Vigilia de oración ante la Cruz de la JMJ

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ENCUENTRO MISIONERO DE JÓVENES 2010
VIGILIA DE ORACIÓN ANTE LA CRUZ DE LA JMJ
Misioneras Identes
I. Parte. Contemplación de Cristo Crucificado. Estado de oración.
Monición
Me encuentro frente a Ti Cristo, hermano mío, crucificado por mí,
contemplando tu actitud en aquel momento de máximo dolor, cómo diriges tu mirada
hacia el Padre, pidiéndole perdón por toda la humanidad: “Padre, perdónales porque no
saben lo que hacen.”
Cuánto quisiera unirme a Ti en tu diálogo con el Padre. No miras todo el mal
que te rodea, sino que ves una humanidad necesitada, sin conciencia de lo que está
haciendo, arrebatas para nosotros, para mí, el perdón del Padre.
También yo quiero hacer mía tu súplica por toda la humanidad, por todos los
jóvenes que no han querido estar aquí. Oro por ellos, con la certeza de que mi oración
está unida a la tuya, Cristo, y que se cumplirá tu promesa de que “el que pide, recibe”.
Quiero pedir con esa fe que, si es capaz de mover montañas, también podrá mover
corazones. Pido por aquellos amigos, familiares y conocidos míos que viven lejos de ti,
porque no saben de Tu amor… Y sé que el milagro se dará.
Te pido para que esta oración dé frutos de conversión en mi corazón, porque sé
que la verdadera oración tiene este sello: que después ya no seré la persona de siempre.
Quiero sentirme necesitada de tu cruz, de que Tú me salves, para poder vivir
conforme al nombre que Tú nos mereciste: como hija de Dios. Hija de nuestro Padre
Celeste, para siempre. No sólo ahora, frente a la Eucaristía, sino en cada momento de mi
vida. Así como un hijo ama a su padre no solo el tiempo que está con él, sino que lo
ama las 24 horas del día, también mi oración quiere transformarse en un estado
constante de amor a Ti, a mi Padre Celeste. Amaros a vosotros, mi Santa Trinidad, con
todo mi corazón, toda mi mente y todas mis fuerzas, es buscar que mis pensamientos
sean tus pensamientos, uniendo mi voluntad a la tuya.
Sé que la oración no puede ser algo externo, debe ser un estado de mi corazón,
un estado de escucha atenta y de intimidad con Dios, un estado de sencillez y pureza de
corazón, un estado contrito y de humildad, afectuoso, lleno de la ternura del amor, un
estado de súplica insistente, confiando en tu poder; un estado apostólico de
intercesión…un estado que me hacer reconocer que soy hija tuya y que soy amada por ti
Que en este primer momento de oración podamos descubrir que somos hijos de
un Padre Celeste que nos ha amado tanto que ha entregado a su Hijo para salvarnos y
que fuésemos santos.
Silencio meditativo y adoración
II. Parte. Contemplación de la cruz vacía. Resurrección y conversión.
Monición
Estamos en la semana de Pascua y ante esta cruz vacía podemos exclamar:
¡Cristo ha resucitado!, ¡Cristo has resucitado! Ésta es nuestra fe.
Cristo, Tú estás vivo y presente entre nosotros, ahora en la Eucaristía que
adoramos, en este pan que es Tu cuerpo, sé nuestro alimento diario, Vida eterna en
nuestra vida, Nuestro máximo interés que ordena todos nuestros intereses.
1
Has cumplido la promesa de permanecer con nosotros todos los días hasta el fin
del mundo. Queremos unir esta promesa a tu mandato de ir por todo el mundo y
anunciar el evangelio a todas las gentes.
Quiero caminar junto a Ti, saliendo de mí misma, de mis rutinas diarias, mis
tendencias y costumbres, porque caminar junto a ti, significa caminar al lado de mis
hermanos compartiendo con ellos lo mejor que he recibido: mi fe y el amor a las
Personas Divinas, la alegría de sentirme hija de Dios, porque sé que la fe es un don que
he recibido para compartirlo.
Me has dado esta misión: llevar tu Amor, tu Palabra y tu Verdad al mundo.
Enséñame a vivir el mandamiento que nos dejaste de amarnos como tú nos has amado,
para que el mundo también pueda conocerte.
Señor Jesús: me pongo en camino. Quiero buscarte. Dame un corazón sencillo,
para que camine hacia Ti. Cristo Luminoso, Eterna Pascua, concédeme descansar mi
cabeza sobre tu hombro y pronunciar tu nombre, Señor, siempre hermano, siempre
nuevo.
Quiero morir contigo al pecado para volver a nacer como persona nueva,
santificada por tu gracia. Aquí y ahora, frente a Ti, frente a tu cruz, renuévame para que
viva en tu presencia todos los días de mi vida, dando gloria a Dios Padre.
Renuévame, porque quiero vivir esta santidad que nos has mandado vivir a todos
al decir: “Sed santos, como vuestro Padre en el Cielo es Santo”.
Me has comprado a tan caro precio: tu propia sangre. ¡Hazme solo tuya/o!
Silencio meditativo y adoración
Oraciones para concluir
Padre, mi vida no es nada,
PADRE (Juan Luján Laula)
Padre, aunque sea indigno te amo,
más lo que tengo te ofrezco…
quisiera por siempre amarte
que sufra tan sólo yo…
y morir entre tus brazos…
Y conmigo
Padre, cuando te nombro yo siento
y después de mí
que la sangre quisiera
ofrecen la vida
dejarme, ir a tu lado.
todos los que en el silencio
Padre, yo te ofrezco mi vida,
trenzan las estrellas
hazla Tú cuna del llanto,
para crear un mundo que
de las tristezas del hombre…
acoja la Humanidad…
Padre, mi vida no es nada,
acoja la Humanidad, Padre…
más lo que tengo te ofrezco…
que sufra tan sólo yo.
Padre, yo te ofrezco mi vida,
hazla Tú cuna del llanto,
de las tristezas del hombre…
2
Renuévame Sr. Jesús
Renuévame Señor Jesús
Ya no quiero ser igual
renuévame Señor Jesús
pon en mi tu corazón
Porque todo lo que hay
dentro de mi
necesita ser
cambiado Señor
porque todo lo que hay
dentro de mi corazón
necesita más de ti
Renuévame Señor Jesús
ya no quiero ser igual
renuévame señor Jesús
pon en mi tu corazón
porque todo lo que hay
dentro de mi
necesita ser
cambiado Señor
porque todo lo que hay
dentro de mi corazón
necesita más de ti
porque todo lo que hay
dentro de mi
necesita ser
cambiado Señor
porque todo lo que hay
dentro de mi corazón
necesita más de ti
necesita más de ti
necesita más de ti
necesita más de ti
3
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