el mundo carolingio

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EL MUNDO
CAROLINGIO
El renacimiento cultural carolingio
La estabilidad política permitió el
desarrollo cultural del imperio. En esa
época, la mayoría de la población era
analfabeta, incluyendo al propio
Carlomagno, quien decidió por ello
impulsar la fundación de escuelas
para formar a los funcionarios.
La más famosa de todas fue la Escuela
Palatina, en Aquisgrán, que congregó a un
grupo de sabios encabezados por el
filósofo Alcuino de York. Allí se educaron
Carlomagno, sus hijos y todos los
funcionarios de la corte. En esta escuela,
que se convirtió en modelo para la
fundación de otras escuelas en Europa, se
enseñaban las artes, las ciencias, las letras
y el conocimiento de la Antigüedad.
También se fundaron escuelas en
iglesias y monasterios.
Carlomagno impulsó el desarrollo de
las artes: mandó construir numerosas
iglesias que imitaban el estilo romano y
bizantino, como la capilla del palacio
de Aquisgrán.
Capilla Palatina de Aquisgrán
La desintegración del imperio
Luego de la muerte de Carlomagno
(814), el Estado carolingio empezó a
mostrar signos de agotamiento debido
a la creciente autonomía de los nobles,
la gran extensión de los territorios y la
dificultad en las comunicaciones. Con
el tiempo, la nobleza empezó a
retener los cargos que se le habían delegado y
a acumular grandes extensiones de tierra,
gracias a los feudos entregados por el monarca
o a las pequeñas propiedades que tomaba del
campesinado.
Ludovico Pío, hijo y sucesor de Carlomagno,
tuvo que enfrentar violentos conflictos con una
nobleza cada vez más poderosa.
Tras su muerte se firmó el Tratado de
Verdún (843), que ordenaba dividir y
repartir el imperio entre sus tres hijos:
Lotario, a quien le correspondió
Lotaringia; Carlos el Calvo, quien
recibió la Francia occidental; y Luis el
Germánico, quien obtuvo la Francia
oriental o Germania.
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