Álvaro Uribe Vélez y su Parentesco con Francisco y Juan Manuel

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GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
12-
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Álvaro Uribe Vélez y su Parentesco con Francisco y Juan Manuel
Santos Calderón y Otros
12.2 El presunto origen de la fortuna de Hernando Santos Castillo
Los Santos y sus cercanos han manejado como propio, el Ministerio de
Hacienda de Colombia.
Bonnet Schroeder
María Teresa
Clemencia
Jorge
Elena
Calderon Nieto
Roberto Junguito
Bonnet
Francisco Santos
Calderon
Margot
Elena
Marta Wilkie
Calderon
Juan Manuel
Santos Calderon
Edgar Gutiérrez
Castro
Diagrama No. 12.2.1
De los Ministros de Hacienda, Jorge Calderón Nieto viene a ser:
-
Tío de Juan Manuel Santos Calderón
Tío político de Roberto Junguito Bonnet
Tío político de Edgar Gutiérrez Castro
El Libro El Tío, en sus d os primeras ediciones de 1976 fue recogido por El
Tiempo, compraban la totalidad de la existencia de cada librería, por lo cual
su circulación al público resultó relativamente restringida.
Enrique (Calixto)
Eduardo (El Tío)
Santos Montejo
Elena (Nena)
Clemencia
(Clementina)
Hernando
(Hernán)
Enrique
(Henry)
Calderón Nieto
Santos Castillo
Leopoldino
Ana Joaquina
Montejo Camero
Inés Castro
Montejo
Doroteo
(El inmigrante)
González Pacheco
Rafael (Rafael)
Fernando
(Leandro)
González
Pachecho Castro
Enrique
(Henry II)
Santos Calderón
Diagrama No. 12.2.2
Los nombres entre paréntesis, corresponden al que utilizan en el libro El Tío,
para remplazar el nombre verdadero.
Los hijos legítimos de Enrique Santos Montejo, Enrique y Hernando Santos
Castillo nacieron respectivamente en abril de 1917 y agosto de 1922, al año
siguiente en septiembre de 1923 nacería Clarita Santos Villegas.
Al haber muerto Clarita Santos Villegas el 17 de febrero de 1926 y muerta
1059
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Lorencita Villegas el 25 de marzo de 1960, desaparecieron los herederos
directos de Eduardo Santos.
Los familiares más c ercanos vinculadas a El Tiempo, eran sus sobrinos
Hernando y Enrique Santos Castillo, así como su primo segundo, el médico
Rafael González Pacheco, Jefe de Bienestar de El Tiempo y dueño de dos
acciones de las cuatro que Eduardo Santos le había regalado a Doroteo
González Pacheco, las cuales cuando accidentalmente murió pasaron dos a
Rafael y dos a Fernando.
En el capítulo XXX y siguientes de El Tío figura la forma como entre Rafael
González Pacheco y Hernando Santos, después de ser enterados que la
voluntad de Santos era dejar el 50% de su fortuna (valorada en 1974 en
$700 millones) a los trabajadores del periódico, estos decidieron alterarlo,
para lo cual Rafael se instaló como médico de cabecera en la casa de
Eduardo Santos, lo durmió, buscaron la llav e del escritorio, sacaron el
testamento y lo adulteraron, acomodando las cifras, para que al abogado le
quedaran 3 acciones y 5 acciones a su contador personal y quien actuó de
testigo, 2 a Enrique Santos Calderón, 3 a Daniel Samper Pizano, 15 a Rafael
González Pacheco y el resto a Hernando Santos Castillo:
Nombre
En el Libro
El Tío:
Tío
Calixto
Hernán
Henry
Nena
Mireya
El Chuli
Clementina
Ruperto
Gloria
Gladys
Beatriz
Nombre Real y algunos datos :
Eduardo Santos Montejo , su casa era en la Calle 67 No.
11-87, fue masón
“Caliban” Enrique Santos Montejo , su casa era en la
Diagonal 53 No. 18-20, casado con Noemí Castillo
Montejo, padre de Cecilia, Beatriz, Enrique y Hernando
Santos Castillo, fue masón
Hernando Santos Castillo, novio o compañero sentimental
del arquitecto Fernando Martínez Sanabria “El Chuli”,
casado con Elena Calderón Nieto su casa estaba ubicada
en la Cr 1 No. 78 -70, miembro de la Junta Directiva de El
Tiempo
Enrique Santos Castillo, desde 1945 Jefe de Redacción de
El Tiempo, casado con Clemencia Calderón Nieto, vivía en
la Calle 70 No. 5-27
Elena Calderón Nieto, casado el 15 -05-1948 con
Hernando Santos Castillo, madre de Guillermo, Hernando,
Rafael, Camilo, Juanita, Francisco, Adriana
….., madre de la hija natural de Hernando, trabajaba en
un circo
El arquitecto Fernando Ma rtínez Sanabria,
novio o
compañero sentimental de Hernando
Clemencia Calderón Nieto, casada con Enrique Santos
Castillo, madre de Enrique, Luis Fernando, Juan Manuel,
Felipe
Roberto García Peña, casado con Rosita Archila Monroy,
vivía en la Cra 17 No. 34 -37, Director de El Tiempo , se
cree que era masón
………., amante de Roberto García Peña y quien por orden
de Eduardo Santos tuvo que ser despedid a de El Tiempo
…….., secretaria del director de Roberto García Peña
……., amante del Gerente de El Tiempo
1060
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
Henry Segundo
La Pantera
Luis
La Cordorniz
El Cuervo
El Emigrante
Rafael
Leandro
La Gorda
José
Mario
Cavalier
Andrés
Danielito
Chatarra
Isabel
Antonio
Brigida
Pedrito
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Enrique Santos Calderon, casado por primera vez con
María Teresa Rubiano, lo llaman igualmente “El guerrillero
del norte”
María Teresa Rubino Santuccio, Italiana, primera esposa
de Enrique Santos Calderón, madre de Alejandro Santos
Rubin, Director de la Revista Semana
……….
La Chiva Cortés, Guillermo Cortes Castro , estuvo
secuestrado, fue Concejal de Bogotá D.C.
El Mosco Cortes, Jaime Cortés Castro
Doroteo González Pacheco, trabajaba en Madrid en la
Puerta del Sol, en un almacén Kodak, conoció a Inés
Castro Montejo prim a hermana de Eduardo Santos
vendiéndole un rollo para una cámara, se casaron nació
Rafael en Madrid, Fernando el 13 -09-1932 en Valencia en
la calle Cirilo Amoros No. 13 ; cuando llegaron a Bogotá,
se instalaran en la casa de sus primas Guillermo y Jaime
Cortés Castro. Al poco tiempo murió Inés de un ataque
cardiaco, Doroteo ingresó a El Tiempo como contabilista
y luego como administrad or, el 27-07-1964 Doroteo sufrió
un accidente en las instalaciones de El Tiempo y murió
dos días después. Eduardo Santos le había obsequiado 4
acciones de El Tiempo.
Rafael González-Pacheco Castro, médico, trabajaba en El
Tiempo como director de B ienestar
Fernando González Pache co Castro
…….Amante de José, prostituta
…….Oriundo de Medellín
…….casado dos veces, testigo del cambio del testamento
de Eduardo Santos, aficionado a la música, era el tesorero
de El Tiempo
Jorge Enrique Cav elier Jiménez, médico de Eduardo
Santos, fue Ministro de Higiene, casado con Beatriz
Gaviria Restrepo, quien figura en la gráfica principal 5,D ;
vivían en la Calle 13 No. 4 -38, Ministro de Higiene 1949 1950, Senador, le otorgaron la Cruz de Boyacá
Andrés Samper Gnecco , abuelo de Daniel Samper Pizano,
muy amigo de Enrique Santos Calderón, fue masón
Daniel Samper Pizano
Enrique Acero Piment el, nacido el 1-12-1904, casado con
Paulina Rodríguez Duarte, fue testigo y complie del cambio
del testamento de Eduardo Santos, fue Concejal y
Presidente del Concejo de Bogotá, se separo de Paulina
Rodríguez Duarte y se paso a vivir con su secretaria, la
cual por orden de Eduardo Santos fue despedida de El Tiempo.
…..la secretaria de Eduardo Santos, hablaba tres idiomas,
hija de un diplom ático colombiano que trabajaba en
Europa Central
Jardinero de la casa de Eduardo Santos
……empleada del servicio de la casa de Eduardo Santos
Era el mensajero, paso a manejar el conmutador, por
estar escuchando conversaciones se entero del complot
entre Hernando Santos y Rafael González Pacheco para
adulterar el testamento de Eduardo Santos, llegó a jefe
de redacción, probablemente era Pedro E. Barrera Barrera
1061
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
nacido en Mogotes, Santander el 19 de mayo de 1926.
Por las condolencias que publico El Tiempo el 2 -03-2009 a
raíz de la muerte de Pedro, invitan: Julio A. Barrera
Barrera su herman o, Olga Barrera y su esposo Jaime
Amaya, Stella Barrera y su espos o Mario Amortegui
Castillo. Salió pensionado de El Tiempo el 15 de enero de
1981 y desde ese momento atendió las cuentas
personales de los socios de la Casa Edutorial de El Tiempo.
Igualmente figuraron las condolencias de Rafael González
Pacheco y Familia, así como la de los herederos de
Hernando Santos Calderón
Enrique Acero
Pimentel
Fernando
Raúl
Gloria
Germán
Acero Rodríguez
Enrique
María Claudia
Acero Gelvez
Paulina
Rodríguez
Duarte
Eduardo
Wiesner Durán
Beatriz Gelvez
Juliana Puerta
Carlos
Guillermo
Castellanos
Julio
Barrera
Elvira Barrera
Julio
Olga
Pedro E.
Barrero Barrera
Jaime
Amaya
Alejandro
Natalia
Castellanos
Acero
Diagrama No. 12.2.2
Diagrama No. 12.2.3
Luis
José María
Emma
Rufina
Sofía
Elisa
Inés
Castro Montejo
Liliana
Groihs
María Teresa
Mejía
Luis
Doroteo
González
Pacheco
Fernando
Rafael
González
Pacheco Castro
Laura
Juan
Felipe
González
Pacheco Mejía
Diagrama No. 12.2. 4
1062
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JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Enrique
Clemencia
Hernando
Elena
Santos Castillo
Calderón
Nieto
Camilo
María Cecilia
Guillermo
Lequerica Aleman
Hernando
María Elvira
Rafael
Charry Fernández
Juan Carlos
Cristina Merchán
Vargas
Mateo
1
Andrés
Escabi Ricci
Juana
2
Roberto Pombo
Holguín
1
Pablo Echeverri
Botero
Adriana
2
Francisco
(3,G) (25,I)
Santos
Calderón
Santos
Lequerica
Nicolás
Santos Charry
Patricio Wills
Diego
María Victoria
García Borrero
Lina María
(3,G) (25,I)
Alejandro
Wills Santos
Benjamín
Helena
Santiago
Andrés
Santos
Merchan
María Echeverri
Santos
Gabriel
Carmen
Lukas Pombo
Santos
Pedro
Santos
García
Simón Escabi
_Santos
Diagrama No. 12.2. 5
Julio Mario Santodomingo Pumarejo, igualmente era muy amigo de Fernando
Martínez Saravia “El Chuli”, el novio de Hernando Santos Calderón, Figura en
el libro “Don Julio biografía no autorizada ”, escrito por Gerardo Reyes:
Capítulo 3. Influencia y Juventud :
“JULIO MARIO pasaba algunos fines de semana en una casa de campo en
la finca La Mana, en la vereda de yerbabuena, al norte de Bogotá, donde
vivía una hermana de ALFONSO LÓPEZ. Otros fines de semana, los
alumnos internos y externos acudían en grupo a la casa de los DURANA
SAMPER- JORGE DURANA era del mismo curso de SANTO DOMINGOque estaba a poca distancia del gimnasio para tomar chocolate con
almojábanas. No parecía muy inclinada a los deportes sino a tomar el pelo
en compañía de su gran amigo Fernando “El Chuli Ma rtínez.”
Capítulo 19. Santos de pelea :
Desde su infranqueable burladero ideológico, una oficina forrada en madera
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GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
oscura en un rincón del edificio de El Tiempo de la Avenida El Dorado,
HERNANDO SANTOS , el director del periódico, seguía con angustia la
confrontación. Los ataques de ENRIQUE a SANTO DOMINGO no le
importaban, pues al fin y al cabo el sobrino siempre se ha buscado sus
broncas, pero los de PACHO, su hijo PACHITO, le revolcaban el estómago.
Y era poco lo que podía hacer para evitarlo pues PACHO había renunciado a
su espacio en las páginas editoriales de El Tiempo el año anterior en
protesta por la decisión de HERNANDO de colgar una columna suya en la
cual criticaba a Caracol.
(…)
HERNANDO no se interpuso a la publicación de la nueva columna de Pacho
pero estaba seguro que marcaría el final de la larga amistad con JULIO
MARIO SANTO DOMINGO. De hecho, la relación nunca fue igual a pesar
del paso del tiempo. Algún día, cuando la marea ya había bajado,
HERNANDO se lo reclamó a PACHO con cierto dolor. Le dijo que por su
culpa se había terminado una gran amistad.
Casi contemporáneos, JULIO MARIO y HERNANDO FORJARON una
amistad tan estrecha como discrita según lo calificó RAFAEL, uno de los
hijos de Hernando, codirector del periódico. Su papá casi nun ca hablaba de
las largas conversaciones con SANTO DOMINGO . Ambos se hicieron
amigos en Bogotá, a mediados de los años sesenta, en un ambiente
bohemio y literario que giraba en torno a la figura del arquitector
FERNANDO MARTÍNEZ , más conocido como el CHULI MARTÍNEZ. “Se
reunían a escuchar jazz tardes enteras y a tomar vino. Mi papá organizaba
unas fiestas memorables”, recuerda Rafael.
Como testimonio de su amistad, el fotógrafo HERNÁNDO DÍAZ tomo una
fotografía en la que HERNANDO y SANTO DOMINGO aparecen con los
cachetes pegados. Dicen que al magnate no le cayó muy en gracia que esa
fotografía se hiciera pública.
(…)
De las pocas cosas que comentó sobre su amistad con el magnate a sus
hijos fue que algún día JULIO MARIO le ofreció prestarle un dinero para
comprar unas acciones de El Tiempo que estaban disponibles a comienzos
de la década de los 80. HERNANDO, quien ya poseía un importante
paquete de acciones, no tenía l iquidez y quería quedarse con las que
estaban en venta. De alguna manera JULIO MARIO se enteró y lo llamó
para ofrecerle el dinero en préstamo.
HERNANDO declinó el generoso ofrecimiento y días después comentó:
“Si le acepto el préstamo, se queda con El Tiempo”.
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GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
Juan Gregorio
Francisco Antonio
Uribe Mejía
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
María Josefa
Uztariz
de la Guerra
Diego Antonio
Rafael Uribe Álvarez
José Antonio
Quiroz y Uztariz
Luis María
Uribe Restrepo
Gorgonio
Uribe Uribe
Ciriaca
Quiroz Daza
Eduardo
Uribe Álvarez
I Benicio
Uribe Fernández
Rosario
Pumarejo Cotes
Luis Elías
Uribe Gonzalez
Paulina
4 Alfonso
López Pumarejo
Alberto
Uribe Sierra
Álvaro
1
Uribe Vélez
Sinforoso
Urbano
Pumarejo Quiroz
María Concepción
Loperena y Uztariz
José María
Castro Loperena
Pedro Norberto
Castro Araujo
José María
Castro Baute
Pedro Castro
Monsalvo
Beatríz Pumarejo
Vengoechea
5
3 Alfonso
López Michelsen
Julio Mario
Santodomingo
Pumarejo
María Lourdes
Castro Mejía
María Consuelo
2 Araujo Castro
Diagrama No. 12.2. 6
Rosario Pumarejo Cot es viene a ser:
Consuegra de Luis María Uribe Restrepo, primo sexto de Álvaro Uribe
Vélez.
 Mamá de Alfonso López Pumarejo.
 Abuela de Alfonso López Michelsen.
 Prima segunda de Julio Mario Santodomingo Pumarejo.
Prima media octava de la Ex ministra de Cult ura María Consuelo Araujo
Castro.

Presidente de Colombia.
Ex Ministra de Cultura, muy cercana su familia al paramilitarismo .
 y  Ex -presidentes de Colombia.

Magnate


Luis Nieto Torres
Luis
Miguel
Nieto Ricaurte
Eduardo Nieto
Umaña
Teresa Nieto
Restrepo
Rafael Nieto
Navia
Clemencia
Elena
Calderón Nieto
Rafael Nieto
Loaiza
Francisco Santos
Calderón
Juan Manuel
Santos Calderón
Diagrama No. 12.2. 7
Rafael Nieto Loaiza el Viceministro de Justicia, que remplazo a María
Margarita Zuleta González (La Paca Zuleta), viene a ser primo sexto de
Francisco y Juan Manuel Santos Calderón.
1065
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
Jorge Calderon
Umaña
Aristides
Lucila
Calderon Tejada
Clemencia
Elena
Calderon Nieto
Luis Cuellar
Calderon
Juan Manuel
Santos Calderon
Francisco
Santos Calderon
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Rosario
Pumarejo Cotes
Sinforoso
Urbano
Pumarejo Quiroz
Alfonso López
Pumarejo
María Mercedes
Alfonso
Beatriz Pumarejo
Vengoechea
López Michelsen
María Mercedes
Cuellar López
Julio Mario
Santodomingo
Pumarejo
Diagrama No. 12.2. 8
María Mercedes López Michelsen vi ene a ser:
-
Esposa de Luis Cuellar Calderón primo tercero de Francisco y Juan
Manuel Santos Calderón
Mamá de María Mercedes Cuellar López
Hija de Alfonso López Pumarejo
Hermana de Alfonso López Michelsen
Prima cuarta de Julio Mario Santodomingo Pumarejo
Refiriéndose a Fernando González Pacheco, figura en el libro ¿Las Prepago?,
escrito por Alfredo Serrano Zabala:
“El famoso FERNANDO GONZÁLEZ “Pacheco”, fue uno de mis asiduos
demandantes de mis bellas amigas, durante cuatro años. Él venia a
buscarme cuando el trabajaba con Coestrellas. A él me lo presentó una de
mis chicas.
Para esa época yo vivía en un apartamento del barrio Palermo. Él me
llamaba y yo le tenía presentaba mis amigas, él llegaba a una habitación de
mi apartamento, yo le prestaba mi casa a contadas personas a Alberto
GIRALDO, a “PACHECO” y a un ingeniero que le gustaban las mujeres
mayores.”
Jorge
María
Calderón Umaña
César
Gaviria Trujillo
Ana Milena
Jorge Hernán
Muñoz
Eduardo
Nieto
Calderón
María Isabel
Nieto Calderón
Clemencia
Elena
Calderón Nieto
Francisco
Santos Calderón
Francisco
Santos Calderón
Diagrama No. 12.2. 9
Jorge Hernán Muñoz Gómez, el esposo de la ex viceministra María Isabel
Nieto Calderón es el cuñad o de César Gaviria Trujillo.
1066
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Jorge
Carlos
Holguín
Arboleda
Domitila
Dionisio
Margarita
Miguel Antonio
Mejía Alvarez
Luis María
Mejía Restrepo
José Vicente
Restrepo Mejía
Anatolia
Laureano
Gómez Castro
Julio Caro De
Narvaez
Luis Mejía
Gómez
Teresa Caro
Tanco
María Teresa
Mejía Caro
Rafael
Fernando
González
Pacheco Castro
Ubaldina
Juan
Moreno Ramírez
Dario Moreno
Restrepo
Lina Moreno
Mejía
Caro Tovar
Alvaro Uribe
Vélez
Diagrama No. 12.2. 10
Anatolia Gómez Castro viene a ser:
-
-
Hermana de Laureano Gómez Castro
Abuela de María Teresa Caro, esposa de Rafael González Pacheco
Castro, quien presuntamente, junto con He rnando Santos Castillo,
lideraron la falsificación del testamento de Eduardo Santos Montejo
Sobrina política de Domitila Mejía Álvarez suegra de Ubaldina Moreno
Ramírez, tía abuela de Lina Moreno Mejía
Figura en el libro “El Tío” escrito por Félix Marín:
“A
medida que los ojos de ambos recorrían el contenido, el asombro los
confundía. EL TÍO, en una determinación insólita, legaba la mitad de las
acciones de la Gran Casa Editorial a sus trabajadores y el resto
prácticamente quedaba atomizado entre los di gnatarios. El desaliento
sobrecogió a uno y a otro.
(…)
Se volvió hacia HERNÁN y RAFAEL y les dijo:
-Señores:-Mi decisión es irrevocable y les pido guardar la reserva debida a
mi última voluntad. Esta no debe ser conocida sino después de mi muerte.
Ahora, les suplico que empiecen el examen y ordenamiento de estos papeles.
De otro cajón de su escrituro extrajo a su vez un grueso legajo, diversos
papeles que entregó a ambos, después de lo cual regresó a su sitio el
testamento. HERNÁN y RAFAEL tomaron debida nota de que el documento
quedaba a buen recaudo, bajo llave.
(…)
-No es posible que el TÍO lleve a cabo su descabellada idea de donar a los
trabajadores de la empresa la mitad de sus acciones!
1067
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
-Soy de igual opinión -masculló RAFAEL, complacido de que su s reflexiones
coincidieron con las de HERNÁN.
(…)
Esos dos ó tres centavos sumaron 700 millones de pesos. La sola Casa
Editorial estaba avaluada en 500 millones, sin contar el valor intrínseco del
llamado “good will” comercial que tenía frente a su crecie nte prestigio dentro
del país y fuera de él.
(…)
El monto de la fabulosa fortuna del TÍO era demasiado importante como
para no agitar los espíritus de HERNÁN y de RAFAEL.
-Son setecientos millones! – repetía HERNÁN, echado sobre su lecho y con
los brazos sirviendo de soporte a su cabeza, al lado de su esposa. Antes ésta,
había sido incapaz de guardar la reserva exigida por el TÍO, no obstante su
promesa.
(…)
Había un acuerdo tácito entre HERNÁN y RAFAEL y ambos depusieron su
mutuo recelo para fraguar la conjura contra el TÍO. Era necesario- de alguna
manera!- hacer que el viejo modificara su testamento.
(…)
-Por su propia voluntad – empezó diciendo RAFAEL – el TÍO no va a
modificar el testamento y me parece que no habrá manera de disuadirlo.
(…)
-Estamos de acuerdo- replicó HERNÁN- por lo que es imprescindible que
estudiemos una fórmula eficaz que evite el despropósito de que el periódico
vaya a parar a manos de los trabajadores. ¡Vaya estupidez!
(…)
-Hay que hurtar el documento.
HERNÁN lo dijo como si la conclusión brotara del fondo de su gélida porción
de licor. Ni un solo músculo de su rostro se contrajo.
RAFAEL lo miró sorprendido, pero inmedia tamente asumió todo el enorme
sentido de aquella abrupta observación.
-Está bajo llave-adujo- y tú bien sabes que el TÍO guarda la llave en su
escritorio.
-Es necesario sustraérselo -volvió a definir HERNÁN manteniendo la misma
impasibilidad.
(…)
-Pero….¿Cómo?
Y sus ojos parpadearon expectantes.
-Tu tienes la manera – contestó HERNÁN gustando deleitosamente un sorbo
de whisky.
-No veo la manera…..El medicucho balbucía sin comprender.
1068
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Pero HERNÁN sonrió y pareció interesarse momentáneamente en el licor que
expelía un olor fuerte.
-Hay drogas….inyecciones que adormecen y que las personas que han
perdido la capacidad mental para dilucidar, para tomar decisiones
importantes, requieren para reposar….para dormir.
Fue como si a RAFAEL le hubiesen descorrido de un solo tirón un pesado
telón que ocultaba a sus ojos un mundo lleno de sorpresas.
-Comprendo – dijo al fin.
(…)
Desde la infidencia del TÍO con RAFAEL y HERNÁN en torno a su
testamento, éstos gozaban de acceso a la mansión del anciano cuyas puertas
tenían franqueadas, por orden expresa de éste. Con esta diferencia, quería
demostrarles, mitad el reconocimi ento que les debía por el trabajo que
habían realizado en su beneficio con el ordenamiento y clasificación de sus
valores, mitad por el temor que albergaba de que, en su momento de
debilidad, llegaran a divulgar el secreto de su testamento y de su fortuna.
Un día, precisamente cuando el TÍO daba instrucciones a ambos para que el
testamento fuera protocolizado legalmente en una de las notarías de la
ciudad, fue cuando aquel se sintió mal. Súbitamente palideció y tambaleó
amenazando caer al suelo. El medicuc ho y
el periodista acudieron
presurosamente a sostenerlo y conducirlo hasta un sillón, presas
aparentemente de alarma. La faz del viejo estaba lívida y su frente perlada
de sudor.
-Llamen al doctor CAVALIER – dijo el viejo con voz débil - ¡Llámenlo, por
favor!
-Pero, señor –interpuso nerviosamente RAFAEL – Si aquí estoy yo, para
atenderlo. Yo me ocuparé de Usted. ¡Veamos, veamos!
-Lo tenemos en nuestras manos –informó RAFAEL a HERNÁN, al día
siguiente – Es posible que de un momento a otro, pueda sustraer le la llave
de su escritorio. Entonces me apoderaré del documento. Entre tanto, he
suspendió un poco las inyecciones que le estoy aplicando para dar la
impresión de una alentadora mejoría en su salud. Pero oportunamente
intensificaré la dosis para mantener lo semi-inconsciente.
(…)
¿Cómo logró RAFAEL que MARIO, el empleadillo, aceptara un testamento
apócrifo que reemplazara al documento original, redactado y firmado de
puño y letra por el TÍO?
-Exigió cinco acciones de la Casa Editorial para él -explicó furioso el
medicucho cuando informaba sobre el particular a HERNÁN - ¡Cochino!
HERNÁN abrió desmesuradamente los ojos, pero nada observó.
RAFAEL hizo una pausa y luego adujo:
1069
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
-¡Tuve qué acceder! Le daremos cinco acciones a cambio de su firma como
testigo en el nuevo documento.
HERNÁN volvió a abrir sus ojos, pero calló.
Los dos tuvieron que llamar a CHATARRA a quien explicaron la situación. El
abogadillo se mostró alarmado cuando le dijeron que el TÍO estaba dispuesto
a otorgar más de la mitad de sus habe res –en esto exageraron a los
trabajadores de la Casa Editorial.
(…)
Al mes justo de haber fallecido el TÍO, albaceas testamentarios y el notario,
convocaron a los familiares y a los miembros de la junta directica de la Casa
Editorial a presenciar la lec tura del testamento. La solemne ceremonia se
efectuó en la solitaria mansión del viejo, donde la única persona que aún se
movía por sus alcobas y corredor es, era la inconsolable BRIGIDA que seguía
gimoteando sin cesar.
La reunión se celebró a puerta cerra da en el antiguo estudio del TÍO.
Concurrieron HERNÁN y HENRY, sus respectivas mujeres, RAFAEL y
LEANDRO, el doctor CHATARRA, Don RUPERTO y MARIO, el empleadillo,
a quien se le había encomendado la redacción del acta respectiva. Pero éste
lucía un semblante radiante, así como HERNÁN, RAFAEL y CHATARRA, los
socios de la conju ra. En los demás había nerviosismo e incertidumbre.
DANIEL no habiendo sido invitado a la lectura del documento, estaba
ausente y practicaba un viaje por México y los Estados Unidos. En cuanto a
HENRY SEGUNDO, el guerrillero del Norte, no había pasado por su ment e
que aquel acto tuviera alguna importancia para él.
Cuando todos hubieron ingresado al estudio y la puerta de éste se cerró a
sus espaldas, BRÍGIDA secó sus lágrimas, se acer có en puntas de pie y
ajustó el oído a la chapa de la cerradura, a través de la cual captó con toda
nitidez la voz del notario cuando daba lect ura al testamento.
En el estudio reinaba una atmósfera tensa y la inquietud sobrecogía a
muchos de los allí cong regados. RAFAEL miraba intensamente a HERNÁN
que se mostraba en extremo tranquilo. CHATARRA y MARIO, por su parte,
eran esfinges y este último, inclinado sobre algunas hojas de papel, tomaba
las notas pertinentes para redactar el acta. Cuando el notario le yó la cifra,
según la cual, le correspondía a RAFAEL quince acciones de la Gran Casa
Editorial, que sumadas a las dos que el TÍO le había otorgado a la muerte del
inmigrante, lo convertían en el segundo accionista mayoritario, solo HENRY
y don RUPERTO se agitaron en sus asientos, nerviosos y tensos.
“A mi sobrino HERNÁN dejó la mayoría de acciones y la base económica
para que ejerza la más alta autoridad dentro de la organización in terna de la
Casa Editorial”.
Esta vez fue HERNÁN quien después de pasear s u mirada por encima de los
presentes, las fijó en RAFAEL quien sonreía socarronamente. Todos miraban
al medicucho con incredulidad y a HERNÁN con inusitado respecto.
“Al doctor CHATARRA, otorgo tres acciones…..” El abogadillo, en
antecedentes de todo, apa rentó estar sorprendió. Ensayó una sonrisa y
emitió una tosecilla que salió de su garganta con timbres destemplados.
1070
GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Lo que HENRY y Don RUPERTO. No los otros, naturalmente -consideraron
inaudito fue cuando el notario dio lectura a otro párrafo del testamen to,
referido a MARIO. “a quien le otorgó cinco acciones por sus excelentes
servicios prestados al infrascrito durante los dos últimos años como mi
contabilista y en recompensa a su lealtad y discreción…”
Hacia el EMPLEADILLO se extendieron algunas manos p ara felicitarlo y
alguien lo palmoteó vigorosamente a la espalda.
El notario prosiguió la lectura del documento:
“Quiero evitar el descarrío ideológico de HENRY, el hijo de mi sobrino y es
mi propósito apartarlo de las veleidades extremas al convertirlo en copropietario de la Casa Editorial, asignándole dos acciones de la misma…”
Así mismo, a DANIEL y en póstumo homenaje a la memoria de su fidelísimo
abuelo, le otorgó también tres acciones…”
Los socios de la conjunta permanecían tranquilos. Sólo HENRY y don
RUBERTO se mostraban nerviosamente anhelantes.
-Y eso es todo, caballeros -dijo con voz apacible el notario, doblando el
documento.
HENRY y don RUPERTO saltaron automáticamente de sus asientos y
preguntaron al anísono:
-¿Nada más?
-Nada más, replicó el notario con su rostro tan inalterable como su voz.
-Nada… me deja…a mí…..a mí………que he dedicado toda mi vida a su
periódico….oh……Es imposible!.....Imposible! – Con
rostro demudado,
HENRY miró a los presentes y lo ocultó finalmente entre sus manos.
CLEMENTINA, su esposa, no pudo contener
llorar calladamente.
su desconsuelo y rompió a
Don RUPERTO, por su parte, intensamente pálido, abatió la cabeza. Apretó
los puños que mantenía sobre la mesa, alrededor de la cual se congregaban
todos. Los nudillos de sus manos adquirieron un color blanquecino,
tensionada la piel por la fuerza que los crispaba.
A la salida de la reunión, había rostros radiantes y semblantes desolados.
RAFAEL miraba a lado y lado, con aire de triunfo, semejante a un pavo real,
mientras HERNÁN asumía una actitud circunspecta y digna. A su lado, feliz e
incapaz de disimular su satisfacción, marchaba NENA quien daba pasos de
prima donna al abandonar la casona.
HENRY, abatido y desconsolado, encabezaba el desfile. Salió del estudio
apresuradamente, arrastrando prácticamente tras de sí a CLEMENTINA que
seguía con el rostro bañado en lágrimas.
Don RUPERTO, taciturno y con una palidez cadavérica perfilándole el rostro,
arrastraba pesadamente los pies sobre la alfombra del pasillo que conducí a a
la puerta de la calle, como si le faltasen las fuerzas para dar un paso.
Caminaba como un sonámbulo.
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GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
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CHATARRA estaba radiante. Se consideraba un hombre privilegiado para
quien la fortuna se le había presentado de manera casi milagrosa, al acceder
a la modificación del testamento.
“Son unos…….doce millones”, se decía mientras hacía cálculos mentales,
camino hacia el jardín donde tenía estacionado su automóvil.
HERNÁN y su esposa abordaron el suyo y el periodista emprendió el camino
hacia su casa en silencio.
-¿Qué te pasa? ¿No estas satisfecho? - Inquirió NENA observando su
mutismo.
-No …..no es nada-se apresuró a replicar él.
No podía confesarlo a su mujer. Pero en el alma martillaba el peso de su
culpa, la felonía cometida con su hermano a quien co n un simple plumazo
hubiera podido beneficiar en el testamento. Pero sus socios de conju ra se
opusieron, y él aceptó cobardemente. En lo más íntimo de su ser, se sentía el
hombre más miserable que habitaba la tierra.
BRÍGIDA se había hecho a un lado cuand o sintió que la reunión se disolvía y
los presentes se aprestaban a abandonar el estudio. Y oportunamente, volvió
a gimotear ruidosamente aunque ninguno de los concurrentes a la reunión
pareció prestarle atención. Solo RAFAEL, el hijo del INMIGRANTE, se volvió
hacia ella y al descubrirla parada allí, mirándolo a través de la espesa cortina
de lagrimas, que opacaba sus ojos, le dijo:
-No le parece que ya ha llorado bastante, BRÍGIDA?
Ella hizo una pausa en sus gimoteos, lo miró con ojos irritados y le repl icó:
-Lloro porque estoy segura que usted precipitó su muerte. Si no le hubiera
aplicado esas extrañas inyecciones, el doctor aún viviría!
RAFAEL tuvo la sensación vida de haber recibido un violento golpe en pleno
rostro. Miró cautelosamente en torno suy o, se acercó a la criada y le dijo en
tono bajo:
-Vamos BRÍGIDA! – y sonrió forzadamente – Hice todo lo posible por
prolongar su preciosa vida, pero todo fue inútil.
Luego, con entonación paternal, prosiguió:
-A propósito…..el TÍO me encargó, antes de m orir, que le hiciera entrega a
usted de un cheque por doscientos mil pesos en pago de sus invaluables
servicios. Mañana tendrá ese cheque!
La criada se quedó mirando estupefacta al hijo del INMIGRANTE, con un
rostro de tamaño desconcierto, que le provovó a RAFAEL una sonrisa
socarrona.
-¡Vamos! ¡Es cierto! Mañana le enviaré esa suma. Pero olvide usted esas
tonerías de inyecciones raras. Entendido?
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GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
BRÍGIDA hizo finalmente un signo de inteligencia y olvidó reanudar su
llanto.
(...)
La dispersión de podere s dentro del periódico trajo consigo, de inmediato,
una especie de desgobierno que fue palpado claramente por todos los
subalternos que no sabían ya a quien obedecer ó ante quien debían doblar la
rodilla. Vino un momento en que la autoridad llegó a ser sor damente
disputada por HERNÁN y RAFAEL, otra vez convertidos en enfurecidos y
obcecados antagonistas.
Esta situación hacía indispensable una revisión de los cuadros directivos para
restablecer el orden dentro de la empresa y asignar los cargos de
conformidad con los legados cuantitativos determinados por quienes habían
fraguado la gran farsa del testamento.
Si bien era HERNÁN quien poseía la mayoría de las acciones de la Gran Casa
Editorial no se podía subestimar el poder que representaban para RAFAEL las
diecisiete acciones que había acumulado, a las cuales, en un caso de
alineamiento de fuerzas, había de agregar las dos que correspondían a su
hermano LEANDRO.
Personalmente, RAFAEL considerada que podría adquirir cuatro ó cinco más,
aunque las tuviese que obtener a un precio mayor de su valor real. Para este
propósito pensaba en DANIEL, en el propio MARIO y aún en CHATARRA
quienes- así lo consideraba- frente a una tentadora oferta, podrían ceder su
parte en la empresa.
(…)
MARIO, inusitadamente venido a m ás, no abandono sus modestos
menesteres como pagador de la Gran Casa Editorial. Sumido en su trabajo,
fue sorprendido por la secreta ria de RAFAEL, quien lo abordó a través de la
ventanilla de su oficina…..
(…)
-Siéntese usted, mi querido MARIO- le dijo
RAFAEL, derrochando
cordialidad y acudiendo a su encuentro en forma solícita. Actos seguido, lo
condujo hasta un asiento bordeando su mesa de trabajo. Extrajo su botella
de whisky y le ofreció un trago al visitante. Pero éste rehusó beber. RAFAEL
se sirvió el suyo.
-La empresa le está muy reconocida- empezó diciendo el segundo accionista
de la Gran Casa Editorial – porque, gracias a usted, a su eficaz cooperación,
evitamos que el periódico se disolviera al caer en manos de los trabajadores.
Igualmente, esperamos que esté satisfecho con la asignación acordada para
usted en el testamento.
-Así es – respondió MARIO sin adivinar el fin que perseguía el medicastro
con aquella entrevista.
Este habló de muchas cosas, de la necesidad de reorganizar la empresa, de
efectuar cambios fundamentales “de remozar su mentalidad, ahora que nos
falta el sabio consejo del TÍO. Naturalmente que contamos con hombres
leales, decididos y eficientes como usted, mi querido MARIO….”
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GENEALOGÍA COLOMBIANA VOLUMEN III
JULIO CÉSAR GARCÍA VÁSQUEZ
Finalmente, se refirió a la forma como estaban di stribuidas las acciones en la
empresa, de una manera dispersa “entre tanta gente qe ahora, sin duda
alguna, pretenderá anteponer su interés personal al interés sagrado de la
Gran Casa Editorial”.
RAFAEL hizo una pausa estratégica y luego abordó directamen te al pagador:
-¿Estaría usted dispuesto a vender las acciones que le fueron otorgadas? – La
pregunta tomo al pobre MARIO de sorpresa. Este parpadéo y empezó a
hablar con titubeos.
-¿Yo….vender….mis acciones? – Estaba confuso y no acertaba a coordinar la s
ideas en su mente. Pero al fin contestó negativamente.
(…)
Por causas insondables sepultadas en el alma de MARIO, éste traicionó a
RAFAEL, a la hora de la verdad. Cuando las modificaciones estructurales de
la Gran Casa Editorial fueron sometidas a votac ión en una sesión solemne de
la junta directiva, MARIO decidió el juego uniéndose al plan familiar de
HERNÁN y HENRY, el cual se vio engrosado también con los votos de
HENRY SEGUNDO, don RUPERTO y el doctor CHATARRA.
RAFAEL y DANIEL fueron ignominiosament e derrotados. Y como la votación
se hizo de viva voz, HENRY no pudo contener su indignación cuando supo
que DANIEL se había vuelto contra el clan familiar. La escena fue dramática.
Nadie, ni HERNÁN, ni HENRY, ni CHATARRA, ni el mismo don RUPERTO
sospechaban el juego que venía haciendo DANIEL, a espaldas de todos.
Cuando el muchacho emitió su voto en beneficio del medicucho, todos los
rostros sorprendidos, se volvieron hacía él.
HENRY no pudo reprimirse y se levantó de su as iento para acercarse a
DANIEL que permanecía con la faz pálida desde que conoció su derrota.
-¡JUDAS! – Le increpó HENRY y levantó el puño para descargarlo sobre su
rostro, pero varios de los presentes lo impidieron. Y fue conducido
nuevamente a un sillón. Allí, el jefe de redacción alte rno ocultó la cabeza
entre sus manos murmurando sordamente una y otra vez: “¡ JUDAS!
¡JUDAS!”.
En lo sucesivo los acontecimientos empezaron a desarrollarse con rapidez:
RAFAEL abandonó su fastuoso despacho y nunca más volvió a transponer
las puertas de la empresa. A los pocos meses se supo que había liado
bártulos y se marchó a la patria de su padre - la península-donde se dedicó a
vivir ostentosamente con las pingues ganancias que le representaban sus
acciones en la Gran Casa Editorial.
DANIEL, sumido en la abyección, sorprendió a todos cuando abandonó
inopinadamente a su familia y prácticamente escapó con una modesta
redactora del periódico con quien mantenía relaciones secretas desde hacía
algún tiempo. Descubierta su tradición a quienes lo habían encumbr ado hacia
posiciones altas y le habían dado prestigio, escondió su pequeñez de alma en
el anonimato. ¡Jamás volvió a ser nombrado por alguien!
(…)
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Don RUPERTO no pudo soportar la soledad que agobiaba su ocaso y una
mañana fue hallado muerto en su lecho, paralizado al fin su turbulento
corazón.
PEDRO, el jefe de grabación, informó a GLORIA de la muerte de don
RUPERTO. Pero lo tuvo que hacer, hallándose ya fuera del periódico, del
cual fue despedido cuando, tiempo después de estos acontecimientos, se
descubrió su juego con DANIEL. Y poco más tarde, por influencia de la Gran
Casa Editorial, el supuesto diplomático de Gloria en Europa, fue declarado
insubsistente…..
El Nuevo amo de la Gran casa Editorial, el omnipotente HERNÁN, asumió la
dirección del periód ico. Y sin curarse aún el doloros o recuerdo del CHULI,
empezó a rodearse de jovencitos afeminados a quienes hizo nombrar como
sus asistentes.”
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