Primera Revolución del Conocimiento

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A través de la historia, el trabajo ha pasado por diferentes momentos en los que ha
determinado unos valores, y unos modos de vivir muy particulares, y que están en
estrecha relación con la historia social, política y económica de la humanidad. De
alguna manera se puede resumir esta historia del trabajo en cuatro grandes épocas
que están directamente relacionadas con las revoluciones industriales y de
conocimiento que se han vivido.
Veamos: Cuando el hombre comenzó a organizarse en comunidades para dejar de ser
nómada, desde épocas muy antiguas, la agricultura se convirtió en la manera de
trabajo más importante, aunque durante este período no se puede hablar de trabajo
en el sentido estricto de la palabra, pues no existía una relación laboral como tal, ni
era una actividad remunerada. Simplemente existían organizaciones sociales en
las que las personas se dedicaban a labores como la agricultura, la caza, la
artesanía, el comercio o la construcción, cada una de estas ocupaciones
representaba un grupo social donde el más inferior era representado por los
agricultores y los niveles superiores por los comerciantes y constructores; este modo
de vida permaneció durante muchos siglos como la manera más significativa de
sobrevivir. Las principales características del trabajo en ésta época era que el trabajo
lo realizaban los esclavos, no existía salario, ni la concepción de derechos,
por lo tanto las personas tenían que trabajar para sobrevivir.
A través de la historia se van sucediendo de manera paralela, pero en la que se puede
ver en la actualidad un punto de confluencia común dos tipos de revolución que
cambian drásticamente las relaciones de trabajo y todo lo que con él se relaciona
(política, economía y sociedad), estas son las revoluciones del conocimiento y las
revoluciones industriales, veamos a continuación una síntesis de ellas y cómo llegan a
confluir al mismo punto en nuestros tiempos:
Primera Revolución del Conocimiento
Muchos siglos después de la era agrícola se da la primer revolución del conocimiento
que se puede atribuir a Gutemberg con el invento de la imprenta hacia 1.436, que
hizo posible la difusión masiva de la información; el resultado de éste invento fue que
el conocimiento dejó de estar reservado a unos pocos privilegiados, ya que se
pensaba que el saber era dañino para el hombre porque lo convertía en un ser
soberbio.1 La imprenta fue el primer gran salto cualitativo en la historia de las
tecnologías de la información, pues sentó las bases para la reproducción en serie del
saber, paso que determinó el acceso a cierta información, y posibilitó la toma
decisiones sociales de trascendencia en pleno auge del Renacimiento europeo y con él
del saber humano. Durante ésta época la concepción del trabajo no cambió mucho,
1
JERICÓ, Pilar; GESTIÓN DEL TALENTO, Prentice Hall, Madrid, 2.001, p.p. 14.
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pues aún existían relaciones de esclavitud o de servidumbre indignas para los seres
humanos.
La segunda revolución del conocimiento
Sucedió 500 años más tarde, con los inventos de la radio y la televisión, al comienzo
muchos escépticos creían que la televisión jamás superaría el poder de la radio, pues
suponían que la gente no se sentaría al frente de una pantalla y resulta que la historia
demostró lo contrario, en la actualidad una persona puede pasar frente al televisor 8
más de 8 horas. Estos inventos transformaron el modo de vida de las personas, fue el
primer paso para la era de las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC),
aunque por muchos años no se les dio la importancia en la educación, ni en los
procesos de transformación social, en la actualidad siguen vigentes, aunque con
muchos cambios desde su invención (radio de banda FM, televisión privada, fibra
óptica y pantalla líquida).
La Tercera y Gran Revolución del Conocimiento
Se produjo en la década de los noventa con Internet, este invento brinda posibilidades
ilimitadas de acceder a información. Lo que diferencia esta revolución de las dos
anteriores, es la velocidad y la escala, pues se han sustituido 500 canales de televisión
y miles emisoras de radio por millones de páginas Web a las que se puede tener
acceso desde cualquier computadora en el mundo. Internet desde sus comienzos ha
sido un sistema abierto y público que no ha tenido inconvenientes con revelar sus
secretos técnicos. Es la plataforma ideal para que multitud de profesionales naveguen
por el ciberespacio ofreciendo sus servicios de manera particular o representando
alguna compañía.
La Primera Revolución Industrial
Sucede a finales del siglo XVIII, con el invento de la máquina de vapor, este fue el
comienzo de una serie grande de inventos que cambiarán radicalmente el modo de
vida, de relacionarse y de trabajar de las personas de la época, pudiendo decirse que
el mundo no ha sido igual después de ésta revolución. Se pasa de una economía
agraria a una economía industrial capitalista. Las principales características de ésta
revolución en cuanto al trabajo son: desplazamiento de población rural y
fundación de las primeras grandes ciudades, esta concentración de masas
favoreció el nacimiento de las primeras fábricas y con ellas el obrero (el
hombre), como la mayor fuerza laboral. Las relaciones de trabajo son de
dependencia, de sometimiento y de rendimiento, existe mercado libre de trabajo, esto
es, los empresarios tenían libertad para contratar y despedir, no existían normas
legales que garantizaran los derechos de los trabajadores y el estado no intervenía en
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éstas relaciones. Las personas trabajaban por alimentación y alojamiento, no existía
otro tipo de remuneración, las jornadas de trabajo podían sobrepasar las 17 horas.
Durante este período se dio el nacimiento de la sociedad de clases.
La Segunda Revolución industrial
A finales del siglo XIX la sociedad industrial continúa desarrollando avances científicos
y tecnológicos que modifican sustancialmente los modos de producción. Dos grandes
investigadores se destacan en éste período, ellos Taylor y Fayol, quienes proponen
una organización científica del trabajo en el que se estudian los métodos y los tiempos
de producción; comienza la época de la división del trabajo en funciones, en lo
administrativo se crean organizaciones de autoridad vertical que vigilan el desempeño
de los trabajadores, surge una nueva cultura de empresa que se ha arraigado
fuertemente tanto en los empresarios como en los trabajadores, en la que surge la
concepción de derechos y deberes (nace el sindicalismo como organización que
defiende los derechos), las relaciones laborales son administradas por contratos
indefinidos que garantizan estabilidad laboral, se generan una cantidad de
protecciones a los trabajadores representadas en la seguridad social que está en
manos del empresario, es decir, la salud, la vivienda, la educación, la pensión son
responsabilidad directa de quien contrata; el trabajador por su parte se compromete a
cumplir con lo que se le ordena, a cumplir con el método de trabajo que se le enseña
y a producir la mayor cantidad posible.
Recordemos a Henry Ford cuando decía “Cada vez que pido un par de brazos, me
vienen con un cerebro.”, la división del trabajo se da con mucha fuerza, los
trabajadores solo necesitaban un pequeño adiestramiento para desempeñar labores
repetitivas, y se le liberaba de la responsabilidad sobre la herramienta, maquinaria o
procesos. En este entonces estábamos en una sociedad en la que quien poseía el
capital poseía el poder, el hombre era concebido simplemente como un recurso más,
que era intercambiable fácilmente, pero que estaba protegido por las organizaciones
sindicales.
La Tercera Revolución Industrial
Tras la segunda guerra mundial se puede decir que comienza la tercera revolución
industrial, se dan cambios profundos en la concepción del trabajo, es aquí donde
comienzan a confluír ambas revoluciones, pues las nuevas tecnologías entran a
transformar los tradicionales sistemas de producción y por ende las relaciones del
hombre con el trabajo. En lo industrial, la informática fractura completamente los
modos de producción, haciendo todos los procesos mucho más rápidos y sin costos
por errores. Se puede hablar aquí de la influencia de la robótica, el desarrollo de la
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inteligencia artificial, las máquinas de control numérico y como uno de los inventos
más significativos Internet.
En la concepción del trabajo, ya la cantidad es reemplazada por la calidad, la
satisfacción del cliente y el marketing.
La antigua protección laboral es reemplazada por la competencia laboral, es decir,
aquella persona que agregue valor al producto o servicio por el conocimiento que
aporta tendrá garantizado el trabajo. Estamos en pleno apogeo del talento, que
desplazó al capital, en la actualidad quien posea el conocimiento podrá permanecer en
el mercado. Es así como surgen nuevas formas de relaciones laborales, donde lo
importante es la cualificación del trabajador, quien es responsable del proceso de
producción y de la calidad de su trabajo; las relaciones entre trabajadores deben
darse desde la cooperación y el trabajo en equipo. Vemos entonces, como en la
actualidad no se requiere una gran inversión o gastos de capital considerables para
ser económicamente activos y exitosos. El conocimiento es hoy en día el único recurso
significativo, y mucho más importante que el trabajo, la tierra y el capital.2
La convergencia entre la tercera revolución industrial y la tercera revolución
del conocimiento presenta al hombre de hoy nuevos paradigmas éticos frente a lo
que significa el trabajo, surgen nuevos valores que antes no eran considerados. El
trabajador de hoy debe ser una persona con iniciativa, creatividad, capacidad para
solucionar problemas y tomar decisiones, responsable más por autocontrol que por
vigilancia externa; el nuevo trabajador debe tomar consciencia de que sus errores lo
afectan tanto a él como a toda la organización; la honestidad adquiere una nueva
dimensión de autorregulación. Es más responsable de sus actos, debe actualizarse
constantemente, corre el riesgo de salir del mercado laboral muy pronto, la
permanencia en un trabajo depende de los resultados, no del tipo de contratación.
Debe asumir la filosofía de la calidad como principio ético cotidiano en el desempeño
de su oficio, no como algo impuesto ni ajeno a él.
Hoy en día no se puede ver el trabajo como un “Castigo Divino”, sino como la mayor
oportunidad de autorrealización y trascendencia personal y comunitaria, éste es el
nuevo reto.
Veamos ahora un cuadro comparativo entre las actitudes del trabajador tradicional
(pensamientos y actitudes propias de la segunda revolución industrial) y las actitudes
y retos para el nuevo trabajador.
2
TISSEN, René, y otros, El Valor del Conocimiento, Prentice Hall, España, 2.000, pp. 45.
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Del trabajador tradicional al profesional con talento...
Trabajador Tradicional
Profesional con talento
Lealtad a la organización
Lealtad a sí mismo, a su equipo
de trabajo y a sus proyectos.
Búsqueda de estabilidad
Pasión por la acción y el cambio.
Nivel medio de confianza
Alto nivel de confianza
Plan de carrera a muy largo plazo
Espera estar en la empresa poco
tiempo
Enfoque de salario y posición
Enfoque de crecimiento personal,
oportunidad y dinero
Le gustaría una vida equilibrada
Demanda una vida equilibrada
Miedo al cambio
Cómodo con el cambio
Ajuste a la nueva tecnología
Uso de la tecnología como
segunda naturaleza, como un
hábito
Trabaja muchas horas
Prefiere ser juzgado por los
resultados
Cree que la Dirección es capaz de
responder a todo
Quiere que la dirección sea
consistente
Lema: trabaja duro y tendrás
éxito
Lema: Trabaja bien, disfruta con
tu trabajo y supérate.
Al igual que se habla de trabajadores con talento, las organizaciones se están viendo
comprometidas con asumir los nuevos paradigmas, ellas deben volverse
organizaciones de conocimiento, es decir, su estructura ya no es de orden piramidal ni
de autoridad, sino sistémica y funcional. En lo sistémico se hace referencia a que se
organiza en equipos que interactúan unos con otros de manera compleja, casi
impredecible, pero orientada hacia la misión, que en última instancia es la que
direcciona hacia un mismo fin el trabajo de cada equipo. La organización es un
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sistema que tiene unas entradas, unos procesos y unas salidas y se autorregula para
lograr los objetivos.
En lo funcional se hace referencia a que el trabajo de supervisión o de jefaturas
desaparece en el sentido tradicional en que se concebía, éstos pasan a ser más bien
gestionadores, personas que dinamizan, que sirven como punto de enlace entre un
equipo y otro, y que tienen relaciones con los clientes externos y mucho conocimiento
de la organización como tal y del entorno en general. Ya no necesitan vigilar a nadie,
puesto que cada quien, para poder ser competente, debe autorregular su
comportamiento.
Bibliografía
JERICÓ, Pilar; GESTIÓN DEL TALENTO, Prentice Hall, Madrid, 2.001, pp. 14.
TISSEN, René, y otros, El Valor del Conocimiento, Prentice Hall, España, 2.000, pp. 3
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DOCUMENTOS ALEPH: La Sociedad de la Información, Globalización de la Economía y
los mercados y La Revolución Tecnológica.
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