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía
El precio de la fresa está sometido a fuertes variaciones dentro de la misma campaña, pero
siempre con tendencia a ir disminuyendo desde los precios iniciales de campaña hacia el final
de la misma. Según datos de la Unidad de Prospectiva de DAP (1998-2002) los precios de
2002 han sido inferiores a los de 1998. Pero los ingresos finales del agricultor están determinados por la combinación de precio y volumen de producción. Según los datos de esa misma
fuente, la producción bruta de fresa en la campaña 2001/02 ascendió a 36.586 €/ha, más elevada que en 2000/01 (29.481 €/ha) y 1999/00 (31.480 €/ha), pero la producción bruta de
1998/99 fue un 25% superior a la de la campaña 2001/02. Como resultado de ello, la rentabilidad de la producción de fresa, calculada por la diferencia entre ingresos y costes variables ha
sido considerable, pues en la campaña 2001/02 fue cerca de un 59% inferior a la de la campaña 1998/99.
Como vemos en la Tabla 5, el margen bruto se ha reducido considerablemente desde
1998/99, aunque con altibajos acentuados.
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TABLA Nº 5
Margen bruto de la producción de fresa en Huelva
Campaña
Margen (€/ha)
1998/99
20.633
1999/00
3.389
2000/01
1.390
2001/02
8.495
Fuente: Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía
La consecuencia ha sido en parte el abandono del cultivo, lo que queda reflejado en la Tabla
nº 6, en la que puede verse la importante reducción de la superficie de fresa cultivada y de la
facturación hasta la campaña 2001/02. A partir de esa campaña se han mantenido las superficies y las facturaciones hasta la campaña 2004/05, y del ingreso por ha, que en la última campaña ha tenido una reducción importante debido a las particulares dificultades climatológicas
derivadas de las fuertes heladas que se produjeron.
TABLA Nº 6
Superficie, ingresos y facturación de la fresa de Huelva
Campaña
Superficie
(ha)
Ingresos
(€/ha)
Facturación
(€)
Variación año
anterior (%)
1998/99
8.267
48.724
402.800.895
1999/00
8.750
31.480
275.453.063
-31,6
2000/01
7.500
29.481
221.107.875
-19,7
2001/02
6.600
36.586
241.468.986
9,2
2003/04
6.539
37.133
242.812.687
2004/05
6.692
32.195
215.448.940
-11.3
Fuente: Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía
La campaña 2004-05, según el análisis de la Unidad de Prospectiva de DAP, estuvo sometida
a fuertes influencias climáticas. Los rendimientos de la campaña fueron de 882,4 gramos/planta y de 45.231 kg/ha (un 10,7% menos que en la campaña anterior), y el precio medio ponderado que se obtuvo fue de 0,77 €/kg. Es importante tener en cuenta estos datos para
considerar el carácter más o menos coyuntural de los discursos de los freseros.
Por lo que respecta al seguro agrario de la fresa, los datos recopilados por la Unidad de
Prospectiva de DAP indican un incremento continuado de la contratación del seguro de fresa
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
en Andalucía desde el año 1989, dándose un significativo repunte entre 2000 y 2002. Con
todo, en el año 2000, el seguro sólo cubría el 7% de la superficie de fresa.
TABLA Nº 7
Evolución de la contratación del seguro agrario de fresa en Andalucía
Plan
anual
Pólizas
Pólizas
colec- individuativas
les
Total
pólizas
Superficie
asegurada
(ha)
Producción
asegurada
(tm)
Capital
asegurado
(€)
Importe
Seguro
(€)
Subvención
ENESA
(€)
1989
35
0
35
40
1.110,5
615.269
14.100
6.204
1990
27
0
27
47
1.307,8
745.073
16.845
6.642
1991
10
1
11
43
1.469,2
856.612
19.197
6.558
1992
3
0
3
12
447,1
257.983
6.245
2.241
1993
23
1
24
72
1.976,8
1.166.228
28.261
10.995
1994
21
0
21
58
2.090,3
1.089.303
25.789
10.315
1995
1
1
2
8
277,5
140.096
9.107
3.277
1997
5
0
5
111
4.285,6
2.342.204
113.042
38.434
1998
3
0
3
114
4670
2.508.937
121.158
38.770
1999
0
13
13
143
3.139,6
1.735.336
88.819
24.255
2000
6
8
14
158
5.311,2
2.984.644
155.282
47.523
68
538,8
18.112
483.423
161.984
2002
Fuente: ENESA
b) El sector de la flor cortada
El desarrollo del sector de la flor cortada en Andalucía se inicia en la década de los años 70
del pasado siglo XX. En la actualidad ocupa unas 1.000 ha, alcanzando una producción de
más de 1.600 millones de tallos en el año 2000. Andalucía es la región española con mayor
producción de flor cortada, con más del 50% de la producción nacional. Y España es, tras
Holanda, el segundo productor de flores de la UE. En el año 2000, la producción superó los
32.000 millones de ptas, lo que supone un 3,5% de su producción final agrícola.
La gran mayoría de las explotaciones de este cultivo se encuentran localizadas en la
costa noroccidental gaditana y de modo más secundario en las marismas sevillanas del Guadalquivir. Con todo, la mayor concentración se produce en los términos municipales de Chipiona y Sanlúcar de Barrameda. En estas zonas se concentran unas 800 ha de cultivo, que
producen unos 1.400 millones de tallos. La producción de flor cortada en la provincia de Cádiz representaba el 13,4% de la producción final agrícola en el año 2000, al mismo nivel que
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
sectores como el vino. En la Tabla 8 podemos ver la superficie de flor cortada en Andalucía
(en los años 2000-2005) y la de Cádiz y Sevilla (en los años 2000 y 2001), donde puede observarse claramente una tendencia a disminuir de modo apreciable. Además, podemos comprobar el alto porcentaje de cultivo de flor que tiene Cádiz y el más pequeño, pero importante
de Sevilla.
TABLA Nº 8
Distribución de la superficie de flor cortada en Andalucía
2000
730
%
Andalucía
63,6%
2001
735
70,7%
Años
Cádiz
Sevilla
Andalucía
178
%
Andalucía
15,5%
150
14,4%
1.040
1.148
Media 2000/03
1.023
2004
s/d
s/d
s/d
s/d
855
2005
s/d
s/d
s/d
s/d
785
Fuente: Boletines de Información Agraria de la Consejería de Agricultura y Pesca
La distribución del cultivo por comarcas o zonas se concreta en cinco rúbricas que están reflejadas en la Tabla 9. Entre Chipiona y Sanlúcar tienen cerca del 60% de la superficie de cultivo
de flor cortada de Andalucía, estando en ellas el cultivo muy concentrado, mientras que en el
resto de las zonas está muy disperso.
TABLA nº 9
Distribución de la superficie de producción en cada zona
Zona
Superficie (ha)
%
Chipiona
423
40,2%
Sanlúcar
197
18,7%
Resto Cádiz
113
10,8%
Sevilla
178
16,9%
Resto Andalucía
140
13,3%
Total Andalucía
1.051
100,0%
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
Así, por ejemplo, en el resto de la provincia de Cádiz los cultivos se hallan dispersos en un
gran número de localidades, ocurriendo algo similar en Sevilla, donde si bien los municipios
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
del Bajo Guadalquivir y marismas contienen el mayor número de explotaciones (Lebrija y
Los Palacios), el resto de explotaciones se encuentra muy dispersas.
Las explotaciones de flor cortada son de pequeñas dimensiones y, en muchos casos, de
carácter familiar. La superficie media de las explotaciones es de 7.000 m2, aunque la gran
mayoría cuenta con menos de 5.000 m2, generando unos 2.800.000 jornales directos, en una
elevada proporción mano de obra familiar. En la Tabla 10 se puede observar la dimensión de
las explotaciones en porcentajes.
TABLA Nº 10
Porcentaje de explotaciones de flor en cada intervalo de superficie (m2)
Zona de producción
< 2.500
(m2)
2.500-5.000
(m2)
5.000-7.500
(m2)
7.50010.000
(m2)
10.00020.000
(m2)
≥20.000
(m2)
Chipiona
16,9
43,1
13,1
12,3
7,7
6,9
Sanlúcar
30
34
10
18
6
2
Resto Cádiz
45,8
33,3
4,2
0
8,3
8,3
Sevilla
38,8
38,8
12,2
6,1
2
2
Resto Andalucía
16,7
36,1
5,6
11,1
16,7
13,9
Andalucía
27,3
39,9
10,3
10,2
6,5
5,8
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
En la Tabla 11 se presentan los porcentajes de producción de flor cortada en las distintas zonas productivas. Los datos están referidos a los años 2000 y 2001, los cuales no son comparables con los datos de los otros años señalados. Aun así, parece clara la tendencia a la disminución de la producción de flor cortada.
TABLA 11
Distribución de la producción de flor en Andalucía (miles de unidades)
Cádiz
2000
1.182.600
%
Andalucía
73,3%
2001
1.190.000
80,2%
Media 2000/03
Sevilla
Andalucía
228.600
%
Andalucía
14,2%
156.250
10,5%
1.483.962
1.614.438
1.691.227
2004
855.860
2005
1.234.110
Fuente: Boletines de Información Agraria de la Consejería de Agricultura y Pesca
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
En este caso podemos comprobar cómo en la provincia de Cádiz no sólo se encuentra la mayor dimensión de superficie cultivada (el 70,7% en el año 2001), sino que esta superficie produce además un volumen de flor en un porcentaje aún mayor al de su superficie (80,2% en
2001). Por tanto, la importancia relativa de la producción de Cádiz es mayor que su superficie
relativa de cultivo, lo que indica que son también más productivas estas explotaciones.
La producción de flor está muy diversificada, aunque existe un claro predominio de los
claveles. Donde más diversificada está es en las dos principales localidades productivas: Chipiona y Sanlúcar, como se aprecia en la Tabla 12.
TABLA Nº 12
Producción de flor cortada según especie y zonas (miles de tallos)
Tipo de flor
Chipiona
Sanlúcar
Resto Cádiz
Sevilla
Andalucía
Miniclavel
248.779
199.896
82.989
79.924
612.455
Clavel
93.100
87.296
62.532
117.303
382.901
Crisantemo
68.199
9.414
2.125
26.336
119.958
Rosa
56.432
SD
SD
SD
67.866
Lilium
54.915
1.448
SD
SD
63.505
Gerbera
5.831
SD
SD
6.321
14.261
Gladiolos
5.294
245
1.009
SD
10.700
Paniculata
7.061
965
9.079
1.580
97.009
Solidago
14.964
4.184
897
21.220
42.010
Otras
29.096
SD
448
SD
32.718
Total
583.672
303.448
159.079
252.684
1.443.383
Fuente: Encuesta de la Unidad de Prospectiva de DAP
El valor de la producción de flor cortada en los últimos años ha sido descendente, tal como se
observa en la Tabla 13. El valor ha sido cuantificado por la Unidad de Prospectiva de DAP a
partir de la superficie de flor cortada, y su informe detalla qué porcentaje de las explotaciones
de cada zona han tenido una evolución de la facturación ascendente, estacionaria o descendente. Se puede comprobar que son las explotaciones de las zonas en las que se produce más
diversificadamente dónde hay un mayor porcentaje de explotaciones que tienen una facturación descendente, siendo éstas por tanto las que están sufriendo con mayor impacto la crisis
de precios del sector.
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TABLA Nº 13
Evolución de la facturación de las explotaciones en los cinco años previos a la encuesta (% sobre superficie total en cada zona)
Zonas de Producción
Chipiona
Ascendente
12,2
Estacionaria
29,2
Descendente
58,5
Sanlúcar
0,6
32
67,4
Resto Cádiz
30,7
11,8
57,5
Sevilla
14,5
45,8
39,7
Resto Andalucía
39
36,4
24,6
Andalucía
16
31,6
52,4
Fuente: Encuesta de la Unidad de Prospectiva de DAP
Es importante ver también el nivel de gasto que tienen los productores de flor cortada a la luz
de los datos de la encuesta manejada por la Unidad de Prospectiva de DAP. En la Tabla 14
queda reflejado el porcentaje de explotaciones en función del nivel de gasto por m2. Podemos
comprobar que, salvo la zona de resto de Cádiz y Sevilla, las demás tienen gastos en su mayor
parte en el intervalo más reducido de 0 a 15 pta/m2 (especialmente Chipiona tiene otro gran
porcentaje de gasto en el intervalo de 15 a 30 pta/m2), lo que indica que son las que tienen
mayor capacidad para asumir descensos de precios.
TABLA Nº 14
Distribución porcentual de explotaciones según su intervalo de gasto
Zonas
Chipiona
0 a 15 pta/m2
69,4
15 a 30 pta/m2
25,9
30 a 50 pta/m2
3,5
≥ 50 pta/m2
1,2
Sanlúcar
73,3
13,3
13,3
0
Resto Cádiz
50
37,5
12,5
0
Sevilla
60
26,7
13,3
0
Resto Andalucía
76,2
14,3
0
9,5
Andalucía
67,1
23,3
8,6
1
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
El sector de la flor cortada tiene gran importancia social porque genera mucho empleo (aproximadamente, 2,8 millones de jornales directos, cubiertos en su mayoría con mano de obra
familiar). Considerado teóricamente, el empleo que debería generar el sector es de 9.464 empleos al año, si bien, siguiendo la encuesta de la Unidad de Prospectiva de DAP, este empleo
se reduce hasta los 7.497 empleos anuales, debido a que las jornadas de trabajo son más prolongadas que las consideradas teóricamente y a que no se realizan efectivamente todas las
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
tareas agrícolas que teóricamente se deberían realizar. En las Tablas 15 y 16 se puede ver la
distribución de los empleos por zonas de producción y los porcentajes que en cada una de
ellas hay de cada tipo de trabajador según la relación con el titular de la explotación. En ellas
podemos ver el gran volumen de empleo generado en las dos localidades punteras de la flor
cortada, Chipiona y Sanlúcar, y cómo las zonas más importantes en producción son las que
menos trabajadores asalariados fijos tienen, siendo el empleo familiar más elevado que en las
zonas de menor importancia productiva. En cuanto al perfil del agricultor de flor cortada en
Andalucía, vemos que es el de un varón (77,8%), empresario individual (87,2%), propietario
de la explotación (82,3%), de entre 35-50 años (47,7%), con estudios primarios (52.2%), y
dedicado a la flor cortada como principal actividad.
TABLA Nº 15
Personal empleado en las explotaciones de flor según zonas de producción
Zonas
Nº anual trabajadores
Chipiona
2.860
Sanlúcar
1.571
Resto Cádiz
894
Sevilla
1.488
Resto Andalucía
684
Andalucía
7.497
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
TABLA Nº 16
Distribución (%) de trabajadores en el sector de la flor cortada en función de
su relación con el titular de la explotación
Zonas
Chipiona
Asalariados
fijos
4,2
Asalariados
eventuales
45,8
Familiares
permanentes
30,8
Familiares
ocasionales
19,2
Sanlúcar
2,3
30,2
32
35,6
Resto Cádiz
10,6
40,4
31,8
17,2
Sevilla
1,2
29,1
41,8
27,9
Resto Andalucía
11,5
62,6
18
7,9
Andalucía
4,6
37,6
33,6
24,2
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
Respecto a la suscripción del seguro agrario, en la Tabla 17 se puede observar que el aseguramiento de la producción es muy reducido (sólo el 4,2% de los productores lo contratan,
frente al 18,3% que suscriben el de responsabilidad civil o al 26,1% que tienen aseguradas sus
instalaciones), siendo insignificante el canalizado a través de Agroseguro, que apenas es suscrito por un 2,8% de los productores de flor cortada.
TABLA Nº 17
Situación del sector de flor cortada en relación con el aseguramiento agrario
Contratación de seguros
Asegurados
No asegurados
%
Tipos de seguro
%
39,8
Responsabilidad civil
18,3
60,2
Instalaciones
26,1
Seguro de producción
4,2
Agroseguro
2,8
Seguro libre
1,8
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
En la Tabla 18 pueden verse los motivos que han señalado los productores de flor cortada en
la encuesta de referencia para no contratar el seguro agrario. En ella podemos ver en qué proporción son mencionados los diferentes motivos y cómo éstos coinciden casi en su totalidad
con los que han mencionado los agricultores en los grupos de discusión.
TABLA Nº 18
Causas de la no contratación de los seguros agrarios (%)
Motivos
Excesivo precio de las pólizas
Productores
no asegurados
47
Falta de interés de los productores
18
No se lo han planteado
13
Cobertura insuficiente
9
Requisitos y exigencias de las aseguradoras
4
Falta de interés de las aseguradoras
4
Desconfianza hacia las aseguradoras
4
Lo están estudiando
2
Fuente: Unidad de Prospectiva de DAP
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
6.- PERCEPCION Y CONOCIMIENTO DEL SISTEMA DE SEGUROS
El sistema de seguros agrarios es percibido de diferente manera por los productores de fresa y
flor cortada y por los informantes cualificados (funcionarios, agentes de las compañías aseguradoras, técnicos de Agroseguro, expertos,…), que muestran, además, diferentes niveles de
conocimiento, lo que justifica que presentemos sus opiniones de forma separada. En este
apartado presentaremos, por tanto, a la luz de la información recogida en las entrevistas y
grupos de discusión, los resultados más significativos en cuanto a la percepción y grado de
conocimiento que se tiene sobre el sistema de seguros agrarios en esos dos sectores.
a) Los productores de fresa y flor cortada
Respecto a los agricultores que han participado en los grupos de discusión, puede decirse que
el seguro de producción es bastante poco conocido, por lo que sus opiniones respecto al mismo se han basado más en la imagen general que se tiene del sistema de aseguramiento en sus
respectivos sectores y en lo que han oído de otros productores, que en su propia experiencia
como asegurados.
Los productores de fresa y flor cortada apenas tienen conciencia de cómo funciona el
sistema de seguros agrarios y no saben que está constituido por diferentes entidades conectadas entre sí. Conocen a las distintas compañías aseguradoras, pero no en tanto que partes de
un sistema integral de aseguramiento, sino como empresas independientes. Respecto a Agroseguro, la identifican como una marca más de seguro y no como la entidad con competencias
bien definidas dentro del sistema de seguros agrarios. También reconocen el papel de la Junta
de Andalucía como avalista, subvencionadora o promotora del seguro agrario, pero no como
una institución integrada en el sistema.
Por tanto, puede decirse que los agricultores tienen una percepción confusa del funcionamiento del seguro agrario, no percibiéndolo como un sistema integrado dirigido a la protección de los productores frente a los riesgos, sino más bien como un conjunto de ofertas de las
compañías aseguradoras que se acercan al sector con el típico afán de negocio, más que con
vocación de prestar un servicio a los agricultores. La idea de sistema aparece cuando consideran el conjunto de ofertas de seguros (en las que destacan el seguro agrario y el de estructura o
invernadero), pero no lo relacionan con la existencia de un sistema legalmente regulado. Así,
enjuician de forma similar el seguro de estructura y el seguro de producción, de tal modo que
las percepciones sobre ambos se influyen y refuerzan mutuamente, construyendo así un ima-
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ginario mercado del seguro agrario de mayor amplitud que el que realmente forma el sistema
de aseguramiento (sólo formado por el seguro de producción).
b) Los informantes cualificados
Al contrario que los agricultores, y a la luz de las entrevistas realizadas, los informantes cualificados perciben con claridad el significado del sistema de seguros agrarios, aunque varíe su
grado de conocimiento sobre cómo funciona en la práctica. Muchos de ellos están vinculados
estrechamente con el sistema de seguros agrarios y lo conocen bastante bien, pero incluso los
que no tienen una relación directa con él muestran una idea correcta de su funcionamiento, así
como de sus problemas y demandas. En general, los discursos de los informantes se han caracterizado por la crítica constructiva del sistema, reconociendo sus cosas positivas y criticando sus deficiencias e imperfecciones.
Los informantes cualificados tienen conocimiento de la existencia y funcionamiento de
un sistema que tiene una filosofía y unos objetivos que marcan sus límites de actuación. Su
mayor conocimiento se centra en Agroseguro, como entidad autónoma encargada de la gestión del sistema. Para los informantes, Agroseguro es un pool que integra al conjunto de las
compañías aseguradoras que operan en el seguro de producción, atribuyéndole como principal
misión la gestión directa del seguro y la realización de los estudios técnicos dirigidos a establecer la viabilidad de las propuestas de líneas de seguro y sus modificaciones.
Algunos entrevistados consideran que, al tener las compañías aseguradoras la mayoría
en el pool de Agroseguro, éste se comporta con criterios demasiado economicistas. Por eso,
creen que, con una nueva representación en la que prevalezcan las asociaciones agrarias y las
cooperativas, sin desdeñar el objetivo de la rentabilidad económica, se lograría que esa rentabilidad repercutiera más directamente en el agricultor. Esto es algo que consideran importante
porque atribuyen a la correlación de poder en Agroseguro que muchas propuestas de mejora
en las líneas de seguro no sean oídas ni analizadas. Los informantes saben que Agroseguro
gestiona el seguro agrario en exclusiva, y también saben que, para cumplir esa labor, se estructura en divisiones organizativas; saben también que Agroseguro se ha organizado en una
dirección de zona cuya principal función es la ejecución de las peritaciones cuando ocurren
siniestros.
Los informantes no se muestran muy conformes con la ejecución del peritaje, porque
observan que faltan recursos para ello, y porque la plantilla de peritos no actúan con exclusividad en Andalucía. Por eso, los ven sobrecargados de trabajo, y por ello incomunicados con
los asegurados por falta de tiempo para atenderlos. Esta es una cuestión importante que lleva a
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
los entrevistados a conclusiones contrapuestas a las que tienen los agricultores, pues aunque
reconocen que tardan más tiempo que el debido en atender a los asegurados, no creen que esto
sea fruto de su incompetencia técnica ni de una estrategia premeditada con el afán de perjudicar a los productores en la valoración de sus daños.
Los informantes apenas han entrado a enjuiciar las actividades desarrolladas por las
compañías aseguradoras, pero sí han expresado sus opiniones sobre la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), a la que atribuyen la función de canalizar la participación de los
distintos agentes colaboradores (administración pública, compañías aseguradoras, cooperativas, organizaciones profesionales agrarias,…), proponer normas y nuevas líneas de seguro y
llevar a cabo la planificación general. ENESA es considerada como la gran diseñadora del
sistema a través de las funciones desarrolladas por su Comisión General, resaltándose la buena colaboración existente dentro de esa Comisión entre las entidades asociativas, las compañías, la Administración y los propios técnicos de ENESA en el diseño de las líneas de seguro.
También se conoce el trabajo realizado por sus Comisiones Territoriales y el modo como participan los sectores de fresa y flor cortada en los grupos de trabajo.
Los informantes consideran que para el buen funcionamiento del sistema es necesario
que haya buena comunicación dentro del sector productivo, de modo que en su seno circule la
información y se transfieran las quejas y demandas desde los agricultores hacia el resto de los
agentes, y que éstos ofrezcan información clara el aseguramiento y asesoren a los asegurados.
El conocimiento que tienen de ese proceso de participación es bastante preciso, ya que algunos entrevistados han participado activa y personalmente. Así, han descrito los métodos seguidos para conseguir el consenso, las reuniones realizadas para analizar las necesidades ligadas al seguro agrario y el funcionamiento de las comisiones de trabajo que consensúan y ordenan las prioridades. En definitiva, su percepción es que el sistema de seguros agrarios existe
un buen nivel de participación, que se inicia en grupos de trabajo informales para llegar a luego a formalizarse en las distintas comisiones. No obstante, los informantes son conscientes de
que el sistema tiene límites y restricciones, que le hace rechazar algunas de las propuestas que
les llegan, por lo que consideran que la participación no garantiza los acuerdos del sistema si
las propuestas chocan con la filosofía del aseguramiento o son técnicamente inviables.
El profundo conocimiento del sistema de seguros agrarios de buena parte de los informantes entrevistados les ha permitido realizar una valoración del mismo, que es buena, en
general, no sólo por la participación que se desarrolla en su seno, sino porque ha hecho posible grandes avances en las líneas de seguro, avances que han evitado que el Estado se viera
obligado continuamente a conceder ayudas a los agricultores cuando ocurren siniestros. No
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
obstante, esa positiva valoración no está exenta de espíritu crítico, porque son conscientes de
la necesidad de mejoras. La valoran positivamente porque el sistema logra garantizar la renta
del agricultor que se asegura, si bien consideran necesario diseñar líneas de seguro atractivas.
En cuanto al cumplimiento de los objetivos del sistema, consideran positivo que logre
dar cobertura a los agricultores por las mermas de producción ocasionadas por siniestros naturales, logrando, de este modo, la autoprotección del sector. También es positiva la valoración
cuando se sabe que el sistema está evitando el endeudamiento de los agricultores cuando tienen siniestros. Y en relación al sistema, los informantes más informados también consideran
que se ha logrado la autosuficiencia económica compensando las pérdidas de unos años con
los beneficios de otros años, convirtiéndose así en un producto atractivo para las compañías
aseguradoras.
Los informantes conciben el sistema como dinámico, y en este sentido su valoración
sobre el cambio es dudosa, pues, en su opinión las líneas de aseguramiento no están ajustando
la oferta del seguro con la demanda de los agricultores. Los informantes son conscientes de
que el desajuste sólo se puede reducir con el cambio de filosofía y objetivos del sistema, para
intentar cubrir los nuevos riesgos de mercado. Consideran que la historia de cambios acumulados y de mejoras permanentes en el sistema es positiva para una agricultura tan dinámica,
pero perciben que la lentitud burocrática puede retrasar las adaptaciones. A ello atribuyen los
retrasos en la aplicación de muchas propuestas de cambio, viendo en ello una señal grave de
ineficiencia, ya que si no se hacen en el momento adecuado las consecuencias pueden ser
irreparables.
En resumen, entre los datos de este estudio se ha constatado una situación similar a la
que se produjo en el estudio del olivar. Mientras que para los informantes cualificados el sistema aparece nítidamente estructurado, los agricultores lo ven como algo alejado e identificado casi exclusivamente con el afán de negocio de las compañías aseguradoras, no sintiéndose
parte integrante del mismo, y por tanto sin intención de implicarse y participar en él.
7.- CRÍTICAS A LAS LÍNEAS DE ASEGURAMIENTO
En este apartado se expondrán las críticas más significativas que se han vertido sobre las líneas de aseguramiento en los sectores de fresa y flor cortada, tanto las expresadas por los informantes cualificados en las entrevistas, como las manifestadas por los productores en los
grupos de discusión (el contenido completo de tales críticas puede verse en los correspondientes Informes de investigación). Dado que las críticas se han centrado en aspectos concretos de
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las líneas de seguro en cada sector, separaremos los resultados del análisis distinguiendo las
referidas al sector de fresa y al de flor cortada.
7.1. Sector fresero
a) Las opiniones de los informantes cualificados
La línea de seguro de fresa es bien conocida por los entrevistados, sobre todo por los que están relacionados directamente con su gestión (funcionarios, técnicos de Agroseguro, agentes
de las compañías aseguradoras,…); no obstante, los que no tienen especial relación con esta
línea de aseguramiento (dirigentes de cooperativas y organizaciones agrarias) conocen aspectos generales de ella y se han permitido opinar sobre su capacidad para responder a las necesidades del sector.
En líneas generales, el seguro de fresa es percibido como un seguro complejo, sometido a continuas adaptaciones gracias a la participación de muchos agentes del sector, cuyas
propuestas de reforma tropiezan con muchas restricciones técnicas que dificultan su aprobación y puesta en marcha. Así, unas veces porque chocan con la filosofía del sistema de seguros agrarios y otras porque resultan técnicamente inviables, los informantes creen que en escasas ocasiones se consigue una plena adaptación de la línea a las demandas del sector fresero. Este es un aspecto ampliamente criticado, y por eso se abunda en que muchas modificaciones no terminan de salir adelante, criticándose también que muchas veces se marcan líneas
de actuación que obedecen más a reacciones coyunturales del año en curso, que a los riesgos
permanentes del sector.
Respecto de la línea de seguro 141 (póliza colectiva) se critica el malestar que ha generado en el sector porque las coberturas de los daños se hacen depender de que en el conjunto
de las explotaciones aseguradas colectivamente por esta línea se llegue a computar unos daños
mínimos. Además, se considera que es una línea de seguro excluyente, ya que deja sin la posibilidad de asegurarse a los agricultores que no pertenecen a entidades asociativas.
El aseguramiento, sea en forma colectiva o individual, se considera desajustado a las
necesidades de los agricultores, ya que el seguro obliga a asegurar todas las explotaciones de
un mismo titular. Por ello se le acusa de inflexibilidad porque no permite el aseguramiento
parcial ni tampoco el temporal para épocas determinadas. Otra crítica general que se le formula al seguro de fresa tiene que ver con que la producción es continua y ello puede ocultar los
daños que se producen con los siniestros. Ello, unido al hecho de que las declaraciones de
producción son inferiores a las reales, hace más difícil la cobertura de los siniestros leves.
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En cuanto al periodo de suscripción, los entrevistados que conocen bien el seguro
creen que no ofrece problemas, aunque lo ven algo reducido. Los que no conocen bien el seguro creen que el periodo es demasiado corto y no facilita que el agricultor se mentalice y
comprenda el seguro. Por eso, tanto unos como otros, creen que el periodo de suscripción se
debería prolongar hasta el momento en que la explotación esté preparada para producir.
En cuanto al periodo de garantía, se reprocha que sea único y no permita el aseguramiento temporal. Los informantes relacionados con el seguro creen que hay que ampliar el
periodo tanto en lo que se refiere a las fechas iniciales, como a las finales: las fechas iniciales
porque los riesgos pueden empezar durante el periodo de carencia, cuando hay algunas variedades de fresa que comienzan su producción antes de enero; las finales porque el periodo de
garantía termina demasiado pronto y no cubre la producción del mes de mayo. Los informantes no relacionados con la gestión del seguro creen que si la campaña de la fresa dura sólo seis
meses, el periodo de garantía se debe adecuar a esas fechas.
Respecto a las franquicias, los informantes relacionados con la gestión del seguro las
consideran adecuadas, aunque reconocen que son percibidas por el agricultor como una forma
de pagar más cuando ocurre un siniestro. El resto de informantes considera que las franquicias
son altas y son las culpables de elevar el umbral de riesgo indemnizable, impidiendo que se
indemnicen muchos siniestros.
En cuanto a las coberturas son varias las críticas. Una de ellas tiene que ver con que no
incluyen el cultivo de nuevas variedades de fresa. Otra se relaciona con la diferencia entre los
costes de recolección y el precio de venta, que es variable a lo largo de los diferentes meses de
la campaña, de modo que consideran que no quedan cubiertas adecuadamente las producciones en relación con su cotización de mercado. Por eso, ambos problemas, bajo su criterio,
aconsejan la ampliación de la línea de seguro a todas las variedades y tener en cuenta las diferencias de precios de la fresa a lo largo de la campaña. También se considera que deben tenerse en cuenta las diferentes modalidades de protección de cultivo empleadas: microtúnel o macrotúnel.
Por otro lado, los informantes creen que las valoraciones de daños no consideran la
pérdida de calidad del producto. La fresa, opinan, es valorada por el seguro a un precio único,
cuando el mercado, sin embargo, la paga a distinto precio en función de su calidad, de su variedad y de la época de venta. En ese mismo sentido, se observa que un siniestro puede tener
efectos diferentes dependiendo del momento en que se produzca, de ahí que reclaman que se
tenga en cuenta las variaciones de precios y se establezcan los importes de las indemnizaciones de daños por meses.
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En cuanto al coste del seguro, algunos entrevistados creen que es asumible por el agricultor, y que si no se asegura no es por su coste, sino porque percibe que es bajo el riesgo de
que ocurra algún siniestro en el sector fresero. Para los entrevistados relacionados con la gestión del seguro (técnicos de Agroseguro, agentes de las compañías aseguradoras,…), las primas no se consideran caras si se comparan con las elevadas indemnizaciones que se abonan a
los asegurados cuando ocurre un siniestro. Sin embargo, los entrevistados que están más ligados a la explotación del cultivo (dirigentes de cooperativas u organizaciones agrarias) consideran que las primas son muy altas debido, sobre todo, a los escasos riesgos que llega a cubrir
el seguro, especialmente porque no contempla los riesgos de mercado y porque las franquicias
reducen las indemnizaciones. Estos informantes, que desconocen los detalles del seguro, reconocen, sin embargo, que no es que las primas sean caras, sino que no resulta atractivo al
agricultor porque sólo le cubre el riesgo de pérdida de producción y no tiene en cuenta otros
riesgos, como la caída de la rentabilidad.
Respecto a las subvenciones públicas, todos los informantes ven claro que reducen el
coste del seguro y reconocen que eso es ya un beneficio para el agricultor, si bien critican que
sean más reducidas para las grandes explotaciones y más bajas que las que se conceden en
otras Comunidades Autónomas.
Respecto a la peritación, encontramos dos perspectivas: la de los informantes relacionados con la gestión del seguro y los relacionados con el cultivo de fresa. Para los primeros,
el desarrollo de la peritación es muy tenso, puesto que los peritos han de relacionarse con
agricultores que tienen un buen conocimiento técnico de su cultivo y se juegan una fuerte inversión, por lo que son muy incisivos. También observan que, debido a que la recolección de
la fresa es continua y a su rápida putrefacción, los daños deberían valorarse en muy pocos
días, como máximo una semana, en lugar de los veinte días establecidos. También consideran
que la valoración es una tarea complicada porque en la planta no quedan señales que indiquen
el peso de la fresa afectada, ni su tamaño ni su forma. A pesar de todo, para ellos la valoración
no tiene problemas porque los peritos visitan pronto las explotaciones dañadas y conocen bien
cada lugar, sus producciones y sus plantas. Los entrevistados relacionados con el cultivo de
fresa reconocen que la peritación de los daños es una tarea difícil y, por eso, consideran que se
deben cambiar los mecanismos de peritación, aunque sin señalar en qué sentido. También
critican que el perito tarde muchos días en acudir a las explotaciones a valorar los daños, especialmente cuando están afectados los túneles que dejan expuesta la producción. La tardanza
lleva a que las muestras testigo se vayan recuperando, dificultando la apreciación del daño.
Para todos los informantes, el tratamiento postcosecha de la fresa y su comercialización no
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está cubierto por el seguro y éste es, quizás, para ellos el riesgo más importante que debería
cubrirse.
b) Las opiniones de los productores
Los productores de fresa tienen una concepción esencialmente negativa sobre el seguro, tanto
por los efectos negativos que, en su opinión, tiene para el agricultor, como por los malos resultados que perciben de su implantación en el sector. Dado el escaso conocimiento que tienen del sistema de aseguramiento, sus críticas son de tipo general y se corresponden con la
propia concepción del seguro. Según los freseros, el seguro agrario representa un gasto prescindible en las cuentas de explotación, ya que no ofrece contrapartidas de interés para los productores, de modo que su posible beneficio en caso de siniestros queda anulado por su elevado coste. También se cuestiona que el seguro agrario discrimine a los asegurados en función
de la dimensión de sus explotaciones, criticando los tratos de favor que reciben los agricultores de grandes explotaciones en detrimento de los pequeños.
En coherencia con la desconfianza generalizada que despierta el seguro entre los productores de fresa, opinan que la Administración (concretamente la Junta de Andalucía) presiona al agricultor para que asegure su producción, pero luego se inhibe cuando ocurren los
siniestros y lo deja indefenso en manos de la codicia de las compañías aseguradoras. En este
sentido, los productores ven el seguro como un sistema de trampas insertas en la letra chica de
los contratos y en la propia normativa, con el objetivo de que las compañías no cumplan con
sus compromisos y evitar con mil triquiñuelas el pago de las indemnizaciones a las que están
obligadas. En ese contexto no sorprende que los productores reconozcan que el nivel de suscripción en el sector de la fresa sea muy bajo, debido no sólo a esa desconfianza, sino a que,
en opinión de los agricultores, las compañías aseguradoras sólo están realmente interesadas en
asegurar a las grandes explotaciones.
Respecto a aspectos concretos del seguro, los productores atribuyen a la franquicia la
causa de que las coberturas sean inferiores al valor real de la producción, y a que se reduzcan
las circunstancias en las que los siniestros son asegurables. Sobre las coberturas, existe la opinión generalizada de que el seguro agrario no cubre todos los daños que sufren las plantaciones porque las aseguradoras eluden sus responsabilidades. Además, cuando las aseguradoras
cubren los siniestros, lo hacen sólo sobre un porcentaje de la producción, lo que es una de las
causas principales de que los productores perciban que las coberturas sean más bajas de lo
que realmente son. A eso hay que añadir la práctica habitual en muchos agricultores de hacer
declaraciones de producción por debajo de su valor real cuando contratan el seguro, lo que
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hace que cuando sufren un siniestro las indemnizaciones sean bajas o incluso que ni siquiera
entre en acción las coberturas del seguro.
Sobre coberturas de riesgos concretos, los productores de fresa ven con escaso interés
la cobertura del riesgo de pedrisco, ya que es un riesgo poco frecuente y, cuando ocurre, apenas daña la estructura y la producción. En general, se considera que las coberturas son insuficientes porque no cubren los siniestros más corrientes y habituales en las explotaciones freseras o porque no se adaptan a los riesgos de cada zona productiva.
En la crítica al seguro y al poco interés que despierta entre los productores de fresa,
subyace la idea de que los riesgos climáticos no son los que verdaderamente afectan a la viabilidad de las explotaciones, sino que son los riesgos económicos los que tienen más incidencia, riesgos que no son cubiertos por el seguro. De ahí que, en un contexto de crisis del sector
fresero, el coste del seguro se considere alto cuando realmente no lo es, y se perciba que ahora
es incluso más caro que hace unos años, cuando era más asequible.
En cuanto al peritaje, los agricultores critican que la valoración de los daños se realice
en función del valor medio de la fresa a lo largo de la campaña, cuando ellos consideran que
los daños son más probables durante los meses en los que los precios de la fruta son más elevados. Al igual que los informantes, critican la tardanza con que acuden los peritos a valorar
los daños, porque la planta y la fruta se deterioran, y los agricultores se ven obligados a incurrir en costes adicionales que no son compensados.
B) Sector de flor cortada
a) Las opiniones de los informantes cualificados
La línea de seguro para la flor cortada es poco conocida por los entrevistados, entre otras cosas, por la baja contratación existente en el sector. No obstante, el diagnóstico general de los
entrevistados es muy similar en todos ellos, siendo considerada como una línea de gran complejidad, debido a la gran variedad de coberturas, franquicias, definiciones, vigencias, etc, y a
la gran cantidad de tarifas existentes, por zonas y productos, ya que es una línea que abarca
también a las hortalizas cultivadas en invernadero.
Esa complejidad tiene, sin embargo, dos efectos negativos: por un lado, impide que los
agentes del seguro tengan contacto directo con los agricultores a la hora de formalizar una
póliza y, por otro, genera una gran confusión entre los agricultores. Otra crítica reseñable alude a que el seguro de flor cortada no es capaz de valorar individualmente cada explotación,
tomando en consideración su tecnología instalada, las variedades de flor cultivadas, etc. En
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definitiva, se trata de críticas que conforman una crítica general, según la cual, las prestaciones que el seguro ofrece no son buenas, y tienen poca difusión entre los agricultores.
En cuanto al periodo de suscripción del seguro, los informantes que conocen el seguro,
lo ven adecuado y sin problemas. De entre ellos, algunos consideran que es un periodo amplio
que finaliza antes de que aparezcan los riesgos para el cultivo, que se concentran en otoño.
En cuanto al periodo de garantía, se piensa que el seguro no se ajusta a las fechas de
ocurrencia de los riesgos y tampoco a las necesidades de los agricultores. Sobre ella existen
dos perspectivas: la de los que conocen el seguro y la de los que lo desconocen. Para los primeros, el periodo de garantía es adecuado porque es anual, por lo que no se producen periodos de desprotección. Para los segundos, el periodo de garantía es inadecuado y muestran
sorpresa porque sea anual, dado que el cultivo de flor es como una máquina que continuamente produce flores.
Muchos entrevistados desconocen las franquicias y, por tanto, su adecuación, pero
otros dudan si con las franquicias la línea de seguro está compensada (la relación entre prima,
franquicia y siniestralidad). También se dice que aunque las franquicias se han reducido en
los últimos años, nunca gozan de la simpatía de los asegurados, aunque sean necesarias para
reducir las primas del seguro.
El coste del seguro, concretado en el precio, es considerado muy elevado, máxime si se
compara con otros seguros. Además, debido a que los riesgos en el sector de flor cortada son
muy bajos, algunos informantes consideran que ni con subvenciones ni con tarifas más bajas,
el seguro va a ser atractivo para los agricultores, ya que la gravedad de los siniestros que sufren no es proporcional al importe de las primas.
Los informantes más relacionados con la gestión del seguro opinan que las primas no
son caras al estar subvencionadas, y consideran que el porcentaje que representa la prima sobre el total de costes de explotación es muy bajo, abonando además importantes indemnizaciones cuando ocurre algún siniestro. Respecto a las subvenciones de la Junta de Andalucía se
critica que sean más reducidas para las explotaciones de mayor dimensión y que su cuantía
sea inferior a las de otras Comunidades Autónomas. Con todo, no se cree que las subvenciones tengan una incidencia decisiva sobre el aseguramiento porque, según los entrevistados, la
decisión de asegurarse depende de un conjunto amplio de factores en el que el coste del seguro no es precisamente el más influyente.
En relación con la peritación encontramos dos discursos diferenciados entre los informantes: el de los implicados en la gestión del seguro, y el de los que están relacionados con
los productores explotaciones. Los primeros destacan el gran esfuerzo y capacidad de trabajo
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de Agroseguro, pero ven que el peritaje es una labor difícil que genera desconfianza entre los
asegurados y enturbia sus relaciones con las compañías aseguradoras. Los informantes más
ligados al sector productivo reconocen desconocer como funciona realmente el peritaje, aunque no creen que existan graves desacuerdos en las peritaciones, afirmando que los daños
estimados suelen establecerse de mutuo acuerdo entre los socios de cooperativas y sus técnicos (tal vez en esa apreciación influya su mayor conocimiento de las pólizas colectivas). No
obstante, se reconoce de un modo general que el peritaje es punto habitual de discusión en la
gestión del seguro, y que muchas de las discusiones se atribuyen a la dificultad de valorar los
daños reales en los frutos, daños que tardan en hacerse perceptibles y que se manifiestan preferentemente en el descenso de la calidad, más que en la pérdida de producción.
Sobre las coberturas, la impresión general es que la línea de cultivos protegidos, dado
que no está dirigida en exclusiva al sector de la flor cortada, no cubre bien los riesgos de las
explotaciones. Por eso, entienden que los agricultores piensen que el seguro no sirve para nada al no protegerle cuando hay un siniestro. En ese sentido, los informantes creen que el seguro no compensa a los agricultores, bien porque la cobertura no les parece adecuada, bien porque los daños no son suficientemente indemnizados. Los informantes que conocen bien las
coberturas de este seguro, plantean las siguientes objeciones: no cubre la destrucción completa del invernadero, que es el principal riesgo que conlleva una fuerte inversión y está expuesto
continuamente al riesgo; no cubre el riesgo de destrucción del techo del invernadero, que es lo
primero que sufre daños; requiere una declaración minuciosa del capital asegurado, y, debido
a la variedad de flores que existe en una misma plantación, hace que el capital máximo asegurable resulte muy bajo; impide contratar de modo simultáneo en una misma póliza la producción de flor cortada y la de hortalizas.
b) Las opiniones de los productores
Los discursos de los productores de flor cortada muestran que están muy alejados de comprender los objetivos del seguro agrario. Su conocimiento sobre el seguro agrario es muy deficiente y sus opiniones se centran sobre todo en las coberturas. Para los productores, el seguro agrario no está concebido como un servicio al agricultor, sino como un negocio de las aseguradoras, que eluden sus compromisos mediante excusas y triquiñuelas con el objetivo de
extraer beneficios de modo fácil. De sus escasas experiencias de aseguramiento y de las que
observan en otros sectores, deducen que el seguro es una trampa tendida a los agricultores,
por la cual se ofrecen coberturas que luego rebajan. La opinión mayoritaria que tienen los
productores de flor cortada sobre las coberturas es que no cubren ni indemnizan los daños que
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aseguran porque las compañías aseguradoras aprovechan cualquier falta o defecto en el cumplimiento de las condiciones del cultivo para eludir sus responsabilidades. La estrategia esencial que atribuyen al seguro agrario para eludir este cumplimiento es la catalogación de los
siniestros como catástrofes para derivar su responsabilidad hacia el Consorcio de Compensación de Seguros, utilizando a conveniencia los datos que suministran distintos observatorios.
Además, también acusan a las compañías aseguradoras de no querer comprometerse a asegurar determinados riesgos, como los invernaderos de parral, o las plagas. Para los agricultores,
la “letra pequeña”, o condicionado del seguro, es un conjunto de normas que sólo sirven para
corregir los compromisos de cobertura publicitados.
Además, los agricultores consideran que el seguro es discriminatorio, tanto al utilizar
los datos de referencia que más les conviene para estimar los daños a indemnizar (las compañías utilizan las fuentes que les resultan más beneficiosas), como por el trato que dispensa a
los asegurados (abonan siempre a los grandes propietarios los daños que sufren, mientras que
a los pequeños propietarios les niegan las indemnizaciones y los empujan a pleitear). En general, consideran que el problema principal del agricultor no son los siniestros por inclemencias
del clima, sino los bajos precios del producto y la gestión que se hace de la venta de la flor
cortada. Y este riesgo, a su juicio, ni siquiera se llega a cubrir, pues el seguro se desentiende
de él completamente. En cuanto al coste, los agricultores consideran que tanto el del seguro
de producción como el de estructura son muy altos, lo que no incita a contratarlo dada la mala
imagen y desconfianza que generan las aseguradoras a la hora de cubrir los riesgos y pagar las
indemnizaciones. En ese contexto, el alto precio de la póliza es considerado por los agricultores una amenaza para la viabilidad de sus explotaciones, ya que se percibe como un gasto sin
contrapartida, que ni siquiera la subvención pública lo hace atractivo. Por último, en cuanto al
peritaje, los productores de flor cortada que han participado en los grupos de discusión reconocen no haber tenido experiencia alguna en ese aspecto; no obstante, se han permitido comentar, por lo que oyen, que no funciona bien y que los peritos valoran con desidia los daños.
8.- DIFICULTADES PARA EXPANDIR LAS LÍNEAS DE SEGURO
Las líneas de seguro en los sectores de fresa y flor cortada tienen muy bajos porcentajes de
contratación entre los agricultores. Esta circunstancia hace que no haya una cultura del aseguramiento, sino que los productores afronten los riesgos con vías alternativas a las ofrecidas
por el sistema de seguros agrarios. Tanto esa peculiar cultura del aseguramiento, como la es-
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casa percepción del riesgo natural en ambos sectores, explican las dificultades que encuentran
las líneas de seguro para expandirse entre los productores.
8.1. Las culturas de aseguramiento
Las culturas de aseguramiento de los productores de fresa y flor cortada están influidas por las
condiciones de desarrollo de los cultivos y su autopercepción como grupo social. En la corta
historia de estos cultivos, en las condiciones climáticas bajo las que se desarrolla y en la relación de los agricultores con su entorno socioeconómico, están las claves de su cultura de aseguramiento. Los informantes cualificados nos han dado las claves de las circunstancias en las
que se desenvuelven estos cultivos, y los grupos de discusión nos han mostrado cómo han
desarrollado los productores su singular cultura de aseguramiento. En ambos sectores, las
circunstancias del cultivo y la autopercepción de los agricultores son muy similares.
A) Sector fresero
Los freseros no perciben la existencia de riesgos naturales lo suficientemente graves como
para preocuparse por las pérdidas que podrían generarse en la producción. Junto a eso, la política de ayudas de la Junta de Andalucía cuando han existido graves siniestros, ha desincentivado la contratación porque los agricultores, en opinión de los informantes, ven que la Administración siempre acaba ayudándoles al margen del sistema de seguros agrarios. De este modo, se ha consolidado en los productores de fresa una cultura de no aseguramiento, pues los
daños lo pueden resolver con medios distintos al seguro agrario. Además, la no consideración
de los riesgos económicos dentro del seguro agrario refleja un problema de inadaptación del
sistema a las necesidades reales de los productores. Se considera que la filosofía del seguro de
fresa no es la adecuada para asegurar los problemas que realmente afectan y preocupan a los
agricultores, y que no es otro que la comercialización de la producción. Esto es algo paradójico, pues la incertidumbre que genera el mercado debería convertir al seguro en más necesario
que antes, y sin embargo, como el seguro no cubre ese riesgo económico, el agricultor no se
siente amparado por él, aumentando su desconfianza y desafección. De este modo, su cultura
de aseguramiento acaba impregnándose de prácticas alternativas de gestión de los riesgos,
eludiendo la vía convencional de contratar el seguro.
En los grupos de discusión los productores de fresa se han mostrado como un grupo
fuertemente acosado por su entorno económico y administrativo, considerándose devaluados
socialmente. Se reconocen incapaces de enfrentarse a ese entorno hostil que no reconoce su
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esfuerzo y contribución económica, porque están inmersos en un sector en el que los grandes
productores de fresa controlan el mercado y condicionan la competitividad del conjunto del
sector. También se perciben a sí mismos como un grupo con bajo poder de negociación a pesar de que tienen plena conciencia de su papel como generadores de riqueza en la comunidad
local. Por estas razones se califican de perdedores y se siente acosados por la sociedad, por los
riesgos climáticos y por el excesivo control administrativo. En principio, esta percepción, como se reconoce, puede empujarles al aseguramiento, pero la falta de recursos y las escasas
coberturas del seguro agrario consolidan una cultura de gestión que acude a otras alternativas
antes que al aseguramiento. Con esta percepción y su gestión de siniestros es difícil pensar
que encuentren incentivos en el aseguramiento, cuyos agentes son equiparados al resto de
agentes económicos con los que se relacionan.
B) Sector de flor cortada
Para los informantes del sector de flor cortada la deficiente cobertura del seguro cuando los
agricultores sufren un siniestro, la deficiente adaptación y funcionalidad de la línea de seguro
de cultivos protegidos en el cultivo de flor cortada, la baja ocurrencia de siniestros y la escasa
percepción del riesgo, la protección añadida que proporciona la tecnificación del cultivo y el
alto coste del seguro son los factores que cristalizan una cultura contraria a la contratación del
seguro agrario. Especialmente, por los escasos riesgos del cultivo, los informantes creen que
es muy complicado convencer a los agricultores para que aseguren sus explotaciones, pues el
seguro constituye sólo un gasto añadido sin utilidad. El bajo riesgo consolida y refuerza esta
cultura pues, aquellos agricultores que han suscrito el seguro, al ver que no han tenido daños
dejan de contratarlo. De estas reflexiones participan también aquellos entrevistados que creen
que la línea de seguro para cultivo protegido es apropiada para asegurar las explotaciones de
flor cortada. Para éstos, es el bajo aseguramiento y la falta de conciencia del riesgo lo que
refuerza la cultura no aseguradora.
De la información recogida en los grupos de discusión cabe deducir que los productores de flor cortada tienen una percepción negativa del propio sector y de sí mismos como grupo social. La desunión de los agricultores del sector es un factor que, a sus ojos, favorece que
otros agentes económicos y administrativos les engañen y que en el sector operen agricultores
ilegales. Por la desunión y la baja productividad de sus explotaciones se sienten, por un lado,
despreciados y, por otro lado, obligados a autoexplotarse. Se sienten con bajo poder de negociación y desarrollan una cultura de la inhibición.
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La frustración de las expectativas sobre la elevación de su riqueza y el apoyo público
de que gozarían una vez que España ingresara en la Unión Europea se vive como un engaño
de los agentes del sector y de la Administración pública. Si embargo, a pesar de que se reconocen como los generadores principales de la riqueza local, al verse ante las graves dificultades económicas del cultivo y discriminados en la distribución de la riqueza, no se sienten con
capacidad para defenderse por sí mismos de las amenazas que les acechan. Se sienten marginados ante las grandes comercializadoras, desprotegidos y sin posibilidad de autodefensa, sin
poder negociador en el mercado y víctimas de la competencia desleal de los agricultores ilegales. Las dificultades, al final, han terminado por forjar en ellos un carácter de resistentes
porque han desarrollado una gran capacidad para aguantar las adversidades a base de sacrificio y sometimiento a las necesidades del cultivo. Como consecuencia de estas autopercepciones, la cultura de aseguramiento no es proclive al seguro agrario, pues lo conciben como una
oferta proveniente de agentes externos a su propio colectivo y hacia los que en principio tienen una actitud de rechazo.
En definitiva, tanto para los productores de fresa como para los de flor cortada, el sistema de seguros agrarios forma parte de ese entorno hostil a su grupo social, un entrono constituido por agentes que pugnan por obtener beneficios económicos a costa de los agricultores.
Perciben una diferencia de intereses entre un ellos, que integra a los agentes del sistema de
seguros agrarios, ávidos de obtener beneficios a su costa, y un nosotros, formado por los agricultores y dominado por un discurso contrario al aseguramiento, que apenas es contrarrestado
por el discurso de la seguridad. En síntesis, en esta cultura común sobre el aseguramiento entre ambos tipos de productores, el seguro es percibido como una trampa que genera gastos
adicionales al agricultor sin obtener contrapartidas de las aseguradoras. Como consecuencia,
el seguro agrario es una opción perfectamente sustituible por cualquier otra alternativa de gestión de riesgos.
8.2. La percepción del riesgo
La peculiar forma de percibir los riesgos está en el centro de las dificultades que encuentra el
sistema de seguros agrarios para expandirse ente los productores de fresa y flor cortada. Si no
se considera que el riesgo natural es un riesgo grave que puede poner en peligro la continuidad de su explotación, difícilmente un agricultor va a suscribir un seguro que le significa un
gasto adicional. Si a eso se le añade la desconfianza que despiertan las compañías aseguradoras y la peculiar cultura que se ha consolidado en estos sectores para hacer frente a los riesgos,
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tenemos las claves explicativas de las dificultades que encuentra el sistema de seguros agrarios para expandirse entre estos productores.
A) Sector fresero
Tanto en opinión de los informantes cualificados, como en la percepción de los propios freseros, los principales riesgos climáticos percibidos en el sector de la fresa son los habituales:
lluvia, viento, pedrisco y heladas, pero también las altas temperaturas. Sin embargo, reconocen que sus efectos sobre el cultivo son bastante puntuales y están amortiguados por los túneles (micro y macro).
Los freseros ven como algo natural asumir las pérdidas que les generan los riesgos
climáticos, y como el túnel les ofrece protección, éste se convierte en una preocupación porque también puede sufrir daños. El daño del riesgo natural se centra en la pérdida de producción y en los gastos adicionales de reposición y recuperación de la planta. Para los freseros, el
viento produce daños con más probabilidad que otros riesgos naturales: puede destruir el túnel, y cuando eso ocurre durante la fase inicial del cultivo, que es lo más probable, puede
obligar a iniciar de nuevo las labores del cultivo; en resumen, el viento afecta a la instalación
de túnel, a la planta, y a la fruta. La lluvia puede llegar a arrancar los túneles y dañar toda la
fruta, dependiendo de la intensidad con que se produzca, aunque en la actualidad como los
túneles son más resistentes, la protección frente a ellas es mayor. Para algunos agricultores, el
pedrisco es un evento muy raro, si bien es una apreciación que no es compartida por otros
agricultores. En todo caso, cuando cae, el pedrisco es pequeño y sólo causa daños si la plantación se encuentra descubierta. Los daños de las heladas son dispares dentro de una misma
zona, y el daño económico que produce se relaciona con el precio de la fresa, dándose una
situación tal que las heladas pueden favorecer los beneficios de las explotaciones, pues cuando no hay heladas hay mucha producción y los precios están muy bajos, mientras que cuando
hay heladas sucede a la inversa, suben los precios y éstos compensan las pérdidas. Finalmente, los productores de fresa se muestran preocupados también por las plantas de vivero que les
suministran enfermas o contaminadas, pues pueden llegar a anular la viabilidad de las campañas y originan muchos gastos en la explotación, porque tiene que defenderse de su contaminación y, en ocasiones, replantar, un problema agudizado porque la eficacia de los fitosanitarios está disminuyendo.
Hay que tener en cuenta que ni todas las explotaciones tienen el mismo riesgo, ni todos
los riesgos son aplicables por igual a todas las variedades de fresa, ni en todo momento del
cultivo. Como norma, parece que en la actualidad tienen más incidencia porque la rentabilidad
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de las explotaciones se ha reducido mucho y cualquier siniestro puede ser crítico. Por eso, los
daños son más severos entre los productores medianos y pequeños, mientras que los grandes
agricultores los soportan mejor.
Todo esto hace que la percepción del riesgo climático sea menos intensa que la percepción del riesgo económico (comercial), que es lo que lleva tanto a los informantes, como a
los productores, a reclamar un seguro de rentas. Así, reclamar un seguro de rentas, e implantar
un mayor número de variedades de fresa para diluir los riesgos y adecuar los periodos de garantía del seguro a los ciclos productivos de las diferentes variedades de fresa, son medidas
para paliar los efectos de la incertidumbre que asola al sector.
Los freseros añaden además que si los daños se producen cuando los precios están bajos, sus efectos son más severos, mientras que si se producen con los precios altos los daños
son asumibles. Por contraste con los riesgos naturales, que son percibidos como riesgos puntuales que sólo improbablemente producen daños elevados, el riesgo económico es percibido
como un riesgo generalizado y continuo en el tiempo. Así, se sienten capaces de luchar contra
el riesgo natural, pero no contra el riesgo económico, entre otras razones porque el riesgo natural es constitutivo del cultivo y lo tienen interiorizado en su propia cultura.
B) Sector de flor cortada
No hay apenas divergencias entre los informantes y los productores sobre los riesgos del cultivo de flor cortada. La percepción del riesgo en este sector es baja, ya que se perciben como
riesgos muy ocasionales, de modo que sólo eventos climáticos severos y poco frecuentes pueden poner en riesgo la producción. En general, el agricultor siente más temor a perder la estructura de invernadero, que a ver mermada la producción de flor, ya que, al fin y al cabo,
afectada la estructura los perjuicios se trasladan a la producción.
Los riesgos climáticos que objetivamente afectan a las explotaciones de flor son los
siguientes: inundaciones que destruyen las plantas, los vientos y el pedrisco que dañan los
invernaderos, y las heladas. También citan las inundaciones por lluvias torrenciales y las enfermedades de la planta y del suelo. Dada la crisis del sector, los siniestros pueden provocar el
abandono, pues el siniestro se acaba convirtiendo en una presión inabordable para algunos
productores. Pero por otro lado se reconoce que la tecnificación de las explotaciones hace más
difícil los daños por siniestros.
Las inclemencias climatológicas afectan a la rentabilidad de la explotación y hacen
insoportable las cargas financieras acumuladas. Pero lo relevante es que muchas veces los
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siniestros afectan a la calidad del producto, el cual debe llegar en muy buenas condiciones a
un mercado muy exigente.
Es opinión generalizada que el viento es el riesgo más temido por los agricultores, por
su frecuencia y porque es capaz de destruir el capital más importante: el invernadero. Las heladas afectan a la producción y también a las instalaciones del invernadero, y no es un riesgo
infrecuente, aunque su efecto es leve en general y está muy relacionado con su duración; lo
normal es que se produzcan heladas débiles y frecuentes, y la reducida incidencia que tiene en
la producción no es un problema que preocupe al agricultor; también producen, a veces, daños
diferidos en el tiempo que no son observables en el momento porque afectan a los brotes futuros (las heladas debilitan la planta e impiden que las producciones futuras sean abundantes;
queman la flor y afectan a la crianza de la planta y los tallos, reduciendo la calidad). Las lluvias también afectan al cultivo; los temporales débiles se producen casi todos los años, pero
los agricultores perciben que los temporales con daños relativamente generalizados sólo se
producen cada 3 a 5 años; en esos casos, puede afectar a la estructura del invernadero y también a la protección de plástico. En cuanto a la sequía, no ha sido nunca un problema; aunque
ha habido épocas de restricción de agua, como no se trata de grandes extensiones de terreno,
no han llegado a afectar a la disponibilidad de agua, pero sí a su calidad. El invernadero constituye en sí mismo un factor de riesgo, ya que es el plástico el que puede resultar más afectado, especialmente por el pedrisco.
Los productores de flor cortada también consideran importantes los riesgos asociados a
las enfermedades y las plagas. Las enfermedades pueden reducir la producción hasta un 30%
por las limitaciones del uso de los fitosanitarios. La menor producción reduce la rentabilidad
de la explotación y obliga a incrementar la dedicación al cultivo. Además de las enfermedades
de la planta, también les preocupan las enfermedades del suelo y de la raíz. Estos siniestros
pueden ser graves porque los fitosanitarios son cada vez menos eficaces y más caros, razón
por la que se sienten fuertemente desprotegidos.
En resumen, a los productores de flor cortada les preocupa poco los daños a la producción ocasionados por los riesgos naturales, aunque éstos no dejan de producirles angustia y
miedo. Sin embargo, tienen una mayor preocupación por los daños en las instalaciones de
invernadero. Los daños que producen los riesgos climáticos pueden no llegar a ser muy severos, según los agricultores, pues, las plantas dañadas representan, no una, sino tres cosechas,
de modo que el daño se puede extender a las campañas sucesivas. Además, el siniestro es más
dañino cuando se produce en épocas de baja rentabilidad, que es cuando puede colapsar la
explotación obligando al agricultor a abandonar el cultivo.
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8.3.- La lógica decisional de los productores ante el aseguramiento
En este apartado comentaremos algunos de los principales argumentos utilizados por los productores de fresa y flor cortada en los grupos de discusión para explicar sus decisiones sobre
la contratación o no contratación del seguro agrario. Aunque en las entrevistas con los informantes cualificados también se ha comentado este asunto, creemos más interesente recoger en
el Informe-síntesis las opiniones de los productores, que son, a fin de cuentas, los que toman
las decisiones respecto al aseguramiento, remitiendo al lector al Informe correspondiente si
quiere conocer lo que han manifestado los informantes.
A) Sector fresero
Los motivos que han dado los productores de fresa para no contratar el seguro han sido los
siguientes:

La insuficiencia de las coberturas les hace creer que los siniestros más graves (como el
riesgo económico) no van a ser cubiertos por el seguro agrario, por lo que contratarlo es
derrochar el dinero. Los agricultores que tienen desprecio por los riesgos climáticos, lo rechazan porque el precio de la fresa no está cubierto.

La falta de recursos económicos y la baja percepción del riesgo climático son por sí solos
motivos suficientes para que los agricultores no contraten el seguro, al considerarlo un
gasto prescindible.

El sentimiento de autoconfianza en su capacidad para hacer frente a las adversidades les
lleva a no plantearse la necesidad del seguro agrario.

Las propias características de la producción de fresa no incitan al aseguramiento, ya que
los daños suelen ser puntuales y los productores casi siempre tienen tiempo para recuperar
las pérdidas, sobre todo cuando los daños son leves y la fresa tiene buen precio. Así se genera un doble motivo para no asegurar: si los precios son bajos, el agricultor no dispone
de los recursos económicos necesarios para asegurar; pero si los precios son altos, como
pueden compensar el daño, se hace innecesario asegurar.

Las opiniones negativas de los líderes del sector fresero, especialmente los de la sectorial
y las cooperativas, ejercen una influencia decisiva en la actitud de los productores, ya que
les transmiten la imagen de que el seguro no es rentable, basándose para ello en que las
coberturas no permiten recuperar los costes.
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B) Sector de flor cortada
Aunque entre los productores de flor cortada el seguro de producción es poco conocido, las
recientes inclemencias climatológicas han hecho que aumente su interés, lo que explica que
en los grupos hayan expresado opiniones claramente contrarias a suscribirlo. Respecto a las
razones esgrimidas, destacan las siguientes:

El precio del seguro se considera muy alto, lo que en sí mismo justifica el no aseguramiento. Para una parte de los productores, dada la crisis del sector y el alto precio del seguro, no contratarlo es una medida prudente de reducción de gastos.

La baja percepción del riesgo climático es una dificultad objetiva que reafirma aún más la
oposición al seguro agrario. Dada la baja percepción de riesgo climático, muchos agricultores prefieren correr el riesgo de sufrir un siniestro, antes que asegurar la explotación. Por
eso, se guían por el clima de su zona para contratar o no el seguro agrario.

La imagen de escasas coberturas les lleva a perder interés en contratar un seguro que deja
fuera los grandes riesgos del sector (la caída de los precios y los altos costes de las instalaciones).

Su imposición para poder cobrar las ayudas públicas en caso de siniestros (por ejemplo,
las ayudas de heladas) les provoca una actitud de rechazo, que se traduce en indignación
cuando ven que, una vez suscrito, no se cumple lo establecido en las pólizas.

El desengaño por la mala experiencia histórica de aseguramiento ha llevado a los agricultores a perder interés en contratar el seguro (En los años iniciales de la línea de seguro
de cultivos protegidos, la mayoría de los agricultores contrataban el seguro, pero posteriormente se produjeron unos vendavales que causaron daños y el seguro se inhibió).

La presión social refuerza la oposición al seguro, lo que ocurre con la información de los
líderes cualificados del sector, que orientan a los agricultores en la creencia de que el seguro es caro y cubre pocos daños, reforzando sus actitudes contrarias al mismo.
8.4.- La existencia de alternativas al seguro agrario
Según su peculiar cultura de aseguramiento, los productores de fresa y flor cortada han desarrollado cierta capacidad para hacer frente a los riesgos sin recurrir a la contratación del seguro, lo que supone una seria dificultad para la expansión del sistema. Esa capacidad se concreta
en la utilización de distintas vías que les permiten paliar los daños que sufren por los siniestros y desincentivar la contratación del seguro agrario. Dado que las vías utilizadas son muy
similares en ambos sectores, las presentamos conjuntamente.
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Por lo general, opinan que lo mejor de todo es tener un buen precio de la fresa o de la
flor para que haya ingresos suficientes con los que compensar los daños. Centrándose en las
vías utilizadas, se enmarcan en una secuencia ordenada según la disponibilidad de recursos
propios para hacer frente a los daños, coincidiendo tanto los informantes como los productores en señalar que la gravedad del impacto económico de los siniestros varía en función de la
coyuntura del sector. Las vías utilizadas son las siguientes:

Aprovechamiento de las ganancias acumuladas de campañas anteriores.

Aplazamiento de los pagos a proveedores.

Acogerse a las ayudas de la Administración, cuando las hubiere.

Solicitar adelantos a las cooperativas, si se es socio de ellas.

Endeudamiento con los bancos o cajas de ahorros.

Diversificar las producciones (sobre todo en el sector de flor, incluyendo hortalizas).

Venta parcial o total de la explotación, como salida extrema.
9.- PROPUESTAS DE REFORMA DEL SEGURO AGRARIO
En este apartado exponemos una síntesis de las propuestas más significativas que han realizado tanto los informantes, como los productores de fresa y flor cortada en su propósito de mejorar el funcionamiento del sistema de aseguramiento y hacerlo más atractivo. Junto a la exposición de las propuestas, haremos algunos comentarios sobre la viabilidad de las mismas y
sus implicaciones en caso de que sean aceptadas.
a) Crear un seguro de rentas
Es una reclamación que han formulado tanto los informantes como la mayoría de los freseros
y algunos productores de flor cortada. La procedencia de la solicitud es llamativa porque, si
bien ambos sectores están atravesando una grave crisis económica, la del sector de la flor cortada parece más severa que la del sector de la fresa, por lo que en principio era de esperar que
fuera más reclamada en este sector. Probablemente, el elevado índice de abandono que se está
dando entre los productores de flor cortada, les ha llevado a pensar que ya no existe solución
ni siquiera asegurando el precio de la flor cortada, reflejando así que es un sector fuertemente
desmoralizado. La propuesta pretende que el seguro agrario garantice un mínimo de renta al
que lo suscribe, mediante la cobertura de un precio de la fresa suficiente como para que las
explotaciones estén en condiciones de soportar los gastos de explotación. En definitiva, el
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seguro no indemnizaría por una merma de producción, sino que garantizaría unos ingresos
mínimos, lo que supone un cambio de la filosofía del seguro. El tema ha sido discutido desde
hace años en el sector de la fresa, y es en este sector donde se reconoce abiertamente los problemas que conlleva este cambio en la línea de seguro, ya que supondría, en realidad, una
ampliación de coberturas que desborda los objetivos del sistema. Las propuestas, además, se
contextualizan dentro de un discurso que critica la inadaptación de la línea de seguro a las
necesidades de seguridad de las plantaciones. Pero, por otro lado, es perfectamente coherente
con la principal percepción del riesgo que tienen los agricultores y que no es otra que la del
riesgo económico ocasionado por las incertidumbres del mercado. Además, se comenta por
los informantes cualificados, que éste es un debate presente hoy en el mundo de los seguros
agrarios, y en ese sentido, y dado que se trata de una medida de política agraria europea, es
bueno que se plantee para estudiar las posibilidades reales de implementarlo.
b) Mejorar y ampliar las coberturas
Esta es una propuesta genérica en la mayoría de los casos y se refiere al problema de que los
daños que sufren no quedan siempre cubiertos por el seguro. Esta es una percepción muy extendida entre los agricultores, pero que no hemos podido comprobar si obedece a la realidad
del funcionamiento de estas líneas de seguro o no. Nuestra impresión es que una percepción
tan extendida no puede estar fuera de la realidad, como ocurre, por ejemplo, con la línea colectiva de seguro de fresa, la cual, por sus condiciones específicas posibilita que un agricultor
concreto tenga severos daños y no sea indemnizado si el resto del colectivo no ha tenido daños similares a los suyos. Es posible también que en años precedentes las líneas tuvieran ciertos desajustes en su funcionamiento y que dejaran desprotegidos a muchos agricultores, lo
cual ha quedado grabado en la mentalidad colectiva y esa percepción se transmite como una
verdad irrefutable que no requiere contrastarse con la realidad cotidiana. También es posible
que en la actualidad se dé desprotección de acuerdo a las condiciones acordadas en la declaración de seguro. Pero nuestra impresión es que esta percepción es debida, en un alto grado, a la
desinformación existente (por ejemplo, sobre las franquicias, que se hacen presentes en el
momento angustioso del peritaje de los daños) y a la mala práctica, extendida en estos sectores, de realizar declaraciones de producción por debajo del valor real, por lo que luego los
daños no pueden ser cubiertos al estar por debajo de los parámetros declarados.
Los conceptos sujetos a coberturas son amplios y prácticamente cubren todos los riesgos a que están expuestos los cultivos, incluso los daños que se puedan producir en la producción como consecuencia de los daños en los invernaderos o túneles, aunque los daños propios
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en la estructura no están contemplados. No obstante, dado el juego establecido entre conceptos interrelacionados (como la declaración de seguro, el capital asegurado, el siniestro indemnizable y las franquicias), así como las limitaciones establecidas a la posibilidad de acumular
siniestros, es posible que las indemnizaciones efectivas sean más reducidas de lo que razonablemente se puedan esperar los agricultores, e incluso que se produzca una acumulación de
limitaciones que reduzca mucho la cobertura efectiva de los siniestros. No es nuestra misión
analizar la suma de limitaciones, ni tampoco calcular sus efectos, pero si se repasan las condiciones vemos que a la práctica, un tanto perversa, de establecer declaraciones por debajo de la
producción real esperada, se le puede sumar la reducción del capital referenciado a esa declaración, el porcentaje de riesgo indemnizable y la franquicia, por lo que acumuladas estas circunstancias se puede dejar sin asegurar buena parte de la producción real de la explotación.
Como quiera que sea, la percepción de los agricultores es muy clara y debe ser abordada con
diferentes mejoras en el seguro y en su promoción. Muy probablemente en esa combinación
de condiciones estén las causas de una baja cobertura, que mientras más se desvía del daño
real que sufre el agricultor, más intensamente percibido es.
Además de la mejora general de las coberturas, se propone ampliarlas para incluir riesgos que hoy no están cubiertos, pero que tienen gran importancia en las explotaciones. Veamos algunas de ellas, que en unos casos afectan al sector de fresa, en otros al de flor cortada,
y en otros a los dos sectores al mismo tiempo.

Riesgo de alta humedad
Al parecer, la alta humedad afecta a la calidad de la fresa y la devalúa considerablemente,
lo que afecta mucho al nivel de ingresos de las explotaciones. Sin embargo, como no es
consecuencia directa de ninguno de los siniestros incluidos, no está cubierta por el seguro
agrario, aunque suponemos que puede ser una consecuencia derivada de situaciones de
lluvias persistentes o continuas, que en determinadas condiciones climáticas pueden llegar
a producir un alto nivel de humedad durante un tiempo prolongado. Si el riesgo es percibido, parece que es una mejora que puede tenerse en cuenta, aunque siempre hay que buscar el equilibrio técnico de la línea. Es posible que la frecuencia de este riesgo sea alta,
dado que la gran mayoría de cultivos de la fresa están en la vertiente atlántica, cerca del
mar y quizás ello haga posible una frecuencia elevada de alta humedad ambiental. Tampoco sabemos si dentro de los túneles de fresa se pueden crear microclimas especiales,
que, independientemente de la humedad ambiental, de la zona produzcan daños. De ser
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así, sería complicado estimar cuándo el riesgo es consecuencia de un fenómeno natural o
lo es de la acción del agricultor en su plantación.

Deterioro de los plásticos de invernadero
Esta demanda ha sido formulada por los productores informantes y productores relacionados con el cultivo de la flor cortada. Dado que la demanda estaría cubierta dentro de los
gastos de salvamento, el desconocimiento de la misma indica la escasa experiencia en el
aseguramiento que tiene buena parte de estos entrevistados. La explicación que encontramos es que, a pesar de lo que pueda parecer, la cobertura no es tan evidente, puesto que,
por un lado, está sometida al límite máximo de indemnización del 100% del valor de la
producción y, por otro, el valor de la cubierta se calcula descontando el tiempo de vida útil
que haya transcurrido. Dado que el valor de la estructura de un invernadero es muy superior a la producción anual, es posible que, en muchos casos, los gastos de salvamento estén muy por debajo del daño producido. Además, el daño más frecuente y probable del invernadero se produce en la cubierta, con lo que se visualiza muy claramente qué daños se
producen en ella y en qué cuantía son indemnizadas. En todo caso, la percepción general
de los agricultores es que esta cobertura es deficiente, percepción similar a la que tienen
los informantes. Aportar claridad al condicionado resulta en este caso necesario para contrarrestar esta percepción, algo que parece difícil de lograr con una línea que recoge gran
variedad de cultivos y condiciones, lo que hace que su condicionado sea muy voluminoso
y difícilmente manejable por agricultores concentrados en la gestión de su cultivo.

Contaminación de los esquejes de la flor
Se trata de una demanda de los productores de flor cortada, que tienen plena percepción
de que los daños por contaminación del esqueje pueden transferirse al suelo, aumentando
su gravedad. La reclamación es importante porque afecta negativamente al cultivo, y en
muchos casos a largo plazo. En principio, revisando las condiciones especiales de la línea
de cultivos protegidos, se puede entender que es un riesgo cubierto, ya que el seguro agrario contempla los daños en planta sufridos por los riesgos protegidos. Pero entre ellos no
están los riesgos de virosis, que son los problemas que achacan a los esquejes suministrados por las empresas suministradoras. Y este es un dato significativo, porque al partir el
problema del suministro de una empresa, debería ser solventado por otros cauces distintos
al seguro, en el plano de la relación comercial que se mantiene con la empresa que suministra al producto defectuoso. Por eso, parece que no es un problema solucionable me-
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diante el seguro, por más que se ocasione un daño en la planta que afecta a la calidad y la
cantidad de la producción de flor cortada.
d) Flexibilizar la aplicación del seguro.
Muchas de las quejas sobre el seguro y sus deficientes coberturas parten de la percepción de
que muchas de las condiciones no están adaptadas a las necesidades reales de los agricultores.
Como consecuencia, la demanda de mayor flexibilidad en el seguro es coherente y a ello se
aplican especialmente los informantes relacionados con el cultivo de la fresa. Son quizás los
que mejor conocen las condiciones de aplicabilidad del seguro agrario, aunque, a veces, sus
percepciones no se ajusten bien a la realidad del seguro agrario. La demanda se justifica por la
poca funcionalidad que se le ve al seguro, dado que las condiciones que regulan la cobertura
de los siniestros y la indemnización de los daños, hacen muy improbable que los siniestros
más frecuentes estén cubiertos. El hecho de que la producción de fresa sea continua, que el
precio de la fresa sea diferente según el momento de su recolección y el bajo riesgo de siniestros, son los factores que influyen más en esta percepción. Las medidas concretas de flexibilidad están motivadas en buena parte por la reflexión sobre cómo el seguro agrario se podría
hacer más atractivo para los agricultores. A continuación se exponen algunas de esas propuestas para flexibilizar la aplicación del seguro.

Que el seguro se contrate mes a mes.
Esta es una demanda que parte de la idea de que los riesgos del cultivo y la importancia de
los daños son muy diferentes dependiendo del mes en que se produzcan los siniestros, algo que es más evidente en el sector de la fresa. Existe un mayor riesgo climático durante
los meses en que el precio de la fresa es más alto y menor riesgo, o casi nulo, en los meses
en que el precio de la fresa es bajo. Esto significa que son los primeros meses de recolección los que son críticos porque son también los que pueden conseguir que la explotación
resulte rentable durante la campaña, mientras que los últimos meses de recolección no tienen apenas riesgo natural y el precio de la fresa está muy bajo porque hay una gran competencia en el mercado. Por tanto, durante el periodo de garantía del seguro, los últimos
meses son poco atractivos para suscribir el seguro y, por tanto, la percepción de los agricultores es que están abonando una cantidad de prima por el seguro que incluyen estos
meses en los que no temen los daños. Por eso, una solución puede ser que el seguro se
realice por periodos de garantía mensuales, de modo que el agricultor abone siempre el
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riesgo percibido. El problema que nosotros encontramos en esta propuesta es que en ella
está implícito que el precio de cada mes sería el mismo, cuando en realidad, en el estudio
técnico que fija las condiciones y el precio del seguro, los riesgos estarán incorporados en
función de su valor total. En caso de dividir el periodo de garantía, el precio de cada mes
será proporcional al nivel de riesgo y cuantía de las indemnizaciones que se hubieran de
abonar. De este modo, los meses más temidos por los agricultores serían proporcionalmente mucho más caros y probablemente llegarían a la conclusión de que no se ahorrarían
tanto dinero con esta flexibilización. A esto habría que añadir, que también en conjunto,
los costes de gestión del seguro se dispararían y harían que la prima global fuera también
más cara de esta forma. No obstante, se ha de tener en cuenta que algún paso se puede dar
en el diseño del seguro que haga que la percepción de este problema desaparezca y el
agricultor perciba que lo más ventajoso sea contratar el seguro por todo el periodo, pues
esto es lo más barato. Quizás la solución pase por una política informativa más clara.

Que el seguro garantice la producción y el precio.
El objetivo de esta demanda es la de tratar de incorporar al seguro agrario la cobertura del
precio que tanta incertidumbre genera en los agricultores. Dado que el seguro de rentas no
es posible por las razones ya analizadas, se reclama esta propuesta híbrida que trataría de
ir dando pasos hacia el mismo. Pero las ventajas e inconvenientes que tendría esta propuesta serían las mismas que las que se han visto para el seguro de rentas y es posible que
esta combinación de coberturas dejaría sin sentido el aseguramiento de la producción,
puesto que son muchas las ocasiones en las que los agricultores han manifestado que los
daños por siniestros no serían problema para el agricultor si el precio de la fresa o la flor
cortada fuera bueno. Nos encontraríamos ante una situación en la que si se asegura un
precio de referencia adecuado, los agricultores no encontrarían sentido a asegurar también
la producción, y si el precio de referencia no fuera adecuado, entonces no tendrían interés
en asegurar el precio. Por tanto, al margen del cambio de filosofía, incorporar estos objetivos no entrañaría una mejora de la relación.

Que el seguro se adapte a las condiciones particulares de las explotaciones
Es una demanda realizada desde el ámbito del cultivo de flor cortada y tiene por objetivo
eliminar las dificultades para la contratación que tienen algunos productores, especialmente las limitaciones que tienen para contratar aquellos cuyos invernaderos no reúnen los re-
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quisitos establecidos en las condiciones del seguro. Es un problema que afecta especialmente a los que poseen instalaciones de invernadero de parral, que constituyen en algunas
localidades de cultivo la gran mayoría de las explotaciones. Los invernaderos de parral representan una menor inversión para el agricultor y son menos robustos ante los riesgos
climáticos que pueden afectarles. Por el contrario, como los propios agricultores reconocen, su reparación requiere un mayor gasto para las aseguradoras porque, cuando son dañados, son menos susceptibles de reparaciones parciales. Lo que no parece tenerse en
cuenta en la demanda es que esta mayor vulnerabilidad del invernadero elevaría el coste
de la prima y el seguro agrario resultaría más caro para el agricultor, lo que afectaría a una
de las demandas más formuladas, como es la reducción del precio de las pólizas. Sin embargo, según las condiciones especiales de la póliza, las explotaciones con invernadero de
parral no están excluidas de la posibilidad de suscribir las pólizas, siempre que dichos invernaderos reúnan las condiciones establecidas. No obstante, dado que la línea de cultivos
protegidos sólo aporta la cobertura de gastos de salvamento, es muy probable que los informantes que han formulado esta demanda se estén refiriendo al seguro de estructura que
como vimos, tiende a confundirse, en la percepción de los agricultores y algunos informantes, con el seguro agrario. De este modo, esta sería una propuesta que quedaría fuera
del ámbito del seguro agrario. Otro aspecto de esta demanda está relacionado con la aplicación del seguro en las diferentes zonas de cultivo que abarca la línea de seguro de cultivos protegidos. Se trata de un asunto complejo por la gran variedad de zonas de cultivo y
producciones que contempla y que nosotros no hemos analizado justamente por eso. Pero
creemos que puede estar latiendo en el fondo un cierto malestar derivado de la gran variedad de cultivos contemplados en la línea de cultivos protegidos. En esencia, el cultivo de
flor cortada, que es de recolección continua, difiere mucho del resto de cultivos que están
sometidos a unas campañas, con tiempo determinado, aunque el invernadero permita multiplicarlas y desestacionarlas. Como han señalado los agricultores, el cultivo de flor cortada, y también el de fresa, tienen unas especificidades tan marcadamente distintas que pudieran hacer conveniente que, al igual que la fresa tiene sus propias líneas de cultivo, también la flor cortada tenga una línea específica adaptada a sus necesidades.
e) Mejorar el sistema de peritaje
Se trata de una demanda extraída de los grupos de discusión con los productores de fresa y
que viene motivada porque ellos perciben que labor realizada en la peritación de los siniestros
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es deficiente. Básicamente, los problemas a los que se referían hacen alusión a los problemas
que les originan dos aspectos del peritaje: la tardanza en la visita del perito cuando se producen siniestros y la dificultad que le atribuyen a la valoración de los daños. A ello hay que sumar que también consideran que a la hora de calcular las indemnizaciones se es muy riguroso
en la aplicación de las condiciones de franquicia y otras reducciones, lo que extiende entre los
agricultores la percepción de que las condiciones del seguro son excusas de las aseguradoras
para no responsabilizarse de la cobertura de los siniestros.
La necesidad de una visita rápida a las explotaciones cuando sufren siniestros es una
demanda que parece muy razonable, dado que el cultivo está produciendo de forma continua y
la tardanza en la peritación anula la capacidad productiva de la explotación. La tardanza en la
reparación y limpieza de los daños es una tarea que tampoco puede retrasarse sin que se agraven las pérdidas o los costos de la reparación. Nos parece pertinente en este caso habilitar
medidas especiales de peritación que acortaran, para el sector de la fresa, el tiempo requerido
para visitar la explotación siniestrada. Habría que evaluar en qué medida se reduce ese tiempo
de los 20 días estipulados en las normas de peritación. La capacidad técnica de valoración de
los daños no es juzgada de la misma manera por los agricultores que por los informantes cualificados, especialmente los relacionados con la gestión del seguro. Sin que se pueda decir que
ninguna de las dos perspectivas es errónea, parece que la tardanza en la visita a la explotación
siniestrada hace, a los ojos de los agricultores, más complicada la valoración de los daños.
Esto, sumado a las restricciones a las indemnizaciones que incorporan las franquicias y otras
condiciones, hace que los productores no estén conformes con la valoración de los daños.
Es difícil, desde nuestra posición evaluar este aspecto, pero sí llamamos la atención
sobre los efectos distorsionadores que tienen el retraso en la valoración de lo daños. El rigor y
severidad con la que dicen los productores que se aplica el peritaje, no parece que esté acreditada o fundamentada en un conocimiento profundo de las normas de peritación. La tendencia
del productor a esperar que cualquier tipo de daño que se produzca en una explotación, por
pequeño que sea, esté compensado por el seguro agrario, explicaría esta demanda. El carácter
continuo de la explotación tiene también el efecto de que un daño padecido puntualmente, se
visualice de modo muy importante en los días en que se sufre, pero dada la capacidad de la
planta de regenerarse y seguir produciendo, a lo largo de la campaña su efecto real se reduce,
aunque la percepción del daño se mantiene. Es decir, la percepción de corto plazo es la de un
daño mayor que el padecido durante la campaña, pero se mantiene a largo plazo. Naturalmente, todas las líneas tienen unos porcentajes de franquicia que tratan de evitar que se tramiten
las coberturas de siniestros que son fácilmente asumibles por los agricultores, eludiendo así
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que los costes de gestión de un siniestro sean superiores a la indemnización que haya de abonarse. Ambas cosas tienen el efecto de reducir el precio del seguro, con lo que de algún modo
se encuentra un equilibrio entre las restricciones y la accesibilidad al seguro. No obstante, hay
que destacar que la esencia del seguro se desarrolla con el peritaje y ésta es una cuestión que
siempre debe centrar la atención de los gestores del seguro, por lo que independientemente de
las modestas reflexiones que nosotros hagamos, su importancia hace aconsejable que se trate
de buscar otras explicaciones a esta insatisfacción, que seguramente desde la práctica diaria
del peritaje sean más evidentes.
f) Hacer el seguro agrario más asequible a los productores
Se trata de una demanda lógica si, como vimos, existe la percepción de que el seguro es caro
y eso es una dificultad añadida cuando los agricultores tienen dificultades para obtener beneficios en la explotación de sus cultivos. Lo que ocurre con esta demanda es que está hecha
desde una parte del sistema y quizás no tenga en cuenta más que su perspectiva, sin tener en
cuenta el equilibrio técnico del sistema. Para que la solución sea general, se requiere tomar
tanto medidas técnicas de la línea, como el desarrollo de la contratación del seguro. Las primeras son necesarias para poder cumplir con el objetivo de la autofinanciación del sistema,
mediante el equilibrio técnico del sistema y de las líneas. Lo segundo se puede conseguir en
buena parte con la reducción del precio del seguro, pero sin perder de perspectiva ese equilibrio técnico. No obstante, el aspecto económico del precio del seguro, sin querer quitarle importancia, que la tiene, no creemos que tenga una relevancia crítica, dado que el precio del
seguro para estos cultivos que requieren una fuerte inversión no supone un porcentaje elevado
de sus costes de explotación anuales. De este modo, aprovechando las frecuentes modificaciones que se hacen en las líneas de seguro, no está de más realizar esfuerzos que hagan visibles reducciones de la prima, sobre todo si tenemos en cuenta que con el precio, y sus subidas
es cuando los agricultores visualizan la voracidad que le atribuyen al seguro agrario.
g) Hacer que la Administración pública sea la oferente y tuteladora del seguro.
Se trata de una demanda de los agricultores que consideramos se debe a un desconocimiento
profundo del funcionamiento del sistema de seguros agrarios, pues no tiene sentido dentro de
su configuración actual. Pero lo que trasluce esta demanda es la desconfianza que tienen los
agricultores en los compromisos contratados con las aseguradoras y en su incapacidad de introducir nuevas coberturas sobre precios y renta. En ese sentido, su demanda deja ver la necesidad de que se transmitan señales que no les están llegando, como por ejemplo, que la Admi__________________________________________________________________________________________
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nistración pública tutela el sistema de seguros agrarios y que las ofertas del mismo no obedecen en exclusiva a los intereses de las aseguradoras. Por tanto, es necesario que, a la vez que
se promociona el seguro agrario, se vaya publicitando su estructura y su funcionamiento.
10.- RECOMENDACIONES DE ACTUACIÓN
En el presente estudio hemos analizado las percepciones y actitudes de los agricultores de flor
y fresa sobre el seguro agrario. Hemos visto cómo perciben su funcionamiento, las ventajas y
deficiencias que tiene y, sobre todo, qué cuestiones son las que producen mayor o menor satisfacción entre ellos. De la percepción colectiva del sistema y de su gestión concreta (unas
veces amparada en la propia experiencia y otras en la experiencia ajena), los productores de
fresa y flor cortada desarrollan unas creencias y opiniones que configuran sus actitudes hacia
el seguro agrario. Las creencias se organizan como visiones globales, que hemos denominado
concepciones sobre el seguro agrario. De ellas emergen unas actitudes primarias, alrededor de
las cuales, los agricultores elaboran las conductas hacia el seguro agrario. Por tanto, nuestras
recomendaciones van orientadas a favorecer creencias que hagan posible un cambio de actitudes favorables al seguro agrario y, secundariamente, un cambio de actitudes hacia su contratación; es decir que se debiliten actitudes de rechazo, desconfianza e indiferencia, y se refuercen
las actitudes de seguridad ante las ventajas del seguro agrario.
Las recomendaciones que vamos a indicar, o bien se deducen de modo implícito de los
discursos captados, o bien han sido formuladas de modo explícito, tanto por los informantes
cualificados como por los agricultores. No obstante, las recomendaciones las realizamos bajo
nuestro criterio y responsabilidad, y por eso hemos descartado las propuestas que nos han
parecido poco realistas o poco coherentes. Las recomendaciones las hemos agrupado en dos
grupos: unas, han sido formulada con sentido estratégico, orientadas a desarrollar el conocimiento del sistema de seguros agrarios y, en menor medida, el conocimiento general de las
líneas que les afectan para lograr una percepción del seguro más ajustada a su verdadera filosofía; otras tienen un sentido táctico, y su objetivo es modificar aspectos concretos de las líneas de seguro (condiciones del seguro, fechas de suscripción, normas de peritación, etc) que
pueden ayudar a consolidar la actitud de los olivareros aseguradores y a cambiar la de los que
no aseguran, o lo hacen esporádicamente.
También queremos dejar claro que estas recomendaciones no pretenden ser exhaustivas ni deben ser contempladas como soluciones definitivas. No ha sido nuestra misión realizar
un análisis completo de las líneas de seguro, sino que hemos pretendido trazar caminos a se__________________________________________________________________________________________
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guir para atajar un sistema de creencias desde las que emanan actitudes negativas y reforzar
las creencias que fundamentan sus actitudes positivas. Pero la viabilidad y la concreción de
estas recomendaciones deben comprobarse siguiendo los procesos de decisión del sistema y
con los informes preceptivos que todo ello conlleva. Creemos que las recomendaciones pueden considerarse como guías para estos análisis técnicos, que serán los que al final decidan la
viabilidad o no de estas recomendaciones. Si de los estudios técnicos que se realicen, siguiendo nuestras recomendaciones, surgen otras propuestas, más elaboradas que las aquí incluidas,
se habrá cumplido igualmente el objetivo.
10.1.- Recomendaciones de tipo estratégico
1) Promocionar y divulgar el sistema de seguros agrarios.
El gran desconocimiento sobre el sistema de seguros agrarios que tienen los agricultores les
impide tener una percepción exacta de los agentes que lo conforman y de la clase de producto
que les ofrecen. Ya hemos visto cómo los agricultores desconfían de los agentes económicos
que les ofrecen los productos necesarios para llevar adelante su explotación. Las aseguradoras
que les ofrecen los seguros son vistas como el resto de agentes, que en su percepción tratan de
obtener beneficio a su costa. Por eso, la desconfianza hacia el seguro proviene, en buena parte, de atribuirles esas mismas intenciones. Ante ello tratan de protegerse reclamando la participación de la Administración Pública. Por eso, el desconocimiento supone un alejamiento de
los agricultores respecto del seguro. Por tanto, promocionar e informar sobre el sistema tiene
un gran valor para facilitar el acercamiento o reducir la desconfianza. Esta medida, de algún
modo abre la puerta para comprender los detalles del funcionamiento y de las líneas de seguro. Por eso, en colaboración con los distintos agentes del sistema de seguros (bien ENESA,
bien Agroseguro), deben transmitir información debidamente diseñada y en diferentes formatos adaptados a diferentes canales de transmisión. Una información en la que de manera sucinta aparezca la estructura de agentes del sistema, normas generales de funcionamiento y
toma de decisiones y el papel específico de Agroseguro y las compañías aseguradoras. Por
último, señalar que, dada la influencia de los líderes del sector en las actitudes hacia el aseguramiento, en ellos debería tener una especial incidencia la transmisión de información.
2) Promover la participación de los agentes en el diseño y modificaciones del seguro.
Esta es una medida importante sobre todo para el sector de la flor cortada, que apenas conoce
y menos aún participa en el diseño de la línea de seguro. Mientras que en el sector de la fresa,
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que es una línea muy específica para un cultivo muy localizado, la participación es muy aceptable y al menos los líderes del sector tienen una intensa participación, en el sector de la flor
cortada, que es un cultivo que está incluido dentro de una línea que comprende muchos cultivos diferentes y para todo el territorio nacional, la participación es muy escasa. Esas condiciones favorecen que la participación de estos agricultores sea muy escasa o esté mediada
mediante líderes de otros cultivos, por lo que sus necesidades tienen poca capacidad de hacerse oír y valer. Pero para que la línea se adapte más es necesaria su participación. La medida
tendría mayor importancia si como parece hay propuestas que hablan de diseñar una línea
específica de flor cortada, desligada de los otros cultivos. De confirmarse esa opción, la necesidad de la participación será aún mayor. Por otro lado, mientras más extendida y sólida sea la
participación y en ella se dé una mayor transferencia de información en el sector, más se extenderá el conocimiento del seguro agrario y de su lógica.
3) Profundizar en el cambio de filosofía del seguro.
El problema económico es el más acuciante de estos agricultores porque sus cultivos comportan unas importantes inversiones anuales y la explotación tiene un reducido margen de explotación que depende de las fluctuaciones de los mercados. Como además se trata de cultivos
que no reciben ayudas comunitarias por ningún concepto, su apertura a la libre competencia
es total y por eso están más expuestos. El debate internacional sobre los seguros agrícolas
comporta este tipo de planteamientos que parecen ir abriéndose camino. Dadas las características económicas de estos dos sectores, pueden ser buenos candidatos a experimentar el funcionamiento de un seguro de rentas y de mercado en el caso de que por medio de este debate
se acordara abrir líneas exploratorias.
4) Configurar una línea de seguro adaptada a la evolución del sector.
Dado el bajo conocimiento que existe sobre el seguro, es necesario, para que haya una percepción clara a lo largo del tiempo, que el seguro tenga un diseño estable que facilite su comprensión progresiva. Esa estructura debe diferenciar claramente las condiciones del seguro,
algo especialmente importante en el sector de la flor cortada que comprende tantos cultivos y
zonas geográficas de cultivo. También debe estructurar muy bien el funcionamiento y la gestión de los siniestros, especialmente la gestión del peritaje y la valoración de los daños, para
que esté claramente pautado el procedimiento en caso de siniestro. Esta estructura de la línea
habría que mantenerla estable a lo largo del tiempo, salvo cambios radicales en el sistema de
seguros agrarios, como el comentado seguro de renta o la apertura de nuevas líneas, y sobre
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esa estructura introducir los cambios y mejoras que se consideren necesarios cada año, de
modo que los agricultores que lo contraten, como aquellos que estén cercanos a su conocimiento, retengan a lo largo del tiempo una imagen de producto. Las adaptaciones anuales deben atender solamente las situaciones coyunturales y no comportar cambios drásticos de un
año para otro, para no dificultar la comprensión de las líneas. A su vez, este diseño debe hacerse sobre las previsiones futuras de cómo se va a configurar el sector. Dado que son cultivos
abiertos libremente a la competencia comercial, la previsión de su evolución es complicada y
difícil, no obstante, es necesario adelantarse a los marcos futuros del sector para poder adaptar
el seguro agrario a las diferentes coyunturas de medio plazo, al menos, que vivan ambos sectores. Por ejemplo, la prima se deberá ajustar durante las épocas de reducidos márgenes de
beneficios y relajar o aumentar algo si se prevén épocas de beneficios holgados.
5) Evaluar el efecto de las ayudas públicas sobre el aseguramiento de los agricultores.
Ya hemos visto el doble efecto que tienen las ayudas públicas que se han habilitado en forma
de préstamos bonificados, como consecuencia de las fuertes heladas del año 2005. Es difícil
saber si el saldo del efecto es positivo o negativo, pero sí parece bastante claro que tiene los
dos efectos. La necesidad de evaluarlo es doble: por un lado, el efecto directo sobre el aseguramiento y, por otro lado, el efecto distorsionador sobre la imagen y la filosofía del sistema de
seguros agrarios. Si se produjera un efecto negativo sobre el aseguramiento coyuntural, no se
implica de modo inmediato la conveniencia de cesar con las ayudas, pero sí sería aconsejable
abandonarlas si se produjera una distorsión en la percepción del sistema. La cuestión es que, a
pesar de que ambos sectores son económicamente abiertos es una paradoja que un seguro
agrario, que se presenta como la única medida de estabilidad económica para el sector, no
tenga aceptación, ya que no tiene ningún otro tipo de ayuda pública que compita con ella.
Esto significa que en principio se trata de un sector propenso para la aceptación del objetivo
básico del sistema que es el autoaseguramiento del sector. Por eso, si las ayudas públicas habilitadas, aunque sea coyunturalmente, distorsionan la percepción de ese objetivo, lo conveniente es anularlas porque desde el punto de vista del seguro agrario tendrán graves efectos en
la percepción futura.
6) Establecer segmentaciones dentro de cada sector para su reforma y difusión.
El objetivo de esta medida es potenciar aquellos segmentos de las explotaciones que sean más
receptivos hacia el seguro para ir implantando paulatinamente el seguro en ellos. Ello no implica abandonar al conjunto del sector, pero eso permitiría seleccionar los esfuerzos y las in__________________________________________________________________________________________
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tensidades de promoción hacia aquellos más maduros para el aseguramiento y una vez saturados de contratación, abordar otros menos receptivos. Esta es una medida que se recomendó en
el estudio sobre el seguro agrario en el olivar, pero que en los sectores de la fresa y la flor
cortada, al presentar una menor diferenciación estructural de las explotaciones, es de esperar
que tenga un efecto menor. La gran mayoría de las explotaciones son más bien pequeñas y
casi todas tienen una gestión más cercana a lo familiar. Pero existen también explotaciones de
grandes dimensiones que en principio pueden ser más receptivas al seguro. No obstante, en el
estudio ha aparecido claramente un cierto rechazo de los agricultores de ambos sectores hacia
las grandes explotaciones, por lo que hay que cuidar los efectos disuasorios que puede tener
en la mayoría de las explotaciones que el seguro agrario se asocie con las grandes explotaciones. También se pueden segmentar las explotaciones por zonas o por estructura de costes, por
tipo de invernadero, por nivel de riesgo natural o márgenes de explotación para abordar la
promoción del seguro agrario.
7) Ajustar los costes del seguro para hacerlo competitivo frente a otras alternativas
A la hora de contratar el seguro agrario, los agricultores, aunque aparentemente de modo informal, analizan su estructura de oportunidades a la hora de minimizar los daños que puedan
sufrir. Esta estructura la conforman el seguro agrario y las alternativas al mismo que hemos
comentado: autofinanciación con sus propios recursos, financiación externa a través de cooperativas y bancos, aplazamiento de pagos y desinversión por enajenación del suelo de las explotaciones. En sus cálculos, tienen en cuenta, no sólo el coste comparado (los tipos de interés
deudores que genera) de tales recursos, sino también el tiempo de utilización de esos recursos
y la variedad de destinos que pueden tener. Es decir, mientras que el seguro agrario se ha de
contratar con antelación al siniestro y, por tanto, para tener continuamente garantizada la explotación es necesario realizar la suscripción de modo sucesivo cada año, el resto de alternativas son puntuales a la ocurrencia de un siniestro y no suponen ningún coste cuando éste no ha
ocurrido. Incluso el préstamo bancario se puede abonar a lo largo de diferentes años y además
su finalidad puede ser múltiple, no sólo paliar los daños directos sufridos, sino suplir rentas
cesantes. Con condiciones así, el seguro debe analizar muy concienzudamente las ventajas
comparativas que puede ofrecer, especialmente si se tienen en cuenta los costes a largo plazo.
8) Tratamiento y canalización de la información.
El objetivo es lograr una mayor efectividad. Sus contenidos y presentaciones deben orientarse
a lograr transmitir claridad sobre un producto complejo como el seguro agrario, sistematizan__________________________________________________________________________________________
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do de modo ordenado sus objetivos y condiciones. Sería pertinente asegurarse que la información deje muy claro que el seguro agrario, en comparación con otros seguros, tiene un objeto
peculiar: un ser vivo que requiere valoraciones y procedimientos de peritaje diferentes ante
los siniestros y que, por tanto, es difícilmente comparable con otros productos semejantes. Por
ello, se debe evitar establecer comparaciones con otros seguros salvo para resaltar las diferencias, de modo que no se entienda que la diferenciación entre seguros es prueba del abuso de
las compañías, tal y como temen los agricultores. También es necesario adaptar los contenidos a los canales a través de los que se van a transmitir, de modo que la claridad y sencillez
mejore la recepción de la información por los agricultores. Hay que tener en cuenta que en
una sociedad hipercomunicada, como la nuestra, e informativamente saturada, la comunicación más efectiva es aquélla que logra comunicarse por diferentes canales con los contenidos
apropiados en cada uno de ellos. No obstante, dada la concentración geográfica de estos cultivos, la canalización no debe centrarse en los canales de comunicación masivos y despersonalizados (medios de comunicación de masas, publicidad, folletos orientativos, etc). Más bien
puede y debe transmitirse por canales cercanos y personalizados (cooperativas, reuniones expositivas, cartas u otras). Y a esta estrategia comunicativa no debe ser ajeno el contenido
mismo de las pólizas de seguro, que deben estructurarse para conseguir mayor claridad. Teniendo en cuenta que los costos de información sobre el seguro son altos, es conveniente no
despreciar todas las posibilidades de comunicación. Además, puesto que el canal en sí ya confiere credibilidad a la información, la información manejada en diferentes canales debe ser
coherente entre sí y, de algún modo, participada por las principales entidades responsables del
seguro: Agroseguro y ENESA. Otros agentes comunicadores también pueden actuar, pero
sería importante que la información transmitida sea coherente con la elaborada por estas entidades y se actúe en coordinación con ellas.
10.2.- Recomendaciones de tipo táctico
1) Priorizar la información sobre el cálculo de daños, coberturas y costes del seguro.
Ya hemos vistos la gran desafección al seguro que produce la percepción de la deficientes
coberturas, la cual, vimos que obedece en buena parte a la desinformación y en otra buena
parte a la falta de experiencia. Por tanto, esto sólo puede ser subsanado mediante una información específica sobre las coberturas que ofrece el seguro ante los diferentes daños y cómo
estas coberturas justifican unos determinados precios del seguro. No siempre hay conocimien-
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to de los riesgos que están asegurados y los costes del seguro pueden ser desglosados en función de los diferentes conceptos que se usan en los estudios técnicos para calcularlos.
2) Ampliar la cobertura del seguro agrario para cubrir los gastos de arreglo de siniestros.
Dado que los siniestros por pequeños que sean requieren una carga adicional de trabajo para
recuperación y limpieza de la explotación, y dado que muchos de los siniestros que padecen
los productores no consiguen superar los límites para constituirse en daños indemnizables, la
cobertura de esos gastos de explotación añadidos puede ayudar a dar un mayor servicio, a
justificar y legitimar las limitaciones a las indemnizaciones y desmentir la creencia de que el
seguro agrario sólo busca el máximo beneficio a costa de los agricultores.
3) Evitar las declaraciones con producción declarada inferior a la producción real esperada.
Esta es una circunstancia perversa que reduce las posibilidades de que los siniestros sean indemnizados, con lo que ayuda a consolidar la percepción de que las coberturas son deficientes
y el seguro agrario no merece la pena suscribirlo. Dada la regularidad en la producción de los
cultivos de fresa y flor cortada, no parece que sea una medida muy difícil de llevar a cabo, por
ejemplo, fijando unos intervalos entre los cuales debe estar la producción declarada.
5) Ofertar seguros paralelos al seguro agrario.
La segunda preocupación de los agricultores, después del precio del producto, es las instalaciones de invernadero o de túnel. La cobertura de los riesgos de las instalaciones se ofertan
por las compañías aseguradoras pero fuera del sistema de seguros agrarios. Muchos agricultores han manifestado la necesidad e incluso la intención de tener asegurados ambos casos, pero
también de los seguros de estructura critican su alto precio. Puesto que la gran mayoría de
compañías que ofertan el seguro agrario ofertan también el seguro de estructura, se podría
incentivar la contratación del seguro agrario con una oferta complementaria del seguro de
estructura, con bonificaciones negociadas con las empresas aseguradoras, o cualquier otro tipo
de ventajas económicas para el agricultor. Otra posibilidad de ofertar seguros complementarios tendrían relación con la comercialización del producto. En su proceso de transporte y
conservación, el fruto puede llegar a sufrir deterioros que no forman parte de la competencia
del seguro agrario y que sin embargo pueden suponer importantes perjuicios para el agricultor. Así, hay seguros de transporte u otros seguros que pueden garantizar la buena ejecución
de un proceso de comercialización, se podrían también ofertar de forma conjunta con el seguro agrario, mediante el mismo procedimiento ya explicado.
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6) Considerar la posibilidad de formular una excepción a la norma el tiempo de peritación.
Ya hemos visto las especiales circunstancias que originan los siniestros en un invernadero.
Para cualquier agricultor que haya tenido un siniestro, esperar que un perito acuda a valorar
los daños después de transcurridos 20 días desde su aviso le parece una eternidad. Generalmente los cultivos se quedan dañados en la parte siniestrada de modo irreversible, sin embargo, no ocurre así en los cultivos de fresa y flor cortada. Por tanto, un siniestro puede suponer,
como dicen, tareas añadidas de reparación y limpieza y también una mayor dificultad para
valorar el daño. Además, mientras más tiempo se tarda en peritar, mayor es la necesidad de
tareas de reparación y limpieza, por lo que la espera en sí ya está aumentando el coste del siniestro. Por ello, parece conveniente que se vayan reduciendo los plazos de peritación para ir
ajustándolos a las necesidades de estos agricultores.
7) Estudiar la posibilidad de una línea propia de flor cortada.
Las condiciones especiales de la línea de cultivos protegidos es de tamaño enciclopédico, algo
lógico si tienen que recoger la casuística de muchos cultivos diferentes que están repartidos
por toda la geografía nacional. Si la presentación de esas normas a los agricultores tienen tales
dimensiones, es imposible pensar que los agricultores puedan obtener tiempo para comprender tal condicionado. Por eso, y por las especiales circunstancias que tiene el cultivo de flor
cortada respecto del resto de cultivos de esta línea, no parece que sea desacertado pensar que
tal y como el cultivo de fresa tiene una línea propia de seguro, la flor cortada tenga también
una línea específica. Una línea propia permite adaptar las condiciones de instalaciones y de
riesgo a las peculiares de la zona de flor cortada que está geográficamente muy localizada. No
obstante, lo cierto es que son muchos los casos en que se compagina este cultivo con el de
hortalizas, por lo que se deberían de habilitar las relaciones pertinentes con el resto de cultivos
protegidos para evitar romper las sinergias que puedan estar establecidas.
8) Establecer deducciones en la primas según la calidad de las estructuras protectoras.
Se trata de una medida que, aprovechando el valor añadido que aportan las estructuras de protección mejor equipadas y de más calidad, premie de alguna forma estos esfuerzos técnicos y
económicos para aminorar el coste de la prima. Es una medida que facilitaría la penetración
del seguro agrario en aquellos segmentos de agricultores que más preocupación expresan por
sus explotaciones y más inversión les dedica. Tangencialmente, se convierte la medida en un
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modesto incentivo al desarrollo y mejora de técnicas de cultivo en las explotaciones de fresa y
flor cortada.
9) Bonificar a los que no han tenido siniestros indemnizables.
Se trata de una medida que premia la fidelidad mediante un relativo alivio económico. La
medida vendría a incidir en la percepción de que como los cultivos no tienen apenas siniestros
y encima el seguro agrario no tiene coberturas suficientes, éste no es un trato rentable sino
que se convierte en un recurso que sólo beneficia al negocio de las aseguradoras. La medida,
acompañada de otras de las que se han propuesto ayuda a incentivar el seguro y desmentir las
percepciones de los agricultores, indicando cómo el seguro agrario es sensible a la no existencia de siniestros indemnizables y a la fidelidad.
10) Ajustar al máximo el precio de las pólizas.
Una de las quejas más recurrentes sobre el seguro agrario es el alto precio que tiene. Como la
mayoría de las explotaciones son pequeñas, con altos costes y ajustados beneficios, el precio
del seguro es alto, máxime cuando se asocia con las deficientes coberturas. Si además, para la
gestión de los siniestros, los agricultores tienen otras alternativas más flexibles en uso y de no
mayor coste, la probabilidad de que los agricultores lo contraten se reduce. Puesto que el coste del seguro parece ser el segundo factor en importancia a la hora de no contratarlo, es necesario que las primas se ajusten al máximo, tanto para contrarrestar esa percepción como para
poder competir con las alternativas al mismo. Incluso sería apropiado sopesar la posibilidad
de asumir déficit de las líneas a medio plazo para favorecer el aseguramiento y facilitar la
fidelidad y la costumbre de asegurarse, lo que redundaría en un crecimiento del seguro agrario
que, a largo plazo, se orientara hacia un equilibrio técnico de las líneas.
11) Hacer visibles las subvenciones.
La subvención, sobre todo, para los que no contratan el seguro, no es conocida por la gran
mayoría de los agricultores, pues queda integrada en el coste total de la póliza, ya que es descontada automáticamente de la prima. Con ella se abaratan las pólizas y esa función queda
oculta, al igual que el esfuerzo que realiza la administración para promocionar el seguro agrario. La visibilidad es necesaria, no sólo por que sea perceptible al agricultor y tome conciencia
del precio real del seguro, sino porque también deja visible la presencia de la administración
pública en el sistema de seguros agrarios y la garantía que ofrece a algunos agricultores es
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elevada. Su visibilidad debe hacerse en la liquidación del precio de la póliza para evitar también su efecto disuasorio.
12) Estudiar la posibilidad de la contratación de un seguro pluricampaña.
Aunque es una posibilidad que no ha sido considerada ni por los entrevistados ni por los agricultores, nosotros la sugerimos porque no deja de ser una variante adaptada a estos cultivos de
la propuesta de seguro plurianual. En este caso la adaptación de esa plurianualidad tendría
otra duración temporal. En el caso de la fresa podría ser multicampaña, excluyendo los periodos no garantizados en este momento, es decir, de julio a noviembre y en el caso del cultivo
de flor cortada podría realizarse por plantaciones completas de esquejes o por periodos anuales, si estas renovaciones no se realizan por completo. Esta medida tiene una gran importancia
para fidelizar la contratación del seguro y también para reducir costes, no debiendo suponer
un pago más que por periodos anuales o de campaña. Aunque el objetivo puede parecer algo
quimérico, también ayuda a estabilizar la contratación de las líneas y facilita la configuración
de las líneas a medio plazo. No obstante, sería una medida más de todo un conjunto que pueden ayudar a mejorar su eficacia para los agricultores.
13) Sistematizar y ordenar la información proporcionada para clarificarla.
En este caso se trata de la información concreta que reciben los agricultores que contratan el
seguro o son potenciales aseguradores, en lugar de la información más general que se distribuye pensando más en la difusión general y a los líderes de los sectores. La clarificación provendrá de una estructuración adecuada de cada uno de los aspectos de la póliza. Por ejemplo,
diferenciar las condiciones generales, especificar el objeto del seguro, las coberturas que contempla, las limitaciones a dichas coberturas, las normas de peritaje, especificar las posibilidades de reclamación de las valoraciones de daños, etc.
14) Entregar información adicional al asegurado.
Independientemente de la información contenida en el clausulado de las pólizas, debería contemplarse la obligación de entregar información detallada de los trámites y operaciones necesarias a seguir cuando se sufren siniestros con daños y todas las posibilidades de actuación
que tiene el asegurado. La información podría ser más concreta y debería contener ejemplos
de actuación en caso de siniestros que sirvan de referencia tanto para los productores de fresa
como para los de flor cortada.
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11.- CONCLUSIONES
La aceptación de las líneas de seguro de fresa y flor cortada están poniendo a prueba el consenso político-institucional del sistema de seguros agrarios. La escasa percepción del riesgo
natural que tienen los agricultores y, por el contrario, la muy intensa percepción del riesgo
económico, justifica su resistencia a contratar el seguro. Si el sistema de seguros agrarios se
centra en la gestión del riesgo natural, para ofrecerles una seguridad relevante a los agricultores parece necesario que amplíe sus coberturas a otros aspectos de las explotaciones. La más
reclamada, y tal vez la más problemática, sea la de garantizar el precio de la fresa o la flor.
Pero también se pueden considerar riesgos intermedios, como a los que están expuestos estos
frutos tan delicados en el proceso de comercialización. No se trata en este caso de aspectos
marginales, sino de aspectos centrales de la explotación que también afectan al beneficio del
agricultor. Buena parte del trabajo de recolección se puede ver truncado si la fruta o la flor se
deteriora en el proceso de comercialización. Algunas de las recomendaciones realizadas en
este Informe-síntesis ofrecen medidas que pueden ayudar a encontrar vías de apertura en las
coberturas cuando la filosofía del sistema no lo admita. De todos modos, está claro que existe
una gran presión para que se implante un sistema de seguros más amplio que cubra cada vez
más aspectos relevantes de las explotaciones. Por eso, una conclusión de este estudio es que
se debe abordar un cambio de filosofía aseguradora, o al menos ir dando pasos hacia ello.
Aunque dentro del actual sistema de seguros agrarios existen líneas que funcionan
aceptablemente, las que hemos estudiado hasta ahora, que son las que presentan una menor
contratación, funcionan francamente mal. Al igual que ocurría con el olivar, los cultivos de
fresa y flor cortada presentan un reducido riesgo natural y, a la vez, aunque en distinto grado,
los productores perciben con gravedad el riesgo económico. Por tanto, tenemos tres cultivos
diferentes que representan tres variaciones de una misma resistencia al seguro agrario y que
pueden tener soluciones muy parecidas. Las experiencias de cada una de estas líneas pueden
orientar mucho sobre las medidas de conjunto que se pueden tomar, y extraer de los resultados algunas conclusiones sobre la conveniencia o no del cambio de filosofía del sistema.
Al igual que ocurría con el olivar, que estaba inmerso en un proceso de cambio en relación con las ayudas europeas que cambiaría el equilibrio económico del sector, en los sectores de fresa y flor cortada también se avecinan cambios que previsiblemente representarán una
agudización de la fase de crisis económica que dificultará aún más si cabe la implantación del
seguro agrario en estos sectores. Por eso, los cambios en las coberturas y los esfuerzos de reducción de las primas y ampliación de ofertas complementarias pueden suponer un acicate al
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El sistema de Seguros Agrarios en los sectores de fresa y flor cortada. Informe-síntesis. Septiembre 2006
seguro. Con todo, el nivel de contratación es tan reducido que no basta sólo con estas medidas. Es probable que la crisis suponga dos procesos que se deben aprovechar para beneficiar
la implantación del seguro agrario: por un lado, una mayor concentración de las explotaciones
y, por otro, una mayor profesionalización de la gestión y la comercialización de los productos.
Ambos aspectos representan un grado más de modernización socioeconómica que es previsible que racionalice aún más la gestión de los cultivos y ayude a que se tenga en cuenta el seguro agrario como alternativa. Las medidas de segmentación del mercado de agricultores
ayudarán a identificar este proceso de cambio interno en el sector y harán más fácil centrar los
objetivos en los segmentos con más probabilidades de contratación.
Lo anterior tiene también su relevancia porque, como concluimos, las actitudes y valoraciones de los productores de fresa y flor cortada hacia el seguro agrario son coherentes con
las actitudes y valoraciones que tienen hacia otros aspectos relacionados con la explotación,
especialmente la comercialización y el papel de la Administración pública. Ello es así porque
los agricultores se autoidentifican como un grupo social que se refuerza frente a su entorno:
tanto el económico, el social como el institucional-público. El entorno es percibido como un
ellos ajeno al sector, ante el que se sienten en una posición de debilidad y dependencia.
Unas de las claves de la percepción del seguro agrario reside, justamente, en que es un
servicio ofrecido a los productores por ese entorno percibido como hostil y ajeno, lo que explica que sean muchas las ocasiones en las que no es tenido en consideración como un servicio para la gestión de siniestros. El rechazo es, pues, la actitud predominante, que apenas es
contrarrestada por la necesidad de asegurarse, a pesar de que el nivel de gasto que implica el
seguro no es excesivamente significativo. Pero las ventajas que encuentran en el seguro los
agricultores son tan escasas, que cualquiera que sea el precio, es rechazado de modo sistemático por la mayoría de los productores. La concepción del seguro agrario como una trampa
refuerza el rechazo y deja una imagen del seguro agrario como problema, más que como solución de problemas. Bajo ese rechazo se desarrollan las concepciones predominantes en los
productores de fresa y flor cortada. Si bien entre los olivareros destacaban las concepciones de
la seguridad, rentabilidad y el gasto, en este caso las concepciones predominantes son las del
gasto, la amenaza, la inutilidad, la discriminación y la trampa, que conforman su sistema de
creencias básicas como soporte de sus actitudes hacia el seguro. De este último surge el discurso dominante del ellos-nosotros, que enfatiza los problemas del seguro y esgrime el valor
de la resistencia ante la adversidad como una alternativa al mismo. Y lo más grave es que, si
bien entre los olivareros detectábamos un amplio sector inmerso en un vacío discursivo y
ajeno al seguro, y potencialmente recuperable, entre los productores de fresa y flor cortada
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esto no ocurre, pues incluso los sectores alejados del seguro agrario parecen adoptar con cierta
solidez el discurso del rechazo.
Por eso, estas líneas deben afrontar el rechazo con innovaciones y reformas que debiliten las concepciones tan negativas, respetando la filosofía del seguro y el equilibrio técnico de
las líneas. Para ello, se debe operar sobre las coberturas y los costes principalmente, abrir el
debate sobre su filosofía y alcance y mejorar considerablemente la información que se suministra al sector y a los agricultores en particular.
Con ese objetivo se han propuesto las recomendaciones de actuación que tratan de
neutralizar en lo fundamental las negativas concepciones. El tratamiento de la información y
sus flujos, la ampliación o redefinición de los riesgos cubiertos y sus restricciones, la revisión
de los procedimientos de peritaje y la reducción del coste, son las principales recomendaciones efectuadas. Así se conseguirá satisfacer mejor las necesidades de los agricultores y modificar la percepción negativa predominante sobre el seguro. Además, se debe conseguir mejorar la relación coste-beneficio del seguro agrario para que sea competitiva con las alternativas
al seguro que tienen los productores de fresa y flor cortada, especialmente el recurso a la financiación externa.
Por último, debemos señalar que al igual que se detectó en el estudio sobre olivareros,
también entre los productores de fresa y flor cortada hemos encontrado una fuerte cultura de
asunción del riesgo por los propios medios, lo que nos hace interpretar que, a pesar de que se
trata de dos cultivos muy tecnificados, no se ha producido entre los agricultores una transición
hacia una cultura modernizadora. La previsible evolución del sector que ya hemos comentado
puede facilitar ese paso, pero mientras eso se produce, para evitar que esa cultura sea negativa
para el seguro, hacemos la recomendación de que en los contenidos comunicativos sobre el
seguro se insista en el mensaje de que, en una sociedad avanzada con mercados abiertos, el
intercambio contractual de servicios es el método más efectivo para cubrir los riesgos de los
siniestros naturales. Precisamente los cultivos de fresa y flor cortada trabajan ya en un mercado abierto y competitivo, por lo que es probable que el tiempo arroje resultados positivos. Ese
mensaje, sólo parcialmente se contrapone a su cultura de autoprotección.
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