Nos han dado la tierra; Juan Rulfo

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Ensayo de Nos han dado la tierra
La trama de Nos han dado la tierra es bastante simple a primera vista. La historia trata acerca de cuatro
campesinos exrevolucionarios: Melitón, Faustino, Esteban y el narrador. Ellos se encuentran caminando desde
la mañana y en el momento que comienza la historia el sol está mitigándolos a su mayor fuerza. Evocan lo
que está sucediendo y cómo el gobierno les asignó esas tierras antes que ellos pudieran hacer algo con la
misma. En el camino hablan acerca de una gallina de Esteban y finalmente llegan a un pueblo donde
parecieran reponer fuerzas, pero al final se menciona que sus tierras no están en el pueblo, sino más allá de
éste
Nos han dado la tierra es una obra que aunque a primera vista denuncia un tema simple, posee un trasfondo
sociohistórico que se subdivide en dos partes. La primera es el trasfondo del fin de la revolución, y el segundo
−en el cual se crió Rulfo− el tiempo después de la revolución y las consecuencias de la misma.
El pasado de Rulfo tiene un impacto en toda su literatura, este se encuentra plagado de eventos e influencias
externas, entre los primeros se encuentran la muerte de sus padres, inestabilidad política y venganzas, las
cuales le afectaron directa o indirectamente. En las influencias externas se encuentra mayormente dos, la
primera, el expansionismo estadounidenese; y el segundo, el nacionalismo anterior y posterior a la revolución.
Sin embargo, el trasfondo de la revolución es el que posee mayor impacto. La revolución mexicana
(1910−1917), fue en términos simples una revolución no exitosa, fallida desde el principio, en el cual los
supuestos intereses del campesinado −que era oprimido por los terratenientes− y la clase obrera, fueron
cumplidos. La realidad dista de ser ésta, puesto que nunca hubo un cambio real, y mucho menos radical, en las
leyes o en el gobierno. Los intereses y la ambición personal fueron los únicos que prevalecieron. Y la misma
se degeneró en simples luchas por el poder traduciéndose en anarquía, autoritarismo, represión y otras bajas
pasiones. Al final de la misma poco se hizo y muy poco se cumplió. Y como la situación cambió, la literatura
también lo hizo. El escenario se movió de la ciudad a lo rural y el campesinado. Y ésta expresó sus
esperanzas, sus desilusiones, fracasos y críticas.
Iniciando con el título se puede apreciar una ironía: Nos han dado la tierra. No precisamente les han dado la
tierra sino un bloque inerte de vida. Y al repetir esto lo hacen únicamente para liberar al gobierno de sus
obligaciones.
Posteriormente al título aparece la primera imagen:
Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una
raíz de nada, se oye ladrar a los perros.
Obsérvese la primera parte de estas líneas. La primera imagen que llega a la mente es de un lugar
completamente vacío, desierto, desolado, muerto desde su origen y por plazo perpetuo. Hace un énfasis
específico en la absoluta ausencia de vegetación. No hay árbol, ni semilla del que salga, ni raíz del cual
reviva; nada, ni el primero ni el último. En la segunda parte usa una simbología que perdura en sus cuentos: el
ladrar de los perros. Este ladrar siempre es señal de vida y por tanto de esperanza después de vagar por El
Llano.
El Llano, en todos los casos, causa el mismo efecto: desolación. La desolación absoluta, en la cual se
desarrolla toda la historia, causa un efecto de constante agonía, impotencia y desesperanza, de un futuro sin
razón por la cual vivir y de un presente antagónico al deseado. Y aunque muchas veces aparecen signos de
cambio y esperanza, estos se desvanecen más rápido de cómo aparecieron.
1
No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablarCae una gota de agua,
grande gorda, haciendo un agujero en la tierra y dejando una plasta como la de un salivazo. Cae sola... no
llueve
Como muchos extractos de sus cuentos, este tipo de imágenes se aprecian de forma fotogénica causando un
mayor impacto. En éste caso se observa la esperanza en forma de una gota de agua, que de un solo golpe cae y
desaparece al instante, dejando menos esperanzas que la que trajo.
¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?.... No, el llano no es cosa que sirva. No hay
conejos ni pájaros, no hay nada.Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga
Melitón dice:
• Esta es la tierra que nos han dado.
Faustino dice:
• ¿Qué?...
• ¿Cuál tierra nos han dado Melitón?
Los campesinos como se observa, se encuentran desorientados, en cierto punto no saben ni porqué caminan y
mucho menos pareciera que supieran a dónde van. Se siente tristemente, cómo ellos mismos se han resignado
desde hace mucho a su situación, a su miseria universal y cómo se han sometido completamente a la voluntad
de su gobierno y cómo éste obró para quitarles los últimos trazos de libertad que poseían. Su miseria llega a
tal grado de profundidad al observarse lo que poseen: la nada en su expresión absoluta. Y aunque en cierto
tiempo reflexionan acerca de su situación, de su identidad y de la realidad que los envuelve, poco hacen
acerca de la misma, sino más que censurarse y resignarse nuevamente a su estado de miseria.
Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se saborea ese olor a gente como si fuera
esperanza
Conforme bajamos, la tierra se hace buena. Sube polvo...nos gustaAhora los ladridos se oyen aquí
Sí es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabán. Se le ven los ojos dormidos y el pico
abierto
− Allí escondida se te va a ahogar. Mejor sácala al aire.
Algo que sin duda perdura en todo el cuento es un aparente estado de esperanza. Desde el principio con el
ladrar de los perros y como estos se van acercando, la gota de agua y el polvo que sube de la tierra, este estado
se percibe constantemente. Todos estos signos dan un sentido de esperanza hacia un porvenir mejor pero se
mira como desaparecen al darse cuenta que la gota se la traga la tierra y que su tierra está allá arriba, más allá
del ladrar de los perros, más allá de donde existe la vida y por supuesto más allá de donde reside la esperanza.
La gallina al parecer es de importancia irrelevante, pero si se observa de cerca, se puede ver, a mi parecer, otro
estado de esperanza. No es un estado de esperanza hacia el futuro, sino una esperanza basada en la fe en el
pasado. Se observa una gallina que en un tiempo fue sin duda lo mejor, un pasado codiciado; pero ahora yace
desgastada y cansada, un presente sin optimismo. Aquí, el narrador le pide que la saque a la gallina al aire
porque si no se la va a ahogar. Es decir, la pide para que todos la miren, para que evoquen al pasado como
una fuente de esperanza y que no se ahogue en un recuerdo olvidado. Y por eso se piensa que el destino final
de estos campesinos es la ciudad −la vida y esperanza− pero lo más decepcionante es oír el invariable
desenlace:
2
Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo. La tierra que nos han dado está allá arriba.
A primera vista pareciera que el argumento que se trata es bastante sencillo: una crítica hacia el proceso de
repartición de la tierra que apela a la misericordia de los lectores para que tomen conciencia. Pero, si se ve la
recurrencia de ciertos patrones en toda la obra de Rulfo, se puede ver que invariablemente éste intenta −a
través del argumento superficial− tratar temas más profundos de la naturaleza humana. Temas de
trascendencia filosofal. Estos podrían ser la postura del hombre resignado a su universo infinito (El Llano), de
cómo él mismo se resigna a su estado de miseria espiritual o intelectual y muchas veces no cuestiona lo que da
por dado, es decir, la autoridad o simplemente lo superior (Dios, el gobierno).
Lo interesante de la forma de escribir de Rulfo es de cómo, no él, sino sus personajes, sin ninguna prisa, van
describiendo por medio de ellos mismos lo que Rulfo quiere enseñar. Logra introducir su argumento en forma
muy sutil y a la vez sencilla logrando un estado en que a primera vista es muy difícil percibir. Lo que le
interesa fundamentalmente es el estado psíquico de sus personajes, hasta el punto que todas sus acciones
exteriores son solo de importancia en la medida que estos lo afectan interiormente. Los cuentos de Rulfo
representan el constante desmoronamiento de toda esperanza y el fracaso de toda ilusión.
Rulfo en este sentido puede ser visto como realista o como escéptico, sin embargo, lo que él quiere demostrar
en otras ocasiones no es el estado de la humanidad, sino algo más personal, su posición ante esta humanidad
degradada. En pocas palabras, nos quiere decir simplemente que él ya perdió −hace mucho tiempo− la fe en la
esperanza, la fe en el provenir y más que todo la fe en la humanidad. Sólo quiere darse a ver como un
instrumento para prevenirnos acerca de algo que él ya da por dado.
La obra de Rulfo se mantiene en un aparente cambio constante y el hilo temporal en muchos de sus cuentos se
traslada de forma desordenada de una situación a otra, haciendo que muchas veces éste puede perderse. Sin
embargo, logra criticar temas del estado de esterilidad del ser humano por medio del lenguaje coloquial y
sencillo del campesinado mexicano; en el preciso momento en que éste último se encontró en la desolación y
en la nada, al final de la revolución de los intereses de los mexicanos; no de todos estos, sino de aquellos de la
élite mexicana
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