El voluntario - Pastoral Juvenil

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24º EL VOLUNTARIO
I«Yo quiero despertar vocaciones para que la gente se haga voluntaria. Ser
voluntario es ser profundamente humano.
Ser voluntario es acudir a la calle, a la casa, a la cárcel, al barrio del pueblo
donde hay un ser que sufre.
Ser voluntario es entrar en el corazón de los que lo pasan mal.
Cuando el voluntario visita a alguno que está solo, le cura la soledad. Cuando
le habla, le ayuda, le escucha y le acompaña: el solitario mejora su soledad,
que es (junto con otras) la enfermedad de los ancianos.
El voluntario trabaja gratis, no gana nada. Yo no quiero negarlo, pero el voluntario gana muchísimo. Gana el placer de ser útil, la sonrisa de un anciano o
de un enfermo, el abrazo de un niño sin padres, la amistad de un paralítico y el
afecto y la amistad de un preso.
El voluntario sabe que el camino de su vocación, escogida libremente, es ir
donde vive el dolor. El dolor físico o psíquico le espera y tiene que ir lleno de
ilusión, alegría, comprensión y amor, tesoros espirituales que si no se tienen
no se pueden dar. El dolor puede ser destruido por el amor, no sólo por la
farmacia. Hacerse voluntario es también salvarse del aburrimiento, salvarse de
la vulgaridad, de la rutina, del materialismo. Y os hace sentiros útiles,
solidarios, amables, importantes, «medicina» que cure al que la «toma».
Os pido que contagiéis este «virus» de bondad que tenéis a vuestros amigos y amigas, para que ellos también sean nuevos voluntarios.
Más que un gran premio de la lotería, más que un premio Nobel de lo que
sea, es lo que recibe el voluntario cada noche cuando se va a dormir; es lo
que recibe el voluntario que durante unas horas al día ha alegrado a una
persona triste, ha hecho sonreír a un enfermo, ha paseado en su silla de
ruedas a una persona que no puede valerse.
El premio del voluntariado es que pasa a ser un artista.
El voluntario no ha pintado un cuadro, no ha hecho una escultura, no ha
creado una música, no ha escrito un poema, pero ha hecho una obra de arte
con sus horas libres.
Todavía hay milagros, milagros demostrables, que los hacen, que los
hacéis y los harán los nuevos voluntarios.»
Gloria Fuertes
PARA TRABAJAR Y ORAR PERSONALMENTE Y EN GRUPO
1. Leer detenidamente el escrito de Gloria Fuertes y comentar después.
Buscar una «definición» del voluntario y un «símbolo» que lo exprese.
2. Hacer dos listas de razones, unas insuficientes y otras válidas, para el
voluntariado.
3. La Iglesia (sin olvidar sus errores) es la más grande y antigua «institución
de voluntariado». Contactar con voluntarios, creyentes y no creyentes, y tener
un diálogo con ellos.
4. Cristo es el «Gran Voluntario» del Padre. Analizar algunos rasgos de Cristo,
algunas características que debe tener todo voluntario cristiano:
«encarnación» (Lc 2), superación de tentaciones (Lc 4,1-13), apertura y
docilidad al Espíritu de Dios (Le 4.18-19), sentido de equipo (Mt 4,18-22),
liberar de opresiones (Mt 8,1-15), predilección por los «pequeños» (Mt 18,1-4),
«ver» en el necesitado al Señor (Mt 25.31-46),
oración
(Lc
11,1-4),
sentido de la cruz y la resurrección (Mt 26-28).
5. ¿Cómo va creciendo tu compromiso en favor de los demás?
6. Orar sobre el pueblo o la ciudad (barrio), con sus necesidades y las gentes
que intentan dar respuesta. Adornar la «capilla» con algún mapa de la zona en
el que se van escribiendo «nombres» de lugares, personas e instituciones.
7. Compromiso. Tú, ¿voluntario cristiano? ¿Por un tiempo? ¿De por vida?
¿Qué vas a hacer en concreto?
Texto propiedad de:
La Orientación Vocacional
José Sorando
Editorial ccs
Este texto sólo puede ser utilizado para fines de formación juvenil. Se
prohíbe el uso lucrativo con cualquier contenido de este material.
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