“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, Señor”: Camino 33-35:

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Camino 33-35: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, Señor”:
La mejor ayuda para la oración (de recogimiento): la Eucaristía1.
Pistas de lectura.
Los tres capítulos constituyen un “tríptico eucarístico”, al estilo de los pictóricos2:
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Tabla 1ª: radical sentido eucarístico de esta petición del Padrenuestro (cap. 33; 34,1-2).
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Tabla central: cómo ahondar en la oración de recogimiento con la Eucaristía (cap. 34).
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Tabla 3ª: sentido eclesial de esta oración (cap. 35)3.
Además, los capítulos 1º y 3º culminan en sendas “exclamaciones”, oraciones de asombro dirigidas al Padre a favor del Hijo, presente en el Sacramento: fundidas en una sola componen algo así
como una maravillosa plegaria eucarística. Por tanto, atentos a cada una de estas partes, especialmente la central y sus muy concretos consejos, y esta última hecha oración en carne viva.
Para reflexionar, revisar la vida, interceder, agradecer, contemplar…
1. Aunque el hilo del discurso es Eucaristía y oración, la santa inicia el mismo apuntando ejemplos
muy concretos de a qué tienen que llevarnos aquéllas (33,1; cf. cap. 2 y su Ficha): revisa, ora…
2. ¿Qué se pide y cuál es el sentido de tan gran don?: la Eucaristía, Presencia del Señor, Compañía “para ayudarnos y animarnos y sustentarnos a hacer esta voluntad que hemos dicho se cumpla en nosotros” (34,1)4; antes, por tanto, que cualquier otra cosa material. ¿Rezas así el Padrenuestro? ¿Quién te lo explicó?... Recuerda, agradece, pídelo para otros…
3. Las preciosas exclamaciones al Padre, que ocupan más de la mitad de los capítulos 33 y 35,
seguro que dan mucho que pensar, que orar… aprovéchalas. Y no dejes de reparar en estas dos
contradicciones: a) entre la afirmación, “suplicaros que no esté con nosotros [el Hijo en el Santísimo], no os lo osamos pedir: ¿qué sería de nosotros? (35,4), y los ruegos contenidos en 33,3-5;
b) entre “soy yo la que os he enojado de manera que por mis pecados vengan tantos males”
(35,5) y lo dicho en Vida 30,8-9. ¿Qué opinas de cada caso?
1
Cf. T. ÁLVAREZ, Eucaristía, en: T. ÁLVAREZ (dir.), Diccionario de Santa Teresa, Monte Carmelo, Burgos
2003, pp. 276-281. En concreto el punto cuarto y último del artículo está prácticamente dedicado a los capítulos de “Camino” que nos ocupan ahora, bajo el epígrafe: Educadora de la piedad eucarística.
2 Cf. IDEM, Paso a paso. Leyendo a Teresa con su Camino de Perfección, pg. 227.
3 “En la Eucaristía, Cristo está sacrificado, para hacernos posible ofrecerlo en sacrificio al Padre. No sólo en
la Misa. Ni sólo el sacerdote. Sino en cualquier momento y por cualquiera de nosotros, llamados así a ejercer lo sumo del sacerdocio bautismal. Este último aspecto adquiere importancia especial en la formación de
la lectora carmelita, La Santa la ha responsabilizado, desde el primer capítulo del Camino, de las grandes
necesidades de la Iglesia. No sólo su oración, sino toda la vida de la carmelita debe apuntar ahí…”: op. cit.
nota 1, pg. 281; cf. op. cit. nota 2, pp. 248-251.
4 “Entendamos, hermanas, por amor de Dios, esto que pide nuestro buen Maestro, que nos va la vida en no
pasar de corrida por ello, y tened en muy poco lo que habéis dado pues tanto habéis de recibir (…) Esto os
enternezca el corazón, hijas mías, para amar a vuestro Esposo, que no hay esclavo que de buena gana
diga que lo es, y que el buen Jesús parece se honra de ello” (33,1.4; cf. 34,3-5).
4. ¿Qué te parece lo siguiente?:
En la primera redacción (CE), intencionadamente se propuso la santa colocar toda la glosa del
“pan” pedido al Padre, en el contexto de pobreza de espíritu y de vida de oración que presiden la
pedagogía del Camino: vivir a fondo la fe y el abandono en las manos de la Providencia, llevar a la
oración “asuntos” de envergadura, de suerte que ahí –en ese momento privilegiado que es el diálogo con el Padre– no nos asedien las preocupaciones materiales y el hambre física, sino el hambre de Dios. Enfoque éste matizado con finos detalles y alusiones a su propia manera de sentir la
vida y la muerte. El censor no estuvo de acuerdo con ello, lo tachó (toda una página) y anotó al
margen su razón: también el pan material está contenido en esta petición del Padrenuestro, como
siempre lo ha interpretado la Iglesia. Teresa acató. Pero su reelaboración (CV) acaba discurriendo
por otro lado: recapitula la propia experiencia eucarística y eleva desde ella una viva lección de
piedad sacramental5.
5. La primera experiencia eucarística a la que alude no deja de ser sorprendente: “gran medicina
aun para los males corporales” (34,6.8; cf. V 30,14; Relación 1,23). Reflexiona, ora…
6. La gran lección: ejercitar la oración de recogimiento tras comulgar (34,7-8), aprovechar especialmente “la hora después”, si se puede en soledad, mejor; pero si no, también “procurad dejar el
alma con el Señor” (34,10); la actitud contraria es digna de la mejor ironía de Teresa (34,13). Por
tanto, revisa, agradece, suplica, intercede…
7. Para recogerse tras la Comunión la santa madre anima a “esforzar la fe” (34,7) sin la ayuda de
los medios que sí recomendó anteriormente6: imágenes (34,11-12) y otras devociones (cf. 35,1-2),
salvo el apoyo del Evangelio (cf. 34,7). ¿Compartes esto o tienes otra experiencia al respecto?...
8. Debería ser obvio que la Presencia real del Señor en el Santísimo es preferible a la de cualquier
imagen suya. Pero Teresa añade que también es preferible para nosotros, pedagógicamente, a la
posibilidad de haberlo visto “cuando andaba por el mundo” e incluso glorificado (34,9; cf. V 38,1921 y su Ficha, pregunta 11; cf. también CV 26,8). ¿Qué piensas?
9. Importante advertir: ese “esforzar la fe” no es un simple recurso retórico, puesto que el párrafo
concluye: “y aunque no sintiese devoción, la fe la decía que estaba bien allí” (34,7). Así pues, ésa
será la situación (sin devoción) más de una vez: revisa… Sin embargo, no será la situación siempre (34,10.12), de modo que también estas señales habrá que discernirlas, agradecerlas…
10. Si la Comunión es tan importante para todo y también para este camino a la fuente de agua
viva de la contemplación: “procurad tener tal conciencia que os sea lícito gozar a menudo de este
bien” (34,12)7. Revisa, ora…
11. Por supuesto la adoración de la Presencia Eucarística, siempre, y la comunión espiritual,
cuando no sea posible comulgar, también son prácticas muy recomendables (cf. 35,1-2). Revisa…
12. Repara en el ejercicio del sacerdocio bautismal, tal y como se trata en la cita de la nota 3.
5
Cf. T. ÁLVAREZ, Paso a paso. Leyendo a Teresa con su Camino de Perfección, pp. 235-236.
Cf. Ficha Camino 26-27, pregunta 4.
7 Ténganse en cuenta las preocupaciones de S. Juan de la Cruz al respecto. 1) Evitar el laxismo: “Hay también otros que por esta golosina tienen tan poco conocida su bajeza y propia miseria y tan echado aparte el
amoroso temor y respeto que deben a la grandeza de Dios (…) que muchas veces se atreven a comulgar
sin licencia y parecer del ministro y despensero de Cristo, sólo por su parecer, y le procuran encubrir la verdad. Y a esta causa, con ojo de ir comulgando, hacen como quiera las confesiones, teniendo más codicia en
comer que en comer limpia y perfectamente” (1N 6,4). 2) Pero, también, evitar los escrúpulos: “allane el
alma que buena está, y comulgue como suele. El confesar, cuando hubiere cosa clara” (Carta 12/X/1589).
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