El semejante a sí mismo

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NÚMERO UNO/ENERO-FEBRERO DE 1991
JOSÉ GOROSTIZA
El semejante a sí mismo
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R
1
T
o
GOROSTIZA POR
Alí Chumacero • Antonio Alatorre • Salvador Elizondo
Jaime García Terrés • Julio Hubard
POEsíA DE
Ramón Xirau • Gerardo Deniz y Fabio Morábito
Una entrevista con Gilberto Owen
En nuestro país , las revistas literarias se han convertido ya en una importante tradición
que enriquece nuestro acervo cultural, hasta el grado de volverse, muchas veces, fuente
indispensable para quienes se adentran en los diversos mundos creados por la imaginación
y la reflexión de nuestros hombres de letras.
Desde hace diez años, el panorama literario nacional se vio enriquecido con la
aparición de la revista Biblioteca de México, que daba sus primeros pasos a partir de un
objetivo claramente definido: favorecer el realce y divulgación, a través de la letra
impresa, a obras inasequibles, allí donde el descuido, la ignorancia o la simple apatía
ponen en riesgo nuestro patrimonio bibliográfico y documental. Con base en estas
premisas, se ha ido edificando una revista que en la actualidad continúa siendo un espacio
abierto a la expresión literaria, un servicio generoso al libro, a la lectura y a la escritura.
En este mismo ámbito de la creación literaria, durante el presente año conmemoramos
el Centenario del natalicio de José Gorostiza, sin duda uno de nuestros más importantes
creadores. Por ello, es muy grato para nosotros poder presentar la reedición del primer
número de la revista Biblioteca de México, dedicado precisamente al poeta nacido en
tierras tabasqueñas, con la finalidad de acercar a las generaciones presentes y futuras un
documento de gran interés, ya que logra reunir manuscritos de Gorostiza y obras de
reflexión y análisis sobre su quehacer literario de la pluma de AH Chumacero, Antonio
Alatorre , Salvador Elizondo, Jaime García Terrés y Julio Hubard, entre otros.
Como podemos constatar en los textos que integran este ejemplar en homenaje a
José Gorostiza, con el paso del tiempo, su obra se ha convertido sin lugar a dudas en un
verdadero clásico de nuestra modernidad, escrito por un hombre de maneras suaves, de
palabras pronunciadas casi en susurro, de breves ademanes, pero marcado por el incendio
de su pluma consciente de que "la poesía obedece a un destino mayor que el de cualquier
retórica. Busca sus propios caminos y los encuentra siempre. Sabemos dónde está hoy,
no dónde estará mañana".
Dra. Rosa María Romo López
Directora General del Instituto de Cultura de Tabasco
N
UESTROS
PRIMEROS
PASOS
Ka riqueza bibliográfica y documental de México no se concilla
Icón la realidad lastimosa del arduo acceso a los libros. Así el lecIj^pr común como el estudiante, como el investigador especializái s , día con día se estrellan contra los múltiples obstáculos que
resultan de un secular descuido del patrimonio cultural del país:
abundan los títulos indispensables que no se consiguen, las obras
I en varios volúmenes que están dispersas, o se hallan incompleItas, las colecciones esquilmadas o perdidas, las páginas arrancadas; hay obras tan dañadas que son inconsultables, y no pocas
joyas de nuestra bibliografía sólo pueden hallarse en bibliotecas
del extranjero.
I Biblioteca de México quiere ser una revista de letras en el
sentido clásico y más generoso del término; su interés primero
í estará en prestar relieve y difiísión, por la letra impresa, a esas
I obras inasequibles, allí donde el olvido, la ignorancia o la simple
negligencia han menoscabado nuestro patrimonio bibliográfico
y documental; así se darán a la luz documentos raros o inéditos,
provistos de ensayos e introducciones que orienten su aprovechamiento. En una palabra. Biblioteca de México se propone ir
en busca del acervo perdido.
^ Pero este propósito no excluye otros de carácter más general.
Queremos una revista abierta a la expresión literaria, un servicio amplio al libro, a la lectura y a la escritura. Y para ello soliciI tamos la atenta colaboración del lector; no menos que el auxilio
^ experto del informante, cuyas respectivas y fértiles presencias
nos son a la par necesarias para cumplir una tarea duradera.
18l10ll(A
~iso_~
NÚMERO UNO/ENER O- f EBRERO DE 1991
Plaza de la Ciudadela 4, Centro Histórico de la Ciudad de México
Alí Chumacero
Gorostiza, la persona y la obra 4
Tel, 5120927
FAX 510 41 85
Gerardo Deniz
Poemas 32
Héctor Perea
Conte m poráneos en tierra hispana 34
Antonio Alatorre
Nada ocurre, p oesía pura 6
Fabio Morábito
Los su rfea dores 36
Gabriel Zaid
Extravíos 9
Ramón Xirau
Dos poemas 10
Rafael Vargas
Laurel ,1) la poes Ia
hIspanoamericana 37
Salvador Elizondo
Muerte sin fi n
José Gorostiza
Afonsmos 39
Jaime Garda Terrés
José Gorostiza en voz baja 14
César Moro
Ca rta a Xaulcr Vlllcwrrutw .:JO
Julio Hubard
Los manuscritos de José Gorostiza 16
Sergio González Rodríguez
Don Carlos Man'a obsequIa una retóneo 42
Manuel Porras
El rincón de l bIbllómano 44
José Gorostiza
Ei semeja nte a sí mismo 20
Tres paisajes en vidrio 26
En cuesta 28
Fragmen to de novela 29
Antonio Bordazar, y
Benito J. Feijoo
Dos cartas en tomo a la fijación de
la Q1'tografía 46
Gilberto Owen
El actual movimiento literario en
México (1930) 30
U
Jaime Garda Terrés
Octa vio Paz los premios 48
ConsejO Na cIonal
para la
C ultu ra y la s ArIe s
Presidente
Víctor Flores Olea
BIBLIOTECA DE MEXICO
Director General
Jaime Carcía Terrés
Revista Biblioteca de México
Director: Jaime Carcía Terrés
Coordinac ión Editorial: Jaim e Moreno Vil larrea/ y Ju an Vil/oro
Consejo de Redacción: Fernando Á /varez de/ Cas tillo, Cerardo Den iz
Julio Hubard, Manuel Porras, Bernardo Ruiz, Rafael Vargas
Diseño: Cennán Monta /va
Tipografía , Reda cta
Impresión. JCV y Asoc
No se responde por textos no solic itados,
nI
se en tabl ará corresponde nCia al respecto
ALi CHUMACERO
oros tiza}
la obra y
la persona
Era
José Gorostiza una contradicción entre su obra
poética y su forma de ser. Al incendio de su pluma
correspondía un hombre de maneras suaves, de palabras pronunciadas casi en susurro, de breves ademanes. La intensidad de su imaginación, manifiesta particularmente en Muerte sin fin, delataba un
arduo cultivo del mundo interior, un fervoroso afán
de ahondar en el espacio por medio de la emoción,
una avidez del espíritu que, cuando trascendía en
expresiones líricas, contrarrestaba el reverso de su
habla, tan pausadamente pronunciada que parecía
confiar en la paciencia de su interlocutor. En el trato social -en bares, en reuniones, en el diario vivirdejaba de lado el ímpetu tormentoso con que creó
algunos versos memorables ("esbeltos címbalos que
dan al aire / sus golondrinas de latón agudo", "la
egregia masa de latón ilustre / podrá caer de golpe
en la ceniza", "un desplome de ángeles caídos / a
la delicia / intacta de su peso") y tornaba la voz en
un amable vehículo apenas matizado con un poco
de ironía.
La petulancia nunca fue una cualidad que lo perturbara. Su discreción lo defendía de prestigios, notoriedades, renombres, famas o reputaciones. Iba de
la modestia al respeto de sí mismo, y hasta de la inteligencia -distintivo de su entendimiento- hizo
una soledad iluminada, un oportuno pretexto para
infundirse ánimo ante 10 indeclinable. Sin embargo,
su poesía se significaba por intenciones distintas. Al
frente de Mu erte sin fin transcribió tres proverbios
del tercer rey de Israel, Salomón, referidos precisamente a la inteligencia. En el primero de ellos ésta
afirma su imperio: "Yo soy la inteligencia; mía es la
fortaleza"; en el segundo se ufana de haber acompañado a Jehová en la prosecución de sus tareas:
"Con él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia
todos los días, teniendo solaz delante de él en todo
tiempo"; y luego, en su último, hace una sucinta
amonestación al género humano: l/El que peca contra mí defrauda su alma; todos los que me aborrecen aman la muerte." Y Muerte sin fin, al concebir
la inteligencia humana como una ola del tiempo sujeta a la aniquilación o como un páramo sólo capaz
de producir metáforas perecederas, anuncia su ineficiencia y, por consiguiente, la fragilidad de la soberbia. El reconocimiento de esa destrucción, el horror a desaparecer, el temor a Dios, el pavor de
regresar a la raíz - cuestiones constantes en su ref1exión poética-, nada tenían que ver con el carácter apacible del Gorostiza que yo conocí. Por el contrario, quien no supiera de quién se trataba podría
confundirlo con un displicente caballero inepto para abordar asuntos tan escasamente gratos.
En tiempos lejanos, José Gorostiza y yo concurríamos a veces a las corridas de toros (en la temporada
taurina de 1949-1950). Fue uno de los contados escritores que a la pasión por las artes bellas sumaban
el placer de aprovechar las aburridas tardes domingueras contemplando cómo la brutalidad de la bestia y el sentimiento del torero se convertían en melodía y, por supuesto, en un relámpago suspendido
Lo. hermano. Maria del Carmen, Jo •• y Cele.tlno Goro.tlza.
Bzblioteca de México
4
entre el fluir de la gracia y la permanencia del peligro. Nos citábamos, con algún otro amigo, a almorzar
e n un restaurante a la hora propicia en que em pezaba n a circular los taxis "peseros" que nos trasladarían a la plaza. Durante la comida hablábamos , naturalmente, de tauromaquia, ciencia esotérica de la
cual Go rostiza no estaba del todo desprovisto, y así
preparábamos la atención para espe rar - cuando estuviésemos en el caos del tendido- el sonar del clarín inciando el orden.
Pa ra la tranquilidad de los taurinos, testifico que
durante el esple ndor o el fastidio de la fiesta el poeta de Muerte sin fin no desb ordaba el e ntusiasmo habitual con que suele exhibirse el aficionado al bárbaro espectá cul o. Sus reacciones, nada e fusivas, se
restringían a la complace n cia, al aplauso ate nuado
y, a menudo, al gesto reprobatorio an te algun a fallida actuación de los espadas. Tras la corrida, los comentarios obligatorios se suce dían e n la mi sma tesitu ra , sin que Gorosti za mostrara un aprecio mayor
del arte de Cúchares que el juicio conte nido e n su s
mode radas impresiones acerca de lo qu e habíamos
prese n ciado. Su proceder no era rad icalmente di stinto de su acostumbrada conducta e n la cercanía de
la amistad. No hacía sospechar el vigor, la m ali cia,
la penetración, la elasticidad , de qu e se hallaba dotado su espí ritu .
gu aje de tal manera que , haciéndolo más transpare nte, se pueda ver a través de él dentro de esas
ese ncias".
Esta observación se corresponde con otra que, en
1937, expresó sobre los propósitos literarios de su generación literaria -la de la revista Contemporcíneoscuando se ñaló que la poesía no es embriaguez verbal sino que implica "rigurosas disciplinas in telectual es". Lo ante rior, complementado con la certeza
de que la poesía, por "pura" qu e se la pueda conside rar , es un producto de la vida , nos h acía aplicarn os may ormente a esa lectura. "El mundo poético
- escribi ó Gorostiza - se edifica precisamente e n las
zonas más vivas del se r: el de se o, el miedo, la an gustia, el gozo ... , e n todo lo qu e hace, e n fin , hombre al hombre. "
Así rec ue rd o a José Gorostiza , qu e e n la zona lírica de las le tras m ex icanas pe rdura como una especie de ánge l del abi smo Pe ro aqu ellos que tuvieron
tra to con él sabe n qu e, afortunada m e nt e, la contradi cción e ntre la obra y la pe rsona e ra el frut o de una
saludabl e se pa rac ión de bi e nes. El poe ta gu a rda el
siti o qu e le otorgam os ; la pe rson a fu e solam e nte un
hombre co mo cua lqui e ra de nosotros.
El a mor no fu e moti vo constante e n su te máti ca . Apenas in sinuado e n cie rtas circun sta n cias, n o impon e
s u mand a to e n los a mp lisimos ca mp os qu e ta n admirable m e nt e frec ue ntó En su últim o poem a , "Decla ración de Bogotá ", esb ozó un poco más qu e una
re fe re n cia a la capital de Colombia:
Años después, e n 1960, escribí un texto de prese ntación para el disco que, con la vo z del poe ta , incorporó la Universidad Autón oma a su seri e Voz Viva
de Mé xico. Aproveché el viaje para abordar aspectos de su poesía que m e inte resaba recalcar , e n especiallos relati vos a las ideas qu e la hi cie ron nacer.
Hablé allí de la sabiduría, de la in teligen cia, de Dios,
de la sob erb ia , de la muerte , del fr acaso, de la desilusión, del infort un io de la concie n cia , de la in volución del tiempo .
"Ante la adv e rsidad - escribí
solemneme nte-, cuando Gorosti za ha liquidado aun
la más íntima es peranza , rec urre a la violenta descrip ción de la natural eza qu e , olvidada de toda h ermosura, se suj e ta a las reglas de una a torm e ntada
vorágine donde los seres vu elve n a su origen." Aunque afín a la totalidad de las inte rpre tacion es qu e
tantos críticos h an hecho a Muerte sin fin , mi opinión
me satisfacía por ser consecuen cia de una lectura
devota, sumisa, frecue nte, dócil , ate nta , re vestida de
humildad. Era el hom e naj e que el escritor todavía
e n proceso rendía al notabl e poe ta.
Meses después de editado el di sco , nos abocamos
Gorostiza y yo e n el Teatro Xola - hoy T eatro J uli o
Prie to - durante una fu n ción . Me vio con sim patía,
se dirigió hacia mí y muy afectu osa m e nte m e dijo
"Me agrada qu e mis amigos m e expl ique n lo que quise decir e n mi poema."
Me has h erido en la flor de mi silen cio,
la que brota de él, sangre es d el aire.
Y e n e l te xt o de su libro ini cial había dad o mu estras de su desá nim o:
y pues nadie me lo p ide,
ya no tengo corazón.
¿Quién me compra ww naranja
pa ra m ¡ conso lación ;'
Años después se desliza e n su poesía otro ind icio ,
nada triunfal , del mismo pre texto , tan socorrido e n
la may oría de los poe tas
Quiero escribir en el crista l "Te quiero"
¡pero toda la ciudad se enteraria '
Esos tímido s rasgos, casi re minisce ncias , cobra n
claridad e n la Suite en ciolor ele Luz Veldemi ll1 c uya
presentación h oy nos congrega . Se tra ta de una seri e de sone tos escritos e n ti e mpos ju ve ni les, durante la etapa de la vida e n qu e la mirada y el amor su elen confundirse. Esa pasi ón sin recompe nsa fue una
pregunta al aire, un a leve te mpestad e n un vaso
providente . SIJl efu sione s ni re proch es , avivada la
im agen e n el recu e rdo, sin llegar a se r el desolado
respo nso de sí mismo, José Gorostiza describe hermosam e nte el dolorido se ntir de qui e n m e diante la
palabra procura consuelo a su amor desdeñado. La
soledad sombría , la angustia perfecta y la lenta amargura de la frustración encue ntra n en estos sonetos
el adecuado escudo qu e a la oscura condición humana sólo puede ofrece r la transpare ncia de la poesía .
Para el grupo de escritores jóven es de que y o formaba parte e n el año 1940, la poesía de José Gorostiza fue un hall azgo inusitado . La leíamos y rele íamos y nos comu nicábamo s la adm iración que en
cada uno de no sotros produ cía. Coincidíamos con él
en su intento de hurga r con la palabra más all á de
la supe rfi cie de los conceptos y poner a flot e el impulso invisible que mu eve las aparie n cias. A este respecto, en el discu rso pronunciado e n 1955, en su recepción como miembro de la Academia Mexicana
de la Le n gua, Gorostiza ratificó su a ntigua cree n cia
estética. Contó en esa oportunidad que, a la pregu nta
de alguien ace rca de qué es la poesía, había respondido que "es una investigación de ciertas ese ncias
que se produce en un esfu erzo por quebrantar el len-
Biblwteca de
S
M é XI CO
ΑΝΤΟΝΙΟ
ALATORRE
Ι
Jo"
ΟΟΓοιιlΖΟ
Alcol'
8Ω
νida
Los azares de 1a
(de 10s cua1es
me quejo) han hecho de mί una
especie de experto en 1a Ροesίa de
10S sig10s ΧΥΙ Υ ΧΥΙΙ, 1a que va "de
Garci1aso a Sor Juana Ines de 1a
Cruz", como se rotu1a e1 semίnaήο
que "doy" desde hace ya tiempo en
1a Facu1tad de Filosofia Υ Letras de
1a UNAM. Α 10 1argo de tres ο cuatro aiios recοπο con mis a1umnos
e1 camino que va de Garcilaso a Sor
Juana; terminada 1a lectura del Primero sueiio, νue1vo a 10s sonetos Υ
eglogas del poeta to1edano Υ reinicio e1 ΡeήΡΙ0. Α algunos alumnos
les toca s610 fray Luis Υ Ηeπera, ο
s610 Quevedo, pero ηο faltan 10s
animosos que me acompaftan en todo el recorήdo. Asf, pues, a causa
de mi Ρrοfesίόn, hace muchos aftos
que 1eo constantemente a 10s poetas del Renacimiento Υ de1 Βaποcο .
Υ con la lectura Υ la catedra se traba 1a escήtura : he escήtο Υ quiero
seguir escήbίendο estudios de conjunto sobre esa Ροesίa inagotablemente ήca, como tambien estudios
particu1ares, sobre Garcilaso, sobre
Gόngοra, sobre Sor Juana. Εη cambio, la Ροesίa escήta en nuestra 1engua durante 10s tres ύltimos siglos
esta fuera de mi competencia. Νο es
que ηο 1a lea en absoluto; pero 1a del
ΧΥΙΙΙ Υ de1 χιχ la 1eo muy esporadicamente Υ mas bien ροτ cuήοsίdad
(con 1a ιinica eχceΡcίόn de las Rimαs de Becquer); 1a del ΧΧ, comenzando con Ruben Daήο, 1a 1eo con
mayor asiduidad, pero "a solas, δίη
testigo", δίη que interνenga la meηοτ ve1eidad de conectarla con mis
clases ο con la investigaci6n Υ con
1a escήtura , ο sea ροτ hedonismo
puro. Εη esta categοήa se encuentra, Υ muy en Ρήmera fila, Jose Gorostiza. Ροτ otra parte, casi ηο 1eo
a 10S cήticοs de 1a Ροesίa modema;
10s estudios que he 1eίdο ηο han dejado mucha huella en mί, ο sea que
ηο influyen en mi 1ectura de 10S
poemas.
Digo todo esto para explicar e1
porque de mi presencia aquί Υ ahora, cuando es obνio que en mi 1ugar debeήa estar uno de 10s muchos
cήticοs profesionales de Gorostiza.
Hace muchos aftos, Leόn Felipe me
Ρίdίό que escήbίera una presentacίόη de su Ροesίa, Υ hace pocos dίas
me Ρίdίό 10 mismo Tomas Segoνia.
Α Tomas pude convencer10 de que
esa Ρresentacίόn debe hacer1a alguien mas conocedor de 1a Ροesίa
contemporanea; Le6n Felipe ηο se
dejό convencer, Υ ροτ eso escήbί,
un poco a contrape10, algo que seηο
1902.
Bi bliotecα
de
Mιixico
guramente a nadie le ha servido de
nada. Esta vez, en cambio, acepté
sin ninguna resistencia la invitación, no sólo porque me gustó la
idea de decir en público lo que es
para mí Muerte sin fin desde hace 45
años, sino tambié n, y sobre todo,
porque se me dijo que iban a estar
conmigo dos verdaderos profesionales, Jaime García Terrés y Salvador
Elizondo. Mi desconocimiento de la
crítica gorosticiana me deja muy expuesto al peligro de repetir, y repetir mal , lo que otros habrán dicho
bien, y de agobiarlos a ustedes con
lugares comunes , pero este miedo
es positivo, porque m e persuade a
ser breve.
Sí, yo leí Muerte sin fin por prímera vez hace 45 años. Acababa de salir de cierto encerramiento monástico, donde se profesaba como dogma que el príncipe de los poetas
m exicanos modernos era Alfonso
Junco, y así, en ese estado de desvalimiento y desnudez, caí en Guadalajara, dichosamente, e n manos
de Juan José Arreola , como una pella de barro en espera de su alfarero. Ya he contado, por escrito, lo
que gracias a Arreola fueron para
mí los años de 1944 y 1945, Y no
quiero repetirme. Sólo diré que uno
de los libros que más atesoro, la bellísima antología poética llamada
Laurel, es adquisición de esos años
tapatíos. Bien podrán im aginar ustedes lo que fue Laurel para el pobre diablo que era yo, tan desprovisto de bagaje literario . Están representados allí 38 poetas, egregios
casi todos, y yo no conocía a ninguno de los 38; fue mi prim e r contacto con ellos , mi descubrimiento de
todo un mundo nuevo, parecido al
descubrimiento de un Debussy, un
Ravel y un Stravinsky, a quienesjamás se oía en el mencionado claustro monástico . Y añadiré que , para
mí, lo mejor de Laurel, lajoya de las
joyas, ha sido siempre Muerte sin fin.
Sin duda las circunstancias del
primer contacto con este poema habrán sido otras para hombres de letras de formación más normal que
la mía, como García T errés y Elizondo. Seguramente ellos poseían en
esos momentos un bagaje literario
más sustancioso que el mío. Seria
útil , por cierto, que los críticos contaran esas cosas. Las historias de
amor son siempre más claras cuando sabemos cómo fue el primer contacto entre los amantes .
Dejando a un lado las circunstancias variables, una cosa es segura:
que los diversos estudios críticos y
profesionales sobre Muerte sin fin
tendrán por denominador común la
admiración, el entusiasmo. Seguramente se habrá dicho que Muerte sin
fin es uno de los más h e rmosos poemas escritos en nuestra lengua en
el siglo xx. Lo cual, en vista de lo
que fueron nuestros siglos XVIII y
XlX, e.quivale a decir que es uno de
los más hermosos poemas escritos
en español en los tres últimos siglos. Y no me extrañaría que para
algún crítico sea, no "uno de los más
hermosos", sino "el más h e rmoso":
no sería yo quien se escandalizara
por la hipé rbole. El sentido común
me dice, pues, que mi entusiasmo
no va a desafinar en la orquesta crítica . Y si acaso algún crítico n o lo
comparte, creo decididam ente que
algo an da mal en él.
El entusiasmo tendrá, por supuesto, distintas manifestaciones en
los distintos críti cos; a cada uno 10
llevará por un camino distinto. No
todos leerán 10 mi smo, n o todos subrayarán lo mismo. Muy probabl emente algunos de ellos , a la hora de
com unicarnos por escrito sus ideas
acerca de Muerte sin fin , h abrán dejado atrás su primera experiencia y,
más que primera, la llam arán primeri za. Yo confieso que casi todo lo
qu e fue mi primera experie n cia sigue e n pie, y que los cambios qu e
hay e n mi experie ncia posterior se
deben más a 10 que he ido suprimiendo que a lo que h e ido añadiendo.
Creo que será bueno aclarar y
precisar esto que digo. Por fortuna
recuerdo la experiencia de hace 45
años con mucha nitidez, casi como
si acabara de su cede r, y no tengo
que inventar nada . En mi susodicho
encie rro monásti co me había dado
un chapu zó n en la fllo sofia ari stotélico-tomista qu e se enseña o por
lo m enos se enseñaba e n los claustros. Esto m e predis ponía para lee r
Mu erte sIn fin de cierta manera.
¿Acaso no habla allí Gorostiza de
materia y forma, de potencia y acto, de ser y no ser, de gene ración y
corrupción, cuestiones todas que
llevan un indelebl e sello aristoté lico? Es verdad que h abla de ellas con
un método y un le n guaj e muy di stintos de los escolásticos, lo cual , naturalmente, hacía ard ua mi tarea de
lector. Recue rdo cómo, a media lectura, pensé en las muchas rel ecturas que me harian falta para ll egar,
m ediante eje rci cios de concentración cada vez más seve ros, a una
meta que se llamaría "la compre nsión total del poema". Y, durante
años, Muerte sin fin siguió sie ndo para mí ante todo un poema fllosóflca. A Arreola, por cierto, no le sucedía eso: él no se había chapu zado
en la filosofia aristotéli co-tomista.
(Donde él había metido un poco las
nari ces era en la fllosofia de Bergson , desconocida para mí .)
Ciertamente, lo que me dejó deslumbrado, fascinado para siempre,
fue la música de los versos , no el
contenido filosófi co, pero como este contenido era según yo lo más
importante , el meollo mismo del
poe ma, mi tarea consistía, paradójicamente , e n no dejarme distraer
por el lenguaje del poeta, porque
me quedaba embobado y el hilo del
Biblioteca de México
Supuestos sus afanes y ubicación este ratón tendrá que serlo de biblioteca . Pero,
modernizado al fin, algún parentesco
guarda con el "mouse" de las computadoras que usan para redactarlo dos o
tres de sus domadores asiduos . Ytampoco rechaza vínculos con el democrático
Ratón Pérez de la
Don Sebastián de Covarrubias, en su Te·
soro, trata al ratón de fea manera, llamándolo "animal sucio que suele engendrarse de la corrupción, aunque también
se multiplica por generación". Agrega
luego, no sabemos si a modo de alivio o
disculpa de su crudeza (la de don Sebastián) : "Díxose ratón o rodendo, porque
roe todo quanto hallo, especialmente si
es queso . Proverbio: 'Ratón que no sobe
m6s de un horado, presta le co~o el
gato.' ... Ratonera, loline mosciperlo, el
ingenia con que se ca~an los ratones, armándole con queso."
En francés, la lexicología es mucho m6s
amable con nuestro ratón. El insigne Uttré, a quien por vía mallarmeana tanto
debe la poesía, da como primera acepción del vocablo rolon (que no souris) una
suculenta sorpresa que traducimos como
Dios nos la da a entender: "Pequeña pieza de pastelería rellena de queso o de
crema que se vendía a voces antiguamen·
te por las calles. Ratones calientes." Líneas abajo, el propio Littré no olvida que,
en cierta f6bula de La Fontaine, "Raton"
es el nombre de un gato .
¿Así que irrumpe el felino ya que habíamos armado el festín de los ratones? Bueno. En todo caso, ya lo dijo el no menos
Ratón Macías: "Aunque pierda sé que
tengo a la afición de mi parte" . Por cierto que -hablando de gatos y no de pérdidas sino de ganancias, y considerables- sabíamos que la viudo de T.S. Eliot
había cedido los derechos del Old Possum's Book of Prodicol Cols a Andrew
Lloyd Weber, músico y comediógrafo
responsable de la comedia musical Cols.
No fue mal negocio el de la señora Eliot,
puesto que s610 cedi6 sus derechos a cam·
bio del 3.25% neto de las entradas que
la obra recaudara en todo el mundo. Leímos recientemente en el londinense Doily
Moil que la felicidad de la señora se alza,
en consecuencia, por encima de los doce
millones de libras esterlinas.
pensamiento se me iba, se me perdía en el mar de la música. Recuerdo con claridad un pasaje característico . "Nos recreamos hondamente", dice Gorostiza,
en esta aguda ingenuidad del ánimo
que se pone a soñar a pleno sol
y sueña los pretéritos de moho,
la antigua rosa ausente
y el prometido fruto de mañana,
como un espejo del revés, opaco,
que al consultar la hondura de la
/ imagen
le arrancara otro espejo por
/ respuesta.
Recuerdo muy bie n mi perpl ej idad
ante estos versos . Los "pretéritos de
moho" y la "rosa ausente" eran lo de
menos; podían entrarme. Pero ¿qué
sería ese "espejo del revés", y además opaco, y capaz de arrancarle un
segundo espejo a la imagen? ¿Qué
explicación tenían estos espejos? ¿A
qué cuestión gnoseológica se estaba aludi endo aquí? Pero, mientras
me prom eto averiguar algún día el
misterio , ya estoy continuando la
lectura :
Mirad con qué pueril austeridad
/ graciosa
distribuye los mundos en el caos,
los echa a andar acordes como
/ autómatas;
al impulso didáctico del índice
oscuramente
¡HOPI
los apostrofa
y saca de ellos cintas de sorpresas
que en un juego sinfónico articula,
y lo que sigue, la "tierna brisa", la
inolvidable "luna azul, descalza, entre la nieve". El pasaje se m e quedó hondamente grabado , no sólo
por su descri pción de las ave nturas
del pensamiento, tan mu sical, tan
vívida, sino muy especialmente por
esa juguetona interjección , ¡HOP!,
en qu e prorrumpe el pen samiento
al imitar, con su "buen candor que
todo ign ora", el acto creador del Jehová bíblico. Sigue siendo, después
de 45 años, y a causa de lo que fue
en la primera experiencia, mi pasaje predilecto.
Dije que los cambios que hay e n
mi expe rie ncia actual de Muerte sin
fin se deben m ás a lo que h e ido su-
primiendo que a lo qu e h e ido añadiendo. Explicaré primero esto último . De manera general , lo que he
añadido es perspectiva En 1944 no
había leído aún las Soledades de
Góngora ni el Sueño de Sor Juana.
Hoy, en cambio , cada relectura de
Muerte sin fin me trae ecos, cuanto
m enos precisos tanto m ás persistentes, de esos dos grandes poemas sinfóni cos. En verdad, las Soledades, el
Sueño y Muerte sin fin han venido a
formar, para mí, una trilogia perfecta . Los tres están escritos en silva.
Claro que la silva de Gorostiza no
mantiene la estricta hechura que tenía e n el siglo barroco, sino que
adopta la que le dio Rubén Darío,
una hechura aún m ás suelta, que
admite no sólo endecasllabos y heptasllabos , sino tambi én versos de
cinco y nueve sl1abas y muchos alejandrinos; además, muy afinada con
las tendencias de nuestra época
post-modernista, post-rubeniana, la
silva de Gorostiza prescinde de las
rimas: es una silva de versos sueltos. (Y, como no puedo sacudirme
lo profesor de literatura, diré que no
es bue no confundir versos sueltos
con ve rsos libres. Gorostiza no es
versolibrista, sino un m etrificador
tan escrupuloso, a su manera, como
Góngora y Sor Juana a la suya.) Hay
algunos tentaleos de silva anteriores a las Soledades, pero fue Góngora el verdadero creador de esa estructura fluida , suelta y divagan te.
La Primera soledad se abre maravillosame nte con esta declaración:
Pasos de un peregrino son errante
cuantos me dictó, versos, dulce musa:
en soledad confusa
perdidos unos, otros inspirados.
Soledad "confusa": la diferencia entre los pasos del peregri no, asunto
del poema, y lo s versos e n que está
escrito, se esfuma , se "confunde" :
fondo y forma quedan h echos verdaderam ente una sola cosa. La silva es la forma métrica de la divagación, del vuelo errante del pensami ento y de la fantasía. Además,
uno de los sentidos de soledad es el
de 'saudade', el de 'nostalgia'. "Soledad tengo de ti, / tierra mía do nací", dice una canción de tiempos de
La familia Gorostiza en 1938. Atrás: José, Araceli Otero de Gorostiza y Celestino . Adelante: Eduardo, Paloma Gorostiza Otero y doña Elvira.
GÓngora. Las Soledades son una
'nostalgia': nostalgia de la Edad de
Oro, nostalgia de la belleza de una
vida vivida en consonancia con la
naturaleza, tal como el Sueño de Sor
Juana es una nostalgia del conocimiento. Los tres poemas son Nostalgias, los tres son Soledades, los tres
son Sueños. La materia de Muerte sin
fin, la digresiva m editación ante un
vaso de agua, es leve y delgada como la de los dos grandes poem as
barrocos. Más leve y delgada aún,
pues las Soledades y el Sueño se han
dejado prosificar, y dudo que haya
alguien capaz de prosificar el poema de Gorostiza.
De manera más concreta, h ay
hacia el final de Muerte sin fin esos
largos pasajes h echos de breves y
límpidas viñetas: primero de animales (el salmón, el delfín, el tigre, los
ciervos, el cordero, el león), en seguida de vegetales (el sauce, el álamo, el eucalipto, el cerezo y el duo
razno, la ceiba) y luego de minerales (el rubí, el diamante, el zafiro
y los demás), viñetas epigramáticas
que irresistIblemente me hacen pensar en las de Góngora, por ejemplo
en las bodas rústicas (las gallinas,
los cabritos, los conejos, los pavos,
las perdices) y en el suntuoso desfile de los monteros (el neblí, el sacre, el borní, el baharí, el azor, el gerifalte), y también en las viñetas de
Sor Juana, por ejemplo en la descripción de la noche (la lechuza y
los murciélagos, el perro, los peces,
los venados, los pájaros). Son pasajes que brillan con idénticos destellos de cristal de roca en los tres
poemas.
Cosas así son las que he ido añadiendo a mi lectura de Muerte sin
fin. En cuanto a lo que he ido suprimiendo, se puede decir en pocas palabras: he suprimido mi ingenuo
afán de seguir un hilo conceptual,
de traducir el lenguaje del poe ta al
lenguaje de las sesudas cuestiones
ontológicas y ep istemológicas. T odo el poema se m e reduce a imágenes, palabras, ritmo . O casi todo . Yo
diría, burdamente, que Mu erte sin
fin es 99 % música y sólo 1 % hilo
conceptual. Y siento que la frase
"No ocurre nada" , varias veces repetida por Gorostiza, es un delicalo aviso a los críticos que sientan
la tentación de dar expresión coherente al pensamiento fílosófi co del
poema. Siento qu e a ellos les dice:
"Mas nada ocurre, no, sólo este sueño / desorbitado / que se mira a sí
mismo en plena marcha" . La inteligencia, "soledad en llamas, / que
todo lo concibe sin crearlo", es lo
m ejor del hombre, su orgullosa característica , dispensadora de alegría, sí, "mas en la médula de esta
alegría / no ocurre nada, no ". Claro que, en otro sentido, allí es donde ocurre todo : el ensueño, la música, la magia, la poesía. Muerte sin
fin es poesía pura.
El/?aton
Extravíos
GABRIEL ZAID
M i biblioteca está formada de libros
que pienso leer. Los libros que ya leí o
que ya no leí (después de un tiempo razonable) los regalo. Por eso he tenido
muchas bibliotecas, y en realidad ninguna.
Tengo una colección cambiante de
esperanzas de lectura.
Hay quienes sueñan con tener detrás
una biblioteca impresionante, para
fotografiarse, para las visitas, para que
se defiendan (o peleen) las viudas y los
hijos. Hay quienes sueñan con estar de
vuelta de haber leído todo, o cuando
menos las lecturas obligadas. Más de
uno ha fantaseado con algún nuevo método, que permita ponerse los libros sobre
la cabeza, para absorberlos por trasmisión directa al cerebro.
Quizá algún día los libros se puedan
inyectar. Nó estaría mal, para volver innatas las tablas de multiplicar, el direc^
torio telefónico, las fechas históricas, los
diccionarios, los idiomas, los clásicos, los autores de moda, los trofeos que
demuestran que uno ha viajado. Pero yo
sueño con viajar.
Mi sueño es desmesurado. Tener todo el tiempo del mundo para leer sin que
me interrumpan. Viajar sin fin por la
biblioteca de Babel. Perderme entre las
selvas de libros y más libros como
palmeras, como oleajes, como pájaros.
Aventurarme en la maleza de párrafos
interminables con garabatos espinosos,
el piquete feroz de alguna errata, la resina de tintas olorosas en el guayabo del
saber, el rumor atrayente de un argumento que no se sabe a dónde va, que
desemboca en la felicidad de una playa
inesperada. Alcanzar las sirenas dichosas en lo suyo, que sin embargo cantan
para mí. Olvidarme, dejando mi cuidado
entre los liqúenes indescifrables.
Büjlioteca
de. Mcxicn
9
¿Es acoso éste que ahora insinúa el moderno arte operótico el verdadero M é xico de 1519? Veamos. El primer contacto de Hernán Cortés con los aztecas yjá
destrucción cruel de su civilización,
decerían, según tal versión m e l ó m a n o ^ P
un error sobre la verdadero proceden- '
cia del español; lo Malinche, traductora
y amante de Cortés, se hace pues indispensable para consumar lo Conquista. El
coro de indios canta en náhuatl, y Cortés en español y latín; aparece también
Xicoténcatl, pero como vaga sombra, y
no como reo presencia dramática. Paro
terminar, y sin mós, se presenta lo muerte de un Cortés no muy memorable. Esta
nueva ópera de Á5 minutos, debido al
compositor Paul Barker, fue estrenada en
la Gran Bretaña con buen éxito de público y fracaso de crítica. ¿La veremos alguno vez en México? ¿Siquiera por
télite?
i
Rafael Vorgos, amigo y compañero en
la redacción de esto Revista de la Biblioteca de México, sigue haciendo un encomiable trabajo como editor de Casa del
Tiempo que, en su número 9 7 , publica un
espléndido dossier sobre Man Roy, además de uno serie de trabajos alrededor
de T.S. Eliot, donde no podía faltar la colaboración de otro de nuestros buenos |
amigos, José Luis Rivas, con uno de las
traducciones reunidas en la Poesía completa de Eliot, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana. Pero lo
que más nos llamó la atención fue el magnífico acercamiento de Luis Miguel Aguilor el torot eliotano.
" N o encuentro al colgado", dice Modome Sosostris. Nuestro ratón (el que controla nuestro scanner y nuestro sistemo de
computación), con virtud o sin ello, decidió hacerle una pequeña jugarreta o don
Tomás, a L. M . Aguilar y o Madome Sosostris, encontrando, al fin, ol colgado.
Ratones bibliográficos al cabo, hemos
vuelto o encontrar en librerías —después
de años de saberlo agotado— el excelente ensayo que Michel Foucoult dedicó
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a Rene Mogritte, Esto no es una pipa (Ed.
Anagrama], en el cual plantea el filósofo francés que los célebres grabados /
telas del pintor belga, con la consabida
pipa y su paradójica leyenda al pie, debían provenir de un "caligrama secreto"
que Magritte habría deshecho. Ese caligrama hipotético daría formo o una pipa
con la frase "Esto es una pipo". Pero
como esa pipo no podía encenderse y fumarse, Magritte debió de divorciar la figura del texto, y señalar que lo representación de una pipa no es una pipo.
¿Un "caligrama secreto"? Por nuestra
parte fuimos a buscar, y no nos fue difícil hallar en Apollinaire el caligrama de
una pipa que aparece en el poema "Fumées". Pero aún mejor, hallamos un puro
que sí puede fumarse, puesto que está encendido y humea:
t a u l A
^
hlanccvUnt
blanqíK
^es
les
one^^^m
mar,
na^k
Continuando nuestra pesquisa, recordamos que otro ilustre admirador de M a gritte, el norteamericano Douglos Hofstodter, dedicó algunos páginas de su
Códel, Escher, y Bach a lo mismo pipa
perpleja. Sin conocer el ensayo de Foucault —pues no lo cita entre su pléyade
de fuentes—, llego o una conclusión semejante ai elaborar, o modo de caligrama, esta "Variación sobre un temo de
Magritte":
El
e n el • o r n o
— ^ B r o s a m ^ M e las^BRes—
eflpan
^m^^hrn^m
^^)asai^^asan seSrias^^|^
« o d a s las aves b l a n c a s - ^ F ^
C
^ k p a n e n w i horno
blancal^pte
b l a n c a s las
la^^ves.
7*
^ >
d^j^r
Pregunta: ¿Cuál es la formo poética que
brilla por su ausencia en los Ejercicios de
estilo de Roymond Queneau?
Respuesta: El caligrama.
El ratón hoce amistad con lo rana, y lo
invita a comer; pora corresponderle, la
rana lo invita o su casa; lo amarra a su
anca y lo arrastro por el estanque, dándole muerte por ohogomiento. Muere el
roedor no sin antes clamar venganza,
mientras que la rana chapotea y ríe. Repentinamente, bajo un ave del cielo,
prende al ratón y al llevárselo carga inevitablemente con lo rana aún amorrada,
V se los cena a los dos. Esto fábula, atribuido o Esopo, esto en el origen de la Bafracomiomaquia,
el poema cómico
pseudo-homérico: batalla de los ranas y
ios ratones. Por lo menos, así lo sostiene
Massimo Fussilo en su documentada introducción o lo más reciente edición italiano (Milán, 1988) de esto gozosa parodio, de la que el erudito florentino
Jocopo Gaddi escribiera a mitad del si-
Biblioteca
de
México
Muerte sin
SALVADOR ELIZONDOl
El
aton
glo XVII: "me parece más noble y cercana a la perfección que La Iliada y La
Odisea; es superior a ambas por la profundidad del gusto y la excelencia de la
tesitura, puesto que es un poema cómico
de alto nivel."
»
A medio siglo de su origen este poema se ha con-j
vertido incontestablemente en un clásico de núes- i
tra modernidad. Ya en vida de su autor conoció las \
interpretaciones críticas y dramáticas, las explicacio- ]
nes linea por linea y los textos de homenaje, por lo j
que aponerle esta nota además de ser una empresa i
temeraria en el orden de la crítica desvirtuaría el ca- i
rácter facsimilar de esta edición con que la Edito- i
rial Cvltvra conmemora la aparición de la primera, j
Me limitaré por ello a parafrasear lo más sintética-;
mente que me sea posible algunas ideas esenciales i
que derivaron de una conversación que tuve con ell
poeta poco antes de su muerte. -¿Cómo escribió usted el poema? - C o m o se ponen los ladrillos... En-í
tendi claramente que se refería a la construcción del
poema y luego ilustró su respuesta aparentemente
enigmática con un recuerdo técnico muy interesante: ^
primero lo habia escrito todo a máquina después de |
las horas de oficina. Cuando ya tuvo todos los mate- \
riales reunidos en el orden en que surgieron de su i
mente a la máquina y, por así decirlo, en forma de¬
cinta continua, los reordenó y reagrupó -usando pa- \
ra ello las tijeras y el engrudo- de acuerdo a un or-i
den de clasificación racional. Tmnsiit
ciassificando.
i
Transitan por el poema todas las cosas del Mundo, j
el mundo ideal de la inteligencia y el mundo real de i
los seres y de las cosas. Los tres reinos de la Na- \
turaleza desfilan ordenadamente ante nosotros en \
agrupamientos precisos y canónicos, todo regido por]
un orden apolíneo, sólo que este orden geométrico;
está inscrito a su vez en un desorden dionisíaco porj
el que todas las cosas y los seres del Mundo no se I
dirigen a su fin, sino a su origen y "... al origen f a - j
tal de sus orígenes...". El poeta pasa revista al Mun- •
do en su regresión eterna, sin fin, como el tomillo del i
eucalipto o, simplemente, como el círculo, figu-j
ra en la que se encadenan las imágenes y las ideas ]
del poema, las cosas clasificadas según las ideas y \
elevadas así a su incandescencia poética como "el ]
ulises salmón de los regresos." Pero Muerte
sinfín
\
es, ante todo, un poema de la inteligencia. Como lo i
demuestra la relación de su elaboración técnica, la j
inspiración que lo dictó es sometida, por las tijeras,
al canon de la clasificación de todas las cosas y conducido por ese canon hasta su origen en el que re-;
comienza el ciclo regresivo. Este poema contiene en \
el intervalo de dos amargas copas toda la grandeza i
del Universo. Llega hoy, después de un periplo de 5
medio siglo a su Itaca editorial y de allí parte, sin otra ^
alteración que la humildad de estas líneas que expresan |
mi asombro, mi admiración y mi gratitud a José j
Gorostiza, autor de Muerte
sin
fin,
otra vez ha-]
cía su origen.
¡
Ediciones Cvltvra, reanimada por Verónica Loera y Chávez, acaba de
imprimir una hermosa edición facsimilar de Muerte sin fm, la cual fue
presentada en la B. de M. por Antonio Alatorre, Jaime García Terrés
y Salvador jElizonslp^
El pseudo-Homero, nos dice Fussilo
—quien fecho la confección del poema
hacia el siglo I a.C—, parte de este motivo fabulístico, típicamente basado en lo
oposición entre dos animales representativos de ámbitos diversos: la rana es anfibio, habitonte por excelencia del estanque, mientras que el ratón, "del que se
subraya lo incapacidad para nadar, tiene su hogor en los templos, las chozas,
la biblioteca, el campo, en suma siempre
en el contexto humano". ¿Qu9 el ratón
no es un anfibio? Instalados ya en la vena
agonística de parte de los ratones echamos mano de la autoridad de Claudio
Elíano, zoólogo del siglo III: "Según me
han referido, en Tebaida, cuando los
campos quedan cubiertos por el granizo,
surgen allí ratones que son, a medias,
fango y carne." [Historia de los animales, 11, 56)
Con tristeza recibimos los resultados
los estudios de lo Concanoco (publicados
en La Jornada): El encabezado dice "Bajaron 2 2 . 8 % las ventas del comercio nacional de enero o m a y o " y resulta que
"el rubro de librerías es el que ha registrado un mayor retroceso, pues tan solo
de enero a mayo de 1990, comparado
con el mismo periodo del año onterior,
el volumen de ventas bajó 36.8 por ciento, además de que experimentó una caída de 10.6 por ciento en todo 1 9 8 9 . "
Y no, no es que sea ni deba ser ubicuo
nuestro roedor bibliográfico. Si se nos antojo volver a suscitarlo para concluir con
él, es que recordemos el dicho de Saki
( H . H . Munro): Antes de abarrotar la ratonera con queso, siempre conviene pensar en dejarle sitio al ratón. Y también sucede que evocamos o Shakespeare, uno
de cuyos personajes (en Tweifth Night,
o Noche de Epifanía) llama "mouse" a
su "resto de virtud" y lo Invita a comparecer: Cood my mouse ofyirtue, answer
JAIME GARCiA TERRÉS
I
ose oros riza
QUé
vagos y distantes regresan a la memoria mis contados encuentros con José Gorostiza! Lo leí sin cesar - y
no he dejado de hacerlo - desde que llegó a mis manos
su Muerte sin fin, en 1941 o 42 . Pero no fueron más de
una veintena las veces que hablé con él; y siendo la suya
una de las más altas, depuradas, interesantes y aleccionadoras de la lengua castellana, jamás hablé con él de
poesía.
Lo conocí a fines de los cuarentas, no sé ya si en casa
de Agustín Yáñez, en la de Antonio Acevedo Escobedo
o de un tercer amigo común. Era entonces Gorostiza funcionario importante del servicio exterior, aunque no de
·
en Voz baya
~~;:~oa~~~j::~~:~~·:::~c;~tii~~~~~ ~~d~~~~~elee~:~;~
ban en atenderlo y adivinar sus mínimos deseos. A mí
eso me parecía muy bien. Lo que me desconcertó un poco, no sé muy bien por qué, fue alguno de esos deseos
mismos formulados por quien, según yo y muchos más,
merecía el título de primer gran poeta del México moderno . El dueño de la casa le preguntó qué música quería
escuchar, y Gorostiza respondió, en un murmullo :
- Póngame algo de Tchaikovski a no muy fuerte
volumen ...
Yo creo, igual que lo creí entonces, que ni Pellicer ni
Villaurrutia ni González Martínez hubieran pedido "algo
de Tchaikovski." (A Octavio Paz, a la sazón en París, e
imbuido de iconoclasia surrealista, tampoco se le habría
ocurrido.) Pero Gorostiza estaba demasiado seguro de sí
para cuidarse del qué dirán los ajenos paladares estéticos. Él decía, ejerciendo con naturalidad libertades y derechos plenos, lo que pensaba.
En donde lo traté con mayor frecuencia fue en París,
en 1950. Pepe iba a descansar allí, de trecho en trecho ,
de sus afanes como ministro en Holanda, y en las terrazas de los cafés parisienses se veía con Paco Icaza, ministro en Bélgica, que también iba y venía de Bruselas, y con
los demás amigos o conocidos que residían o se hallaban
de paso en la capital francesa . Junto con Jorge González
Durán, Alfredo Gómez de la Vega y Octavio Paz (segundo secretario de nuestra embajada en aquel tiempo remoto), solíamos tomar el aperitivo en una mesita de SaintGermain des PresoY entre las brumas invernales o los calores veraniegos del barrio, el espíritu cordial del diplomático en asueto nos brindaba su miscelánea, que no
abundante, plática.
Hablaba poco de literatura, y nunca se refería a lo escrito por él. De cuando en cuando, en voz baja, se quejaba de sus vicisitudes burocráticas. Reacio a proseguir
- nos contaba sin dar nombres - halagando a sus jefes,
como requisito para conservar un puesto en la Secretaría
de Relaciones Exteriores, había gestionado una misión
fuera del país. Ahí, en los Países Bajos, carecía del rango
de embajador sencillamente porque nuestra representación diplomática en La Haya no era entonces embajada,
sino legación. Y el ambiente general que había encontrado no parecía agradarle mucho.
- Es uno de esos lugares - decía riéndose, como admitiendo que el obvio despropósito, sin mengua de su cordialidad sempiterna, era producto de una molestia pasajera, y no de una ponderación real - en donde hasta las
b onitas son feas y hasta los católicos son protestantes.
No volví a escucharle, en años posteriores, tales pequeños desahogos. Bien es verdad que apenas si volví a conversar con él. Aunque quizá le habría agradecido algunas
palabras reveladoras sobre su trabajo poético, una suerte
de inhibición, o de respeto al pudor ajeno, me vedaba in-
Biblioteca de México
14
En .1 Foro Romano.
terrogarlo. Pero andando el tiempo, un profesor de Alabama se atrevió a emprender inquisiciones sistemáticas:
recién ascendido el autor de Muerte sin fin al fre nte de
nuestras Relaciones Exteriores, el erudito Mordecai S. Rubin logró arrancarle , e n el curso de largos y abu ndantes
diálogos en su ministerial ofi cina de la Secre taría , múltiples confidencias e n tomo a su poética, y aun elaboró con
ellas un volumen exegético de doscie ntas páginas, cuya
edición mexicana, con prólogo de Euge nio Florit, alcancé a contratar, antes de marcharme a Grecia , para la colección "Poemas y ensayos", que manej é hasta 1965 o 66
en la Imprenta Universitaria de México .
La tenaz labor h e rmenéuti ca del se ñor Rubin no suscita reparo, por mínimo que fuere, y sí m e rece francos
elogios. Verso a verso, agota los recursos y las re fe re ncias clarificantes, que ayudan a comprende r m ejor las e ntretelas conceptuales del poema. Con todo - y no creo que
el minucioso análisis me desmi e nta , ni qu e la constancia
vaya en detrimento del analista- , la fu e rza conmovedora de Mu erte sin fin depende incomparable mente más de
su forma , de su pensamie nto poético, qu e de sus implicaciones filosóficas . Poco importan los augurios autorales
que cupiere interpretar en sentido contrario . Cie rto: " ...
la forma en sí misma no se cumple"; la forma llega a ser
"ilusión, nada más, gentil narcótico/ que puebla de fantasmas los sentidos"; y aun "jardín de huellas fósil es." No
obstante (al menos en su caso, que no es frecue nte circunstancia) los propios conceptos implícitos e n palabras
como éstas, despojados de la manera exacta y diamantina de su expresión, dichos, por ejemplo, como los expone el hermeneuta, o revelados por una comunicativa y
creíble prosificación del autor en persona, podrán ser cualquier cosa (honda reflexión , axiomas didácticos, guía de
pecadores .. . ) salvo poesía -o salvo el género su perior
de poesía que logró edificar José Gorostiza.
No, a mí nunca se me concedió el honor de charlar con
Pepe Gorostiza sobre temas poéticos. Ni creo que hubiéramos llegado juntos a ningún corolario provechoso . A
menos de haber discurrido acerca de métrica y prosodia,
como a veces hago con Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño o Antonio Alatorre.
Pero el creador de Muerte sin fin era de aquellos artesanos que guardan, cual tesoro secreto, las verdaderas claves de su oficio. Confesaba, sí, ¿por qué no ?, su debilidad
hacia. Tchaikovski, y hasta los macizos postulados de su
íntima teología . No m e lo imagino e n cambio -aunque
puedo equivocarm e - , ca paz de confiar a un áv ido apre ndi z, lle no de jove n admiración expectante , sus peculiares modos de componer o rompe r un e ndecasílabo .
En una ocasión , al saluda rlo en la Cancille ría , m edia
hora antes de ini ciarse un a rece pción a la que se m e había in vitado, y pu esto qu e la con ve rsación m e nuda debía
lle nar aq uellos minutos fu e ra de programa, estuve a punto
de hace rl e una pregunta qu e m e intrigaba . Pe ro un ayudante lo solicitó para consul tarle as untos e m e rgentes, y
la pregunta, que ya no logré rete ne r pu es m e cosquill eaba la le ngua , hubo de se rme contestada por una de las
pe rsonas más allegadas al Ca n cill e r .
-Señora -mascullé- , siempre quise preguntar a don
Pe pe por qué, siendo tan extraordinario poe ta, no se ha dado tiempo y maña para escribir otro puñado de poemas .
- Mire usted - me respondió con prude nte ge ntil eza
la dam a-, eso úni cam e nte podría res pondé rselo él. Pe ro
yo creo que Pe pe toma muy e n serio sus res ponsabilidades de funcionario, y no co nside ra debido abando n arlas
por mu cho rato.
Un millón de posibl es y urgentes ré pli cas m e pasaron
por la cabe za. Pe ro compre ndí que la señora es taba sie ndo am able co nmigo, y n o te nía moti vo, por bi e ninte n cionadas qu e fu ere n mi s averiguaciones, pa ra soportar un
cuestionario qu e de bue n as a prim e ras podría tornarse
impe rtine nte. Ade m ás, no le faltaba razón . Únicamente
don Pe pe sabría responde rme . Y acaso ni siqui era él.
No m e persuadió, claro, el argumento de las respon sabilidades burocráticas . Pe ro al cabo de dar vueltas a la
cuestión m e asaltó un apotegma fatalista: si gente como
Gorostiza consumó durante su vi da e ntera un solo gra n
poema, ello fue porque eso, precisamen te, es lo que le
correspondía legar a la poste ridad. Lo que estaba e n su
mano yen su destino. Y tamaño legado es e n sí bastan te.
Nadie tie ne de recho a exigir a nadie proezas lite rarias adicionales. Es como si Eliot no hubie ra redondeado sino The
Wa ste La nd, o Paul Valéry se hubie ra constre ñido al Cem enterio Marino . Espl é n dido qu e hayan produ cido ulteriores obras maestras que refor zaran lo que los consagró
e n defi nitiva. ¿Pe ro habrían sido m enos grandes poetas
de no haberlas escrito?
y conste que no intento resolver aquí el problema; apenas si me arriesgo a plantearlo.
Biblioteca de México
15
JULIO HUBARD
Debem os el acceso a los manuscritos de
J osé Go rostiza a la gene rosidad de Doña J osefin a Ortega de Gorosti za, es posa de Don José, y a sus hijos José y
Martha Gorosti za, nues tra afectísima
amiga.
Dos conceptos estár, en juego. Octavio Paz ha señalado el primero: en la tradición cristiana, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios:
un montoncito de papeles amarillentos, hojitas sueltas
tamaño esquela casi todas, y unas cuantas hojas tamaño carta.
Las primeras están escritas de su puño y letra, salvo unas pocas excepciones que fueron pasadas a máquina. Las de tamaño
carta, todas están pasadas a máquina con correcciones manuscritas. José Gorostiza no tenía la caligrafia más clara del mundo y yo tengo mala vista. Sin embargo, buena parte del material inédito ha podido ser transcrita, a pesar de que se podría
haber obtenido varias páginas más. Lo que aquí se prese nta no
es todo, pero es una muestra significativa del trabajo de un gran
poeta. En general, creemos que los manuscritos son de factura
posterior a la escritura de Muerte sin fin y, por 10 tanto, éstas
se rían las últimas páginas de la obra de José Gorostiza. Se trata
de un puñado de prosas (unos afori smos, la resp uesta a una encuesta que no hemos podido comprobar si fue publicada alguna vez y unas páginas descriptivas que posiblemente hubieran
Dios". Sólo que la div inidad no es m ás que "una máscara
grandiosa qu e no difiere un rasgo de nosotros". Se trata,
pues, de las nupcias ilusorias de la concie ncia consigo misma. Dios-vaso, Dios-conciencia, Dios-máscara, conde nado a amarse en nosotros, a m irarse m orir en nosotros. Como el prestidi gitador que extrae "largas cintas de cintas
de sorpresas", Dios se deslumbra con vidas, amores, llagas, actos: mue rtes. Nu nca desca n sa ("el ritmo es su norm a") y así, "irresponsable, eterno", se re pite sin cesar y
sin cesar se despeña e n su m uerte. Dios está enamorado
de sí mismo pero no ve ni sab e de sí n ada que nosotros
no le mostremos: nuestra muerte, su mue rte.
Son
La con cie n cia que es fru to de estas bodas [las de la forma
y la sustancia], se iden ti fica con Dios. Es "el tiempo de
El segundo gran concepto se desprende del anterior: si el
hombre es creatura a imagen y semejanza, participa también
de los dones divinos y, en particular, del don de la palabra. Tanto
el Génesis como el Evangelio de Juan comienzan con la mención del atributo del lenguaje : el mundo existe porque "Dijo
Dios ... " Y, de hecho, la encarnación de la divinidad, el Cristo,
es el Divino Verbo. Toda la cosmogonía cristiana - el origen,
la sa1vación- gira y se une en tomo al centro de11enguaje. Creación de palabras, el mundo es legible y es fabu1ab1e, pero el hombre, imagen y semejanza, puede solamente concebir y no crear.
La poca creación se reduce al ejercicio de repetir los dones: hablar de las cosas, no generarlas; pintarlas, esculpirlas, reproducirlas, trabar armazones imaginarios, nunca reales.
Para la modernidad, la palabra, que fue el principal vínculo
co n Dios, ha devenido en la más grave causal de divorcio con
todo 10 que signifique otro mundo, trascendencia, metafisica.
Para volver a Mu erte sin fin
El lenguaje ha dejado de ser un regalo divino y se le concibe
El conflicto de Gorostiza es la conciencia, no el mundo . En se n- ahora como un sistema de convenciones. Las palabras y las cotido estricto, es un hi1emorfista para él, el mundo es sustancia sas han venido padeciendo, desde hace por 10 menos dos siglos,
y es forma, no una ni otra: "la forma en sí misma no se cum- una am istad acérrima, pero no un vínculo fundamenta1.
El mundo pudo se r cabalmente captado por las palabras porple" y la sustancia sólo se percibe inform ada El mundo está en
orden y la zona de conflicto es la mente, al mismo tiempo obli- que existía un agente activo que los unificaba en un sentido,
gada a levar anclas de la realidad tangible e impedida de tras- ulte rior e indemostrable, de verdad. Pero, por otro lado, cortar
cenderse a sí misma: "oh intelige ncia, soledad en llamas/ que la unión porque resulta inválido recurrir a 10 indemostrable, no
puede ofrecer ninguna salida ni a las preguntas sobre el origen
todo lo concibe sin crearlo".
o
el fin, ni a la conciencia. Una vez roto el cordel, el niño puede
Sin importar si era practicante o siquiera creyente, Gorostidespedirse
definitivamente de su globo.
za está por completo inmerso en la más pu ra tradición católi ca
Al pensador mode rno el mundo le queda cada vez más leoccidental y, en particular, en el más dificil aspecto del pensamiento cristiano moderno. No en vano los tres epígrafes que jos; las ideas se le aparecen cada vez más como síntomas de un
encabezan Muerte sin fin fueron tomados del libro de los Prover- enfermo terminal, un síndrome de inmunodefi ciencia imaginabios. En particular uno de ellos, el tercero, sitúa el asunto del ria. No es casualidad que cuando e11enguaje perdió su estatus
de víncul o divino, se decretara la muerte de Dios: para que se
poema; dice Yahvé:
pudiera decretar la muerte de Dios, con todo su escándalo, anMas el que peca contra mí ·defrauda su alma; todos los tes tuvo que cortarse el vínculo que demostraba su relación con
qu e me aborrecen aman la mue rte.
la realidad: antes tuvo que morir el lenguaje. Y fue esta muerte
formado parte de una narración) y un par de poemas inconcl usos: Tres paisajes en vidrio y el que debería haber sido un poema tan grande y ambicioso como Muerte sin fin, titulado El semejante a sí mismo. Si bien inconclusos, los fragme ntos de los
poemas alcanzan a mostrar un poeta que nunca perdió su fuerza ni su inteligencia. Son fragmentos, pero no puede dejar de
pensarse que son suficiente literatura, suficiente poesía como
para considerarlos dentro de las obras significativas de José Gorostiza.
Biblioteca de México
16
la que precipitó el frenesí de las grandes muertes sucesivas: de
la de Dios (Feuerbach, Marx, Nietzsche, Sartre, etc.) a la del
Hombre (Nietzsche, Foucault, Deleuze, etc.) y de ahí a la de los
paraísos terrenales, las utopías y los marxismos (Karol Wojtila,
etc.) y la posible extinción de toda vida (Aridjis, por ejemplo)
-pero esto ya es adelantar vísperas. Volvamos a 1939. Vale hacer notar que, en lengua española, la primera intuición profunda y exposición de esta problemática es, sin duda, Muerte sin
fin. Gorostiza, lejos ya de la confianza de los argumentos ontológicos -convertidos en juegos de palabras que ni trascienden
la conciencia ni pueden asir la realidad- se topa de bruces con
la continua muerte de Dios en la conciencia, y del hombre en
su "frenético parto del desnacer" (Xirau dixit) al querer remontarse con las palabras hasta más allá de su origen.
Poner turbia el agua por hacerla más profunda
Y, a fin de cuentas, qué fácil es describir oscuridades, opacidades. La sensación de profundidad es la ventaja del confundido:
ver el infinito en un palmo de narices es mucho más fácil que
mostrarlo en su menuda taracea de precisiones. Juego del adivino, del profeta falso, del mal poeta y del filósofo patidifuso,
la oscuridad tiene cara de verdad oculta, de muchas ideas, de
profundidad; es un ambiente en que se privilegian las teorías
por sobre los datos, las armazones de palabras que refieren a
palabras por encima de aquello despreciable que todos podemos ver. Para ser profundo, parece, bastaría con carecer de sentido común.
Es mucho más fácil, por laborioso que sea, ver en Gorostiza
un cabalista, un gnóstico, que leerlo en su inasible claridad. Pea verdaderamente profundo deja ver sus alcances - y por
cia de ímpetu y aliento. La mayoría de los fragmentos fueron
escritos después. El poema buscaba ser una contraparte vital,
encontrar una posibilidad de cesar la muerte, de fijar la vida
en un punto certero.
Tal vez no se hayan terminado las partes del poema, pero
la estructura que habría de seguir sí quedó fijada. Se trata de
un poema escrito por apartados que se unirían más por su armazón intelectual que por la temática evidente de sus versos.
Podemos con toda certeza afirmar que la influencia más importante es la de The Waste Land de T. S. Eliot. No sólo por la urdimbre de las partes sino porque es de Eliot el único epígrafe
que fue escrito sobre los versos del poema y porque una de las
partes, a veces, se titula "Muerte de fuego" y se concibió de modo
semejante a la "Death by water" del poema eliotano. Escrupuloso por el orden como era, José Gorostiza tenía apuntados ya
sus epígrafes en unas hojas aparte:
Muerte de Fuego
Epigrafes
l. Budha. Sermón del fuego .
2. Cantar de los cantares, 8-7
3. Apocalipsis 20-1 2 a 15
4. Goethe. Fausto . Idea de la Flamme nthod .
5. Eliot. The Waste !...and. I.-Burial ofthe Dead .
"That corpse yo u planted last year in your
garden - Has it sprout?
Cada uno de los cinco fragmentos precedidos de
e pígrafes de la Vita Nova: 1
(Desde Luego, Gorostiza citaba de memoria la muerte de fuego del Fausto es "Flammentod"; el segundo de los versos citados
I
de Eliot dice: "has it begun to sprouU", y es la Vita Nuova. Lo
importante no son las erratas - ¿habría que recordar que se trata
de papeles personales L sino que Gorostiza citaba de memoria, es decir, cargaba un mundo lleno de recuerdos blblicos, de
literatura clásica y de influencias contemporáneas.) Tal vez para el resto de sus contemporáneos la influencia literaria más
evidente haya sido la de Paul Valéry, pero no para la poesía de
madurez de Gorostiza, quien encontró en Eliot la justa idea de
tradición y de modernidad. Las influencias no se muestran sólo en la concepción de las partes del poema, sino en la irrupción del lenguaje coloq uial. Muerte sin fin es un poema abstracto y con pocas referencias coloquiales, a diferencia de El
semejante . .. que, sin dejar de ser abstracto, continuamente recurre a referencias que quién sabe si Gorostiza hubiera siquiera imaginado antes en un poema suyo: el agua de horchata -que
corregimos un poquito porque en el manuscrito dice "orchata"-,
la piñata, las fritangas, el burgués que compara las nalgas de
su mujer con un "flan a la vainilla", etc. Puede ser que, con la
edad, con la sabiduría ganada y con -acaso- la fatiga de ser
considerado un poeta solemne, haya decidido aligerar la carga
de su adensada inteligencia recurriendo a objetos corrientes, a
situaciones com unes. Lo cierto es que se trata de un poema,
fragmentario, sí, pero suficiente para descubrir que Gorostiza
es un poeta con muchas facetas sin explorar.
eso es dificil lidiar con la claridad. La sorpresa de su nitidez ha
sido magníficamente glosada por el alquimista Cuesta:
Imaginad a un ciego que recobra su vista en medio de un
espacio que durante muchos años ha recorrido con el tacto
en todas las direcciones. Su primera visión, que es tambié n "una imagen atónita", ¿no será percibida como una
nueva revelación de lo que su tacto se ha representado?
¿Y no le parecerá la luz tanto más intensa cuanto más se
identifique lo qu e revela a los ojos con las imágenes táctiles que sus ojos cultivaron en la oscuridad? Esta acumulación de lo visual y de lo táctil es la gracia para él, y no
el descubrimiento de lo que nunca habría visto .
El semejante a sí mismo
Cuando Gorostiza terminó Muerte sin fin lo leyó a sus amigos
en una pequeña reunión. Al salir, Jorge Cuesta le dijo a Ortiz
de Montellano (¿o fue a otro?): "dudo que pueda volver a escribir algo". Tenía y no tenía razón. Gorostiza no volvió a terminar ningún poema (ni siquiera Declaración de Bogotá, publicado
en 1948), pero escribió páginas extraordinarias que deberían haber rematado con la culminación de un poema tan ambicioso
como Muerte sin fin : El semejante a si mismo. Al parecer, este
poema debía haber continuado la gran línea alegórica y desprender la conciencia del poeta del infierno de la incesante muerte
para conducirlo a un purgatorio donde pueda, al menos, pretenderse "la fijación del ser, esto es, rehuir la muerte, encontrar la eternidad".
De los fragmentos del poema, seguramente algunos surgieron al mismo tiempo en que se escribía Muerte sin fin y, al parecer, np encontraron cabida en sus páginas debido a la diferen-
Nota sobre un tema obiigatorio
La principal frase del "Argumento" manuscrito dice claramen1
No se añade nada después de los dos puntos.
Biblioteca de México
17
te que "el tema principal es el amor." Tal vez sea éste el tema
más recurrente en todos los manuscritos y, sin embargo, Gorostiza no es un poeta marcadamente erótico. ¿De qué amor se
trata? No sólo de Eros, sino también de las otras posibilidades
desprendidas del cristiano leído en Platón : la filía y, sobre todo,
el ágape, el amor de la participación del espíritu. Es claro que
de esta clase de impulso amoroso estaba lleno Gorostiza, de eso
que se reconoce como respeto, compasión -por eso nunca pudo ser nietzscheano- , caridad, las virtudes más demodé para un
hombre de este siglo -y que, paradójicamente, son las que lo
convierten en un verdadero escritor contemporáneo, según la
lección de Eliot: capaz de asumir la tradición y ponerse en perspectiva para situar los problemas más serios de la modernidad.
No se trataba de una mera actitud, sino de un modo particular
de vivir entre ideas propias y ajenas.
De estructura cristiana pero sin poder ser abiertamente religioso (y no es que fuera un cri ptocatólico: sencillamente, no se
podía creer con los ojos cerrados a la inteligencia), con una educación tradicional y enfrentado a tiempos iconoclastas, Gorostiza es, de su generación, el poeta en que más claramente se
lee el sino de los tiempos. Para él el amor nunca dejó de ser
ese cúmulo de instrucciones cristianas, a la vez que enfrentaba
- tenía que enfrentar- un hecho real: el amor es también asun to
de la carne. En las páginas de un block personal de notas, donde iba poniendo en claro las ideas para El semejante ,escribió una lista de tópicos a tratar
1.- El tema amoroso escaso en literatura moderna y aun
en trato corriente .- Ideali zado por el rom anticism o, cuando
el psicoan áli sis descubre el fo nd o sex ual de su poesía , el
hombre se siente ave rgonzado . La posición paga na .
2.- La aten ción a sí mismo necesari a para escribir e l
diario, desgarradora , sobre todo cuando se necesita ol vidar, n o cuan do se coteja la alegria .
3.- Más sobre el hombre extraordinario , uniforme como el de militar. prestigio para con seguir el amor, anzuelo; no , el hombre común , pero no peyorativam ente, sin o
como el orgullo máximo .- Since ridad del sen timiento de
pequeñez, pero no e xpresable en otras palabras, suen a a
"dejarse caer" para qu e lo levante n a uno. Las palabras
iguales, pe ro la sinceridad diferente, deberia advertirse .
4 .- La "ridicul ez" o "chocancia" e n el sentido de un a
cortesía artificial e innecesaria . La espon tane idad exquisita . Por qué no lo advierte?2 Por otra parte, signo de un a
ate nción concentrada e n e l objeto de a mor 3
Críti ca de la actitud intelectual desde el punto de vista
de la mujer. Orgullo demoníaco. La naturalidad del placer.
Un soneto sobre
Qué hosco amor en su acritud acierta
Idea del amor como aspereza, acritud.amor frío sin voces ni pájaros - tenaz,
obstinado, rencoroso- [imagen del tiempo
como pura combustión o fusión lenta.]
II
Porque se trata de salvarlo de la muerte,
de sacarlo al placer de los sentidos - ojos
que acarician, manos, boca- o Todo eso lo
acaba en su propia combustión.- Arrancarlo
de ahí y ponerlo en la inteligencia, donde
dure. (Ver "Querella"4 en lo relativo.)
Los manuscritos añaden toda una compleja dimensión religiosa: el poeta busca el amor, en principio, de la amada pero
luego pega un salto hacia las regiones abstractas de la inteligencia, en busca de una forma de amor más amplia. Continúa el
manuscrito:
Sonetos
Busco en el jardín del lenguaje las voces
que te recuerdan - hacen tu memoria, te
reconstruyen, son tu eco - y te las doy.- Te
llamo, según el momento, forma, isla, agua,
nube - pero la gente no te reconoce.
Te quieren muerto. Fácil de adorar como
un ídolo. Becerro de oro. Te quieren saber
con boca y manos. Un solo hombre. Pereza.
El trabajo de amar no lo comprenden .
Ellos no te aman.- Amar es conocer. =
Atención profunda. Si te amaran podrian
hallarte, como yo, en la isla, en el agua o en
la nube, en donde ellos, los tontos, piensan
que te escondo, pero en donde yo sé que te
descubro.
En el ideario del poema inconcluso, Gorostiza se sitúa como
Lo sorprendente es que, tratándose de sonetos y del tema
un hombre común de su tiempo, sin imposturas, sumergido en
amoroso,
Gorostiza no haya caído en la más fácil tentación : trala divagación del amor posible, no en el maravilloso idilio del
tar
de
convertir
el petrarquismo (y esto incluye, por supuesto,
gran amante.
desde
Garcilaso
hasta Quevedo, Góngora y Sor Juana) en un
Al parecer (por las notas al margen, por las numeraciones
asunto
de
sintaxis
y vocabulario modernos. Gorostiza tuvo la
y los señalamientos en los manuscritos) toda esta divagación
capacidad
de
someter
las tentaciones alegóricas a la problemáhabría de generar la parte "III. - Isla del cielo" de El semejante .
tica
contemporánea
de
su conciencia, incapaz de restabl ecer,
Esta parte se compondría de sonetos concatenados, los mism os
por
la
vía
que
Dios
garantizaba,
los vínculos trascendentes ensonetos que aparecieron en 1948 (Del poema frustrado, bajo el
tre
amor
y
mundo.
El
amor
del
que habla Gorostiza tiene por
título de "Presencia y fuga" ,) y otros que no fueron terminaobjeto
primero
a
la
amada
y,
como
objeto final, al Dios muerto
dos. Los publicados son sonetos en los que el poeta se interna,
intelectualmente, en la búsqueda del amor a través de la con- "te quieren muerto. Fácil de adorar como un ídolo. Becerro de
oro." Hasta aquí, podríamos estar hablando todavía de la misciencia. Dice el manuscrito:
ma idea de Muerte sin fin. Sin embargo, Gorostiza quería escriL En el manuscrito nunca se abre el signo de interrogación .
bir
un poema que tuviera "por objeto la fijación del ser, esto
3 Siguen unos fragmento s tachados.
es, rehuir la muerte, encontrar la eternidad".
<JO" Y Jo..flno Goronlza .n lo. lardin •• d. Villa Borgh..., frente a la ••tatua d. Goethe.
4
Al parecer. un poema desaparecido llevaba ese titulo .
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JOSÉ GOROSTIZA
1semejante
El tema principal es el amor, descrito como un narcisismo,
es decir, como un proceso de la búsqueda de sí mismo, que naturalmente no es gratuita, sino que tiene por objeto la fijación del
ser; esto es, rehuir la muerte, encontrar la eternidad. (En estas circu nstancias se tropieza sie mpre con Dios, cerrándonos el paso.
De una manera incidental, se le atribuye a ÉL una actividad semejante, buscándose en nosotros, donde encuentra su eternidad . La eternidad es efímera.)
así mismo'
MNEME 1 3
l.- Dime, Tiresias.
2.- El indio
3.- El crio110
4.- Te pregunto: ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué no
salimos de e&Lv infierno de litografía? Me respondes:
5.- Nuestra ficha, Tiresias, nuestra ficha, (el génesis
en
un ambiente de feria) y por eso estamos aquí con
JI
un grano de maíz en el ombligo.
Motivos insistentes.- El de la lotería en la Feria (nuestras fi chas, 6.- Ante esta diversidad de gentes y cosas: la piñata,
el grano de maíz en el ombligo) que se repite al salir la luna enumeración, los refrescos, las fritangas.
7.- Pero mira esa brecha.
en la "quinta luna", parte final , con alusión a Khayyam.El del sueño (a la manera Calderoniana) con alusión al filóso- 8.- Espíritu que te contienes - yo ni esto ni 10 otro.
fo chino y a Hamlet en el monólogo, que se repite en la parte 9.- colocación -café de chinos, cine, cal1e Rayón .
final del ... 2, cuando se invierten los términos y resulta que soy 10.- pero tapona.- Final: entablemos el diálogo, yo
la image n que se ve en mí.
conmigo mismo que eres tú.
En el Foro Romano.
Biblioteca de México
20
l.
La feria l
That corpse you planted last yea r
has it sp rout ~ S
DIME, Tiresias, germen de inmundicia:
¿Qué no podré cruzar este nutrido
arrecife de caras
ennegrecidas, ay, el humo lent0 6
en los turbios mecheros de petról eo?
Todo este infierno de litografía
¿qué no podré cru zarl o -sordo y ciego puesta el alma (rumbo) a la isla.
y de una em inente edad?
qu e me anuncian el reposo en el agua
la hondura en el espejo
o el alta claridad de un mediodía
una edad que acaso
en la alegría
(v - )
he cumplido
esa más honda claridad de l alma?
• ••
MIRA, Tiresias, corazón de palo,
necesito cruzar este nutrid0 7
arrecife de caras
ennegrecidas, ay, el humo lentoS
en los turbios mecheros de petról eo
y esas risas de cal policromadas,
esas miradas 9 de litografía
y este universo 10 todo
que suave nos embiste yaprisiona "
con sus tumbos de ruido sofocante: 12
aquí entre flores, cintas y oropeles
orgullo de una flora gigantesca
madura la piñata;
allá el río de horchata subterráneo
que reposa entumido en las tinajas
y a cada paso
inesperado, alegre, repentino lJ
un cohete de aroma: las fritan gas"4
*• •
Porqu e mira.
[La noche, acaso el aire, '8
la soledad quizá que nos procura (embrolla?),
aislándonos, el ruido
me han ahogado la voz hasta la asfixia
y la asfixiél , Tiresias, es el humus
donde silba magnífico el secreto.]
¡Hem e aquí, pues, me puse un día
el índi ce en mis ll agas
y no creí' La carn e, el acto mismo
qu e es la flor de la carn e
ora brote en la umbela de una dádiva
de un asesinato
(u - u) 19
o en la
el mismo pe nsam ie nto,
- fruto aéreo
de la ca.rne todo esto , oh Tiresias, lo hall é hu eco.
• ••
Me hieren esos tristes
policromados ángeles
que al duro torso
tatuada lucen el ascua de un sarape;
me hieren en la entraña
el diente de oro de esa risa obscena
y el áspid
de esa mirada ls
que impide
nuestra fuga
•••
Hasta el límite oscuro de mí mismo
allí dond e hecha espejo la mirada
se mi ra ató nita mirar
nada , ni el ai re, ni los peces, nada
ni siquiera el Espíritu de Dios
sobre la haz de mi caos.
(~ v - )
(uu - u)
mejor que no la fría
rectitud de una espada
•••
No, un in stante después, cómo podría, 20
si se me llama a juicio,
ay, dime tú , cómo podría contestar este
/ crim en
(su icidio)
ante el rigor de un puñado de azucenas
¿ni cómo, con qué manos tenebrosas,
abriría los brazos a la luz?
¿Con qué si niestro grano
21
habría,
de emponzoñar el agua de mis pájaros,
(u - u)
para poder quitársc:me
"¡Está muerto, ahora sí está bien muerto' "
• ••
Todo este infierno de litografía
¿Qué no podré cruzarlo ciego y sordo
puesto el rumbo a la isla
de una eminente edad?
La edad que cumple el agua en el remanso
y el espejo en la hondura
y en la pureza l 6
el alta claridad del mediodía
y que acaso
en la alegría
cumplí
remanso, hondura
claridad del alma.
¡La
edad que cumple Dios el sábado l
Yo no te acuso, no , yo no te acuso. 22
.**
Biblioteca de México
21
En las entrañas de los pájaros
te oigo , gota a gota, en otros días
filtrar la __ esencia que parece
ser yo ... [oh, deja en paz esa barraca (no mires más)
(Precarius Plotinus)
el místico oriental
Doctor PréEtorius
___ en la Universidad de Heidelberg. (burlado)
I (graduado) (u - u)
¿Para qué?
Las estrellas entrañan otras cifras,
el cristal, confundido, habla otra lengua
(que el mágico no entiende)
(Se queda) (con el tónico espantoso)
un conjuro de paja
y el hisopo mecánico que escupe
un agua catarral de bendiciones
¿Pero esto justifica los diez céntimos?]
Te oigo en las entrañas de los pájaros
trazar la esencia de mi esencia
y digo: sí, esta magnolia ciertamente,
esta estrella de navegar el aire
que me guía a través de los
frutos del espesor,
y he aquí que yo ahora la disfruto,
me anticipo al deleite de los pasos
que intactos yacen ante mí
henchidos de su gravedad o alegres de la ligereza
y he aquí que yo, ahora, con semejante flor entre
Ilas manos,
me tiendo ante las olas de la temperatura.
ca
***
Nada te duela ... 23, por tanto, que no sea
(-)
un eco de mi angustia,
un sedimento del terror con que te sigo,
crucificado a tu cadera,
(,:-, u - u)
a través de este infierno,
porque a mí sí -acaso por una nostalgia
de este clima- me duele toda esta carne triste,
jadeante, que conjuga el sudor de su marea,
aquí a tu lado,
(acantilados)
rompiéndose en altísimas espumas,
en llantos, en plegarias, en (sonrisas)24
Me duelen estos tristes
policromados ángeles
(ciego)
(,:-, v - u,:-,,:-, - u)
que al raso . ..
tatuada el ascua de un sarape 25
de estos tristes ángeles morenos,
corona de maíz
(y ay tierra)
que marchan como espectros, de puntillas,
(como si)
porque 26 sienten aún en los talones,
la soga mordedora de la brasa
¡ellos que allá en su paraíso, junto al agua,
agudas flechas de aire 27
para arrancar un capo de plumas (relucientes)
rosa , amaranto o en índigo (teñidas)
***
Debe haber una brecha ,28
una hendidura mínima
(así sea mínima)
por donde el ruido
de la feria (sangra) (- u)
gotee su sangre de humo
(,:-, u - u)
sobre una celeste inmensidad de feria,
porque allá - ¿lo sientes? - contra un silencio a
I ráfagas
un húmedo silencio de pasos (aún recientes)
un silencio de huella en los umbrales 29
que deja adivinar que afuera reina
una desierta calle anestesiada
en cuyos ojos de __ flotan (morfina) (u - u)
inútiles -moscas, moscas volantes- los faroles .
Debe haber una brecha
una ventana 30 . .. [pero afiánzate a mí mientras te
I hablo,
3
(tapona)
pero en sordina ! de una callada cera
el (alerta) caracol de los oídos,
que una entubada cizca de manubrio
(nos)
te llama desde la isla giratoria
donde el prudente mises
(gira, viaja)
salta 32 graciosamente transformado
en su propio caballo de madera,
(en donde tú , a tu vez,
inmenso
I (bañado, teñido) (u - v)
(en el maná de luces que descarga
(llueve)
(en su
embriaguez la rueda Ferris33 , C,:-,)34
ay, a tu vez, oh cuerpo te
( .. . ías)
en un pingüe marrano de tío-vivo.]
(12)
I (mal acento)35
Porque mira . . . en pudiendo escapar, me gustaría
situar nuestro monólogo
(no es eso)
no en una edad Coh no) en un espacio
(ojo)
firme, sensible al tacto, sólido
un espacio tocado hasta el delirio
en el haz de sus
dimensiones . . .
(- v)
Oh! no en un cine -claro está- pero sí en algo
como un cine, con algo de su sombra,36
sombra de encina milenaria en torno,
con su clima de égloga,
allí, a orillas del lliso de la música,
mientras, ya no en nosotros, fuera - - C- u)
en el jardín
de la pantalla
(u - )
Salicio y Nemoroso juntamente,
fantasmas nuestros, abuelos (esencia de nuestra queIja),3? recurrencia
se deshacen como pastillas de 010r38
l en una (disolvencia) de zampoñas;
no en una plaza, no, pero sí en algo
(tímida)
como una plaza cándida de aldea,
con sus cuatro laureles candorosos
la iglesita de enfrente
(cal azul, rosada)
(soleada)
cae su tierra encendida que gotea
al toque de oración como un sollozo
de bronce derretido
y acaso con la fuente irremediable,
(mejilla)
la úlcera de lama en la epidermis,
la (imperceptible) tos de una hoja seca . ..
< _________________ >39
no en un café de chinos -claro está pero sí en algo
como un café de chinos _ _ __
que tenga el aire duro, coagulado
en un ámbar confuso de bujías,
una 40 __ humedad de gruta ____ (en el cielo)
/(vv)y(-u)
Biblioteca de México
que un cigarrillo solo
. . . 41 de
estalactitas 42
(u - )
. . . . .. .......... . ... . . de penumbra 43
en el rincón del fondo
y un chino de marfil que allí discurra
- los ojos fijos en el pan de pasas 44
como allá, en otros siglos, los hundía
(los fijaba)
en las
montañas de la niebla (- u)
cuando al romper la noche descendía,
gusanillo de
( -v u u - u)
la lenta procesión de los farolesun bast0 45 chino de marfil _ __
Chuang-Tzú
que esgrima entre tus manos amarillas
el celeste problema
(oprobio) (~ u - v)
•••
¿Qué es en sí, Chuang, una mariposa?
_______________ _
_ 46
- - Chuang - - - - - - - - - - ¡Oh dulce Chuang, abuelo prematuro,
raíz lejana,
cimiento paleolítico
de una meditación inagotable,
única que es en sí toda la mariposa!47
Pero no es eso, no, 10 miro ahora
en este espejo de pal ahras
(engañoso)
/(- v)
que oponga
(uu - uuu - u)
entre algo que no sé cómo se llama
y su nombre emboscado en el lenguaje;
no es eso, no, no es una edad,
no es un espacio _ __
(- vvv - v)
hacia donde
nuestra fuga,
(u - u)
más bien, es todo lo contrario,
es un
ti emp o sin edad, un tiempo
/ adentro CJ
es un lugar
si:! espacio
(purgado) (v - v)
crucificado a
(nosotros) (- v,:,v - v)
como a los goznes tú de mi
(v - v)
como yo a la delicia de tu carne,
(ay , oprobio de la lengua _ _ _
(ojo: 8)48
que escondió la palabra palpitante,
oprobio de la lengua mentirosa,
porque no es eso, no, no es una edad
no es un espacio,
es un amor -si este es el nombre- (acaso).
II
La fle ~ _:t ell
casa d: ~=;)_o 1~¡r_
1
¿QUÉ más daba, así fu era , el tierno hombre
con la cereza apuñaleada,
el dulce trato de los buenos vinos
o la tortilla apóstata
(fría)
(que aman) e n su hoguera de ron
ni el cansancio, la música o el ruido
ni el honesto burgués que siempre encuentra
las nalgas de la esposa
en la opulencia
de su opulent0 50 flan a la vainilla?
Mira el silencio, míralo.
2
Afuera, la ciudad, la loca insomne
navega hacia otro día
-gallardetes de bruma entre los mástilesa través de estas hojas que entornando
los párpados de azufre en las esquinas
trazan hondos canales a su sueño. 51
Biblioteca de México
House-Party
AMANECER, edad no de la blancura.
La misma edad, la madreselva, 52
pero otra luz, pálida,
pero otra resurrección que se gesta en las lámparas
que entibia y evapora los sonidos
que refresca el lenguaje
y hace brotar -oh fuente de silencio- el ojo helado.
Iban a despertar los mirlos
el olor a cedro de un fonógrafo,
iba a fundirse el hielo de las manos
que aire ya meciéndose en la nuca
mecían un sauce de oro adormecido.
El trópico marchito en las alfombras
iba a estallar en tropos retorcidos
en tanto que, hecha fuente, la ventana
con su rumor de ómnibus lejanos
corría -el blando pie encerado- hacia la puerta
por el cauce de un pasillo.
(u - u) 53
Ibas a desprenderte, por fin, libre,
de tu gruta de sombra,
rescatada a las muertes innumerables
que un día, juntas, hechas espiga en ti
cimentaron en el aire, en el tiempo -la eternidad
/ de tu tránsito;
rescatada a las muertes que engendrarás un día:
muerte que estrangula escondida las células de la
/ epidermis,
la muerte de fuego que te quema los ojos
la fina muerte airada
que te punza el corazón, mientras duermes, con el
/ alfiler de un sobresalto.
la muerte en fin incomprensible e incesante
incesante, incomprensible,
incomprensible,
incomprensible,
que, oculta en la lenteja de los péndulos,
no me entrega de ti el acto imperfecto, pero puro,
/ que está por ser a cada instante,
sino el acto interrumpido o roto, aunque perfecto,
/ que fue ya,
ayl las cenizas de ti eternas
tu eternidad hecha cenizas ...
VI . La luna
quinta
54
Je parle durement aux
morts paree qu' il faut
leur parler dur
Jules Supervielle
Para Quinta Luna 55
la idea de una cicatriz en la voz que se manifiesta
por el endurecimiento de algunas palabras en que
me tiembla. -me gusta mi voz, es como una piel suave a la caricia.la idea de que unos extraños en los que me reconozco, me gritan con mi voz: ¡ese pendejo'
la idea de que vivo en círculo de afrentas : el rico
podenco, el amo necio que convierten en eso mi fatiga, etc. y que se apropian de mi ciencia.
desarrollar bien la idea de los fantasmas que me
acompañan -en uno mismo nada quizás sino el
sueño.
Biblioteca de México
24
(
15 Co nservamos los mismos espacios en blanco del man uscrito original. Se trata de ve rsos sin acabar y, por ello, nos limitamos a sugerir,
e n los paréntesis colocados a la de recha, la escansión posible de los fragmentos que hubieran redondeado el ve rso, según la prosodia que Gorosti za salia seguir en sus poe mas de metro mayor . Las silabas acentuadas se significan con el sign o "- "; las no acentuadas, con "v', y las
de acentuación dudosa, con "u".
16 Gorostiza duda e ntre tres posibles palabras: "pureza", "latitud" y
"anchura ". Dejamos la primera porque en ese orden están puestas.
17 Hay otra posibilidad m étri ca perfectam ente posible : (u - '::! '::! '::!
- u), que haría un endecasllabo.
18 En otra hoja , Gorostiza te nia escrita una variante e n la que cambia los primeros seis versos por trece, los se ñal ados entre corchetes:
.
ci~
ID el eepacll1 ineollllle que .apara
Porque mira .
[la noche , acaso el humo
la lucidez quizá que nos infunde,
aislá ndonos, el ruido,
me desecan la voz hasta el ahogo
y la angustia, oh
, es el aire
donde silba la escala del sarcasmo,
la m e ntirosa le ngua conge lada
por una parálisis de hielo,
sil e ncio no, astillas se me hace,
c ua ndo in se nsato quiero
fra ct ura r el e nigma
co n la poca ga nzú a de la bella
palabra rigurosa :I
el fruto de la flor; el penea.1ento
acto en que gel'll1na
una lINerte de aguJ . . .e acapara.
rebri1, abeja de l a
•
v••
J
mi voz. .e nutre de mi allento,
ll1J)one lINeo.. turbi.. • ml oara.
~
"
'~o'ee~ ~
'Qu4f amor,no ob.tante, en eu
• de.trulr e.te bAllto enemigo,
que al comp'. de mi pulBo me ~»,rt.,
, v o "v\.
¡Templado hielo,
• 1.
-'W
glaolal abrigo'
iluánto -para que dure en él- l1bert.
en m!, que ,. no mor1r' conmigol
Orl.ln.1 c.rregldo d.llOn.to que .bre l. . .rI • ." .....
..nel. y fu...., con .1 vl.to bu.no d.1 poet••n l....
quin. superior derech•.
1 Se trata, sin duda , del poema más grande y ambicioso de Gorostiza , después de Muerte sin fin. El poe ma qu edó in concl uso y sin un armado definitivo, aunque con partes no sólo bi en desarrolladas sino incluso comparables, por momentos, con las de su gran poema publicad o.
Existen dos indi ces para de finir la estructura del poe m a; seguimos la
más recie nte :
El se m ejante a si m ism o
1.- Testimonio del hermano siam és.
11 .- La fiesta e n casa de Rolón .
111.- Isla e n el cielo.
IV .- Narciso consulta la hora .
V.- Inci so del intruso.
VI.- La luna quinta .
Desgraciadamente, los manuscritos de las partes III , IV Y V están
muy confusos y casi imposibles de descifrar . Sin e mbargo, de las otras
partes pudo obtene rse lo que aqui publicamos.
2 Palabra ilegible .
3 Se trata de la lista, punto por punto, del ideario de la primera parte "1.- LA FERIA".
4 Esta parte del poema corresponde a la primera de la estructura,
el "testimonio del hermano siamés", aunque el mismo Gorosti za se refiere a ell a con varios titulas: "Monólogo e n un fond o de feria" , "preludi o en un fondo de feria ", o "muchas caras", refiriéndose a uno de los
ve rsos.
5 Seguramente , Gorostiza citaba de memoria los ve rsos de Eliot :
'TIlat corpse you planted last year in your garden,
'Has it begun to sprout' Wi/l it bloom this year'
The Waste Land, 1, vv . 80 Y 81 .
6 Gorostiza nu nca estuvo seguro de este verso: aparece con unos paré ntesis manuscritos y, en la siguiente versión, la palabra "le nto" aparece señalada e n un circulo, como e n observación.
7 "Nutrido", e n el origi nal, señalada e n un círculo.
8 Palabra señalada con un circulo. Véase nota 4.
9 Señalada con un círculo.
10 ldem .
11 Verso subrayado.
12 1dem .
13 1dem .
19 Verso de ace ntuación anómala, aunque ace ptado e n la prosod ia
tradi cional , con acentos sólo e n cuarta y décima silabas.
20 A partir de aquí , copiamos de otro manu scrito que , e n lo demás,
coincide casi compl etam ente .
21 Palabra il egibl e.
22 Siguen doce versos tachados .
23 Fragme nto ilegible .
24 Sigu e n catorse ve rsos tachados .
25 Sigue una palabra ilegibl e e ntre paré ntesis.
26 Palabra señalada por un círculo. Gorostiza dudaba en tre este verso
y la variante que daria el condicional : "como si . "
27 Sigue una palabra ilegible, e ntre paréntesis.
28 Gorostiza apunta , al marge n supe rior, la variante : "Ha de habe r
un a brecha ", y una anotación que di ce : "(conectar mejor)" .
29 Sigue un paré ntesis ilegibl e .
J O Al m a rge n, Gorostiza apunta la variante : "salida".
31 Gorostiza dudaba de esta palabra .
3 2 Variantes: "gira", "viaja"
33 Palabra dudosa .
3 4 Para conse rvar la estructura de la ve rsificación, Gorostiza tendria
qu e habe r escrito, e n el espacio vacío, un monosllabo o un bisl1abo grave, terminado e n vocal, que hi cie ra sin alefa.
35 Ciertame nte , la a nota ción no es una variante sino una observación sobre la prosodia de l ve rso.
36 Variantes: "fresca ", "fronda", "prieta " y una pal abra ilegible .
17 Las cursivas son fragm e ntos agregados al marge n .
38 1dem
39 La sepa ració n e ntre los ve rsos es de Go rostiza . Hay una nota al
margen que dice : "que no pudiendo escapa r me gustaría".
40 Entre pa ré nte sis, se apunta "azu l", qu e debe ría ll e nar el primer
espacio vacío del verso .
4 1 Palabra il egibl e . Se trata de un trisnabo grave : u - u .
42 Variaciones para el espacio vacíe' : "aé rea ", "e té rea ", "cósmi ca" y
una palabra ilegible .
43 VersO il egi bl e .
44 Sigu e n cuat ro ve rsos tachados .
45 Palabra dudosa .
46 Las tres lineas punteadas están tal cual e n el original.
4 7 Una nota manu scrita dice : "( Ella es, cuando lo lan za el .
- il e- il egibl e- mariposa que se sue ña )".
gibl e- la
48 La nota segurame nte indi ca que el ve rso tie ne una estructura octosilábica (e l ace nto fijo e n la sé ptima silaba ), que no e mpalma bien
e ntre ve rsos e ndecasl1abos y sus de rivados . Por ello , ta mpoco pod e mos
inclui r la grancación de la posible m é trica .
49 Con este fragm e nto se inicia la segunda parte del poema, que contie ne estos dos peque ños poemas y otro, mayor, co n el título de HOUSEPARTY .
50 Gorostiza dudaba e n la dupli cación de esta palabra . En los dos manu scritos, uno j unto al otro, qu e contie nen este poe ma aparece tac hada una u otra re peticio nes.
5 1 Variante: "trazan la ruta (los rumbos) de su sueño."
52 Varian te manuscrita al marge n: "La mi sma edad , la blan ca edad ,
la madrese lva ."
53 Otra variante m é tri ca : (u - u), si se busca qu e "de " y "un" hagan
sinal efa.
54 Gorostiza escribió esta parte para cerrar el poema de El semejante a si mismo. Desgraciadamente, los manuscritos son casi ilegibles y,
por lo pronto, sólo pudieron ser rescatadas unas cuantas notas .
55 Se trata del ideario del poema; los puntos que toca , las ideas que
de sarroll a, etc.
14/dem .
BiblIOteca de México
25
,.
J fj:.dín de ot ño en la e
ahogado en la ventana:
( . .. )3
Y una segunda masa, remo de los árbo1e
pero ésta, henchida en bruma azul, en vuelo.
Una línea, remota, de canarios.
La calleci1la,
apenas lamida de moho;
el prado,
la banca, el Apolo, la fuent
***
Esas palabras que sin tu voz, decías,4
esas palabras despegadas5
de tu voz, que se quedaba dentro, ahogada.
Palabras que no, ya no amo
sino una respiración de flautas
(uu-u)
contra un aire de vidrio evaporadas
¡Mira qué flora de ... 6
(v-v- )
qué trópico rosado y tibio,
fundan en el helar de la ventana!
Vaho creador de arte
que sale, ya perfecto, de tu boca
palpitante la magnolia de vaho;
la casa de origen de la camelia,
retorcida retórica de lianas
y ay, sobre todo, cómo sube
a manera de un cohete, en filillas
de luces de colores se desnuda
de su ciclo de vidrio de palabras.
I En ge neral , este poema inconcluso guarda muchas semejanzas co n
aquel publi cado co n el título genérico de Del poema frustrado (e n José Go rosti za, Poesía, F.C.E., México, 1982, pp. 79-102) . Sin embargo,
las difere ncias entre una y otra versiones son suficientemente notorias
como para tener e n cuenta esta versión .
2 Véase el poema "Adán ":
Jardín de otoñ o en mi ventana, claro .
¡Cómo está haciendo nubes
por todas partes'
Roto, deshecho en el prisma de esa lluvia,
ay, Jardín el Marino, qu é recuento ,
que flaca suma resta
de tu precioso cargamento .
Loe. eit, p. 85. Y véase abajo, nota 4.
J Sigue n siete versos tachados.
.
4 Véanse los poemas "Preludio" y "Épodo". Loe. cit., p. 81.
5 En el manuscrito aparece la palabra "divorciadas", tachada y sustituida por "despegadas" .
ti Palabra il egibl e .
Biblioteca de México
26
t
***
Solemne un cártamo desnudo,
una higuera,
caminos
blandamente tocados de lama;
la burbuja al rebote del sapo,
la fronda,
el Apolo,
la fuente .
¿A dónde más, a dónde, tu fantasma?
Que mirara al jardín de tu mirada
que pensamos en ella.
Pero sucede, ay no puedo pensar cómo sucede,
que mira hacia nosotros
con la mirada al jardín, desnuda,
y nos ha visto, nos ha visto
¡también nosotros quietos, ahogados!
moría todas las tardes
este jardín de otoño, dulcemente
asomado al brocal de la ventana
A dónde mira la ventana
tú me decías (aquí palabras)
que miraba al jardín con la mirada
que pusimos en ella
pero sucede (ay no puedo explicar cómo sucede)
que mira hacia nosotros
con la mirada del jardín a ella
y nos ha visto - nos ha visto- nos ha visto
mirar todas las tardes
y a ti y a mí que miramos en secreto
en el aire del vidrio
7
Sigue un fragmento ilegible de once versos.
Jardín de invierno en mi ventana, claro.
¡Cómo iba haciendo cielo
por todas partes!
Roto, deshecho contra un angulo de ",,,.,.,nr,",,~""
le queda todavía
una vía
toda, ( ... )
por donde cae
un verde poco de jardín al oielo.
***
. .. . .. de esta profunda superficie
que hace transparentes las ventanas,
aquí está, harto de sí mismo.
Maestro de la pérgola, un Apolo
en actitud de repetir mi mano;
maestra de la edad, la fuente,
una amiga de lama, lame
[el Apolo.
la fuente]
el banco abandonado
la llama a una buena confidencia .
El banco
el Apolo -la fuente y al fondo , a la distancia de las voces,
desnudos, pero dignos, los castaños;
desnudo, pero infame, el caminito
se cubre de hojarasca
para escapar del corto paraíso.
(v v)
No creo que la noción de "deber" sea compatible
con la de "poesía". Cuando se habla de caminos que
deba seguirla poesía, se está imponiéndole en verdad
una retórica. La poesía obedece a un destino mayor
que el de cualquier retórica. Busca sus propios caminos y los encuentra siempre. Sabemos dónde está hoy,
no dónde estará mañana.
Por otra parte, lo único que puede ceder en ella a
la voluntad del gusto, su apariencia exterior, no le es
separable sino en teoría. Este es el castigo para el pecado original de tomar una forma. Mas iustamente
porque ya trae en sí misma el accidente que habrá de
enveiecerla y afearla, no debemos -ahora sí, no
debemos- imponerle a sabiendas el camino que ha de
seguir. Es meior permitirle que siga libremente por los
más inesperados caminos y unirse a ella en la
aventura. 2
I Se trata de una res pu esta a un a C n C ll( ~ sta . No hemos podido sahe r s i
cad a ni e n dóndt ~.
, La si gu e la fim1a de
.Jo s ( ·~
C;oro s ti za.
H ,I¡{lrJU 'U l ¡f('
28
,\ !ex/(
IJ
flW
puhli-
ragmento de novela
FUi, más que por otra cosa, por espíritu de contradicción . Había decidido no ir. Pe ro una decisión es
algo así como un cuerpo extraño en el alma qu e obliga a obrar al revés. Y fui. No vi ni ve n cí. Fui solamente, y animado de propósitos incultos. Mi programa cabía en un principio y sus escolios : champagne.
Aun si, contra mi voluntad, pudiera en contrarm e de
pronto sujeto de belleza, la sujeción sería producida
por gracia del champagne. No 10 conseguí compl etamente, sin embargo. Poco a poco fui 2 presa de París, presa voluntaria y gozosa del sacrificio . ¡Maravilloso' Y la presentación escéni ca de la ciudad es
10 que opera la maravilla. París es sobre tod o una
ciudad estupendamente presentada en el sentido teatral de la palabra. Los fran ceses han aislado sus primeras figuras -la Magdale na , Notre Dame, la Concordia, todas- dotándolas de un sentido coreográfico
de la latitud que las reduce al campo de la mirada y
permite que la luz derrame librem ente en ellas sus
reflectores, mientras la m edia sombra oprim e, atrás,
a las muchachas del conjunto.
Presentación, presentación y atmósfera. La atmósfera, dice Ch esterton, ha sido violentada de tal
mod0 3 por la literatura moderna qu e, literariamente, respiramos en una atmósfera de atmósferas. Pero aq uí se trata stricto senso 4 del paño que envuelve, como a oro en paño , a la Tierra. La atmósfera
de París juega en su composición como el ginebra
en un cocktaiP Lo es todo, pero se cuida en aparentar que no sabe a nada . Así el cielo -qué tardes
alucinadas las que cae n sobre el Sena'- va dando
a París una proporción, una ley de crecimiento, una
estatura, acordada con tal delicadeza a la estatura humana, que se tiene la sensación de traer, por vez primera, un a ciudad a la m edida .
México tie n e una holgura de ciudad que se arregla para salir al campo. Pero no sale, no. El cielo e ntra e n ella, con paisaje y todo, inundándola, y su movimie nto la contagia de un impulso ilusorio que la
ll evaría ¡si no se ca nsara tanto' a conocer sus alrededores.
Va ri a nte : "e n tal form a" .
Va ri a nte: "stncru sensu".
Ó Esc rito al ma rge n : " Int rod uci r aquí la im age n del anun ci o lum inoso de Pi ccad il ly Circ us, produ cía - dos palabras ¡/egibles- una lu z que
se a paga" .
'1
4
1 Se trata de un par de pági nas qu e, supu esta m en te, de be rían perte n ecer a un capítul o de la nove la qu e te nía proyectada Go rosti za .
2 Palabra ence rrada e n un círcul o.
En Romo.
Biblioteca de México
29
GILBERTO OWEN
El actual movimiento literario
en México (1930)
fr1~
\
J
B On
Autorretrato. de Torre. locIet, Ortlz de Montellano, VIlIa urrutla y Novo.
Esta entrevista fue publicada
en 1930 por el periódico El PeTÚ . Gilberto Owen fungía por
entonces como Secretario en el
Consulado de México en Lima.
Gilberto Owen? -preguntamos, al franquear las puertas
del Consulado de México, y
vernos en frente de un joven
que, en su exquisita cortesía,
mezclaba el matiz inconfundible de un auténtico humorismo.
-Servidor- nos respondió
el interpelado.
Owen es, efectivamente,
una de las más ágiles y firmes
mentalidades de la nueva generación literaria mexicana.
Su rostro, de indio azteca, sus
ojos vigilantes y acuciosos, el
dejo de su voz hecha siempre
a traducir emociones, se confabulan para expresar el talento de este escritor ante quien
tenemos que deponer las armas del reportaje para concretarnos, como el repórter que
acude a una charla pública, al
cuaderno de notas taquigráficas. Sólo enunciamos una pregunta, y ella fue como el levantarse la cortina del teatro para
que nuestro entrevistado hablase ante un numeroso auditorio. Tal es de sugestiva su
conversación. Owen se da, fácil y elegantemente, en la
charla. Acaso piense que, como un escéptico y magnífico
señor del arte, hay que regalar
las palabras sin dolerse de su
pérdida. Pero, para gloria efimera del momento que pasamos a su lado, estaba nuestro
lápiz y nuestras cuartillas. He
aquí 10 que, al volver a casa,
hemos traducido, después de
la pregunta que fue la única
que hubimos de pronunciar y
que decía: ¿El actual movimiento literario de México?
Owen, mientras consume
un cigarrillo, cruza, displicentemente las piernas, y se acoda en un sillón y empieza a
manifestar:
- Después de la Revolución, ¿verdad?, que fue hecha
ideológicamente por el grupo
del "Ateneo de la Juventud"
que tenía a Caso, Vasconcelos,
Alfonso Reyes y como animador a Pedro Henriquez Ureña
y que había tomado una posición de ataque al positivismo
filosófico , se reunió en México, en 1915, el primer grupo
que se autotituló con el de la
fecha. Vino a ser como una
continuación o un episodio del
Biblioteca de México
30
Ateneo de la Juventud. La mayoria de ese grupo se ha desintegrado casi absolutamente y,
desde luego, como escritores
casi todos ellos han muerto.
Q}ledan Manuel Gómez Morin,
que ha trabajado unos ensayos
sobre filosofia bergsoníana que
vino a sustituir el positivismo.
Actualmente se dedica a cuestiones bancarias. Es consejero
de una institución afin de México. No tuvimos un poeta sino que adoptamos en su seno
a poetas como Rafael López,
cuyo libro Con los ojos abiertos
es muy bello, pero posteriormente empezó casi exclusivamente a hacer poesía que no
estaba dentro de su sensibilidad. Seguía por un lado una vena patriótica, un poco gritona,
declamatoria, la vena de Rubén Darío en "Los Bárbaros" y
el "Canto a Roosevelt" y por
otro lado un acto curioso de
imitación, casi literal, de la
poesía de un hombre más joven que él: Ramón López V~­
larde. En éste se consiguió por
primera vez una expresión absoluta de mexicanismo. Su voz
era la voz de la provincia. L6pez Velarde era un payo, 10
que ustedes llaman un provinciano, un hombre que se asombra de todas las cosas de la ciudad. Con ingenuidad de niño.
Murió desgraciadamente cuando aún no había logrado influencia de una manera profunda entre los más jóvenes
que él y aun cuando lo meramente exterior, lo pintoresco
había sido heredado, imitado,
pirateado por poetas como Fernández Ledesma, que tomó de
él, todas, absolutamente todas
las imágenes exteriores, visuales y nunca ha podido libertarnos del léxico de Ramón. Ramón tenía una sensibilidad
adánica, infantil, para nombrar
las cosas, para calificarlas. Fernández Ledesma sigue nombrándolas con las mismas palabras.
Owen, con pausa, lentamente, sigue su charla interrumpida de vez en vez por
pausas voluntarias y otras por
llamadas telefónicas. Reanuda
la conversación refiriéndose al
doctor Enrique González Martínez que va de su provincia:
- Dueño de una voz profunda, voz de búho, de . una
poesía en que la inquietud filosófica no apaga en nada el
brillo de la frase justa, de la
metáfora. Este movimiento se
había distinguido por la predilección en los jóvenes, por una
probable influencia y la primera promoción de nuestra actual generación literaria lo
adoptó como padre espiritual.
En aquellos días había estado
en México Gabriela Mistral .
Era en 1919 y había influido en
los jóvenes de entonces.
Alude luego a las tres figuras que constituyen los tres
ejes del movimiento literario
en la novela, la poesía y los ensayos. Luego:
-Jaime Torres Bodet, por
ejemplo, era lo que puede llamarse el hermano mayor de
los jóvenes búhos. Se preconizaba torcerle el cuello al cisne.
Ellos ponían en el lago del cisne al búho. Pero naturalmente al búho le es muy incómodo vivir en un lago, y lo que el
cisne hace naturalmente, el
búho lo hacía con una gracia
muy discutible .
Otro silencio eléctrico.
- Vasconcelos -continúallegó entonces a la Secretaría
de Educación Pública. Se reunió en torno suyo todo el grupo de poetas búhos y entonces
aun a riesgo de morir se pusieron a cantar. Tenían empeño
en que por su raza hablase el
espíritu. La raza cantaba por el
espíritu de estos poetas. El canto de la raza era de búhos que
siguen la predestinación del
cisne. Morir al primer arrebato lírico. Carlos Pellicer, dueño
del más rico arsenal de metáforas. Bernardo Ortiz de Montellano, que echaba en la retorta
de su poesía cantidades tremendas de materia prima folklórica. Jaime Torres Bodet,
que quiso dejar de cantar a la
c.asa, a la madre, a la novia. Todos ellos hablaban y cantaban
ya con una voz diferente de las
de sus tres primeros padres
espirituales y quisieron interpretar el ideal americanista de
Vasconcelos.
- Por entonces unos jóvenes que se reunían en el más
céntrico, más huachafo, más
quieto también, de los cafés de
México, empezaron a sentir
una identidad necesaria de viajar. Preconizaban que si bien
el viaje no es esencial el deseo
de viajar por las ideas, por los
hombres sí lo es.
- Estos jóvenes no tenían
más de 23 años. Uno de ellos
era un filósofo. Creo que había
sido discípulo del gran repetidor de filosofia don Antonio
Caso, Sarnuel Ramos. Había un
crítico, Xavier Villaurrutia,
dueño de la más aguda perspicacia a.la vez que de una cul-
tura muy firme . Había un poeta, Salvador Novo, que había
aprendido en sus literaturas
norteamericana, inglesa, italiana, francesa, en todas las literaturas siempre suyas, una vena humorística casi mexicana.
Había dos jóvenes a quienes
Novo calificaba de extremadamente flacos y aceptablemente inteligentes. Jorge Cuesta,
prosista, autor más tarde de la
antología de poetas que publicó Contemporáneos y Gilberto
Owen. A estos jóvenes los
unía, hemos dicho, el afán de
viajar. Fundaron una revista
Ulises , que a los siete números
hubo de desaparecer. Hicieron
al propio tiempo que la revista un teatro con el mismo nombre . Ahí representaban ellos
mismos sus propias obras y sus
versiones de O'Neill, Cocteau,
Lenormand, de todos los dramaturgos modernos. Creo que
hicieron lo que se califica como un standard. ¿Después? Se
dieron a viajar, en efecto. Unos
a Estados Unidos, otros a España, otros donde podían . A Uli-
ses siguió otra revista de la misma índole, si bien con menos
ortodoxia, más ecléctica, Contemporáneos . Y los poetas anteriores se afiliaron al nuevo
grupo. Llegaron a confundirse
en uno solo. Muchos de ellos
se han salvado ya. Otros desean salvarse . Torres Bodet, el
de mayor extensión bibliográfica, ahora vive en París. La diplomacia es para él un medio .
La poesía sigue siendo su fin.
Ha publicado hace días un libro, Destierro . Antes de éste
hay 15 o 20. Nadie sabrá nunca de memoria la bibliografia
de Jaime Torres Bodet. Bernardo Ortiz de Montellano dirige
en México Contemporáneos. Esta revista ha llegado a su mayor edad, tiene tres años. El valor de una revista se mide por
su duración ... amén de otras
cosas. Contemporáneos parece
que vale.
-Xavier VilIaurrutia está
en el cielo, en Cuernavaca o en
Hong Kong. La versión más
autorizada es que está en Cuernavaca. Escribe notas sobre la
Owen, por Garcf. Maroto.
Biblioteca de México
31
pintura y la música moderna
en un pueblo en el que no ha
habido una exposición y en el
que no hay nunca un concierto .
-Salvador Novo ha engordado. Ha adquirido un semanario de noticias, escribe lo
que piensa. Babbit dirige el Departamento Editorial en la Secretaría de Educación Pública.
Tiene Babbit una biblioteca
más extensa que la de Raúl Porras. Jorge Cuesta se ha casado. Owen está en Lima. Todos
dispersos. Unidos tan solo a
través de Contemporáneos, de
Genaro Estrada y de Alfonso
Reyes, sus tres métodos de comunicación . Unos prefieren la
retórica espistolar, otros escriben para Contemporáneos.
- y aquí, escnbiendo en esa
máquina, tienen ustedes a Federico Ortiz Monasterio que
prepara su conferencia sohre
la escuela del indio mexicano .
La esencia de nuestra revolución. Hay que hacerle ambiente a ese trabajo.
Gerardo Den iz
o
o
R
G
Las pizcas y los ápices
armaron una orgía. Salió embarazada Ereen Smith
y a su hija le pondrá Dew Yoloxóchitl
(cuán convincente es el náhuatl).
Por las márgenes del petate rueda una triza en pelota
sin pareja, sin su añico, requiriendo apoyo moral
contra ambas soledades. - Así - le digo con dureza
al cerrar el cajón dentro del cual se desarrolla este drama- ,
así subsiste un elemento de indeterminación (Unbestimmtheit)
y, cuanta vez abra, por ver si no os empelusáis
de mohos canos, y habría que tiraros,
sorprenderé permutaciones insospechadas
(si es que te reconozco, huerca).
D
E
s
p
u
..
E
Cuando menos de esta comarca quedan ruinas,
y bellas. Mrámores color garbanzo .
Apariencias, aún, de muebles que al soplar caen hechos polvo.
El clima debió, en el mientras, de modificarse,
pues entre las losas de soledosos patios
medran matas subtropicales, hay árboles de bálsamo
que entonces no prendían.
Miro un buzón en apariencia incólume;
para qué avanzar ni un dedo: lo desmoronaré.
Por urnas de agualluvia bogan ninfas jorobadas de mosquito.
Las latas se deshicieron, sus contenidos son cilindros petrifactos
entre los cuales restriega su vergüenza cualquier armadillo leproso.
Me tiendo a la sombra, obispo en miel; me
reconcilio no con la historia pero con sus síntomas.
y no poder precisar dónde, dónde suena ese piano incesante
de ejercicios y escalas, mal tocado, lejos.
Biblioteca de México
32
s
E
p
I
T
u
Como la ninfa Eco hasta ser una voz,
yo me enjuté hasta quedar sólo en habla,
sin darme cuenta:
cero, polvo a la izquierda,
ceguera por carencia neta
de discernimiento teórico. Merecido.
Qué sentirá quien pudo salvarme,
prevenirme siquiera,
y aplaudía con cucharas de dos filos
y hoy presencia esta debacle,
diseca implacable, yélido[De aquí al final se supone que es el difunto:]
De telururo de oro fue mi planeta
- pasa, caminante, pasa de largo - ,
como en Hector Cadavres:
calaverita pura.
Mal presagio.
(Que pases, te digo.)
Biblioteca de México
33
F
o
HÉCTOR PEREA
Contemporáneos
en tierra hispana
En febre ro de 1990, Héctor
Pe rea y Rafael Vargas intervinie ron e n una m esa redonda que tu vo lugar en la
B. de M., con las pon encias
que ahora reproducimos en
tomo a los vínculos de Contemporáneos con España e
Hi spanoam érica.
P
Novo y Gorostizo, por Gordo Moroto.
ara ten er una idea más o
menos fiel de la repercusión
que las ideas del grupo de Contemporán eos llegaron a tener
sobre la cultura española habría que acudir primero, y desde luego, a dos influencias mexicanas ciertamente paradójicas. Pero también considerar
que la relación hispanoamerícana, en el campo de la cultura literaria -al que m e limitaré ahora - , ha estado siempre
lle na de pequeños olvidos; olvidos a veces sin importancia
pero que en ocasiones, también, ocultan hechos de proporciones contine ntales. Las
dos influe ncias a que me refiero son José Juan Tablada y
el viejecito Luis G. Urbina. El
primero ejercería una fuerte
atracción , principalmente , sobre ultraístas como Rafael Cansinos Assens; el segundo, un
extraño e n el paraíso de las
vanguardias, sobre un espectro
más a mplio de la lite ratura de
esas tierras. Hecho para nada
desdeñable fue también el estilo de amistad que él propuso
e impuso en sus tertulias de café . Urbina se acercó poco a las
redacciones, con excepción de
la de Cerva ntes. Cabría subrayar que esta revista, codirigida en su primera época por Urbina, se convirtió durante su
segunda et.apa en uno de los
medios fundamentales del movimiento ultra .
En un ensayo de considerable peso sobre esta corriente,
publicado por Guillermo de
Torre en la revista Cosmópolis
de no viembre de 1920, éste
consideraba, con moderado
entusiasmo, que José Juan Tablada era uno de los escritores
suda merica nos que "desde el
principio se manifestaron simpatizantes de las normas ultraicas, colaborando en Grecia y
Cervantes" . El ecuatoríano César E. Arroyo, encargado de la
sección americana de la Cerva ntes ya vanguardista, sería
desde luego mucho más entusiasta en sus opiniones. Para
Biblioteca de México
34
valorar la justicia de las mismas habría que tener presente que Cansinos Assens representaba la parte española de la
publicación. Escribía Arroyo:
"La palabra Ultra ha sido lanzada a todos los ámbitos de la
idealidad. Los clarines anunciatrices de las nuevas gestas
han resonado imperiosos en
este orto sangriento; las tiendas de los modernos adalides
del arte se alzan por doquiera
en un temblor de innumerables alas. Y triángulo excelso,
tres grandes artistas son, en los
vastos dominios de la lengua
castellana, los portaestandartes del arte nuevo: Rafael Cansinos-Assens, en España, y Vicente Huidobro y José Juan
Tablada, en América". Cuando
Guillermo de Torre escriba su
Historia de las literaturas de Vanguardia, hará una extensa disertación sobre el movimiento al
que él había dado nombre y
mencionará, obviamente, aunque no sin cierto escepticismo,
la poesía de Vicente Huidobro
como uno de sus pilares. Pero
al mismo tiempo nos escamoteará, a los que no presenciamos esos momentos de euforia del lenguaje, el nombre de
Tablada. ¿Rectificación de sus
opiniones a causa de un mayor
rigor crítico frente al ultraísmo? O simple olvido. La vinculación de Urbina con la corriente sería mucho más modesta: "Creer-crear" , el lema
tan gustado y utilizado por el
viejecito - ¿y no también, en
cierta forma, por Huidobro?- ,
daría título a una pequeña prosa del hoy olvidado Antonio M.
Cubero y aparecida en el número 7 de la revista Ultra. En
ésta, no obstante, se insinuaba
el gran peso que Urbina había
tenido sobre la maduración
poética del autor. En fin, resulta también justo señalar que
De Torre escribió una reseña
a El plano oblicuo, libro con toques vanguardistas de Alfonso
Reyes que Valle-Inclán consideraba producto de la inhalación de marihuana, en la revi..,..
ta más efímera de esta corriente: Reflector, que no pasaría de
un número.
Ahora quisiera mostrar con
un solo ejemplo cómo la historia de la literatura puede llegar a traicionar a la literatura
misma. En el índice analítico
de la Historia y critica de la literatura española (Editorial Crítica) de Francisco Rico, aparecida nueve años después de'la
muerte de Franco, concreta-
mente dentro del tomo dedicado a la Época contemporánea
(1914-1939) y que compila ensayos de, entre otros, Julián
Marías, José Luis Aranguren,
Juan Maríchal, Aurora de Albornoz, Gerardo Diego, Francisco Ynduráin, encontramos
una muestra de presencias y,
otra más interesante, de ausencias mexicanas. Dentro del periodo considerado se crearán y
desaparecerán por diversas
causas -sobre todo políticas y
econÓmicas, desde luego- algunas de las revistas y casas
editoras más rel evantes del siglo: España, Revista de Occidente, La pluma, Grecia, Cervantes,
Litoral, Alfar, La gaceta literaria, por mencionar sólo unas
cuantas. En todas ellas participaron distintos grupos de mexicanos e hispanoamericanos
en general. Pero resulta que si
en la mencionada Historia y
crítica de la literatura española,
que se anuncia como "una
imagen nueva", "un panorama . .. formado por las mejores páginas de la critica moderna" se citan los nombres de
Neruda (26 veces), Huidobro
(15), Borges (7), Vallejo (5), Alfonso Reyes (2), Henríquez
Ureña y González Martinez
(1), los de Tablada, Urbina,
Nervo, Icaza, Pereyra, Valle
Arizpe o Guzmán habrán desaparecido por completo de un
mapa literario que sin duda
ayudaron a trazar. E igualmente triste resultará, por lo tanto, y ya en relación directa con
el grupo de Contemporáneos,
constatar su absoluta inexistencia para esas tierras. Esto
último, desde luego, según la
presunta visión moderna . Pero
la historia en verdad, o la verdadera historia de esta relación
de correspondencias, tiene otra
cara.
II
Guillermo Sheridan señala con
razón que "las ausencias españolas [en la revista Contemporáneos] escandalizan" . Si bien
otras nacionalidades sobrepasaron en mucho el espacio
ocupado por los autores españoles, algunos de los nombres
incluidos dan muestra palpable, sin embargo, del buen ojo
en la selección. Alberti aparecerá como traductor; León Felipe también, pero además como poeta; Altolaguirre como
articulista de arte; Gerardo Diego como poeta; Enrique Díez
Canedo como traductor -al
alimón con Martin Luis Guzmán- de teatro; Gabriel García Maroto, Pérez Ferrero y
Benjamín Jarnés como e nsayistas (y dibujante, el primero); Salvador Dalí y Picasso como ilustradores. Pero también
está en las páginas de la revista Contemporáneos uno de los
casos más interesantes y polémicos de la poesía surrealista
española, autor raro, muerto
trágicamente como García Larca y olvidado por mucho tiempo en su propio país: José María Hinojosa, • y, en el apartado
de reseñas, figurarán comentarios a libros de Juan de la Encina, José Moreno Villa, Vicente Aleixandre, Antonio Espina,
Federico García Larca o el
mencionado García Maroto como autor de una antologia de
poesía mexicana. Según este
último, los poe tas nuevos de
México respiran "el aire del
mundo" . En su antologia estarán incluidos, desde luego, todos los Contemporáneos. Y esto da pie ahora para descubrir,
redescubrir a vuelapluma la
imagen que Novo, Villaurrutia,
Pellicer, Torres Bodet, José
Gorostiza y el resto del grupo
presentaban a los ojos de los
españoles vanguardistas.
En el número de mayo-j unio de 1926 de Raza española,
revista de la editorial Calleja,
aparecerían cuatro anticipos
del libro Espacio , que Enrique
González Rojo escribió parcialmente y publicó en España. En
la presentación a los mismos
se decía : "primicias del joven
poeta ... que se anuncia como
digno h eredero de la gloria de
su padre, el egregio González
Martinez, honor de la Poesía
mexicana". Cuatro años después, una de las publicaciones
más atentas al desarrollo del
grupo vanguardista mexicano,
La gaceta literaria, comandada
por el surrealista Ernesto Giménez Caballero -autor de un
cortometraje extraordinario sobre Gómez de la Serna-, incleyó en una encuesta sobre
los movimientos renovadores
de la literatura y el arte los
comentarios del mismo González Rojo, pero también los de
Jaime Torres Bodet. En el número de enero de 1931 de la
mencionada publicación, Torres Bodet contaría con dos
enormes páginas para hacer el
recuento, totalmente a su gusto, de lo acontecido en "Las
letras hispanoamericanas en
1930". Giménez Caballero, en
la sección fija titulada "La Uni-
versa Quincena" había definido, en este último año, lo que
para él era Contemporáneos:
"En México se acentúa la influencia española más fina :
Contemporáneos tiene mucho
de Revista de Occidente, madrileña. Su orientación alta, sus
temas, sus formas de prosa y
verso, y hasta su tipografía. Sus
colaboradores gozan de nombres tan de linaje como éste:
Ortiz de Montellano; de linaj e
tan inteligente como éste: González Rojo; de linaje tan exquisito como éste: Torres Bodet".
Benjamín Jarnés -autor publicado por la revista mexicana,
como se ha dicho-, por su parte, había reseñado en 1929,
con un lenguaje lleno de toques vanguardistas y dentro de
una misma nota de La gaceta
literaria, tres obras viajeras Dama de corazones, de Xavier Villaurrutia, libro que consideraba "arte lujoso, risueño, pasaje
de primera en un ideal trasatlántico . .. " Novela como nube,
de Gilberto Owen, "el autor .
más joven e ntre los buenos, y
ya conocidos, artistas mexicanos", era "otro billete de primera en un trasatlántico sin
bodegas, con máquinas de cristal , con caparazón de nácar. . " El último libro rese ñado, Retum Ticket, de Salvador
Novo, sería calificado por Jarnés como "Esmalte, jaspe, cristal. Asepsia. Muñequería de
bien pulimentados resortes. Ni
un tenue olor a rosa marchita".
En la misma publicación, dos
años antes, Gui lle rmo de Torre fest ejaba los "tres cuartos
seculares de vida" de Díaz Mirón , y con este pretexto consideraba como "¡luminosa constelación del frondoso Parnaso
Mexicano!" a Othón, Urbina,
Tablada, Nervo y González
Martinez. El motivo del articulo era, en realidad, hablar de
los "nuevos poetas mexicanos", o sea: Novo, Pellicer, Torres Búdet, González Rojo, Gorostiza, Ortiz de Montellano y
Villaurrutia, a los que consideraba pilares de la política cultural vasconcelista "pero -felizmente- [señalaba De Torre]
nada de su poesía transparenta esta dualidad [política y burocracia] . Su poesía es pura,
absolutamente poética, sin
mezcla alguna de soflamas sociales. Su poesía participa
-continúa- de los mismos caracteres que posee la de sus
antecesores: claridad, limpidez
y un sostenido sentimentalismo de tono medio". Pero ade-
Biblioteca de México
35
más de multitud -en verdad
multitud- de comentarios sobre el grupo, La gaceta literaria
publicó poemas de los Contemporáneos y será la editora
responsable de la mencionada
Galería de los poetas nuevos de
Méjico de Gabriel García Maroto reseñada por Celestino Gorostiza en Contemporáneos. Las
revistas Cosmópolis y Bolívar
serán otras tantas tribunas del
grupo, así como España y Revista de Occidente, dos de las
publicaciones, fundadas por
José Ortega y Gasset, de mayor prestigio en el mundo hispanoparlante. En esta última,
Jaime Torres Bodet demostró
que podía, si no vencer, sí casi igualar Alfonso Reyes, Amado Nervo o Francisco A. de ¡caza, en cuanto a cantidad -en
kilos- de páginas publicadas
en España. Revista de Occidente -modelo también del hito
que cerraría este otro triángulo excelso de nuestra cultura :
la revista Sur de Victoria Ocampo- soportó con estoicismo,
además de ensayos y reseñas,
algunos de sus interminables
anticipos: "Sin piedad", "Despertar", Enterrado vivo", "Entrada e n materia", "Nacimiento de Venus", "Destierro",
"Close-up de Mr. Lehar" o "Parálisis". Estas páginas, al lado
de mu chas otras que trascienden el tema de las vanguardias, permanecen aún con vida dentro del contexto que las
vio aparecer originalmente . El
que la historia deformada de
las literaturas hispanoamericanas siga queriendo tapar el sol
con un dedo no deja de parece r hoy, a finales del siglo XX
y en medio de tantas polémicas conmemorativas, sino una
actitud tacaña y bastante absurda.
• Los poe mas de Hinojosa aparece rán en el número de julio de
1929, segundo año de Contemporáneos, pero Xavier Villaurrutia ha,
bia reseñado ya, en el primer núm ero de la revista, su libro Onllas
de luz . Manuel Altolaguirre menciona en su Caballo griego , en edición póstuma preparada por James
Valender, que ya desde entonces
-y, en cierta forma, injustamente- a Hinojosa se le menciona con
sarcasmo entre sus mismos contemporáneos. Para Juan Ramón Jiménez era "El vivido, gráfico poeta agreste": Garcia Lorca era más
enigmático pero también el más
contundente : Hinojosa era "la roladra carpetovetónica".
FABIO MORÁBITO
Los sur eadores
Miro a los surfeadores
con envidia:
ellos se saben atener
a su propósito,
suspenden sus pasiones,
se simplifican
donde el mar
se descorteza,
saben el arte
de no gravitar,
o gravitar lo mínimo,
y encuentran
el camino menos arduo.
En todo, a lo mejor,
hay un camino así,
hay una línea de menor
fricción,
la línea de un hallazgo,
de un desliz secreto.
En las montañas
es una veta
de metal precioso;
el oro se adelgaza
y da el rodeo más largo,
por eso se hace oro.
Los surfeadores
toman el rumbo
menos pronunciado,
el más oblicuo,
toman los bordes extremosos.
Son como condenados
que alargan como pueden
el último cigarro.
Biblioteca de México
36
RAFAEL VARGAS
Laurel yla poesía
hispanoamericana
José Gorostlzo, por
Ruflno Tamayo.
El
mejor instrumento para
esbozar las coordenadas de los
Contemporáneos en América
del Sur es, sin duda, la segunda edición de Laurel. Antología
de la poesía moderna en lengua
española, que Editorial Trillas
volvió a poner en circulación
hace cuatro años.
La lectura de esta nueva
edición, que al prólogo original
de Xavier Villaurrutia aúna un
excelente epilogo de Octavio
Paz, permite ubicar a los Contemporáneos entre sus pares
de la época.
Hay que subrayar, por cierto, que Laurel es hasta ahora la
única antología -por lo menos
hasta donde sé- que ensaya
un panorama amplio de la poesía escrita en lengua española
en América y en España. Reúne a 38 poetas de diez países,
nacidos entre 1854 (Miguel de
Unamuno) y 1910 (Emilio Ballagas) . Tres más -Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda y
León Felipe- quedaron excluidos por petición propia, a
causa de desavenencias con
los autores y el editor de la
obra.
En general, Laurel puede
considerarse una antología notablemente certera: contempla
desde el modernismo hasta la
vanguardia, sin olvidar líneas
como el entonces llamado
"criollismo" (que en ella estaría representado por los poemas de Jorge Luis Borges de
aquella época), u otras inclasificables dentro de una corriente, como la poesía de José Gorostiza que, si bien parte de la
mejor tradición lírica española, no puede calificarse como
tradicionalista ni bajo algún
otro "ismo".
"Xavier Villaurrutia -dice
Octavio Paz- fue primordialmente el autor de la antología.
Yo fui su más cercano colaborador". Se antoja natural. A la
sazón Paz tenía 26 años y su
criterio dificilmente podría haber prevalecido sobre el de un
poeta mayor, ampliamente reconocido, que venía de hacer
Ulises, Contemporáneos y otras
empresas culturales. Por otro
lado, los otros dos coautores,
Emilio Prados y Juan Gil Albert, prácticamente no participaron, ya fuera por ausencia o
por falta de conocimiento de la
poesía hispanoamericana, como fue el caso del segundo.
Que Villaurrutia fuera de
Biblioteca de México
37
hecho el único autor es un
dato relevante : es justamente
uno de los Contemporáneos
quien selecciona poetas y poemas afines, y como "conciencia artística" de ese grupo es
posible que los otros "miembros" hubiesen compartido su
criterio -aunque sobre esto se
apuntará algo más adelante. Es
decir, quizá podríamos considerar Laurel como una obra
más de los Contemporáneos, o
por lo menos adscrita a su estética.
(Desde luego, si Paz hubiese tenido una mayor participación en la hechura de la obra,
ésta habría sido distinta. En el
epílogo a la nueva edición Paz
nos confia que la idea original
-suya- era extender la antología hasta abarcar a los poetas más jóvenes. Villaurrutia y
José Bergamín, el editor, decidieron a última hora desechar
esta propuesta, lo que motivaría el apartamiento de Paz y
Gil Albert.)
El dato también es relevante porque los Contemporáneos
nunca estuvieron -ni durante los cuatro años en que hicieron la revista de ese nombre ni
después- particularmente interesados por la poesía hispanoamericana. Como ha señalado Guillermo Sheridan en
sus Írulices de Contemporáneos
-otra herramienta indispensable para elaborar estos apuntes-, aunque la poesía presidía toda la actividad de la
revista (y bien podría decirse
que todas las actividades de
cada uno de sus hacedores, a
quienes tenemos por poetas
antes que por críticos), los poemas publicados en ella suman
apenas 22% del total de colaboraciones. Desglosado a su
vez ese 22% en otros porcentajes, 75 .3% corresponde a
poetas mexicanos (45.5% de
poetas del grupo); 15% a poetas europeos y norteamericanos, y 8.7% a poetas hispanoamericanos y españoles.
Los únicos poetas hispanoamericanos publicados en la revista fueron Jorge Luis Borges,
el ecuatoriano Alfredo Gangotena, Vicente Huidobro, Juana
de roarborou, Juan Marinello
y Pablo Neruda. Tampoco abundan las reseñas a líbros de poetas de Hispanoamérica. Ortiz
de Montellano se ocupó una
vez de Jorge Carrera Andrade;
Enrique González Rojo hizo
pedazos un libro de Magda
Portal ; Villaurrutia escribi ó sobre El pez y la manzana, de Ri ca rdo Molinari , y Enrique
Munguía sobre Le Forr;a t Innocent, del francouruguayo J ul es
Sup er viell e.
Ahora bien: procedamos con
cuidado . Este recuento no acusa de ninguna manera n egligencia; supon e, en todo caso,
preferencias e incli naciones .
Parece obvio que e n aq uel momento los mi embros de Contemporáneos estuviese n m ás
interesados en trad ucir y dar
'a conocer a poetas com o Eli ot
y Saint-Joh n Perse, en cuyas
obras -sobre todo del primero- abrevaron en m ás de un
sen tido , qu e a poetas qu e , como ell os, se encon traban en
un proceso de con solidación .
Por lo de m ás, los Conte mporáneos guardaron muy pronto
distancias con el pasado inmediato, y creo qu e ello nos explica que n o se ocuparan de
poetas com o Darío y Lugones
o en todo caso concentraran su
ate n ción sobre sus m ás ce rcanos m aestros: Enriq ue Go nzález Ma rtínez y Ra m ón López
Ve larde , en la críti ca de la cultura nacional - la m ayor parte de las pági n as de la rev ista
se de di can a la indagación de
las letras y del arte en Méx ico- , ade más, claro, de sus propias obras.
Respecto a esto último cabe
reco rdar lo que J orge Cuesta
dice en un o de sus en sayos,
fund am ental para aprox im arse a los Contemporá neos: la
respuesta a la en cuesta "¿Existe una crisis en nuestra li te ratu ra de van guardia?", escrit o
en 1932." . este grupo de escrito res ros Contemporán eos],
tienen en común con todos los
jóvenes m exican os de su edad
nacer en México; crece r en un
raquítico m edio in telectual;
se r auto didactas; [ . . ) ca rece r
de estas compa ñías m ayores
que decide n desde la m ás te mprana edad un destin o y, sobre
todo, en co ntrarse inm ed iatam ente ce rca de una producción li te raria y artística cuya
cualidad ese ncial ha sido una
absoluta falta de críti ca . [ . ]
están pend ientes de sí mismos;
de la obra de otro, qui e ro decir, del j ui cio crítico del otro.
En esto se reco noce la soledad
de su generación , su ro m pimie nto con los aux ilios exteriores, su falta de idolatría. El
idólatra obedece directame nte
a su ídolo ; no le pregunta al veci no los términos de su oración. El esclavo oye una vez la
voz del amo y la sigue, y a lo
que menos atie nde es a la conducta de su igual; sabe que esto
le acarrearía una paliza . La actitud de esta gene ración , hay
que dec irlo y ente nderl o, es
una actitud de pobreza y la
prefieren a robarle a otra generación, pasada o futura ".
Valga la prolongada digre-
sión, que me parece pertinente y significativa a propósito de
la poca atención -si puede cali fi carse así - que los Contemporáneos prestaron a autores
latinoam ericanos. Grosso modo,
podría decirse que estaban demasiado ocu pados edifi cando
la modern a cultura n acional.
Pero volvam os a Laurel. VilI aurrutia ord en ó la an tología
en tres seccion es, que corresponderían , según su visión , a
otras tan tas gen eracio n es o
"promocion es" de poetas. No
dej a de asombrar qu e el poeta
qu e en cabeza la prim era sección sea Miguel de Unamuno .
En el prólogo, VilIaurrutia habla de los precursores del mode rnismo - Manuel Gutiérrez
Nájera, José Asun ción Silva,
Julián del Casal- movimiento al cual con sidera como el
inicio de la poesía moderna en
lengua españ ola. Estos tres
poetas son "espíritus inconform es", qu e "restituye n al ve rso
su condi ción de danza de sIlabas'" Abunda después sobre
Darío y sólo de paso - entre
guion es- señ ala que Unamun o, como Machado , comprende el destin o poéti co de Daría
como re form ador, pero no lo
imita. Poco m ás adelante vuelve a dedi carl e m edia docena
de líneas, e n las que 10 elogia
por h ace r su propio camino,
tocad o apen as por el modernismo, gracias a un a persistencia "de ntro de las vías de la
poesía española del siglo XI X
qu e Unamuno , dich osam ente,
vivifi ca." Extraño saludo . Extraños m éritos también para
ser qui e n inicia un a antología
de la poesía de la mode rnidad .
Si bi en Un amun o es un poe ta
sumam en te legible y disfr utable, en luga r suyo hubiese ido
much o m ejor e l peru an o José
María Egu ren ( 1882-1 942), a
quien sobradamente puede considerarse como uno de los fundadores de la moderna tradición
poéti ca hispanoam eri cana Cabe pe nsar, desde luego, qu e su
obra n o fu ese sufi ciente m ente con ocida e n México - todavía h oy no circula en tre n osotros siquiera un a selección de
e ll a-, aunque, al parecer, se
carteó en algú n m om e nto con
Alfonso Reyes.
Otra omisión so rprende nte
es la de Oli verio Girando . En
el epll ogo Paz nos di ce que se
trata, e n e fecto, de una omisión lamentable. Imagino que
para la época la poesía de Gira ndo puede h abe r parecido
in cóm oda, sobre todo en México, con el anteceden te de los
estriden tistas, con quie n es tal
vez Villaurru tia identificaría al
argentino Alguien que en 1932
escribía
No m e importa un pito qu e
las mujeres tengan los senos com o magnolias o como
p asas de higo; un cutis de
durazno o de papel de Ii.ia
Vlllaurrutla.
debe haber parecido un poco
chocante . Aún hoy, una parte
fundamental de su obra, el libro En la másmedula, abundante en neologismos y palabras
compuestas, no es una lectura fácil.
Pero no quie ro demorarme
demasiado en la descripción
de Laurel. Remito a los verdaderamente inter esados a su
lectura, por demás indispensable . Para ceñimos más a nuestro tema, baste se ñalar, apresuradame nte, que luego de la
segunda sección (la cual incluye a varios poetas de la vanguardia -Vallejo y Huidobro
los más destacados, aunque
tambié n hay una ausencia no
menos notable : la del precursor Tablada), sigue la generación de Contemporáneos . Ésta
es la parte más amplia de la
antología . Contra las dos anteriores, que incluye n seis y
doce poetas, ésta recoge poemas de veinte autores, nacidos
entre 1897 - e l añ o de nacimie n to de Carlos Pellicer- y
1910 -cinco años después que
Novo . De esos veinte coe táneos siete son españole s (García Larca, Emilio Prados, Aleixandre, Alberti, Cernuda y
Altolaguirre) ; seis, m e xicanos
(Pellicer , Orti z de Montellano,
Gorostiza, Torres Bode t, VilIaurrutia y Novo, todos ellos
de Contempo rá neos), cuatro argentinos (Borges, Marechal ,
Francisco Bernárdez y Molinari ), dos cubanos (Eugenio Florit y Mariano Brull) y Jorge Carrera Andrade, ecuatoriano, y
Luis Cardoza y Aragón, guatemalte co.
Es e n esta sección donde
mejor podemos advertir hasta
qué punto, en aquellos años,
los Contemporáneos tenían un
conocimiento de la poesía hispanoameri cana, o sentían afinidades hacia poetas sudamericanos . Como vimos en la
ennume ración anterior, se
propone solamente ocho autores . Extraña la ausencia de un
tercer poeta cubano : Juan Marinello, publicado en el número 14 de Contemporáneos, en
julio de 1929. Pero hay otros
Biblioteca de México
38
poetas más importantes que
Marinello que tampoco fueron
incluidos. Dos de ellos, al parecer ya conocidos en México al
menos por los lectores más
alertas y más interesados - Paz
entre ellos- : el peruano Emilio Adolfo Westphalen (1910) y
el argentino Eduardo González
Lanuza ( 1900) . El primero había publicado sus dos excelentes, y luego legendarios, libros
en 1923 y 1925: Las ínsulas extrañas y Abolición de la muerte. Sin duda el corto tiraje de
éstos (50 ejemplares en cada
caso) influyó en su ausencia.
González Lanuza, en cambio,
había circulado un poco más
en nuestro país con sus dos
primeros libros : Prismas , de
1924, y Treinta y tantos poemas,
de 1932 . Las otras ausencias
que podrían registrarse se debieron simple mente al desconocimiento, según refiere Paz,
y serían la del nicaragüense
José Coronel Urtecho (1906) y
la de otro pe ruano, Carlos
Oquendo de Amat (1905-1936) .
Ambos comenzaron a ser leídos en México más de diez
años después. Pero es muy
probable que si Laurel se hubiese realizado seis años más
tarde, varias de estas omisiones no hubiesen ocurrido . En
1946 Gilberto Owen volvió a
México después de residir durante catorce años en Colombia, y quizás su información
hubiese alterado en algo el criterio de VilIaurrutia y de Paz.
Creo que, junto con Carlos Pellicer y Salvador Novo, pero sobre todo con el primero, Owen
está entre los integrantes de
Contemporáneos que mejor
conocieron la poesía hispanoamericana. El trabajo de Owen
en el servicio diplomático, que
lo llevó entre otros países al
Perú, a Ecuador y luego, en posición desafortunada, a Colombia, lo puso en contacto con
poetas de esos países. Sé, por
peruanos amigos suyos, que
en aquella época -la misma
en que contrajo "la fiebre
aprista" - trabó amistad con
varios jóvenes poetas de aquel
país; entre ellos, José Alfredo
Hernández y, más notable
aún, con Martín Adán . Adán
(1908-1986), hoy considerado
uno de los poetas hispanoamericanos fundam entales, publicó en 1928 un libro extraordinario que oscila entre la poesía
y la novela, La casa de ca rtón .
Por otra parte, según cu enta
Fernando Charry Lara en un a
estupenda nota a propósito de
Owen, éste conoció a Aurelio
Arturo, uno de los principales
integrantes del grupo de Los
nuevos, el grupo de poetas colombianos que , cronológicamente, corresponderia al de
Contemporáneos y muy probablemente, a través de aquél,
a los poetas m ás j óven es del
grupo Piedra y cielo.
Para bien y para mal , a
Owen se le concedió la oportunidad que otros Contemporán eos -salvo Pellicer y Novono tuvieron o n o quisieron :
viajar por Améri ca del Sur.
Esta experiencia se re fl eja de
manera conmovedora en el retrato escrito que Owen en tregó a un diario colombian o al
poco tiempo de su llegada a
aquel país: "He n acido en Rosario de Sinaloa, un pueblo de
mineros junto al Pacífico . Mi
padre era irlandés y gamb usina; de lo primero h e heredado
los momentos de irascibilidad,
debilitados por un poco de humorismo , y de lo otro la sed
y manera de buscar ve tas n uevas en el arte y en la vida,
no sé si compen sada por h allazgo alguno. Mi m ad re era
m exicana, y a su padre le debo
mi aspecto fisico, mi falta de
sentido de la propiedad y m is
aptitudes para lo in útil , ta n
laboriosa y van am en te combatidas .
m e fui al altiplan o y
al Instituto de Toluca .
me
gradué de m aestro de escuela,
hice versos gongorinos y salté
a México .
conocí entonces
a Xavier Villaurrutia y a J orge
Cuesta, hicimos versos y n ovelas, revisamos nuestros clásicos y nos fom entam os los tres
una infinita curiosidad viajera,
una dura rebeldía al lugar común y una voluntad con stante, a veces conseguida, de pureza artística . Tengo 28 años y
el mundo es m ás viej o que yo.
He viajado un poco y los oj os
se me han ido quedando un
poco en cada parte; h e pe rdido en el viaje muchas cosas
-mi preciosismo, mi "niñoprodigismo" - pero m e ha servido para darme cuenta de que
América existe .
Tal vez, insisto, si Laurel se
hubiese hecho un poco después de 1940, los comentari os
de Owen habrían sido decisivos para enriquecerla .
Otro poeta peruano ligado
con algunos miembros de Contemporáneos fue César Moro .
Moro, el único poeta hispanoamericano que participó activamente en el movimiento surrealista en los primeros años
(amigo de Breton , Eluard y Péret, quien es admiraban su poesía), llegó a México en m arzo
de 1938, y dos m eses después,
durante una corta estancia en
San Luis Potosí, escribió los
deslumbrantes poem as de La
tortuga ecuestre, su único libro
en español - salvo un p uñado
m ás de poem as y de prosas, el
resto de su obra está escrito en
francés. Agustín Lazo, a quien
Moro con oció en Paris, lo introduj o con Villaurrutia . La
amistad en tre los dos poetas
fu e muy estrecha. Moro sentía
por Villaurru tia un auténtico
fervor , com o lo pru eba la carta que acompaña a esta nota .
Me pregunto si Villaurrutia
llegaría a conocer La tortuga
ecuestre poco o mucho tie mpo
después de su redacción . Moro
era un hombre rese rvado en
cuanto a su poesía - e n vida
sólo publicó tres breves libros:
Le Chateau de Griso u (que VilIaurru tia comentó escue tam ente en El Hijo Pródigo); Lettre d'Amour y Trafalgar Square,
cada un o con un tiraj e de cien
ejemplares. Sé, aunque ignoro
los detall es, qu e en 1940 se
hizo un intento por publicar La
tortuga ecuestre en México,
pero el libro sólo aparecería un
año despu és de la mu erte de
Moro, en 1957 en Lim a. Ese
solo libro muy bie n habría valido la inclusión de Moro en
Laurel.
Curiosamente, las dos ausencias más notabl es de Laurel,
que muchos reprocharon a sus
autores, son las de Jorge Cuesta y de Gilberto Owen . Tanto
Vill aurrutia como Pa z coin ciden en decir qu e lo m ej or de
Cuesta estaba en su conve rsación . No obstante, de las tres
decenas de poemas qu e dejó
hay cuatro o ci nco qu e se rían
adm irables en cualquie r antología.
Owen quedó fue ra, dice
Paz, porque "vivía fu era del
país; desde hacía mucho nadie
tenía n oticias suyas y aún no
publicaba el libro al qu e debe
su re putación : Perseo vencldo
(1948)". Pero varios de los poem as en prosa de Linea (1930),
entre ellos los mism os qu e
ahora figuran en Poes la en movim ien to, podrían haber sido
incluidos en Laurel. Es más
atribuible a su errancia que al
hecho de n o haber publicado
todavía Perseo vencido el qu e su
nombre no aparezca en esa antología. No es dific il olvidar a
los amigos y creo que éste sí
es un reproche válido contra
los autores de Laurel .
No deja de parecerme paradójico qu e aq uel de los Contemporán eos que posiblemente con oció m ás de la poesía de
sus coetáneos hispanoamerícanos no figure allí. Pese a todo,
reconozcamos con Paz que
Laurel es una obra de indiscutible calidad.
Biblioteca de
39
Aforismos'
Las ideas nos describen; no rep'resentan nada real;
estereotipias ; no originalidad ni libertad, sino
excepcionalmente; inutilidad de las ideas; fanatismo
de tontos. -En el hombre de ideas comi enza a
corromperse la sociedad. [Su interés nace de la pasión
que defienden.]
Burguesía -su eficacia en el pasado- su moral se
corrompe, se vuelve licencia; en otras ocasiones
disfraz (ideas conservadoras de Ermilo, que lo
describen como un burócrata del tipo burgués en el
momento mismo en que él cree hacer un alarde de
revolucionarismo.)
Sangre nueva de los bajos fondos humanos; punto
de vista de los que conocen el presidio, los hospitales,
el hambre, la muerte; que viven en las riberas de la
sociedad en donde esas cosas comienzan. -La burguesía
al otro lado, inmune.
X.V. no asiste a entierros, no despide amigos en la
estación, etc.
La reclame 2 capitalista que ordena: use Ud. jabón
Palm-Olive; vista usted de este modo; cásese con una mujer
así; guarde usted dinero; coma en tal parte.
*
VENUS. - El padre: prestidigitador o ilusionista que
dispara el rayo-traductor de Ovidio -memorislo desmesurado
-inventor de cosas inútiles. Todo el dinero lo gasta en esas
cosas. -El Olimpo, pulquería. -Hombre agotado, acaban
por no creer en él, cansa trucos de nuestros ilusionistas.
(Fin del mito; el público se vuelve realista.)
Casada con un militar. No madre sino madrastra.
-Tiene muchos hermanos.
1 El manusorito no especi fica que ~e trate de aforismos, sin embargo. se truta de ideas complctll'i
separadas. cada una por uno o..\terbcos que duramente indican la mdt:p':l1dcncla lIe cada párrafo.
2 En francés. "La ,.(!clam~ ", propaganda. Gorolittza duda cnto! "La reclame" y "Le reclame,"
MéXlCO
CÉSAR MORO
Carta a
Xavier Villaurrutia
Hemos reCibido sendos ejemplares de tu libro (1) Y hemos
pensado inmediatamente - E.A.
Westphalen y yo- que no podíamos dejar pasar en silencio
el acontecimiento. Desde México llegaba un libro, una obra
en sazón, a punto, con luz propia; luz no diurna sino más
bien de aquella noche tuya
que, natural o por medios ajenos a la naturaleza, por un día
artificial, por iluminación volitiva frente o dentro de la luz
universal, sabes crear a tu alrededor, ya sean las tres de la
tarde o las doce de la noche .
No olvidaré nunca cómo tu
estudio, a las tres de la tarde,
en medio del sol puro de Tenoxtitlán, resplandecía de sombra fresca en la penumbra
ideal y pensativa que difundían los quinqués de nuestro
amado siglo XIX. Tú, bajo el
pretexto de descansar, habías
urdido un crepúsculo propicio,
inalterable; habías adelantado
tu hora. Sin embargo, toda razón te era buena para ejercer
una actividad que no reposa,
que imagina, que centellea y
cuyo espectáculo me arrojaba
siempre en las más profundas,
cálidas y suaves regiones de
una inercia despierta y admirativa.
Todo se opone a que entre
nosotros exista una correspondencia literaria, a que, con la
frialdad y la ciencia necesarias
- si tuviéramos entrañas científicas- intentara un análisis
académico, ponderado, con premisas y conclusiones sobre tu
libro. Como toda la poesía, tu
libro es un diario, un monólogo sin fin que se estrella en la
muerte . A trueque de insomnios, de lágrimas, de cuántas
amarguras, de qué resplandecientes prises de conscience en
medio de la noche, has podido
en el tiempo sin tiempo laborar, pulir tu libro de ébano. Su
lucidez es la lucidez amarga de
las saturnales; la de la embriaguez ritual de la prostitución
sagrada en los jardines adyacentes al Templo; la lucidez
de la primera libación; la del
vigilante silencio nocturno; la
de los últimos parpadeos de
la conciencia antes de naufragar en el agua traslúcida del
sueño.
Por diversos caminos el Poel. Canto a la Primavera y otros peJemas, Nueva F1oresta, Editorial
Stylo, México, 1948.
Biblioteca de México
40
ta llega al mundo inconfundible de la Poesía. Un rumor de
copas de árboles, el chapotear
del gran cuadrúpedo cayendo
al agua invisible; cierto ulular
del viento en las encrucijadas
o el graznido de algún ave propicia a la melancolía; aquel rumor de pasos que se alejan
- ¡siempre, siempre!- nos avisan certeramente que estamos
hollando tierras de la Poesía.
No sé si la Poesía deba situarse en el presente, en el futuro o en el pasado. Sola, se sitúa en el tiempo barriendo con
las pueriles antinomias que
quieren separarla de la vida
como si precisamente en Ella
no estuvieran contenidas y resueltas de antemano todas las
reivindicaciones humanas, desde las más elementales hasta
las más elaboradas y complejas. Fuera de Ella - hilo de
Ariadna- , la desesperación, el
fragor estéril de las simulaciones, la ceguera que inmoviliza dentro del Laberinto.
Hoy, más que nunca - ¿tendremos que insistir?- la acción se declara incapaz, aborta en sus crueles intentos de
resolución del problema humano. La fatuidad, la inepcia,
cuando no la sangrienta bestialidad de los hombres de acción
se ponen de manifiesto ya sin
trabas; son el duro pan de todos los días. Tampoco se trata
de la miserable cruzada de optimismo vigente en algún país.
La Poesía sigue proyectando su luz mortal y lacrimógena; luz vivificante del devenir
humano dentro de sí mismo y
no orientado hacia la conquista de nuevos metales cuya fusión dosificada estalle asolando tierras de cultura, tesoros
anímicos penosamente acumulados, segando el más preciado, el más rutilante de los
tesoros: la vida humana.
Mientras escribo, la noche
dispensadora de maravillas enciende sus fuegos por el mundo; brillan las lámparas votivas
de la Poesía como otras tantas
estrellas dando su norma sideral, inútil quizá, al debate de
los hombres. Crecen los árboles en el mar de los rumores,
estalla la mañana y llega en su
plenitud al mediodía ...
¿No es justo que tu libro,
planta que se posa en la sombra, ejemplo de juventud madura, de dominio de los demonios nos llegue desde el país en
que sangre y cielo, delirio y
contemplación, terror y mano
que no tiembla guiaron el arte
milenario de mi México entrañable?
No podemos sino comprobar que de México viene nuestra cordura; que de México
aprendemos y aprehendemos
nuestro apasionado y dificil
equilibrio lento . Nada me llena de tanto gozo como saber
que eres tú, mi amigo, el que
levanta la voz para evocar los
fantasmas del amor, de la primavera total en medio de este
Continente calcinado afirmándonos en que no todo es el albañal de la política, que los
grandes negocios están desterrados para siempre de nuestro mundo, no ya por venir,
sino conquistado y sumiso, visible y rumoroso en el fluir de
aguas, no por serenas menos
terribles, que bañan y circundan tu poesía .
No eres caso único en México: Agustín Lazo es uno de
los modelos perfectos, otro de
los peldaños luminosos que,
en nuestro mundo latinoamericano, incipiente y caótico,
nos llevan a pensar que todo
no está perdido. Su teatro, concebido dentro de una rigida
pragmática personal , brilla en
la escena con todos los prestigios memorables del mundo
mágico, de las pasiones que arden como en el hermoso final
del último acto de La Huella .
Dibujo de Moro.
La cordura -si cordura
hay- , la nueva cordura debe
de venimos de México, rico en condesce ndientes que culmiexperiencias vitales, en expe- n en en efecto final, sabiamenriencias culturales tan di ver- te graduado, m ás hilarante.
¿Cómo se autocalifica quien,
sas. México precortesiano centelleaba en sus múltiples face- de pronto y porque puede, distas de mosaico de civilizaciones. pone que Europa es el pasado?
Los templos, los palacios, los Por lo m enos com o un vaticijardines botánicos y zoológi- nador de feria o com o un escos, los observatorios fosfore- pectador qu e ignora, porque
cían en la noche de misterios; no ve, la trayectoria de la culmás tarde, la Conquista erige tura occidental es decir, netasus templos, sus palacios has- mente europea .
Desde Baudelaire -para no
ta ahora en pie como grandiosos testimonios irrecusables de ir muy lejos ni salir de Franpoderío; la luz peculiar en la cia- , desde el Impresionismo ,
Casa de Habsburgo, con sus vive n en nuestras m e ntes los
dos Empe radores de leye nda , nombres de artistas incompadeja profunda huella de su rables, de genios poéti cos; el
paso; la invasión francesa se dinamismo de movimientos inatisba aun en costumbres, en telectuales, filosóficos . Topalabras de uso popular, en la davía calienta el rescoldo de
arquitectura; la Revolución las pol émicas surrealistas, de
con sus centauros devastado- los fustazos surrealistas. Proust
res prepara el período actual no acaba su agonía que crece
donde se concretan y resumen más y más. ¿Poe o Melville son
los elementos de la monumen- americanos? Hay que ver cómo
tal Tragedia.
se les conoce y por qué se les
Pese a las afirmaciones de aprecia. En Baltimore erigiecualquier intelectual america- ron un monumento a Poe , un
no, en cualquier periódico lo- bloc de basalte que l'A m érique
cal -en la especie, las afirma- appuya sur l'ombre du Poéte,
ciones del señor H.R. Hays, co- pour su sécurité qu'elle ne ressorlaborador de Las Moradas , e n tit jamais. Mallarmé dixit. Sin
El Comercio, de Lima-: Si lugar a duda, Walt Whitman es
poeta americano. En cuanto al
Europa es el pasado y los Estados Unidos el presente, América presente de los Estados Unidos
Latina puede ser muy bien el fuquedamos muchos escépticos
turo. ¿Gracias, verdad?
irremisibles. ¿O será el chewing
Conozco pocas sentencias, gum, el Museum ofModem Art,
por no decir ninguna, o más los tests americanos, el Ballet
breves o más ricas en juicios, TheatTe, el rugby o la bomba
aseveraci,ones y suposiciones atómica? En cambio, ¿verdad?
América Latina puede ser muy
bien el futuro . Aquí cabría una
pintoresca expresión de la sabiduría popular: Si para allá me
/as dejas, perdonárme/as quieres.
Al pasar, y en descargo del
cine am e ri cano, por ejemplo,
tendríamos que señalar el estre no, en Lima, de la adaptación de la obra de O'N e ill.
Mouming becomes ElectTa . La
he rm osa cinta, verdadero lunar en la abrumadora, por banal y co piosa, producciÓn de l
cretinizan te cine americano ,
provocó una reacción general
lamentable. Groseras risas acogieron las esce nas culminantes. El climax sorprendió siempre desprevenido a nuestro
culto público que ignora ElectTa, ya qu e no es producto gaseoso embotellado . ¿Pero nos
tiene acostumbrados a otra cosa el presente de los Estados
Unidos que a la circulación de
los peores lugares com unes? El
público se sentía inqui eto al
comprobar la ausencia de breakfasts, ice creams, milk shakes y
otras tonificantes especies que
esmaltan el sentimentalismo
policiaco-deportivo de sus películas .
¿Con un ligero tinte paranoico nos habremos alejado
del tema principal para irnos
por sus ramas? De eso se trataba, precisamente , de las ramas y del árbol. Si nos alejamos fue para mejor ver el paisaje y no, por cierto, como el
Biblioteca de México
41
atolondrado turista que ni ve
las ramas ni conoce el árbol en
su te na z huida de la realidad
complejas una .
¿O el hombre de hoy no trata de aturdirse con los viajes,
la radio, el cine, la política y la
prensa? Sin embargo, de pronto, e n forma distinguida : sil enciosa, discreta surge un libro
que levanta olas dormidas y
vuelve a colocar bajo la luz de
la urgen cia vital los eternos
e nigmas que exaltan y torturan al hombre: el amor, la
mue rte, la exp resión poé ti ca .
Que rido Xavier, gracias por
tu libro, por tu país, realidades
latinoameri canas. Perdón si no
supe ex presar nuestra cabal
admiración ; tú sabes lee r e ntre lín eas . Que la vida -la admirabl e, la pavorosa vidaco ntinúe desenvolviendo sus
hilos; amar es, al fin , una Indo lencia. ¿Cómo no segu ir en los
sitios de pe ligro dond e no caben ni salvación ni regreso?
Tanto peor si la realidad vence una vez y otra y convence
a los e te rnos convencidos traye ndo e ntre los brazos verdaderos despojos: el hierro y el
cemento o la hoz y e l martillo
como argumentos definitivos
para justificar la prodigiosa bes-tialización de la vida humana.
Ese mundo no es el nuestro.
César Moro
SERGIO GONZÁLEZ RODRiGUEZ
En 1825, como parte de los propósitos democráticos y edificantes
del régimen turbulento que sucede a la caída del imperio iturbidista y a cuenta del Congreso del Estado libre de Veracruz, Carlos Maria de Bustamante hace imprimir
en la imprenta de La Águila dirigida por José Ximeno el libro Principios de retórica y poética del español
Francisco Sánchez. Esta publicación confiaba en la fuerza formativa de los preceptos de la lengua,
y Bustamante, en la nota introductoria, declaraba a los jóvenes y los
niños sus destinatarios. No carecía
de razones. Los litigios posinde.............Q .. pendentistas trajeron consigo el
auge de una prensa vocinglera y
áspera, que explotaba los ataques
personales, el insulto, la ligereza
y les sinsentidos, y aprovechaba su
efecto teatral para los réditos del
partidarismo político.
Incluso para un ilustrado tan
nítido como Bustamante, que creía
en la libertad de imprenta y la hacía sagrario del porvenir, no le
eran invisibles los riesgos de un exceso al respecto. Un par de años
,
antes de auspiciar la publicación
de aquel manual de preceptos de
la buena lengua, había escrito: "es
vergonzoso y criminal el abuso
que diariamente se hace de la libertad de imprenta", y pedía a las
autoridades reprimir a los responsables de los impresos, además de
subrayar la necesidad de una prensa ordenada y respetuosa. Justo en
esas fechas, los federalistas masones de la secta yorkina fundan el
periódico El Águila Mexicana, que
buscaba "el sostenimiento del orden y de la verdadera libertad, que
AI/':;; 2. Y7HQ...C.~ Cc...~n=-7
no puede permanecer en la exalC.
tación de las pasiones, espíritu de
partido e intolerancia en opiniones
puramente políticas". Este anhelo
de mejoramiento de la lengua y de
~~/~~¿'·~
la prensa, que aparece desde las
fundaciones independentistas, se
';';;'r~ ... d-. ~ ~L~ ~~v¿;,.<"­
sostendrá en la vida pública de Mér'
xico como uno de los requisitos del
fZk- k ~.o-L-:.
c;on~~~--="~
progreso.
Bustamante, al extender la lecf'~ VkLL'-'·~.
tura del libro de Sánchez, proponía el estudio de la elocuencia y se
hacía eco del poder de ésta como
"arma terribilísima con que en los
estados libres se lucha contra los
tiranos, y al fin los derroca".
Francisco Pimentel precisó al
inicio de este siglo -y Porfirio Martínez Peñalosa reiteró recientemente- que los Principios de retórica y
poética de Sánchez comenzaron a
•
eL'
..-,.....""
Biblioteca de México
usarse después de la Independencia. El libro, compendio de preceptistas como La Harpe o Arteaga,
consta de una parte dedicada a la
Retórica, los tropos y las figuras,
el estilo; la locución pública, la escritura de cartas, de Historia, de
obras didácticas y novelas. Hay
una segunda parte sobre Poética,
sus orígenes y progresos, además
de reglas generales y sus usos o
formas particulares. El libro concluye con un apéndice sobre lo Bello y el Gusto. Ésta es su idea de
la poesía:
No pudiéndose verificar un
completo agrado, fin último de
la poesía, sin ilustrar el espíritu, y mover el corazón, deberán los poetas clirigir sus miras
a interesar éste con pasiones,
a la imaginación con pinturas,
yal entendimiento con doctrina luminosa. El sonido armonioso de las palabras, los retratos risueños de la imaginación,
las vivas impresiones del sentimiento, la persuasión y la verdad producen mil encantos
para hacer a los hombres amable la virtud, agradables sus deberes, llevadero el rigor de la
suerte, dulce la amargura de las
penas, y para inflamarlos con
su doctrina a la práctica de acciones laudables. Por este medio Orfeo sacó a los hombres de
su estado brutal, los instruyó en
sus deberes, y los redujo a vivir en sociedad: Tirteo por sus
versos infundió en sus compatriotas un ardor marcial: y Homero se hizo el maestro de los
políticos, de los héroes y los
particulares. Es claro que el interés se insinúa por el agrado
y por la utilidad.
A la gratuidad órfica de la poesía, fin trascendental, se le anteponen la utilidad y el régimen de la
norma, sus beneficios políticos inmanentes. La lengua: el oro público. Este afán utilitario en la raíz de
la cultura mexicana persistirá hasta el siglo xx, es uno de los ingredientes de su nacionalismo varias
veces renovado. Contra la fugacidad de las "bagatelas sonoras", lo
mismo en la poesía que en la historia, se anhelaban los edificios
monumentales, hechos de simetrías y perfecciones jerárquicas,
suspiros de inmortalidad. Como la
Patria.
El esfuerzo fundador de la na-
ción mexicana, lento y cruento a
lo largo del siglo XIX, incluyó reacornadas en la economía y la política, los aprendizajes en el contacto con el mundo, el imán mercantil e industrial de las metrópolis
modernas, y en la libertad individual contra las sujeciones divinas:
el culto profano sería en adelante
la Patría, las precarias instituciones democráticas a contrapelo del
país rural, inmenso y tradicionalista, y las luces del Progreso. Estas fundaciones no sólo eran el
arribo de nuevas normatividades
y el desarraigo de las más antiguas,
sino la novedad de lo híbrido y la
resistencia vernacular a lo nuevo.
Carlos María de Bustamante
formó parte, con José Gómez de la
Cortina, Andrés Quintana Roo,
José Maria Heredia, Bernardo Cauto y Lucas Alamán, de la primera
Academia de la Lengua mexicana,
precursora de la actual, que un decreto oficial constituyó en 1835.
Las ambiciones de esta Academia,
que se propuso conservar la pureza de la lengua, publicar a los clásicos, preparar un diccionario de
mexicanismos, hacer gramáticas y
diccionarios, preparar materiales
didácticos, corregir el lenguaje público y organizar certámenes poéticos y de oratoria, fueron incumplibIes; desapareció en la precariedad
de los tiempos. Pero su espíritu forma parte de la estrategia fundadora que debió re formular las reglas
y la ortopedia públicas. No es casual que en esos años se proponga crear el primer Banco de Avío:
se requería entrar en otro juego
ante el oro y ante la lengua. El
exorcismo y los manejos del oro y
el excremento, de las letras y de
las letrinas. Mejor dicho, se requería transformar la ley de lo Alto y
lo Bajo.
Octavio Paz describió así dicho
proceso: "Baste con decir que las
metamorfosis del oro y del excremento, sus uniones y separaciones, constituyen la historia secreta de la sociedad moderna" . Esta
historia secreta se llama también
historia de los bajos fondos : de los
tráficos del orden, y el deseo, la
violencia permisibles o tolerados.
El pensamiento de los criollos ilustrados y los liberales del XIX intentó trazar un paradigma auroral
para esos tráficos.
En aquellos años, reconstruir el
orden implicaba contener o reprimir el ruido y los libertinajes. En
medio de la época que los historiadores dieron en llamar la "anarquía", y que se difumina entre la
década de los treinta y los cuarenta decimonónicos, Gómez de la
Cortina escribió contra los excesos
del romanticismo, que llega a Mé-
xi ca y se arraiga como prolongación del sustrato patético común
en la cultura popular y católica, y
se impulsa como rito nacionalista
y cartilla cívica. La Academia de
Letrán, club y foro de librepensadores y literatos que se funda en
1836, fomentará las virtudes de tal
rito.
No solamente se ha convertido
el estro poético en furor -escribió Gómez de la Cortina- ;
no solamente se ha dado rienda suelta al entendimiento y a
la imaginación; no sólo se procura que la fantasía , esto es, el
capricho del humor domine y
avasalle a la imaginación y al
entendimiento, sino que ni se
sufren ya las trabas de las regIas del arte, ni se hace menor
aprecio de las reglas convencionales que por mucho tiempo
sirvieron para que los poetas
procedieran con más método
en sus trabajos, y pudieran entenderse entre sí con más facilidad.
Tanto Bustamante como G6mez de la Cortina morirán antes,
uno en 1848 y el otro en 1860, de
que la ruina de las invasiones, la
guerra civil y el acecho extranj ero permita al fin levantar la nu eva ley de la Nación y de la lengua,
que será un lubrido efi caz de aspiraciones utilitarias y ribetes sentimentales, de progreso liberal y
estatutos urbanos.
El libro, encrucijada de la Historia, escribió alguna vez Carlos
María de Bustamante. Y esto viene al caso cuando uno observa el
ejemplar encuadernado en cuero
de Principios de retórica y poética de
Francisco Sánchez que, regalo de
un amigo, vino a manos de quien
esto escribe. El ejemplar, del que
hay por lo menos otra copia en la
Biblioteca Nacional, permaneció
durante años en un estante católico y provinciano, pero se distingue
por llevar en una página falsa una
dedicatoria del propio Bustamante que dice así:
Al Señ D. Ignacio Cadena, por
gala del magnífico sermón que
predicó el segundo día de la
Novena de la Purísima Concepción en México. Carlos María
de Bustamante. Año de 1839.
El autógrafo es una hermosa
grafía, y uno se imagina que gracias a esa contraseña crepuscular,
gota de oro deseada por Bustamante, pudo sobrevivir hasta nuestros
días el libro de Sánchez tras estragos, desastres, muertes y retiros.
Rosa Alarco Larrabure, la "Rosa de
Lima" de Si.ndbad, musa de Gilberto Owe n durante su época peruana .
Lima, 27 de junio de 1987.
J aim e García T errés :
Blan ca Vare la m e di o su libro Poesía y A lquimia- Los Tres Mundos de Gl/berto Owen . Conocí del
paso de Owen por Lima cuando yo estaba en la
Uni ve rsidad - hacia 1940- y m e interesó de inm ediato . Supe vagamente de su poesía y de su insólita calidad de con ve rsador , particularmente en
diálogos con Martín Adán . Algunos años después
Rosa Alarco me contó de su enamoramiento por
Owen. Rosa era linda, inteligente y fue la primera limeña que sustituyó los moldes tradicionales
e hispano-católicos de su ambiente por otros, personales y auténticos, aunque sin necesidad de ruptura ni estriden cia alguna. (Pe rte necía, desde su
an te pasado virreinal, Hipólito Unánue, Próce r de
la Indepe nden cia, a familias de notoria figuración
intelectu al y social e n este país . Gerardo, su herm ano m ayor, es un emine nte sace rdote j esuita y
Luis Felipe , uno de los m enores, ha sido Ministro
de Educación en el gobiern o a nterior al actual).
Música , formada en el Conservatorio Nacional , Rosa era amiga de can tantes populares (" y la guitarra de Rosa de Lima / transfigurada por la voz pleb eya "). Viajó muy jove n a Europa, después de su
e namorami e nto con Owe n . Luego vivió en Nueva York , donde casó co n un instrum entista nortea m erica no, 80b D'Avray, con quien tu vo una niña. Di vorció y regresó a Lim a. Algunos años más
tarde es tu vo un ti e mp o en París y regresó al Perú
para dedi carse a la recopilación del folklore costeñ o y andin o. Aj ena a todo dogm atismo, se ide ntificó muchas veces co n posiciones avan zadas y
causas populares. Murió en Lima en 1978 . La Unive rsidad de San Marcos ha creado un instituto de
etnomusicolcgía qu e ll eva su nombre . Estoy seguro, por otra parte, qu e no guardó obra alguna
de Gilberto Owe n , como ha supuesto Inés Arredondo , aunqu e conse rvaba sí un recuerdo vivo de
su intelige ncia. Rosa era prima de Martín Adán.
Unas palabras, escasísimas y sin proporción con
el valor de su libro. Iluminador, con ciso, traduce
el código cifrado y m e ha permitido , al cabo de
tantos años , con oce r la alquimia de Owe n . Siempre sospeché en él un a lucidez trágica (¿hay otra ?)
Ud . 10 co nfirm a. Gracias. Algo m ás: enteramente
de acuerdo sobre Sánchez (L. A.).
Carl os Rodríguez Saave dra
A venida Belén 120
Uma 27 Perú
Biblioteca de México
El R incón del
bibliómano
MANUEL PORRAS
BIBLlO, formo prefijado del gr. biblión 'libro ',
que entro en lo formación de cultismos castellanos: con Máinomoi 'estoy loco '. (COROMINAS .)
LOS OFICIOS
PERDIDOS
Hoy en día, los bibliómanos son
"uno especie" casi en extinción, codo vez más difícil de encontrar. En lo actualidad los bibliotecas se ven abarrotados
sólo por alumnos que han sido
impulsados o visitarlos por sus
profesores . Lo imagen del hombre encorvado que únicamente
denuncio su interés por el destello de su mirado en busco de
un incunable europeo o americano, uno edición príncipe, uno
encuadernación marroquinada
en oro o algún manuscrito de
procedencia inimaginable, entre otros, paro consultar y anotar, con lo único finalidad de
obtener el conocimiento modesto que otorgo lo verdadero sabiduría, yo es historio .
Entre los causas que han
suscitado el desinterés por este
"oficio perdido" se podría n
anotar lo difusión de ediciones
populares, lo información o través de los medios de comunicación masivo, lo aparición de los
computadoras y hasta los aven-
tu radas profecías, como los de
Ray Bradbury, en Forenheit 45/,
que vaticino lo próximo desaparición del libro.
Mientras esto sucede, los
copitulares en xilografía, los estampas grabados en modera,
los artísticos viñetas, los tersos
papeles de algodón, los encuadernaciones en pergamino y todo el más rico universo que ha
desarrollado el hombre desde
lo aparición de lo imprenta, esperan pacientemente 01 individuo que ha de llegar o lo biblioteca o descubrirlos.
En razón de ello, esto columna intento dar noticio de
aquellos materiales de valor bibliogrófico, histórico, artístico,
etc. , que se albergan en el
acervo de los " Colecciones Especiales " de esto Biblioteca de
México.
Alonso de Molino
"Aqui comien<;:a un vocobulario en
lo lengua castellano y mexicano ... " (México: En caso de Juan
Pablos, 1555) (8), 260, (1) H.
Son escosas los noticias que consignaron sus contemporáneos ocer-
••
,=~=
Biblioteca de México
44
ca de su vi da por lo que las biografías que de él se han escrito,
aunque abundantes, son un tanto
confusas, ya que aportan noticias
desemejantes acerca de su orig en
y de los acontecimientos que circundaron su vida . Pero, si hemos de
señalar algunos datos biográficos,
nos referiremos a los que aporta un
contemporáneo suyo: fray Jerónimo de Mendieta, franciscano que
evangelizó en México, autor de la
Historia eclesiástica indiano, quien
en sus testimonios apunto que Molino vino desde muy niño con sus
podres o tierras de lo Nuevo España, y que (debido o su corto edad)
aprendió lo lengua mexicano y muy
pronto pudo servir de intérprete o
los 12 franciscanos que llegaron
como evangelizadores, siendo poro los naturales un consuelo el conta r con uno persono que entendiera o lo perfección su lengua. Mendieto proporciono otros dotas,
como el de lo fecho en que Molino profesara en el Convento de
Son Francisco de México, en 1528,
y nos señalo que "lo edad mó s
temprano para profesar formalmente como miembro de lo Orden Franciscano ero lo de los catorce o
quince años cumplidos ", datos en
los que los historiadores se fundan
para inferir lo fecho de su nacimiento . "Molino nació probablemente
en Extremadura en 1513".
Lo incierto de su biografío no
obsta paro reconocer sus valores
como escritor y su gran aporte o lo
Bibliografía Mexicano.
Señalan los estudiosos que el
Vocabulario es el primer léxico de
lo lengua náhuatl y también el primer léxico de uno lengua indígena
que se imprimió en el Nuevo Mundo . Su importancia se enriquece
por el caudal de vocablos y exp resiones nahuas ofrecidos o modo de
equivalencias de términos castellanos que se incluyen en lo obra, sumando más de 13 mil vocablos; este vocabulario fue, de hecho, un
punto de arranque paro lo lexicografía náhuatl. Tamb ién se ha señalado que recibió lo asesoría de
destocados conocedores de dicho
lengua, toles como Hernando de
Ribas, importante nahua~ato tezcocono, y el que co n ce rteza , según
se asegura en el colofón de este
ejemplar, fue revisor de lo mismo
" ... que fue vista y examinado por
el Reverendo Podre Fray Bernardino de Sahagún".
Fray Alonso de Molino no sólo
hizo rescate de cuantos términos y
expresiones nahuas pudo reunir, sino que, interesado sobre todo en
ofrecer un " instrumento paro lo
evangelización " introdujo numerosos neologismos en mexicano, ya
que con ellos podían expresarse
conceptos y realidades del ámbito de lo Revelación Cristiano .
Dejemos que seo el propio Molino el que nos señale lo finalidad
de su obra:
.. quando imprimi lo primero vez
el Vocabulario . .. no fue otro mi intento, sino comencar o abrir cami no, para que co~ el discurso del
tiempo y con lo diligencio de otros
mas bivos entendimientos, se fuesse poco o poco descubriendo lo mino (o manera de dezir) inacavable
de vocablos y maneras de hablar
que esto copiosissima y arte oficial
lengua Mexicano tiene." I
También señalo como otro de sus
finalidades lo de servir o los que gobiernan y administran justicia, para que logren uno interrelación más
pronto con los naturales de Indios,
que conforman lo gran ma yoría de
sus subordinados. Pero esto necesidad de comunicarse con los nativos en su lengua es aún más apremiante en el coso de los que se
ocupan de su conversión y adoctrinamiento religioso, pues o decir
de Molino, en el prólogo o lo segundo edición de su obro (1571):
do de que quienes mós habrón de
servirse de su vocabulario son los
frailes y también los clérigos seculares, por lo razón de que existía
lo necesidad de conocer lo lengua
indígena para convertir y traer lo fe
o los naturales, y por lo importancia de administrar debidamente los
Sacramentos.
Lo presente obro no es , desde
luego, lo que hoy en día podría llamarse un trabajo de investigación
lexicográfico, en un sentido estricto; más bien sirvió como instrumento
para posibilitar el aprendizaje de
lo lengua de los nativos. El autor de
lo obra realizó, hasta donde le fue
posible, un diccionario que tomó en
cuento lo naturaleza y estructura
propios de lo lengua me xicano . El
Vocabulario de Molino sigue y seguirá siendo lo aportación más útil,
y cuá ntos veces in sustituible , poro
encontrar, partiendo del castellano,
los equivalencias en náhuatl, por lo
que aún nos resulto de fundamental importancia el trabajo del insigne franciscano.
Molino
"Pues si en lo temporal, donde se
aventuro solamente lo hazienda honro o vida corporal, es ton conveniente que se entiendan concitas
naturales, los que los ovieren de regir y governar, quanto sera mas necessario en lo spiritual, donde no va
menos que lo vida del olmo y su salvacion o perdicion? Por esto causo debrian los ministros dela Fee y
del Evangelio, trabajar con gran solicitud y diligencio, de saber mu y
bien lo legua de los Ynd ios, si pretenden hazer los buenos Christianos: pues como dize Son Pablo, escriviendo alos Romanos. Lo fee se
alcan<;:a oyendo, y lo que lo fe ha
de oyr ha de ser lo palabra de
Dios, y esto fe ha de predicar en
lengua q los oyentes lo entiendan,
porque de otra manero (como lo dize el mesmo Son Pablo) el que hablo, sera tenido por barbaro. Y para declararles los mysterios de
nuestra Fee, no bosta saber lo lengua , como quiera sino entender
bien lo propiedad delos vocablos
y maneras de hablar que tienen :
pues por falto desto podria acaescer, q aviedo de ser predicadores
de ve rdad, lo fuesse de error y de
falsedad . "2
Molino en realidad está convenci-
I " Prólogo al lector ", Vocabulario
en lengua mexicano y castellano (2 0
parte en la edición de 1571).
2
Ibidem, (10 parte de lo edición de
1571) .
Aqui comien<;:a un vocabul a- /
(Hasta aquí con letra gótico) rio
en lo lengua Caltellana y Mexicana. Compuelto / por el muy
reve rendo podre fray Alonso
de / Molino: Guardia di coveto
d fant Antonio / Tetzcuco d lo
arde de los frayles Menores.
(Estampo de lo impresión de los
Llagas de Son Francisco, con lo
siguiente leyendo en letras góticos en su derredor) Signalti domine feruum / tuO Francifcum fignis redemptions noltre.- Debajo del grabado estos versos:
Indorum nimio te fecit prole parentem. / qui genuit moriens,
quos pater 01 me foves / confixus
vivis, langues: cu m mente revolvis / vulnero, cum fpectas, Itigmoto carne geris .
Colofón: A honro e glorio de
nuef- / (hasta aqui en letra gótico) tro feñor Jefu xpo y de su
bedita madre oq fe aca- / ba lo
prefente obro: lo ql fue compuelta por el / muy reveredo
podre fray Alofo d Molino. / Imprimiófe e lo muy grande in figne y / muy leal ciudad de
México, en cofa de Jua pablos,
caolicencia dellllltriff- / mo fenor Do Lu ys de Vel asco / Viforrey y Governador dlta / Nue·
va Efpaña, y de lo Au - / diecia
Real qe ello refi / de . Y affimfmo ca / licencio del Reue- / rendiffimo Se- / ñor do fray / Aloso de / Montufar por lo gracia
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(Fr. Alonso)
°
de Dios Ar<;:obifpo meri / tiffimo
d lo dicho ciudad de Mexico .
Fue / vilta y examinado elta
prefente obra / por el reveredo
podre fray Francif / ca de Untorne, Guardion del / moneltero
de font Froncifco de Mexico, y
por el Reue- / redo podre fra y
bernar- / dino d Sohogü, dela /
dicho orde, o quie, / el exame
della / fue cometido. Acabofe
d / imprimir o qtro di- / os del
mes de / moyo. de / 1555.
En 4° ._ Port. (en rojo y negrojo. V . grabado en modero
con el Podre Etemo y un IH S rodiante.- Prólogo 01 lector y trece avisos en 6 hojas s.1. advirtiendo que el prólogo, avisos
" primero " etc. y los encabezados están en letra gótica.- Sigue
uno hoja s.f. con dos grabados.
El de frente represento o lo Virgen con el Niño en el brazo derecho y con lo mono izquierdo
sostiene un gran escudo de los
ci nco llagas, con un ángel o codo lodo ayudóndola o sostenerlo; el de lo vu elto represento o
lo virgen imponiendo lo casu lla
o Son Ildefonso.- Texto : 1-248,
registrándose en los siete últimos páginas los voces recogidos durante lo impresión dellibro. - En ros hoja s 249·259 se
contiene el modo de contar en
me xicano .- Lo vuelto de lo 259
está numerado 260.- sigue uno
hoja s.1. en cuyo frente está el
colofón con el V. del bl.- Letra
romana .- Líneas en tera s: 29 en
los preliminares y 36 en el vocabulario.- Muchos capitales
de adorno .
Antonio Bordazar y Benito J. Feiioo
Dos cartas del siglo XVIII
La Ortografía Española que Anto nio Bordazar de Artazú di era a las pren sas en 1728 se suma a las obras de los au tores
clásicos en esta materia (Antonio de Nebrija, Mateo Alemán ,
Juan López de Velasco, Gon zalo Correas y Bartolomé Jiménez Patón), y reviste particular
interés por haberse adela ntado unos años tan solo a la primera Ortografía de la Real Acade mia Española, que apareció
e n 174 1. La Academia fu e establecida en 1714 , bajo el reinado de Felipe V; el tratado de
Bordazar es contemporáneo,
pues, de las prim eras in vestigaciones acadé micas que, por
esos años, daban un fruto ex-
celente, el Diccionario de Autoridades ( 1726-1739 ).
De gran inte rés es la carta
que acompaña ese tratado, y
que Bordaza r titul ó A los impressores de España, pues e n
ella -a difere ncia de otros autores y tratad istas que pondrán
e n reli eve el facto r de la enseñan za escolar para la fija ción
y la transmisión ortográficasel autor resalta el papel fundamenta l que debe atribuirse a
los impresores, pues eran los
libros vehículo de las varian tes
y discrepancias ortográficas
que por entonces afectaban el
uso de la escritura. Bordazar
mismo era impresor en Valencia, y dirigió esta carta a sus
De Antonio Bordazar de Artazú a los Impressores
de España (1728)
Señores mios. Aviendo Yo procurado, por largo tiempo, adelantar la Ortografia Española, i llegando despues equando tenia mas experie n cia, i mayor deseo
de m ejorarla) a la desconfianza de conseguir su perfección, por no dar e n la causa de no ayer logrado
esta Ortografia establ ecimiento fijo , como 10 tiene
en 10 mas principal la Latina; m e dalia mucho de verla carecer de la loable conformidad con que deviera
salir de nuestras Oficinas. I h echa mas viva, i mayor reflexion, feli zm ente adverti , que logrando la
Gramatica una regularidad de prece ptos ajustada a
la costumbre de hablar de los hombres eloquentes;
pudiera la Ortografia igualme nte fijarse con la fiel
observacion de la escritura que han usado los hombres eruditos, en quanto la asignacion de las letras
tuvi esse ace ptacion comun , i fu esse constante su
aplicacion. Al instante prorumpi con el inveni inveni de Arquime des, por juzgar ayer hallado la regla
tan indefectible, como la de la aligacion, i separacion, tanto mas preciosa i util, quanto mas exceden
las letras a los metales; i desde entonces concebi el
ben eficio tan grande , como reducir a suma facilidad
la mas recta Ortografia sin la multitud de preceptos
inconsequentes , que se ve n e n las otras. Pero, como el Publico no pu ede lograr este bien sin la aprobacion de V. Ms. ni Yo le tendria por bien hallado,
faltandole su grata acogida; he juzgado preciso, si no
digno obsequio de V. Ms. la dire ccion de este mi trabajo; pues le sabran conocer, i si lo mereciere , patrocinar. Solo pueden contrastar un comun abuso los
que con capaces de introducir un uso . Tales son V.
compañeros de oficio, afirmando que "Es certissimo que no
respeta el Mundo otra Ortografia que la que sale de nuestras
Oficinas". La apelación de Bordazar no es ajena al interés
real de unificación política de
la lengua hablada y escrita que
promueve en el siglo XVIII la
corona española, y que tan
bien expresa la Gramática de la
Lengua Castellana de la RAE en
cuya dedicatoria al rey explicita dirigirse "á todos los vastos dominios, y casi innumerables vasallos" .'
Acompañamos la publicación de esta carta con otra,
muy rara, de Fr. Benito Jerónimo Feijoo, en la que el ilus-
trado acusa recibo de la Ortografía de Bordazar, y la elogia.
Ambas cartas -con una tercera, de aprobación eclesiástica- forman parte de un libro
que conserva la B. de M., Cartas morales, militares, civiles i literarias de varios autores españoles, recogidas y publicadas
en Madrid, en 1734 por el erudito Gregario Mayans y Siscar,
a la sazón bibliotecario de Felipe V. Este volumen riquísimo
incluye, además, cartas de Felipe n, Luis de Góngora, Bartolomé Leonardo de Argensola y Francisco de Quevedo y
Villegas, entre otros muchos.
• 4a. ed ., Madrid , 1796 .
Ms . cuya gloriosa compañia en la profesion honrosa de esta Arte de Artes, es mi mayor blason oEs certissimo que no respeta el Mundo otra Ortografia que
la que sale de nuestras Oficinas. Estos cuidados accesorios de las mas nobles Obras, siempre los remitieron los Autores a nuestra diligencia, por considerarnos peritos en aquella Arte de que hacemos
profesion, desde que nuestros primeros Professores,
hombres grandes en todo genero de letras, casi firmaron de derecho, i nos prescrivieron ya esta inconcusa practica. Ello, i mucho mas merecieron unos
hombres que por si, i por su profesion ilustravan
aquellas dichosas tierras donde fija van su assiento.
Assi leemos, que fueron sumamente venerados, en
Salamanca los Arnaos, en Granada los Menas, en Sevilla Juan de Lean, en A1cala de Henares el Licenciado Uraez de Castro, en Madrid Gonzalo de Ayala, aqui en Valencia Felipe Mei, Poeta Ilustre, i
Cathedratico de Letras Humanas en su insigne Universidad. Mas como todos estos, y otros esclarecidos
Professores tratavan mas de seguir la comun Ortografia, que de introducir su reforma; nos la dejaron
tan imperfeta, que no basta el socorrernos la memoria con la veneracion devida a sus nombres, para contener el desagrado. Pues valga la razon, Señores mios,
si se atrevieron despues nuestros Mayores a ir perficionandola poco a poco; si aun Nosotros mismos
no escrivimos hoi, como veinte años ha, deviendo
esta mejoria a la observacion diligente que hacemos
de la naturaleza de las letras, i r~e sus combinaciones elementales; porque no osaremos acabar de seguir de una vez lo que piden los mismos elementos,
i su naturaleza, que es la unica maxima en que se
funda mi Ortografia; i en que ha de estrivar la mas
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perfeta. Para que hemos de ser irrision voluntaria
de la atenta posteridad? Sera possible, que con el humo con que esclarecemos la memoria de tantos, tiznemos la nuestra? Que una Arte, que como dice Lean
Decimo, Pontifice Maximo, Capitulo tercero de Libris
prohibitis, in Septimo, saludablemente se invento para
gloria de Dios, aumento de la Fe, i propagacion de
las Artes, sirva ahora para acreditar los errores de
los Professores de ella? Ignominia grande seria esta. No creo Yo, Señores mios, que V. Ms. toleren, que
por nuestro descuido se envilezca una tan noble Arte, que es el preservativo del olvido, armeria de la
memoria, instrumento de la perpetuidad, vida de la
dotrina; i por acabar de coronarla, Arte Principe, como discretamente la llamó el Prudentísimo Rei Don
Felipe Segundo. No creyo Yo, que voluntariamente
abatamos tan insigne profession , que por su nobleza es libre de las contribuciones plebeyas; por su
egercicio es liberal ; i sus Professores benemeritos de
que Luis XIII. Rei de Francia (segun refiere Rebufo)
les concediesse el privilegio de Estudiantes. I a quien
pudiera concederse mejor, que a aquellos que tan
loablemente sostituyen el proligissimo trabajo de copiar manuscritos, que por tantos siglos tuvieron los
Santos Monges? A cuya diligencia deven su mayor
aumento, i esplendor las Artes, i Ciencias; sus LIbrerias el Mundo; los Pobres, faciles medios para poder
estudiar; quando antes solo podian en Libros prestados, o en mui pocos suyos, con grande perdida de
tiempo en averlos de escrivir. No creo Yo, que V. Ms.
permitan, que por nuestro descuido se desprecie una
tan benemerita Arte, que hizo deuda de justicia las
mayores honras de los primeros Principes del Orbe, Monarcas y Pontifices, de que pudiera hacer gloriosa demostracion. Pero V. Ms . 10 saben mejor que
Yo. Espero pues, que esta mi justa Direccion hallara a todos V. Ms. tan de mi parte, tan de parte, digo,
de la razon, que me haran lado firmissimo en tan
loable empressa, como acabar de fijar la Ortografia
Española. Ojala tenga Yo a V. Ms. favorables, i patrocinadores mios, que por mas que ladre la multitud, le prometo que 10 desatenderán mis oídos. Quiera Dios prosperar la buena intencion de V. Ms. i su
prudente diligencia, para que todo resulte en gloria
suya. Valencia a 6. de Mayo de 1728.
De Fray Benito Jerónimo Feijoo a Antonio Bordazar (1728)
discrecion, solidez, i magisterio, la senda que en esta materia se deve seguir, procurare no apartarme
de ella. V.M. con su juiciosa dotrina se ha constituido acreedor a esta deferencia; i a que, sobre ella, todos los escritores le rindamos muchos agradecimientos por la enseñanza: como Yo por mi parte se los
doi, ofreciendome con fina voluntad a quanto sea del
servicio, i agrado de V. M. cuya vida guarde nuestro
Señor muchos años . De esta de V. M. Oviedo, i Julio la . de 1728.
Mui Señor mio . Recibi el Librito Ortografia Española, con que V. M. se ha servido de regalarme, i que
contemplo como un presente digno de la mayor estimacion, por la grande alma que se encierra en tan
pequeño cuerpo; pues siendo excelente la substancia, la hacen mas recomendable los accidentes de
la concision, propiedad, i pureza de el estilo. Yo siempre fui de sentir, que la Ortografia se deve arreglar
a la pronunciacion; i el no aver seguido hasta aora
esta pauta, dependia de considerarme sin autoridad,
ni caracter suficiente, para escrivir contra el estilo
comun. Mas aviendo V. M. mostrado aora con tanta
Antonio Bordazar de Artazu
B. L. M . de V. M .
Su mui afecto servidor
Fr. Benito Feijoa.
Mateo Alemán
Maravillavase mucho Sócrates,
considerando, (10 que aun oi
comúnmente se pratica) el demasiado cuidado i dilijencia de
los estatuarios, en fabricar sus
imájines, hechas de piedras
muertas; deseando sacarlas tan
parecidas á los cuerpos vivos,
que las juzgasen como tales. 1
juntamente, ver que vivían tan
descuidados i remisos en sus
costumbres i tráto, que como
si fueran ellos piedras, no se
diferenciavan dellas. Quiso el
filósofo reprehender con esto,
á los inorantes, que menospreciando las cosas graves, importantes i necesarias, con curiosidad sutilizavan , lo que
devieran tener por accesorio.
En esta consideración, i de la
neglijencia de algunos que se
descuidavan en Castilla de mi-
rar por su propia ortografia, de
que se pudiera seguir (corriendo e l tiempo) daño notable, m e
dete rmin é á escrivir este discurso . No se lo pude imprimir,
por no tenerlo acabado, cuando m e dispuse á pasar á estas
partes; i porque, como el que
viene de otras estrañas, tuve
por justa cosa, traer conmigo
alguna, con que (cuando acá
llegase) manifestar las prendas
de mi voluntad. 1 entre otras;
elejí sola esta, que me pareció
á propósito en tal ocasión, para que por ella se publicase á
el mundo, que de tierra nueva, de ayer conquistada, sale
nueva y verdadera manera de
bien escrevir, para todas las
naciones. Ayuda mucho á esto, lo que sin exajeración, i con
evidente verdad, se puede á
voz viva publicar por el universo , aver aquí (jeneralmente)
tan sutiles i felices injenios,
qu e ningunos otros conocemos, en cuanto el sol alumbra,
que puedan de zir ni loarse , de
hazerles alguna ventaja. Siendo esto así, tan cierto como notorio, i muy propio á semejantes entendimientos, abrayar en
sí la verdad, es obligación precisa que tienen de ampararla
i favorecerla siempre; con que
haziendo lo que deven , dejan
con mayores fuer<;as autorizada i engrandecida su misma reputación. Recibe agora pues, o
ilustre ciudad jenerosa, este
alegre y venturoso peregrino,
á quien su buena fortuna trujo á manos de tu clemencia,
que como el trabajador fatigado del riguroso sol en el estío,
Biblioteca de México
desea repararse del cansancio,
debajo del regalo de tu sombra,
para que della pueda salir al entado , á nuevos estudios, no
m e nos útiles i n ecesarios, qu e
si reparas e n ello, es cosa cierta, que (como la luz de la hacha) solo aquese tiene onrra
que la puede dar á otros, no
disminuye ndo la suya .
• Reimprimimos esta dedicatoria que Mateo Alemán hiciera de
su Ortografía Castellana a la ciudad
donde la concluyó y la dio a luz
"En la Imprenta de Jeronimo Balli . Año 1609." Existe una mode rna edición, preparada por José Rojas Garcidueñas, con un estudio
preliminar de Tomás Navarro Tomás, publicada por El Colegio de
México en 1950.
OCTAVIO PAZ: LOS PREMIOS
En 1982 tuve e l privil egio d e ser invitado por Ivar
Ivask , director de la revista World Literature Today,
a figurar e n e l jurado a cu yo cargo estaría otorgar
. el pre mio inte rnac ional Neustadt d e literatura; galardón qu e, bajo e l patrocinio d e la Universidad de
Oklahoma y de la propia revista WL T , se confiere
año con año a un escritor de prestigio mundial.
No me fue posible -por no hab é rseme concedido la visa estadounidense- asistir e n p e rsona a las
deliberaciones. Pero me tocó e n su e rte e l honor de
proponer como candidato al premio a quien lo recibió en d e finitiva : Octavio Paz; ye n e l seno del jurado m e representó -con particular e ficacia y devoción a la candidatura propu esta- mi amigo Manuel
Durán .
De aquel acontecimiento ha h echo m e moria Ivar
Ivask , e n ocasión del pre mio Nobel recibido por nue stro poeta.
Éstas son sus palabras :
Octavio Paz, ganado r del premio Nobel de literatura en 1990, es un eslabón m ás e n la larga cadena
de conexiones entre el premi~ Nobel y el de la Universidad de Oklahoma: el pre mio inte rnacional
Ne ustadt de literatura .
En 1982, Paz fue elegido ganador de los 25 000 dólares del premio Neustadt, patrocinado por la Universidad de Oklahoma y su revista cuatrimestral,
World Litera ture Today, y es el decimocua rto autor
qu e gana el Nobel tras habe r sido vin cul ado co n el
pre mio Ne ustadt.
Desde 1970, 13 de los premiados, jurados y candidatos al Ne ustadt han ganado el presti gioso premio de literatura de la academia s ueca, y, otro de
los jurados, Ellie Wiesel , ganó el Nobel de la paz.
Foto de Rogelio Cuéllar
La obra de Paz tambi é n ha sido el tema de estudi o del World Literatu re Toda y en dos ocasion es, otoEn su discurso de recepción del premio Neustadt
ño de 1972 y otoño de 1982 . Un libro de la Univerde 1982, e fectuado e n el Norman Campus de la Unisity of Oklahoma Press, The Perpetua l Fresent Th e
ve rsidad de Oklahoma, Pa z avaló la revista de litePoetry and Frose ofOctavio Paz fue editado por Iva r
ratura de di cha uni ve rsidad, qu e nació en 1927 coIvask, ed itor del WL T. Ivask, qui e n ta mbi én es promo Books Abroad y qu e e n 1977 se llamó World
feso r de le nguas modernas, literatura y lingüísti ca
Literature Today , "para abrir sus puertas a la literae n la Unive rsid ad de Ok la homa, es el úni co mi e mtura contemporán ea".
bro pe rman ente del jurado del pre mio Ne ustadt.
" Re cuerdo que hace muchos años, cuando toda" Frecue ntem e nte decimos qu e un escritor ti e n e
vía e ra estudiante de bachillerato y estaba comenalcances uni ve rsales, pe ro e n el caso de Octavio Paz
zando a descubrir por mí mismo la literatura, llegó
se trata de un poe ta y e nsayista de dim e n sión gloa mis manos un ejemplar de la revista" , dijo Paz. "En
bal. Y, en ese se ntid o, es uni ve rsal" , dijo Ivask. "Paz
aquellos días , el aislamiento literario de México era
brinda el prim e r inte nto exitoso de ofrece r una vicasi absoluto, al gTado de que, cuando leí aquellas
sión global de la hu man idad."
páginas, se ntí que se me abrían las puertas de la liLas ligas personales de Pa z co n la Universidad de
te ratura contemporánea e n otras lenguas.
Oklahoma se remontan al prin cipio de los años se"Durante algún tiempo, Books Abroad fue mi guía,
te nta , cua nd o el poeta m ex ica no asisti ó -y provey las literaturas ex tranj e ras dejaron de ser para mí
yó el tema- a la co n fe ren cia Puterbaugh de 197 1
un bosqu e impe ne trabl e.
Hoy se llama World Lisob re escritores del mundo hi s pano y franco parterature T oday y se ha convertido en una publicalantes.
ció n indi spe nsabl e para todos aquellos que quieren
Como ex e mbajador de México e n la India, Paz
mante n e rse informados sobre la literatura contemsostiene un interés en las fllosofías y religiones del
poránea a nivel mundial."
lejano orien te, explicó Ivask. "De modo qu e este premio Nobel no sólo honra a un autor m ex icano o uno
de habla hi spana", agregó. "Toda su vida, Paz ha tra- Queda co nstanc ia de todo ello, e n la naciente Bibliotado de ir más all á de su le ngua, su país y del pen- teca de México.
samiento occidental para integrar las voces de todos los pueblos de este planeta "
J .G.T.
Biblioteca de México
48
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