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Urgencia ante crisis en secundariaLa situación se agrava año a año hasta llegar a la pavorosa cifra nacional de
repetición del 55% de los estudiantes
El Observador 10.09.2014
Aunque nadie ignoraba que el ciclo secundario tranca el proceso de la
educación estatal, la publicación de los resultados de 2013 en cada liceo del
país ha precisado la magnitud del problema. Empieza en el pasaje de
primaria al primer año del nivel medio y se empeora progresivamente hasta
terminar con altísimos niveles de repetición y deserción al cierre del ciclo.
Los datos, que se mantenían en secreto hasta que un fallo judicial obligó
ahora a revelarlos, hablan por sí solos. En primero del liceo pierde, en todo
el país, un tercio de los alumnos llegados de primaria, en tanto que en
Montevideo es reprobado el 42,2%.
La situación se agrava año a año hasta llegar a la pavorosa cifra nacional de
repetición del 55% de los estudiantes, lo que indica que a lo largo del ciclo
se agudizan las claudicaciones en materia de enseñanza. Igualmente
perturbador es que el 46% de los 9.566 reprobados en sexto abandonara los
estudios, dejando a muchos miles de adolescentes sin la formación mínima
requerida para seguir carreras u oficios calificados. El sombrío panorama
nacional es aún peor en Montevideo. El 67% de los alumnos de los 55
liceos de la capital reprobaron el último año de bachillerato, en tanto el
52% de ese total ni siquiera intentó repetir los cursos. El menor índice de
repetición fue de 16% en un solo liceo, resultado que ni se acerca al casi
cero del Liceo Jubilar, institución que la estructura pública desecha como
ejemplo a seguir o inspirador.
Puede argumentarse que los alumnos egresan de primaria sin la formación
adecuada para el pasaje al primer año del nivel medio. Pero el aumento
sostenido de repeticiones y deserciones en cada año de secundaria, hasta
llegar al desastroso panorama del cierre del bachillerato, evidencia que el
nudo mayor de la educación pública está en el ciclo medio. La
responsabilidad es compartida por el gobierno, el Consejo de Secundaria y
los sindicatos de profesores. El cambio de autoridades del Consejo que hizo
el presidente Mujica mejoró algunos aspectos del funcionamiento del
sector, pero no bastó para apuntalarlo sustancialmente, como lo indican los
resultados del año pasado.
El gobierno, por otra parte, no solo erró en la designación de las
autoridades anteriores sino que ha estado omiso en poner coto a sindicatos
docentes cuyos reclamos incluyen algunos atendibles pero abundan en
otros sin fundamento. Han trabado consistentemente las reformas
indispensables que Mujica acordó con todo el sistema político al comienzo
de su mandato, recurriendo frecuentemente a paros injustificados que
acortaron aún más el ya magro período lectivo. Y se han opuesto a la
publicación de resultados con el vacuo argumento de que los estigmatiza,
cuando en realidad sirve para inducirlos a mejorar.
Un comunicado sindical incluso anunció un estado de alerta, preámbulo de
más paros y ocupaciones, por esta publicación, que pretendió denigrar
como un “traslado de instrumentos del mundo empresarial” a la educación.
Pero nada ayudaría tanto para salir del fracaso como los mecanismos de
gestión que caracterizan a las empresas bien manejadas, especialmente
cuando hay alguien que tiene un interés que cuidar. Ante la crítica situación
que ahora se conoce en detalle, el próximo gobierno no puede eludir la
urgente obligación de imponer las reformas que Mujica intentó sin éxito,
incluyendo la razonable propuesta de conspicuos dirigentes partidarios de
unificar primaria y secundaria en un solo ciclo.
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