Por Roshi Joan Halifax

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EL GRAN TECHO DEL BUDISMO
Por Roshi Joan Halifax
-Traducción Santiago Avilés LeeTomado de,
Upaya Zen Center weekly Newsletter, agosto 2, 2016.
www.upaya.org
Entrevista dada a la revista Trucycle
Un cuarto de siglo es poco en el contexto del prolongado cuerpo del
Budismo. Aun así, la medida del cambio en el pasado reciente del
paisaje budista en Occidente no es inconsecuente. Comencé mi
práctica a mediados de los años 60's en medio de los movimientos de
los derechos civiles y antiguerra. Para mi, y muchos otros, no tenia
que ver con ser budista, sino con lidiar con la mente en medio de las
complejidades de la turbulencia social.
Hoy, 50 años después, el Budismo que conocí en los 60's ya no es una
actividad alternativa para algunos pocos, sino que ha encontrado su
camino en la medicina, la educación, el gobierno y el mundo
corporativo. En los últimos 25 años, el Budismo se ha transformado en
diferentes formas y variedades, algunas regresando atrás a los tiempos
de Buda, otras, inventadas ayer. En algunos casos, ha sido
severamente descontextualizado y vigorosamente modificado. El
jurado esta allá afuera en relación con la determinación del valor del
"nouveau Budismo", pero siento que debemos mantener un ojo
vigilante a lo que está sucediendo. Sería desafortunado hacer que el
Budismo se vuelva el “opio de las masas” y pierda su enraizamiento
ético en la medida que se despliega en la sociedad occidental. Sería,
incluso, más desafortunado tener la rara joya de la visión budista,
perdida en un mundo que es fundamentalmente auto-orientado y
dirigido hacia los consumidores.
A pesar de la controversia alrededor del corporativo y cómodo
Budismo, libre de ética, las perspectivas budistas acerca del desarrollo
mental, la responsabilidad y punto de vista social, han dirigido la
atención hacia áreas de investigación y aplicaciones que no se soñaban
hace 25 ó 50 años. Por ejemplo, es esperanzador ver budistas
comprometidos trayendo su dedicación, pensamientos, estrategias y
acciones, para estar presentes en alguno de los difíciles retos de este
siglo XXI, incluyendo la reforma electoral, temas de inmigración,
genocidio y violencia estructural, la mendicidad y falta de techo, la
violencia de genero, el complejo prisión–industria, cambio climático,
reforma económica y mucho más. Igualmente, traducciones de textos
budistas están ahora disponibles para todos a través de la red, lo que
está nivelando el campo de juego, haciendo disponibles los más raros
textos, a cualquier persona con un teléfono inteligente. No podemos
exactamente ignorar la proliferación de "Apps" de meditación e
instrumentos aparecidos en los años más recientes, cuyo valor está
aún por ser determinado, pero me siento interesada y optimista.
En 1965, nunca soñé que veríamos al Budismo encontrar su camino en
muchos aspectos de la cultura occidental, desde el cuidado al
moribundo hasta curar al traumatizado, desde los jardines de infancia
hasta los parlamentos, desde los campos de refugiados hasta las
instituciones científicas. Incluso, en 1990, cuando fundé el "Upaya Zen
Center" y "Tricycle" hasta ahora estaba llegando a los kioskos de
revistas, nunca pensé ver la práctica proliferando y siendo comprobada
por la ciencia occidental. Millones de personas han descargado los
podcasts de Upaya. Millones, afirman que Su Santidad el Dalai Lama
es su maestro. Millones practican Mindfulness (Atención Plena). Los
esfuerzos en investigación en la práctica y perspectivas budistas se han
disparado. El Budismo ha escalado y ya no es una novedad, sino que
podría, más bien, ser una necesidad en nuestro mundo acelerado.
Agradezco que el Budismo en Occidente tiene un gran techo y estoy
curiosa de ver que será lo que se va a desplegar en los próximos 25
años. Como dije, estoy interesada y optimista, además de, agradecida,
con mis maestros. Y como bien diría mi buen amigo Roshi Bernie
Glassman: esta es solo mi opinión.
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