Proceso de Orientación Familiar en Drogodependencia Lic. Gabriel Anapolsky, Lic. Ana Foulkes, Lic. Virginia Giuliano, Lic. Sara Szeiman, Lic. Sandra Tiezzi Se impone explicitar a grandes rasgos algunas cuestiones referidas a nuestra propuesta de abordaje de la problemática de la drogodependencia, en el ámbito de lo que designamos como Orientación Familiar. Las personas que se acercan a consultarnos no encuadran generalmente en la categoría de pacientes al modo que todos conocemos. Si bien los mueve una situación que los desborda, referida casi siempre a la drogadicción, la mayoría de las veces son asintomáticos. Nos enfrentamos con esto y con ello trabajamos. Solemos decir que la nuestra es una tarea preliminar a la posible constitución de un paciente. Nuestro objetivo consiste en revertir el argumento inicial: "¿cómo hago para traer a mi hijo?, ¿cómo hago para que deje de drogarse?, ¿dónde me recomienda que lo interne?". El pedido (ya que de esto se trata más que de una demanda) tiene características de perentoriedad. La respuesta debe ser ya y al modo de una fórmula. Así las cosas, iniciamos a través de las entrevistas, un movimiento que centra su accionar en lo que llamamos "el tratamiento de la demanda". Hacemos por producir el "corrimiento" de "la droga" como tema central porque sabemos que en su doble función de ocultamiento-develación, nos permite encontrarnos con otra historia. La historia "a-dicta"; aquello no dicho que se articula con el inicio en el consumo. Jugando con las palabras, diríamos que nuestra tarea consiste en desorientar a aquellos que vienen muy bien orientados: ese es el enfermo y a ese hay que intentar o inducir a tratarse. Trabajamos en la destitución de esas certezas, las interrogamos; y esto es así porque previamente esos discursos nos interrogaron, hicieron tambalear nuestros lugares, nuestras teorías y concepciones. Aún hoy siguen haciéndolo; por suerte. Gracias a ello seguimos pensando, reflexionando y avanzando en la construcción de la clínica del toxicómano. La clínica Beatriz (49 años) y Roberto (45 años), ambos docentes, concurren a la entrevista para consultar por su hijo Pablo de 20 años. Manifiestan estar muy angustiados pues se alcoholiza, se droga y mantiene una relación de pareja muy conflictiva y violenta. Su novia también consume y él sostiene una actitud servil y dependiente hacia ella. La madre plantea que los problemas de Pablo empezaron en primer grado con dificultades de aprendizaje y trastornos de conducta. El padre agrega que éstos empeoraron en el secundario ubicando en los primeros años de éste período el comienzo en el consumo de alcohol y drogas. En la actualidad trabaja en el taller de un tío hermano de la madre, por pedido de ella; pero los cumplimientos y las condiciones en que concurre hacen que Beatriz interceda permanentemente. Roberto relata el último episodio donde Alejandra (novia de Pablo) decide separarse y ambos alcoholizados se agreden físicamente y destrozan la casa. El, al "no saber qué hacer" llama a Beatriz quien concurre de inmediato. En ese momento es ella quien dice que es importante aclarar que ellos están separados hace 14 años. Ambos tienen otra hija de 18 años, casada y con una niña. Este grupo convive con Beatriz y Juan, su pareja desde hace 8 años. Pablo vive con su padre desde hace 12 años. Agregan que las situaciones con Alejandra se reiteran pues el joven es "incapaz de una ruptura", quiere conservar todo a toda costa, se apega a las cosas. Dice que si se separa de la novia va a ser como el papá, no va a volver a formar pareja y se va a quedar solo como él. El discurso se centra en el vínculo con Alejandra, el consumo y el descontrol. Se muestran impotentes preguntando al finalizar "qué vamos a hacer con esta familia", "cómo hacemos para traerlo". En la siguiente entrevista viene con Pablo, quien comenta que vino por sus padres, para escuchar. Dice que "no necesita nada" pues Alejandra volvió a vivir con él y "está todo bien". Los padres refieren su preocupación por la vida que hace, le piden que cambie, le dicen que no saben qué hacer con él. El joven no responde, se mantiene indiferente y sólo sostiene que "le gusta estar así porque se siente bien". Se le propone a Pablo que llame cuando tenga algo que pedir y a los padres, seguir procesos por separado. Es Beatriz quien continúa el proceso de orientación, se comienza a trabajar con ella el tema de la separación. La misma se produjo en un clima de gran temor y violencia, ella "se escapa" con sus hijos aprovechando un momento en que eran perseguidos por motivos políticos. Cuando vuelve a formar pareja, hace ocho años atrás, Roberto inicia un juicio por tenencia y al poco tiempo Pablo decide ir a vivir con él. Beatriz refiere que actualmente se llevan muy bien pues "es como en la época de compañeros de estudio". Se trabaja sobre diversas situaciones que la mantienen "unida" a Roberto y ante las cuales se siente "impotente" de poder cambiar. Son docentes en la misma cátedra; comparten libros: "no separamos la biblioteca". Ella es quien va a ver a su hijo a la casa de Roberto; lo ayuda económicamente e incluso realiza algunos quehaceres domésticos: "viven en un estado de gran abandono". También concurre cuando él la convoca por las crisis del joven. A su vez, Roberto va a diario a casa de Beatriz para ver a la nieta y es así como suele quedarse a almorzar e incluso a dormir la siesta. Esto produce serios conflictos con Juan, su pareja; y con la hija, quien es la única que manifiesta verbalmente la incomodidad. Beatriz dice sentirse madre de Roberto y a la vez necesitar de él, sobre todo a partir de la muerte de su madre; allí: "la unión con él se hace más profunda", siendo "como un padre" para ella. Se continua profundizando su propia historia vincular con las figuras paternales. Trae recuerdos infantiles en los cuales el padre aparece como "cariñoso pero violento". Castigaba a sus hermanos menores y ella lo vivía con mucha angustia y en silencio; los veía "indefensos". Dice no haber "entendido" a su madre pues era ella quien los denunciaba ante el padre para luego defenderlos. Asocia estos recuerdos con sus propias dificultades para poner límites y recibirlos; dice que para ella "es un daño" que causa a otro y que a la vez la hace "sufrir". Habla de sus hijos pequeños y de la educación que les daban: "era de acuerdo al movimiento al que pertenecíamos, les inculcamos la no existencia de la propiedad privada. Todo era de todos". Refiere sentirse culpable de no haber estado más tiempo con ellos ya que tenía que trabajar en el negocio de los padres de Roberto en tanto él terminaba los estudios. Se revisa su posición respecto la hija y la nieta; refiere que con ésta cumple "el rol de mamá" en tanto la joven continúa sus estudios. En relación al yerno dice que interviene en la relación entre éste y la pequeña pues él es "muy rígido, la reta, se pone nervioso". Esta rigidez la observa también en su pareja: "quiso ponerle límites a Pablo, me interpuse llorando. No quise que lo tocara por miedo a que Roberto me lo sacara. Fue así como Juan se fue alejando, ahora siento que todo se viene abajo, necesito pedirle ayuda". Hasta aquí hemos sintetizado los momentos más significativos de las entrevistas. Queremos ahora pasar a las reflexiones y conclusiones a que arribamos. Estas no pretenden agotar lo que sobre este caso puede pensarse. Reflexiones: Beatriz y Roberto se acercan preguntando cómo hacen para traer a Pablo, alcohólico y "adicto". Este es el pedido típico con el que los padres llegan a nuestro Centro. La cuestión sería: ¿nos quedamos con esto que piden?, ¿Cómo operar entonces a distancia con aquél que no quiere venir? Si escuchamos esto literalmente, la consulta se cierra en este punto. Aquí donde se cerraría, nosotros empezamos a abrir trabajando sobre discursos que aparecen desde el vamos como muy similares. Operamos con los que se acercan y traen alguna inquietud sobre esta problemática, que son en definitiva los implicados en ella; a ellos están dirigidas las actuaciones del joven. En la primera entrevista el discurso estuvo subordinado a la adicción del hijo. Daban argumentos tendientes a justificar la imposibilidad de dar respuestas: la conducta agresiva, la droga, su personalidad, planteándolos sin involucrarse ellos mismos. Se veían temerosos, impedidos y angustiados, imposibilitados de tomar alguna decisión. Pedían una respuesta urgente, exigían un saber del que a nuestro entender sólo ellos podían ser los dueños. Se presentan como una pareja preocupada por su hijo, todo en ellos hacía pensar que eran un matrimonio y cuando hacia el final de la primera entrevista surge el tema de la separación, esto parece discordante respecto lo que demuestran. Esta discordancia tiene que ver con que algo de la separación no ha sido claramente formulado y resuelto. Entendemos que seguramente el joven debe vivir cotidianamente esta confusión. Es así que detectado este punto se comienza a trabajar en derredor de él. Cabe destacar que Pablo concurre a una entrevista posterior, con el objetivo de "escuchar" de sus padres algo de lo que no pudieron decirle. Viene a escuchar algo de lo "no dicho" que seguramente denuncia en sus actuaciones. Observamos en él que no presenta interrogantes acerca de sí mismo. La indiferencia y la desconexión parecen constituir no sólo una defensa para evadirse de las ficciones sostenidas en su entorno familiar sino también su principal llamado a los padres. En función de la lectura de aquella discordancia referida se procede a la primera operatoria; se les sugiere procesos de orientación por separado, interpretando así a través de un acto que de lo que se trata es de conflictos individuales, a partir de lo cual se observan los primeros efectos; ella accede y concurre, él desaparece, lo que lleva a pensar que él está sostenido por ella. Cuestión ésta que va a verificarse en las siguientes entrevistas cuando Beatriz dice: "he sido madre y padre de él". En el recorrido del proceso de Beatriz el trabajo se centró en dos problemáticas nodales: 1º- La falta de elaboración de la separación conyugal. Esta se produjo en forma de actuación no pudiendo ser "mediatizada" y tramitada a través de la palabra. Ello perpetúa que se mantenga en el plano del apego al objeto, produciendo asimismo una falta de compromiso subjetivo al no hablar sobre ella. 2º- La falla en la constitución de los lugares materno-paterno. Estos aparecen investidos, descalificados. Beatriz es convocada a poner orden. Roberto "no puede". Ella aparece activa y abarcadora. El, pasivo e impotente; esto no es sin consecuencias para Pablo. Tanto su lugar de lujo como su salida de la órbita parental quedaron seriamente obstaculizados. Decimos si Beatriz ocupa todos los lugares, presenta dificultades para darle espacio a otros, sea el hijo, el ex marido (depresivo), o la pareja actual a la que no le permite ejercer su función. De esto se trató cuando Juan quiso ponerle ciertos límites a Pablo y ella denegándolo generó que ellos no tuvieran efecto, propiciando la ida del hijo a vivir con el padre, quizás en la búsqueda de algún lugar posible. Allí tampoco lo encuentra; la hipótesis sería que es entonces cuando acude a la droga, como un nuevo intento de ser escuchado y tener un lugar diferenciado. El joven ya había efectuado otros "llamados" con anterioridad. A los seis años comienza con problemas de aprendizaje y conducta, éstos coinciden con la separación de los padres quienes no logran escucharlo. La clínica nos muestra que generalmente la droga no es el primer "llamado", en todo caso es el que aparece como más contundente por la significación que tiene. Aún hoy el joven sigue en la búsqueda de alguien que ejerza el rol paterno acercándose al abuelo materno y a la pareja de su madre. Lo que se puede observar en el transcurso del proceso es como se van produciendo ciertos efectos a medida que ella comienza a preguntarse y a modificar algunas cuestiones por ejemplo: deja de ir a ver al hijo a la casa de Roberto, deja de cuidar a la nieta, le pide ayuda a su pareja. A los 2 meses de haber comenzado ella sus entrevistas el ex marido, aquel que había desaparecido, pide turno y comienza su proceso con otro profesional. La hija y su marido solicitan consulta de pareja en un centro de salud. Ella misma refiere estar muy angustiada porque siente que "todo se viene abajo". Pablo solicita a través de su madre una entrevista para él mismo, la cual no es concedida en tanto no sea él mismo quien la demande. Este y otros muchos casos demuestran que si algo empieza a producirse en aquellos que se acercan a consultar, esto no es sin consecuencias para los demás, entre ellos para aquel por quien se dice que se consulta. Si Beatriz se corre de lugar de "sostén", cada quien habrá de buscar cómo hacerlo; y acá de lo que hablamos es de sostén de ficciones. A modo de síntesis Volvamos ahora al principio del trabajo y repasemos los objetivos de nuestra propuesta: 1) Tratamiento de la demanda para su reconversión; destitución de certezas, interrogación de discursos. 2) Existencia de otra historia que se articula con la elección del objeto droga y el inicio en el consumo. Historia velada y a la vez denunciada en la toxicomanía. 3) El proceso de orientación se encara con quien se acerca a consultar. No se fuerzan concurrencias a la postre estériles. 4) Posible constitución de un paciente: ahora sí al modo que todos conocemos. Esto es un sujeto que demanda y presenta síntoma. En el caso que nos ocupa, Beatriz y Roberto llegaron con un pedido perentorio, qué hacer con Pablo. A esto no se les contesta. Se interroga allí donde algo del orden de la discordancia entre lo que dicen y hacen se muestra como punta por dónde empezar a abrir otra escena. Aparecen los temas de la confusa y poco resuelta separación matrimonial, la búsqueda frustrada del rol paterno por parte de Pablo. De la pareja, y a posterior de la primera operatoria, es Beatriz quien algo pedía; con ella trabajamos. Esto comienza a producir efectos, se sintoniza, se angustia, pide ayuda: demanda; deviene paciente-. Así las cosas, los demás, a su vez se movilizan. Roberto vuelve al Centro a pedir consulta. La hija de ambos con su marido otro tanto. Uno por uno fueron cumpliéndose los objetivos, todo lo que se produce en Beatriz no es sin consecuencias para los otros. La clínica nos muestra que finalmente las ficciones se desvanecen y que aquello que aparece sostenido por Beatriz y Roberto, aquello de lo que no quieren hablar, ese imposible de decir, propicia la toxicomanía de Pablo, un llamado fuerte como pocos.