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V: Dios mío, ven en mi auxilio.
R: Señor, date prisa en socorrerme.
V: Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno
Señor, si tú me llamas yo te quiero oír.
Si quieres que yo te siga. Respondo: eme aquí (bis).
1. Profetas te oyeron y siguieron tu voz/ Andaron mundo afuera y predicaron
sin temor/ Sus pasos tú afirmaste sustentando su vigor/ Profeta tú me llamas:
Mira, Señor, aquí estoy.
2. En los pasos de Tu Hijo, toda la Iglesia también va / siguiendo tu llamado de
ser santa cual Jesús./ Apóstoles y Mártires se dieron sin medir / Apóstol me
llamas: Mira, Señor, aquí estoy.
3. Los siglos pasaron, no pasó por eso tu voz / que llama todavía hoy, que
invita a seguirte. / Hay hombres y mujeres que te aman más que a si/ y dicen
con firmeza: Mira, Señor, aquí estoy.
Salmo 15 (16) – El Señor es mi heredad
Jesús no quiso predicar, ni curar enfermos, ni ir de un lugar para otro sólo.
Ant.: En todo amar y servir la Divina Majestad
[1} Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio.
[2] Yo digo a Yahveh: «Tú eres mi Señor.
mi bien, nada hay fuera de ti»;
[3] ellos, en cambio, a los santos que hay en la tierra:
«¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!».
[4] Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo.
Mas yo jamás derramaré sus libámenes de sangre,
jamás tomaré sus nombres en mis labios.
[5] Yahveh, la parte de mi herencia y de mi copa,
tú mi suerte aseguras;
[6] la cuerda me asigna un recinto de delicias,
mi heredad es preciosa para mí.
[7] Bendigo a Yahveh que me aconseja;
aun de noche mi conciencia me instruye;
[8] pongo a Yahveh ante mí sin cesar;
porque él está a mi diestra, no vacilo.
[9] Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan,
y hasta mi carne en seguro descansa;
[10] pues no has de abandonar mi alma al seol,
ni dejarás a tu amigo ver la fosa.
[11] Me enseñarás el caminó de la vida, hartura de goces,
delante de tu rostro,
a tu derecha, delicias para siempre.
Ant.: En todo amar y servir la Divina Majestad
Lectura Breve (Fl 3, 4.8-9)
¡Alégrense siempre en el Señor! Repito, ¡alégrense! ¡Sea su amabilidad conocida por
todos! Cuanto más, hermanos, ocúpense con todo lo que es verdadero, digno de respeto
y justo, puro, amable y honroso, con todo lo que es virtud y digno de alabanza.
Practiquen lo que de mi recibieron y oyeron, y en mi observaron. Y el Dios de la paz
estará con ustedes.
Para meditar
“Jesús, desde los inicios de su misión se hizo ‘promotor vocacional’. No quiso predicar,
ni curar enfermos, ni ir de un lugar a otro solo. Deseaba compartir su misión. Buscó,
desde el comienzo, amigos, compañeros de vida y trabajo. Por ello, desde su partida de
Nazaret se preocupó de convocar seguidores. En Cafarnaúm, al borde del lago, se fijó
en dos parejas de hermanos, pescadores ellos, Simón y Andrés, Santiago y Juan. Les
pidió que se unieran a él. Y ellos, fascinados por su ser y vivir, dejando sus redes, sus
familias, su entorno social, le siguieron”. (Carlos Rodríguez Arana, SJ - Provincial del
Perú).
“Una de las cosas que necesitamos aprender, como jesuitas, es perder la timidez para
proponerles a los jóvenes la posibilidad de seguir a Jesús en ésta su mínima
Compañía. No es suficiente esperar a que los jóvenes vengan a buscarnos, nosotros
somos los que tenemos que salir a su encuentro y fijarnos en quienes tienen
“subjectum”, posibilidades de ser jesuitas para decirles que, entre nosotros también
encontrarían su plenitud y felicidad, que en el seguimiento de Jesús se da, de hecho, un
modo de vida lleno de riqueza. Hay que saber acompañar a aquellos que se plantean el
tema vocacional. Hay que dejar que el Espíritu haga su trabajo, pero también poner de
nuestra parte y ayudar a que el Criador se encuentre con su Criatura”.
(Carlos Rodríguez Arana, SJ - Provincial del Perú).
Preces
1- Ofrescamos a Dios la vida de los jóvenes de nuestro país, para que el
Señor elija dentre ellos los nuevos apóstoles que nuestro pueblo necesita,
recemos al Señor.
Todo sea para la Mayor Gloria de Dios.
2- Para que los talentos que el Señor entregó a los jóvenes de nuestras obras
y misiones sean utilizados en la construcción de una sociedad más justa y
solidaria, recemos al Señor.
3- Para que los novicios y estudiantes jesuitas de nuestra provincia se sientan
cada vez más confirmados y fortalecidos en la vocación a la vida religiosa,
recemos al Señor.
4- Para que esta Compañía que lleva el nombre de Jesús sea siempre señal
del amor de Dios para los hombres y mujeres, recemos al Señor.
5- Para que todos nosotros colaboremos en la promoción vocacional a la
Compañía a través del ministerio creativo de la escucha y el acompañamiento
espiritual de los jóvenes, recemos al Señor.
6- Para que en las provincias jesuiticas de América Latina florezcan muchas
vocaciones para la Iglesia y de modo especial a la Compañía de Jesús.
Recemos al Señor.
(intenciones libres)
Padre Nuestro
Oración
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos llamas y conoces nuestra
debilidad, completa en la Compañía lo que comenzaste en San Ignacio y en
todos los Santos y Beatos, nuestros hermanos, y ayúdanos a combatir
generosamente bajo la Bandera de la Cruz. Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu
Hijo, que es Dios con nosotros, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.
Bendición
Canto
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca:
junto a Ti buscaré otro mar.
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